Uno de los efectos colaterales de ese gran interés por las series que se desató a partir de la temporada 2004/05, y del fenómeno en el que se convirtió “Perdidos”, fue la popularidad que ganaron los creadores de esas series. Entre la facilidad que daba internet para que los fans interactuaran con los responsables de sus títulos favoritos, y el auge del cable y de los elogios hacia los “visionarios” que estaba revolucionando las series allí, era casi inevitable que los guionistas detrás de esas obras acabaran saltando delante de las cámaras para hablar sobre cómo surgió la idea de la serie, para explicar su proceso de escritura o para resolver las cuestiones que los fans pudieran tener. Ahora, todos sabemos quiénes son Kurt Sutter, Shonda Rhimes, Terence Winter o Mike Schur, y estamos tan pendientes de sus nuevos proyectos como podríamos estarlo de la nueva película de David Fincher, por ejemplo.
Es algo de lo que hemos hablado en otras ocasiones, de ese ascenso a la fama del showrunner y de cómo su popularidad entre los seguidores de una serie está al mismo nivel que el de su gran protagonista. Se nota también en la cantidad de libros y especiales que se hacen sobre ellos, desde las ya célebres mesas redondas de The Hollywood Reporter y Los Angeles Times, a títulos sesudos sobre las mentes detrás de las tan cacareadas mejores series de la historia (“Hombres fuera de serie”) o series como “Creadores prodigiosos”, de Canal+, o “The writers’ room”, de Sundance Channel. Lo que apunta a ser uno de los retratos más completos de esa figura, el documental “Showrunners”, llega a iTunes y algunos cines en Estados Unidos y el Reino Unido el próximo día 31, y lo hará precedido de un libro, con el mismo título, que sirve como “acompañamiento oficial” de la película, ampliando algunas de las cosas que se traten en ella.
Este “Showrunners. The art of running a TV show” aspira a explicar exactamente qué es un showrunner, cómo se puede llegar a ser uno, qué tareas conlleva y cómo es su día a día. Lo hace a través de entrevistas con un buen número de showrunners, desde Shawn Ryan y David Shore a Joss Whedon y Janet Tamaro (“Rizzoli & Isles”), y todos cuentan su experiencia al frente de una empresa que debe producir un programa de televisión a la semana, y en la que pueden trabajar 300 personas. El libro no busca analizar las personalidades de estos guionistas, o establecer qué hace que sus series tengan cierta repercusión o calidad, sino que quiere acercar a los aficionados cómo funciona la industria televisiva estadounidense. Explica desde lo que es la temporada de pilotos a los problemas que a veces pueden surgir entre dos personas que comparten la producción ejecutiva de la serie, y busca zambullirnos en ese mundo a través de lo que cuentan quienes desempeñan esa labor.
La figura del showrunner es todavía intrínsecamente americana, una necesidad en series que tienen que producir entre 13 y 22 capítulos por temporada, en las que hay un equipo de guionistas que se encarga de escribir los guiones y donde, a lo mejor, el lugar de rodaje está a miles de kilómetros de la oficina en la que trabajan los escritores. Habrá quien eche de menos a creadores clásicos en este tema, como David Chase o Alan Ball, pero sólo aparecen los showrunners a los que se entrevistó para el documental, que en ese momento tenían una serie en emisión y actuaban realmente como showrunners, no sólo como productores ejecutivos sin una involucración directa en el trabajo diario. El libro permite despojar la labor de glamour y de cualquier idealización, pero también ayuda a que valoremos mejor lo que vemos en pantalla.
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