31 enero 2017

Las personalidades de Shyamalan


ALERTA SPOILERS: Se puede hablar sobre la película "Múltiple" sin spoilers, pero como lo que más me interesa es, precisamente, la revelación que va construyéndose durante todo su metraje, es mejor que no sigáis leyendo si no la habéis visto.

A principios de los 2000, todas las películas de M. Night Shyamalan se vendían como cintas de terror. Daba igual que fueran dramas sobre el miedo al exterior, como "El bosque", o cuentos como "La joven del agua", los trailers y la promoción enfatizaban siempre lo mismo: un aire inquietante que no siempre estaba ahí.

Una de las que sufrió más la consecuencias de esa discrepancia fue "El protegido" ("Unbreakable"), una historia en la que Bruce Willis daba vida a un hombre corriente que era "irrompible", podía sobrevivir a todo tipo de accidentes y sucesos violentos, y al que buscaba desesperadamente un Samuel L. Jackson cuyo personaje era su opuesto, alguien que desde pequeño había tenido huesos de cristal y había acabado confinado en una silla de ruedas. Ni siquiera que Jackson fuera un fan de los cómics dio pistas en su momento al público de que no estaban viendo una de miedo, sino una de superhéroes. "El protegido" es, en realidad, la historia de origen de un héroe y un villano, que se va desvelando poco a poco. Parece que, al principio, estamos viendo un drama alrededor de la familia del personaje de Bruce Willis, y las cartas superheroicas se muestran con el paso de los minutos.

Algo similar ocurre con "Múltiple", la última película de Shyamalan. Inicialmente, da la sensación de que vamos a ver una de terror con tres chicas a merced de un psicópata que, además, tiene trastorno de personalidad múltiple, pero se ni van ofereciendo pistas de que, tal vez, estemos ante otra cosa. La charla de la psicóloga de que las personas como Kevin pueden ser un paso más allá en la evolución, de que puede considerarse un superpoder que sean capaces de fragmentar su personalidad como respuesta a un gran trauma, ya hace sospechar de que Shyamalan es muy fan de los mutantes de X-Men. La manera en la que aparece la personalidad número 24, la Bestia, y el hecho de que sea algo así como su propia versión del Increíble Hulk es un gran indicador de que "Múltiple" es la historia de origen de un supervillano.

El propio Shyamalan ha explicado que Kevin, en realidad, debería haber salido en "El protegido", pero que era demasiado potente y nunca terminaba de encajar en la película que él quería contar. Así se explica esa última escena en el restaurante, que conecta ambas cintas como pertenecientes a un mismo universo, el de los superhéroes de Shyamalan. Y éstos están a pie de calle, y sus poderes aparecen como respuesta a algo muy concreto que ocurre en sus vidas. ¿Llegaremos a ver un David Dunn vs La Horda?

29 enero 2017

Por la seguridad nacional


ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto los dos primeros episodios de la sexta temporada de "Homeland", es mejor que no sigáis leyendo.

La amenaza de un golpe de estado interno en Estados Unidos era uno de los asuntos favoritos de unos cuantos thrillers políticos de los 60 y los 70. "Siete días de mayo" es uno de los más evidentes: varios generales conspiran para derrocar al presidente porque está a favor del desarme nuclear, y ellos creen que los deja expuestos a un ataque de la URSS. La trama que introduce "Homeland" al principio de su sexta temporada con la nueva presidenta, recién elegida, y los temores que la CIA y el ejército tienen sobre ella, parece estar influida directamente por esa película de John Frankenheimer. Esas reuniones clandestinas de Dar Adal, ¿están planteando la posibilidad de un golpe de estado encubierto?

Al mismo tiempo, tenemos a Carrie Mathison que, aunque está asesorando en secreto a la nueva presidenta en temas de inteligencia, trabaja realmente en un bufete de abogados que se dedica a ayudar a personas que han sido arrestadas con cargos de riesgo para la seguridad nacional. Carrie es cada vez más crítica con la estrategia de Estados Unidos y, especialmente, de la CIA para luchar contra el terrorismo integrista, y traslada esas críticas a un trabajo en el que ve a personas que acaban detenidas más por ser demasiado ingenuas que por tener realmente conexiones terroristas. Su nuevo cliente es un chico que tiene una página web en la que critica a Estados Unidos y ensalza a sus enemigos, y cuyo padre fue deportado de vuelta a Nigeria catorce años atrás.

De momento, parece que ambas tramas están separadas, pero es de esperar que acaben confluyendo. Sobre todo porque empiezan a pintar un panorama con el que "Homeland", si decide adentrarse por ahí, puede estar criticando justo esa política anti-terrorista de Estados Unidos, que parece una extrapolación directa de la denominada "guerra contra las drogas": detén a cualquiera con las conexiones más indirectas con cualquier cosa mínimanente relacionada con el fundamentalismo islámico. Y no cambies dicha política, porque se ha creado toda una industria de compañías privadas de seguridad a su alrededor.

Todavía es pronto para saber si la serie va a acabar yendo por ahí, pero es un punto de partida muy interesante. Mientras tanto, Carrie sigue queriendo que Saul Berenson y la CIA la dejen en paz, y Saul sigue sin fiarse de que ella haya abandonado del todo ese mundo. Lo que ella hace es trasladar su modo de operación cuando trabajaba para la agencia al bufete, porque Carrie no puede dejar de ser Carrie. Si cree que se está produciendo una injusticia, que hay algo que nadie más está viendo, no va a parar hasta resolverlo. Y tampoco a dejar en la estacada a un Quinn que debería estar muerto, y que no acepta demasiado bien seguir vivo.

Música de la semana: Como no podía ser de otra manera en una serie de The CW, el primer episodio de "Riverdale" está repleto de canciones de los grupos más a la última. La que cierra el capítulo es otra favorita de "American Horror Story" y encaja perfectamente con la atmósfera que se le quiere dar a la serie. Es "The passenger", de la banda berlinesa de electropop Hunter as a Horse.

27 enero 2017

El paraguas del instituto


El género de instituto es mucho más flexible de lo que puede parecer en un principio. Sí, tiene unas normas y unos arquetipos muy definidos, y que todo el mundo sigue, pero dentro de ese conjunto de reglas preestablecidas hay bastante margen para contar otras historias que vayan más allá del coming of age, de la maduración de su protagonista hacia algo más parecido a un adulto. Se pueden hacer comedias negras, thrillers de terror, dramas personales muy intensos, historias de ciencia ficción, de superhéroes, noir... El instituto no es más que un escenario. Aunque marque el comportamiento de sus personajes, sólo es el fondo sobre el que "pintar" el cuadro que realmente interesa.

"Riverdale" es un ejemplo de esa elasticidad. La serie de The CW no inventa nada nuevo (al menos, no lo hace en el piloto), pero da unas pinceladas de que un título teen, como el vetusto "Archie", puede renovarse para añadir toques de misterio y de comedia de diálogos sarcásticos. En Estados Unidos, "Archie" es toda una institución, una que estableció en los años 30 las bases para todo el género de instituto posterior con sus claramente delimitados protagonistas, del idealizado buen chico a la "vecina de al lado" o la popular que desprecia a quienes considera que están por debajo de ella en la escala social. La televisión estadounidense está obsesionada con la adolescencia y, en especial, con la sensación de que, para algunos, el instituto fue la época en la que tocaron techo, en la que dieron de sí todo lo que podían. Si a eso le añadimos triángulos amorosos y asesinatos con oscuras ramificaciones, no es de extrañar que "Riverdale" sonara tan atractiva para la cadena.

Realmente, la serie se presenta como un híbrido complicado, un cóctel que utiliza bastantes elementos, en teoría dispares, para contar su historia. Están el componente de "pueblo pequeño lleno de secretos" (de ahí vienen las comparaciones con "Twin Peaks", por ejemplo), los diálogos a medias entre "Glee" y "Dawson crece" (y con tantas referencias pop como los de "Veronica Mars"), las complicaciones sentimentales (y sexuales) propias de "Gossip Girl" (más un personaje que lo cuenta todo en voz en off, como si fuera un narrador omnisciente), el drama entre los padres que podía haber en "The OC"... Este Archie quiere ser más moderno, estar más en la línea de las series que se llevan ahora, y quienes disfruten con el género de instituto, van a encontrar una serie muy disfrutable.

El reto, como siempre, será su evolución. "Veronica Mars", por ejemplo, tenía muy claro que era, en realidad, una serie de detectives, mientras "Gossip Girl" sabía que era un culebrón de lujo. "Riverdale" empieza presentando el toque de misterio en medio de su historia de instituto, y será cuestión de ver cuál de sus dos partes gana más peso, o si se integran bien en el resto de la temporada.

26 enero 2017

Barry Allen contra el futuro


ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto el regreso de la tercera temporada de "The Flash" tras el parón invernal, no sigáis leyendo.

"The Flash" ha estado jugando con los viajes en el tiempo desde la mitad de su primera temporada. Entrenando para ser más rápido que Reverse Flash, Barry viaja accidentalmente un par de días al pasado, y empieza su mala costumbre de que, cada vez que algo no sale como él quiere, viaja atrás en el tiempo e intenta arreglarlo. Es verdad que cualquiera regresaría a rescatar a sus padres si tuviera esa habilidad, pero ya ha quedado demostrado que, cada vez que Barry Allen va al pasado a solucionar algo, acaba empeorando la situación en el presente.

Y en el futuro, como queda claro en este tramo intermedio de la tercera temporada. Aunque Flashpoint fuera liquidada en el primer capítulo, sus ramificaciones se dejaron sentir hasta en el crossover a cuatro bandas del pasado mes de diciembre, y conforme transcurre la temporada, Barry cada vez es más consciente de la enorme responsabilidad que conlleva poder viajar en el tiempo. "Borrowing problems from the future", el episodio con el que la serie vuelve de su parón invernal, da un giro un poco diferente a lo que hemos estado viendo hasta ahora al hacer que Barry tenga, en su lugar, una visión del futuro más cercano, de un futuro en el que, como ocurrió en la cuarta temporada de "Arrow", sabemos que alguien va a morir a tiempo para el final de temporada. Y que ese alguien va a ser Iris, a manos de Savitar.

Ya tenemos el impulso de esta segunda mitad de la tercera entrega: intentar cambiar el futuro. Es uno de los grandes dilemas de las historias de viajeros temporales, y que explica perfectamente HR. El futuro puede ser maleable, sólo uno de los diferentes posibles, o cualquier paso que des acabará llevando a que ocurra lo que querías evitar. Al final, es una vuelta de tuerca a uno de los pilares sobre los que se asienta últimamente "The Flash", que son las consecuencias de jugar con el tiempo. Está bien que a Barry y Wally les encante tener poderes, pero han de ser conscientes de que no pueden creerse con derecho a actuar sin pensar en las consecuencias.

La muerte de Iris, y la conversión definitiva de Caitlin en Killer Frost, son los dos objetivos hacia los que se encamina la temporada, y que dan un mayor peso a la lucha contra Savitar. Ahora, es un villano contra el que Barry y compañía están implicados directa y emocionalmente, y eso siempre ayuda a que el malo funcione mejor. Lo divertido de este episodio es que, entre los eventos que tienen que cambiar para evitar que el futuro suceda como lo vio Barry, figura que Music Meister, villano creado originalmente para la serie "Batman: The Brave and the Bold", recibe un jugoso contrato para escribir un libro. Así, con una sola línea, ya está preparado el crossover musical con "Supergirl".

24 enero 2017

Matemáticas y matrimonio basados en hechos reales


Por esas casualidades de las fechas de estreno en la cartelera española (que a principios de año está dominada por las aspirantes a los Oscar), han coincidido dos películas que cuentan historias poco conocidas de la lucha por los derechos civiles de la comunidad negra en Estados Unidos. Una de ellas es "Figuras ocultas", centrada principalmente en Katherine Johnson, matemática que empezó a trabajar para la NASA calculando las trayectorias de sus primeros vuelos tripulados, los del Proyecto Mercury, a principios de los 60. La otra es "Loving", centrada en Richard y Mildred Loving, que en 1968 consiguieron que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogara todas las leyes contra el matrimonio interracial que aún estaban en vigor en el país. Ambas se ambientan, más o menos, en el mismo periodo temporal, pero la manera en la que cuentan sus historias no podrían ser más diferentes.

"Figuras ocultas" es un clásico crowd-pleaser, una película con vocación de éxito masivo con tres protagonistas con fuerza y mucha personalidad, que lanzan one liners, miradas retadoras y discursos de indignación y empoderamiento en cuanto tienen ocasión. La película las presenta como tres heroínas (Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson fueron pioneras muy importantes en la NASA) que tienen que superar la doble discriminación de ser mujeres y, además, negras. La primera las constreñía al trabajo de computadoras, a hacer los cálculos básicos de los proyectos en los que trabajaban los ingenieros; la segunda restringía hasta su acceso al cuarto de baño, y las confinaba en un edificio aparte, nombrado con el eufemismo de "Grupo Oeste de Computación". La película construye personajes atractivos y logra que en Katherine (Taraji P. Henson) lo más importante sea su brillante capacidad matemática (aunque no puede librarse de la inevitable trama romántica). "Figuras ocultas" tira más del efectismo (los "villanos" son demasiado unidimensionales), pero lo que cuenta es interesante y atractivo.

En el otro lado del espectro está "Loving", que es una película independiente escrita y dirigida por alguien con un estilo muy marcado como Jeff Nichols. Su tema es muy importante (Loving v Virginia fue la base para que el Tribunal Supremo estadounidense legalizara en 2015 el matrimonio homosexual) y podría haber dado para una película en la que se enfatizara el proceso judicial, la injusticia del caso y se potenciara el lado heroico de la pareja central. Sin embargo, "Loving" huye de todo eso. Opta por contar la razón por la que el caso llegó al Supremo, que es la historia de amor entre Richard y Mildred, dos personas sencillas, pobres, de una comunidad rural en la que nadie cerraba con llave las puertas de sus casas y que sólo querían criar a sus hijos en su hogar del estado de Virginia. Richard, sobre todo, hablaba poco y no le gustaba la atención, y la película sigue la personalidad calmada de sus protagonistas.

No hay grandes alegatos contra la injusticia, ni siquiera grandes expresiones abiertas de racismo, aunque queda muy claro en todo momento el clima al que se enfrentan los Loving. Y el retrato de ambos, a cargo de Joel Edgerton y Ruth Negga, es tan intimista, sensible y digno, y nunca busca la pornografía emocional, que todavía es más destacable. No deja de ser curioso que dos películas ambientadas en, más o menos, la misma época y con personajes que pelean porque se reconozcan sus derechos sean tan diferentes en su manera de abordar sus tramas.

22 enero 2017

Los debates de las Álvarez


AVISO SPOILERS:  Sólo por si acaso, aquí se van a discutir las evoluciones de la primera temporada de la comedia de Netflix, "Día a día". Ya sabéis qué quiere decir eso.

En las sitcom de corte social inspiradas por el guionista Norman Lear, lo habitual es que los personajes aborden el tema de la semana de frente y sin sutilezas. Si hay polémica porque a algún miembro de la familia todavía le gusta Bill Cosby, se entra en una discusión sobre si el juicio de una obra de arte debería estar separado de la opinión que tengamos del artista (algo que centró un capítulo de "The Carmichael Show"), y si alguno de los hijos le confiesa a su madre que es homosexual, se van a suceder las conversaciones sobre cómo aceptar ese reconocimiento. Si, además, la comedia está en Netflix y lanza toda su temporada a la vez, hasta se puede otorgar cierta serialización a los episodios con ese asunto como nexo de unión.

Ésa es la táctica de "Día a día" con la "quinceañera" de Elena y su asunción de que es lesbiana o, como mínimo, no es heterosexual. Es una historia basada en la propia familia de Mike Royce, uno de los showrunners de la comedia, y va dejando gags recurrentes, pequeños comentarios aquí y allá y, finalmente, el gran clímax emocional de la temporada, cuando su padre se marcha de la celebración, incapaz de asumir lo que su hija acaba de contarle, y toda la familia acaba bailando con ella una versión de "De niña a mujer" (nunca subestimes el poder de Julio Iglesias). El modo en el que Penélope, su madre, va hablando con otras personas para intentar entender por qué le cuesta aceptar directamente que Elena es gay es el exponente más claro de cómo trata "Día a día" los asuntos más serios; eso, y el razonamiento de Lydia con Dios y el Papa.

"Día a día" no busca ser sofisticada y sutil; si tiene que hablar sobre la pesadilla burocrática de los ex soldados para recibir tratamiento médico cuando vuelven a casa, pues se hace estructurando un episodio alrededor de una llamada de teléfono en espera, y si hay que tratar un asunto como la inmigración, se ofrece el lado más humano posible, que es el de las familias que se separan fortuitamente y que no vuelven a encontrarse nunca más. Los orígenes en Cuba de los Álvarez, y las consecuencias emocionales de la emigración (el exilio, más bien, en su caso) y lo complicado que puede ser aceptar que tu hijo es homosexual son los dos grandes debates de la serie, los dos grandes temas de sus conversaciones y sus discusiones, y como afectan muy personalmente a sus personajes, son los que mejor funcionan.

Pero, además, "Día a día" puede presumir de tener a un dúo protagonista a prueba de bombas. Entre el exceso y, al mismo tiempo, la empatía de Rita Moreno como Lydia, y la versatilidad y la calidez de Justina Machado como Penélope, la serie no tiene más que colocarlas juntas en un plano para que ninguna escena sea aburrida. Sus discusiones sobre religión, el tratamiento de la depresión o la educación de los hijos (y la divertida manera en la que intercalan palabras, o frases enteras, en español) resultan entrañables, graciosas y todo un tratado de interpretación en una sitcom, en el mejor sentido de la palabra. Y ayudan a darle a "Día a día" su centro emocional, que es por lo que acaba destacando.

Música de la semana: Entre las películas que suenan para figurar en las próximas nominaciones al Oscar, que se anuncian el martes, está "Figuras ocultas", la historia real de las mujeres que calcularon la trayectoria de las misiones espaciales del proyecto Gemini y, en concreto, Katherine Johnson. Una parte importante de la banda sonora es de Pharrell Williams, productor también de la película, y una de sus canciones más destacadas es "Runnin'".

20 enero 2017

El ciclo del hype y el backlash


El próximo martes se anuncian las nominaciones a los Oscar, lo que quiere decir que este fin de semana va a llegar la avalancha de películas con posibilidades de estar presentes en la gran ceremonia del 24 de febrero. La gran favorita, a priori, aterrizó en los cines españoles el viernes pasado y, desde entonces, se ha producido el inevitable ciclo del hype y el backlash que sigue a todas las películas y series que llegan precedidas de una gran expectación. En el caso de "La La Land", en España ese ciclo se ha comprimido en apenas una semana, y motivado por los meses de críticas entusiastas tras sus primeros pases en los festivales de Venecia y Toronto y sus victorias en los pasados Globos de Oro.

Se ha pasado de decir que es una película para quedarse a vivir en ella a sacarle punta a todos los defectos de su guión (parte de estas dos corrientes de pensamiento se refleja en el podcast especial que La sexta nominada dedicó a la cinta de Damien Chazelle), y después de arrasar en los premios de HFPA, se han multiplicado las think pieces en Estados Unidos criticando todo lo criticable sobre ella. Es un asunto de acción y reacción, o el efecto "Brokeback Mountain"; cuantos más elogios recibas, y más aura de favorita al Oscar tengas, más fuertes serán los palos que te van a dar. Y más todavía en una película como "La La Land", con una apuesta estilística y emocional muy clara, y que crea tanto adhesiones incondicionales como rechazos fervientes.

A cualquier hype elevado, le seguirá una dosis similar de backlash, y la fórmula se hará más intensa cuanto más tiempo pase entre las primeras reacciones y el visionado por parte del gran público. Si las películas en concreto se salen del cinismo que parece dominar actualmente las críticas en redes sociales, las opiniones en contra aún se harán notar más. Y, como hemos comentado muchas veces, no hay nada peor que verlas con la preconcepción de que, como todo el mundo las da como favoritas a tener muchas nominaciones al Oscar, tienen que ser todas lo mejor que ha hecho nunca Hollywood, o nos parecerán una decepción.

De momento, "La La Land" apunta a funcionar más que bien en taquilla (conseguir entradas en los cines de VOSE de Madrid el pasado fin de semana era complicado) y a llegar a los Oscar con serias posibilidades de convertirse en una de las protagonistas principales de la noche. Nos hartaremos de ver a Ryan Gosling y Emma Stone en actos promocionales diversos y de leer artículos a favor y en contra de la película, y a lo mejor hasta su éxito incrementa la popularidad de "Dear Evan Hansen", el musical que los dos letristas de las canciones, Justin Paul y Benj Pasek, tienen en cartel en Broadway.

19 enero 2017

Los triples mortales con tirabuzón de Steven Moffat


La sexta temporada de "Doctor Who" es, probablemente, la que mejor representa la querencia por las revelaciones sorpresa y los giros de última hora de Steven Moffat cuando construye misterios. El astronauta en el lago, la identidad de River Song y el Silencio presentaron un enigma inicial que, como mínimo, picaba la curiosidad de los espectadores, pero que dio varias vueltas de más sobre sí mismo para resolverse al final de la temporada. Es algo que también se notaba en la miniserie "Jekyll" (aunque acababa optando por dejar más cosas sin resolver) y que se ha llevado casi al extremo en "Sherlock". Al fin y al cabo, el inteligente detective necesita misterios que lo pongan de verdad a prueba.

Esa serie esconde dos facetas: una más ligera y juguetona, en la que las deducciones de Holmes buscan más la diversión, y otra más oscura y trascendental, en la que los villanos idean tramas retorcidas para derrotar a Sherlock y hundirlo en la más absoluta de las miserias. Ese lado más oscuro tiende a descontrolarse con demasiada facilidad; el final de la tercera temporada es un buen ejemplo de cómo la necesidad de sorprender al espectador, de llevar a su protagonista siempre a un paso del precipicio, termina por eliminar ese componente de diversión que enganchó inicialmente a buena parte de sus fans.

El sentimentalismo no se le da bien a "Sherlock". Su personaje puede tener un corazón mayor de lo que parece, oculto bajo su misantropía externa y su sarcasmo, y que seamos capaces de verlo lo humaniza, pero la serie carga demasiado las tintas cuando quiere, precisamente, que lo veamos. El elaborado intento de que Watson lo perdone en la cuarta temporada acaba pecando, en su explicación final, justo de un exceso de sentimentalismo que, además, no deja en buen lugar al afligido doctor. Acaba destacando más su sentimiento de que es superior moralmente a Sherlock, de que es mejor que él, de que su dolor está más "ganado", por decirlo de algún modo, y es el único válido. Era evidente que la relación entre ambos no podía quedar igual tras el final del primer episodio de la temporada, pero quizás se fue un poco de las manos.

Siempre ha pendido sobre "Sherlock" la tentación de demostrar que es la más ingeniosa y la más rápida, de comportarse como el propio Holmes en esa fatídica escena del acuario. Y también acaba sufriendo de algo inevitable al construir misterios, que es que las respuestas dejen al espectador indiferente. Pero, a veces, eso no es culpa de la serie. Presentar un enigma resulta más interesante que resolverlo.

18 enero 2017

Siete series de superhéroes

Una de las quejas más habituales sobre el estado del cine comercial contemporáneo es que está saturado de superhéroes. Los planes de Marvel y DC (y Fox con sus mutantes de la primera) van a copar los veranos de los próximos años, hasta la década de 2020, así que no es tan extraño que haya espectadores que estén cansados de estas historias. Y en televisión, la situación no es demasiado diferente. Las dos compañías tienen sus proyectos para explotar otras partes de sus catálogos centrándose, además, en aspectos que en el cine reciben menos atención, y también hay quejas de espectadores que consideran que la verdadera burbuja seriéfila es la de los títulos de superhéroes.

Pero éstos no son un género en sí mismos. Son más un paraguas para contar dramas familiares, misterios policiacos o aventuras de ciencia ficción. El impulso de casi todos los creadores que los utilizan en sus series es ver qué tipo de historia hay debajo de las capas (es lo que mueve a los guionistas que trabajan con Greg Berlanti en The CW), y así es como se pueden conseguir títulos que presenten apuestas distintas. Con el estreno de uno de los últimos en llegar a la vuelta de la esquina ("Legión", en FX, el 8 de febrero), no es mala idea recordar siete series de superhéroes (o partes de esas series) que merecen la pena para introducirnos en este mundo o por si se nos habían escapado.

- "Batman, la serie animada": La cantidad de títulos superheroicos que se hacne en dibujos animados dificulta mucho hacer un mínimo seguimiento de lo más interesante, sobre todo tras la compra de Marvel por parte de Disney. Pero la "Batman" de los 90 sigue siebndo un estándar a seguir por todas ellas. Su dibujo. un poco más oscuro de lo habitual, la intro con parte de la música que Danny Elfman compuso para la película de Tim Burton, la manera de contar las historias e integrar a los villanos... Unos 25 años más tarde, aún es de los mejores títulos de superhéroes, y de las mejores adaptaciones de los cómics de Batman.

- "Agent Carter": Esta breve serie de ABC, de sólo dos temporadas, era un spin-off de "Capitán América. El primer vengador" centrado en Peggy Carter, la soldado que asiste a Steve Rogers en su conversión en el Capitán América durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando acaba la guerra, Peggy entra a trabajar en la antecesora de SHIELD, y aunque no tiene superpoderes, su capacidad para resolver todo tipo de asuntos la sitúa a la altura de superheroínas más típicas. Carter es una mujer en un mundo de hombres, y sabe cómo hacerse valer.

- "Alphas": En las series de personas con habilidades especiales que no están adscritas a ningún universo de cómic, las dos temporadas de este título de Syfy figuran entre las más entretenidas e interesantes. La inspiración de la Patrulla X era clara (Zak Penn, uno de sus creadores, había sido guionista de sus primeras películas) porque sus protagonistas trabajaban en un grupo que buscaba otros "alfas" para controlarlos. Pero, como era inevitable, había otros intereses contradictorios por allí.

- "Héroes" T1:  La primera temporada de "Héroes" es una representación fresca de la clásica historia de la gente normal que, un día, desarrolla habilidades especiales. La animadora inmortal, el pintor que puede ver el futuro, el chaval que viaja en el tiempo, el político que puede volar, el villano que quiere apropiarse de todos sus poderes... Todos ellos resultaban entretenidos de seguir, y lo era también averiguar quiénes los buscaban con tanto ahínco. Pero el final de la primera temporada fue también una señal de que aquello no podía sostenerse mucho más.

- "Supergirl": Es de las pocas superheroínas que protagoniza su propia serie, y probablemente debe ser la más optimista de todas. La prima de Superman está aprendiendo a ser una mejor persona, y una mejor heroína, y lo hace en una divertida combinación de su vida "civil" con sus misiones para el DEO. Hay pocas series que transmitan más felicidad y, de paso, que estén colando unos comentarios sociales tan relevantes.

- "Daredevil" T1: El desembarco de Marvel en Netflix arrancó con la conversión de Matt Murdock, abogado ciego de Nueva York, en el Hombre sin Miedo, el justiciero vestido de rojo que, en la primera temporada, se enfrentaba a Wilson Fisk, un villano que estaba convencido de que estaba haciendo lo mejor para recuperar Hell's Kitchen. Ese enfrentamiento, disfrazado de historia policiaca callejera, es lo que eleva esta entrega por encima de una segunda temporada menos efectiva.

- "Jessica Jones": Los superhéroes pueden utilizarse para hablar de la importancia del consentimiento, la autonomía y de lo difícil que es salir de una relación abusiva. Eso es lo que hace la lucha de Jessica contra Kilgrave. Los códigos de las historias de detectives privados son perfectos para el retrato de esta joven que no quiere usar unos poderes que nunca pidió, pero que tampoco puede quedarse de brazos cruzados ante alguien en peligro.

Se puede añadir como bonus "El gran héroe americano", una comedia familiar y ligera que sólo duró una dos temporadas en los 80, y en la que su protagonista recibía un traje con superpoderes de parte de unos extraterrestres. Que no todo va a ser oscuridad nolaniana.

15 enero 2017

La amortización de la segunda temporada


En HBO, es muy raro que una serie sea cancelada en la primera temporada. Lo mismo pasa en Netflix, y por razones similares, y lo que era una característica de cadenas de cable premium o de plataformas de streaming se está extendiendo cada vez a más lugares. En ambos casos, la renovación por una segunda temporada se da para amortizar la inversión y para confiar en que el público descubrirá la serie durante el hiato, y se subirá al carro cuando lleguen los nuevos episodios. En el cable, es habitual (y lo era ya antes) que las series ganen audiencia de temporada en temporada, mientras los servicios de VOD como Netflix, con sus lanzamientos de toda la temporada de golpe, son conscientes de que a algunos títulos les cuesta encontrar su público un poco más que otros.

El pasado otoño se publicó un estudio extraoficial sobre los comportamientos de los usuarios de Netflix cuando la plataforma lanzaba una nueva temporada. Dicho estudio descubría que se daba un efecto de puesta al día con las entregas anteriores de la serie en concreto: si "Orange is the new black" estrena nuevas temporadas en junio, en ese mes es normal que las anteriores sean de lo más maratoneado en Netflix, porque los espectadores quieren refrescar su memoria o porque quieren subirse al carro de esa serie, y prefieren hacerlo desde el principio. "Daredevil" puede, probablemente, acumular buena parte de sus visionados en la primera semana de su lanzamiento, pero títulos como "Sense8" tardan más en aparecer en el radar de algunos espectadores. Si la renuevas por una segunda temporada, le concedes una mayor oportunidad de que su público la descubra.

Esta estrategia, por ejemplo, puede estar detrás de la renovación de "Buena conducta" en TNT. Sus audiencias no han sido especialmente destacables, pero las críticas no han sido malas y, sobre todo, se ha destacado mucho el trabajo de Michelle Dockery en ella (The AV Club la incluyó entre las 35 mejores interpretaciones en televisión de 2016). La cadena puede confiar en que haya cierto efecto boca-oreja y más espectadores decidan darle una oportunidad antes de que llegue esa segunda entrega. Es una táctica que no siempre funciona, pero teniendo en cuenta lo que ha cambiado el panorama televisivo para decidir qué se renueva y qué se cancela, a veces merece la pena arriesgarse con ella.

Por supuesto, también es una estrategia de paciencia que no es infinita. Si Netflix, por ejemplo, cancela una serie tras su segunda temporada es porque, casi seguramente, no ha ganado nuevos espectadores (como "Marco Polo"), y si HBO echa el cierre tras sólo la primera, es porque el fracaso (crítico, generalmente) es monumental. Pero la oportunidad de amortizar la serie, de probar si todo lo que se ha invertido en sacarla adelante se acaba rentabilizando, no se quiere desaprovechar si surge. Si The CW sigue renovando "Crazy ex-girlfriend" no es sólo porque su productora sea CBS.

Música de la semana: Una serie cuya renovación está en el aire (y no pinta demasiado bien) es "Sweet/Vicious", la comedia negra de MTV que trata sobre las violaciones en las universidades estadounidenses. Su protagonista, Jules, estalla finalmente de todo su trauma reprimido gracias a "I wanna get better", de Bleachers (que tiene un videoclip dirigido por Lena Dunham).

13 enero 2017

Casi famosos (LII)

Bucear por los primeros trabajos de actores que ahora son muy conocidos (o grandes estrellas, directamente) siempre es divertido, porque no es raro descubrirlos en proyectos que, a priori, no parecen encajarles demasiado. Y como es viernes por la tarde, vamos a lanzarnos a una nueva entrega de los "casi famosos".

Las sitcom (y "Ley y orden") son un buen lugar para empezar tu carrera y conseguir tu tarjeta del SAG (el gremio de actores). Emma Stone, por ejemplo, encadenó unos cuantos episódicos en televisión (y un protagonista en la muy breve "Drive") antes de llamar la atención en "Supersalidos". Uno de esos episódicos fue en "Lucky Louie", la comedia que Louis CK creó para HBO, que que en su momento resultó un tremendo fracaso.

Esto es más una participación realmente sorprendente que un ejemplo de "casi famosa", porque Isabelle Huppert no necesitaba presentación cuando, en 2010, participó en un episodio de "Ley y orden: UVE", que nunca deja pasar la oportunidad de contar con los actores invitados de mayor renombre que pueda conseguir. En aquel capítulo de la 11ª temporada, titulado "Shattered", también estaba todavía Sharon Stone como una fiscal que había sido compañera en la policía del detective Stabler.

La próxima película de la Liga de la Justicia ha familiarizado a una importante parte del público con Aquaman, rey de la Atlántida, que está interpretado por Jason Momoa. Lo divertido del asunto es que la extinta The WB consideró, hace una década, desarrollar una serie sobre la juventud de ese personaje, aprovechando el éxito que tenía "Smallville". El elegido para ser Aquaman fue Justin Hartley, que en aquella serie tenía el papel recurrente de Oliver "Flecha Verde" Queen, y que ahora forma parte del gran fenómeno del otoño en la televisión estdaounidense, "This is us". Se llegó a rodar un piloto, pero la serie nunca salió adelante. Y sí, el vestuario del superhéroe no iba a ser muy diferente de un vigilante de la playa.

Tema marítimo tenía también "To the ends of the Earth", la miniserie que Benedict Cumberbatch protagonizó, en 2005, junto a Jared Harris y Sam Neill, basada en unas novelas sobre un barco que lleva emigrantes a Australia. A Cumberbatch le faltaba todavía casi una década para que "Sherlock" lo lanzara al estrellato.

Justina Machado es la protagonista de "Día a día", un papel que le ha tocado ya con una larga carrera a sus espaldas. Muchos espectadores la conocen por ser la mujer de Rico en "A dos metros bajo tierra", pero antes de recalar en ese drama familiar ya había tenido un papel recurrente en, por ejemplo, "Urgencias", otra por la que medio Hollywood pasó como actor invitado antes de hacerse conocido.

12 enero 2017

La culpa del superviviente


La manera en la que se utilizan la violación y la agresión sexual en televisión lleva ya un tiempo siendo objeto de debate entre los críticos estadounidenses. Desde las críticas a "Juego de tronos" a las quejas por el incesante desfile de mujeres brutalmente agredidas y asesinadas en los procedimentales más vistos, es un tema que cada vez se discute más, y que muchas series se animan a tratar de una manera un poco diferente a como se estaba haciendo hasta ahora. La controversia que suscitó aquel episodio de "The Newsroom" sobre una universitaria que denunciaba una violación, y las acciones que emprendía cuando nadie la tomaba en serio. son sólo una pequeña muestra de cómo se ha ido sensibilizando una parte del público al tratamiento de estos asuntos.

En ese aspecto, ya hemos hablado de lo relevante que es "Sweet/Vicious", la serie de MTV sobre dos estudiantes que actúan como Batman y Robin en el campus de su universidad, vengando a las chicas que han sido violadas y a las que el centro no ha apoyado. La relevancia no viene de su premisa, sino de cómo está mostrando el trauma de Jules, a la que viola el novio de su mejor amiga en una fiesta, y que utiliza esa faceta de ninja justiciera para intentar superarlo. Pero lo cierto es que no puede hacerlo. El séptimo capítulo de la primera temporada, "Heartbreaker", gira en torno a la agresión de Jules, contada en flashback mientras ve como Ophelia y Harris celebran el aniversario de su amistad. Vemos cómo era la relación entre Jules, su amiga Kennedy y su novio, Nate, antes de que pasara todo, vemos el fatídico momento y también lo que pasó después, la respuesta que Jules recibe cuando decide no tanto denunciar,. como contarle a alguien lo que acaba de pasarle.

Es un episodio que nos enseña la historia de origen como Jules como vigilante enmascarada. y que explora sus sentimientos encontrados. Jules está enfadada, se siente culpable (la culpa del superviviente), no sabe cómo manejar todas las emociones que suscita en ella encontrarse a Nate por todas partes, llevando su vida de chico de fraternidad popular y adorado por todo el mundo, y al mismo tiempo quiere recuperar su antigua vida, quiere volver a ser la chica alegre y divertida de antes. Eso no es posible, y Jules tiene que empezar a asumirlo.

Pero esas dificultades para darse cuenta que su vida ya no va a ser la misma, que no puede seguir guardando ese secreto por más tiempo y que necesita ayuda para ir superándolo, son lo que hacen destacar "Sweet/Vicious". La serie intenta mostrar el retrato más completo posible no sólo de Jules, sino de Nate, al que no pintan únicamente como el malo de la función. Es ese esfuerzo por dotar de tridimensionalidad a todos sus protagonistas lo que la está convirtiendo en una pequeña revelación.

11 enero 2017

La risa de Diane Lockhart


"The good wife" arranca con un escándalo y con una mujer intentando reconstruir su vida entre la onda expansiva de dicho escándalo. Era lógico que su spin-off, "The good fight", también tuviera ese punto de partida, sólo que es Diane Lockhart la que se encuentra en la posición que tenía Alicia Florrick al principio de su serie; una estafa la deja sin el dinero que tenía ahorrado para su jubilación, y tiene que volver a ejercer como abogada. Eso es, al menos, lo que deja entrever el trailer de la serie, que CBS All Access estrena el 19 de febrero, y en la que Diane estará acompañada por Lucca Quinn, la hija de Eli Gold y un nuevo personaje, interpretado por Rose Leslie, que está afectada mucho más directamente por esa estafa.

Es muy curioso que sea, otra vez, la recuperación de un escándalo lo que ponga en marcha esta serie, pero la diferencia en las situaciones vitales de Alicia y Diane en cada momento, probablemente, va a dar su diferencia a ambos títulos: la señora Florrick había aparcado su carrera para criar a sus hijos, y tiene que empezar casi de cero para poder retomarla. Diane, por su parte, sentía que ya había llegado al final de la suya, que ya había dado todo lo que tenía que dar al ejercicio de la abogacía, pero las circunstancias le obligan a seguir adelante.Su crisis es más profesional que personal, aunque es muy probable que una y otra esfera se entremezclen, como ocurría habitualmente en "The good wife" (lo que siempre traía problemas).

Centrar "The good fight" en Diane Lockhart es la mejor decisión que CBS y Robert y Michelle King pudieron tomar porque siempre fue una protagonista atrapada en tramas de secundaria. Lo peor de las últimas temporadas de la serie original, cuando el centro se puso con mucho más énfasis en Alicia y sus ambiciones políticas (o su falta de ellas), era que los guionistas no consiguieran darle a la Lockhart historias a su altura. Que protagonizara la última escena fue una gran reivindicación de su relevancia, del papel de apoyo y de contraste que había jugado frente a Alicia Florrick. Mientras ella aprendió a moldear sus principios para conseguir sus propósitos, Diane lograba, casi siempre, operar dentro de ellos, sin dejar de ser conscvente de que, al mismo tiempo, tenían que ser mínimamente elásticos.

En un mundo lleno de cínicos como el de "The good wife" (y suponemos que también "The good fight"), Diane Lockhart es una roca de estilo, de inteligencia y de espíritu de resistencia. Los prpblemas económicos del bufete, sus disputas con Will Gardner (y con David Lee), las promesas incumplidas de que entraría en el Tribunal Supremo, sus tira y afloja con Alicia... Fue capaz de superarlo todo y de seguir adelante sin perder la compostura (casi nunca), y ya le tocaba que alguien le diera a ella, a Christine Baranski, una serie en la que fuera la gran protagonista. Da igual que el poster lo comparta con Cush Jumbo y Rose Leslie.

10 enero 2017

Una (buena) sitcom de toda la vida


Hay varias palabras que parecen generar alergias entre algunos espectadores. Una de ellas es "procedimental" y la otra, "sitcom". El género de ficción por antonomasia en la televisión estadounidense ha vivido muchas evoluciones y reinvenciones, y hasta se lo ha dado por muerto en varias ocasiones, pero siempre acaba volviendo. De las ficciones grabadas en plató, con varias cámaras al mismo tiempo y con público en directo (de las que CBS es aún su mayor reducto), se pasó a otras que buscan entornos más naturales y que sólo emplean una cámara, pero esas cuestiones sólo son de formato. Una sitcom en plató de toda la vida puede ser mala, buena, rancia, atrevida, original, graciosa... Aunque para algunos espectadores, el formato seguirá siendo un obstáculo insalvable.

Eso se ha notado en la respuesta inicial a "Día a día", título en español del remake de Netflix de "One day at a time". La serie original, de finales de los 60, era una de las comedias sociales de Norman Lear, toda una leyenda viva de la televisión norteamericana, que utilizaba la sitcom familiar para hablar de los asuntos que más preocuparan en ese momento a la sociedad estadounidense. "One day at a time" se centraba en una familia de clase trabajadora, con una madre soltera, por lo que el machismo, por ejemplo, era un tema que se trataba de un modo muy directo. La nueva versión de Netflix, que está apostando por estas sitcom tradicionales, tiene como protagonista a una familia de origen cubano, que también saca adelante una madre sola, y aprovecha su herencia inmigrante para introducir el racismo o la dicotomía entre las tradiciones del país que se deja atrás y las costumbres del nuevo hogar.

No es fácil dar este componente social a estas comedias. El riesgo de hacerlo de una manera demasiado obvia, y de que el capítulo sea fagocitado por ello, siempre está ahí, pero los dos primeros capítulos de "Día a día" evita esas trampas. El sexismo en el ambiente laboral se trata a través de discusiones en las que se enfoca el asunto desde varios lados, y dichas discusiones obligan a los personajes a replantearse algunos de sus puntos de vista. Es una serie a la que le gusta que sus protagonistas discutan, debatan, que busquen los mejores argumentos para convencer a los demás de que sus puntos de vista son los correctos, y que acaben alcanzando ciertos compromisos para llegar a un acuerdo.

Y, además, "Día a día" es divertida y simpática. La inversión de papeles de los dos hijos (el pequeño está obsesionado con su aspecto, la mayor no quiere jugar por las reglas del conformismo de género) no es una caricatura, y hasta Rita Moreno, como la abuela un poco exagerada (como una mezcla entre Sophia Petrillo y la abuela de "Jane the virgin"), encaja en toda la historia. Los dos responsables de la serie, Mike Royce y Gloria Calderón Kellet, tienen amplia experiencia en el género y saben mezclar los chistes con los momentos más emocionales y hasta dramáticos. Y al hacer que la madre de la familia sea ex soldado, y tenga pesadillas de su misión en Afganistán, introducen también un elemento un poco diferente.

La sombra de Lear sobrevuela series como "The Carmichael Show", otra sitcom de formato muy tradicional que en cada capítulo trata un asunto determinado, desde la brutalidad policial a la figura de Bill Cosby. Es una manera de entender el género que se había quedado un poco apartada, y que se está recuperando ahora, y que muestra que una sitcom multicámara en plató puede tener muchas cosas que decir.

09 enero 2017

Los Globos de Oro y el vacío de poder en los Emmy


Las series de estreno son, generalmente, un imán demasiado poderoso para que los Globos de Oro se resistan a su atracción. Les tienta mucho ser los primeros en reconocer novedades del otoño, y si esas novedades, además, tienen una pátina de prestigio y respetabilidad como "The Crown", todavía mejor. Los premios de la HFPA (que podéis consultar en su totalidad aquí) eligieron este año, para suceder a "Mr. Robot" y "Mozart in the jungle", a la ya mencionada "The Crown" y a "Atlanta", siguiendo con su separación de los ganadores de los Emmy. Y aunque al final no optaron por el premio más "globero", que habría sido el de Winona Ryder por "Stranger things", es probable que hayan marcado el camino a seguir por los próximos Emmy, incluso sin pretenderlo. "Juego de tronos" estaba nominada, sí, pero la prensa extranjera de Hollywood siempre encuentra otra serie más nueva y brillante que premiar. Y, esta vez, esa serie puede ser la que suceda al título de HBO en el Emmy a mejor serie de drama.

Porque recordemos que, en los próximos premios de la academia de televisión, la ganadora de ese galardón en las últimas dos ediciones no podrá competir. Su séptima temporada se va a estrenar en verano, fuera del periodo de elegibilidad, por lo que el campo se queda abierto para que haya un cambio de guardia. Y no parece que se cambio vaya a protagonizarlo "The Americans", por mucho que los Emmy se acordaran este año de su existencia. Netflix tiene en "The Crown" su mejor baza para asaltar el trono más preciado de la televisión, o mucho se tienen que torcer las cosas de aquí a septiembre, que todo puede pasar.

Nueve meses son muy largos, ¿pero lograrán resistirse los votantes de los Emmy a una serie tan bien hecha como "Downton Abbey" (y con más dinero), con la familia real británica como protagonista, con una interpretación tan awards friendly como la de John Lithgow como Winston Churchill, con nombres importantes detrás (los de Peter Morgan y Stephen Daldry) y que cuenta una historia importante? La única manera de que "The Crown" no convenza en los Emmy es que se la considere poco innovadora, demasiado perfecta. Si la cae la maldición de "Boardwalk Empire", que conseguía nominaciones importantes pero no las traducía en premios (excepto aquel Emmy a mejor secundario para Bobby Cannavale), Netflix volverá a llevarse la misma decepción que, en los Emmy, ha supuesto "House of cards". Porque no siempre las series que parecen diseñadas para atraer a los académicos lo consiguen, y el caso de Starz con "Boss" bien lo prueba.

De momento, sin "Juego de tronos" en el horizonte, y a falta de ver cómo son las nuevas temporadas de las series nominadas a mejor drama el año pasado ("The Americans", "Mr. Robot", "House of cards", "Better call Saul" y "Homeland"), "The Crown" parece la gran favorita para arrasar. La baza de HBO es "Westworld", y no es fácil aventurar si los Emmy creerán en otra serie de ciencia ficción. Pero con los cambios que ha habido en la elección de los nominados y en las votaciones para elegir a los ganadores, es un poco más complicado leer la mente colectiva de la academia.

08 enero 2017

Las luces del viejo Hollywood


La última aparición pública de Bette Davis fue el Premio Donostia que el Festival de San Sebastián le concedió en 1989. La actriz tenía 81 años y una salud muy delicada, y planificó al dedillo todo el evento. Estuvo varios días sin salir de su habitación del hotel María Cristina y, cuando llegó el momento de recibir el premio, compartió anécdotas y se dejó llevar por la admiración y el cariño de todos los allí presentes. Moriría pocos días después, en París. Esa historia viene a le mente en bastantes momentos de "Bright Lights", el documental que HBO acaba de estrenar sobre Carrie Fisher y Debbie Reynolds y que, por cosas de la vida, ha acabado siendo un homenaje póstumo a la relación de esas dos mujeres, que fallecieron el pasado mes de diciembre con sólo un día de diferencia una de la otra.

Dirigida por Fisher Stevens (actor y amigo de Carrie Fisher) y Alexis Bloom, la película cuenta la historia de la familia Fisher y, sobre todo, de la manera en la que Reynolds concebía el show business, pero termina siendo más una obra sobre el amor entre una madre y su hija. Debbie y Carrie eran vecinas en Beverly Hills, y la hija se preocupaba constantemente porque su madre, ya con más de 80 años y una salud frágil, se empeñaba en seguir ofreciendo actuaciones en teatros y en Las Vegas, en lugar de retirarse definitivamente y descansar en los últimos años de su vida. Pero esa no era la manera en la que el Hollywood de los estudios, donde llegó desde Texas siendo una adolescente, la había criado. Cantar y actuar era lo que de verdad llenaba la vida de Debbie Reynolds y no pensaba dejarlo hasta que no fuera capaz de estar de pie sobre un escenario.

"Bright Lights" se mete en las casas de madre e hija, y en la del otro hijo, Todd, y muestra lo especial que era su vínculo. Las personalidades de las dos quedan bien reflejadas en el documental, desde el sarcasmo de Carrie a la nostalgia y la resistencia de Debbie, que en un momento recuerda algo de los viejos tiempos y añade "yo soy los viejos tiempos". En ella vivía todavía el espíritu del viejo Hollywood, el de ofrecer siempre al público tu mejor versión, el de que el espectáculo debe continuar aunque la procesión vaya por dentro. Que la película termine con una simpática versión casera de "There's no business like show business", justo en la noche en la que Reynolds recibe el premio a toda una carrera del SAG, es de lo más apropiado.

La sesión doble más apropiada con este documental es "Wishful drinking", el monólogo autobiográfico que Carrie Fisher representó en el teatro hace siete años, y que HBO grabó como si fuera uno de sus especiales de comedia. Y, después, podemos todos preguntarnos cómo nadie consiguió que toda la impresionante colección de memorabilia del Hollywood clásico de Debbie Reynolds nunca tuviera su propio museo.

Música de la semana: Hace unos días hablábamos de "Search Party", la muy particular comedia hipster de misterio de TBS. Su sintonía corre a cargo de Purity Ring, dúo canadiense de electro-pop, que aporta la canción "Obedear".

05 enero 2017

Cuando la cadena es un problema


Las series las emiten cadenas de televisión. Que es una obviedad, pero que al mismo tiempo ayuda a entender por qué algunas series son como son. Además, en estos tiempos en los que muchos vemos esas series cuando llegan a plataformas de VOD, el nombre de su cadena puede haberse perdido por el camino (si Netflix compra los derechos de distribución internacional de un título de Syfy, por ejemplo, lo sube a su servicio como uno de sus Netflix Originals), lo que para dichas cadenas es una faena porque una de las labores de sus series es construir imagen de marca y, de ese modo, pasan a ser imagen de otra marca.

Como decíamos, la cadena imprime cierta personalidad a sus ficciones. Las series de USA eran bastante fáciles de reconocer durante las épocas de "Monk", "Psych" y "Burn notice", y una comedia de CBS se distingue desde el minuto 1 del cold open. Eso mismo lleva a que se vayan creando ciertas preconcepciones sobre las producciones de determinados canales, que pueden ser tanto negativas como positivas: las series de HBO son importantes, en Lifetime sólo hay dramones para mujeres, TNT sólo hace procedimentales insustanciales, todo lo de BBC es bueno, las comedias de ABC son todas iguales... Esas ideas preconcebidas pueden ajustarse a una cierta serie de dichas cadenas o, a lo mejor, a un momento muy concreto de sus vidas, pero muchas veces son reducciones de lo que las ficciones de esos canales pueden ofrecer. Cuando estrenan alguna serie que se sale del molde y que merece una mayor visibilidad, la imagen ya formada de la cadena acaba siendo su peor enemigo.

Por ejemplo, "Sweet/Vicious" en MTV. La cadena y que sus protagonistas sean dos universitarias ya es un obstáculo casi insalvable para espectadores que, probablemente, respetarían la manera en la que la serie trata las agresiones sexuales, o que disfrutarían de la dinámica entre Ophelia y Jules. Otro caso, "Crazy ex-girlfriend" en The CW. Aquí entra, además, que ser una comedia romántica hace que, automáticamente, haya quien la considere "inferior". Emitirse en TNT ayuda poco a la visibilidad de "Buena conducta" y al muy interesante retrato de su protagonista, porque los espectadores que podrían estimarla no piensan que ese canal pueda hacer una serie así.

Cuando una cadena de televisión se anima a estrenar algo un poco diferente, un poco arriesgado, busca llamar la atención de un público que, de otra manera, no se acercaría a ella. "Mr. Robot" puede haber dado cierta pátina de respetabilidad a USA y hasta ha logrado ser tomada en cuenta por los premios, pero para otras, las siglas del canal que las emite son un lastre demasiado grande. Nuestras propias preconcepciones se entrometen y hacen que olvidemos que HBO puede estrenar series terribles y en TBS puede haber pequeñas joyas.

04 enero 2017

La desaparición de Chantal


Las comedias estadounidentes centradas en veinteañeros a la deriva nunca volvieron a ser iguales tras "Girls". El aire indie y la capacidad de análisis de Lena Dunham de sus cuatro protagonistas, veinteañeras egocéntricas que no terminaban de encontrar el camino en sus vidas, abrió la puerta para que muchos otros creadores (y creadoras, sobre todo) se animaran a probar en el género, poniendo de protagonistas a personajes un poco irritantes. Una de esas nuevas series es "Search Party", una comedia negra, y muy peculiar, que estrenó TBS a finales del pasado mes de noviembre. Su protagonista, Dory, es una chica que siente un poco perdida, con un trabajo de asistente personal que no le termina de gustar y un novio que, bajo la fachada de "buen tío", en realidad es bastante egoísta y pasota. Dory se siente, sí, a la deriva, y quizás por eso se obsesiona con la desaparición de Chantal, una ex compañera de la universidad.

En realidad, Dory no la conocía más que superficialmente, pero encontrarse los carteles que la dan por desaparecida sacude de repente su mundo. ¿Alguien la echaría de menos si un día desapareciera? La respuesta a esa pregunta, y la sensación de que si resuelve ese misterio, estará haciendo algo de provecho con su vida. motivan a Dory a interesarse más por Chantal y a buscar pìistas de dónde puede haber ido, o qué puede haber pasado con ella. Y todo esto es el punto de partida de una comedia, no de un drama de suspense al estilo escandinavo. "Search Party" llevó a que Vulture se preguntara cómo demonios algo así había acabado en una televisión comercial (TBS es cable básico) y muchos críticos la incluyeron en sus listas de lo mejor del año. También es la única comedia que ha suscitado comparaciones con "El ángel exterminador" y Antonioni.

Porque, aunque es fácil reconocer, inicialmente, su look indie de Brooklyn y a esos protagonistas millennials que quieren ser interesantes, y cool, y que viven a través de sus teléfonos, su tono es más elusivo y particular. No es una comedia de carcajadas (aunque su protagonista principal sea Alia Shawkat, dopplegänger de Ilana Glazer, esto no es "Broad City"), y tampoco es un misterio al uso. Mezcla un tono a veces de angustia existencial con las excentricidades de neoyorquinos con un leve contacto con la realidad, por decirlo finamente, que pueden generar risas un poco incómodas, y aunque podemos entender la situación vital de Dory, es un poco más difícil empatizar con sus amigos y, sobre todo, con su novio. A todos les aqueja el mismo mal; el de comentar en redes sociales lo horrible que es la desaparición de Chantal, pero ninguno hace nada al respecto.

De los estrenos de comedia del año pasado, "Search Party" es, sin duda alguna, uno de los más inclasificables, más aún en TBS, cadena conocida por sus repeticiones de "The Big Bang Theory" y por hacer comedias eficaces, pero poco destacables. Sí, "Angie Tribeca" lleva al extremo la comedia absurda e idiota de "Aterriza como puedas", pero la creación de Sarah-Violet Bliss, Charles Rogers y Michael Showalter va un poco más allá. Es realmente una mezcla muy peculiar de comedia hipster, historia de detectives juveniles amateur y drama vital.

03 enero 2017

El amor es una locura... con canciones


"Crazy ex-girlfriend" lleva dos años seguidos con un dudoso honor: el de serie menos vista de la televisión estadounidense. Sus cifras son bajas hasta para The CW, y no aumentan por mucho que Rachel Bloom ganara el año pasado un Globo de Oro a mejor actriz de comedia, o que los críticos la adoren casi incondicionalmente. La combinación de cadena y sinopsis (una exitosa abogada de Nueva York lo deja todo y se muda a California siguiendo a un ex novio de adolescencia) no ayuda a que el público le de una oportunidad, seguramente espantado de que sea una comedia romántica. Lo es, y una muy autoconsciente y que sabe cómo mantenerla en funcionamiento, algo que el cine ha olvidado en los últimos tiempos.

Su título puede ser un campo de minas porque da a entender, inicialmente, que Rebecca Bunch es una ex novia loca como ésas que salen en vídeos de YouTube acosando a sus ex, pero se toma ese término denigrante como una oportunidad. Sí, Rebecca tiene problemas, pero lo que tiene que reconocer es que no provienen de que aún esté enamorada de Josh Chan desde el campamento de verano. Sus inseguridades y su inestabilidad emocional estaban ya "de serie", como quien dice, y no es la única que necesitaría varias sesiones de terapia psicológica. Ahí está la gracia de la serie; desde Paula, que está viviendo una película idealizada a través de los intentos de Rebecca de enamorar a Josh, a Greg, el amigo/interés amoroso con graves problemas de autoestima, todos son propensos a los comportamientos egocéntricos y a obsesionarse con tonterías.

Las neurosis de Rebecca, sin embargo, son el centro de "Crazy ex-girlfriend", y donde se aprecian siempre mejor es en los números musicales. Si por algo merece la pena la serie es por la manera en la que las canciones originales son chistes envueltos en tres y cuatro capas de significado. Comentan una situación determinada en el episodio, parodian un estilo musical concreto que iría muy bien en esa situación y, de remate, añaden varios chistes en sus letras. Si tomamos como ejemplo "I give good parent", una canción de la primera temporada, ya resulta divertido que Rebecca decida cantar a lo hip-hopera que se jacta de ser la mejor (según Rachel Bloom, el tema se inspira en Nicki Minaj) para presumir de que es experta en caerles bien a los padres de sus novios.

Con la llegada de la serie a Netflix España, es un buen momento para darle una oportunidad. "Crazy ex-girlfriend" opera desde la base de que todos sus personajes hacen locuras por amor, ya sea Josh soportando a una novia que lo hace de menos constantemente o Darryl descubriendo quién es realmente. Es realmente divertida, pero trata a sus personajes con cariño, aunque los humille de vez en cuando. Y no deja de encontrar maneras imaginativas de colar sus canciones. El anunciado crossover musical entre "The Flash" y "Supergirl" debería contar con Rachel Bloom y compañía para escribir sus temas.

02 enero 2017

Las modas de la seriefilia


Hace unas semanas, en ¡Vaya Tele! publicamos nuestra lista de las 10 mejores series internacionales de 2016, más un formulario para que pudieran votar los lectores según sus preferencias. Es cierto que todas eran series estadounidenses menos una, 'The Crown' (producción británica para Netflix), y eso suscitó unas cuantas quejas (y acusaciones de "catetismo") por Twitter por no haber incluido ninguna serie europea en el top. No vamos a entrar en si deberíamos haber hecho los deberes y visto la noruega "Nobel" o si al misterio de "Atrapados" se le está dando más coba sólo porque es islandesa (ya veremos cuando llegue al final). En realidad, lo que nos interesa más es que pontificar sobre la superioridad manifiesta de las series europeas es la última moda de la seriefilia en internet.

Porque esa afición, como todas, también se mueve por modas. En el fútbol, hubo una temporada en la que todo el mundo seguía religiosamente la Premier y era capaz de explicar detalladamente las razones detrás del sorprendente triunfo del Leicester el año pasado. En la literatura, se vivió una obsesión por la ficción histórica (no hace falta que nos remontemos al boom latinoamericano) y en la música, hubo una época en la que Lana del Rey era lo más (antes de que actuara en "Saturday Night Live" y se volviera famosa, ya sabéis cómo va esto). La tentación de apuntarse a estas tendencias y querer ser el primer en descubrir lo último, en identificar la nueva obsesión mundial antes de que sea trending topic, es difícil de resistir. Afirmar "yo inventé las series" se nos pasa por la cabeza demasiado a menudo, y es una afirmación manifiestamente falsa a no ser que viéramos en directo el estreno de "I love Lucy", por ejemplo.

Las series existían antes de "Perdidos", pero desde que el fandom con esa serie llevó a que muchos aficionados trasladaran (trasladáramos) sus ganas de comentarla a internet, y desde que la propia red de redes facilitó mucho el acceso a títulos que no habríamos podido ver de otras maneras, ya no es nada friki ni extraño hablar de todas las series que estás viendo, o que te suenen algunos de los mayores éxitos recientes de la televisión europea. Y es inevitable que, en esa afición y comentario por internet, no haya modas sobre los títulos que más llaman la atención. Hace diez años podían ser las series de HBO; luego, los grandes estrenos de la televisión británica (BBC, principalmente), hubo un pequeño amago con las series australianas (aunque "Please like me" sí ha mantenido su tirón) y hasta con las españolas, y en la actualidad, esa moda es la de las series europeas, más allá de las escandinavas. Que salgan con mayor facilidad de sus fronteras contribuye a ese interés (gran parte de  la culpa la tiene BBC Four), y si ahora quieres estar de verdad a la última, tu objetivo son las series producidas en el Viejo Continente (sobre todo, la noruega juvenil "Skam").

Estas modas no son malas ni buenas, simplemente son. Hay quien siempre ha estado pendiente de estas ficciones y quien nunca les ha hecho caso, y luego estamos los que sólo vemos aquellos títulos que más despiertan nuestra curiosidad, si conseguimos reunir el tiempo para ello. En la seriefilia, como en todo, hay tendencias, series que de repente atrapan a mucha más gente, series muy buenas que nadie ve y series que son más del montón pero que, por la razón que sea, se convierten en el título del momento. El enorme acceso que ofrecen internet y las plataformas de streaming (y algunos canales de pago) permite que podamos darnos maratones, si queremos, del abultado catálogo de ficción coreana y japonesa de Netflix, por ejemplo. Pero siempre va a haber lagunas, ya sean las telenovelas turcas, las series israelíes o las ficciones argentinas. Les llegará su momento.

Música de la semana:  Ya que hablamos de Escandinavia, Seinabo Sey es una cantante sueca que aporta la sintonía a una serie estadounidense, "Buena conducta". La canción es "Hard time".