Cuando los periodistas estadounidenses empezaron a ver "La noche más oscura", no era raro que alguno la describiera como una mezcla entre "Zodiac", "Rubicón" y "Homeland", y lo cierto es que es una receta que describe bastante bien cómo es la película y, en concreto, cómo es el retrato de la protagonista en su centro, Maya, una joven analista de la CIA que, desde que es reclutada por la agencia, sólo se dedica a una tarea; encontrar a Osama Bin Laden. Es una tarea que le llevará más diez años, en la que perderá a colaboradores, su vida personal y se puede decir que hasta a ella misma. De hecho, el plano final de la película es el mejor comentario sobre todo lo que hemos visto antes, un plano que parece preguntarse a qué precio se ha conseguido lo que se ha conseguido. Además, casi es el único momento en el que el equipo formado por Kathryn Bigelow, Mark Boal y Jessica Chastain se permiten algo de humanidad y vulnerabilidad, incluso algo cercano a una toma de partido, porque si por algo destaca "La noche más oscura" es por tener más el tono de un reportaje periodístico, de una fría sucesión de hechos que no te dice lo que debes pensar; te dice que las cosas pasaron y son así, que todo es bastante más complejo de lo que nos gustaría y que nosotros somos libres de pensar lo que queramos sobre ello.
Esa fría postura es lo que les ha hecho objeto de la gran parte de las críticas negativas, que desearían que Bigelow y Boal hubieran dejado claro si apoyan o no que la CIA torturara a detenidos en cárceles secretas desperdigadas por todo el mundo, actuando con total impunidad e ignorando todas las convenciones internacionales al respecto. Ellos optan por otra postura, la de mostrarte que esas brutales torturas eran métodos de interrogatorio utilizados de modo muy habitual por la agencia y que estaban aprobados por los altos mandos, y que los operativos que las llevaban a cabo las ejecutaban con la misma frialdad con la que luego ven la entrevista de Obama en la que condena dichas torturas, y la aceptan de la misma manera. Son sus directivas, y las cumplirán de todos modos. Esto ha suscitado, además de una investigación del senado de Estados Unidos sobre si a Boal le dieron información clasificada sus contactos en la CIA, un debate aún más interesante sobre lo complicado que es ver y emitir una opinión sobre una película tan fría sin estar filtrada por las opiniones personales del propio crítico. "La noche más oscura" no juzga, somos nosotros los que aportamos nuestros juicios cuando la vemos.
Dejando de lado eso, que nos daría para estar discutiendo sin parar durante días, hay dos cosas innegables, y son que Bigelow sabe mejor que nadie dirigir escenas de acción y crear tensión, y manejarla, y que Chastain hace un gran trabajo sosteniendo toda la película con su retrato de Maya, esa mujer cuya obsesión por encontrar a Bin Laden es lo que la mantiene en marcha a lo largo de todo ese tiempo, y a pesar de todos los inconvenientes que se va encontrando. Su tozudez, su enfrentamiento frontal con sus compañeros y hasta con su jefe en Pakistán, su determinación y, por qué no, también sus ansias de venganza la llevan a convertir su cerebro y su capacidada en la máquina de "matar" más fría y precisa de la CIA. Como pasaba en "En tierra hostil", Maya es un personaje marcado por su entrega absoluta a esa obsesión en la que se transforma su trabajo, al subidón de adrenalina de seguir una pista y saber que es correcta. ¿Pero cómo sigues una vez que terminas tu misión?
P.D. podcastero: Con el comentario sobre los dramas de cable (e ingleses) más destacados de 2012 terminamos los especiales de "Yo disparé a JR". Alberto Rey, de "Asesino en serie", es nuestro invitado en este programa.
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