La música acompaña al cine desde que nació. En las proyecciones de las películas mudas solía haber un pianista cuya música reforzaba el sentido de las imágenes, y las primeras cintas sonoras fueron, directamente, musicales, como "El cantor de jazz". Cuando la televisión empezó a afianzarse como medio y debutaron las primeras series, era normal que la música jugara también su papel.
Últimamente, no es habitual que las series de televisión tengan una banda sonora cinematográfica, como si dijéramos. Las selecciones afortunadas de canciones más o menos conocidas solucionan la papeleta igual, y no hace falta pagar a un compositor para que escriba música para 42 minutos de capítulo todas las semanas. Sin embargo, hay algunas excepciones, y bastante destacadas, en este aspecto, y títulos como "Perdidos" y "Galáctica" apostaron desde el principio no sólo por un compositor (joven y poco conocido, en estos casos), sino que lograron que su banda sonora sea tan reconocible e inseparable de la serie como sus actores o su ambientación.
En "Perdidos", el responsable de esas atmósferas sonoras con violines a lo Hitchcock y metales inquietantes es Michael Giacchino, un tipo que estudió en la famosa escuela Juilliard de Nueva York y empezó componiendo música para videojuegos (entre ellos, algunos títulos de las sagas "Medal of honor" y "Call of duty"), que serían su trampolín hacia "Alias". Ya sabéis lo que le gusta a J.J. Abrams trabajar casi siempre con la misma gente, por lo que su salto a "Perdidos" estaba cantado. Pero el tema no acaba ahí, porque Giacchino ha tenido la gran suerte de que los de Pixar se acuerden de él para las bandas sonoras de sus películas. Suya es la de "Los Increíbles" (con cierto aire de película de espías) y la de "Ratatouille", que le granjeó una nominación al Oscar (ya sabemos que ganó "Expiación" y su máquina de escribir).
En "Galáctica", su responsable es otro compositor de formación clásica, Bear McCreary, que puede presumir de ser de los pocos estudiantes que tuvo el gran Elmer Bernstein (ésta es una buena selección de sus bandas sonoras más famosas), y que en su caso es un experto más que en videojuegos, en pequeñas películas de terror adolescente. McCreary llegó a la serie como ayudante de Richard Gibbs, compositor de la miniserie, y asumió la principal responsabilidad a partir de la primera temporada. La marca de la casa es la fusión, y lo mismo tenemos piezas clásicas de cuerda, o temas bélicos sin metales, pero con la percusión japonesa ya indisociable de la serie. La música de McCreary se escucha también ahora en "The Sarah Connor Chronicles".
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