25 diciembre 2013

Entre bodas, secretos y amores de mediana edad

Hay una generación de jóvenes directores españoles que se ha formado viendo lo que se conoce como nueva comedia americana; las películas de Judd Apatow y David Gordon Green protagonizadas por freaks y geeks y con un humor que alterna entre lo inteligente, lo entrañable y lo más cafre desde "Algo pasa con Mary". Javier Ruiz Caldera es uno de esos directores, y se notan claramente sus influencias en todas sus películas, desde la primera, "Spanish movie", hasta la última "Tres bodas de más", que parece estar "robando" ideas de "La boda de mi mejor amiga" y cruzándolas con "Cuatro bodas y un funeral" y Bridget Jones. Su protagonista, Ruth (una muy divertida Inma Cuesta), es un poco como Bridget en el sentido de que su vida personal es un desastre y ella no para de meter la pata y liarse con cualquier tío extraño que tenga cerca cuando se emborracha demasiado. En medio de una racha realmente penosa en su vida, le toca ir a las bodas de tres de sus ex novios, y en ellas va encontrándose con sus propias versiones de Hugh Grant y Colin Firth en "El diario de Bridget Jones", interpretados por Quim Gutiérrez y un Martiño Rivas que es, de lejos, lo peor de la cinta, contrastando su envaramiento con la entrega de Cuesta al personaje o esa Rossy de Palma muy Rossy de Palma, y que pone algunos de los momentos más divertidos. "Tres bodas de más" tiene, además, unos chistes bastante inspirados utilizando las canciones de la banda sonora, empezando por "Pavo real" de El Puma.

Uno de los mayores fracasos en taquilla del año ha sido "El quinto poder", la película con Benedict Cumberbatch y Daniel Brühl que dramatiza la historia de WikiLeaks, cómo publicaron los documentos internos del ejército estadounidense que exponían la verdadera naturaleza de las guerras de Irak y Afganistán y, después, aquellas comunicaciones del servicio diplomático norteamericano que convirtieron a Julian Assange tanto en el enemigo público número uno de la Casa Blanca como en un símbolo de la libertad de expresión y la transparencia. Ni la crítica ni el público mostraron demasiado interés en una cinta cuya principal competencia era un documental de Alex Gibney, titulado "We steal secrets", que exponía las miserias y los aciertos de todos los implicados, desde el propio Assange hasta Bradley Manning, el soldado destinado en Afganistán que facilitó todos esos documentos. Gibney ganó un Oscar por "Enron, los tipos que estafaron a América" y, después, se ha fijado en temas tan controvertidos y serios como los escándalos de pederastia de la Iglesia católica ("Mea maxima culpa") o las torturas realizadas por los militares estadounidenses a los detenidos en Irak y Afganistán ("Taxi al lado oscuro"), así que cuenta la historia de WikiLeaks con la misma seriedad. Resulta un documental muy interesante por cómo desmonta la figura pública de Assange a través de entrevistas con colaboradores cercanos suyos y también muestra las prácticas oscuras de Estados Unidos contando la historia del soldado Manning, que termina siendo un poco la figura trágica de toda la historia.

Nicole Holofcener es una realizadora con cierto nombre en los círculos indies, conocida por sus películas sobre las peripecias de grupos de amigos ya de una cierta edad y de clase media alta. No es ninguna debutante, y en su haber tiene también varios capítulos de series de HBO y hasta de "Las chicas Gilmore", pero quizás no había tenido tanta visibilidad hasta su última cinta, "Sobran las palabras", una comedia romántica que ha terminado siendo uno de los últimos trabajos de James Gandolfini. La nominación al Globo de Oro a mejor actriz de comedia de Julia Louis-Dreyfus ha ayudado también a darle algo más de relevancia a esta historia de dos divorciados que ya pasan de los 40, cuyas hijas están a punto de irse a la universidad, y que se conocen de casualidad en una fiesta. Los dos están mirando de frente a un futuro muy cercano en el que van a quedarse solos y, además, ya tienen tras de sí la suficiente experiencia vital para saber lo que tienen entre manos. O no, porque lo interesante de Eva es que no es la típica protagonista femenina de comedia romántica. No es adorable ni dulcemente patosa, sino que tiene muchos defectos y tiende a autosabotearse, pero también es una persona normal. Realmente, sus dos protagonistas funcionan muy bien juntos y son muy divertidos, y esta película podría haber ayudado a Gandolfini a dar un giro en su carrera e interpretar a tipos más humanos y hasta dulces como Albert.

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