Desde principios de la última década, la productora Bad Robot ha producido algunas de las series más seguidas por el fandom en la televisión estadounidense, series que los espectadores suelen identificar con el nombre su productor ejecutivo, J.J. Abrams, aunque él no haya hecho más que ayudar a su creador a ponerlas en pie. El sucesor de Steven Spielberg como rey del entretenimiento mainstream en Hollywood hace tiempo que está más dedicado al cine (su próxima película es la secuela de su reboot de "Star Trek"), pero su asociación con la televisión no se rompe porque, todas las temporadas, Bad Robot tiene algún que otro título en antena. Con el final de "Fringe" el pasado viernes, ahora mismo esa selección de títulos se reduce a "Person of interest", en CBS, y "Revolution" en NBC, pero el año que viene puede volver a aumentar.
Lo curioso es que, aunque Abrams ya no se involucre en la creación de ninguna de esas series desde la fallida "Undercovers", todas ellas acaban guardando los mismos puntos en común, como si el bueno de J.J. les hubiera dado un último repasito antes de que empezaran a tomar forma. Esos puntos se trasladan también en muchas ocasiones a las películas ("Super 8" es un pequeño compendio de muchos de sus intereses), pero donde es más divertido encontrárselos una y otra vez es en la televisión. En ocasiones, nos ayudan a distinguir una serie producida por Bad Robot antes de que veamos los títulos de crédito.
- Protagonistas femeninas fuertes: Las dos primeras series de Abrams fueron "Felicity" y "Alias", que son los ejemplos más claros de esa tendencia de tener a una mujer en el centro de buena parte de las tramas (así empezó también "Fringe", la protagonista central de "Alcatraz" era una detective y una chica era nuestra puerta de entrada a "Revolution"). No es raro que acaben siendo heroínas de acción y las tipas más duras del lugar. Fijaos en la Kate de las dos primeras temporadas de "Perdidos", por ejemplo.
- Saltos temporales: Los viajes en el tiempo y sus derivados son otro aspecto muy querido por Abrams, que ha producido títulos como "Alcatraz", con una premisa totalmente comprometida por un viaje temporal, y otros en los que acaba habiendo paradojas y bucles temporales de diversa índole. "Perdidos" y "Fringe" quizás sean los ejemplos más claros.
- Trama serializada: Incluso cuando intentan crear series más autoconclusivas, los chicos de Bad Robot incluyen de fondo siempre una mitología que acaba teniendo más importancia de la que parecía en un principio. Hasta en "Person of interest" se da esta situación.
- Relaciones paterno-filiales: Lo más habitual es que alguno de los protagonistas tenga una relación difícil con su padre, llena de conflictos sin resolver. Ya sean Sydney y Jack Bristow, Jack y Christian Shephard, Peter y Walter Bishop, o hasta Charlie Matheson con su madre, más que con su padre, en "Revolution", las series de Bad Robot siempre tienen en su centro algún tipo de problema entre los hijos y sus padres.
- Muertes inesperadas: No siempre funcionan, pero estos títulos no tienen miedo de matar a algún personaje que parecía muy importante para forzar una evolución en el resto.
- Los cliffhangers: Evidentemente, Abrams y sus colaboradores no inventaron los cliffhangers, pero suelen sacarles un gran provecho. Series como "Alias", "Perdidos" y "Fringe" han tenido cliffhangers de final de temporada que figuran entre los más sorprendentes y, en general, los mejores de los últimos años, y de lo que no se puede acusar a sus series es de no evolucionar, aunque luego las evoluciones no funcionen como se esperaba.
- Y, por supuesto, las bolas rojas.
P.D.: De "Fringe", J.J. Abrams y cómo muchas de sus series serializadas intentan no repetir los errores de "Alias" hablaremos el sábado en la primera edición del BirraSeries Alicante.
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