
Desde luego, no puede negarse que, en cuanto a éxito de audiencia, el género por excelencia de la década ha sido el procedimental. Cuando se estrenó "CSI", en 2000, fue una verdadera revolución no tanto por el esquema autoconclusivo de cada capítulo sino por la rapidez y la tensión con la que se contaban las tramas, apostando por casos curiosos y peculiares y con una fotografía de colores saturados que no se había visto en televisión. Su éxito inmediato provocó un aluvión de clones que, en su mayoría, sufren del problema que tienen todas las fotocopias en serie, que es la degradación del original con cada nueva copia.
También "24" fue una bocanada de aire fresco en 2001, revolucionando la forma de contar una historia a lo largo de un capítulo con su narración lo más ajustada posible al tiempo real, su frenesí y, por supuesto, ese personaje heroico, pero lleno de dobleces, que es Jack Bauer y que para algunos críticos ejemplifica la tendencia del "antihéroe" como protagonista de las series que ha predominado en gran parte de los estrenos de la década. Más que antihéroes, en realidad esos personajes han dejado de ser héroes de una sola pieza y son personas tridimensionales capaces de lo mejor y lo peor, y es muy posible que, más que Bauer, sea Gregory House el principal responsable de que se iniciara esta tendencia. En ella, y que de repente la ficción televisiva haya vivido un boom en cantidad, calidad y repercusión, tiene parte de culpa que todos los canales por cable que querían ganar prestigio y diferenciarse de la competencia se lanzaron a seguir el ejemplo de la HBO y a producir sus propias series.
En esos títulos se ha dado una curiosa tendencia, que es la de mezclar géneros (todo ese rollo de la "muerte" de la comedia no es más que la caída en desuso del género clásico de la sitcom). Ciertamente, "Perdidos" fue una importante piedra de toque para esas fusiones, con su unión de thriller, drama de personajes, toques de comedia, terror, etc. Ha sido una de las series más influyentes de la década, al igual que "Galáctica" lo ha sido para la ciencia ficción, "The Office" para las comedias (marcando también un nueva tendencia con su estilo semidocumental) o "Los Soprano" para prácticamente cualquier cosa. También hay que tener en cuenta que el 11 de septiembre de 2001 marcó inevitablemente toda la ficción posterior, y no sólo "Rescue me". Ya no podía mostrarse el mundo sólo en blanco y negro.