ALERTA SPOILERS: Ha llegado el momento de hablar de la segunda temporada al completo de "Orange is the new black", así que apartaos si no conocéis todavía los múltiples usos del candado de un armario metálico.
La segunda tanda de trece episodios de "Orange is the new black" ha tenido una clara protagonista; Yvonne "Vee" Parker, la narcotraficante que acogió a Taystee cuando era pequeña y que, bajo su exterior de madre adoptiva que se preocupa por sus "niños" y de traficante con una visión muy a lo Stringer Bell del negocio (es decir, muy rollo "ley de la oferta y la demanda"), es una completa sociópata, una serpiente muy peligrosa cuyo único fin es el poder. Desde el momento en el que pone el pie en Litchfield por segunda vez, ya tiene muy claro que su objetivo es ser la reina del cotarro cueste lo que cueste, manipulando a quien haya que hacerlo y eliminando de su camino a quien sea necesario. Si hace falta hacerlo con un candado metido en un calcetín, se hace. Y si se identifica a Crazy Eyes como la más fácilmente influenciable, la más manipulable por su extrema necesidad de que alguien la acoja, y se la utiliza para que cargue con las culpas de todo después, se hace sin dudarlo ni un minuto.
La sensación de imprevisibilidad y peligro que Vee aporta (interpretada sensacionalmente por Lorraine Toussaint) le otorga la nota diferenciadora a la segunda temporada, en la que Jenji Kohan y compañía se dedican, como haría cualquier serie en su mismo punto, a profundizar un poco más en los personajes que ya conocemos. Ese esquema de "Perdidos" de los
flashbacks sigue funcionando porque todavía hay mujeres de las que no sabíamos casi nada de su vida antes de acabar en la cárcel, como Gloria, la muy perturbada Morello o Miss Rosa, que termina siendo un personaje al mismo tiempo trágico y cañero, y porque nos ayudan a continuar pelando capas de la nominalmente protagonista central de la serie, Piper. En este caso, esos nuevos matices llegan a través del vistazo a cómo comenzó su relación con Alex, y sigue subvirtiendo nuestra idea preconcebida de que Alex era la "mala". En parte, lo era, sobre todo por el lado de involucrar a su entonces novia en su servicio monetario a un narcotraficante internacional, pero emocionalmente, Piper no es ninguna mosquita muerta.
Lo que sí es cierto es que Chapman ha pasado a un plano un poco más secundario, en el sentido de que no está metida en el conflicto entre Vee y Red que impulsa la temporada, pero ha aportado buena parte de los momentos más divertidos y, como dice
Crítico en serie, continúa siendo el enlace del espectador con ese mundo. Piper sigue recordándonos que Litchfield puede ser un centro de mínima seguridad y en él puede formarse una comunidad de reclusas que te apoya, pero sigue siendo una cárcel, y sigue teniendo la posibilidad de que se dén abusos de poder tanto al nivel de matonismo de Méndez como al nivel de corrupción burocrática de Figueroa, y de que personalidades realmente peligrosas como la de Vee campen a sus anchas. La crítica al funcionamiento totalmente podrido e inhumano del sistema sigue estando ahí, aunque a veces se trate desde una óptica humorística, y lo mismo el hecho de que estas mujeres pueden ser fácilmente manipulables porque están en una posición vulnerable.
"Orange is the new black" ha aprovechado este año el modelo de distribución de Netflix, que cuelga todos los capítulos a la vez, y ha estructurado su temporada de un modo ligeramente diferente. Sabiendo que un espectador puede verse cinco episodios de golpe, Kohan puede permitirse el lujo de dedicar todo el primer episodio a la participación de Piper en el juicio en Chicago, y luego dejar para el segundo al resto de presas, para en los dos siguientes recuperar el esquema habitual y empezar a lanzar la trama de Vee, una trama que no se resuelve hasta el último capítulo. Si la serie se emitiera semana a semana, a lo mejor ese conflicto se habría solucionado al cabo de cinco capítulos (que el espectador habría visto en un poco más de un mes), pero como "Orange is the new black" es muy consciente de esa opción del maratón, alarga la tensión y deja que Vee emponzoñe todo hasta unos niveles en los que algunos personajes, como Taystee y Poussey, tienen que confrontar sus verdaderos sentimientos.
Realmente, es una serie que da para comentar mucho, pero vamos a dejarlo aquí. Sólo añadiré que, este año, ha habido varios personajes muy destacados para mí, aparte de Vee y sus tácticas de Voldemort. La mayor profundización en los personajes ha alcanzado a los guardias, dejando una pareja extrañamente adorable en O'Neill y Bell, mostrando el lado más humano, como quien dice, de Caputo y hasta de Healey, y también se ha construido a las dos amigas yonkies de Pennsatucky como el alivio cómico de la temporada (un alivio cómico muy efectivo), hemos visto que la hermana Ingalls se deja llevar a menudo por el pecado capital de la soberbia, hemos tenido otro alivio cómico en la irritante hippie Soso y hasta ha dado la sensación de que Polly y Piper todavía pueden ser amigas después de que la primera se líe con Larry. Polly parece tener siempre muy claro lo que está pasando allí y no suele llevarse a a engaños, que es algo de lo que Chapman podría aprender.
Música de la semana: Pues la elección va a ser, de nuevo, de "Orange is the new black", más que nada porque ese momento karaoke durante el apagón recuperó uno de los grandes clásicos de la juventud de los 90, de aquello que se llamó la generación X; "
Stay", de
Lisa Loeb, que se hizo famosa gracias a la inclusión de esa canción en la banda sonora de "Reality bites".