Más de una vez hemos dicho que Robin Scherbatsky es el arma secreta de "Cómo conocí a vuestra madre", el personaje que siempre funciona, si los guionistas se acuerdan de que existe. Por suerte, en las dos últimas temporadas decidieron darle el protagonismo que otras veces sólo había tenido a rachas, mostrándonos su intento por tener una carrera respetable como periodista (sin poder librarse de ese genial Sandy) y, al mismo tiempo, sus sentimientos sin resolver por Barney, unos sentimientos que son mutuos y que vienen desde aquel Robingate de la tercera temporada.Robin funciona tanto en el lado humorístico como en el de comedia romántica, y no es de extrañar que Barney haya asumido un poco el papel de Ted en estos capítulos de la octava entrega. Al fin y al cabo, ya sabemos cuándo va Ted a conocer a la Madre, pero no el camino que lleva a Barney y Robin y al resto del grupo hasta ahí.
El momento final de ese "The final page" encapsula todo ese lado de romcom que la serie ha tenido desde el principio, usando sus convenciones y jugando con ellas lo justo para que no nos sintamos como una versión televisiva de "Tienes un e-mail". La proposición final recuerda un poco a aquella cita concentrada en dos minutos de Ted y Stella, en cuanto a que "Cómo conocí a vuestra madre" puede jugar de modo consciente, inteligente y efectivo con las normas de las comedias románticas sin dejar de ser una, y tal vez esto explique por qué este género casi ha caído en desuso en el cine.Además, ver juntos a Neil Patrick Harris y Cobie Smulders sigue siendo de las cosas más entretenidas de la serie, junto con Marshall en plan niña y Lily enfadada. Y sí, seguramente habrá novena temporada, pero ya hablaremos de ello cuando la octava se acabe.
La animación stop motion ha dejado en los últimos tiempos algunos clásicos que van desde "Pesadilla antes de Navidad" a los muñecos de plastilina de Aardman (y no sólo Wallace y Gromit), pero parecía que sólo Tim Burton y sus colaboradores podían hacer stop motion que jugara con las convenciones de las películas de terror. Sin embargo, curiosamente, el mismo equipo de "Los mundos de Coraline" ha logrado algo sí con "El alucinante mundo de Norman", que alcanza además un nivel técnico realmente impresionante, y que disfraza una historia de inadaptados y matones de maldiciones de brujas y levantamiento de muertos de su tumba. El punto de partida es sencillo; Norman es un chico peculiar que puede ver y hablar con los fallecidos, al que un día le encargan la tarea de evitar que se cumpla la maldición que una bruja hechó sobre el pueblo más de 300 años atrás. En ello acabará involucrada una galería de personajes típicos de las cintas de terror adolescente (la rubia tonta, el atleta buenorro, el amigo simpático...), pero toda la historia tiene un cierto giro que la saca de esas concepciones que podemos tener tanto sobre el terror de instituto como sobre la animación para niños.
Su mensaje sobre que no pasa nada por ser diferente y que no es bueno ser un solitario que aparta a todo el mundo está ahí, pero la película nunca te sermonea sobre ello, y los personajes enseguida se convierten en entrañables y divertidos. Tiene algunos toques de humor realmente inspirados y también hace gala de un gran corazón, y no necesita intentar pasarse de lista e ingeniosa. El juego con las historias de muertos vivientes y maldiciones está bien llevado, y se pasa un rato mucho más que entretenido con ella. Y resulta curioso descubrir después que Anna Kendrick, Casey Affleck, Leslie Mann o Kodi Smit-McPhee (el niño de "La carretera") son algunos de los actores que prestan sus voces a los personajes, poniendo poner un poco la guinda del pastel, como quien dice.
Música de la semana: Carter Bays y Craig Thomas, los creadores de "Cómo conocí a vuestra madre", tienen (o tenían) un grupo llamado The Solids, que casualmente es el que aporta la sintonía a la serie, "Hey, beautiful".
No hay comentarios:
Publicar un comentario