19 marzo 2011

Las cartas sobre la mesa


AVISO SPOILERS: No sé si aún seguís "Bones", así que me veo obligada a avisar de que, si no estás al día con la sexta temporada y no sabes qué pintan en todo esto un ascensor y unos asientos de un viejo estadio de béisbol, es mejor que te detengas aquí.

Desde el final de la cuarta temporada, "Bones" ha cambiado. O igual debería decir que es la relación entre su pareja protagonista la que ha cambiado, a veces para bien y otras veces, no tan bien. Desde el principio de la serie, la pregunta que lo ha vertebrado todo es si esos dos acabarán algún día juntos (al final de la serie, ya lo sabéis), y ha sido la dinámica entre los dos lo que ha centrado siempre todo. Los casos nunca han importado mucho, o nada, directamente, y eran las relaciones entre los personajes las que los guionistas se tomaban en serio. Sin embargo, conforme iban pasando los capítulos y las temporadas, también se dieron cuenta de que Booth y Brennan no podían quedarse simplemente en el juego de miradas del principio, y empezaron a añadir más capas a su relación y, sobre todo, a desarrollar mucho más a Huesos y a convertirla en el verdadero centro emocional de la serie.

El punto de inflexión no fue ese sueño del final de la cuarta temporada, sino el capítulo 100, en el que Booth le pide a Brennan que se den una oportunidad para estar juntos. Ella no está preparada y lo rechaza, y se ponen en marcha todos los acontecimientos que, primero, culminan en "The doctor in the photo" y, después, en el episodio de esta semana. Lo inevitable, que es la consumación de ese tira y afloja entre ambos, se está retrasando todo lo que se pueda (y es posible que aún lo hará más, porque su renovación para una séptima temporada yo diría que es segura), pero lo curioso es que, en lugar de hacerlo a través de los típicos malentendidos, y a pesar de haber usado el viejo truco de "la otra" con Hanna, lo han hecho haciendo que sus personajes pusieran las cartas sobre la mesa y decidieran qué hacer con ellas.

Después de que Brennan reconociera que había cometido un error al rechazar a Booth, ambos saben ya cómo se sienten uno sobre el otro. Aquí no hay espacio para adivinarlo o para dudar sobre si dar cierto paso porque no estás seguro de lo que piensa la otra persona. Ellos lo saben y, con esa información en la mano, optan por dejarlo pasar. Es un desarrollo interesante porque sigue el modo de razonar de Brennan; recopilas toda la información disponible y decides qué hacer basándote en ella, sin conjeturas ni adivinanzas. Que acaben encerrados en un ascensor, con Sweets otra vez haciendo de celestina, es también uno de los recursos más viejos del manual, pero como prueba la escena del final del episodio, no sólo es efectivo, sino que rescata un poco la serie de un bache en el que había perdido la gracia.

Un poco antes del parón de Navidad, y antes de ese estupendo episodio que por fin nos deja ver en el interior de Brennan, "Bones" parecía estar dejándose llevar sin esforzarse demasiado. Hodgins y Angela han perdido parte de gancho desde que se casaron y están esperando un hijo y, curiosamente, al enfatizar mucho las relaciones del resto de personajes, diluyeron hasta el humor de la serie. No sé si fue Hanna, o que tenían que darle tiempo a Brennan para que se diera cuenta de lo que quiere de verdad o que, simplemente, se descuidaron, pero el nivel, en general, ha sido más bien flojito. Sin embargo, eso parece estar cerca de cambiar. Esa Momia (porque Arnold Vosloo siempre será Imhotep) francotiradora que es como el reverso tenebroso de Booth no es un villano instantáneamente memorable, pero puede dar juego, y esa relación más autoconsciente de él y Brennan es un camino poco explorado en este tipo de series. Antes del final de temporada veremos, además, ese backdoor pilot para "The finder", el pseudo spin-off de la serie, y comprobaremos también si esa comparación que Brennan hace entre una sustancia fuerte y otra impermeable y ella misma se hace realidad.

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