La madre de Sarah Polley murió cuando ella tenía 11 años. Ese hecho cambió fundamentalmente a su familia y afectó a la relación con su padre, volviéndola más cercana durante unos cuantos años. Pero la muerte de su madre también representó el acicate, mucho tiempo más tarde, para que Sarah iniciara un camino de descubrimiento de quién era ella. En realidad, es un camino emprendido para intentar resolver algunos interrogantes que flotan en la familia, interrogantes que no eran más que excusas para bromear durante las reuniones familiares, pero que la llevan a buscar a la gente que mejor conoció a su madre y pedirles a todos exactamente lo mismo: cuéntame toda la historia, en tus propias palabras, desde el principio hasta el final. Con todas esas historias se construye "Stories we tell", un documental que explora la historia familiar de los Polley y lo hace a través de esos recuerdos, a veces incompletos y a veces erróneos, que sus protagonistas tienen de Diane, la matriarca, y de las circunstancias que rodearon su vida.
Así dicho, puede parecer un ejercicio casi onanista de Sarah Polley, pero no es así. Hilado alrededor de un texto escrito por su padre, el documental intenta acercarse a Diane a través de todas las historias que se cuentan de ella, por muy contradictorias que sean, e intenta responder a esa pregunta que a veces nos hacemos los hijos sobre nuestros padres: ¿cómo eran antes de ser nuestros padres? ¿Qué otras características los definen aparte de ésa? Esa frase que Zach le dice a su madre, Alicia Florrick, en "The good wife", explicándole que a veces la ve como su madre y, otras, como una persona muy interesante que vive en su casa, expresa esa dicotomía que "Stories we tell" quiere superar. Diane era divertida, un desastre, muy trabajadora, muy fiestera y guardaba secretos. Todas esas descripciones son reales y todas se ajustan a la misma persona, ofreciendo el panorama más amplio posible de su personalidad. Pero, en realidad, son esos secretos los que se vuelven la fuerza principal detrás del documental.
Polley, de hecho, empieza a trabajar en "Stories we tell" porque quiere averiguar la verdad sobre uno de esos secretos, pero tardamos un poco en darnos cuenta de ello. Si no sabemos nada sobre la película, ni sobre la familia de la directora, mejor, porque así las diferentes revelaciones se van sucediendo ante nosotros sin que tengamos ideas preconcebidas sobre ellas, y se suceden de una manera muy natural y sin sensacionalismos. Diane era más cosas de las que parecía a simple vista, y el documental va mostrándolas todas alternando entrevistas a los hermanos de Sarah, su padre y amigos de su madre, con recreaciones que, en algunos casos, tiene un toque como de parodia de cine mudo, como para que no las tomemos demasiado en serio. Son recreaciones basadas, de nuevo, en recuerdos, así que no tienen por qué ser fieles y, probablemente, justo por eso se opta por ese tono ligeramente cómico.
Al final, todo el material recogido, en el que la propia Polley termina jugando un papel mucho más activo del que parecía inicialmente, es su intento por acercarse a la figura de su madre, por conocerla más de veinte años después de su muerte, y también una muestra del modo en el que nos contamos historias unos a otros. Están tamizadas por nuestros recuerdos, por el hecho de que las conozcamos de segunda o de tercera mano, y por nuestros propios sentimientos hacia esas historias. Con todo ese conjunto, "Stories we tell" resulta ser muy interesante, y muy emocionante.
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