Realmente, lo que dejaba entrever la sonrisa de la prima de Patricia al final del penúltimo capítulo de "Desaparecida" era cierto; ella estaba detrás de todo, y fue su padre el que se encargó de embrollar el asunto y despistar a la Guardia Civil. Por eso nos mostraban tanto su obsesión con el novio de Patricia. Puede resultar un poco retorcido (a esta familia le han echado el mal de ojo) pero es preferible esta solución a que aparezca de la nada un cómplice del tío de Patricia del que nada se sabía. Así, además, la cara de estupor de Sierra y Aldrún no tiene precio.
Lo que nos lleva a esa continuación de la serie, "UCO", siglas de Unidad Central Operativa y que, en realidad, es un spin off centrado precisamente en esa pareja de guardias civiles. Los días 13 y 20 veremos los dos primeros episodios y, si funcionan bien, habrá serie completa (aunque no sabemos cuándo). Llevan preparándonos para ella a lo largo de todo el tramo final de "Desaparecida", otorgando más protagonismo a Sierra (y haciendo aparecer a su hija), aligerando un poco a Aldrún, que al principio era demasiado seria, y aprovechando la química entre ellos con cierto componente de "tonteo", como apuntan por ahí. Es un "tonteo" harto complicado (los fans de Bevilacqua saben por qué), por otro lado, pero vamos a dejarlo hasta que veamos por dónde van los tiros con la nueva serie. A mí siguen pareciéndome un acierto como personajes y, si siguen tratándolos con esa economía de recursos, este experimento puede salir bien.
Así, además, podremos seguir viendo a Miguel Ángel Solá, un tipo realmente fascinante de ver (recuerdo haberlo visto en el teatro, en "El diario de Adán y Eva", con su mujer, Blanca Oteyza. Impresionante). Hace poco caí en la cuenta de que la conexión con Vila y Chamorro todavía se acrecenta más con la elección de Solá como teniente Sierra porque él interpretó al villano de la única adaptación al cine de esas novelas de Lorenzo Silva, "El alquimista impaciente", en la que Roberto Enríquez e Ingrid Rubio daban vida a los dos guardias.
P.D.: Por cierto, que Sierra y Aldrún tienen también una de esas características de los policías de ficción que sólo me hacen gracia a mí (por el nivel de frikismo, principalmente): tienen una comida, o bebida, preferida que se pasan todo el día tomando. En su caso, es el café de máquina (vaya delicatessen), pero hay gran variedad en este aspecto. A Charlie Crews, de "Life", le gusta la fruta (su compañera es otra adicta al café), Mulder comía pipas, a Philip Marlowe le iba más el whisky escocés, Brenda Johnson prefiere los dulces (chocolatinas, a ser posible), el comisario Jaritos de Petros Márkaris se dedica a comer suvlakis en puestos callejeros en Atenas y luego, jugando en otra liga, están dos gourmets como Pepe Carvalho y Salvo Montalbano.