Cada una de las cuatro temporadas de "The Closer" está articulada alrededor de un tema común que da más o menos unidad a cada uno de sus capítulos. Si el año pasado era la familia, éste es el poder y, de este modo, se han explorado diversas manifestaciones de ese poder y del afán de control de los poderosos, desde pirómanos a maridos maltratadores, pandilleros que se creen con derecho a decidir quién vive y quién muere, periodistas, la jerarquía de mando de la policía de Los Ángeles, las relaciones paterno-filiales y, por supuesto, la corrupción del poder. Lógicamente, el poder y el control, y la manipulación de la persona que tiene enfrente, son dos de las armas de Brenda Johnson para enfrentarse a los sospechosos, y esta temporada la hemos visto perderlos, y luchar por recuperarlos, varias veces.
Tal vez, como decía Crítico, estos primeros 10 episodios no han sido tan graciosos como la tercera entrega, pero es que han lidiado con unos asuntos que se prestan a pocas bromas. La trama del último, con esos aprendices de terroristas adolescentes, ya es bastante intensa, aunque todo el principio con el robot Babs y la desobediencia de Brenda de las órdenes de los artificeros deja unos grandes momentos. Como viene siendo habitual, las sutilezas entre los personajes siguen siendo uno de los fuertes para qué veamos cómo están mientras sueltan su rollo sobre las cuentas de tal tipo en las islas Caimán. El trabajo policial de la brigada de Brenda es el clásico de los interrogatorios, el papeleo y las horas con el teléfono pegado a la oreja.
Y, por fin, esta temporada hemos tenido el show de Provenza desatado en todo su potencial con aquel estupendo "Dial M for Provenza", al que se le pasan todas las inconsistencias por ver las confesiones paralelas que intentan sacar él y Brenda de dos detenidos diferentes. Hasta enero no hay más capítulos (la huelga de guionistas obligó a emitir 10 episodios en verano y los últimos cinco, después de Navidades), así que nos quedamos un poco en el aire con ese pequeño cliffhanger que se marcan para terminar. Me reafirmo en que "The Closer" es una de las mejores series de policías actuales, sobre todo porque es en los detalles donde está la diferencia.
9 comentarios:
ommmph, me acabo de dar cuen que has actualizado blogs y no ta l mío. sni snif, con lo fan que soy de los teleginios, por cierto suena a teletubbies.jeje
cambiando de tema a cosas serias.
A mi es que las series de abogados ya se me atragantan incluso antes de empezar a verlas, nose yo... aunque he oído cosas de Closer bastante buenas.
Dios de mi vida. Acabo de ver el último de House y estoy tremendamente desconcertada. Necesito saber qué pensar. Qué sufrimiento. Qué extraño todo. ¿Alguien más flipando en colores?
Aún no he visto ese capítulo de House, Mosky, ya comentaremos cuando lo haga.
Sunne, "The Closer" no es de abogados, sino de policías. Y una muy divertida, además.
a si? que igsnorante de las series de policias y abogados soy. es que me dan repelusqui no puedo evitarlo. menos the wire y the shield...
porque siempre se compara The closer con house? tienen ambos pala leche imagino
Porque sus dos protagonistas centrales son bastante peculiares, pero Brenda es mucho más accesible con el resto de la gente que House.
No me van mucho ni The Closer ni House, pero lo siento por el pensamiento único, Brenda le da trecemil vueltas a House.
Pues sí, Brenda es infinitamente superior a House. Dónde va a parar.
A ver si retomo The Closer, que me quedé alrededor del décimo capítulo de la primera temporada, y ahí sigo. Pero es que el aluvion de series de septiembre ha podido con ella. Y es una pena, porque Brenda Johnson no se lo merece. Lo dicho, a ver si me pongo con ella. :D
McGuffin, dije que esta cuarta temporada quizá no era tan buena como las anteriores temporadas (la tercera tuvo líos familiares memorables...), pero también coincido contigo en que The Closer es una de las mejores series actuales.
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