22 diciembre 2013

Más amor que sexo

ALERTA SPOILERS: Si no habéis oído cantar a Virginia Johnson, o no habéis escuchado la presentación de William Masters de su estudio, quiere decir que no habéis visto el final de la primera temporada de "Masters of sex", y quizás no deberíais seguir leyendo.

Que la relación entre Bill Masters y Virginia Johnson es complicada queda claro desde el primer momento en el que se conocen en "Masters of sex". Profesionalmente, se complementan a la perfección; él es muy sistemático y tiene grandes ideas, pero le cuesta comunicarlas, mientras ella le aporta el encanto personal que necesita para tratar con los voluntarios que participan en su estudio. Hasta personalmente son un caso de opuestos que se atraen, con Bill siendo distante y raro en el trato, y Gini aportando carisma y una mejor conexión con la gente. Por eso, no es extraño que lo que hemos visto de los dos juntos en esta primera temporada haya respondido a esa dificultad para expresar el afecto y el respeto que sienten el uno por el otro, especialmente por parte de Masters. Termina reconociéndolo al colocar el nombre de Virginia al lado del suyo como firma del estudio, pero necesita sentir que todo el mundo a su alrededor se derrumba para confesarle que ella es su constante, un poco al estilo Desmond Hume, pero con menos romanticismo desatado.

Y eso que su confesión en la puerta de la casa de Gini, en medio de la lluvia, es muy de "Love Actually", pero no viene de ninguna parte. Que siente algo por ella se notaba desde el primer capítulo, cuando le propone que ambos participen juntos en el estudio. En ese sentido, resulta muy curioso ver las respuestas de Bill cuando Libby le pregunta por esa pareja que participó 23 veces en el estudio, sin que ninguno de ellos tuviera otros compañeros, y todavía es más claro comprobar en qué punto están ambos al final de la temporada; Libby tiene su hijo y no quiere avisarlo, y Bill acaba en la puerta de Virginia. Hay quien cree que, con estas historias, "Masters of sex" no es más que un culebrón que utiliza el sexo para diferenciarse,. para impactar, casi. El sexo en esta serie no es tan importante; claro que lo vemos, más como un acto que se estudia científica y experimentalmente, despojado de todo sentimentalismo o erotismo, y simplemente como el objeto de estudio al que Masters y Johnson dedicaron buena parte de sus vidas. A "Masters of sex" le interesa más el amor, las relaciones que se desarrollan alrededor del sexo y, en concreto, la habilidad o incapacidad de las personas por conectar con otras.

Tal vez por eso, la historia del matrimonio Scully haya terminado robando el show. Barton y, sobre todo, Margaret (una Allison Janney espectacular) encapsulan a la perfección el tema de la serie con sus dificultades para encontrar un terreno común entre ambos, sin saber qué es lo que la otra persona necesita para ser feliz. Barton y su homosexualidad oculta, y sus intentos de "curarse", sirven también para ir preparando el terreno para algunos desarrollos futuros en la historia de Masters y Johnson, aunque no sabemos si la serie llegará hasta ese punto en sus vidas. Pero, por otro lado, "Masters of sex" ha terminado girando más sobre las aspiraciones y ambiciones de las mujeres de la época, desde los esfuerzos de la doctora DePaul (otra secundaria estupenda) a las ganas de Jane de sentirse útil por sí misma, de hacer algo importante. Evidentemente, Virginia ha sido un importante foco de las historias, con una Lizzy Caplan sensacional que amenazaba con comerse toda la serie.

Pero Michael Sheen ha terminado mostrando las contradicciones, debilidades y puntos fuertes de Masters del mismo modo, aunque, al ser un personaje mucho más hermético, resulta más complicado que el espectador lo siga con el mismo interés que a Gini. Eso sí, es muy cierto que "Masters of sex" ha pecado muchas veces de forzar sus metáforas y de tener unos diálogos demasiado explicativos, pero ni ha intentado ser "Mad Men" ni se ha despeñado por las trampas de "Anatomía de Grey", incluso aunque fuera más convencional de lo que se podría esperar siendo de Showtime y llevando la palabra sexo en su título. Ha presentado un retrato muy interesante de todos sus personajes, especialmente del trío Bill-Virginia-Libby, y hasta ha tenido sus momentos divertidos y entrañables (entre Betty, Lester y Jane, además de Margaret, tiene un don para introducir secundarios que dejan una impresión enseguida). Su principal logro es tratar el sexo con naturalidad, y concentrarse en las relaciones personales de sus protagonistas. Y tal y como acaba la temporada, será interesante ver los cambios que traen los nuevos capítulos.

Música de la semana: Uno de los grupos que más han sonado este año en las series ha sido Haim, trío de Los Ángeles cuyo "Days are gone" se escuchó en uno de los últimos capítulos de "Revenge" antes del parón invernal.

2 comentarios:

AlbertoNahum dijo...

Estoy de acuerdo en que Margaret y su marido roban el show, por lo menos en cuanto a sutileza dramática. Son los más "vivos", por decirlo de algún modo. En otras cosas, ya ves que discrepamos amablemente :)

Por cierto, ¿cómo acaba (en la vida real) la historia de Masters y Johnson, Marina?

Unknown dijo...

Esto pueden ser SPOILERS (aviso porque os conozco).

Masters y Johnson se casaron en los 70, creo, y estuvieron casados durante 20 años. No sólo publicaron su estudio, ya en los 60, que fue revolucionario y los convirtió en famosos, sino que también publicaron otros sobre supuestas curas de la homosexualidad. Virginia nunca estuvo de acuerdo con ellos porque decía que Bill se había inventado o forzado datos para probar sus hipótesis.