Una de las películas revelación del año pasado fue, sin duda, "Drive", una historia de cine negro rodada al más puro estilo estético de los 80, con unas tomas de Los Ángeles que parecen sacadas de "Blade Runner" y un colorido que, de vez en cuando, da la sensación de homenajear a "Corazonada". Basada en un libro de James Sallis, la película tiene a un protagonista sin nombre que también parece a veces ser un "jinete pálido" que no desperdicia las palabras y que no puede evitar hacer algunas cosas movido por sus sentimientos, aunque racionalmente debería apartarse de ellas rápidamente y lo más lejos que pueda. Como esos tipos duros de los thrillers de hace 30 años, este conductor es capaz de los peores actos si quiere, pero para él son el último recurso. Y esta historia de un enamoramiento, un pobre tipo que sólo quiere tener un coche de carreras y un robo que sale mal termina sacando ese lado de él y ofreciéndole a Ryan Gosling un papel que todavía ha elevado más su perfil en Hollywood.
Gosling da perfectamente el tipo de este conductor anónimo y silencioso, más un hombre de acción que de palabra, que se ve envuelto en la clase de asuntos de la que parece que siempre está huyendo. En ese aspecto, es un poco pistolero del Oeste. "Drive", además, aprovecha bien sus escenarios y hasta logra darle un nuevo punto de vista a las persecuciones en coche, explotadísimas por el cine de acción. Su peculiar estilo narrativo ayuda a crear cierta atmósfera, a darle un poco más de aliento a una historia que, de otro modo, no habría dado para tanto. Y no es extraño que haya muchos rumores de que Albert Brooks (en medio de un reparto muy televisivo, por cierto) pueda estar nominado al Oscar al mejor secundario porque su papel va totalmente en contra de la imagen que se tiene en EE.UU. de él. Eso nunca hay que despreciarlo.
George Smiley es otro personaje que tampoco desperdicia palabras ni actos, pero cuyo exterior no le hace parecer tan eficiente como es en realidad. "El topo" lo sitúa en el centro de su trama de agentes dobles en el servicio secreto británico en plena Guerra Fría y, al igual que él, la película tampoco gusta de pirotecnias de ningún tipo. Opta por la sobriedad y por construir una atmósfera a veces opresiva y paranoica pero, sobre todo, funcionarial. Una crítica decía que ni las muertes se presentaban como algo destacable, que todo se ve desde una óptica "esto es lo que hay". Puede ser, y también puede ser que esa sensación de monotonía en el trabajo diario de los agentes de inteligencia nos ayude a comprender cómo la ambición desmedida ciega a algunos y las razones detrás de que alguien se cambie de bando. El servicio secreto de "El topo" no tienen ningún glamour, y las personas que trabajan en él se mueven por los mismos rencores, ambiciones, amores y celos que el resto de la gente.
La película destaca por ese estupendo ramillete de actores que dan vida a todos los espías involucrados en esas operaciones secretas, espías con sus propios secretos personales y que sacrifican su vida personal en favor de su trabajo. Smiley, por supuesto, es un estupendo personaje, un tipo al que Karla, el espía soviético, hace bien en temer, y la contención de Gary Oldman en el papel le va como anillo al dedo. A Smiley ya no le sorprende nada (o casi nada), y esa actitud de "ya lo he visto todo" le lleva al mismo tiempo a cierto cansancio. Pero ese cansancio no le va a impedir hacer su trabajo y no oculta su determinación por seguir adelante. Él es muy consciente de los sacrificios que debe hacer (unos sacrificios no muy diferentes de los que toman los personajes de "Homeland", por cierto). Y sí, el principal ayudante de Smiley es Benedict "Sherlock Holmes" Cumberbatch.
Música de la semana: "Drive" tiene una banda sonora tan ochentera, que parece sacada directamente de alguna grabación oculta de la época. Pero las canciones son obra de un DJ francés llamado Kavinsky, que ya lleva una estética que ha viajado directamente desde 1985 y que hasta ha logrado colar alguna en algún juego de la serie de "Grand Theft Auto". "Nightcall", una de las que se escucha en "Drive", hasta ha sido utilizada como sampler en "American Terrorist III", de Lupe Fiasco, que es el rapero con el mejor nombre que hew visto nunca.
3 comentarios:
Se me hacía extrañísimo ver a Benedict Cumberbatch tan rubio en "El Topo", me gustó mucho la adaptación del libro de John le Carré, eso sí, y hacía tiempo que no veía algo así, parte de los espectadores no debieron conectar con la película porque cinco se fueron del cine sin acabar la película, dos de ellos antes de los 45 minutos.
Porque la gente quiere que se lo cuenten todo masticadito en los primeros 20 minutos. Y se pierden películas tan estupendas como El topo.
Me encantó Drive. Sin duda uno de los mejores films de 2011. Aunque, la verdad es que el tráiler parece más el de una película tipo, A todo gas, que el del tipo de película que realmente es. Creo que, en Estados Unidos, una mujer denunció a la distribuidora por ello.
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