Desde hace ya años, no dejan de repetirnos que vivimos en un mundo en el que todo, y todos, estamos conectados. Internet es el cordón umbilical que nos une, haciendo que aquello que sonaba tan abstracto de la sociedad de la información se haya convertido en una realidad, hasta el punto de que se ha comprobado también esa vieja máxima periodística de que el exceso de información también es desinformación. Las redes sociales se han convertido en una parte muy importante de nuestras vidas, con los informativos utilizando Facebook para trazar perfiles de inmigrantes ahogados en su intento por entrar en Europa, pero es curioso que sea la televisión británica la que más se está animando a explorar un poco más detalle qué quiere decir exactamente eso de la sociedad de la información, el periodismo ciudadano y todas esas cosas que suenan tan rimbombantes. Si dejamos de lado "Black Mirror", que sí se centra más en el papel que juega la tecnología en nuestras vidas, puede ser "Babylon" una de las que mejor muestre lo que es intentar controlar el flujo informativo cuando a éste pueden hacer aportes multitud de actores que escapan a tu control.
"Babylon" es una serie de Channel 4 de la que sólo se ha emitido un piloto especial de casi 90 minutos, prólogo de los seis episodios que empezarán a rodarse en breve, y que ha llamado la atención porque está dirigido por Danny Boyle y escrito por Jesse Armstrong y Sam Bain, que no sólo han creado clásicos contemporáneos de la comedia británica como "Peep Show" o, en el caso de Armstrong, han escrito para "Black Mirror", sino que también son los responsables del guión de "Four Lions", una comedia negra sobre cuatro torpes terroristas suicidas. Los tres se lanzan a un comentario satírico sobre esa sociedad de la información en la que vivimos dirigiendo su mirada al departamento de policía metropolitana de Londres, en el que su comisionado decide contratar a una "niña prodigio" estadounidense de las relaciones públicas para que sea la nueva jefa de comunicación del departamento. Liz Garvey se gana su puesto gracias a una charla TED sobre lo que ella llama comunicación en 360º, o lo que es lo mismo, una apuesta por no ocultar casi ninguna información al público, creyendo que es mejor que ellos mismos la den, aunque sea potencialmente dañina, a que un particular termine colgándola en Twitter y creándoles un problema de imagen.
Liz se ve puesta a prueba en su primer día de trabajo, en el que un francotirador se dedica a disparar a transeúntes inocentes de forma aleatoria y por toda la ciudad, y el capítulo expone el lado menos heroico y más mundano de los agentes de policía, las puñaladas traperas y relaciones off the record con la prensa de los jefes de comunicación y hasta desmonta al comisionado y a Liz, evitando que los veamos de algún modo como los supuestos héroes o protagonistas del asunto. Pueden tener buenas intenciones, pero no son mejores que los policías de a pie demasiado obsesionados con las armas y con la ilusión de autoridad que les da el uniforme. Vemos desarrollarse el día a buen ritmo (como es de esperar de Boyle), y tanto desde el punto de vista de los mandos como de los agentes normales, y lo que tiene más importancia en todo esto es el modo en el que se maneja la información y se comercia con ella. Liz habla y habla sobre la importancia de la transparencia y de contar la verdad como una manera de adelantarse a posibles historias que se dediquen a exponer las miserias del departamento, pero siempre hay otro tipo de intereses con los que hay que lidiar.
Este piloto de "Babylon" deja claro su tono, que alterna entre el drama más serio, la sátira y los gags más tontorrones, y cuenta como punto a su favor con un buen reparto, encabezado por James Nesbitt y Brit Marling. El comentario sobre cómo puede manejarse una institución como la policía en una sociedad en la que cualquier delincuente puede tuitear su arresto es lo más interesante del episodio, que empieza a tejer una red de relaciones entre sus personajes, cada uno movido por sus propios intereses, que puede dar mucho juego. Pero habrá que esperar todavía unos meses para ver si cumple su promesa.
Música de la semana: Una de las cosas más notables de "Helix", como ya dijimos en su momento, es su utilización de música animada, a veces muy de sala de espera, en contraste con los momentos de tensión que vemos en pantalla. Una de sus últimas elecciones ha sido "Fever", de Peggy Lee, una de las grandes damas de la canción en Estados Unidos y alguien de quien pueden encontrarse un par de conexiones curiosas. La primera es su participación en "La dama y el vagabundo" poniendo voz a los gatos siameses, y la otra es el hecho de que sea una de las inspiraciones de esa especie de segunda carrera-hobby de Michelle Dockery, Lady Mary en "Downton Abbey", como cantante de jazz. Ese "Sans Souci" que puede encontrarse en YouTube es uno de los temas más conocidos de Lee.
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