A lo largo de los 50 años de historia de "Doctor Who" ha habido multitud de villanos, literalmente de todas clases y colores. Nuestra siguienda parada en la Semana Whovian es, evidentemente, en los enemigos del Doctor, en los malos a los que tiene que vencer en cada episodio. Los ha habido recurrentes y también ha habido otros que sólo han aparecido en un capítulo y que, sin embargo, han dejado una honda impresión en los espectadores, que los recuerdan años después de verlos por primera vez. Desde 1963, estos monstruos han adoptado todo tipo de formas, pero es cierto que, a partir de 2005, uno de los guionistas contratados por Russell T. Davies para la nueva época de la serie, Steven Moffat, se especializó en crear algunos de los villanos más aterradores e imaginativos que se han visto en la televisión reciente.
Los capítulos de Moffat durante aquellas cuatro primeras temporadas estaban marcados habitualmente por algún tipo de viaje temporal, o de enigma que implicaba un desplazamiento temporal, y por un villano original que casi siempre entroncaba con alguno de nuestros miedos más primarios. En la primera temporada se destapó con aquellos niños con una máscara antigás fusionada en su cara, y en la segunda alcanzó uno de sus mejores momentos con los androides extraterrestres mecánicos que vigilaban a madame de Pompadour con aviesas intenciones en "The girl in the fireplace", uno de los mejores capítulos de "Doctor Who".
El punto de partida
Es realmente curioso ver cómo surgió la idea del episodio. Al parecer, Davies estaba interesado en hacer algo con Jeanne-Antoinette Poisson, Reinette o madame de Pompadour, amante de Luis XV, desde la serie "Casanova", y se llevó esa idea con él a "Doctor Who". Al mismo tiempo, también le interesaba un autómata del siglo XVIII llamado El Turco, contra el que se podía jugar al ajedrez y que, en teoría, podía adoptar la mente de un humano. No era más que un truco de feria, pero Davies le sugirió estas dos ideas a Moffat para su episodio de la segunda temporada, pidiéndole que le otorgara al Turco una vuelta de tuerca siniestra. Y Moffat se la dio a conciencia, inspirado además por el libro "La mujer del viajero en el tiempo".
Aquellos androides alienígenas movidos por un mecanismo de relojería eran un poco del estilo de los autones, en el sentido de ser entes con los que no se podía hablar ni comunicarse, que no se detenían ante nada y tenían un propósito realmente inquietante. Desde luego, el giro que adopta la historia de madame de Pompadour, y la razón por la que los androides la vigilan durante toda su vida, le da al capítulo un toque realmente inquietante, aunque también es verdad que, si por algo se recuerda "The girl in the fireplace", es justo por la relación entre el Doctor y Reinette, una relación que Moffat recuperó en parte después para Amy Pond y su historia de ser "la chica que esperó", pero sin ese componente romántico.
Quizás estos androides sean menos recordados que los Ángeles Llorones o el Silencio, si hablamos de monstruos creados por Moffat, pero resultan tremendamente efectivos y aterradores, y la historia en la que aparecen tiene un componente trágico que la sitúa entre algunas de las más emotivas hechas por la etapa moderna de "Doctor Who" (probablemente, su final esté, en ese aspecto, a la altura de "Vincent and the Doctor"). "The girl in the fireplace" se llevó el premio Hugo a presentación dramática corta, y estuvo nominado a otro prestigioso galardón de ciencia ficción como el Nebula.
El repaso por la historia de la serie, y por los villanos, continuará mañana. Crucigramas y café hablará sobre los daleks y Los Lunes Seriéfilos, sobre los Vashta Nerada. Fantastic!
1 comentario:
Hola Marina,
Soy muy fan de "Yo disparé a JR" y quería consultarte una cosa sobre la serie de Dr. Who por privado pero no encuentro ningún correo en todo el blog. ¿Podrías facilitarme alguno, por favor? Gracias.
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