09 enero 2008

El camino de la autodestrucción

Alguien dijo una vez que los personajes felices son muy aburridos de ver. La vida les sonríe y todo les va estupendamente. En el MundoReal, es fantástico y maravilloso. Para una ficción, es un desastre. No hay nada más entretenido que ver el descenso a los infiernos, y la consiguiente recuperación, del protagonista de una serie o película, y debe ser por eso que las historias de auges y caídas son un tema clásico (y los mandamases de Hollywood también creen que son muy edificantes).

Hasta ahora, no me había dado cuenta de la enorme cantidad de personajes en ruta directa a la autodestrucción que pueblan las series actuales. No es algo novedoso, por supuesto, pero tal vez las circunstancias actuales sean más propicias para estudiar a fondo a estas personas que, sin poder, o querer, evitarlo, se arrastran irremediablemente hacia su ruina moral y psicológica. Entre el plantel de tiburones de "Damages", a las alturas de temporada por las que yo voy, el que parece abocado a la perdición absoluta es Ray Fiske, el abogado de Arthur Frobisher. Indirectamente, él solito se la está buscando, pero resulta realmente terrible ver cómo intenta reorientar el caso para que su cliente pueda salir más o menos airoso de él mientras Frobisher se mete en extrañas campañas de relaciones públicas y Patty Hewes lo acosa con sus tácticas. Fiske ejemplifica una autodestrucción psicológica y emocional más sutil y menos activa que las que suelen mostrarse habitualmente, en la que los personajes entran en una espiral de adicciones que exteriorizan ese infierno interior.
Porque no podemos negar que la tele actual tiene un amplio catálogo de protagonistas con multitud de demonios que los amenazan siempre con la ruina, personajes que, además, se presentan con una armadura construida a base de bravuconería y chulería (Kara Thrace, por ejemplo), de pasotismo (Tim Riggins), de hermetismo y dedicación total al trabajo (Dani Reese, que parece la Starbuck de la primera temporada de "Galáctica" un poco menos trastornada, y aquí también entraría Sara Sidle en su faceta alcohólica), de rabia (Tommy Gavin), de inteligencia e ingenio (Gregory House)... La lista sigue y sigue, incluso entraría en ella el Jack Shepard del final de la tercera temporada de "Perdidos".

5 comentarios:

Álex dijo...

Por eso mismo ahora tenemos en todos los lados a Britney Spears en su particular descenso a los infiernos...

Estoy de acuerdo en que eso hace a los personajes más interesantes, por ejemplo mi temporada favorita de Buffy fue la sexta en la que todos los personajes inician caminos autodestructivos que los deja hechos una mierda.

En A dos metros bajo tierra también había mucho de eso.

En cuanto acabe los exámenes me pongo con Damages, que parece muy interesante.

Unknown dijo...

Ya verás, ya, no se libra nadie en Damages, son todos de lo peor...

Ampelmann dijo...

Mmmm... sí y no. Como a Alx, a mí también me gustó la 6ª temporada de Buffy, pero solo porque de la autodestrucción se sacaba algo, se rompía todo para empezar a construir, a ser algo más.

La "Buffy rota" era un desastre, pero al menos llegó a algo y encima nos enseñó esa valiosa lección de que, aunque solucionemos un problema o desandemos un camino, nunca, nunca regresaremos al punto de partida.

Mientras, en Galáctica, por ejemplo, han insistido tanto en cargárselo todo, que ni siquiera los personajes tienen la intención de empezar a construir, sino que siguen dándose y dándose golpes, sin llegar a un destino y eso es algo que no puedo soportar, ni en la tele ni en la vida real. Quizá por eso nunca le cogí el punto a A dos metros o al propio personaje de Tony Soprano.

O quizá es que soy un moñas y solo quiero problemas que a la larga encuentren soluciones, a lo Everwood o Cinco hermanos :P

Unknown dijo...

Uff, Everwood no, nunca le encontré el punto ni a ese pueblo ni a ninguno de sus habitantes. Pero los Walker son geniales.

LUIH dijo...

Un respeto para Everwood, eh? jeje. No en serio, es cierto que los personajes cargados de este peso psicológico y esta autodestrucción que te mencionas, se están convirtiendo en papeles mucho más interesantes y atractivos para el público.

Ahi tenemos por ejemplo a Jack Bauer. No hay tio más autodestruido que ese, con lo que le pasa cada temporada. Si yo fuera él, me pegaría un tiro al final del día, madre mia...