"Twitter hundió "Homeland"". Quizás ayer alguno os encontraráis por, precisamente, Twitter con esta sentencia que servía a varios usuarios para enlazar un artículo de El País que hablaba sobre la creciente importancia que las redes sociales están adquiriendo en la medición de la recepción de una serie. Con unas audiencias en directo cada vez más menguantes, las cadenas estadounidenses, sobre todo, están buscando la manera de que los datos de los visionados en diferido durante la siguiente semana de la emisión (los famosos Live+3 y Live+7) cuenten cada vez más de cara a los anunciantes para poder venderles que las audiencias de determinada serie son mejores de lo que parecen, y ahora ha entrado en liza otro componente que resulta más difícil de medir cuantitativamente, como es la respuesta que esa serie genera en su público.
Con Twitter, sobre todo, la inmediatez que los ejecutivos y los guionistas buscaban en los foros de fans se ha acortado al segundo de que se emita determinado giro loco en "Scandal", por ejemplo, y los responsables de "The Good Wife" supieron, desde el primer momento en el que Marc Warren apareció en la serie, que a los espectadores no les gustaba la trama del marido de Kalinda. Ya se encargaron de tuitear a voces su descontento. La conversación sobre televisión se ha escorado a las redes sociales cada vez más, y España no es ninguna excepción, encumbrando cosas con audiencias reales tan mediocres como "Felipe y Letizia" o convirtiendo en éxitos programas hechos para generar esa conversación a golpe de tuit como "¿Quién quiere casarse con mi hijo?". La discusión en Twitter no se puede forzar, por mucho que las cadenas lo intenten. A la gente le puede divertir mucho comentar hasta el último detalle de "Alaska y Mario", pero puede obviar "We love Tamara". Es algo que nunca puede predecirse.
Sin embargo, de ahí a decir que Twitter puede hundir o salvar una serie va un buen trecho. En el artículo de El País se dan varios ejemplos de títulos en los que su impacto en redes sociales ha sido un factor importante para determinar su suerte, pero sólo uno (ser trending topic en Twitter no puede sustituir una audiencia de más de nueve millones de espectadores y 2,9 en los demográficos para "Scandal" el pasado jueves, por ejemplo). Hace ya tiempo que vemos que las ventas en el mercado internacional, los acuerdos con los estudios por la license fee, la sindicación, la repercusión crítica y algunas otras cosas pesan casi lo mismo que la audiencia en directo a la hora de cancelar o renovar una serie, y en España, desde luego, Twitter no tiene todavía el poder que sugiere el artículo de elevar a los altares o hundir por el barro una serie como "Homeland", por ejemplo. Ahí cuentan más los cambios de día de emisión (como moverse del martes al miércoles) y la competencia que tenga, y no tanto que un grupo de fans exprese a todas horas su aburrimiento con la serie.
Caemos en el peligro de pensar que Twitter representa al conjunto de los espectadores (o de la sociedad), y eso no es así. Y también ignoramos así una de las costumbres más peculiares de los televidentes españoles, que es olvidarse enseguida de series que en su primera temporada fueron muy vistas. Las dos primeras temporadas de "Homeland", por ejemplo, se emitieron en primavera y verano en Cuatro, y funcionaron bastante bien. Con el estreno de la tercera en Fox en octubre, muy próximo a su emisión en Showtime, la cadena decidió aprovechar el tirón y comenzar a programar también esos capítulos, pero la audiencia no ha respondido de la misma manera. ¿Es sólo porque la serie ha perdido gas? ¿Porque tiene un grupo de seguidores que no hace más que quejarse constantemente de sus evoluciones por Twitter? No vamos a negar que todo eso puede haber influido algo, pero no da la sensación de que lo suficiente como para "hundirla". Esa manía nuestra de convertir, por ejemplo, la primera temporada de "Once upon a time" en un éxito en Antena 3, y al cabo de unos meses, pasar completamente de ella en la segunda es realmente curiosa y puede ser algo más decisiva que un puñado de tuits negativos.
Le ha pasado hasta a series españolas como "¿Hay alguien ahí?", que pasan de fenómeno a fracaso en apenas meses. Da la sensación de que nos pasa como dice ese dicho inglés, "out of sight, out of mind": si no te veo, no me acuerdo de tí. Igual por eso aquella reemisión veraniega de Cuatro de las cinco primeras temporadas de "Perdidos", como preparación de cara a la última, funcionó tan bien, porque fueron todas seguidas y todos los días. En cuanto hubo que esperar un poco para que comenzara la sexta y última entrega, pareció que a la mayoría de los espectadores se les había olvidado que la serie existía (hasta que llegó el último episodio, claro).
Música de la semana: Con esto de que "American Horror Story: Coven" está ambientada (y rodada) en Nueva Orleans, vivo deseando que Ryan Murphy se atreva a hacer un crossover con "Treme" en cualquier momento. Ya ha tenido a algún actor de la serie de HBO, y a la Preservation Hall Jazz Band tocando "That's it".
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