En cuanto a factor de entretenimiento, protagonistas bien elegidos e ideas claras con respecto a qué tipo de serie quieren hacer, pocos estrenos igualan a “The Flash” y “Jane the virgin”, y especialmente a la segunda, con un arranque memorable y muy divertido en el que manejan de un modo experto todos los tonos y piezas de la serie, que no son pocos. También podría decirse que, para no romper la tendencia de los últimos años, las networks sí que han presentado algunas comedias prometedoras, tipo “Black-ish”, “A to Z” y “Selfie”, que se benefician del ritmo de trabajo en las cadenas en abierto para ir puliendo o descartando lo que falla y apostando por lo que funciona. No obstante, en cuanto a dramas con ciertas aspiraciones, sólo ha habido un estreno digno de mención, y ese es “The affair”, en Showtime, cuya narración dual construye una serie intrigante y que no busca el shock, sino explorar las motivaciones y los recuerdos de sus personajes.
Obviando todo esto, el otoño aún no puede situarse, en cuanto a estrenos, a la altura de un verano en el que hubo una racha en la que cada nueva serie que aterrizaba en las parrillas aspiraba enseguida a colarse en las listas de las mejores novedades del año. Bastantes de ellas han pertenecido al cable, ya que el estío es más su época de estrenos, y si han destacado en general por algo, es por resultar bastante diversas en temáticas y tratamientos. Ha habido desde comedias románticas que han conquistado al público poco a poco, como “You’re the worst”, a adaptaciones literarias que resultaban mejores de lo que nadie esperaba, tipo “Outlander”. También ha habido hueco para series de época con un tratamiento muy del siglo XXI, como “The Knick”, y otras más tradicionales que apostaban por crear una atmósfera que engullera a sus personajes, caso de “Manhattan” o hasta “Halt and catch fire”. Y luego estaban las otras series de época, las que se iban al terror más decimonónico y se labraban su propia personalidad en él, que es lo que ocurrió con “Penny Dreadful”.
A grandes rasgos, el verano televisivo ha resultado más estimulante que lo que llevamos de otoño, porque también hay que contar en él producciones no estadounidenses como “The honourable woman”. Los proyectos que se estrenaban eran, en general, más imaginativos, tenían algo que decir más concreto y mejor articulado que buena parte de los estrenos de la nueva temporada, pero éstos tienen todavía la ventaja de que la temporada es joven y aún pueden mejorar. Las comedias, sobre todo, pueden experimentar un notable salto de aquí a diciembre, por ejemplo, algo que los espectadores de “Brooklyn Nine-Nine” el año pasado bien pueden atestiguar. Si no, va a resultar realmente curioso que en las listas de los críticos de las novedades más destacables del otoño figuren dos series tan diferentes como “Jane the virgin” y “The affair”.
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