El tramo invernal de la sexta temporada de "The Closer" ha sido, como de costumbre, muy breve. En cinco capítulos, tenían que mostrar las repercusiones de la elección del nuevo jefe de policía con la que terminó la tanda veraniega y, además, ofrecer unos episodios que fueran interesantes y tuvieran gancho para justificar su emisión al final de la temporada. Lo consiguieron con el doble de Navidad, "Living proof", que ha debido ser el menos navideño de todos los capítulos especiales que se hayan emitido en la televisión estadounidense. Contrastando con unos detectives listos para la desbandada general la mañana de Nochebuena (y con el toque de humor que siempre ponen los padres de Brenda), se presenta un caso de secretos familiares y las duras consecuencias de las guerras civiles que se complica y se vuelve más serio a cada momento que pasa.
Lo que empieza siendo un engorro, un caso fácil que pueden despachar rápidamente antes del final de la tarde para poder marcharse de vacaciones, acaba convirtiéndose en una historia que toca la fibra de todos los detectives y, especialmente, de Brenda, cuyo impulso por resolver los puzzles que le presentan los casos y por ser, de algún modo, la voz de las víctimas le lleva a seguir indagando a pesar de las protestas iniciales de su equipo porque puede estropearles sus planes navideños. Esa curiosidad por saber más y su determinación por saber qué y porqué pasó, no sólo quién lo hizo, es justo por lo que siempre se ha mostrado reticente a aceptar otros puestos que alejen del trabajo de calle. En la primera temporada esas fueron las armas de Brenda para ganarse el respeto de su división, y no puede abandonarlas tan fácilmente para dedicarse al politiqueo de despacho (algo para lo que no está precisamente dotada. Habría sido divertido verla transplantada a los tejemanejes de Burrell y Rawls en "The Wire").
La temporada no termina en un gran cliffhanger, o con una tensión insoportable o con una situación que puede poner en peligro a los protagonistas. "The Closer" opta por hacer que Brenda se enfrente a uno de sus mayores temores; el pasado como alcohólico de Fritzy. El caso tiene sus complicaciones porque, al contrario que Gabriel, ella no ve toda la historia porque se niega a aceptar un comportamiento que el agente Howard tuvo en su momento. Es un interesante modo de cerrar la penúltima temporada de la serie, ofreciéndonos un nuevo vistazo a la personalidad y las contradicciones de Brenda, un personaje del que no dejamos de aprender cosas nuevas y de ver otras facetas hasta en la sexta temporada.
4 comentarios:
Cuéntame todo lo que no quiero oir, me encantó el final.
Fue un final muy apropiado, después de todo lo que Brenda y Fritz han pasado juntos.
El especial de Navidad podría haber dado un poco más de sí. El caso no me pareció particularmente inspirado y los padres de Brenda fueron bastante desaprovechados. Quizá no hacía falta que los guionistas los convirtieran en el centro absoluto de los episodios (como ocurrió alguna vez, perdiendo de vista los asesinatos), pero un poco más de cariño en Navidad no les hubiera sentado mal.
Por cierto, echaba de menos un episodio un tanto oscuro en esta temporada invernal. Por suerte la season finale resolvió el asunto. Gabriel suele ser un compañero tan fácil que cuando se altera me entra pánico.
Gabriel es muy leal, como bien le dijo a Brenda en ese último episodio, más que fácil.
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