26 abril 2011
Lo quiero ya
¿Es culpa de la inmediatez de Twitter, Facebook y demás herramientas interneteriles? ¿Es culpa de nuestra formación? ¿Es culpa de los que hacen las series? El caso es que cada vez me sorprende más la escasísima paciencia que se despliega a veces ante algunas series. Vemos un piloto y, si no nos ha explicado hasta el detalle todo lo que pasa, lo descartamos porque es un rollo y no nos enteramos de nada; una serie dedica un episodio a afianzar sus personajes en lugar de avanzar la trama, y ya nos tiramos a la yugular y la acusamos de estar estirando la historia e inventándosela sobre la marcha. ¿Es que todos los peores defectos del periodismo deportivo se nos han pegado?
O a lo mejor es que la que se ha quedado anticuada viendo series soy yo. La curiosidad y la paciencia son dos de las normas que sigo en este aspecto, especialmente al enfrentarme a una serie nueva, y también creo que es necesario confiar, al menos mínimamente, en que los guionistas saben lo que están haciendo y van a ir contándonos las cosas cuando sea necesario. No dejan de sorprenderme las críticas de "deberían llevar esta serie por aquí" que, más de una vez, ocultan en realidad un "no me gusta por donde va la serie", una opinión muy lícita que puede llevarnos al también lícito acto de dejar de verla, en lugar de intentar demostrar que sabemos más que sus responsables. Con esa obsesión por tenerlo todo, y tenerlo ya (como cantaba Queen), se estropea la diversión de descubrir lo que puede dar de sí una serie capítulo a capítulo, de saborearla y de dejar que establezca bien sus elementos y pueda tener la posibilidad de sorprendernos.
Es verdad, como terminamos concluyendo siempre que hablamos de ese asunto, todo acaba reduciéndose a gustos personales. Pero no puedo evitar que esa reflexión me asalte sobre todo el leer los comentarios de los blogs televisivos estadounidenses más visitados. La gente quiere que les expliquen un mínimo detalle que han visto en un episodio sin esperar a que, a lo mejor, la propia serie haga eso en el siguiente capítulo. Si al final de la temporada sigues con la misma duda, entonces ya estamos hablando de otra cosa, pero no se tiene paciencia para llegar hasta ahí sin estar quejándose constantemente tras cada capítulo. ¿Qué hay de divertido en ver una serie con semejante estado de frustración?
Lógicamente, hay casos y casos, y series y series. A una temporada de 24 episodios no se la puede juzgar con el mismo estándar que a una de 6, por ejemplo, y una serie continuada no es como una miniserie. Lo que en un título es desarrollo de personajes y construcción de atmósfera, en otro es un tostón que da vueltas sobre sí mismo. Y siempre dependerá de nuestro punto de vista.
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11 comentarios:
La paciencia ha huído despavorida de este planeta, y nadie quiere saborear nada, todo inmediato y sin preámbulos, si no la serie es lenta, me aburro, no se donde se dirige la trama, se pasan de autoconclusivos, ay The Wire donde estás cuando se te necesita.
Treme, Rubicon y algunas otras pocas son la perfecta representación de esto que planteas.
Gran post, Marina.
Yo no me fío, yo no me fío casi nunca del piloto ni de los primeros capítulos, porque excepto aquellas series de puro entretenimiento que ves simplemente "para pasar el rato", no me suelen entrar de primeras. Hay que tener paciencia. Solo así se pueden descubrir joyas. Battlestar Galactica no me emocionó al principio, por ejemplo, y después me pareció una serie fascinante.
Todo el mundo siempre intenta justificar sus propios gustos y, como tú dices, a veces no utiliza los mismos criterios con casos similares. Pero como diría en catalán (que no sé si también lo puedo decir en castellano): No et serveix de res fer-te mala sang!
Te sirve igual en castellano, Crítico: De nada vale hacerte mala sangre :D
Yo respondo al perfil de impaciente que describes y cerceno cabezas sin demasiados problemas. Me fío de los pilotos dado que tuve flechazos con los de “The Shield”, “FNL” o “Firefly” (que pasarían a convertirse en mis series favoritas), pero para hacer nuevos fichajes no me baso en que el piloto lo dé todo masticado ni en que sea una obra maestra; me basta con que me llame la atención por un motivo u otro: los hay que no superan esta primera toma de contacto (“True Blood”); si lo hacen, tienen cinco capítulos para atraparme (en ese margen cayeron “Prison Break” o “Mad Men”); si les veo potencial, diez (ahí lo hizo “Dollhouse”, que en realidad aguanté por amor a “Firefly”); bajo recomendación, quince o finalizar temporada (y así di por acabada mi relación con “Nip/Tuck”, “Six Feet Under”, “Supernatural” o “Glee”). Los gustos personales juegan un papel decisivo, es evidente, y por esa razón me he expuesto dando nombres de series que gozan de reconocimiento crítico y público.
La paciencia solo la tengo con aquellas series que (always in my opinion, your honor) se lo han ganado a pulso, como “Lost”, que aunque no me gustó el camino tomado en su desenlace me había hecho disfrutar de lo lindo durante cuatro temporadas. Siguiendo este criterio, a las que se convierten en regulares es difícil que me las cargue si mantienen un cierto nivel de calidad, porque todos los guionistas pueden sufrir una mala racha y hay que entender que las tramas que no funcionan deben mantenerse hasta que puedan finalizar de forma orgánica (por ejemplo, la relación de Barney y Robin, solucionada con gracia y autocrítica). Otra razón para ser tan “infiel” es corresponder al maltrato generalizado de las cadenas, que raramente (dios salve a “FNL”) mantendrían algo con baja audiencia, y ejercer mis derechos como espectador, ya que no veo razón para seguir viendo algo que no me convence con la abundante y atrayente oferta de que disponemos. Actualmente sigo “HIMYM”, “The Big Bang Theory”, “Community”, “Fringe”, “The Good Wife”, “The Chicago Code” y acabo de incorporar a la parrilla “Sons of Anarchy” y “Game of Thrones”, además de las temporadas de series británicas, como “Merlin”, “Misfits”, “Doctor Who” o “Luther”, que entran y salen con rapidez; en la retaguardia tengo “Justified” y “Breaking Bad”, entre otras. Con semejante panorama, es normal que el nivel de exigencia sea alto pues destronar a alguna de estas u ocupar temporalmente su lugar es tarea difícil.
¡Saludos!
P.D.: sufro por la renovación de “The Chicago Code”. ¿Se sabe algo?
De The Chicago code hay que cruzar los dedos. Las audiencias no son notables pero son estables, o lo eran hace unas semanas. No queda más que esperar.
In my opinion (je), lógicamente, para pasar del piloto de una serie tiene que tener algo que te llame la atención, aunque sea algo tan peregrino como la ambientación, por ejemplo. Pero en mi caso, no le exijo que me lo cuente todo en el minuto 20. Sé que no estoy muy convencida y que la serie está a prueba, y prefiero esperar. Lo que me sorprende son esas críticas feroces porque en el piloto no te lo cuentan todo que leo a veces. Sólo es el primer capítulo.
Yo lo que hice fue dejar de leer blogs. XD
El tuyo, no, Marina, porque es como la wikipedia: no lo puedes dejar de consultar.
Bueno, es otra opción :).
La solucion es simple, deja de leer esos blogs.
Yo lo que hago antes de lanzarme a una serie es leer varios blogs que tengo de cabecera, que me puedo fiar, para saber lo que me voy a encontrar.
De esa forma supere el primer capitulo de Treme que se me hizo larguiiiisimo y los primeros de Rubicon.
Buen blog.
Amén; especialmente a tus 2 primeros párrafos.
¡Saludos!
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