Un derivado bastante usual del éxito de una serie de ciencia ficción suele ser la aparición de especiales, y hasta de libros, sobre si la parte científica que aparece en ella se ajusta a la realidad o no. No hablamos tanto de si los vipers de "Battlestar Galactica" o las naves de "Babylon 5" se mueven por el espacio como lo haría realmente una nave por el espacio, y no un caza por el aire, sino sobre una puerta estelar como las de "Stargate" podría darnos paso a otros mundos, o si los experimentos de Walter Bishop y William Bell sobre universos paralelos en "Fringe" tienen algún fundamento. Algunas de esas series tienen sus propios libros que exploran ese lado científico ("Fringe" lo tiene, por ejemplo, y dedicó un extra del DVD de su primera temporada al tema), pero probablente sean "Star Trek" y "Doctor Who" las campeonas en este aspecto.
La primera, por ejemplo, inspiró al físico mexicano Miguel Alcubierre, en 1994, a estudiar la posibilidad de que el motor de curvatura de la USS Enterprise fuera plausible. De sus estudios teóricos surgió el motor de Alcubierre, que utiliza la teoría de la relatividad de Einstein para construir un motor teórico que permitiría viajar más rápido que la luz al "doblar" el espacio-tiempo por detrás y por delante de él. Y ya sabemos que hay no pocos físicos intentando averiguar si la teletransportacióin sería posible, aunque por ahora sólo ha conseguido teletransportarse un electrón. "Star Trek" es, posiblemente, la mayor generadora de experimentos y artículos especulativos de este estilo (con permiso de los superhéroes), pero como no es la que cumple 50 años el próximo sábado, ahora estamos todos más centrados en "Doctor Who".
Aunque el Doctor utilice mucha tecnojerga casi sin sentido para explicar algunas de las cosas que pasan en sus aventuras, la mayoría de esas explicaciones no tiene mayor importancia más allá de la trama del capítulo en concreto. Sin embargo, sí que ha generado bastantes charlas, libros y especiales televisivos que intentan acercar a los espectadores algunos de los conceptos que maneja la serie, como el del viaje en el tiempo. El último de esos especiales es "The science of Doctor Who", que BBC emitió hace unos días dentro de su programación por el medio siglo de la serie, y que cuenta con Brian Cox como su presentador. En realidad, es más una conferencia de Cox, que está reconocido como el divulgador científico más importante desde Carl Sagan, en la que explica, por ejemplo, cómo se descubrió que la velocidad de la luz es constante, y qué implicaciones tiene, habla sobre la posibilidad de que alguno de los planetas extrasolares descubiertos hasta ahora tenga las condiciones necesarias para albergar vida y explica qué es un agujero negro (como el que impulsa a la TARDIS) y si uno de ellos tendría la capacidad de hacernos viajar al pasado.
Es una charla de una hora bastante amena, que cuenta con pequeñas experiencias en las que Cox explica visualmente algunos conceptos, desde cómo el tiempo se frena en las proximidades del horizonte de sucesos de un agujero negro a los diferentes colores que adoptan los elementos químicos al reaccionar con el calor (o al enunciado de Einstein de que el tiempo es relativo), pero que quizás decepcione a quienes la vean esperando que hablen de "Doctor Who". El 11º Doctor aporta unas pequeñas cortinillas ("Shut up, Brian"), pero poco más. Cox habla más de Michael Faraday que del Doctor, pero para quienes tengáis cierta curiosidad por estos temas, es bastante interesante.
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