En la compleja de mitología que "Fringe" fue construyendo sobre la guerra entre los dos universos había una especie de soldados que servían de avanzadilla de los malos, soldados artificiales que tenían la capacidad de cambiar de forma y, de ese modo, podían asumir la identidad de cualquier persona que se cruzara en su camino. Algunos de ellos hasta adoptaron tapaderas como personas normales, hasta el punto que se les presentaba el mismo problema que podían tener los espías durante la Guerra Fría, o los cylones humanos de "Battlestar Galactica", o los replicantes de "Blade Runner"; empezaban a pensar que su identidad falsa era la verdadera. En este caso, esos cambiaformas se creían y se sentían humanos y, cuando llegaba el momento de que salieran de su estado latente y pasaran a la acción, tenían no pocos problemas para poder hacerlo. Los ya mencionados replicantes cambiaron por completo el modo en el que se representaba a los robots y los androides en el cine, con sus recuerdos humanos implantados y su voluntad por escapar de su gecha de caducidad de tres años, y si se notaba su influencia en "Fringe", aún se nota con más fuerza en "Almost human".
Es inevitable que se note porque su creador es J.H. Wyman, que supervisó con Jeff Pinkner casi todas las temporadas de aquella serie, y desde las primeras escenas nocturnas de la ciudad en el piloto, ellos mismos nos están enseñando sus referencias (que incluyen también "Minority report" y, por supuesto, "Alien Nación", como no pocos críticos estadounidenses han apuntado). Hasta podemos tener algún que otro dejà vú, muy curioso, a "Continuum" gracias a esos análisis fisiológicos que los policías sintéticos hacen de los sospechosos. Porque lo que es "Almost human" es una serie de policías en la que los protagonistas son un androide de un modelo que se descartó por ser demasiado "emocional", y un detective que carga a cuestas con la culpa de una operación que fue un fracaso y en la que murió su anterior compañero. Los dos viven en 2048, un futuro lleno de una tecnología totalmente fuera de control, que puede conseguir maravillas y, al mismo tiempo, facilitar horribles crímenes, y todos los policías humanos patrullan con un androide que a veces no parece más que una versión pellejuda y con aún menos sentido del humor de C3PO.
Por supuesto, teniendo en cuenta que esto es una serie de policías a la vieja usanza, con dos detectives de personalidades diferentes en su centro, necesita que Karl Urban y Michael Ealy desarrollen esa dinámica de conversaciones en el coche y aceptación progresiva uno del otro que deben tener John Kennex y Dorian, y lo cierto es que lo tienen bajo control desde el piloto. Como de costumbre, el resto de "Almost human" (con Lily Taylor haciendo de Broyles, Minka Kelly de Charlie Francis y Mackenzie Crook de una versión menos lisérgica de Walter Bishop) tiene todavía trabajo por delante. La construcción de ese mundo futuro remite a multitud de obras que ya hemos visto (va a ser divertido cuando empiecen a compartir escenarios con "Continuum", pues creo que ambas se ruedan en Vancouver), y aunque han empezado con un caso de robots sexuales con unas connotaciones realmente perturbadoras, la parte policial no es todavía algo que destaque. Una serie de casos requiere que éstos sean interesantes.
De todas formas, teniendo la experiencia pasada de "Fringe", quizás habría que esperar un poco para determinar si "Almost human" va más allá aparte del dúo Urban-Ealy, o para descartarla como una oportunidad perdida de lograr una buena serie de ciencia ficción. Por lo que nos enseñaron al final del piloto, el pasado de Kennex parece que va a proporcionar el arco serializado de fondo ya clásico en las producciones Bad Robot, y si logra que sus personajes acaben teniendo tanto corazón como adquirieron con el tiempo los de "Fringe", puede ser una serie que merezca la pena, Pero sólo lleva dos capítulos. Todavía puede ir en cualquier dirección, incluso mala.
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