Hay algo en lo que nunca nadie podrá no ya superar, sino simplemente igualar a la tele británica: las adaptaciones de sus libros clásicos. Se marcan unas miniseries en las que se cuida al detalle la ambientación, el vestuario, el reparto, el director... Los clásicos se merecen un respeto y, muchas veces, se tira la casa por la ventana si es necesario. Si te sale bien, puedes conseguir que una miniserie adaptada de uno de esos clásicos se convierta, a su vez, en un clásico.
Ejemplo, "Orgullo y prejuicio". Son seis capítulos que la BBC emitió en 1995 en los que se adapta la novela más conocida de Jane Austen y que se convirtieron en un éxito tal, que cualquier adaptación posterior de una obra de Austen se mide con el estándar fijado por esta miniserie (la película de Joe Wright sufre bastante en esa comparación). Lo más difícil para cualquiera que se atreva con "Orgullo y prejuicio" es intentar que los espectadores (y sobre todo, las espectadoras) se olviden del señor Darcy de Colin Firth, tan enraizado en la memoria audiovisual que el amor platónico de Bridget Jones se llama Darcy precisamente por él (en el libro, además, se dice que se parece físicamente a Firth). Las coincidencias entre esta treintañera neurótica y "Orgullo prejuicio" no acaban ahí, ya que las dos comparten también guionista, Andrew Davies, un tipo experto en adaptaciones de libros clásicos a la tele y, concretamente, en Jane Austen, ya que suyas son las miniseries de "La abadía de Northanger" y de "Sentido y sensibilidad" (o "Juicio y sentimiento", como se tradujo originalmente en España). La última estrenada, por ahora, es "Una habitación con vistas", y está preparando el "asalto" a otro gran clásico inglés: "Middlemarch", de George Eliot.
La serie de "Orgullo y prejuicio", además, mantiene el sentido del humor del libro, especialmente en el señor Bennet (que a mí me pareció divertídisimo, aunque hay quien no lo ve así), y la ironía con la que Jane Austen describía los incesantes actos sociales a los que unas jóvenes en edad casadera debían asistir en el siglo XVIII si querían encontrar un marido con una renta suficiente para mantenerlas. Porque, al final, los libros de Austen se reducían a prácticamente un único tema: el dinero.
5 comentarios:
Colin Firth es el señor Darcy. Matthew Macfadyen lo intentó pero ni siquiera se acercó, el pobre.
El Darcy del pobre Macfadyen era demasiado... gris, no sé.
Con lo que me gusta a mí Austen y nunca he visto esa famosa miniserie de la que todos hablan. Bueno, empecemos el año corrigiendo errores del pasado: ya está descargándose. Espero que sea mejor que la película, que sin ser del todo mala ese final... Además, era una película para los que conocemos y amamos la obra, porque fui con gente que no la había leído y se aburrieron tela.
Se ajusta más al libro que la película, que no estaba mal, pero le faltaba algo...
Esa adaptación de la BBC es impresionante. Efectivamente los libros de Austen tenían un tema recurrente con el dinero y la posición social, pero a mí me ganaron siempre por su enorme capacidad de descripción de féminas.
Y Darcy se hizo hombre en Colin Firth.
Saludos desde la Noche.
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