Eran los Globos de Oro de las mujeres. Se veía ya en las nominaciones y en la elección de presentadoras (unas Tina Fey y Amy Poehler que se salieron, así, directamente. Sólo les faltó un "bitches get stuff done") y se terminó de confirmar en los galardones televisivos, especialmente, y en la sensación de que, para unas cuantas premiadas, estos galardones han sido su espaldarazo, la confirmación de que lo "han hecho", como dicen los anglos, y de que se han instalado firmemente en la lista A de Hollywood. Eso va para Jennifer Lawrence y Jessica Chastain, que se repartieron los premios a mejor actriz de comedia y drama en cine y que dirimirán el próximo Oscar entre ellas, y va por encima de todo para Lena Dunham, que consiguió un doblete a lo Tina Fey al ganar el Globo a mejor actriz de comedia y el de mejor comedia para su criatura, "Girls", la serie con la que se tienen las discusiones más encendidas desde que terminó "Perdidos". Ver a Fey mencionándola en el monólogo inicial, y luego cómo Dunham se acordó de ella cuando fue premiada como actriz, fue un poco como presenciar el paso de la antorcha de una a otra.
Las victorias de la comedia de HBO (y de "Game change") no fueron demasiado sorprendentes, como tampoco lo fue que "Homeland" repitiera los reconocimientos que recibió en los Emmy, y los fans de "Breaking Bad" tuvieron que conformarse con ver a Bryan Cranston subir al escenario cuando "Argo" se llevó el premio a la mejor película de drama, consuelo no sabemos si escaso después de que Ben Affleck no lograra estar nominado al Oscar al mejor director. Los dobles Globos en película y director de la cinta eclipsaron un poco a la otra gran vencedora de la noche, "Los miserables", que acaparó la atención en el apartado de comedia o musical no sólo llevándose el premio gordo o viendo reconocida a Anne Hathaway por tres minutos de devastadora canción en primer plano (más o menos, lo mismo por lo que Jennifer Hudson recogió premios por doquier por "Dreamgirls"), sino haciendo que Hugh Jackman batiera al teóricamente favorito, Bradley Cooper, lo que compensó por que una cachonda Adele y "Skyfall" le arrebatara el Globo a mejor canción.
Al final, se ha hablado menos de los ganadores que de los discursos (con destacado para Jodie Foster, que jamás ha sido tan sincera encima de un escenario), las incesantes bromas de Fey y Poehler siempre que aparecían en pantalla o, especialmente, de algunas de las declaraciones que los premiados hicieron en la sala de prensa. Realmente, leyendo esos resúmenes del backstage, sorprende que alguien permita que se hagan a veces preguntas tan estúpidas como si bailar no es lo suficientemente masculino (se la hicieron a Hugh Jackman), pero también acaba habiendo espacio para que, después de que 2012 viera la institucionalización del término hate-watching, algunos actores comentaran con bastante honestidad cómo veían algunas de las críticas que se les habían hecho. Christoph Waltz, ganador a mejor secundario por "Django desencadenado", lo expresó muy bien al señalar que "debería ser polémico si haces una película sobre una historia con la esclavitud de fondo. Tienes que estar preparado para una discusión polémica. Me gustaría que más películas nos dieran la oportunidad de hablar sobre temas que nos preocupan hoy", unas declaraciones que podrían adscribirse igualmente a "La noche más oscura".
Hay tantos resúmenes y análisis de los Globos de Oro, lo que la gala dio de sí y lo mejor y lo peor de la alfombra roja, que es redundante seguir hablando de ellos. Si queréis saber quiénes fueron todos los ganadores, en Imdb podéis verlos, y también podéis echar un vistazo aquí al festival del negro que fue esa alfombra roja. Yo sólo voy a comentar la "cota de malla" de Emily Mortimer, lo bien que fueron siempre Tina Fey y Amy Poehler, la elegante familia Fox, las supergafas de sol de Daniel Craig, Damian Lewis y Helen McCrory, estupendos, el saludo entre George Clooney y Julianna Margulies, o Ben Affleck y Sofía Vergara haciendo un poco el tonto. Y una cosa sí se ha comentado en todos los blogs estadounidenses; Seth MacFarlane tiene ahora un listón muy alto que superar.
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