30 abril 2014

Sangre nueva en el late night

Los late night shows ya no son lo que eran hace treinta años en la televisión estadounidense, no tienen la misma influencia cultural y social que cuando Johnny Carson presentaba "The Tonight Show" o David Letterman debutaba justo detrás de él. Entre los 70 y los 80, ambos redefinieron el formato, con su mezcla de actualidad, humor, entrevistas y actuaciones musicales, y pusieron las bases de toda una manera de hacer estos programas que después trasladaron a otros lugares gente como Andreu Buenafuente o hasta Jonathan Ross. Hubo una época en la que el relevo del presentador de uno de estos espacios levantaba casi la misma expectación que despierta en el Reino Unido saber quién será el próximo Doctor. La guerra entre Jay Leno y Letterman por suceder a Carson llegó a tal extremo, que hasta se rodó una tv movie, basada en un libro al respecto, llamada "Los reyes de la noche".

El programa de las 23:30, especialmente en NBC, es toda una institución, y aunque con el paso de los años, y la proliferación de formatos parecidos en otras cadenas y los informativos satíricos de Comedy Central, haya perdido parte de su lustre, todavía es tenido en cierta consideración. El culebrón que se organizó con el primer amago de retirada de Leno, y el fallido relevo a cargo de Conan O'Brien, fue una muestra de que "The Tonight Show" todavía importaba en el siglo XXI, y que los late night aún tienen cierto tirón (más allá de su capacidad para convertir en virales algunos segmentos) lo demuestra la cobertura que los medios estadounidenses están haciendo de la renovación casi total que se está produciendo de sus presentadores. Leno y Letterman, que eran los exponentes que quedaban de los herederos directos de Carson, se han retirado, y en su lugar han llegado tipos más jóvenes, forjados en otro tipo de comedia, que tienen ante sí el reto de mantener con vida un formato que podría parecer agotado.

La NBC ha tirado de Jimmy Fallon y Seth Meyers, dos ex componentes del reparto de "Saturday Night Live", para llevar "The Tonight Show" y "Late night with", y ambos han aportado la frescura que da el estrenarse en esas labores. Fallon ya tenía la experiencia de haber presentado antes el programa más tardío, y lo que ha hecho en realidad es trasladar prácticamente las mismas cosas al escenario principal, incluyendo sus historias del rap con Justin Timberlake, sus duelos de playback son sus invitados, y sus juegos tontorrones y simpáticos, mientras Meyers se dedica a tirar de sus amigos y colaboradores en SNL. La cadena parece tener bien cubiertas todas las noches, y ahora lo interesante llega en CBS. El anuncio de que Stephen Colbert sería el reemplazo de Letterman fue recibida con mucha expectación. Colbert es conocido por el personaje del republicano mordaz e irónico que parodia e interpreta al mismo tiempo en "The Colbert Report", y será interesante qué hace cuando tenga que ser él mismo.

Ahora, lo que la cadena tiene que decidir es qué hace con "The Late, Late Show", el más irreverente de todos, una vez que Craig Ferguson ha anunciado que también se marcha. El programa está inseparablamente unido a su humor un poco tonto y alocado y a sus entrevistas relajadas y divertidas, en las que el invitado casi nunca habla de lo que ha ido a promocionar, y por eso fue durante bastante tiempo una especie de secreto a voces, la joya escondida entre todos los late night. Alguien que se atreve a hacer todo un programa sin público, simplemente charlando con Stephen Fry, ya merece un poco de atención. Lo curioso, sin embargo, es que todas las opciones de introducir savia nueva a esas horas siguen estando dominadas por hombres blancos, generalmente protestantes. Entre todos los presentadores de este formato con cierto nombre en la actualidad, sólo Arsenio Hall (otro gran renovador en los 80 y 90) y Chelsea Handler (que se marcha a Netflix) se salen de la norma. Y en medio de todo este torbellino, sólo aguanta en ABC Jimmy Kimmel, aprovechando tanto cambio para intentar arañar audiencia con sus tráilers paródicos de blockbusters después de los Oscars.

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