Lo mejor del año, las revelaciones, los capítulos más apasionantes, las series más trepidantes, las mejores interpretaciones... Pero como indican también en En Terra de series, cuando se empieza a hacer resumen de lo que ha dado de sí el año seriéfilo, hay que acordarse también de las decepciones, de aquellos títulos que esperábamos con mucho interés y que no estuvieron a la altura de nuestras expectativas. Ahí se animan a ofrecer sus cinco decepciones de 2013, y aunque no lo hacen para lanzar un meme, cuesta no recoger el guante y ofrecer otras. Aunque, la verdad, con algunas es difícil no coincidir.
- "The Following": Ésta es de esas series que, muy probablemente, va a acabar en unas cuantas listas de este estilo, porque llegó a Fox en midseason con grandes expectativas que luego no se cumplieron. El piloto ya apuntaba a un corta-pega de todas las películas de psicópatas de los 90, y los siguientes capítulos no mejoraron la impresión. La audiencia en Estados Unidos, no obstante, fue bastante buena, así que veremos segunda temporada en enero.
- "Ray Donovan": Este estreno de Showtime se ha convertido últimamente en el epítome de la fatiga y saturación de antihéroes en las series de cable, sobre todo. Su protagonista es un fixer, un tipo duro que se dedica a arreglar los desaguisados (y encontronazos con la ley) de los ricos y famosos de Los Ángeles, mientras lidia con sus traumas personales por culpa del mafioso que tiene por padre. Quienes siguieron con su primera temporada hasta el final dicen que mejora, pero tener un antihéroe como protagonista no te garantiza automáticamente ser buena.
- "Revolution": Las series postapocalípticas han sido otra de las tendencias de los últimos años, y "Revolution" no es precisamente uno de sus mejores ejemplos. Mostraron algunas muestras de interés y de chispa a mitad de la temporada, pero nunca han conseguido que sus personajes acaben de funcionar, incluso aunque hayan cambiado el escenario y hayan apostado por las aventuras sin mayores misterios.
- "Under the dome": De esta adaptación de Stephen King se esperaba un entretenimiento veraniego que nos enganchara y, quizás con algo de suerte, cierto subtexto social que podía ser interesante sobre ese pueblo atrapado bajo una cúpula transparente. No ha sido el peor estreno de la temporada, pero tampoco ha sido especialmente atractivo. Tuvo un par de destellos de que la cosa podía dar un salto adelante que luego no se produjo, pero quizás la segunda entrega lime los defectos.
- "House of cards": Más que decepción, lo de la primera serie de producción propia de Netflix fue un problema de ajuste de expectativas. Con los nombres que tiene detrás (David Fincher y Kevin Spacey los primeros), se esperaba prácticamente "la gran serie de los últimos cinco años", y está claro que no lo es. No llega al nivel de decepción de "The newsroom", pero es cierto que, a veces, se le nota demasiado la aspiración por ser intensa y decir cosas importantes. Y eso que en realidad no está mal, y contiene cosas muy interesantes, pero las expectativas jugaban en su contra.
29 noviembre 2013
28 noviembre 2013
La alegría ensayada de los premios
En los últimos años, con la proliferación de entregas de premios en Hollywood a partir de mediados de diciembre, o así, y hasta que llegan los Oscars, no es nada extraño que quienes sigamos estas cosas más de cerca podamos ver el nacimiento, crecimiento, maduración y culminación de una campaña de promoción para conseguir la preciada estatuilla, especialmente si el candidato es uno de los favoritos más claros y se pasa tres meses recolectando premios. La carrera el año pasado de Anne Hathaway hasta lograr su Oscar por "Los miserables" fue una de las mejores pruebas de esto, o la de Natalie Portman cuando ganó por "Cisne negro". Eran ambas tan favoritas, que de los discursos más o menos naturales y simpáticos que podían dar en festivales de segunda como el de Palm Springs, o hasta en los Globos de Oro, acabaron culminando en cosas mucho más controladas y hasta aburridas en los Oscar (y, en el caso de Hathaway, tan ensayado que daba hasta un poco de grima).
Algunos oscarólogos creen que los discursos que den los candidatos en los actos previos a la gran gala de febrero-marzo cuentan también para decidir si ganan la estatuilla o no, y tal vez por eso cada vez están más medidos que los del presidente de Estados Unidos. El resultado es que resulta cada vez más difícil encontrarse con muestras de alegría genuinas como las de Melissa Leo, que hasta estuvo flirteando con Kirk Douglas, las del reparto de "Downton Abbey" al llevarse el año pasado el SAG a mejor reparto de drama o aquel abrazo grupal de oso de los hermanos de Jennifer Lawrence después de que ganara el Oscar a mejor actriz (ya ni nos remontamos a las abdominales con un solo brazo de Jack Palance, porque parecen historia antigua). El perfeccionamiento de las "tácticas Weinstein" para diseñar estas campañas de promoción ha restado mucha espontaneidad al asunto y hasta emoción por ver quién puede ganar.
Se pueden adivinar los movimientos de los publicistas, intentando colocar a sus clientes en la mejor situación posible antes de que empiece oficialmente la temporada de premios, simplemente echando un vistazo a los componentes de las diferentes mesas redondas de The Hollywood Reporter, o viendo quiénes ocupan las portadas de Vanity Fair o se pasean por todos los talk shows que importan (es decir, como mínimo "The Tonight Show" y "Late show with David Letterman"). Estos movimientos ya se aprecian a finales de octubre, cuando unas cuantas de esas películas aspirantes al Oscar aún no han comenzado a verse y todo el sistema funciona según lo que quieran las distribuidoras y los agentes, por lo que resulta muy curioso comprobar después las que se caen antes de tiempo (tipo "The Monuments Men", retrasada hasta el año que viene) y quienes han invertido en una campaña temprana que no ha servido para nada y que, probablemente, ni siquiera tuvo demasiadas opciones para empezar.
Además, todos los años hay alguien que concentra toda la atención, al menos hasta que se anuncien las nominaciones a los Globos de Oro, y si el año pasado fue Anne Hathaway la que se paseó por mesas redondas, talk shows y demás, este año es la debutante Lupita Nyong'o, que aspira a una candidatura a la mejor secundaria por "12 años de esclavitud", la que está por todas partes compartiendo mesas con Oprah Winfrey. ¿Funcionará ese empujón promocional?
Algunos oscarólogos creen que los discursos que den los candidatos en los actos previos a la gran gala de febrero-marzo cuentan también para decidir si ganan la estatuilla o no, y tal vez por eso cada vez están más medidos que los del presidente de Estados Unidos. El resultado es que resulta cada vez más difícil encontrarse con muestras de alegría genuinas como las de Melissa Leo, que hasta estuvo flirteando con Kirk Douglas, las del reparto de "Downton Abbey" al llevarse el año pasado el SAG a mejor reparto de drama o aquel abrazo grupal de oso de los hermanos de Jennifer Lawrence después de que ganara el Oscar a mejor actriz (ya ni nos remontamos a las abdominales con un solo brazo de Jack Palance, porque parecen historia antigua). El perfeccionamiento de las "tácticas Weinstein" para diseñar estas campañas de promoción ha restado mucha espontaneidad al asunto y hasta emoción por ver quién puede ganar.
Se pueden adivinar los movimientos de los publicistas, intentando colocar a sus clientes en la mejor situación posible antes de que empiece oficialmente la temporada de premios, simplemente echando un vistazo a los componentes de las diferentes mesas redondas de The Hollywood Reporter, o viendo quiénes ocupan las portadas de Vanity Fair o se pasean por todos los talk shows que importan (es decir, como mínimo "The Tonight Show" y "Late show with David Letterman"). Estos movimientos ya se aprecian a finales de octubre, cuando unas cuantas de esas películas aspirantes al Oscar aún no han comenzado a verse y todo el sistema funciona según lo que quieran las distribuidoras y los agentes, por lo que resulta muy curioso comprobar después las que se caen antes de tiempo (tipo "The Monuments Men", retrasada hasta el año que viene) y quienes han invertido en una campaña temprana que no ha servido para nada y que, probablemente, ni siquiera tuvo demasiadas opciones para empezar.
Además, todos los años hay alguien que concentra toda la atención, al menos hasta que se anuncien las nominaciones a los Globos de Oro, y si el año pasado fue Anne Hathaway la que se paseó por mesas redondas, talk shows y demás, este año es la debutante Lupita Nyong'o, que aspira a una candidatura a la mejor secundaria por "12 años de esclavitud", la que está por todas partes compartiendo mesas con Oprah Winfrey. ¿Funcionará ese empujón promocional?
27 noviembre 2013
TNT busca su prestigio
Poca gente conocía TNT cuando se estrenó "The Closer". Sabían que emitían películas y series en sindicación, pero cuando la jefa Brenda Leigh Johnson aterrizó allí, en 2005, no era un canal conocido por su ficción de producción propia, principalmente porque casi no existía. Sin embargo, "The Closer" fue un gran éxito desde ese primer verano, así que era inevitable que TNT se animara a probarse en ese camino que, antes que ella, ya habían aprovechado otros canales de cable básico como USA o hasta Syfy. Como los casos que investigaba el grupo de Crímenes Prioritarios de Los Ángeles eran los que más atraían a la audiencia, la cadena fue creando su parrilla con más procedimentales que aprovecharan ese tirón. Algunos funcionaron (como "Rizzoli & Isles") y otros no, y al mismo tiempo se intentó ampliar un poco las miras con títulos de médicos o de publicistas que tampoco acabaron de cuajar.
Sin embargo, en 2011, TNT decidió probar con una historia de ciencia ficción postapocalíptica producida por Steven Spielberg, "Falling skies", para ver si realmente era posible ampliar su audiencia y, de paso, rejuvenecerla un poco, y el éxito del título de invasiones extraterrestres ha llevado a que la cadena esté lista para dar otro paso más en su evolución; el de atraer a grandes nombres y estrenar series a las que se pueda colgar la etiqueta de "de prestigio". La primera en estrenar la nueva estrategia es "Mob City", la miniserie sobre la "guerra" entre la policía de Los Ángeles y la mafia en los años 40 que está generando mucha atención por ser lo primero que hace Frank Darabont tras dejar "The Walking Dead", así que no es raro que medios como The Hollywood Reporter se pregunten si TNT no está intentando convertirse en la nueva AMC. Los responsables del canal dicen que sólo están intentando conseguir nuevos espectadores que vayan más allá de los que ven sus procedimentales ligeros, pero haber logrado que Darabont, Howard Gordon ("Legends") y Michael Bay ("The last ship") desarrollen allí sus nuevos proyectos, los sitúa en un nivel un poco más alto del que ocupaban hasta hace poco.
Que vayan a acercarse a AMC o FX, que también son cadenas de cable básico, en cuanto a percepción entre la crítica está aún por ver. Es cierto que Kyra Sedgwick ganó un Globo de Oro y un Emmy por "The Closer", y que el reparto de la serie estuvo nominado varias veces a los SAG, pero más allá de eso, TNT nunca ha tenido demasiado impacto en los premios. Su guerra, hasta ahora, estaba más en superar en audiencia a USA, pero el perfil de sus espectadores es más viejo. Toda esta nueva iniciativa de programación va más por el rejuvenecimiento de esa audiencia que por entrar en una carrera de premios que HBO, AMC y Showtime tienen copada, pero sí está claro que les va a dar más visibilidad entre los grandes medios. Si "Mob City" funciona (van a emitirla concentrada en tres semanas, a partir del próximo miércoles), quizás TNT haya encontrado el camino para diferenciarse de sus competidoras en un panorama en el que cada vez hay más participantes y cuesta más llamar la atención del público.
Sin embargo, en 2011, TNT decidió probar con una historia de ciencia ficción postapocalíptica producida por Steven Spielberg, "Falling skies", para ver si realmente era posible ampliar su audiencia y, de paso, rejuvenecerla un poco, y el éxito del título de invasiones extraterrestres ha llevado a que la cadena esté lista para dar otro paso más en su evolución; el de atraer a grandes nombres y estrenar series a las que se pueda colgar la etiqueta de "de prestigio". La primera en estrenar la nueva estrategia es "Mob City", la miniserie sobre la "guerra" entre la policía de Los Ángeles y la mafia en los años 40 que está generando mucha atención por ser lo primero que hace Frank Darabont tras dejar "The Walking Dead", así que no es raro que medios como The Hollywood Reporter se pregunten si TNT no está intentando convertirse en la nueva AMC. Los responsables del canal dicen que sólo están intentando conseguir nuevos espectadores que vayan más allá de los que ven sus procedimentales ligeros, pero haber logrado que Darabont, Howard Gordon ("Legends") y Michael Bay ("The last ship") desarrollen allí sus nuevos proyectos, los sitúa en un nivel un poco más alto del que ocupaban hasta hace poco.
Que vayan a acercarse a AMC o FX, que también son cadenas de cable básico, en cuanto a percepción entre la crítica está aún por ver. Es cierto que Kyra Sedgwick ganó un Globo de Oro y un Emmy por "The Closer", y que el reparto de la serie estuvo nominado varias veces a los SAG, pero más allá de eso, TNT nunca ha tenido demasiado impacto en los premios. Su guerra, hasta ahora, estaba más en superar en audiencia a USA, pero el perfil de sus espectadores es más viejo. Toda esta nueva iniciativa de programación va más por el rejuvenecimiento de esa audiencia que por entrar en una carrera de premios que HBO, AMC y Showtime tienen copada, pero sí está claro que les va a dar más visibilidad entre los grandes medios. Si "Mob City" funciona (van a emitirla concentrada en tres semanas, a partir del próximo miércoles), quizás TNT haya encontrado el camino para diferenciarse de sus competidoras en un panorama en el que cada vez hay más participantes y cuesta más llamar la atención del público.
26 noviembre 2013
Las cinco parejas de 2013
Diciembre ya casi está aquí, y ya sabéis lo que eso quiere decir; arranca la temporada de premios de Hollywood y también la época de los resúmenes de lo mejor del año. Los recordatorios ya clásicos en este blog a las series con las que más he disfrutado, y las películas que más me han gustado (y ya veremos si habrá lista también de capítulos), de estos doce meses no empezarán a desvelarse hasta el domingo, probablemente, pero para iniciar la temporada de las listas se puede recuperar otra pequeña tradición; la de las parejas del año. Esto siempre es in my opinion, por supuesto, e intentando no repetir algunas que ya entraron en el quinteto el año pasado, como Linden y Holder o Longmire y Moretti, y lo único que tienen todas en común es lo mucho que me divierten, me entretienen o me interesan. Podían entrar hasta diez, claro, pero hay que cortar por algún sitio.
- Mrs. Hughes y Mr. Carson ("Downton Abbey")
No es ningún secreto que la señora Hughes, el ama de llaves que todo lo sabe y todo lo soluciona, es uno de mis personajes favoritos de "Downton Abbey". En la cuarta temporada, esa posición no ha hecho más que reforzarse, apoyada también en el estupendo dúo que forma con el mayordomo, Carson. Mientras él se empeña en mantener las tradiciones de siempre, y a veces es demasiado estricto, ella es más práctica y más resolutiva. Aunque la señora Hughes también funciona realmente bien con la señora Patmore, y ha tenido bastante relevancia en esa subtrama protagonizada por Anna.
- Oliver Queen y Felicity Smoak ("Arrow")
Lo cierto es que, más que pareja, en "Arrow" lo que mejor funciona es el trío formado por Oliver, Felicity y Diggle, un trío cuya química no ha hecho más que mejorar en la segunda temporada. El añadido de Felicity, la geek versión CW que ayuda en todo lo relacionado con ordenadores y redes informáticas, le insufló aire fresco a la primera temporada de la serie, y ahora se ha ganado un puesto fijo gracias a esa simpática relación que tiene con Oliver (sus shippers los llaman "Olicity"). Felicity y Diggle ayudan a humanizar al superhéroe casi más que su familia, y la buena dinámica establecida entre los tres actores queda clara hasta en vídeos como el que hicieron para Batkid, aquel niño al que la fundación Make a Wish le organizó todo un día de "limpiar" las calles de San Francisco de criminales disfrazado de Batman.
- Mike y Annie Henry ("The Michael J. Fox Show")
"The Michael J. Fox Show" puede no estar siendo el éxito que a la NBC le gustaría que fuera, y puede estar pasando muy desapercibida, pero lo que es innegable es que, desde el principio, tiene a una pareja con gran química en la que forman el propio Fox y Betsy Brandt. Ella, desde luego, es toda una revelación para quienes sólo la conozcan de "Breaking Bad", y si los episodios de la serie son simpáticos y tienen momentos divertidos es gracias al matrimonio Henry. Hay comedias nuevas más graciosas y que llaman más la atención, cierto, pero este dúo es un punto a favor que no hay que despreciar para ésta.
- Sonya Cross y Hank Wade ("The Bridge")
La pareja protagonista de "The Bridge" son Sonya Cross y Marco Ruiz y, como ocurre en "Bron/Broen", la serie que adapta, su relación es una parte fundamental de la historia. Pero el dúo que termina convirtiéndose en mi preferido es el de Sonya con su jefe, Hank, un emparejamiento que se explora aquí un poco más que en el original escandinavo. Hank entiende a Sonya y sabe cómo llegar a ella, cómo hacerle ver determinadas cosas, y ese decisivo papel que jugó en su pasado le otorga una capa extra a su relación. También es que yo vería una serie centrada sólo en Hank Wade, uno de los estupendos personajes que acaban siendo la revelación de la serie junto con Fausto Galván.
- Alison y Sarah ("Orphan Black")
Si "Orphan Black" ha sido una de las sorpresas de 2013 no ha sido tanto por su trama, como por su construcción de los clones y, en especial, de la relación que se establece entre ellos. Además, Alison, la madre del barrio residencial, termina robando limpiamente la serie por el gran contraste que presenta con todo el mundo construído alrededor de Sarah, la protagonista principal, y el humor que aporta en casi todas sus apariciones. Las interacciones entre las dos eran realmente divertidas, con Félix como la guinda del pastel. Será interesante ver qué les depara la segunda temporada.
Se quedan muchas fuera, sí, desde Piper y Nicky en "Orange is the new black" (o Piper y Alex, si queréis) a Ichabod y Abbie en "Sleepy Hollow, Ginny y Melanie en "Bunheads" o Jane y Virginia en "Masters of sex", pero así podéis aportar vosotros vuestro granito de arena.
- Mrs. Hughes y Mr. Carson ("Downton Abbey")
No es ningún secreto que la señora Hughes, el ama de llaves que todo lo sabe y todo lo soluciona, es uno de mis personajes favoritos de "Downton Abbey". En la cuarta temporada, esa posición no ha hecho más que reforzarse, apoyada también en el estupendo dúo que forma con el mayordomo, Carson. Mientras él se empeña en mantener las tradiciones de siempre, y a veces es demasiado estricto, ella es más práctica y más resolutiva. Aunque la señora Hughes también funciona realmente bien con la señora Patmore, y ha tenido bastante relevancia en esa subtrama protagonizada por Anna.
- Oliver Queen y Felicity Smoak ("Arrow")
Lo cierto es que, más que pareja, en "Arrow" lo que mejor funciona es el trío formado por Oliver, Felicity y Diggle, un trío cuya química no ha hecho más que mejorar en la segunda temporada. El añadido de Felicity, la geek versión CW que ayuda en todo lo relacionado con ordenadores y redes informáticas, le insufló aire fresco a la primera temporada de la serie, y ahora se ha ganado un puesto fijo gracias a esa simpática relación que tiene con Oliver (sus shippers los llaman "Olicity"). Felicity y Diggle ayudan a humanizar al superhéroe casi más que su familia, y la buena dinámica establecida entre los tres actores queda clara hasta en vídeos como el que hicieron para Batkid, aquel niño al que la fundación Make a Wish le organizó todo un día de "limpiar" las calles de San Francisco de criminales disfrazado de Batman.
- Mike y Annie Henry ("The Michael J. Fox Show")
"The Michael J. Fox Show" puede no estar siendo el éxito que a la NBC le gustaría que fuera, y puede estar pasando muy desapercibida, pero lo que es innegable es que, desde el principio, tiene a una pareja con gran química en la que forman el propio Fox y Betsy Brandt. Ella, desde luego, es toda una revelación para quienes sólo la conozcan de "Breaking Bad", y si los episodios de la serie son simpáticos y tienen momentos divertidos es gracias al matrimonio Henry. Hay comedias nuevas más graciosas y que llaman más la atención, cierto, pero este dúo es un punto a favor que no hay que despreciar para ésta.
- Sonya Cross y Hank Wade ("The Bridge")
La pareja protagonista de "The Bridge" son Sonya Cross y Marco Ruiz y, como ocurre en "Bron/Broen", la serie que adapta, su relación es una parte fundamental de la historia. Pero el dúo que termina convirtiéndose en mi preferido es el de Sonya con su jefe, Hank, un emparejamiento que se explora aquí un poco más que en el original escandinavo. Hank entiende a Sonya y sabe cómo llegar a ella, cómo hacerle ver determinadas cosas, y ese decisivo papel que jugó en su pasado le otorga una capa extra a su relación. También es que yo vería una serie centrada sólo en Hank Wade, uno de los estupendos personajes que acaban siendo la revelación de la serie junto con Fausto Galván.
- Alison y Sarah ("Orphan Black")
Si "Orphan Black" ha sido una de las sorpresas de 2013 no ha sido tanto por su trama, como por su construcción de los clones y, en especial, de la relación que se establece entre ellos. Además, Alison, la madre del barrio residencial, termina robando limpiamente la serie por el gran contraste que presenta con todo el mundo construído alrededor de Sarah, la protagonista principal, y el humor que aporta en casi todas sus apariciones. Las interacciones entre las dos eran realmente divertidas, con Félix como la guinda del pastel. Será interesante ver qué les depara la segunda temporada.
Se quedan muchas fuera, sí, desde Piper y Nicky en "Orange is the new black" (o Piper y Alex, si queréis) a Ichabod y Abbie en "Sleepy Hollow, Ginny y Melanie en "Bunheads" o Jane y Virginia en "Masters of sex", pero así podéis aportar vosotros vuestro granito de arena.
25 noviembre 2013
La llama de la revolución
Cuando se estrenó "Los juegos del hambre" quedaba claro que, sin la actriz adecuada para dar vida a Katniss Everdeen, no habría película ni, evidentemente, tetralogía en cine. La elección de Jennifer Lawrence entonces no levantó pasiones, pero tampoco grandes iras, y el hecho de que acabaran de nominarla a un Oscar por "Winter's bone" (película a reivindicar, por cierto) le daba cierta pátina de respetabilidad a la adaptación al cine de los libros de Suzanne Collins. Además, da la sensación de que se están convirtiendo en algo así como el equivalente de la saga de Harry Potter en Estados Unidos en cuanto a su poder de atracción de actores con cierto renombre para los papeles secundarios (incluido un Stanley Tucci totalmente magistral como el excesivo presentador Caesar Flickerman). Pero todo eso, como decimos, se podía quedar en nada si Katniss no estaba a la altura, si no conseguíamos ver su viaje de adolescente obligada a echarse a su familia a la espalda, a joven traumatizada por una experiencia especialmente brutal y violenta a, finalmente, símbolo de una rebelión contra el estado opresor. Si había dudas sobre la capacidad de Lawrence de llevar la historia sobre sus hombros, el plano final de "En llamas" las despeja todas.
Porque Katniss es un personaje interesante pero, al mismo tiempo, complicado de trasladar al cine. Los libros se cuentan desde su punto de vista, en primera persona y en presente, y sobre todo el tercero, "Sinsajo", está enteramente dentro de su cabeza. Lawrence, sin embargo, consigue hacernos ver los sentimientos contradictorios que pelean en ella, y que van del instinto de supervivencia (que siempre será más egoísta), a la indignación por saberse utilizada por el Capitolio sin poder hacer nada a cambio, al rechazo de su papel como sinsajo, como símbolo de la revolución, al acto final que termina por sellar su destino, como si dijéramos. Porque "En llamas", aunque vuelve a mostrarnos unos Juegos del Hambre, esta vez más refinados y crueles, es en realidad la historia de cómo prende la llamita que ha de evolucionar al incendio que se desatará en las dos últimas películas. Los espectadores no llegan a ver más que los vistazos que Katniss ve, y no son conscientes de la magnitud de la situación en la que ella está metida hasta que ella misma no es consciente. Hasta ese momento, ha estado demasiado cegada pensando en sí misma, en cómo sobrevivir y no poner en peligro a su familia, hasta que se da cuenta de que todo forma parte de la misma rueda.
"En llamas" sigue el esquema de otras segundas partes en sagas cinematográficas de ciencia ficción ("El Imperio contraataca" es la que se ha traído más a colación), ampliando y mejorando los ingredientes que se nos presentaban en la primera, profundizando en ese mundo (aquí se dibuja mejor a unos cuantos personajes, como Effie, Haymitch y hasta Peeta) y preparando el terreno para la resolución en la cinta final, aunque aquí esa resolución vendrá dividida en dos películas. Es un salto cualitativo notable con respecto a "Los juegos del hambre", incluso aunque le dé mucha cancha a un triángulo amoroso que sabemos que en realidad no es tal (esto es un spoiler para quienes no hayáis leído "Sinsajo", pero resulta totalmente lógico que Katniss acabe al final con Peeta, la única persona que entiende por lo que ella ha pasado y que comprende bien las pesadillas que la acosan por las noches). Aprovecha perfectamente todo el trabajo de base hecho en la primera película, y deja las cosas en un punto en el que su cierre puede ser todavía mejor.
Muy probablemente, "En llamas" no vaya a entrar en las listas de las diez mejores películas del año, pero sí es un blockbuster bien contado, con unas ideas detrás interesantes y que dan para muchos debates (como éste de Salon sobre su ambigüedad política). Se ha comentado que está más centrado y tiene una narración más clara que la primera película, lo que es cierto, y la rebelión que se organiza en los márgenes de la historia le confiere otra capa que le da más interés a, por ejemplo, las acciones de Finnicki y Johanna, que Katniss no logra comprender al no ser capaz de tener una visión panorámica del conjunto. Por supuesto, no faltan la crítica hacia los realities y el "monstruo" de la imagen pública, como Effie comenta de pasada, hacia esa dualidad entre tus acciones y cómo son éstas percibidas por el resto de la gente. Pero lo que queda finalmente es Katniss, una heroína a regañadientes clásica y a la que todavía le queda un largo camino por recorrer para poder tomar sus propias decisiones, para sentirse realmente dueña de su destino.
P.D. podcastero: Tras una semana libre por culpa de gripes y resfriados variados, Yo disparé a JR vuelve, y lo hace con bastante variedad temática y una petición para los oyentes:
- 0': Colaboración de los oyentes
- 4': "Doctor Who" y el 50 aniversario
- 17': "Almost human"
- 32': "Masters of sex"
- 51': "American Horror Story: Coven" (spoilers hasta el 3x07)
- 66': "Downton Abbey" (spoilers hasta el 4x08)
Porque Katniss es un personaje interesante pero, al mismo tiempo, complicado de trasladar al cine. Los libros se cuentan desde su punto de vista, en primera persona y en presente, y sobre todo el tercero, "Sinsajo", está enteramente dentro de su cabeza. Lawrence, sin embargo, consigue hacernos ver los sentimientos contradictorios que pelean en ella, y que van del instinto de supervivencia (que siempre será más egoísta), a la indignación por saberse utilizada por el Capitolio sin poder hacer nada a cambio, al rechazo de su papel como sinsajo, como símbolo de la revolución, al acto final que termina por sellar su destino, como si dijéramos. Porque "En llamas", aunque vuelve a mostrarnos unos Juegos del Hambre, esta vez más refinados y crueles, es en realidad la historia de cómo prende la llamita que ha de evolucionar al incendio que se desatará en las dos últimas películas. Los espectadores no llegan a ver más que los vistazos que Katniss ve, y no son conscientes de la magnitud de la situación en la que ella está metida hasta que ella misma no es consciente. Hasta ese momento, ha estado demasiado cegada pensando en sí misma, en cómo sobrevivir y no poner en peligro a su familia, hasta que se da cuenta de que todo forma parte de la misma rueda.
"En llamas" sigue el esquema de otras segundas partes en sagas cinematográficas de ciencia ficción ("El Imperio contraataca" es la que se ha traído más a colación), ampliando y mejorando los ingredientes que se nos presentaban en la primera, profundizando en ese mundo (aquí se dibuja mejor a unos cuantos personajes, como Effie, Haymitch y hasta Peeta) y preparando el terreno para la resolución en la cinta final, aunque aquí esa resolución vendrá dividida en dos películas. Es un salto cualitativo notable con respecto a "Los juegos del hambre", incluso aunque le dé mucha cancha a un triángulo amoroso que sabemos que en realidad no es tal (esto es un spoiler para quienes no hayáis leído "Sinsajo", pero resulta totalmente lógico que Katniss acabe al final con Peeta, la única persona que entiende por lo que ella ha pasado y que comprende bien las pesadillas que la acosan por las noches). Aprovecha perfectamente todo el trabajo de base hecho en la primera película, y deja las cosas en un punto en el que su cierre puede ser todavía mejor.
Muy probablemente, "En llamas" no vaya a entrar en las listas de las diez mejores películas del año, pero sí es un blockbuster bien contado, con unas ideas detrás interesantes y que dan para muchos debates (como éste de Salon sobre su ambigüedad política). Se ha comentado que está más centrado y tiene una narración más clara que la primera película, lo que es cierto, y la rebelión que se organiza en los márgenes de la historia le confiere otra capa que le da más interés a, por ejemplo, las acciones de Finnicki y Johanna, que Katniss no logra comprender al no ser capaz de tener una visión panorámica del conjunto. Por supuesto, no faltan la crítica hacia los realities y el "monstruo" de la imagen pública, como Effie comenta de pasada, hacia esa dualidad entre tus acciones y cómo son éstas percibidas por el resto de la gente. Pero lo que queda finalmente es Katniss, una heroína a regañadientes clásica y a la que todavía le queda un largo camino por recorrer para poder tomar sus propias decisiones, para sentirse realmente dueña de su destino.
P.D. podcastero: Tras una semana libre por culpa de gripes y resfriados variados, Yo disparé a JR vuelve, y lo hace con bastante variedad temática y una petición para los oyentes:
- 0': Colaboración de los oyentes
- 4': "Doctor Who" y el 50 aniversario
- 17': "Almost human"
- 32': "Masters of sex"
- 51': "American Horror Story: Coven" (spoilers hasta el 3x07)
- 66': "Downton Abbey" (spoilers hasta el 4x08)
24 noviembre 2013
50 años de aventuras en el espacio-tiempo
La semana (el mes, más bien) de celebración del 50º aniversario de "Doctor Who" ya ha llegado a su fin, y lo ha hecho con los dos especiales alrededor de los que giraba todo el asunto. El más importante, evidentemente, era "The day of the Doctor", al que ya llegaremos, pero un par de días antes, BBC 2 emitió una tv movie que cuenta cómo se puso en marcha la serie en 1963. Esta "An adventure in space and time" nos lleva a esa BBC de principios de los 60 en la que, como decía Steven Moffat no hace mucho, lo que se veía generalmente era a dos personas hablando, encuadradas en un plano muy corto, y nos lleva directamente al despacho de Sydney Newman, el jefe de ficción de la cadena, recién llegado desde ITV y al que le encargan una serie infantil para rellenar programación el sábado por la tarde. A Newman se le ocurre la idea de "Doctor Who", con un hombre mayor y su nieta como protagonistas de aventuras que les lleven por todo el espacio y el tiempo, y que ayuden a los niños a saber algo más de historia.
El guión corre a cargo de un viejo colaborador de Steven Moffat y de la serie en su etapa moderna, Mark Gatiss, y se nota que para él es una labor de amor. Todo está contado con el mayor de los afectos (y con unos cuantos guiños a estos 50 años de historia) y desde el punto de vista de un grupo de personas que eran algo así como los tipos a los que nadie prestaba atención ni respetaba en la BBC; Verity Lambert era la primera mujer que producía una serie para la cadena (con Jessica Raines en un papel muy a lo Bel Rowley en "The Hour"), Waris Hussein era el primer director indio que trabajaba allí y el actor elegido para interpretar al Doctor, William Hartnell, estaba encasillado en papeles de sargento en películas bélicas y creía que la mejor parte de su carrera había quedado ya atrás. Hartnell y su intérprete, un estupendo David Bradley, son el corazón de la película, un corazón que pone un nudo en la garganta al final, y no sólo por esa breve conexión con la existencia actual de "Doctor Who". Bradley se hace con la tv movie sin que parezca estar haciendo nada, pero al final es la historia de Hartnell y Lambert, y de cómo un grupo de gente a la que nadie respetaba acabó triunfando.
Por supuesto, es "The day of the Doctor", el especial en sí por el 50º aniversario, lo que había levantado más expectación, especialmente por el regreso de David Tennant y Billie Piper. Sin entrar en demasiados pormenores (eso ya está hecho en esta entrada de ¡Vaya Tele!), ha resultado ser un capítulo bastante a la altura de las expectativas. Forma tándem con "The night of the Doctor", ese minisodio en el que vemos de nuevo al Octavo Doctor y que prepara el terreno para que el especial nos cuente, finalmente, qué pasó en la Guerra del Tiempo y cómo el Doctor decidió terminarla exterminando a los daleks y a su propio pueblo, los Señores del Tiempo. Es un acto que persigue y define a los tres Doctores de la era moderna, acosados por la culpa y la tristeza de saberse el último de su especie (más o menos), así que es lógico que su exploración centrara el capítulo del 50º aniversario. Además, Tennant y Smith forman juntos un divertido dúo cómico, y la hija del Brigadier y la científica merecen salir más a menudo ("Inhalador").
También esté repleto de guiños a la historia de la serie (y a su futuro, ¡spoilers!), guiños que han protagonizado toda la segunda mitad de esta séptima temporada y que han ofrecido un pequeño extra a los fans. Éstos, además, han tenido muchas más cosas para ver en las tres cadenas de BBC, pues ha habido programas especiales que recordaban la historia de la serie, como una muy útil "Ultimate Guide", una explicación de algunos conceptos científicos tras la TARDIS, y "The Five(ish) Doctors Reboot", un corto escrito y dirigido por Peter Davison (el Quinto Doctor), en el que parodia sus intentos de "colarse" en el especial del 50º aniversario junto con Colin Baker (Seis) y Sylvester McCoy (Siete), y con una carretilla de invitados especiales. Es una manera simpática y divertida de cerrar las celebraciones, que por aquí hemos hecho participando en esa Semana Whovian.
Música de la semana: Siendo la semana que es, hay que terminar con una elección musical que provenga de "Doctor Who". La serie, por cierto, tiene una banda sonora realmente destacable de Murray Gold, y que la BBC celebra todos los años en sus Proms, pero no es que sea propensa a la aparición de canciones. Sin embargo, y aparte de las bromas con Britney Spears y Raffaella Carrá, sí tuvo una canción escrita para la tercera temporada, para aquel capítulo en el que Diez y Martha tienen que enfrentarse a los daleks en el Nueva York de la Gran Depresión. Uno de los personajes con los que se encuentran es una cantante de music hall a la que conocen cantando "My angel put the devil in me", que para la edición discográfica de la BSO grabó Yamit Mamo, dedicada más al soul.
El guión corre a cargo de un viejo colaborador de Steven Moffat y de la serie en su etapa moderna, Mark Gatiss, y se nota que para él es una labor de amor. Todo está contado con el mayor de los afectos (y con unos cuantos guiños a estos 50 años de historia) y desde el punto de vista de un grupo de personas que eran algo así como los tipos a los que nadie prestaba atención ni respetaba en la BBC; Verity Lambert era la primera mujer que producía una serie para la cadena (con Jessica Raines en un papel muy a lo Bel Rowley en "The Hour"), Waris Hussein era el primer director indio que trabajaba allí y el actor elegido para interpretar al Doctor, William Hartnell, estaba encasillado en papeles de sargento en películas bélicas y creía que la mejor parte de su carrera había quedado ya atrás. Hartnell y su intérprete, un estupendo David Bradley, son el corazón de la película, un corazón que pone un nudo en la garganta al final, y no sólo por esa breve conexión con la existencia actual de "Doctor Who". Bradley se hace con la tv movie sin que parezca estar haciendo nada, pero al final es la historia de Hartnell y Lambert, y de cómo un grupo de gente a la que nadie respetaba acabó triunfando.
Por supuesto, es "The day of the Doctor", el especial en sí por el 50º aniversario, lo que había levantado más expectación, especialmente por el regreso de David Tennant y Billie Piper. Sin entrar en demasiados pormenores (eso ya está hecho en esta entrada de ¡Vaya Tele!), ha resultado ser un capítulo bastante a la altura de las expectativas. Forma tándem con "The night of the Doctor", ese minisodio en el que vemos de nuevo al Octavo Doctor y que prepara el terreno para que el especial nos cuente, finalmente, qué pasó en la Guerra del Tiempo y cómo el Doctor decidió terminarla exterminando a los daleks y a su propio pueblo, los Señores del Tiempo. Es un acto que persigue y define a los tres Doctores de la era moderna, acosados por la culpa y la tristeza de saberse el último de su especie (más o menos), así que es lógico que su exploración centrara el capítulo del 50º aniversario. Además, Tennant y Smith forman juntos un divertido dúo cómico, y la hija del Brigadier y la científica merecen salir más a menudo ("Inhalador").
También esté repleto de guiños a la historia de la serie (y a su futuro, ¡spoilers!), guiños que han protagonizado toda la segunda mitad de esta séptima temporada y que han ofrecido un pequeño extra a los fans. Éstos, además, han tenido muchas más cosas para ver en las tres cadenas de BBC, pues ha habido programas especiales que recordaban la historia de la serie, como una muy útil "Ultimate Guide", una explicación de algunos conceptos científicos tras la TARDIS, y "The Five(ish) Doctors Reboot", un corto escrito y dirigido por Peter Davison (el Quinto Doctor), en el que parodia sus intentos de "colarse" en el especial del 50º aniversario junto con Colin Baker (Seis) y Sylvester McCoy (Siete), y con una carretilla de invitados especiales. Es una manera simpática y divertida de cerrar las celebraciones, que por aquí hemos hecho participando en esa Semana Whovian.
Música de la semana: Siendo la semana que es, hay que terminar con una elección musical que provenga de "Doctor Who". La serie, por cierto, tiene una banda sonora realmente destacable de Murray Gold, y que la BBC celebra todos los años en sus Proms, pero no es que sea propensa a la aparición de canciones. Sin embargo, y aparte de las bromas con Britney Spears y Raffaella Carrá, sí tuvo una canción escrita para la tercera temporada, para aquel capítulo en el que Diez y Martha tienen que enfrentarse a los daleks en el Nueva York de la Gran Depresión. Uno de los personajes con los que se encuentran es una cantante de music hall a la que conocen cantando "My angel put the devil in me", que para la edición discográfica de la BSO grabó Yamit Mamo, dedicada más al soul.
23 noviembre 2013
El fez del Doctor #semanawhovian
Los fez son cool. Y las pajaritas, las gafas de sol con guirnaldas hawaianas en invierno, las chaquetas de cuero gastadas, las bufandas kilométricas de varios colores, los sombreros Stetson y los trajes de rayas con zapatillas Converse. Pero los fez son lo más cool. O eso me dice constantemente el Doctor, aunque yo no termino de creérmelo. River me pegó un tiro en una azotea de Londres, y a pesar de que él siempre se busque una excusa para sacarme otra vez, cada vez que lo hace temo por mi vida. De hecho, ¿cómo se le ocurrió elegirme para llevarme en la cabeza en un momento en el que el Universo y toda la historia del tiempo estaban a punto de colapsar? Se dedicó a viajar a su propio pasado para ir plantando pequeñas semillas que después le ayudaran a resolverlo todo, pero no creo que yo tuviera nada que ver en eso. ¿O sí? Estaría bien pensar que sí lo tuve.
No penséis, de todos modos, que yo soy lo más exótico que el Doctor guarda en la TARDIS. Tiene un vestidor que ni Carrie Bradshaw, y yo no tengo mayor poder que el de ser cool y hacer que cualquiera que me lleve parezca estar en una película de los años 30 ambientada en el norte de África. No soy como el Sombrero Seleccionador, aunque sí es cierto que, cuando el Doctor me lleva en su cabeza, puedo sentir todos sus pensamientos en ebullición, como peleando por salir todos a la vez y ser expresados a través de su boca. Pero, desde luego, su perfil conmigo en la cabeza luce bien, ¿no? Igual le da un toque de profesor chiflado más acusado de lo habitual, pero teniendo en cuenta que Once casi nunca lleva nada en la cabeza, más que ese flequillo loco suyo, no es un mal cambio de look.
Tampoco yo soy lo más peculiar que el Doctor ha lucido como sombrero. Todavía me ha acuerdo de aquella cosa informe que Cuatro llevaba a todas partes, o del sombrerito de Siete. No sé por qué Nueve nunca quiso un sombrero, con esa cabeza afeitada que tenía. Me habría gustado ver más aventuras con el Doctor, pero supongo que pasar el rato en el interior de la TARDIS tampoco está tan mal. Hay una piscina enorme, ¿lo sabíais?, y casi puede decirse que nosotros, la ropa y los sombreros que guarda en su vestidor, somos de algún modo también guardianes de sus secretos. Nosotros lo sabemos todo de sus vidas pasadas, y podemos intuir por dónde van a ir las nuevas en el momento en el que la nueva regeneración elige sus nuevas galas. ¿Le gustarán a Doce los fez? Me han dicho que soy cool.
No penséis, de todos modos, que yo soy lo más exótico que el Doctor guarda en la TARDIS. Tiene un vestidor que ni Carrie Bradshaw, y yo no tengo mayor poder que el de ser cool y hacer que cualquiera que me lleve parezca estar en una película de los años 30 ambientada en el norte de África. No soy como el Sombrero Seleccionador, aunque sí es cierto que, cuando el Doctor me lleva en su cabeza, puedo sentir todos sus pensamientos en ebullición, como peleando por salir todos a la vez y ser expresados a través de su boca. Pero, desde luego, su perfil conmigo en la cabeza luce bien, ¿no? Igual le da un toque de profesor chiflado más acusado de lo habitual, pero teniendo en cuenta que Once casi nunca lleva nada en la cabeza, más que ese flequillo loco suyo, no es un mal cambio de look.
Tampoco yo soy lo más peculiar que el Doctor ha lucido como sombrero. Todavía me ha acuerdo de aquella cosa informe que Cuatro llevaba a todas partes, o del sombrerito de Siete. No sé por qué Nueve nunca quiso un sombrero, con esa cabeza afeitada que tenía. Me habría gustado ver más aventuras con el Doctor, pero supongo que pasar el rato en el interior de la TARDIS tampoco está tan mal. Hay una piscina enorme, ¿lo sabíais?, y casi puede decirse que nosotros, la ropa y los sombreros que guarda en su vestidor, somos de algún modo también guardianes de sus secretos. Nosotros lo sabemos todo de sus vidas pasadas, y podemos intuir por dónde van a ir las nuevas en el momento en el que la nueva regeneración elige sus nuevas galas. ¿Le gustarán a Doce los fez? Me han dicho que soy cool.
22 noviembre 2013
El Instituto Torchwood
Con tanta celebración del 50º aniversario de "Doctor Who", era inevitable que se recordaran también los spinoffs que tuvo la serie bajo el mando de Russell T. Davies. Uno fue "The Sarah Jane Adventures", aquél más orientado al público infantil y hecho para Elisabeth Sladen, y el otro era "Torchwood", creado alrededor del capitán Jack Harkness de John Barrowman y con un tono más adulto, como recuerdan hoy en El Diario Vasco. "Torchwood" (cuyo título es un anagrama con las letras de "Doctor Who", y cuyo germen se presentó inicialmente durante la segunda temporada de esa serie) entroncaba con otra de las influencias de Davies a la hora de poner en marcha de nuevo al venerable Doctor, las series de Joss Whedon, y esa influencia camparía a sus anchas en las peripecias de Harkness y el grupo de colaboradores con los que debe proteger a la Tierra de toda la "escoria" extraterrestre que entre a través de la brecha temporal abierta justo en la bahía de Cardiff.
"Torchwood" era, en ese aspecto, una serie más convencional. Entrábamos en ella a la vez que la policía Gwen Cooper se topa con el equipo del capitán, y ella nos sirve de introducción a los personajes y al mundo en el que se mueven. Quienes hubieran visto ya las dos primeras temporadas de "Doctor Who" conocían de sobra a Harkness, pero si el espectador no estaba versado en ellas tampoco pasaba nada, porque desde el principio sabías que Jack era inmortal (y que esa inmortalidad lo había vuelto taciturno y serio), que sabía más cosas de las que dejaba entrever y que guardaba secretos, como esa misteriosa mano conservada en un enorme tarro burbujeante. Y que quería que Gwen fuera la nueva integrante de Torchwood. De hecho, la relación de los dos es una de las cosas mejor conseguidas a lo largo de las cuatro temporadas de la serie, con sus cambios de formato y de escenario.
Todo el mundo elogia justamente la tercera, aquella especie de miniserie de cinco capítulos titulada "Children of Earth", y pocos fans consiguieron llegar al final de "Miracle day", la última, co-producida entre BBC y Starz, pero las dos entregas iniciales tampoco hay que despreciarlas porque sí. Llevan un esquema un poco más convencional, cada una con sus trece episodios y sus casos autoconclusivos en cada episodio, y es cierto que "Torchwood" necesita varios capítulos para que pula algunos de sus peores momentos (la pobre cibermujer es el punto crítico). Sobre todo, la serie va ganando enteros conforme Gwen va evolucionando y ganando más peso, y aunque en la primera temporada tiene varios episodios que están realmente bien, en la segunda es donde da un salto adelante que la vuelve mucho más disfrutable, sin perder cierto toque oscuro. Al fin y al cabo, los agentes de Torchwood trabajan con la misma amenaza sobre sus cabezas que los del almacén de "Warehouse 13", y ésa es que tienden a sufrir algún percance, muchas veces mortal, bastante jóvenes.
Hemos estado toda la semana dando listas de los mejores capítulos de "Doctor Who", entre otras cosas, y casi descartando "Torchwood" como nada más que una curiosidad, y tampoco lo merece. Si alguien, por ejemplo, quisiera hacerse una idea de cómo es la serie en cinco episodios de sus dos primeras entregas, podrían recomendarse "Random shoes" y "Out of time" de la primera temporada, y "Adam", "Adrift" y el final doble de la segunda temporada, aunque toda ésta está bastante bien, y tiene a James Marsters haciendo básicamente de una versión de Spike en Agente del Tiempo.
"Torchwood" era, en ese aspecto, una serie más convencional. Entrábamos en ella a la vez que la policía Gwen Cooper se topa con el equipo del capitán, y ella nos sirve de introducción a los personajes y al mundo en el que se mueven. Quienes hubieran visto ya las dos primeras temporadas de "Doctor Who" conocían de sobra a Harkness, pero si el espectador no estaba versado en ellas tampoco pasaba nada, porque desde el principio sabías que Jack era inmortal (y que esa inmortalidad lo había vuelto taciturno y serio), que sabía más cosas de las que dejaba entrever y que guardaba secretos, como esa misteriosa mano conservada en un enorme tarro burbujeante. Y que quería que Gwen fuera la nueva integrante de Torchwood. De hecho, la relación de los dos es una de las cosas mejor conseguidas a lo largo de las cuatro temporadas de la serie, con sus cambios de formato y de escenario.
Todo el mundo elogia justamente la tercera, aquella especie de miniserie de cinco capítulos titulada "Children of Earth", y pocos fans consiguieron llegar al final de "Miracle day", la última, co-producida entre BBC y Starz, pero las dos entregas iniciales tampoco hay que despreciarlas porque sí. Llevan un esquema un poco más convencional, cada una con sus trece episodios y sus casos autoconclusivos en cada episodio, y es cierto que "Torchwood" necesita varios capítulos para que pula algunos de sus peores momentos (la pobre cibermujer es el punto crítico). Sobre todo, la serie va ganando enteros conforme Gwen va evolucionando y ganando más peso, y aunque en la primera temporada tiene varios episodios que están realmente bien, en la segunda es donde da un salto adelante que la vuelve mucho más disfrutable, sin perder cierto toque oscuro. Al fin y al cabo, los agentes de Torchwood trabajan con la misma amenaza sobre sus cabezas que los del almacén de "Warehouse 13", y ésa es que tienden a sufrir algún percance, muchas veces mortal, bastante jóvenes.
Hemos estado toda la semana dando listas de los mejores capítulos de "Doctor Who", entre otras cosas, y casi descartando "Torchwood" como nada más que una curiosidad, y tampoco lo merece. Si alguien, por ejemplo, quisiera hacerse una idea de cómo es la serie en cinco episodios de sus dos primeras entregas, podrían recomendarse "Random shoes" y "Out of time" de la primera temporada, y "Adam", "Adrift" y el final doble de la segunda temporada, aunque toda ésta está bastante bien, y tiene a James Marsters haciendo básicamente de una versión de Spike en Agente del Tiempo.
21 noviembre 2013
Las conexiones curiosas del Doctor #semanawhovian
Si alguno lleva hibernando cual Punxsutawney Phil desde hace un mes, y se sorprende de ver de repente tanto artículo y tanto tuit referido a "Doctor Who", debería saber que una serie no cumple, estando en emisión, 50 años desde su estreno todo los días, así que es normal que los fans estén de celebración hasta el sábado, cuando la BBC emitirá el esperado capítulo especial "The day of the Doctor". Es posible que os suene esa Semana Whovian que varios blogs estamos dedicando a ese peculiar Señor del Tiempo y a sus aventuras por el tiempo y el espacio, y entre tanto recordatorio a alguna de sus once encarnaciones hasta la fecha, sus villanos y sus compañeros, no está mal hacer alguna parada en curiosidades asociadas a la serie, sobre todo a través de sus actores y de algunos trabajos peculiares que han hecho fuera de "Doctor Who". Y si hemos empezado con el inicio del concierto dedicado a la serie, ya tradicional, en los Proms de la BBC, lo suyo es seguir con música, pero de otro tipo.
La carrera musical de Billie Piper ya la hemos comentado en otras ocasiones (sobre todo gracias a su éxito "Because we want to"), pero nunca deja de ser curioso acordarse de que, en 1998, fue número uno en las listas de ventas del Reino Unido, siendo lo más parecido que tuvieron allí, por aquel entonces, a Britney Spears. Hasta llegó a grabar una canción para la primera película de "Pokémon", pero su carrera musical no duró demasiado. Sacó otro disco en 2000 y en 2003 decidió pasarse a la interpretación, que ya sabemos hasta dónde la ha llevado.
A veces, lo que propicia "Doctor Who" son cruces de caminos vitales y profesionales que cristalizan en cosas como la versión de "Mucho ruido y pocas nueces" que David Tennant (Diez) y Catherine Tate (Donna) protagonizaron en 2011 en las tablas de Londres, y que trasladaba la acción de la obra de William Shakespeare al Gibraltar de los 80. Su versión es bastante diferente de la que ha hecho Joss Whedon para el cine, por ejemplo, y parecía aprovechar a tope la gran química cómica que tenían ambos en la serie.
Para cruce curioso, el que se produjo en la quinta y sexta temporadas de "Law & Order UK", el remake de la venerable franquicia de la NBC en ITV. En el lado de los fiscales nos encontramos de repente no sólo con Freema Agyeman, que había sido Martha Jones, sino también Peter Davison, el Quinto Doctor, haciendo de su jefe. Que yo recuerde, no hubo ningún guiño simpático al respecto, pero bien que podrían haberlo hecho. Ahora, evidentemente, en la quinta temporada la cosa era aún más divertida cuando todavía andaba por ahí Jamie Bamber, el capitán Lee "Apollo" Adama de "Battlestar Galactica", como uno de los policías.
Si entramos ya en el que será 12º Doctor, Peter Capaldi, es un actor con una carrera muy larga a sus espaldas, y para el público británico no es ningún desconocido gracias a su malhablado Malcolm Tucker de "The thick of it". No obstante, en su etapa de "casi famoso", hay trabajos por ahí realmente curiosos como el de la foto, correspondiente a la tercera temporada de "Principal sospechoso". Capaldi era Vera Reynolds, una drag queen que se veía en medio de una de las investigaciones de Jane Tennison, y desde luego no tiene mucho que ver con otros papeles que hizo dentro del universo whovian, como el de aquel patricio romano en la cuarta temporada de "Doctor Who" o el del trágico burócrata de "Torchwood: Children of Earth".
Para finalizar, vamos a volver a Billie Piper, con la que empezamos este brevísimo repaso, y a uno de sus primeros trabajos post-"Doctor Who", una adaptación para televisión de "The ruby in the smoke". Es una de las aventuras protagonizadas por Sally Lockhart escritas por Philip Pullman, el autor de la trilogía de "La materia oscura", y lo realmente curioso es el encuentro entre Piper y el que acabaría siendo después el 11º Doctor, Matt Smith (también se pasea por allí gente como Hayley Atwell y David Harewood). Smith y Piper volverían a trabajar juntos de nuevo en un capítulo de la primera temporada de "Secret diary of a call girl".
20 noviembre 2013
El policía y el replicante
En la compleja de mitología que "Fringe" fue construyendo sobre la guerra entre los dos universos había una especie de soldados que servían de avanzadilla de los malos, soldados artificiales que tenían la capacidad de cambiar de forma y, de ese modo, podían asumir la identidad de cualquier persona que se cruzara en su camino. Algunos de ellos hasta adoptaron tapaderas como personas normales, hasta el punto que se les presentaba el mismo problema que podían tener los espías durante la Guerra Fría, o los cylones humanos de "Battlestar Galactica", o los replicantes de "Blade Runner"; empezaban a pensar que su identidad falsa era la verdadera. En este caso, esos cambiaformas se creían y se sentían humanos y, cuando llegaba el momento de que salieran de su estado latente y pasaran a la acción, tenían no pocos problemas para poder hacerlo. Los ya mencionados replicantes cambiaron por completo el modo en el que se representaba a los robots y los androides en el cine, con sus recuerdos humanos implantados y su voluntad por escapar de su gecha de caducidad de tres años, y si se notaba su influencia en "Fringe", aún se nota con más fuerza en "Almost human".
Es inevitable que se note porque su creador es J.H. Wyman, que supervisó con Jeff Pinkner casi todas las temporadas de aquella serie, y desde las primeras escenas nocturnas de la ciudad en el piloto, ellos mismos nos están enseñando sus referencias (que incluyen también "Minority report" y, por supuesto, "Alien Nación", como no pocos críticos estadounidenses han apuntado). Hasta podemos tener algún que otro dejà vú, muy curioso, a "Continuum" gracias a esos análisis fisiológicos que los policías sintéticos hacen de los sospechosos. Porque lo que es "Almost human" es una serie de policías en la que los protagonistas son un androide de un modelo que se descartó por ser demasiado "emocional", y un detective que carga a cuestas con la culpa de una operación que fue un fracaso y en la que murió su anterior compañero. Los dos viven en 2048, un futuro lleno de una tecnología totalmente fuera de control, que puede conseguir maravillas y, al mismo tiempo, facilitar horribles crímenes, y todos los policías humanos patrullan con un androide que a veces no parece más que una versión pellejuda y con aún menos sentido del humor de C3PO.
Por supuesto, teniendo en cuenta que esto es una serie de policías a la vieja usanza, con dos detectives de personalidades diferentes en su centro, necesita que Karl Urban y Michael Ealy desarrollen esa dinámica de conversaciones en el coche y aceptación progresiva uno del otro que deben tener John Kennex y Dorian, y lo cierto es que lo tienen bajo control desde el piloto. Como de costumbre, el resto de "Almost human" (con Lily Taylor haciendo de Broyles, Minka Kelly de Charlie Francis y Mackenzie Crook de una versión menos lisérgica de Walter Bishop) tiene todavía trabajo por delante. La construcción de ese mundo futuro remite a multitud de obras que ya hemos visto (va a ser divertido cuando empiecen a compartir escenarios con "Continuum", pues creo que ambas se ruedan en Vancouver), y aunque han empezado con un caso de robots sexuales con unas connotaciones realmente perturbadoras, la parte policial no es todavía algo que destaque. Una serie de casos requiere que éstos sean interesantes.
De todas formas, teniendo la experiencia pasada de "Fringe", quizás habría que esperar un poco para determinar si "Almost human" va más allá aparte del dúo Urban-Ealy, o para descartarla como una oportunidad perdida de lograr una buena serie de ciencia ficción. Por lo que nos enseñaron al final del piloto, el pasado de Kennex parece que va a proporcionar el arco serializado de fondo ya clásico en las producciones Bad Robot, y si logra que sus personajes acaben teniendo tanto corazón como adquirieron con el tiempo los de "Fringe", puede ser una serie que merezca la pena, Pero sólo lleva dos capítulos. Todavía puede ir en cualquier dirección, incluso mala.
Es inevitable que se note porque su creador es J.H. Wyman, que supervisó con Jeff Pinkner casi todas las temporadas de aquella serie, y desde las primeras escenas nocturnas de la ciudad en el piloto, ellos mismos nos están enseñando sus referencias (que incluyen también "Minority report" y, por supuesto, "Alien Nación", como no pocos críticos estadounidenses han apuntado). Hasta podemos tener algún que otro dejà vú, muy curioso, a "Continuum" gracias a esos análisis fisiológicos que los policías sintéticos hacen de los sospechosos. Porque lo que es "Almost human" es una serie de policías en la que los protagonistas son un androide de un modelo que se descartó por ser demasiado "emocional", y un detective que carga a cuestas con la culpa de una operación que fue un fracaso y en la que murió su anterior compañero. Los dos viven en 2048, un futuro lleno de una tecnología totalmente fuera de control, que puede conseguir maravillas y, al mismo tiempo, facilitar horribles crímenes, y todos los policías humanos patrullan con un androide que a veces no parece más que una versión pellejuda y con aún menos sentido del humor de C3PO.
Por supuesto, teniendo en cuenta que esto es una serie de policías a la vieja usanza, con dos detectives de personalidades diferentes en su centro, necesita que Karl Urban y Michael Ealy desarrollen esa dinámica de conversaciones en el coche y aceptación progresiva uno del otro que deben tener John Kennex y Dorian, y lo cierto es que lo tienen bajo control desde el piloto. Como de costumbre, el resto de "Almost human" (con Lily Taylor haciendo de Broyles, Minka Kelly de Charlie Francis y Mackenzie Crook de una versión menos lisérgica de Walter Bishop) tiene todavía trabajo por delante. La construcción de ese mundo futuro remite a multitud de obras que ya hemos visto (va a ser divertido cuando empiecen a compartir escenarios con "Continuum", pues creo que ambas se ruedan en Vancouver), y aunque han empezado con un caso de robots sexuales con unas connotaciones realmente perturbadoras, la parte policial no es todavía algo que destaque. Una serie de casos requiere que éstos sean interesantes.
De todas formas, teniendo la experiencia pasada de "Fringe", quizás habría que esperar un poco para determinar si "Almost human" va más allá aparte del dúo Urban-Ealy, o para descartarla como una oportunidad perdida de lograr una buena serie de ciencia ficción. Por lo que nos enseñaron al final del piloto, el pasado de Kennex parece que va a proporcionar el arco serializado de fondo ya clásico en las producciones Bad Robot, y si logra que sus personajes acaben teniendo tanto corazón como adquirieron con el tiempo los de "Fringe", puede ser una serie que merezca la pena, Pero sólo lleva dos capítulos. Todavía puede ir en cualquier dirección, incluso mala.
19 noviembre 2013
La ciencia detrás de las series
Un derivado bastante usual del éxito de una serie de ciencia ficción suele ser la aparición de especiales, y hasta de libros, sobre si la parte científica que aparece en ella se ajusta a la realidad o no. No hablamos tanto de si los vipers de "Battlestar Galactica" o las naves de "Babylon 5" se mueven por el espacio como lo haría realmente una nave por el espacio, y no un caza por el aire, sino sobre una puerta estelar como las de "Stargate" podría darnos paso a otros mundos, o si los experimentos de Walter Bishop y William Bell sobre universos paralelos en "Fringe" tienen algún fundamento. Algunas de esas series tienen sus propios libros que exploran ese lado científico ("Fringe" lo tiene, por ejemplo, y dedicó un extra del DVD de su primera temporada al tema), pero probablente sean "Star Trek" y "Doctor Who" las campeonas en este aspecto.
La primera, por ejemplo, inspiró al físico mexicano Miguel Alcubierre, en 1994, a estudiar la posibilidad de que el motor de curvatura de la USS Enterprise fuera plausible. De sus estudios teóricos surgió el motor de Alcubierre, que utiliza la teoría de la relatividad de Einstein para construir un motor teórico que permitiría viajar más rápido que la luz al "doblar" el espacio-tiempo por detrás y por delante de él. Y ya sabemos que hay no pocos físicos intentando averiguar si la teletransportacióin sería posible, aunque por ahora sólo ha conseguido teletransportarse un electrón. "Star Trek" es, posiblemente, la mayor generadora de experimentos y artículos especulativos de este estilo (con permiso de los superhéroes), pero como no es la que cumple 50 años el próximo sábado, ahora estamos todos más centrados en "Doctor Who".
Aunque el Doctor utilice mucha tecnojerga casi sin sentido para explicar algunas de las cosas que pasan en sus aventuras, la mayoría de esas explicaciones no tiene mayor importancia más allá de la trama del capítulo en concreto. Sin embargo, sí que ha generado bastantes charlas, libros y especiales televisivos que intentan acercar a los espectadores algunos de los conceptos que maneja la serie, como el del viaje en el tiempo. El último de esos especiales es "The science of Doctor Who", que BBC emitió hace unos días dentro de su programación por el medio siglo de la serie, y que cuenta con Brian Cox como su presentador. En realidad, es más una conferencia de Cox, que está reconocido como el divulgador científico más importante desde Carl Sagan, en la que explica, por ejemplo, cómo se descubrió que la velocidad de la luz es constante, y qué implicaciones tiene, habla sobre la posibilidad de que alguno de los planetas extrasolares descubiertos hasta ahora tenga las condiciones necesarias para albergar vida y explica qué es un agujero negro (como el que impulsa a la TARDIS) y si uno de ellos tendría la capacidad de hacernos viajar al pasado.
Es una charla de una hora bastante amena, que cuenta con pequeñas experiencias en las que Cox explica visualmente algunos conceptos, desde cómo el tiempo se frena en las proximidades del horizonte de sucesos de un agujero negro a los diferentes colores que adoptan los elementos químicos al reaccionar con el calor (o al enunciado de Einstein de que el tiempo es relativo), pero que quizás decepcione a quienes la vean esperando que hablen de "Doctor Who". El 11º Doctor aporta unas pequeñas cortinillas ("Shut up, Brian"), pero poco más. Cox habla más de Michael Faraday que del Doctor, pero para quienes tengáis cierta curiosidad por estos temas, es bastante interesante.
La primera, por ejemplo, inspiró al físico mexicano Miguel Alcubierre, en 1994, a estudiar la posibilidad de que el motor de curvatura de la USS Enterprise fuera plausible. De sus estudios teóricos surgió el motor de Alcubierre, que utiliza la teoría de la relatividad de Einstein para construir un motor teórico que permitiría viajar más rápido que la luz al "doblar" el espacio-tiempo por detrás y por delante de él. Y ya sabemos que hay no pocos físicos intentando averiguar si la teletransportacióin sería posible, aunque por ahora sólo ha conseguido teletransportarse un electrón. "Star Trek" es, posiblemente, la mayor generadora de experimentos y artículos especulativos de este estilo (con permiso de los superhéroes), pero como no es la que cumple 50 años el próximo sábado, ahora estamos todos más centrados en "Doctor Who".
Aunque el Doctor utilice mucha tecnojerga casi sin sentido para explicar algunas de las cosas que pasan en sus aventuras, la mayoría de esas explicaciones no tiene mayor importancia más allá de la trama del capítulo en concreto. Sin embargo, sí que ha generado bastantes charlas, libros y especiales televisivos que intentan acercar a los espectadores algunos de los conceptos que maneja la serie, como el del viaje en el tiempo. El último de esos especiales es "The science of Doctor Who", que BBC emitió hace unos días dentro de su programación por el medio siglo de la serie, y que cuenta con Brian Cox como su presentador. En realidad, es más una conferencia de Cox, que está reconocido como el divulgador científico más importante desde Carl Sagan, en la que explica, por ejemplo, cómo se descubrió que la velocidad de la luz es constante, y qué implicaciones tiene, habla sobre la posibilidad de que alguno de los planetas extrasolares descubiertos hasta ahora tenga las condiciones necesarias para albergar vida y explica qué es un agujero negro (como el que impulsa a la TARDIS) y si uno de ellos tendría la capacidad de hacernos viajar al pasado.
Es una charla de una hora bastante amena, que cuenta con pequeñas experiencias en las que Cox explica visualmente algunos conceptos, desde cómo el tiempo se frena en las proximidades del horizonte de sucesos de un agujero negro a los diferentes colores que adoptan los elementos químicos al reaccionar con el calor (o al enunciado de Einstein de que el tiempo es relativo), pero que quizás decepcione a quienes la vean esperando que hablen de "Doctor Who". El 11º Doctor aporta unas pequeñas cortinillas ("Shut up, Brian"), pero poco más. Cox habla más de Michael Faraday que del Doctor, pero para quienes tengáis cierta curiosidad por estos temas, es bastante interesante.
18 noviembre 2013
¿Quién es Elizabeth Keen?
Hace unos días, The New York Times echaba un vistazo a la evolución de varias de las series nuevas de esta temporada centrándose en un aspecto muy concreto de ellas; el hecho de que su trama descansaba sobre los hombros de su pareja principal. Esta pareja no era romántica en ninguno de los casos, pero en todos era una de las razones por las que ver la serie, y que necesitaba más trabajo para que la serie pudiera funcionar. Colocaba a Abbie e Ichabod, de "Sleepy Hollow", como la que tenía más química y la mejor dinámica de todas (aunque aquí no habría que olvidarse de Michael J. Fox y Betsy Brandt en "The Michael J. Fox Show"), a Robin Williams y Sarah Michelle Gellar, de "The Crazy Ones", como una que estaba empezando a cuajar, y a los actores de "Back in the game" y "Dads" como ejemplos de dúos que no encajaban, y le reservaba un apartado para ella sola a la que forman en "The Blacklist" James Spader y Megan Boone.
La describía como que funciona, pero en terreno resbaladizo, pues mientras el tira y afloja entre Reddington y la agente Keen se ha convertido rápidamente en el punto más interesante de la serie, el resto de personajes y subtramas a su alrededor no está a su altura en el 80% de las ocasiones. El breve arco de la investigación de la identidad del marido de Elizabeth fue, tal vez, el punto más alto de la todavía corta vida de "The Blacklist", pero mientras los criminales de la semana no pasan en la mayoría de ocasiones de versiones reducidas de villanos de producciones de Jerry Bruckheimer, lo que nos dejan entrever del pasado de Reddington y Keen sí resulta más atractivo. Por supuesto, está el misterio central sobre el que descansa la serie; ¿por qué eligió Reddington a esa agente novata para ser su enlace con el FBI? ¿Quién es ella en realidad? La especulación sobre que son padre e hija saltó desde el mismo piloto, una especulación que tanto los actores como Jon Bokenkamp, creador de la serie, han negado, pero que se deja en el aire lo suficiente para que los espectadores la tengan siempre en mente. Así, probablemente, estarán distraídos de los verdaderos motivos tras la decisión de Red.
Mientras han ido dejando caer pequeñas pepitas de información sobre el pasado de ambos personajes aquí y allá, la interacción entre ellos ha ido volviéndose más entretenida. De vez en cuando tiene cierto ramalazo a la de Hannibal Lecter y Clarice Starling, que era de las peores cosas del piloto, pero ha ido adquiriendo nuevos matices personales y de curiosidad de uno por el otro, Tenemos una idea un poco más clara de qué ve Reddington en Keen y, al mismo tiempo, ella está "ablandándose" poco a poco hacia él, al mismo tiempo que tiene que ir aprendiendo y madurando sobre la marcha en ese papel de agente especial para el que claramente no está todavía cualificada. Las pinceladas que nos ofrecen del mundo de Reddington, con sus trajes a medida, sus regalos caros y sus amigos hasta en el infierno, tiene un lado divertido y de cierta aventura que le resta seriedad a la serie, seriedad que se eleva hasta el punto de la caricatura con el equipo especial comandado por Harry Lennix.
El enigma central sobre el pasado de Elizabeth Keen es, desde luego, lo que está más logrado en "The Blacklist", sobre todo porque implica ver más escenas de James Spader y Megan Boone juntos, y los dos están desarrollando una dinámica en pantalla que es realmente entretenida. Keen, sobre todo, intenta mantener la distancia y una actitud escéptica ante Reddington, pero está claro que le intriga averiguar qué sabe. Evidentemente, el asunto con su marido sigue en el aire, y no sería extraño que constituyera el cliffhanger de su final de media temporada, y que representara una evolución en la dinámica entre Elizabeth y Red (para mejor o para peor, aún no podemos saberlo). "The Blacklist" está manteniendo el interés de la audiencia, y aunque le iría mejor si pusiera más cuidado en la construcción de la mayoría de sus villanos, sí puede decirse que con Spader y Boone sí que han acertado, aunque haya tardado en comprobarse.
La describía como que funciona, pero en terreno resbaladizo, pues mientras el tira y afloja entre Reddington y la agente Keen se ha convertido rápidamente en el punto más interesante de la serie, el resto de personajes y subtramas a su alrededor no está a su altura en el 80% de las ocasiones. El breve arco de la investigación de la identidad del marido de Elizabeth fue, tal vez, el punto más alto de la todavía corta vida de "The Blacklist", pero mientras los criminales de la semana no pasan en la mayoría de ocasiones de versiones reducidas de villanos de producciones de Jerry Bruckheimer, lo que nos dejan entrever del pasado de Reddington y Keen sí resulta más atractivo. Por supuesto, está el misterio central sobre el que descansa la serie; ¿por qué eligió Reddington a esa agente novata para ser su enlace con el FBI? ¿Quién es ella en realidad? La especulación sobre que son padre e hija saltó desde el mismo piloto, una especulación que tanto los actores como Jon Bokenkamp, creador de la serie, han negado, pero que se deja en el aire lo suficiente para que los espectadores la tengan siempre en mente. Así, probablemente, estarán distraídos de los verdaderos motivos tras la decisión de Red.
Mientras han ido dejando caer pequeñas pepitas de información sobre el pasado de ambos personajes aquí y allá, la interacción entre ellos ha ido volviéndose más entretenida. De vez en cuando tiene cierto ramalazo a la de Hannibal Lecter y Clarice Starling, que era de las peores cosas del piloto, pero ha ido adquiriendo nuevos matices personales y de curiosidad de uno por el otro, Tenemos una idea un poco más clara de qué ve Reddington en Keen y, al mismo tiempo, ella está "ablandándose" poco a poco hacia él, al mismo tiempo que tiene que ir aprendiendo y madurando sobre la marcha en ese papel de agente especial para el que claramente no está todavía cualificada. Las pinceladas que nos ofrecen del mundo de Reddington, con sus trajes a medida, sus regalos caros y sus amigos hasta en el infierno, tiene un lado divertido y de cierta aventura que le resta seriedad a la serie, seriedad que se eleva hasta el punto de la caricatura con el equipo especial comandado por Harry Lennix.
El enigma central sobre el pasado de Elizabeth Keen es, desde luego, lo que está más logrado en "The Blacklist", sobre todo porque implica ver más escenas de James Spader y Megan Boone juntos, y los dos están desarrollando una dinámica en pantalla que es realmente entretenida. Keen, sobre todo, intenta mantener la distancia y una actitud escéptica ante Reddington, pero está claro que le intriga averiguar qué sabe. Evidentemente, el asunto con su marido sigue en el aire, y no sería extraño que constituyera el cliffhanger de su final de media temporada, y que representara una evolución en la dinámica entre Elizabeth y Red (para mejor o para peor, aún no podemos saberlo). "The Blacklist" está manteniendo el interés de la audiencia, y aunque le iría mejor si pusiera más cuidado en la construcción de la mayoría de sus villanos, sí puede decirse que con Spader y Boone sí que han acertado, aunque haya tardado en comprobarse.
17 noviembre 2013
Twitter mató a la estrella de la tele
"Twitter hundió "Homeland"". Quizás ayer alguno os encontraráis por, precisamente, Twitter con esta sentencia que servía a varios usuarios para enlazar un artículo de El País que hablaba sobre la creciente importancia que las redes sociales están adquiriendo en la medición de la recepción de una serie. Con unas audiencias en directo cada vez más menguantes, las cadenas estadounidenses, sobre todo, están buscando la manera de que los datos de los visionados en diferido durante la siguiente semana de la emisión (los famosos Live+3 y Live+7) cuenten cada vez más de cara a los anunciantes para poder venderles que las audiencias de determinada serie son mejores de lo que parecen, y ahora ha entrado en liza otro componente que resulta más difícil de medir cuantitativamente, como es la respuesta que esa serie genera en su público.
Con Twitter, sobre todo, la inmediatez que los ejecutivos y los guionistas buscaban en los foros de fans se ha acortado al segundo de que se emita determinado giro loco en "Scandal", por ejemplo, y los responsables de "The Good Wife" supieron, desde el primer momento en el que Marc Warren apareció en la serie, que a los espectadores no les gustaba la trama del marido de Kalinda. Ya se encargaron de tuitear a voces su descontento. La conversación sobre televisión se ha escorado a las redes sociales cada vez más, y España no es ninguna excepción, encumbrando cosas con audiencias reales tan mediocres como "Felipe y Letizia" o convirtiendo en éxitos programas hechos para generar esa conversación a golpe de tuit como "¿Quién quiere casarse con mi hijo?". La discusión en Twitter no se puede forzar, por mucho que las cadenas lo intenten. A la gente le puede divertir mucho comentar hasta el último detalle de "Alaska y Mario", pero puede obviar "We love Tamara". Es algo que nunca puede predecirse.
Sin embargo, de ahí a decir que Twitter puede hundir o salvar una serie va un buen trecho. En el artículo de El País se dan varios ejemplos de títulos en los que su impacto en redes sociales ha sido un factor importante para determinar su suerte, pero sólo uno (ser trending topic en Twitter no puede sustituir una audiencia de más de nueve millones de espectadores y 2,9 en los demográficos para "Scandal" el pasado jueves, por ejemplo). Hace ya tiempo que vemos que las ventas en el mercado internacional, los acuerdos con los estudios por la license fee, la sindicación, la repercusión crítica y algunas otras cosas pesan casi lo mismo que la audiencia en directo a la hora de cancelar o renovar una serie, y en España, desde luego, Twitter no tiene todavía el poder que sugiere el artículo de elevar a los altares o hundir por el barro una serie como "Homeland", por ejemplo. Ahí cuentan más los cambios de día de emisión (como moverse del martes al miércoles) y la competencia que tenga, y no tanto que un grupo de fans exprese a todas horas su aburrimiento con la serie.
Caemos en el peligro de pensar que Twitter representa al conjunto de los espectadores (o de la sociedad), y eso no es así. Y también ignoramos así una de las costumbres más peculiares de los televidentes españoles, que es olvidarse enseguida de series que en su primera temporada fueron muy vistas. Las dos primeras temporadas de "Homeland", por ejemplo, se emitieron en primavera y verano en Cuatro, y funcionaron bastante bien. Con el estreno de la tercera en Fox en octubre, muy próximo a su emisión en Showtime, la cadena decidió aprovechar el tirón y comenzar a programar también esos capítulos, pero la audiencia no ha respondido de la misma manera. ¿Es sólo porque la serie ha perdido gas? ¿Porque tiene un grupo de seguidores que no hace más que quejarse constantemente de sus evoluciones por Twitter? No vamos a negar que todo eso puede haber influido algo, pero no da la sensación de que lo suficiente como para "hundirla". Esa manía nuestra de convertir, por ejemplo, la primera temporada de "Once upon a time" en un éxito en Antena 3, y al cabo de unos meses, pasar completamente de ella en la segunda es realmente curiosa y puede ser algo más decisiva que un puñado de tuits negativos.
Le ha pasado hasta a series españolas como "¿Hay alguien ahí?", que pasan de fenómeno a fracaso en apenas meses. Da la sensación de que nos pasa como dice ese dicho inglés, "out of sight, out of mind": si no te veo, no me acuerdo de tí. Igual por eso aquella reemisión veraniega de Cuatro de las cinco primeras temporadas de "Perdidos", como preparación de cara a la última, funcionó tan bien, porque fueron todas seguidas y todos los días. En cuanto hubo que esperar un poco para que comenzara la sexta y última entrega, pareció que a la mayoría de los espectadores se les había olvidado que la serie existía (hasta que llegó el último episodio, claro).
Música de la semana: Con esto de que "American Horror Story: Coven" está ambientada (y rodada) en Nueva Orleans, vivo deseando que Ryan Murphy se atreva a hacer un crossover con "Treme" en cualquier momento. Ya ha tenido a algún actor de la serie de HBO, y a la Preservation Hall Jazz Band tocando "That's it".
Con Twitter, sobre todo, la inmediatez que los ejecutivos y los guionistas buscaban en los foros de fans se ha acortado al segundo de que se emita determinado giro loco en "Scandal", por ejemplo, y los responsables de "The Good Wife" supieron, desde el primer momento en el que Marc Warren apareció en la serie, que a los espectadores no les gustaba la trama del marido de Kalinda. Ya se encargaron de tuitear a voces su descontento. La conversación sobre televisión se ha escorado a las redes sociales cada vez más, y España no es ninguna excepción, encumbrando cosas con audiencias reales tan mediocres como "Felipe y Letizia" o convirtiendo en éxitos programas hechos para generar esa conversación a golpe de tuit como "¿Quién quiere casarse con mi hijo?". La discusión en Twitter no se puede forzar, por mucho que las cadenas lo intenten. A la gente le puede divertir mucho comentar hasta el último detalle de "Alaska y Mario", pero puede obviar "We love Tamara". Es algo que nunca puede predecirse.
Sin embargo, de ahí a decir que Twitter puede hundir o salvar una serie va un buen trecho. En el artículo de El País se dan varios ejemplos de títulos en los que su impacto en redes sociales ha sido un factor importante para determinar su suerte, pero sólo uno (ser trending topic en Twitter no puede sustituir una audiencia de más de nueve millones de espectadores y 2,9 en los demográficos para "Scandal" el pasado jueves, por ejemplo). Hace ya tiempo que vemos que las ventas en el mercado internacional, los acuerdos con los estudios por la license fee, la sindicación, la repercusión crítica y algunas otras cosas pesan casi lo mismo que la audiencia en directo a la hora de cancelar o renovar una serie, y en España, desde luego, Twitter no tiene todavía el poder que sugiere el artículo de elevar a los altares o hundir por el barro una serie como "Homeland", por ejemplo. Ahí cuentan más los cambios de día de emisión (como moverse del martes al miércoles) y la competencia que tenga, y no tanto que un grupo de fans exprese a todas horas su aburrimiento con la serie.
Caemos en el peligro de pensar que Twitter representa al conjunto de los espectadores (o de la sociedad), y eso no es así. Y también ignoramos así una de las costumbres más peculiares de los televidentes españoles, que es olvidarse enseguida de series que en su primera temporada fueron muy vistas. Las dos primeras temporadas de "Homeland", por ejemplo, se emitieron en primavera y verano en Cuatro, y funcionaron bastante bien. Con el estreno de la tercera en Fox en octubre, muy próximo a su emisión en Showtime, la cadena decidió aprovechar el tirón y comenzar a programar también esos capítulos, pero la audiencia no ha respondido de la misma manera. ¿Es sólo porque la serie ha perdido gas? ¿Porque tiene un grupo de seguidores que no hace más que quejarse constantemente de sus evoluciones por Twitter? No vamos a negar que todo eso puede haber influido algo, pero no da la sensación de que lo suficiente como para "hundirla". Esa manía nuestra de convertir, por ejemplo, la primera temporada de "Once upon a time" en un éxito en Antena 3, y al cabo de unos meses, pasar completamente de ella en la segunda es realmente curiosa y puede ser algo más decisiva que un puñado de tuits negativos.
Le ha pasado hasta a series españolas como "¿Hay alguien ahí?", que pasan de fenómeno a fracaso en apenas meses. Da la sensación de que nos pasa como dice ese dicho inglés, "out of sight, out of mind": si no te veo, no me acuerdo de tí. Igual por eso aquella reemisión veraniega de Cuatro de las cinco primeras temporadas de "Perdidos", como preparación de cara a la última, funcionó tan bien, porque fueron todas seguidas y todos los días. En cuanto hubo que esperar un poco para que comenzara la sexta y última entrega, pareció que a la mayoría de los espectadores se les había olvidado que la serie existía (hasta que llegó el último episodio, claro).
Música de la semana: Con esto de que "American Horror Story: Coven" está ambientada (y rodada) en Nueva Orleans, vivo deseando que Ryan Murphy se atreva a hacer un crossover con "Treme" en cualquier momento. Ya ha tenido a algún actor de la serie de HBO, y a la Preservation Hall Jazz Band tocando "That's it".
16 noviembre 2013
Mis villanos de "Doctor Who": los androides mecánicos #semanawhovian
A lo largo de los 50 años de historia de "Doctor Who" ha habido multitud de villanos, literalmente de todas clases y colores. Nuestra siguienda parada en la Semana Whovian es, evidentemente, en los enemigos del Doctor, en los malos a los que tiene que vencer en cada episodio. Los ha habido recurrentes y también ha habido otros que sólo han aparecido en un capítulo y que, sin embargo, han dejado una honda impresión en los espectadores, que los recuerdan años después de verlos por primera vez. Desde 1963, estos monstruos han adoptado todo tipo de formas, pero es cierto que, a partir de 2005, uno de los guionistas contratados por Russell T. Davies para la nueva época de la serie, Steven Moffat, se especializó en crear algunos de los villanos más aterradores e imaginativos que se han visto en la televisión reciente.
Los capítulos de Moffat durante aquellas cuatro primeras temporadas estaban marcados habitualmente por algún tipo de viaje temporal, o de enigma que implicaba un desplazamiento temporal, y por un villano original que casi siempre entroncaba con alguno de nuestros miedos más primarios. En la primera temporada se destapó con aquellos niños con una máscara antigás fusionada en su cara, y en la segunda alcanzó uno de sus mejores momentos con los androides extraterrestres mecánicos que vigilaban a madame de Pompadour con aviesas intenciones en "The girl in the fireplace", uno de los mejores capítulos de "Doctor Who".
El punto de partida
Es realmente curioso ver cómo surgió la idea del episodio. Al parecer, Davies estaba interesado en hacer algo con Jeanne-Antoinette Poisson, Reinette o madame de Pompadour, amante de Luis XV, desde la serie "Casanova", y se llevó esa idea con él a "Doctor Who". Al mismo tiempo, también le interesaba un autómata del siglo XVIII llamado El Turco, contra el que se podía jugar al ajedrez y que, en teoría, podía adoptar la mente de un humano. No era más que un truco de feria, pero Davies le sugirió estas dos ideas a Moffat para su episodio de la segunda temporada, pidiéndole que le otorgara al Turco una vuelta de tuerca siniestra. Y Moffat se la dio a conciencia, inspirado además por el libro "La mujer del viajero en el tiempo".
Aquellos androides alienígenas movidos por un mecanismo de relojería eran un poco del estilo de los autones, en el sentido de ser entes con los que no se podía hablar ni comunicarse, que no se detenían ante nada y tenían un propósito realmente inquietante. Desde luego, el giro que adopta la historia de madame de Pompadour, y la razón por la que los androides la vigilan durante toda su vida, le da al capítulo un toque realmente inquietante, aunque también es verdad que, si por algo se recuerda "The girl in the fireplace", es justo por la relación entre el Doctor y Reinette, una relación que Moffat recuperó en parte después para Amy Pond y su historia de ser "la chica que esperó", pero sin ese componente romántico.
Quizás estos androides sean menos recordados que los Ángeles Llorones o el Silencio, si hablamos de monstruos creados por Moffat, pero resultan tremendamente efectivos y aterradores, y la historia en la que aparecen tiene un componente trágico que la sitúa entre algunas de las más emotivas hechas por la etapa moderna de "Doctor Who" (probablemente, su final esté, en ese aspecto, a la altura de "Vincent and the Doctor"). "The girl in the fireplace" se llevó el premio Hugo a presentación dramática corta, y estuvo nominado a otro prestigioso galardón de ciencia ficción como el Nebula.
El repaso por la historia de la serie, y por los villanos, continuará mañana. Crucigramas y café hablará sobre los daleks y Los Lunes Seriéfilos, sobre los Vashta Nerada. Fantastic!
Los capítulos de Moffat durante aquellas cuatro primeras temporadas estaban marcados habitualmente por algún tipo de viaje temporal, o de enigma que implicaba un desplazamiento temporal, y por un villano original que casi siempre entroncaba con alguno de nuestros miedos más primarios. En la primera temporada se destapó con aquellos niños con una máscara antigás fusionada en su cara, y en la segunda alcanzó uno de sus mejores momentos con los androides extraterrestres mecánicos que vigilaban a madame de Pompadour con aviesas intenciones en "The girl in the fireplace", uno de los mejores capítulos de "Doctor Who".
El punto de partida
Es realmente curioso ver cómo surgió la idea del episodio. Al parecer, Davies estaba interesado en hacer algo con Jeanne-Antoinette Poisson, Reinette o madame de Pompadour, amante de Luis XV, desde la serie "Casanova", y se llevó esa idea con él a "Doctor Who". Al mismo tiempo, también le interesaba un autómata del siglo XVIII llamado El Turco, contra el que se podía jugar al ajedrez y que, en teoría, podía adoptar la mente de un humano. No era más que un truco de feria, pero Davies le sugirió estas dos ideas a Moffat para su episodio de la segunda temporada, pidiéndole que le otorgara al Turco una vuelta de tuerca siniestra. Y Moffat se la dio a conciencia, inspirado además por el libro "La mujer del viajero en el tiempo".
Aquellos androides alienígenas movidos por un mecanismo de relojería eran un poco del estilo de los autones, en el sentido de ser entes con los que no se podía hablar ni comunicarse, que no se detenían ante nada y tenían un propósito realmente inquietante. Desde luego, el giro que adopta la historia de madame de Pompadour, y la razón por la que los androides la vigilan durante toda su vida, le da al capítulo un toque realmente inquietante, aunque también es verdad que, si por algo se recuerda "The girl in the fireplace", es justo por la relación entre el Doctor y Reinette, una relación que Moffat recuperó en parte después para Amy Pond y su historia de ser "la chica que esperó", pero sin ese componente romántico.
Quizás estos androides sean menos recordados que los Ángeles Llorones o el Silencio, si hablamos de monstruos creados por Moffat, pero resultan tremendamente efectivos y aterradores, y la historia en la que aparecen tiene un componente trágico que la sitúa entre algunas de las más emotivas hechas por la etapa moderna de "Doctor Who" (probablemente, su final esté, en ese aspecto, a la altura de "Vincent and the Doctor"). "The girl in the fireplace" se llevó el premio Hugo a presentación dramática corta, y estuvo nominado a otro prestigioso galardón de ciencia ficción como el Nebula.
El repaso por la historia de la serie, y por los villanos, continuará mañana. Crucigramas y café hablará sobre los daleks y Los Lunes Seriéfilos, sobre los Vashta Nerada. Fantastic!
"Doctor Who": el Tercer Doctor #semanawhovian
Supongo que, a estas alturas, ya sabés que unos 16 blogs nos hemos unido para celebrar el 50º aniversario de "Doctor Who" bajo el epígrafe común de la Semana Whovian. Lo haremos con una serie de entradas, inicialmente sobre cada uno de los Doctores y los villanos, que ayer arrancaron El blog de Mon y Series de bolsillo, y ahora nos detenemos en la tercera regeneración del Doctor, la que adoptó la cara y el cuerpo de Jon Pertwee, y que lo vio en una posición bastante diferente a la de los dos primeros Doctores; exiliado y atrapado en la Tierra. Pertwee, que había sido oficial de la División de Inteligencia Naval de la Marina británica durante la Segunda Guerra Mundial, llegó a la serie cuando ésta se encontraba en su séptima temporada, en 1970, y lo hacía contando a sus espaldas con una gran experiencia en teatro y, principalmente, en televisión, y curiosamente se había labrado un hueco como actor cómico.
Y decimos curiosamente porque, una vez se enfundó el muy setentero traje de su Doctor (que parece la inspiración del vestuario de Austin Powers a veces), se convirtió en alguien a quien Steven Moffat describía en un especial de BBC America como un Doctor con la calma de James Bond, y a veces también con cierto lado impaciente y mal genio. Y que se metía en las mismas aventuras imposibles que Bond. Al estar obligado a quedarse en la Tierra, el Doctor empieza a trabajar más asiduamente con UNIT y con el Brigadier Lethbridge-Stewart, y las cinco temporadas en las que Pertwee (que no era la primera opción para el papel) estuvo en la serie ayudaron a reforzar su popularidad. También es cierto que, en aquellos años, "Doctor Who" presentó a la audiencia a no pocos villanos que luego se convirtieron en clásicos, desde los silurianos a los autones (recuperados por Russell T. Davies para el primer episodio de su nueva etapa; sí, eran aquellos maniquíes asesinos), pero entre todos acabó sobresaliendo uno muy especial: The Master.
Villanos y companions
The Master (o el Maestro, si queréis) también ha sido la némesis del Doctor más recordada de la era moderna, gracias al trabajo de John Simm, pero para los fans de siempre de la serie es difícil que alguien supere al actor Roger Delgado. Él le dio a esa especie de reverso tenebroso del Doctor el aire de imprevisibilidad, de maquiavelismo, de engaño y de maldad que lo convirtió en uno de los enemigos más formidables de la serie (más todavía por ser otro Señor del Tiempo). Y eso que la época del tercer Doctor está llena, como hemos visto, de enemigos bien recordados por los fans, y las aventuras al lado de UNIT y el Brigadier (y Bessie, el coche amarillo) en la Tierra permitieron a los guionistas buscar ideas nuevas, que no repitieran el esquema de "la TARDIS aterriza en algún sitio exótico del Universo y una raza alienígena la toma con nosotros".
Pertwee, por supuesto, no viajaba solo. Ni siquiera estuvo solo en su exilio en nuestro planeta, pero su primera acompañante, Liz Shaw, no duró demasiado. Las dos siguientes, sin embargo, sí que lo hicieron lo suficiente para ganarse el cariño de los fans. Jo Grant, por ejemplo, fue la primera con la que el Doctor mantenía una relación de amistad repleta de puyas y en la que ella contribuía a calmar también los ramalazos de mal humor que el Doctor solía tener. Su marcha fue un golpe para él, pero introdujo a una de las companion más populares de la historia de la serie, Sara Jane Smith. Cuando se encuentra con el Doctor, es una periodista con gran interés por saber y que se permite investigar algunas cosas por su cuenta y funcionar de manera más o menos independiente del Doctor en ciertos momentos. Los fans siempre se quejan de que los guionistas se "cargaron" el personaje cuando pasó a acompañar al cuarto Doctor, pero aun así es una de sus acompañantes favoritas, y de las que más han aparecido después en la serie. Estuvo en el especial de "The five Doctors" y reapareció con Diez, para acabar teniendo su propia serie, "The Sarah Jane Adventures".
El legado
Jon Pertwee se mantuvo como el Doctor hasta 1974, cuando cedería la antorcha al que, quizás, sea el actor más popular en este papel de la era clásica, Tom Baker, y para cuando lo hizo, había introducido bastantes cosas que "Doctor Who" mantendría y refinaría para más adelante. Pertwee aportó, por ejemplo, ese cierto mal genio en algunos momentos, aunque también era capaz de mantenerse muy tranquilo en situaciones complicadas, y algunas de sus acompañantes pusieron las primeras piedras para que acabaran aparaciendo más adelante companions como Rose Tyler. Fue el primer contacto del público con Sarah Jane Smith y con The Master, y también representó el inicio de las emisiones en color de la serie. Los decorados, vistos ahora, dan mucha sensación de título para niños (o, como mucho, para toda la familia), pero se notaban más los vivos colores del vestuario del Doctor y se daba un salto hacia adelante importante. Si "Doctor Who" se hubiera quedado atascada en el blanco y negro durante buena parte de los 70, tal vez no hubiera aguantado tanto.
Si queréis seguir leyendo más entradas de la #semanawhovian, Yo no me aburro habla sobre el Cuarto Doctor y, en unos horas, continuaremos con el especial hablando sobre unos villanos muy especiales, los androides mecánicos que perseguían a madame de Pompadour en "The girl in the fireplace". Además, mañana será el turno de Crucigramas y café, sobre el Quinto Doctor, y de Los Lunes Seriéfilos, que os hablará sobre el Sexto. Y no os perdáis el concurso de una marioneta de un Cyberman a cargo de Twee Draken, y cuyas bases explican en En tu serie o en la mía.
Y decimos curiosamente porque, una vez se enfundó el muy setentero traje de su Doctor (que parece la inspiración del vestuario de Austin Powers a veces), se convirtió en alguien a quien Steven Moffat describía en un especial de BBC America como un Doctor con la calma de James Bond, y a veces también con cierto lado impaciente y mal genio. Y que se metía en las mismas aventuras imposibles que Bond. Al estar obligado a quedarse en la Tierra, el Doctor empieza a trabajar más asiduamente con UNIT y con el Brigadier Lethbridge-Stewart, y las cinco temporadas en las que Pertwee (que no era la primera opción para el papel) estuvo en la serie ayudaron a reforzar su popularidad. También es cierto que, en aquellos años, "Doctor Who" presentó a la audiencia a no pocos villanos que luego se convirtieron en clásicos, desde los silurianos a los autones (recuperados por Russell T. Davies para el primer episodio de su nueva etapa; sí, eran aquellos maniquíes asesinos), pero entre todos acabó sobresaliendo uno muy especial: The Master.
Villanos y companions
The Master (o el Maestro, si queréis) también ha sido la némesis del Doctor más recordada de la era moderna, gracias al trabajo de John Simm, pero para los fans de siempre de la serie es difícil que alguien supere al actor Roger Delgado. Él le dio a esa especie de reverso tenebroso del Doctor el aire de imprevisibilidad, de maquiavelismo, de engaño y de maldad que lo convirtió en uno de los enemigos más formidables de la serie (más todavía por ser otro Señor del Tiempo). Y eso que la época del tercer Doctor está llena, como hemos visto, de enemigos bien recordados por los fans, y las aventuras al lado de UNIT y el Brigadier (y Bessie, el coche amarillo) en la Tierra permitieron a los guionistas buscar ideas nuevas, que no repitieran el esquema de "la TARDIS aterriza en algún sitio exótico del Universo y una raza alienígena la toma con nosotros".
Pertwee, por supuesto, no viajaba solo. Ni siquiera estuvo solo en su exilio en nuestro planeta, pero su primera acompañante, Liz Shaw, no duró demasiado. Las dos siguientes, sin embargo, sí que lo hicieron lo suficiente para ganarse el cariño de los fans. Jo Grant, por ejemplo, fue la primera con la que el Doctor mantenía una relación de amistad repleta de puyas y en la que ella contribuía a calmar también los ramalazos de mal humor que el Doctor solía tener. Su marcha fue un golpe para él, pero introdujo a una de las companion más populares de la historia de la serie, Sara Jane Smith. Cuando se encuentra con el Doctor, es una periodista con gran interés por saber y que se permite investigar algunas cosas por su cuenta y funcionar de manera más o menos independiente del Doctor en ciertos momentos. Los fans siempre se quejan de que los guionistas se "cargaron" el personaje cuando pasó a acompañar al cuarto Doctor, pero aun así es una de sus acompañantes favoritas, y de las que más han aparecido después en la serie. Estuvo en el especial de "The five Doctors" y reapareció con Diez, para acabar teniendo su propia serie, "The Sarah Jane Adventures".
El legado
Jon Pertwee se mantuvo como el Doctor hasta 1974, cuando cedería la antorcha al que, quizás, sea el actor más popular en este papel de la era clásica, Tom Baker, y para cuando lo hizo, había introducido bastantes cosas que "Doctor Who" mantendría y refinaría para más adelante. Pertwee aportó, por ejemplo, ese cierto mal genio en algunos momentos, aunque también era capaz de mantenerse muy tranquilo en situaciones complicadas, y algunas de sus acompañantes pusieron las primeras piedras para que acabaran aparaciendo más adelante companions como Rose Tyler. Fue el primer contacto del público con Sarah Jane Smith y con The Master, y también representó el inicio de las emisiones en color de la serie. Los decorados, vistos ahora, dan mucha sensación de título para niños (o, como mucho, para toda la familia), pero se notaban más los vivos colores del vestuario del Doctor y se daba un salto hacia adelante importante. Si "Doctor Who" se hubiera quedado atascada en el blanco y negro durante buena parte de los 70, tal vez no hubiera aguantado tanto.
Si queréis seguir leyendo más entradas de la #semanawhovian, Yo no me aburro habla sobre el Cuarto Doctor y, en unos horas, continuaremos con el especial hablando sobre unos villanos muy especiales, los androides mecánicos que perseguían a madame de Pompadour en "The girl in the fireplace". Además, mañana será el turno de Crucigramas y café, sobre el Quinto Doctor, y de Los Lunes Seriéfilos, que os hablará sobre el Sexto. Y no os perdáis el concurso de una marioneta de un Cyberman a cargo de Twee Draken, y cuyas bases explican en En tu serie o en la mía.
14 noviembre 2013
Clásicos por comparación
La burbuja seriéfila. ¿Os suena ese tema? Es algo que lleva discutiéndose ya bastante tiempo (se hizo en el Birraseries que cerró el último Festival de Series, por ejemplo) y que puede decirse que tiene dos ramificaciones. Una es ese boom en la producción de series que está dándose en Estados Unidos, donde cada vez más canales quieren tener sus propias ficciones, y la otra es la sensación de que la "Edad de Oro" de la televisión se ha acabado, como consecuencia de esto. James Poniewozik hablaba ayer de este tema en Tuned In intentando abarcarlo todo bajo la pregunta: ¿Hay demasiada gran televisión o demasiado poca? Es un artículo muy interesante, sobre todo en lo que respecta al uso indiscriminado de la expresión "edad de oro", pero también aporta otro punto de vista desde el que ver el canon, esos clásicos televisivos encumbrados al Olimpo.
Poniewozik dice que, cuando HBO estrenó "Los Soprano", no había nada igual en la televisión estadounidense, y que "los clásicos generacionales de todos los tiempos son, por definición, escasos, y tienden a aparecer cuando y donde tú no los esperas. Cuando "Los Soprano" terminó en junio en 2007, hubo mucha discusión sobre que no había Grandes Dramas para sustituirlo. "Mad Men" se estrenó el mes siguiente, en un canal de cable básico de repeticiones de películas". Las cadenas que ofrecían series propias en 1999 eran, básicamente, las networks, por lo que una serie especialmente buena o innovadora destacaba mucho más; había menos oferta que pudiera diluir su impacto en el público y, por supuesto, había menos imitadores, lo que el crítico llama "olvidables drama de prestigio de fórmula". Por poner un ejemplo práctico, utiliza "Orange is the new black" y sostiene que, si se hubiera estrenado en 1999, habría sido una revolución y un clásico instantáneo. Ahora la vemos, en sus propias palabras, en plan "sí, está bien. Ponla en el montón".
Esto entronca con otra idea que circula hace tiempo por la blogosfera, y es la de que nos hemos vuelto más exigentes conforme veíamos más series. Puede ser. También puede ser que lo que haya pasado es que nos hemos vuelto más cínicos y no nos permitimos dejarnos llevar y simplemente pasar el rato. Pero lo cierto es que, como apunta Poniewozik, muchos clásicos empiezan a serlo porque llaman la atención, porque destacan sobre el resto de ofertas. LeBron James no es cuatro veces MVP de la NBA sólo por sus estadísticas personales, sino porque es claramente mejor que los demás jugadores. Del mismo modo, si "Mad Men" y "Breaking Bad" destacan es porque hacen algo especial, propio de ellas y casi de nadie más, y por eso sobresalen sobre las otras series. Pero también destacan porque existen esas otras series para compararlas.
Y eso que la comparación no siempre es justa. "Masters of sex" no es la nueva "Mad Men", y merece ser juzgada por sus propias virtudes y defectos, y también podemos tender a sobreestimarla por comparación con el resto de estrenos del otoño. Deberíamos valorar las series por sí mismas, por lo que consiguen contar y hacer, pero ese elemento comparativo es difícil de obviar. Y en cuanto hay mucha más oferta disponible, resulta más complicado destacar y, simplemente, hacerte visible y que alguien te preste atención. Pasar desapercibido es lo peor que puede pasarle a una obra artística.
Poniewozik dice que, cuando HBO estrenó "Los Soprano", no había nada igual en la televisión estadounidense, y que "los clásicos generacionales de todos los tiempos son, por definición, escasos, y tienden a aparecer cuando y donde tú no los esperas. Cuando "Los Soprano" terminó en junio en 2007, hubo mucha discusión sobre que no había Grandes Dramas para sustituirlo. "Mad Men" se estrenó el mes siguiente, en un canal de cable básico de repeticiones de películas". Las cadenas que ofrecían series propias en 1999 eran, básicamente, las networks, por lo que una serie especialmente buena o innovadora destacaba mucho más; había menos oferta que pudiera diluir su impacto en el público y, por supuesto, había menos imitadores, lo que el crítico llama "olvidables drama de prestigio de fórmula". Por poner un ejemplo práctico, utiliza "Orange is the new black" y sostiene que, si se hubiera estrenado en 1999, habría sido una revolución y un clásico instantáneo. Ahora la vemos, en sus propias palabras, en plan "sí, está bien. Ponla en el montón".
Esto entronca con otra idea que circula hace tiempo por la blogosfera, y es la de que nos hemos vuelto más exigentes conforme veíamos más series. Puede ser. También puede ser que lo que haya pasado es que nos hemos vuelto más cínicos y no nos permitimos dejarnos llevar y simplemente pasar el rato. Pero lo cierto es que, como apunta Poniewozik, muchos clásicos empiezan a serlo porque llaman la atención, porque destacan sobre el resto de ofertas. LeBron James no es cuatro veces MVP de la NBA sólo por sus estadísticas personales, sino porque es claramente mejor que los demás jugadores. Del mismo modo, si "Mad Men" y "Breaking Bad" destacan es porque hacen algo especial, propio de ellas y casi de nadie más, y por eso sobresalen sobre las otras series. Pero también destacan porque existen esas otras series para compararlas.
Y eso que la comparación no siempre es justa. "Masters of sex" no es la nueva "Mad Men", y merece ser juzgada por sus propias virtudes y defectos, y también podemos tender a sobreestimarla por comparación con el resto de estrenos del otoño. Deberíamos valorar las series por sí mismas, por lo que consiguen contar y hacer, pero ese elemento comparativo es difícil de obviar. Y en cuanto hay mucha más oferta disponible, resulta más complicado destacar y, simplemente, hacerte visible y que alguien te preste atención. Pasar desapercibido es lo peor que puede pasarle a una obra artística.
13 noviembre 2013
Los herederos
ALERTA SPOILERS: ¿Cómo vais con la cuarta temporada de "Downton Abbey"? ¿Habéis visto ya esa especie de rastrillo-feria que la cierra hasta que llegue el especial de Navidad? Si no es así, igual os enteráis de cosas que preferiríais no saber.
En la web de la PBS, la cadena tiene un breve teaser de la cuarta temporada de "Downton Abbey" (restringido geográficamente, me temo) en el que Julian Fellowes y Gareth Neame, su productor, empiezan hablando sobre la marcha de Dan Stevens de la serie. Es bastante curioso oír a Fellowes decir que entienden que el actor quisiera pasar a hacer otras cosas, porque tiene varios proyectos cinematográficos en marcha, pero que, evidentemente su anuncio fue un contratiempo para ellos. Al fin y al cabo, la historia de amor entre Mary y Matthew era integral a la serie desde su primer capítulo. Sin embargo, conforme iban pensando cómo quitarse de en medio al primo y cómo podían continuar las tramas, se les empezó a ocurrir esa idea de que Matthew muriera y que parte de la nueva temporada consistiera en Mary intentando superar su pérdida y continuar con su vida. Y, como hemos comentado en otras ocasiones, la verdad es que ese inesperado accidente de coche les ha venido muy bien.
Ha ofrecido un propósito y un nuevo interés a Mary, entre la gestión de la hacienda y esos dos pretendientes que no se dan por vencidos por mucho que ella los rechace, y ha facilitado que forme con Branson un dúo que siempre deja cosas interesantes. Los shippers de la pareja no se han hecho esperar (aunque la serie no se lo plantea, por ahora, que hasta Tom tiene una posible pretendiente en esa maestra muy activa políticamente), y de ambos hemos visto un retrato bastante cuidado a lo largo de la temporada. De hecho, no es raro que haya shippers (por mucho factor eye candy que aporte Tom Cullen, que lo aporta), pues Mary y Branson han estado formando frente común tanto en lo referente al manejo de los recursos de Downton como en otros asuntos menos económicos como Rose y su affair con ese cantante negro de jazz. En los últimos episodios, Mary ha acabado siendo un poco la equivalente de la señora Hughes en la parte superior de las escaleras; le acaban contando varios problemas, y ella se dedica a buscarles solución.
Evidentemente, la subtrama impactante del año ha sido la de la violación de Anna (que generó más de 200 quejas de los espectadores al organismo de control audivisual británico, quejas que éste desestimó), una subtrama que ha tenido sus ramificaciones no sólo en la enésima variación de "Bates se pasa al lado oscuro", sino en la relación de Anna con Lady Mary y con la señora Hughes. Ese triángulo ha resultado una de las patas más sólidas de la temporada, también porque la señora Hughes nunca falla. En esta entrega se ha convertido en, probablemente, el personaje que mejor funciona entre el servicio, y el dúo que forma con Carson nunca deja de ser divertido. De hecho, "Downton Abbey" ha seguido introduciendo no pocos elementos humorísticos, muchos de ellos a través de la Condesa Viuda, por supuesto, pero incluso el último plano de Edith, Rose y Cora mirando cómo Mary se despide de sus pretendientes es una buena muestra de esa comedia ligera que recorre siempre todos los capítulos.
Pero claro, si hablamos de Edith tenemos que mencionar que sí, le han dado más cancha este año, pero sólo para seguir sufriendo más. Cuando parecía que las cosas iban a irle bien, por fin, Michael Gregson desaparece en Munich y ella descubre que está embarazada, y hasta llega a ir a un médico aque practica abortos clandestinos antes de cambiar de idea. Parece que van a solucionarlo con el viejo truco del año sabático de viaje por el continente (que es como los ingleses llaman al resto de Europa), y no con otra práctica muy común entre las mujeres pobres de la época; las casas de trabajo (workhouses), de las que tuvimos nada más que un vistazo con aquel viejo amigo de Carson. Con Edith, es su abuela (que todo lo sabe) la que toma cartas en el asunto, pero será interesante ver si alguien más de la familia descubre la noticia en el especial de Navidad. Hasta entonces (que será cuando de verdad se cierren las tramas de la temporada, y cuando veamos a Paul Giamatti como el hermano de Cora), nos quedaremos con ese entretenido dúo que forman Mary y Branson, con el spin off dentro de la serie de Isobel Crawley y la Condesa Viuda y con la señora Hughes. Porque no hay nada en esa casa que ella no pueda solucionar.
En la web de la PBS, la cadena tiene un breve teaser de la cuarta temporada de "Downton Abbey" (restringido geográficamente, me temo) en el que Julian Fellowes y Gareth Neame, su productor, empiezan hablando sobre la marcha de Dan Stevens de la serie. Es bastante curioso oír a Fellowes decir que entienden que el actor quisiera pasar a hacer otras cosas, porque tiene varios proyectos cinematográficos en marcha, pero que, evidentemente su anuncio fue un contratiempo para ellos. Al fin y al cabo, la historia de amor entre Mary y Matthew era integral a la serie desde su primer capítulo. Sin embargo, conforme iban pensando cómo quitarse de en medio al primo y cómo podían continuar las tramas, se les empezó a ocurrir esa idea de que Matthew muriera y que parte de la nueva temporada consistiera en Mary intentando superar su pérdida y continuar con su vida. Y, como hemos comentado en otras ocasiones, la verdad es que ese inesperado accidente de coche les ha venido muy bien.
Ha ofrecido un propósito y un nuevo interés a Mary, entre la gestión de la hacienda y esos dos pretendientes que no se dan por vencidos por mucho que ella los rechace, y ha facilitado que forme con Branson un dúo que siempre deja cosas interesantes. Los shippers de la pareja no se han hecho esperar (aunque la serie no se lo plantea, por ahora, que hasta Tom tiene una posible pretendiente en esa maestra muy activa políticamente), y de ambos hemos visto un retrato bastante cuidado a lo largo de la temporada. De hecho, no es raro que haya shippers (por mucho factor eye candy que aporte Tom Cullen, que lo aporta), pues Mary y Branson han estado formando frente común tanto en lo referente al manejo de los recursos de Downton como en otros asuntos menos económicos como Rose y su affair con ese cantante negro de jazz. En los últimos episodios, Mary ha acabado siendo un poco la equivalente de la señora Hughes en la parte superior de las escaleras; le acaban contando varios problemas, y ella se dedica a buscarles solución.
Evidentemente, la subtrama impactante del año ha sido la de la violación de Anna (que generó más de 200 quejas de los espectadores al organismo de control audivisual británico, quejas que éste desestimó), una subtrama que ha tenido sus ramificaciones no sólo en la enésima variación de "Bates se pasa al lado oscuro", sino en la relación de Anna con Lady Mary y con la señora Hughes. Ese triángulo ha resultado una de las patas más sólidas de la temporada, también porque la señora Hughes nunca falla. En esta entrega se ha convertido en, probablemente, el personaje que mejor funciona entre el servicio, y el dúo que forma con Carson nunca deja de ser divertido. De hecho, "Downton Abbey" ha seguido introduciendo no pocos elementos humorísticos, muchos de ellos a través de la Condesa Viuda, por supuesto, pero incluso el último plano de Edith, Rose y Cora mirando cómo Mary se despide de sus pretendientes es una buena muestra de esa comedia ligera que recorre siempre todos los capítulos.
Pero claro, si hablamos de Edith tenemos que mencionar que sí, le han dado más cancha este año, pero sólo para seguir sufriendo más. Cuando parecía que las cosas iban a irle bien, por fin, Michael Gregson desaparece en Munich y ella descubre que está embarazada, y hasta llega a ir a un médico aque practica abortos clandestinos antes de cambiar de idea. Parece que van a solucionarlo con el viejo truco del año sabático de viaje por el continente (que es como los ingleses llaman al resto de Europa), y no con otra práctica muy común entre las mujeres pobres de la época; las casas de trabajo (workhouses), de las que tuvimos nada más que un vistazo con aquel viejo amigo de Carson. Con Edith, es su abuela (que todo lo sabe) la que toma cartas en el asunto, pero será interesante ver si alguien más de la familia descubre la noticia en el especial de Navidad. Hasta entonces (que será cuando de verdad se cierren las tramas de la temporada, y cuando veamos a Paul Giamatti como el hermano de Cora), nos quedaremos con ese entretenido dúo que forman Mary y Branson, con el spin off dentro de la serie de Isobel Crawley y la Condesa Viuda y con la señora Hughes. Porque no hay nada en esa casa que ella no pueda solucionar.
12 noviembre 2013
La diosa Jennifer
Desde hace un par de años, o así, Vulture (la web de la revista New York) tiene una sección semanal llamada "This week in Jennifer Lawrence quotes", y que desempolva cada vez que la actriz estadounidense está de promoción de alguna película. Tiene su mayor tirón cuando lo que promociona es una nueva película de la saga de "Los Juegos del Hambre" o está metida de lleno en la temporada de premios, como pasó el año pasado con "El lado bueno de las cosas" y, probablemente, pasará otra vez en unas semanas con "American Hustle", y aunque en la web se lo toman con sentido del humor (igual que su otra pseudo-subsección "Jennifer Lawrence is still the best") representa de algún modo ese enamoramiento que el 95% de la prensa ha tenido con la actriz casi desde su primera nominación al Oscar, por "Winter's bone".
En Vulture ya lo explican al apuntar que es una de las estrellas de Hollywood más citables de la actualidad y que sabe perfectamente lo que se hace. La naturalidad con la que se enfrenta a todo (ya sea su tropezón subiendo las escaleras al recoger su Oscar o la participación en Comic-Con para promocionar "X-Men: Days of the future past") le ha ganado un puesto de prominencia entre los cazadores de momentos que puedan convertirse en GIF, entre los medios rosas y hasta en los corazones de los críticos más sesudos, e incluso aunque pensemos que no es todo más que un acto muy calculado de relaciones públicas, habría que quitarse el sombrero igualmente ante lo certero de su puesta en práctica. Cualquiera que se permita citar "El club de las primeras esposas" al recibir un Globo de Oro merece nuestro respeto.
Lawrence representa lo opuesto a otras estrellas jóvenes actuales, ya sea la eternamente incómoda Kristen Stewart o ese torbellino de la provocación que es Miley Cyrus. Hasta si suponemos que todo no es más que una actuación, sería la mejor campaña de imagen de la historia reciente, y ejecutada además con la precisión de un cirujano. En ruedas de prensa y entrevistas (y participaciones en talk shows, que son un filón), Lawrence siempre da la sensación de ser ella, de no estar adoptando un personaje, y de que aunque va a todos los actos promocionales como una profesional, no se los termina de tomar del todo en serio (empezando por ella misma). El año pasado se ganó a pulso el título extraoficial de princesa del pueblo, y no parece que vaya a soltarlo.
En Vulture ya lo explican al apuntar que es una de las estrellas de Hollywood más citables de la actualidad y que sabe perfectamente lo que se hace. La naturalidad con la que se enfrenta a todo (ya sea su tropezón subiendo las escaleras al recoger su Oscar o la participación en Comic-Con para promocionar "X-Men: Days of the future past") le ha ganado un puesto de prominencia entre los cazadores de momentos que puedan convertirse en GIF, entre los medios rosas y hasta en los corazones de los críticos más sesudos, e incluso aunque pensemos que no es todo más que un acto muy calculado de relaciones públicas, habría que quitarse el sombrero igualmente ante lo certero de su puesta en práctica. Cualquiera que se permita citar "El club de las primeras esposas" al recibir un Globo de Oro merece nuestro respeto.
Lawrence representa lo opuesto a otras estrellas jóvenes actuales, ya sea la eternamente incómoda Kristen Stewart o ese torbellino de la provocación que es Miley Cyrus. Hasta si suponemos que todo no es más que una actuación, sería la mejor campaña de imagen de la historia reciente, y ejecutada además con la precisión de un cirujano. En ruedas de prensa y entrevistas (y participaciones en talk shows, que son un filón), Lawrence siempre da la sensación de ser ella, de no estar adoptando un personaje, y de que aunque va a todos los actos promocionales como una profesional, no se los termina de tomar del todo en serio (empezando por ella misma). El año pasado se ganó a pulso el título extraoficial de princesa del pueblo, y no parece que vaya a soltarlo.
La Semana Whovian
Queda muy poco para el cumpleaños más
esperado de la ficción televisiva. El día 23 de noviembre se celebrará el 50
aniversario de Doctor Who. Para conmemorarlo, en “La Semana
Whovian“ (#SemanaWhovian) dieciséis blogs especializados en series
haremos una macro-guía de Doctor Who.
Desde el día 15 de noviembre hasta el mismo
día del aniversario postearemos artículos sobre la serie y hablaremos de los once
doctores que pasaron por ella y de múltiples villanos en diferentes blogs.
Además, todos colgaremos un post sobre algo característico de la serie el día
23 de noviembre. Pero eso es una sorpresa que descubriréis por vosotros mismos.
¡Ojo! También tenemos concurso. Nuestros amigos de TweeDraken Creatures obsequiarán con una marioneta exclusiva de un cybermen al tuit más original que
tenga nuestro hashtag #SemanaWhovian. El ganador se publicará el mismo día del
aniversario.
Os dejo la lista y las fechas de salida
de los artículos en los blogs implicados en esta locura. Recordad que el día 23
de este mes todos los blogs publicarán un artículo especial. ¡No os perdáis la
Semana Whovian!
15
de noviembre:
Abc.es Veo Tv (http://abcblogs.abc.es/mon-suarez/)
Series de Bolsillo (http://www.seriesdebolsillo.com/)
16
de noviembre:
El Diario de Mr. McGuffin (http://mrmacguffin.blogspot.com.es/)
Yo No Me Aburro (http://yonomeaburro.blogspot.com.es/)
17
de noviembre:
Crucigramas y Café (http://www.crucigramasycafe.com/)
Los Lunes Seriéfilos (http://www.loslunesseriefilos.com/)
18
de noviembre:
Bajo el Mar TV (http://bajoelmartv.blogspot.com.es/)
La Mente Colmena (http://lamentecolmena.wordpress.com/)
19
de noviembre:
Capítulos en FF (http://capitulosenff.blogspot.com.es/)
Todo Sobre Series (http://www.todosobreseriestv.com/)
20
de noviembre:
Frikimalismo (http://www.frikimalismo.com/)
TV Spoiler Alert (http://www.tvspoileralert.com/)
21
de noviembre:
No Entiendo el Final (http://noentiendoelfinal.blogspot.com.es/)
En tu serie o en la mía (http://entuserieoenlamia.wordpress.com/)
22
de noviembre:
Frikarte (http://frikarte.com/)
El 8º Pasajero (http://el8pasajero.blogspot.com.es/)
23
de noviembre:
Día del Doctor ¡Todos publicaremos!
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