A estas alturas, ya sabréis que "Twin Peaks" va a volver. Lo hará en una miniserie de nueve capítulos que se verá en Showtime en 2016, después de un par de días de especulaciones locas sobre los tuits crípticos y ambiguos que David Lynch y Mark Frost habían dejado a lo largo del fin de semana. Los rumores sobre la resurrección de la serie venían en realidad de bastante atrás, habiendo tomado bastante fuerza este verano con la edición en Blu-Ray de las dos temporadas y de "Fuego camina conmigo", la película continuación con la que Lynch contó la última semana de vida de Laura Palmer, pero no se les había dado más crédito que eso, rumores lanzados aprovechando que ese pack volvía a ponerla de actualidad. Sin embargo, la cercanía del 25º aniversario de su estreno hacía que se tuviera sospechas de que podía haber algo de verdad en todas las especulaciones. Eso sí, no se sabe nada de sobre lo que versará ese regreso. Se dice que será una continuación de la trama, pero ambientada en la actualidad, y tal y como terminó el agente Cooper, será interesante ver qué se saca Lynch de la manga.
El factor nostalgia, y el reciclaje de viejas ideas que se ha puesto tan de moda en televisión últimamente, han decidido a Showtime a apostar por "Twin Peaks". Las cadenas están tirando de títulos ya conocidos previamente (y a ser posible muy queridos por el público) para llamar la atención de potenciales espectadores, y da la sensación de que el "mal" que sufre Broadway desde hace tiempo (que sólo se estrenen adaptaciones musicales de películas de éxito) ha terminado alcanzando de lleno a la televisión. Algunas de estas continuaciones y nuevas versiones resultan ser buenas series, como ha ocurrido recientemente con "Fargo", y otras refuerzan nuestra sensación de que cuando algo se acaba, hay que dejarlo descansar en paz. El caso de "Twin Peaks" va a ser curioso, pues David Lynch y Mark Frost van a estar totalmente implicados en la escritura de los guiones y en la dirección de los episodios, y la traslación del universo lynchiano a la televisión puede mantener el mismo gancho que tuvo en 1990.
Lo que sí va a hacer esta noticia es que mucha gente que nunca viera la serie original le dé una oportunidad, y con todo merecimiento. "Twin Peaks" mostró a la gente que hace televisión que podía producirse, y emitirse, una serie con un look totalmente cinematográfico, con una trama confusa (por decir algo) y una atmósfera de intriga surrealista muy eficaz y pocas veces vista en la pequeña pantalla antes (y después, que el cuarto rojo no es tan fácil de emular). Su primera temporada, de sólo ocho episodios, es todo un hito, culpable de buena parte de las cosas que ahora nos parecen de lo más normal en las series de prestigio del cable, y si Internet hubiera estado al nivel de desarrollo e implantación, que se encuentra ahora, Twitter habría implosionado varias veces con las discusiones sobre quién mató a Laura Palmer, qué demonios era Bob y por qué al agente Cooper le chiflaba el café. ¿Era una pista oculta de algo?
No, no lo era. Era simplemente una muestra del sentido del humor de la serie. Porque "Twin Peaks" es tremendamente divertida. Los soliloquios a Diane de Cooper en su grabadora (o el propio Lynch haciendo de su jefe sordo del FBI) eran sólo una muestra de que "Twin Peaks" podía ser misteriosa, extraña, culebronera (reconocido sin ambages por Lynch y Frost), malsana, incomprensible y muy graciosa. Ahora, también es verdad que pocas imágenes resultan más difíciles de sacar de la cabeza que el primer vistazo de Cooper al interior de aquel vagón de tren.
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