29 noviembre 2015
La victoria agridulce del Sinsajo
Un crítico estadounidense decía hace unos días en Twitter que, con el nivel del cine mainstream actual en Hollywood, era probable que, dentro de unos años, se viera a la saga de "Los juegos del hambre" como la "Network" de una nueva generación. Si aquella hacía una crítica de la espectacularización de los medios tradicionales (en este caso, la televisión), estas cuatro películas se adentran más en temas de propaganda y control de las masas a través de la conversión de las noticias en reality shows. Especialmente, las dos últimas (las dos partes de "Sinsajo") otorgan casi más relevancia a la importancia de Katniss como símbolo, y a su construcción como tal, que a la insurrección contra el Capitolio. No obstante, como ya se comentó con la primera, la división de "Sinsajo" en dos cintas provoca que la resolución de la historia pierda fuerza.
Dos horas y veinte concentradas, por ejemplo, en la incursión en el Capitolio y la toma de acción de Katniss, más las consecuencias que eso acaba teniendo para ella, habrían sido una última película más potente, sobre todo en el plano emocional. El tiempo extendido de las dos "Sinsajo", al menos, se dedica a profundizar un poco más en la situación emocional de sus protagonistas, intenta que veamos que la guerra no es ningún juego para Katniss y Peeta. La competición anterior en la arena se presentaría como un evento televisado para entretenimiento y adoctrinamiento de la población de Panem, pero tenía efectos muy reales en sus participantes. Cómo acaban los dos es una consecuencia directa de sus primeros Juegos, y de la manipulación que sufren a manos de todas las facciones que luchan por controlar el país.
"Sinsajo. Parte 2" es muy fiel al final del libro, lo que implica que habrá muchos espectadores que se sentirán decepcionados con el giro que da la historia. Desde mi punto de vista, el viaje de Katniss resulta muy coherente con sus circunstancias, con todo lo que sufre desde que se presenta voluntaria a los 74º Juegos del Hambre y con su propia personalidad. Su sentido de la responsabilidad acaba pesando más que los consejos de toda esa gente que intenta utilizarla en su propio beneficio y, básicamente, anularla. De las cuatro películas de la saga, "En llamas" sigue siendo la mejor, la que despliega mucha más energía y conjuga con más acierto la acción, el desarrollo de Katniss como personaje da más cancha a Effie y Haymitch, que probablemente sean los favoritos de buena parte del público. Su última escena en la película es realmente entrañable.
Música de la semana: MTV ha enseñado los títulos de crédito de "The Shannara Chronicles", su serie de fantasía para enero, y son bastante efectivos, resumiendo cómo se crea el mundo en el que se ambienta la historia. La canción elegida para ambientarlos es "Until we go down", del grupo de electrodos de Nashville, Ruelle.
28 noviembre 2015
Sonríe, Jessica
ALERTA SPOILERS: Esta entrada sólo es segura para quienes hayáis visto toda la primera temporada de "Jessica Jones". ¿Lo habéis hecho? Pues podéis seguir leyendo.
En una entrevista con el diario Los Angeles Times, Melissa Rosenberg, showrunner de "Jessica Jones", explicaba por qué Kilgrave, su villano, demostraba estar ejerciendo su mayor control sobre Jessica cuando le ordenaba que sonriera. Esa orden, "sonríe", ha sido analizada por unos cuantos medios como la prueba de que la serie está tratando el clima sexista en el que puede moverse una mujer joven como su protagonista, un clima en el que hombres que no la conocen de nada pueden decirle que sonría, que así está más guapa, quizás sin darse cuenta del tono de superioridad que implica esa frase. Realmente, "Jessica Jones" es una serie sobre una relación abusiva, presentada en el envoltorio de un giro noir a los superhéroes, y llevada al extremo por el poder de Kilgrave de hacer que el resto de la gente cumpla literalmente todas sus órdenes.
El control y el poder, más el respeto a la autonomía individual de cada uno, son, de ese modo, los temas sobre los que gira la primera temporada. Desde Jeri Hogarth y su lado Patty Hewes a Trish Walker y su necesidad de ganar control sobre su vida y arrebatárselo, por tanto, a su madre, "Jessica Jones" ha explorado variaciones del poder de Kilgrave en otros personajes y otras circunstancias. Y, al mismo tiempo, no se ha olvidado del viejo dilema al que se enfrentan todos estos personajes con grandes dones: ser responsables con ellos. ¿Es importante ayudar a la gente? ¿O es mejor que cada uno siga su camino, que no se entrometa en los asuntos de otros porque nunca se lo agradecerán? Es interesante que Jessica se pase toda la temporada lidiando con esas dudas y que, al final, siga sin estar segura de si quiere ser una heroína o seguir viviendo el arquetipo del detective privado acabado.
"Jessica Jones" ha sido una muestra más de que lo mejor que Marvel está haciendo, se está viendo en Netflix, y no en el cine ni en ABC. No tanto porque se atreva a adentrarse en terrenos muy perturbadores, o porque no sea tímida en las escenas sexuales, sino porque explora todos los lados de sus personajes. Ya comentamos en su momento que la amenaza muy personal y directa de Kilgrave diferenciaba automáticamente a Jessica del resto de propiedades del estudio. Ahí es donde se encuentra la oscuridad, y no tanto en tener un villano dispuesto a arrasar un continente entero. Jessica se ve obligada a luchar por ser su propia salvadora, por recuperar su identidad. Por eso, uno de los mejores momentos de la temporada es la sonrisa (ésta sí muy real) de ella cuando se da cuenta que Kilgrave ya no puede controlarla nunca más.
En ese aspecto, el enfrentamiento final entre heroína y villano es un cierre a gran altura para "Jessica Jones". Toda la historia gira alrededor de ellos, de los malsanos intentos de Kilgrave por "convencerla" para que vuelva a su lado y de la lenta asunción de Jessica de que tiene que hacer algo totalmente en contra de su carácter (matar) para librarse de él. Parace que no, pero ella siempre ha tenido la sartén por el mango, sólo que no se daba cuenta. Kilgrave se ofusca pensando que tiene que recuperarla, que tiene derecho a recuperarla, y eso es su perdición. El enfrentamiento en el puerto es personal, y no una gran batalla, y también sirve para enfatizar la otra gran relación de la serie; la de Jessica con Trish, su mejor amiga y casi hermanastra.
La amistad de las dos ha dejado los momentos más entretenidos de toda la temporada. Krysten Ritter y Rachael Taylor tienen una gran química, y tanto cuando intercambian puyas diversas como cuando mantienen conversaciones más íntimas, construyen una dinámica muy creíble. El "te quiero" que Jessica dirige a Trish justo antes de matar a Kilgrave puede ser código para indicarle que sabe perfectamente lo que hace, pero también apunta al centro de esa amistad. No sabemos si "Jessica Jones" tendrá segunda temporada antes de que llegue "The Defenders", el proyecto que unirá a Daredevil, Jessica, Luke Cage y Puño de Hierro, pero está claro que ha sido una de las grandes revelaciones del año.
En una entrevista con el diario Los Angeles Times, Melissa Rosenberg, showrunner de "Jessica Jones", explicaba por qué Kilgrave, su villano, demostraba estar ejerciendo su mayor control sobre Jessica cuando le ordenaba que sonriera. Esa orden, "sonríe", ha sido analizada por unos cuantos medios como la prueba de que la serie está tratando el clima sexista en el que puede moverse una mujer joven como su protagonista, un clima en el que hombres que no la conocen de nada pueden decirle que sonría, que así está más guapa, quizás sin darse cuenta del tono de superioridad que implica esa frase. Realmente, "Jessica Jones" es una serie sobre una relación abusiva, presentada en el envoltorio de un giro noir a los superhéroes, y llevada al extremo por el poder de Kilgrave de hacer que el resto de la gente cumpla literalmente todas sus órdenes.
El control y el poder, más el respeto a la autonomía individual de cada uno, son, de ese modo, los temas sobre los que gira la primera temporada. Desde Jeri Hogarth y su lado Patty Hewes a Trish Walker y su necesidad de ganar control sobre su vida y arrebatárselo, por tanto, a su madre, "Jessica Jones" ha explorado variaciones del poder de Kilgrave en otros personajes y otras circunstancias. Y, al mismo tiempo, no se ha olvidado del viejo dilema al que se enfrentan todos estos personajes con grandes dones: ser responsables con ellos. ¿Es importante ayudar a la gente? ¿O es mejor que cada uno siga su camino, que no se entrometa en los asuntos de otros porque nunca se lo agradecerán? Es interesante que Jessica se pase toda la temporada lidiando con esas dudas y que, al final, siga sin estar segura de si quiere ser una heroína o seguir viviendo el arquetipo del detective privado acabado.
"Jessica Jones" ha sido una muestra más de que lo mejor que Marvel está haciendo, se está viendo en Netflix, y no en el cine ni en ABC. No tanto porque se atreva a adentrarse en terrenos muy perturbadores, o porque no sea tímida en las escenas sexuales, sino porque explora todos los lados de sus personajes. Ya comentamos en su momento que la amenaza muy personal y directa de Kilgrave diferenciaba automáticamente a Jessica del resto de propiedades del estudio. Ahí es donde se encuentra la oscuridad, y no tanto en tener un villano dispuesto a arrasar un continente entero. Jessica se ve obligada a luchar por ser su propia salvadora, por recuperar su identidad. Por eso, uno de los mejores momentos de la temporada es la sonrisa (ésta sí muy real) de ella cuando se da cuenta que Kilgrave ya no puede controlarla nunca más.
En ese aspecto, el enfrentamiento final entre heroína y villano es un cierre a gran altura para "Jessica Jones". Toda la historia gira alrededor de ellos, de los malsanos intentos de Kilgrave por "convencerla" para que vuelva a su lado y de la lenta asunción de Jessica de que tiene que hacer algo totalmente en contra de su carácter (matar) para librarse de él. Parace que no, pero ella siempre ha tenido la sartén por el mango, sólo que no se daba cuenta. Kilgrave se ofusca pensando que tiene que recuperarla, que tiene derecho a recuperarla, y eso es su perdición. El enfrentamiento en el puerto es personal, y no una gran batalla, y también sirve para enfatizar la otra gran relación de la serie; la de Jessica con Trish, su mejor amiga y casi hermanastra.
La amistad de las dos ha dejado los momentos más entretenidos de toda la temporada. Krysten Ritter y Rachael Taylor tienen una gran química, y tanto cuando intercambian puyas diversas como cuando mantienen conversaciones más íntimas, construyen una dinámica muy creíble. El "te quiero" que Jessica dirige a Trish justo antes de matar a Kilgrave puede ser código para indicarle que sabe perfectamente lo que hace, pero también apunta al centro de esa amistad. No sabemos si "Jessica Jones" tendrá segunda temporada antes de que llegue "The Defenders", el proyecto que unirá a Daredevil, Jessica, Luke Cage y Puño de Hierro, pero está claro que ha sido una de las grandes revelaciones del año.
26 noviembre 2015
El día que Hitler ganó la guerra
Historias alternativas, o ucronías, sobre qué podía haber pasado si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial hay unas cuantas. "El hombre en el castillo", el libro al respecto que Philip K. Dick publicó en 1962, es sólo una de ellas, pero una que ha acabado dando el salto a televisión. "The man in the high castle" bien puede ser la serie más ambiciosa que Amazon ha intentado hasta ahora, y no sólo por ser de época. Es una época alternativa, una década de los 60 en la que Estados Unidos está dividido en tres zonas: la costa este y el Medio Oeste pertenecen a los alemanes, la oeste, a los japoneses, y una franja situada más o menos sobre Colorado y las Montañas Rocosas se deja como zona neutral. Eso requiere construir de cero todo un país alternativo, un país en el que la simbología nazi es prominente por todas partes, y en el que se va escenificar su propia versión de la Guerra Fría, de la misma manera que Estados Unidos y la URSS lo hicieron en la Alemania dividida de la historia real.
El primer capítulo de la serie (supervisada por un veterano de "Expediente X" como Frank Spotnitz) se dedica a la presentación de toda esa ucronía, algo que, al parecer, es la tónica de la primera mitad de sus diez episodios. Conocemos a Joe, que vive en Nueva York, y a Julianna, que es de San Francisco, y a través de ellos tenemos nuestro primer contacto con la opresión de todo lo norteamericano o, directamente, la usurpación de sus símbolos por parte, sobre todo, del aparato propagandístico alemán, y de lo difícil que lo tiene cualquier movimiento de resistencia para poder actuar. También descubrimos que los japoneses recelan de los nazis, convencidos de que, en cuanto tengan la oportunidad, les lanzarán otra bomba atómica y se los quitarán de en medio, y que los alemanes están inmersos en su propia Guerra Fría interna, pues Hitler está enfermo y Himmler y Goebbels están empezando a mover sus piezas para sucederlo.
Sin haber visto más que un episodio, es difícil saber hacia dónde se moverá toda la serie, si la historia de Joe y Julianna será más interesante que los tejemanejes políticos entre los dirigentes de Estados Unidos, o si realmente habrá una exploración de los símbolos y de algunos temas sociales del país actual, como afirman algunos críticos norteamericanos. La idea sobre la que descansa "The man in the high castle" no sólo es esa ucronía, sino la aparición de versiones de la historia que se parecen más a lo que ocurrió en realidad, y cómo el espectador puede reaccionar ante lo que está viendo. Ese Estados Unidos desmembrado y ocupado es un régimen totalitario y opresivo, un lugar en el que triunfan las peores pesadillas de la humanidad y donde la gente se ha acostumbrado a que los hospitales quemen los martes a los enfermos terminales porque hay que seguir adelante.
"The man in the high castle" tiene un gran potencial para plantear preguntas sobre cómo es una sociedad, sobre su lado oscuro. A su favor juega una ambientación muy cuidada y repleta de detalles, y será cuestión de comprobar por dónde se mueve la historia, si realmente se atreve a hacer alegorías y si sus personajes ganan un poco de profundidad con el paso de los capítulos. De momento, el primero deja con cierta curiosidad por ver su evolución.
25 noviembre 2015
La chica detrás de la máscara
Cuando Netflix lanza una nueva serie, suele repetirse siempre el mismo patrón. Durante dos semanas, no se habla de otra cosa que de esa nueva serie (o nueva temporada) en las webs televisivas, sobre todo en Estados Unidos. Al cabo de ese periodo de tiempo, Netflix lanza un nuevo título y es el que pasa a dominar la conversación, dejando al anterior en el limbo. Sólo si esa primera serie ha cuajado de verdad entre críticos y público, si realmente ha encontrado su audiencia, se mantiene en la conversación durante un poco más de tiempo. Si no, tal y como vino, se fue.
El patrón se ha visto perfectamente con "Master of none" y "Jessica Jones", los dos títulos que la plataforma ha estrenado este mes. El primero suscitó una oleada de artículos sobre la representación de las minorías raciales en televisión, y el segundo lo ha hecho con el protagonismo central de mujeres en historias de superhéroes. En ese sentido, y como hemos comentado muchas otras veces, "Jessica Jones" ha llegado a un debate que lleva agitándose y calmándose, intermitentemente, con cada nueva película de Marvel protagonizada por un hombre blanco. "Los Vengadores. La era de Ultrón" fue el centro de las discusiones más fuertes al respecto, y la conversación se ha mantenido vigente con los nuevos anuncios del estudio (como "Ant Man and the Wasp") o algunos de sus nuevos cómics, como la versión femenina de Thor.
También ha seguido alimentándose con las nuevas series que han debutado en los últimos meses en la televisión estadounidense. The Guardian publicó hace unos días un interesante artículo sobre todos los intentos de lanzar franquicias cinematográficas con superheroínas, intentos lastrados desde el principio por malas películas que no funcionaban en taquilla. La trampa siempre es descartar todos esos esfuerzos con un "el público no quiere ver superheroínas", cuando en realidad, el público no quiere ver películas aburridas, ya sean "Catwoman" o "Daredevil". "Los juegos del hambre" es un fenómeno mundial, y su protagonista central es una adolescente llamada Katniss Everdeen. El diario británico apunta que los estudios de cine no se molestan en mirar más allá, mientras las cadenas de televisión, en ese aspecto, se muestran menos reticentes a entregar las riendas de una serie a una superheroína. Y, además, a superheroínas bastante variadas y diferentes entre sí.
Mientras "Wonder Woman" no va a tener su propia película hasta dentro de dos años, su mismo estudio (Warner) ha estrenado esta misma temporada, en CBS, "Supergirl", la nueva serie superheroica de la productora de Greg Berlanti, y además de "Jessica Jones", en enero regresará a ABC "Agent Carter", que no tiene superpoderes, pero que puede ocuparse ella misma de pelear contra malvadas organizaciones que quieren dominar el mundo. Como apuntaba The Guardian, cada una de esas tres series presenta un lado diferente de lo que significa ser un superhéroe, y lo cuenta con un tono distinto. Kara Danvers es el entusiasmo y la luz; Peggy Carter es la lucha por el reconocimiento de su valía, mientras Jessica Jones es la superación de un horrible trauma y la recuperación de su propia autonomía. Que las tres puedan convivir en televisión, sin que nadie crea que están saturando el mercado, es una gran noticia para los espectadores.,
Sin embargo, en ese mismo artículo, Melissa Rosenberg, showrunner de "Jessica Jones", se muestra escéptica de que el cambio vaya a mantenerse en el futuro: "Esta discusión estaba ocurriendo entonces, que "Thelma y Louise" era el principio de más papeles interesantes para mujeres. Y luego, no lo fue. Parece que, cada pocos años, una película o una serie con personajes femeninos complejos llega y todo mundo dice: 'Oh, Dios mío. ¡Esto tiene éxito!' Luego aparece uno malo y todo el mundo dice: 'Bueno, es un personaje femenino'. Incluso con Jessica, Peggy y Supergirl en antena al mismo tiempo, sólo hace falta que una de nosotras fracase y se dirá: 'No puedes tener una superheroína como protagonista'. Pregúntame de nuevo dentro de diez años y veremos cómo está todo". Quizás Rosenberg tenga razón en lo que respecta al cine; en televisión, da la sensación de que la ola ya no va a dar marcha atrás.
El patrón se ha visto perfectamente con "Master of none" y "Jessica Jones", los dos títulos que la plataforma ha estrenado este mes. El primero suscitó una oleada de artículos sobre la representación de las minorías raciales en televisión, y el segundo lo ha hecho con el protagonismo central de mujeres en historias de superhéroes. En ese sentido, y como hemos comentado muchas otras veces, "Jessica Jones" ha llegado a un debate que lleva agitándose y calmándose, intermitentemente, con cada nueva película de Marvel protagonizada por un hombre blanco. "Los Vengadores. La era de Ultrón" fue el centro de las discusiones más fuertes al respecto, y la conversación se ha mantenido vigente con los nuevos anuncios del estudio (como "Ant Man and the Wasp") o algunos de sus nuevos cómics, como la versión femenina de Thor.
También ha seguido alimentándose con las nuevas series que han debutado en los últimos meses en la televisión estadounidense. The Guardian publicó hace unos días un interesante artículo sobre todos los intentos de lanzar franquicias cinematográficas con superheroínas, intentos lastrados desde el principio por malas películas que no funcionaban en taquilla. La trampa siempre es descartar todos esos esfuerzos con un "el público no quiere ver superheroínas", cuando en realidad, el público no quiere ver películas aburridas, ya sean "Catwoman" o "Daredevil". "Los juegos del hambre" es un fenómeno mundial, y su protagonista central es una adolescente llamada Katniss Everdeen. El diario británico apunta que los estudios de cine no se molestan en mirar más allá, mientras las cadenas de televisión, en ese aspecto, se muestran menos reticentes a entregar las riendas de una serie a una superheroína. Y, además, a superheroínas bastante variadas y diferentes entre sí.
Mientras "Wonder Woman" no va a tener su propia película hasta dentro de dos años, su mismo estudio (Warner) ha estrenado esta misma temporada, en CBS, "Supergirl", la nueva serie superheroica de la productora de Greg Berlanti, y además de "Jessica Jones", en enero regresará a ABC "Agent Carter", que no tiene superpoderes, pero que puede ocuparse ella misma de pelear contra malvadas organizaciones que quieren dominar el mundo. Como apuntaba The Guardian, cada una de esas tres series presenta un lado diferente de lo que significa ser un superhéroe, y lo cuenta con un tono distinto. Kara Danvers es el entusiasmo y la luz; Peggy Carter es la lucha por el reconocimiento de su valía, mientras Jessica Jones es la superación de un horrible trauma y la recuperación de su propia autonomía. Que las tres puedan convivir en televisión, sin que nadie crea que están saturando el mercado, es una gran noticia para los espectadores.,
Sin embargo, en ese mismo artículo, Melissa Rosenberg, showrunner de "Jessica Jones", se muestra escéptica de que el cambio vaya a mantenerse en el futuro: "Esta discusión estaba ocurriendo entonces, que "Thelma y Louise" era el principio de más papeles interesantes para mujeres. Y luego, no lo fue. Parece que, cada pocos años, una película o una serie con personajes femeninos complejos llega y todo mundo dice: 'Oh, Dios mío. ¡Esto tiene éxito!' Luego aparece uno malo y todo el mundo dice: 'Bueno, es un personaje femenino'. Incluso con Jessica, Peggy y Supergirl en antena al mismo tiempo, sólo hace falta que una de nosotras fracase y se dirá: 'No puedes tener una superheroína como protagonista'. Pregúntame de nuevo dentro de diez años y veremos cómo está todo". Quizás Rosenberg tenga razón en lo que respecta al cine; en televisión, da la sensación de que la ola ya no va a dar marcha atrás.
24 noviembre 2015
Esto nunca pasa en España
Cuando se empiecen a hacer los resúmenes de lo más destacado del año en la cultura popular española, habrá que incluir "El ministerio del tiempo" bien arriba en la lista. Y aquí ya no hablamos de su calidad como serie, de sus audiencias o de los premios que se haya llevado (el último, el Ondas 2015), sino de la comunidad de fans que ha creado con sólo ocho capítulos. Su entrega y poder de convocatoria quedaron bien claros en la sesión que el festival MiM Series dedicó a la producción de TVE, una sesión en la que se aprovechaba para presentar un libro (del que vamos a hablar más adelante) y para tener un encuentro con esos fans entregados.
Los allí presentes pudieron ver, en primicia, un trailer de la segunda temporada que muestra a Hugo Silva como el suplente de Julián durante unos cuantos episodios (ya sabéis que Rodolfo Sancho está en "Mar de plástico"), que ofrece un vistazo al Cid y que continúa enseñando una serie que va a apostar por la aventura. Ah, y que deja también ver que Lope de Vega va a volver a la serie, lo que despertó un grito en la sala que sorprendió a buena parte del público. Pero ese grito representa perfectamente el quid de la cuestión, la clave del éxito de "El ministerio del tiempo": sus fans.
Javier Olivares suele repetir siempre dos cosas en casi todos los eventos a los que va últimamente. Siempre recalca que esto no pasa con las series españolas, que esa ruidosa y activa comunidad de seguidores, que lo ha hecho tan famoso como sus actores, no suele adoptar una producción nacional de la misma manera que adopta títulos extranjeros como "Perdidos", por irnos a un extremo fácilmente identificable. Algo tiene la serie para que esto haya ocurrido. ¿Las referencias pop? ¿Los secundarios? ¿La manera en la que divulga y, al mismo tiempo, juega con la historia de España? Nunca hay una fórmula que explique estos fenómenos, pero el resultado ha sido el que todos conocemos. Y en ese mismo aspecto se mueve la segunda cosa que Olivares (al que muchos descubrimos en un coloquio de un Festival de Series, hace ya un par de años) repite a menudo en los últimos tiempos: que cuando suben a recoger un premio, todos los fans lo recogen con ellos.
Porque, evidentemente, "El ministerio del tiempo" ha sido la revelación española de 2015 gracias a sus seguidores incondicionales. Y esa revelación ha llevado a la publicación de un libro colectivo, "Dentro de 'El ministerio del tiempo'", en el que bastantes autores y fans de la serie exploran algunos de sus aspectos, desde su lado histórico al científico o el de desarrollo de los personajes. Lo ha editado Concepción Cascajosa, profesora de la universidad Carlos III de Madrid, y yo aporto un pequeño artículo más literario que otra cosa.
Los allí presentes pudieron ver, en primicia, un trailer de la segunda temporada que muestra a Hugo Silva como el suplente de Julián durante unos cuantos episodios (ya sabéis que Rodolfo Sancho está en "Mar de plástico"), que ofrece un vistazo al Cid y que continúa enseñando una serie que va a apostar por la aventura. Ah, y que deja también ver que Lope de Vega va a volver a la serie, lo que despertó un grito en la sala que sorprendió a buena parte del público. Pero ese grito representa perfectamente el quid de la cuestión, la clave del éxito de "El ministerio del tiempo": sus fans.
Javier Olivares suele repetir siempre dos cosas en casi todos los eventos a los que va últimamente. Siempre recalca que esto no pasa con las series españolas, que esa ruidosa y activa comunidad de seguidores, que lo ha hecho tan famoso como sus actores, no suele adoptar una producción nacional de la misma manera que adopta títulos extranjeros como "Perdidos", por irnos a un extremo fácilmente identificable. Algo tiene la serie para que esto haya ocurrido. ¿Las referencias pop? ¿Los secundarios? ¿La manera en la que divulga y, al mismo tiempo, juega con la historia de España? Nunca hay una fórmula que explique estos fenómenos, pero el resultado ha sido el que todos conocemos. Y en ese mismo aspecto se mueve la segunda cosa que Olivares (al que muchos descubrimos en un coloquio de un Festival de Series, hace ya un par de años) repite a menudo en los últimos tiempos: que cuando suben a recoger un premio, todos los fans lo recogen con ellos.
Porque, evidentemente, "El ministerio del tiempo" ha sido la revelación española de 2015 gracias a sus seguidores incondicionales. Y esa revelación ha llevado a la publicación de un libro colectivo, "Dentro de 'El ministerio del tiempo'", en el que bastantes autores y fans de la serie exploran algunos de sus aspectos, desde su lado histórico al científico o el de desarrollo de los personajes. Lo ha editado Concepción Cascajosa, profesora de la universidad Carlos III de Madrid, y yo aporto un pequeño artículo más literario que otra cosa.
23 noviembre 2015
Los títulos de crédito de 2015
No, aún no hemos entrada en la temporada de listas de lo mejor del año, aunque no queda mucho, pero se pueden ir adelantando algunas tareas. Por ejemplo, con la recopilación de las diez secuencias de créditos iniciales más destacadas del año, al menos para mí. Ninguna llega al nivel de la de "Unbreakable Kimmy Schmidt" en cuanto a capacidad de quedarse en tu cabeza durante semanas, pero todas tienen algo que las hace destacar. Y todas son de estrenos de 2015, o se han modificado para la temporada emitida este año. Apuntad las vuestras, que seguro que he dejado muchas en el tintero.
"The Jinx"
"Fresh blood", de Eels, ya se había utilizado en unos créditos hechos por un fan de "The Walking Dead", pero su elección para la cabecera de "The Jinx" le ha conferido un tono completamente diferente a esa canción. El documental sobre Robert Durst y los crímenes con los que se le relaciona fue de lo más destacado del año no sólo por haber acabado en las noticias, sino por la sensación de mal rollo que transmite. Y esa inquietud se palpa ya en sus títulos de crédito.
"Daredevil"
¿Es cera de vela o sangre lo que cae en los créditos de "Daredevil", formando todos los elementos que conforman la trama de su primera temporada? Teniendo en cuenta la importancia de la iglesia, y de las peleas, para Matt Murdock, pueden ser las dos. La música corre a cargo de John Paesano, que está llamando la atención de Hollywood gracias a sus bandas sonoras para la saga de "El corredor del laberinto".
"Jessica Jones"
Para "Jessica Jones", sus títulos de crédito siguen la línea de las portadas del cómic "Alias", dibujadas por David Mack, y juegan con el color púrpura que representa a su villano. La música es de Sean Callery, que juega con lo que podría ser la banda sonora de una historia de detectives y la transforma en algo más peligroso y agresivo.
"Bosch"
Esas imágenes duplicadas de Los Ángeles, como reflejadas en un espejo, ayudan también a presentar la atmósfera urbana de "Bosch", otro detective que lleva a cuestas sus propios traumas del pasado. La sintonía elegidfa es "Can't let go", de Caught a Ghost. Esta cabecera estuvo nominada al Emmy este año.
"True Detective"
Sí,estamos de acuerdo en que la segunda temporada de "True Detective" no cumplió con las expectativas, pero sus títulos de crédito siguieron siendo estupendos. Elegir "Nevermind", de Leonard Cohen, fue un acierto para ambientar esas imágenes de carreteras e industrias de California.
"The Leftovers"
Los créditos de la primera temporada de "The Leftovers" apuntaban más al lado "trascendental" de esa súbita partida del 2% de la población mundial, pero los de la segunda se acercan al lado más personal y cotidiano, que es más el tema de la serie. Además, tener ahora una canción de Iris DeMent llamada "Let the mystery be" es, desde luego, toda una declaración de intenciones.
"iZombie"
Y hablando de créditos comiqueros, los de "iZombie" homenajean la novela gráfica en la que se basa y hasta contaron con su dibujante, Michael Allred, para crearlos. La elección de canción también es muy acertada, porque, ¿qué mejor que un tema de Deadboy and the Elephantmen que se llama "Stop, I'm already dead"? Ya lo dice todo.
"Sense8"
La cualidad expansiva, geográficamente hablando, de "Sense8" se encapsula en sus créditos, que muestran una colección de imágenes de las ciudades en las que tiene lugar la acción de la serie, de San Francisco a Seúl. La banda sonora, de Tom Tykwer y Johnny Klimek, también va adquiriendo poco a poco esa amplitud y esa misma expansión, buscando enseñar desde el principio al espectador que todo está conectado.
"El ministerio del tiempo"
Las aventuras a través del tiempo de los agentes de "El ministerio del tiempo" se explican perfectamente con las sombras chinescas de su cabecera, que ha levantado tantos elogios como el resto de la serie. Todos los elementos básicos de la historia están ahí, de las escaleras que bajan a las puertas del tiempo a sus llaves. La música es de Darío González Valderrama.
"The man in the high castle"
Es todo un acierto que "The man in the high castle" y su historia paralela, en la que Alemania y Japón ganaron la Segunda Guerra Mundial, sea introducida a los espectadores en sus créditos con una etérea versión de "Edelweiss", la famosa canción de "Sonrisas y lágrimas". Sobre todo, es aún una mejor elección porque, en la película, acaba siendo un pequeño acto de rebeldía frente a las tropas nazis que ocupan Austria.
Bonus: "Steven Universe"
En mi caso, 2015 ha sido el año, entre otras cosas, de "Steven Universe", y si hay algo en lo que destaca enormemente, es en sus canciones. La cabecera ya es tremendamente pegadiza (y resume una temporada entera de desarrollo narrativo, y emocional, en los poco más de dos minutos de su versión extendida), pero los temas de Rebecca Sugar que festonean los capítulos son todavía más interesantes o, simplemente, adorables.
Ah, y otro bonus se va para "Over the garden wall", que se vio en España este año, aunque fuera de 2014.
22 noviembre 2015
La superheroína reticente
"Jessica Jones", la segunda serie de Marvel en Netflix, tiene varios aspectos que la diferencian de otras adaptaciones comiqueras a la televisión y el cine, y que van más allá de que su protagonista central sea una mujer. Ni siquiera es demasiado original el tono noir de la historia (Batman ha tenido varios cómics en esa línea, por ejemplo, aunque sus traslados a la pantalla no hayan ido por ahí); Jessica encaja a la perfección en el arquetipo del detective privado con un pasado difícil (y traumático, en su caso), que se jacta de preocuparse sólo por cobrar por sus casos para poder beber por la noche (aunque luego no pueda evitar ayudar a personas en problemas), que adopta una visión cínica y desconectada del mundo y que tiene sus propios patrones de conducta que sabe que son perjudiciales, pero que no consigue evitar.
Desde que se publicó 'Alias', en 2001, ha habido en televisión unas cuantas variaciones de ese arquetipo que hizo famoso a Humphrey Bogart, hasta aplicándose a las series de instituto en "Verónica Mars", pero que la detective sea una persona que tiene superpoderes, y que no quiere utilizarlos a no ser que sea necesario, es un giro interesante. Jessica y sus demonios personales ya es un centro más que interesante para articular una serie a su alrededor, pero donde su historia se diferencia de todo lo que Marvel ha hecho hasta ahora en cine y televisión es en su villano. Kilgrave (o el Hombre Púrpura, como se le conoce en los cómics) es el malo más perturbador, malsano y peligroso al que los Vengadores, por ejemplo, se han enfrentado nunca. Y lo es porque va directo a por nuestros miedos de perder el control sobre nosotros mismos, de encontrarnos sometidos a la voluntad total de otra persona, de perder nuestra identidad y nuestra autonomía.
"Jessica Jones" va desvelando poco a poco el pasado que une a su protagonista con Kilgrave, y también se toma su tiempo revelando hasta dónde llegan los poderes y la sociopatía del villano. Al contrario que en "Daredevil", el enemigo de Jessica no quiere controlar la ciudad, sino dominarla a ella. Es personal. Y ella tiene que volver a ser lo que más teme para poder vencerlo: una heroína. Como toda detective que se precie, Jessica no es, en el fondo, tan cínica ni tan fría como aparenta. Sí, es una tipa dura y sarcástica, pero no se ha desconectado del todo del resto de la humanidad. Su estudio es lo que articula esta primera temporada de "Jessica Jones", el estudio de cómo intenta lidiar con su estrés postraumático y cómo se ve obligada a plantar cara a Kilgrave y a intentar detenerlo, por mucho que su primer impulso fuera marcharse lo más lejos posible de Nueva York.
Es más un thriller psicológico que otra cosa, un thriller cuya paleta de color está dominada por el morado, para resaltar la constante sombra de Kilgrave sobre todo lo que hace Jessica, y que ha conseguido construir a una protagonista muy entretenida de ver. Krysten Ritter consigue encarnar tanto el sarcasmo y el humor de los detectives privados clásicos, como el lado vulnerable de Jessica y su resolución de detener a Kilgrave. Los cuatro primeros episodios presentan una serie con una temática de fondo bastante oscura, sí, pero que también apunta a que puede ser una vuelta de tuerca distinta a las historias de superhéroes. Ah, y es curioso que en "Jessica Jones" también se hagan referencias veladas al final de "Los Vengadores" y aquella batalla que destruyó Nueva York. Como ocurre con "Daredevil", ésa es su conexión con el Universo Cinematográfico de Marvel.
Música de la semana: "The Blacklist" ha llegado ya a su final de media temporada, del que ya hablaremos un poco más adelante. Mientras tanto, podemos quedarnos con una de sus selecciones musicales, que suelen ser bastante acertadas; "Blame it on me", del cantante británico George Ezra.
Desde que se publicó 'Alias', en 2001, ha habido en televisión unas cuantas variaciones de ese arquetipo que hizo famoso a Humphrey Bogart, hasta aplicándose a las series de instituto en "Verónica Mars", pero que la detective sea una persona que tiene superpoderes, y que no quiere utilizarlos a no ser que sea necesario, es un giro interesante. Jessica y sus demonios personales ya es un centro más que interesante para articular una serie a su alrededor, pero donde su historia se diferencia de todo lo que Marvel ha hecho hasta ahora en cine y televisión es en su villano. Kilgrave (o el Hombre Púrpura, como se le conoce en los cómics) es el malo más perturbador, malsano y peligroso al que los Vengadores, por ejemplo, se han enfrentado nunca. Y lo es porque va directo a por nuestros miedos de perder el control sobre nosotros mismos, de encontrarnos sometidos a la voluntad total de otra persona, de perder nuestra identidad y nuestra autonomía.
"Jessica Jones" va desvelando poco a poco el pasado que une a su protagonista con Kilgrave, y también se toma su tiempo revelando hasta dónde llegan los poderes y la sociopatía del villano. Al contrario que en "Daredevil", el enemigo de Jessica no quiere controlar la ciudad, sino dominarla a ella. Es personal. Y ella tiene que volver a ser lo que más teme para poder vencerlo: una heroína. Como toda detective que se precie, Jessica no es, en el fondo, tan cínica ni tan fría como aparenta. Sí, es una tipa dura y sarcástica, pero no se ha desconectado del todo del resto de la humanidad. Su estudio es lo que articula esta primera temporada de "Jessica Jones", el estudio de cómo intenta lidiar con su estrés postraumático y cómo se ve obligada a plantar cara a Kilgrave y a intentar detenerlo, por mucho que su primer impulso fuera marcharse lo más lejos posible de Nueva York.
Es más un thriller psicológico que otra cosa, un thriller cuya paleta de color está dominada por el morado, para resaltar la constante sombra de Kilgrave sobre todo lo que hace Jessica, y que ha conseguido construir a una protagonista muy entretenida de ver. Krysten Ritter consigue encarnar tanto el sarcasmo y el humor de los detectives privados clásicos, como el lado vulnerable de Jessica y su resolución de detener a Kilgrave. Los cuatro primeros episodios presentan una serie con una temática de fondo bastante oscura, sí, pero que también apunta a que puede ser una vuelta de tuerca distinta a las historias de superhéroes. Ah, y es curioso que en "Jessica Jones" también se hagan referencias veladas al final de "Los Vengadores" y aquella batalla que destruyó Nueva York. Como ocurre con "Daredevil", ésa es su conexión con el Universo Cinematográfico de Marvel.
Música de la semana: "The Blacklist" ha llegado ya a su final de media temporada, del que ya hablaremos un poco más adelante. Mientras tanto, podemos quedarnos con una de sus selecciones musicales, que suelen ser bastante acertadas; "Blame it on me", del cantante británico George Ezra.
17 noviembre 2015
Amagos de muerte
ALERTA SPOILERS: Sólo para los rezagados con la sexta temporada de "The Walking Dead", y quienes no hayan visto aún el final de la tercera de "Battlestar Galactica" (ya os vale), ya sabéis lo que sigue. Y no, no se va a hablar aquí de "The Leftovers".
Jugar con la muerte de un protagonista es uno de los trucos más viejos en el manual del guionista de series. Para darle un poco de emoción al asunto, no era extraño que alguno de los protagonistas se encontrara en una situación delicada, de la que parecía imposible salir con vida, pero que consiguiera hacerlo por arte de birlibirloque, Deus ex machina o un arte marcial inventado, que fue el recurso de Sherlock Holmes para sobrevivir a las cataratas de Reichenbach. Las normas no escritas de la ficción televisiva dictaban, tradicionalmente, que los héroes no podían morir. Para eso ya estaban los camisas rojas. Pero los tiempos cambian, y "Juego de tronos" y su falta de piedad con sus personajes ha acabado creando escuela.
"Juego de tronos" y "The Walking Dead", porque una serie ambientada en un apocalipsis zombie también puede despachar personajes con poca ceremonia. De los que arrancaron la serie quedan pocos en la sexta temporada, pero también da la sensación de que ya no tienen tanta prisa por matar personajes. Si quieres que las muertes sean impactantes, hay que darles cierto tiempo y espacio (como la de Beth en el final de media temporada de la quinta entrega). Claro que, después, está otro de los trucos más viejos del manual del guionista televisivo: engañarnos con la supuesta muerte de un protagonista. ¿Alguien se creía que Mulder podía morir en aquel vagón subterráneo en llamas? "Expediente X" no iba a hacerlo, pero "The Walking Dead" puede salirse medianamente con la suya porque ya tenemos la experiencia de otros personajes principales cayendo devorados por los zombies.
O no puede salirse con la suya. Hay bastantes voces críticas con la manera en la que la serie está llevando la supuesta muerte de Glenn, al que vemos caer en medio de una horda de caminantes en el tercer episodio de esta sexta entrega. Tal y como se rueda la escena, parecen hacernos creer que, realmente, el ex repartidor de pizzas está muerto, aunque lo más probable es que esos intestinos que se zampan los caminantes sean de Nicholas, que se cae sobre Glenn. Entre eso, la retirada del nombre de Steven Yeun de los títulos de crédito, y la manera en la que "The Walking Dead" ha dedicado después tres capítulos a contar las historias de otros personajes (la de Maggie en Alexandria, la de Morgan y la de Daryl, Abraham y Sasha), hay quien cree que estas insinuaciones y amagos están pasándose ya de castaño oscuro.
"The Walking Dead" decidió ya en la cuarta temporada utilizar el esquema de George R.R. Martin de dedicar un episodio al punto de vista de determinados personajes cuando todos los protagonistas están separados y desperdigados por ahí, y eso lleva a que se retrasen las resoluciones de determinadas tramas. No es una mala táctica, pero es verdad que, en este caso, parece estar diseñada sólo para alargar artificialmente las conversaciones de los fans sobre si Glenn está muerto de verdad (y para que se recuerde cómo ocurre eso en los cómics), y para darle más dramatismo (un poco forzado) a la revelación de que Maggie está embarazada, revelación que ya podía olerse en el primer capítulo de la temporada (justo en el momento al que pertenece la foto de arriba).
Todos estos pasos que está dando la serie, sólo para que Glenn acabe estando vivo en el último capítulo de esta tanda otoñal (que es lo más probable), ya los siguió antes, y los llevó todavía más al extremo. "Battlestar Galactica" mató a uno de sus personajes más populares, Starbuck, en la recta final de la tercera temporada, retirando el nombre de su intérprete, Katee Sackhoff, de los créditos durante tres capítulos. Todos los responsables de la serie insistieron en que el personaje estaba muerto durante esa etapa, hasta que, en un memorable final de temporada, Starbuck tuvo un regreso triunfal. Había un pequeño truco en todo esto, y es que Kara de verdad había muerto. Quien volvió a Galáctica no era exactamente Starbuck, como si hubiera pasado por la Fosa de Lázaro de Nanda Parbat.
Así que "The Walking Dead" no ha inventado nada en su tratamiento de la supuesta muerte de Glenn. Esto no quiere decir que es posible que Daryl y compañía se lo encuentren desmembrado en medio de la calle, o que tenga una reaparición a los Sofía en el granero, o que sobreviva ahora sólo para morir al final de la temporada, pero ahora mismo no nos engañan. Como idea, seguro que era muy atractiva. Pero no era original. Todo esto ya ha pasado antes...
16 noviembre 2015
Tragedia más tiempo
Cuando en el Mundo Real sucede una gran tragedia, las series y las cadenas de televisión suelen reaccionar ante ella de diferentes maneras. En el caso de los atentados de París del pasado viernes, una de esas maneras ha sido la elegida por CBS de sustituir los episodios de esta noche de "Supergirl" y "NCIS: Los Ángeles" por los de la semana siguiente, ya que sus tramas tenían similitudes con lo ocurrido en la capital francesa que podían herir sensibilidades. Este verano, USA aplazó una semana el final de temporada de "Mr. Robot" porque incluía un hecho demasiado parecido a un tiroteo contra una periodista y un cámara de televisión mientras estaban cubriendo una noticia, y estos ejemplos no son los únicos en los últimos tiempos.
Tiroteos en institutos y colegios en Estados Unidos obligaron en su momento a retirar, o retrasar, episodios de "Bones", "Haven", "Hannibal" (en ese caso, por el atentado en el maratón de Boston) y "Buffy, la cazavampiros", cuyo capítulo "Earshot" tenía que haberse emitido sólo una semana después del tiroteo en Columbine, y se aplazó hasta dos meses después del final de la tercera temporada. Son casualidades, momentos de mala suerte para esas series, que ven como la realidad se acerca demasiado a la ficción y las termina atropellando. Los guionistas de "The Lone Gunmen" no se imaginaban que la colisión de un avión contra el World Trade Center que habían incluido en su piloto se haría realidad, un año más tarde, el 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, las series pueden también reaccionar ante determinadas tragedias optando por reflejar sus efectos en la sociedad. El 11-S bien puede ser el ejemplo más importante, con reacciones muy inmediatas como la de "El ala oeste de la Casa Blanca" (apenas semanas después de aquel atentado) o más reposadas y centradas en las consecuencias que aquello tuvo (y tiene todavía) en la política estadounidense y en su sociedad, caso de "Battlestar Galactica" y "Rescue me", cuyos protagonistas eran bomberos de Nueva York que intentaban todavía superar lo que habían vivido (y perdido) en las Torres Gemelas.
Si Woody Allen decía que la comedia es tragedia más tiempo, a veces la misma fórmula se aplica al drama. De algunos temas no se puede hablar en caliente no tanto porque puedan resultar insensibles, sino porque hace falta algo de distancia, tiene que haber pasado un poco de tiempo para poder contar algo sobre ellos que realmente aporte algo a la serie. Sermonear sobre una tragedia dos semanas después de que se haya producido no hace que un capítulo sea automáticamente bueno o destacable. A lo mejor, unos meses más tarde se encuentra la manera de hablar sobre esa tragedia con mucho más acierto.
Música de la semana: Una de las mejores selecciones musicales que tuvo nunca "The Americans" fue "To love somebody", una versión de los Bee Gees a cargo de Roberta Flack, y que ha vuelto a sonar hace muy poco en "NCIS".
13 noviembre 2015
No hay milagros en Miracle
ALERTA SPOILERS: ¿Estáis viendo la segunda temporada de "The Leftovers"? ¿Habéis llegado al sexto episodio, "Lens"? Entonces, podéis continuar.
Desde que "The Leftovers" empezó, siempre ha habido dos preguntas alrededor de la Ascensión, de la Partida Repentina: ¿Por qué? ¿Puede ocurrir otra vez? Es habitual ver, en algunos episodios, a los científicos buscando una explicación a la desaparición súbita de 140 millones de personas en todo el mundo, intentando racionalizar un evento que se escapa a cualquier intento de comprensión. Sus investigaciones y teorías se nos presentan al mismo tiempo como algo serio y como palos de ciego, como la hipótesis de las "lentes" que da título al sexto episodio de esta segunda temporada. ¿Realmente es posible que varios millones de personas fueran responsables de la Ascensión de la gente que estuviera a su alrededor? ¿Tan gafe es Nora Durst?
En una entrevista con la web de HBO, Carrie Coon, la intérprete de Nora, decía que lo más interesante de su personaje y de Erika Murphy, el de Regina King, era las diferentes maneras que tenían no tanto de procesar la tragedia y el duelo, sino la rabia. Nora y Erika están enfadadas. La primera está harta de que le persiga la tragedia de perder a su marido y sus dos hijos, harta de que Kevin todavía no confíe en ella para contarle lo que de verdad le pasa, harta de que los científicos sigan buscándola como si tuviera la culpa de la Partida. Erika, por su parte, está cabreada porque pensaba que su vida estaba dominada por la realidad y por la ciencia, y la desaparición de Evie y la historia de su abuela y los pájaros le hace ver que hay más cosas en este mundo que no se pueden explicar racionalmente.
Está enfadada, sobre todo, porque Nora parece querer darle lecciones sobre cómo sobrellevar esa pérdida, y porque su marido John no es de ninguna ayuda. La obsesión casi patológica de él de castigar a todo aquel que intente aprovecharse de las "cualidades mágicas" de Jarden, que intente venderle supercherías variadas a sus habitantes, parece esconder exactamente lo que le dice Erika: les da palizas a esa gente simplemente porque necesita pegar a alguien. Como se entrevía en el primer episodio de la temporada, hay algo fundamentalmente erróneo en ese pueblo. Las supersticiones, la fijación por esa canción de iglesia que recuerda que Jarden fue "perdonado" en la Partida, el control policial de John de todo aquel que intente darles falsas esperanzas a la gente... El parque nacional de Miracle no perdería a nadie aquel 14 de octubre, pero parece que lo que sí perdió fue la cordura.
Y se instaló en el miedo de que vaya a volver a pasar y, esta vez, no se libre, de que todos los peregrinos y los turistas que creen que es un lugar sagrado lo "invadan" y se destruyan lo que le hace especial, que los que llegan de fuera "contaminen" la aparente perfección de Jarden. En Miracle no hay milagros, y tampoco parece haber redención. ¿O sí? ¿Pueden de verdad Kevin, Nora y Jill empezar de nuevo y superar sus traumas? ¿Es la fe de Matt Jamison nada más que el clavo ardiendo al que se agarra un iluso?
11 noviembre 2015
Los cuatro primeros episodios
Una vieja máxima de la televisión estadounidense es que tus primeros cuatro episodios tienen que ser como pequeños pilotos, tienen que ayudar a gente que ve por primera vez la serie a saber de qué va, cuáles son sus temas, y a decidir si quiere seguir viéndola. Es un esquema que se nota enseguida en las series autoconclusivas, y todavía más si son procedimentales. Puede haber espectadores que se perdieran el primer capítulo, pero que quieran echar un vistazo al segundo; no tienen que tener miedo de "perderse" porque, usualmente, será una variación del piloto. Los personajes comentarán la relación que tienen unos con otros (por ejemplo, la hermana de Supergirl diciendo "mi hermana acaba de superar la barrera del sonido", por si alguien no sabía quién era esa morena vestida de negro en unas maniobras militares) o repetirán varias veces el punto de partida de la serie, y así los nuevos espectadores pueden subirse al carro sin problema.
Pensad en cualquier procedimental, incluso de esta misma temporada. Aunque "Blindspot" haya avanzado rápidamente mostrando pistas sobre quién puede ser Jane Doe, no se ha despegado de esa repetición de temas hasta el quinto capítulo, o así, y un título que se ha ido volviendo tan serializado como "The Blacklist" llegó a dedicar un episodio entero (en plena segunda temporada) a resumir toda la serie para aquellos espectadores que la veían por primera vez cuando se mudó del lunes al jueves (y después de haberse emitido tras la Super Bowl). Emitirse en una network tiene estas cosas; se podrá decir que la audiencia es sofisticada y que no necesita que se la lleve de la manita, pero ninguna serie nueva se atreverá a dejar de hacer variaciones del piloto durante sus cuatro primeros capítulos.
La historia puede ser diferente si estás en el cable, pero tampoco tanto si la serie se ve en cable básico. El peaje de intentar enganchar a nuevos espectadores en esos cuatro primeros episodios es inevitable a no ser que seas una miniserie, o una historia totalmente serializada, o te emita HBO y puedas hacer lo que te da la gana, narrativamente hablando. Hasta "Justified" siguió, más o menos, esa táctica en su primera temporada. Raylan Givens perseguía a un fugitivo diferente cada vez, y de fondo se iba tejiendo la historia de Boyd, que terminaría adueñándose de aquella entrega inicial (y acabaría siendo el centro de todo). Pero no pasó al frente hasta que no había quedado bien asentado quién era Raylan, a qué se dedicaba y qué lazos le unían al condado de Harlan (Kentucky).
Pensad en cualquier procedimental, incluso de esta misma temporada. Aunque "Blindspot" haya avanzado rápidamente mostrando pistas sobre quién puede ser Jane Doe, no se ha despegado de esa repetición de temas hasta el quinto capítulo, o así, y un título que se ha ido volviendo tan serializado como "The Blacklist" llegó a dedicar un episodio entero (en plena segunda temporada) a resumir toda la serie para aquellos espectadores que la veían por primera vez cuando se mudó del lunes al jueves (y después de haberse emitido tras la Super Bowl). Emitirse en una network tiene estas cosas; se podrá decir que la audiencia es sofisticada y que no necesita que se la lleve de la manita, pero ninguna serie nueva se atreverá a dejar de hacer variaciones del piloto durante sus cuatro primeros capítulos.
La historia puede ser diferente si estás en el cable, pero tampoco tanto si la serie se ve en cable básico. El peaje de intentar enganchar a nuevos espectadores en esos cuatro primeros episodios es inevitable a no ser que seas una miniserie, o una historia totalmente serializada, o te emita HBO y puedas hacer lo que te da la gana, narrativamente hablando. Hasta "Justified" siguió, más o menos, esa táctica en su primera temporada. Raylan Givens perseguía a un fugitivo diferente cada vez, y de fondo se iba tejiendo la historia de Boyd, que terminaría adueñándose de aquella entrega inicial (y acabaría siendo el centro de todo). Pero no pasó al frente hasta que no había quedado bien asentado quién era Raylan, a qué se dedicaba y qué lazos le unían al condado de Harlan (Kentucky).
10 noviembre 2015
El maestro Aziz
"Jack of all trades, master of none". En español se diría "aprendiz de mucho, maestro de nada", y se refiere a una persona que puede hacer bastantes cosas diferentes, y aprender otras nuevas con rapidez, pero que no llega a dominar completamente ninguna. Ese "Master of none"es un título curioso para una serie, y todavía más para una comedia indie para Netflix, pero resulta muy apropiado para la primera aventura en solitario de Aziz Ansari lejos de "Parks and recreation" y de sus monólogos cómicos.
Ansari es el co-creador de la serie (junto con Alan Yang), guionista de muchos capítulos, director de otros y su protagonista como Dev, un joven de origen indio que intenta ganarse la vida como actor en Nueva York, lidiando al mismo tiempo con sus amigos, su familia y sus ligues. A los críticos estadounidenses les han encantando los diez capítulos de que se compone su primera temporada; algunos han buscado parecidos en "Louie" y otros han destacado su manejo de asuntos raciales y de género para construir las tramas de sus episodios, y lo que sí es cierto es que parece una comedia de HBO o Comedy Central muy veterana, en lugar de la primera creación televisiva de un cómico para una plataforma de streaming.
Al parecer, gran parte del material que vemos en "Master of none" está reciclado de los especiales de stand-up de Ansari, y lo realmente curioso de todo es cada episodio es como una pequeña historia en sí mismo. Vemos viñetas de la vida de Dev, algunas con poca continuidad entre ellas excepto por los personajes, y esas viñetas pueden girar alrededor de la posibilidad de formar una familia, de los estereotipos raciales de la industria del cine, de la relación entre padres e hijos, sobre todo cuando los hijos son estadounidenses de primera generación... La comedia se vendió como si fuera algo así como una rom-com, pero va mucho más allá.
"Master of none" representa también el cambio generacional definitivo en la comedia televisiva estadounidense, un cambio que, hasta ahora, parecían estar liderando más las mujeres. El look más indie (y en escenarios en su mayoría naturales), el tratamiento sin pelos en la lengua de temas románticos, sexuales, laborales, sociales, los personajes que van un poco a la deriva en sus vidas pese a estar en una edad en la que deberían tenerlo todo ya resuelto... "Broad City" o "Girls" son dos ejemplos muy claros de esta nueva tendencia, y "Master of none" llega para situarse entre las comedias más destacadas. Sí, su aire puede ser muy indie a veces, pero es divertida y no le da miedo meterse en ciertos jardines de los que sale, en general, bien parada. Y hasta acaba siendo entrañable. Aquí no hay rastro de Tom Haverford.
Ansari es el co-creador de la serie (junto con Alan Yang), guionista de muchos capítulos, director de otros y su protagonista como Dev, un joven de origen indio que intenta ganarse la vida como actor en Nueva York, lidiando al mismo tiempo con sus amigos, su familia y sus ligues. A los críticos estadounidenses les han encantando los diez capítulos de que se compone su primera temporada; algunos han buscado parecidos en "Louie" y otros han destacado su manejo de asuntos raciales y de género para construir las tramas de sus episodios, y lo que sí es cierto es que parece una comedia de HBO o Comedy Central muy veterana, en lugar de la primera creación televisiva de un cómico para una plataforma de streaming.
Al parecer, gran parte del material que vemos en "Master of none" está reciclado de los especiales de stand-up de Ansari, y lo realmente curioso de todo es cada episodio es como una pequeña historia en sí mismo. Vemos viñetas de la vida de Dev, algunas con poca continuidad entre ellas excepto por los personajes, y esas viñetas pueden girar alrededor de la posibilidad de formar una familia, de los estereotipos raciales de la industria del cine, de la relación entre padres e hijos, sobre todo cuando los hijos son estadounidenses de primera generación... La comedia se vendió como si fuera algo así como una rom-com, pero va mucho más allá.
"Master of none" representa también el cambio generacional definitivo en la comedia televisiva estadounidense, un cambio que, hasta ahora, parecían estar liderando más las mujeres. El look más indie (y en escenarios en su mayoría naturales), el tratamiento sin pelos en la lengua de temas románticos, sexuales, laborales, sociales, los personajes que van un poco a la deriva en sus vidas pese a estar en una edad en la que deberían tenerlo todo ya resuelto... "Broad City" o "Girls" son dos ejemplos muy claros de esta nueva tendencia, y "Master of none" llega para situarse entre las comedias más destacadas. Sí, su aire puede ser muy indie a veces, pero es divertida y no le da miedo meterse en ciertos jardines de los que sale, en general, bien parada. Y hasta acaba siendo entrañable. Aquí no hay rastro de Tom Haverford.
09 noviembre 2015
El Doctor Bond
Dos instituciones británicas de la cultura pop cumplieron 50 años con apenas 365 días de diferencia; James Bond lo hizo en 2012 y "Doctor Who", en 2013. A priori, no tienen mucho que ver una con la otra. Bond es un espía con licencia para matar, creado originalmente por el escritor Ian Fleming en plena Guerra Fría, mientras el Doctor es un alienígena que viaja por el espacio y el tiempo en aventuras orientadas por la BBC a los niños. Uno tenía siempre como misión impedir los planes del villano de turno y, a menudo, matarlo; el otro buscaba, al final, enseñar algo de historia de Gran Bretaña a los más jóvenes. Uno y otro, en teoría, sólo comparten haber arrancado en la pantalla en los 60, pero sus caminos post-aniversario se parecen bastante.
O esa es la sensación que puede tener un fan de "Doctor Who" después de haber visto "Spectre", una película que marca un final de etapa para la saga. Es la segunda y última cinta de Bond que dirige Sam Mendes y también es, con toda probabilidad, la última aparición de Daniel Craig como el agente 007. Craig fue el Bond del reinicio de la serie tras la era Pierce Brosnan, un Bond más tosco, más brutal, un poco más pegado a la realidad que sus antecesores (en parte, culpa del éxito de las películas de Jason Bourne). También fue el que protagonizaba la película que celebraba su 50 aniversario, "Skyfall", una historia que conseguía algo bastante difícil: rendir homenaje al pasado del personaje contando, de paso, algo nuevo y llevándolo al siglo XXI.
La importancia del pasado y, sobre todo, del pasado de Bond se recupera en "Spectre", pero curiosamente, se ha optado por hacer, directamente, una película de 007 de las de toda la vida. Cualquiera que haya visto tres o cuatro cintas de la etapa de Sean Connery sabe perfectamente lo que va a encontrarse con esta 24ª entrega. Muchas mujeres hermosas (aunque la última tiene algo más de independencia durante media película, más o menos), un coche de lujo lleno de gadgets, persecuciones y peleas por doquier, espectaculares set pieces, como las llaman los americanos (el arranque en México raya, realmente, a gran altura), y un villano megalómano. Mendes le da un tono menos histriónico y más sobrio, como si dijéramos, a la película, pero no puede negar lo que es.
Y es curioso porque Bond parece haber seguido el mismo camino que "Doctor Who" después de la celebración de su medio siglo. Aquel "The day of the Doctor" homenajeaba la historia de la serie y, también la llevaba hacia el futuro, pero la siguiente temporada a su aniversario, ya con Peter Capaldi como nuevo Doctor, optó por historias más clásicas, por no buscar tanto la novedad como ser muy consciente del legado que llevaba a sus espaldas. Por volver a lo básico, como quien dice. Sin dar un paso atrás tan notable como el de "Spectre" (que, por cierto, deja con ganas de un spin off de M, Q y Monneypenny resolviendo casos por ahí), tanto el Doctor como Bond parecen haber notado el peso de 50 años de historia.
O esa es la sensación que puede tener un fan de "Doctor Who" después de haber visto "Spectre", una película que marca un final de etapa para la saga. Es la segunda y última cinta de Bond que dirige Sam Mendes y también es, con toda probabilidad, la última aparición de Daniel Craig como el agente 007. Craig fue el Bond del reinicio de la serie tras la era Pierce Brosnan, un Bond más tosco, más brutal, un poco más pegado a la realidad que sus antecesores (en parte, culpa del éxito de las películas de Jason Bourne). También fue el que protagonizaba la película que celebraba su 50 aniversario, "Skyfall", una historia que conseguía algo bastante difícil: rendir homenaje al pasado del personaje contando, de paso, algo nuevo y llevándolo al siglo XXI.
La importancia del pasado y, sobre todo, del pasado de Bond se recupera en "Spectre", pero curiosamente, se ha optado por hacer, directamente, una película de 007 de las de toda la vida. Cualquiera que haya visto tres o cuatro cintas de la etapa de Sean Connery sabe perfectamente lo que va a encontrarse con esta 24ª entrega. Muchas mujeres hermosas (aunque la última tiene algo más de independencia durante media película, más o menos), un coche de lujo lleno de gadgets, persecuciones y peleas por doquier, espectaculares set pieces, como las llaman los americanos (el arranque en México raya, realmente, a gran altura), y un villano megalómano. Mendes le da un tono menos histriónico y más sobrio, como si dijéramos, a la película, pero no puede negar lo que es.
Y es curioso porque Bond parece haber seguido el mismo camino que "Doctor Who" después de la celebración de su medio siglo. Aquel "The day of the Doctor" homenajeaba la historia de la serie y, también la llevaba hacia el futuro, pero la siguiente temporada a su aniversario, ya con Peter Capaldi como nuevo Doctor, optó por historias más clásicas, por no buscar tanto la novedad como ser muy consciente del legado que llevaba a sus espaldas. Por volver a lo básico, como quien dice. Sin dar un paso atrás tan notable como el de "Spectre" (que, por cierto, deja con ganas de un spin off de M, Q y Monneypenny resolviendo casos por ahí), tanto el Doctor como Bond parecen haber notado el peso de 50 años de historia.
08 noviembre 2015
La huida de Carrie
La manera en la que "Homeland" se ha ido reinventando desde el final de la tercera temporada es bastante interesante. Originalmente, la idea de Alex Gansa y Howard Gordon era que la trama inicial, la de las sospechas sobre el regreso a casa del sargento Brody, sólo durara la primera temporada. En su último capítulo, esa trama se resolvería y, a partir de la segunda, la serie iría siguiendo a Carrie Mathison en diferentes destinos fuera de Estados Unidos, casi siempre en Oriente Medio. Todos sabemos cómo se desviaron de ese plan original; les gustaba demasiado la relación entre Brody y Carrie, y cómo todo afectaba a la familia de él, para descartarlo tan rápido.
Las quejas por parte de los críticos se hicieron muy pronunciadas durante el tramo final de la segunda temporada y casi toda la tercera. "Homeland" había perdido parte de su atractivo, se había enredado en historias que no acababan de cuajar y, para cuando recuperó el rumbo, ya había demasiada gente o desencantada con ella, o protestado porque eso no es lo que ellos pensaban que iban a ver. El reboot de "Homeland" tardó dos temporadas más de lo previsto en hacer acto presencia, pero lo hizo. En la cuarta, la serie empezaba de nuevo. Carrie estaba destinada en Afganistán y la trama acrecentaba más el lado de historia de espías que siempre había tenido, y que siempre había funcionado.
Pero lo que se mantiene no sólo es el trastorno bipolar de Carrie y cómo, a veces, la pone en peligro, sino la sensación de que no va a poder seguir escapando de todo lo que ha hecho hasta ahora. Desde la temporada anterior, "Homeland" parece haber puesto su mirada en el propio funcionamiento interno de la CIA y de los servicios de inteligencia estadounidenses. Nunca va a librarse de las críticas sobre si es racista porque el trabajo de su protagonista se mueve, inevitablemente, en ese debate (que creo que es más complejo de lo que parece), pero lo interesante es justo ese comentario sobre las tácticas de espionaje actuales de la agencia y, sobre todo, sobre su política interna.
Carrie intenta escapar de todo eso, pero no puede. Nadie la toma en serio cuando afirma haber dejado esa vida atrás, y todo el mundo cree que forma parte de una táctica para extraer información o para reclutar a alguien como nuevo agente. Es muy curioso ver que la quinta temporada de "Homeland" se está armando a partir de meteduras de pata, huidas hacia delante, fallos de comunicación, gente que cree estar haciendo lo mejor cuando no está más que complicándolo todo enormemente. Sus personajes están buscando explicaciones muy rebuscadas a hechos que se deben a simples descuidos, y esas explicaciones están llevando a situaciones sumamente peligrosas.
Y en medio de todo, de diferentes muestras de cerrazón mental, está Carrie intenta llevar, finalmente, una vida normal. Pero no es posible. Alguien como ella no puede integrarse así como así de nuevo en la sociedad convencional. No después de todo lo que ha hecho.
Música de la semana: "The Flash" se ha puesto setentera esta semana con el gusto musical de Harrison Wells, que escucha a Linda Rondstadt y uno de sus grandes éxitos, "You're no good", en el laboratorio.
Las quejas por parte de los críticos se hicieron muy pronunciadas durante el tramo final de la segunda temporada y casi toda la tercera. "Homeland" había perdido parte de su atractivo, se había enredado en historias que no acababan de cuajar y, para cuando recuperó el rumbo, ya había demasiada gente o desencantada con ella, o protestado porque eso no es lo que ellos pensaban que iban a ver. El reboot de "Homeland" tardó dos temporadas más de lo previsto en hacer acto presencia, pero lo hizo. En la cuarta, la serie empezaba de nuevo. Carrie estaba destinada en Afganistán y la trama acrecentaba más el lado de historia de espías que siempre había tenido, y que siempre había funcionado.
Pero lo que se mantiene no sólo es el trastorno bipolar de Carrie y cómo, a veces, la pone en peligro, sino la sensación de que no va a poder seguir escapando de todo lo que ha hecho hasta ahora. Desde la temporada anterior, "Homeland" parece haber puesto su mirada en el propio funcionamiento interno de la CIA y de los servicios de inteligencia estadounidenses. Nunca va a librarse de las críticas sobre si es racista porque el trabajo de su protagonista se mueve, inevitablemente, en ese debate (que creo que es más complejo de lo que parece), pero lo interesante es justo ese comentario sobre las tácticas de espionaje actuales de la agencia y, sobre todo, sobre su política interna.
Carrie intenta escapar de todo eso, pero no puede. Nadie la toma en serio cuando afirma haber dejado esa vida atrás, y todo el mundo cree que forma parte de una táctica para extraer información o para reclutar a alguien como nuevo agente. Es muy curioso ver que la quinta temporada de "Homeland" se está armando a partir de meteduras de pata, huidas hacia delante, fallos de comunicación, gente que cree estar haciendo lo mejor cuando no está más que complicándolo todo enormemente. Sus personajes están buscando explicaciones muy rebuscadas a hechos que se deben a simples descuidos, y esas explicaciones están llevando a situaciones sumamente peligrosas.
Y en medio de todo, de diferentes muestras de cerrazón mental, está Carrie intenta llevar, finalmente, una vida normal. Pero no es posible. Alguien como ella no puede integrarse así como así de nuevo en la sociedad convencional. No después de todo lo que ha hecho.
Música de la semana: "The Flash" se ha puesto setentera esta semana con el gusto musical de Harrison Wells, que escucha a Linda Rondstadt y uno de sus grandes éxitos, "You're no good", en el laboratorio.
06 noviembre 2015
Los dos Flash
ALERTA SPOILERS: Si no sabéis qué podría pintar Walter Bishop en la segunda temporada de "The Flash", no sigáis leyendo.
La primera temporada de "The Flash" fue toda una revelación. De la serie ligera y entretenida de sus primeros episodios, fue evolucionando hacia algo igualmente ligero y simpático, pero con un manejo de la trama y las revelaciones mucho mejor del esperado. Lo que "Arrow" consiguió en los últimos cuatro capítulos de su segunda temporada, "The Flash" lo logró a la mitad de la primera, con aquel episodio en el que Barry viajaba unos días al pasado, y mantuvo ese nivel hasta su explosivo final. Y era explosivo bastante literalmente, porque acababa generando un agujero de gusano sobre Central City que, al final, abría una brecha hacia otro universo, hacia Tierra 2.
Para los lectores de los cómics de DC, Tierra 2 y el multiverso es algo muy conocido; para los espectadores aficionados a la ciencia ficción, hablar del Otro Lado trae a la memoria recuerdos de "Fringe" y de Walternate, y para todos los demás, abre una puerta a ampliar mucho más lo que está en juego para Barry. Las amenazas ya no vienen de su propio pasado ni de su entorno más cercano, pero pueden llegar encarnadas en versiones alternativas de sus amigos, o de él mismo. Porque la teoría de que Barrynate es Zoom, el gran villano de la temporada, sería una gran idea para la serie si se cumpliera.
Tierra 2 es un espejo para el equipo de STAR Labs, un espejo de cómo podrían ser si las cosas hubieran sido diferentes en su mundo. Jay Garrick, el Flash de ese universo, es un héroe ligeramente chapado a la antigua, y que representa las inseguridades que Barry puede sentir en su labor como superhéroe. Lo lleva un poco de vuelta a donde estaba al principio de la serie. Zoom, si se confirma esa teoría, sería el lado oscuro de Barry, un lado oscuro que, francamente, en "The Flash" no han explorado porque su héroe no parece ser Oliver Queen, y no se tortura con todas las cosas malas que tuvo que hacer para sobrevivir, o con el instinto asesino que descubrió que tenía.
Barry no es así, pero en Tierra 2 pudo haber terminado así después de la muerte de su madre y si Joe no lo hubiera adoptado, por ejemplo. La aparición de los doppelgängers es un recurso muy viejo para poner a los personajes frente a esos miedos que no quieren reconocer, pero están aportando una vitalidad, y una continuidad emocional, que le viene muy bien a "The Flash". Aún no se ha superado del todo la traición de Harrison Wells o las muertes de Eddie y Ronnie, y la llegada de Harrisonate obliga a afrontarlo de una vez por todas. No obstante, no es que "The Flash" se haya vuelto trascendental. La cita a ciegas literal del último capítulo entre Barry y Patty es una cápsula simpática y divertida del lado ligero de la serie, mientras la manera en la que Cisco empieza a asumir que es un metahumano está llevándose, de momento, bastante bien.
Para él, es un shock inesperado, e indeseado, tener esos poderes. No es como Barry, que decide divertirse con su hipervelocidad. Tener visiones de cosas que están pasando en ese mismo momento no es, ciertamente, fuente de diversión.
La primera temporada de "The Flash" fue toda una revelación. De la serie ligera y entretenida de sus primeros episodios, fue evolucionando hacia algo igualmente ligero y simpático, pero con un manejo de la trama y las revelaciones mucho mejor del esperado. Lo que "Arrow" consiguió en los últimos cuatro capítulos de su segunda temporada, "The Flash" lo logró a la mitad de la primera, con aquel episodio en el que Barry viajaba unos días al pasado, y mantuvo ese nivel hasta su explosivo final. Y era explosivo bastante literalmente, porque acababa generando un agujero de gusano sobre Central City que, al final, abría una brecha hacia otro universo, hacia Tierra 2.
Para los lectores de los cómics de DC, Tierra 2 y el multiverso es algo muy conocido; para los espectadores aficionados a la ciencia ficción, hablar del Otro Lado trae a la memoria recuerdos de "Fringe" y de Walternate, y para todos los demás, abre una puerta a ampliar mucho más lo que está en juego para Barry. Las amenazas ya no vienen de su propio pasado ni de su entorno más cercano, pero pueden llegar encarnadas en versiones alternativas de sus amigos, o de él mismo. Porque la teoría de que Barrynate es Zoom, el gran villano de la temporada, sería una gran idea para la serie si se cumpliera.
Tierra 2 es un espejo para el equipo de STAR Labs, un espejo de cómo podrían ser si las cosas hubieran sido diferentes en su mundo. Jay Garrick, el Flash de ese universo, es un héroe ligeramente chapado a la antigua, y que representa las inseguridades que Barry puede sentir en su labor como superhéroe. Lo lleva un poco de vuelta a donde estaba al principio de la serie. Zoom, si se confirma esa teoría, sería el lado oscuro de Barry, un lado oscuro que, francamente, en "The Flash" no han explorado porque su héroe no parece ser Oliver Queen, y no se tortura con todas las cosas malas que tuvo que hacer para sobrevivir, o con el instinto asesino que descubrió que tenía.
Barry no es así, pero en Tierra 2 pudo haber terminado así después de la muerte de su madre y si Joe no lo hubiera adoptado, por ejemplo. La aparición de los doppelgängers es un recurso muy viejo para poner a los personajes frente a esos miedos que no quieren reconocer, pero están aportando una vitalidad, y una continuidad emocional, que le viene muy bien a "The Flash". Aún no se ha superado del todo la traición de Harrison Wells o las muertes de Eddie y Ronnie, y la llegada de Harrisonate obliga a afrontarlo de una vez por todas. No obstante, no es que "The Flash" se haya vuelto trascendental. La cita a ciegas literal del último capítulo entre Barry y Patty es una cápsula simpática y divertida del lado ligero de la serie, mientras la manera en la que Cisco empieza a asumir que es un metahumano está llevándose, de momento, bastante bien.
Para él, es un shock inesperado, e indeseado, tener esos poderes. No es como Barry, que decide divertirse con su hipervelocidad. Tener visiones de cosas que están pasando en ese mismo momento no es, ciertamente, fuente de diversión.
05 noviembre 2015
¿Amigas para siempre?
ALERTA SPOILERS: ¿Habéis llegado al final de la segunda temporada de "Faking it"? Leed sólo si lo habéis hecho.
Las amistades adolescentes pueden ser algo muy intenso. No hace falta complicarlas con sentimientos románticos para que sean terreno abonado para el drama, pero si aparecen, tenemos algo tan complejo como la amistad entre Amy y Karma, que es el centro alrededor del que gira "Faking it" ( o "Las farsantes", como se llama en MTV España). Desde el arranque de la serie queda claro que son las mejores amigas desde que eran pequeñas, y que no pueden concebir un futuro en el que la otra no esté ahí, a su lado. Pero las relaciones que parecen fundamentales y cruciales cuando se es adolescente no siempre sobreviven al paso del tiempo y a la transición a la vida adulta. ¿Por qué Amy y Karma deberían ser diferentes?
"Faking it" lidia con los secretos que todos los personajes guardan, o que intentan descubrir, como la identidad del padre biológico de Liam. Esos secretos, la necesidad de que todos sean honestos consigo mismos y acepten sus errores, o por qué quieren determinadas cosas es el motor de muchas tramas. Sobre todo, es el motor de la relación entre Amy y Karma y cómo no han conseguido averiguar aún cómo pueden seguir siendo amigas si Amy quiere ser algo más para Karma, algo más que ella no puede darle. Ahí se centra el último episodio de la segunda temporada, que como explicaba Carter Covington, showrunner de la serie, pone a las dos amigas en la encrucijada de decidir qué hacer si quieren conservar su relación.
Amy opta por pasar el verano fuera de Austin, mientras Karma va a tener la clase de socorrismo más embarazosa porque Shane también está allí. Estar separadas una temporada tendrá interesantes consecuencias para la tercera temporada (confirmada hace tiempo por MTV), porque su amistad es parte integral de la serie, y no se puede dejar de lado para que "Faking it" pasara a fijarse sólo en el instituto Hester. Aunque si se centrara en Lauren, tampoco pasaría nada. La segunda entrega y, especialmente, este tramo final ha sido el de ese personaje, el de su viaje de aceptación de quién es y no sentir vergüenza por ello. Sigue siendo lo más próximo a una "mean girl" que tiene Hester, pero también tiene su corazoncito. Y la dinámica fraternal entre ella y Amy está empezando también a resultar muy entretenida.
"Faking it" no puede abandonar el drama de los sentimientos de Amy por Karma porque ese drama es la serie, pero será curioso ver si, en los próximos capítulos, es Karma quien empieza a pensar en ello seriamente. Hasta ahora, sólo hemos visto a Amy preguntarse cómo resistirá su amistad a ellos, si quiere mantenerla y si está preparada para la montaña rusa emocional que van a acarrear, y Karma ha estado más en el margen. Era el objeto de la afección de su amiga, y poco más. ¿Veremos cómo se plantea ella de verdad qué representa esta etapa en su amistad? Las dos han intentado superarlo entregándose a otras personas (Reagan y Liam), pero eso no ha resultado. ¿Y qué papel jugará en todo esto Felix?
03 noviembre 2015
Aspirantes a Felicity
La figura del sidekick, del ayudante del protagonista un poco friki, y que se especializa en aspectos más técnicos (o tecnológicos) no es algo nuevo. Casi puede decirse que Willow, en "Buffy, la cazavampiros", dio inicio a todo un arquetipo que, en televisión, ha resultado muy fructífero. Es el amigo del protagonista, el que le ayuda en sus proyectos secretos, como quien dice, y que aporta cierto toque ligero y humorístico a la serie, además de conocimientos casi enciclopédicos de multitud de cosas y un poco de incomodidad en sus relaciones con otras personas. Willow luego fue evolucionando a lo largo de la serie y viviendo su propio viaje, independiente del de Buffy, pero su punto de partida es muy válido para encontrar "hijos" suyos en multitud de series posteriores.
Y hasta evoluciones de esa figura, como la de Felicity Smoak, ese personaje que iba a ser nada más que un recurrente, como mucho, en "Arrow" y ha acabado usurpando el rol que debería tener inicialmente Laurel con respecto a Oliver. Felicity es una variación de la Willow de Buffy y, a su vez, se ha convertido en otro arquetipo en unas cuantas series actuales. En este caso, es un técnico informático o muy especializado en un área concreta, con un papel bastante secundario pero agradecido porque aporta, como decíamos, los momentos de mayor ligereza, lo que siempre es bienvenido en títulos con auras tirando a trascendentales. Es un miembro más de un equipo formado alrededor del protagonista, que va ganando cierto peso poco a poco.
Por ejemplo, Aram empezó "The Blacklist" siendo solamente el experto en todo lo relacionado con la informática, con la búsqueda de información en diferentes redes de complicado acceso, pero pasito a pasito le fueron dando pequeñas bromas, lo convirtieron casi en el confidente de Elizabeth Keen para que le ayudara a averiguar cosas que no quería que nadie más supiera y, en esta tercera temporada, su fidelidad a Keen y su relación indirecta con ella y con Reddington le ha dado un toque adorable y simpático que le viene muy bien a las tramas. De todos modos, donde se nota más el "toque Smoak" es en las otras series producidas por la compañía de Greg Berlanti, como la propia "Arrow".
Cisco y Caitlin se mueven en "The Flash" por otro lado, y aún no sabemos si Winn Schott se va a consolidar en ese rol en "Supergirl", pero "Blindspot" ha presentado con rapidez a su propia Felicity, la agente Patterson. Su cerebro va más rápido que su habla, es muy celosa de su espacio de trabajo, es la técnico más "humana", como si dijéramos, de todo el equipo del agente Weller, y también parece que va a ser una pieza fundamental más adelante. Desde luego, está teniendo más importancia en los casos, más allá de su análisis de los tatuajes de Jane Doe, y aunque su historia apunta a ser bastante previsible (ese novio...), es un personaje con el que es un poco más fácil conectar. En medio de la seriedad constante de Weller y de los traumas de Jane, el toque friki de Patterson es casi un soplo de aire fresco.
02 noviembre 2015
Las mujeres detrás de las cámaras
Todos los años, la crítica de entretenimiento estadounidense suele tener una narrativa, una historia que va retomando periódicamente. El año pasado fue la diversidad racial en los repartos de las series (y, por contra, lo "blancos" que fueron los Oscar), y éste, el debate se ha trasladado detrás de las cámaras y, en concreto, a las oportunidades que tienen las mujeres de dirigir episodios de series. Es una historia que se encuadra dentro de otra mayor, sobre las razones por las que un hombre no necesita haber dirigido más de una película, o puede haber encadenado un par de fracasos históricos, para ponerse al mando de una cinta de superhéroes, que son ahora mismo los mayores blockbusters de Hollywood.
Es el centro de una entrevista que Vulture hizo a Lexi Alexander, directora de un capítulo de esta cuarta temporada de "Arrow", y que tiene en su haber la secuela de "Punisher". Alexander afirma que una mujer no puede haber tenido ningún desliz en taquilla, y tiene que tener cierta experiencia en el cine, si quiere aspirar a que los estudios la consideren para dirigir, por ejemplo, "Wonder Woman", algo que se relaciona, también, con unas declaraciones de Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, sobre su propósito de contratar mujeres para que se encargaran de los spin offs de la saga "Star Wars". Desde principios de año, los medios estadounidenses (especialmente, en internet) están analizando y criticando la predominacia del hombre blanco heterosexual (y protestante) en Hollywood, cómo resulta difícil hacer películas que no vayan dirigidas a adolescentes que se convertirán en ellos en el futuro, y cómo la televisión está aprovechando, en parte, todo lo que no encaja en esa estrecha franja.
De nuevo Vulture publica una lista de 100 directoras que necesitan trabajar más en Hollywood, un listado en el que hay veteranas de las sitcoms como Pam Fryman (en la foto, en el set de "Cómo conocí a vuestra madre") o Gail Mancuso, y realizadoras muy contrastadas en los dramas de cable, tipo Lesli Linka Glatter, Mimi Leder o Michelle McLaren. Las dos primeras han dirigido películas, pero parece que son Showtime y HBO los hábitats para que puedan seguir trabajando y dirigiendo series que, a veces, pueden ser bastante ambiciosas desde el punto de vista de la realización, como "Homeland" o The Leftovers" en su segunda temporada.
Resulta curioso encontrarse el nombre de Jennifer Lynch como realizadora en "The Walking Dead", del mismo modo que ya no es una novedad ver que, cada vez, hay más showrunners mujeres. La industria necesita más puntos de vista diferentes si quiere llegar a un público cada vez más escaso y fragmentado, y eso pasa por diversificar también a la gente al mando.
Es el centro de una entrevista que Vulture hizo a Lexi Alexander, directora de un capítulo de esta cuarta temporada de "Arrow", y que tiene en su haber la secuela de "Punisher". Alexander afirma que una mujer no puede haber tenido ningún desliz en taquilla, y tiene que tener cierta experiencia en el cine, si quiere aspirar a que los estudios la consideren para dirigir, por ejemplo, "Wonder Woman", algo que se relaciona, también, con unas declaraciones de Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, sobre su propósito de contratar mujeres para que se encargaran de los spin offs de la saga "Star Wars". Desde principios de año, los medios estadounidenses (especialmente, en internet) están analizando y criticando la predominacia del hombre blanco heterosexual (y protestante) en Hollywood, cómo resulta difícil hacer películas que no vayan dirigidas a adolescentes que se convertirán en ellos en el futuro, y cómo la televisión está aprovechando, en parte, todo lo que no encaja en esa estrecha franja.
De nuevo Vulture publica una lista de 100 directoras que necesitan trabajar más en Hollywood, un listado en el que hay veteranas de las sitcoms como Pam Fryman (en la foto, en el set de "Cómo conocí a vuestra madre") o Gail Mancuso, y realizadoras muy contrastadas en los dramas de cable, tipo Lesli Linka Glatter, Mimi Leder o Michelle McLaren. Las dos primeras han dirigido películas, pero parece que son Showtime y HBO los hábitats para que puedan seguir trabajando y dirigiendo series que, a veces, pueden ser bastante ambiciosas desde el punto de vista de la realización, como "Homeland" o The Leftovers" en su segunda temporada.
Resulta curioso encontrarse el nombre de Jennifer Lynch como realizadora en "The Walking Dead", del mismo modo que ya no es una novedad ver que, cada vez, hay más showrunners mujeres. La industria necesita más puntos de vista diferentes si quiere llegar a un público cada vez más escaso y fragmentado, y eso pasa por diversificar también a la gente al mando.
01 noviembre 2015
Simmons, la marciana
ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto "4,722 hours", el capítulo en el que "Agents of SHIELD" se marcha al espacio, no sigáis leyendo.
Casi se ha convertido en un tópico, sobre todo en las webs estadounidenses, que se hable siempre de la incapacidad de Marvel para darle una película a una de sus superheroínas (o a la Viuda Negra, sin ir más lejos) cuando sus series de televisión están llenas de personajes femeninos bastante más interesantes y complejos que los masculinos. Ya no es sólo el protagonismo de "Agent Carter" o el próximo de "Jessica Jones", sino que buena parte de la mejora que "Agents of SHIELD" ha ido experimentando desde el final de la primera temporada se debe no sólo a los daños colaterales de "Capitán América. El soldado de invierno", sino a la mayor importancia que han adquirido personajes como Skye/Daisy, Melinda o Simmons.
La segunda temporada recibió una necesitada chispa de energía con la incorporación de Bobbi Morse, y el trabajo de profundización en la caracterización de Melinda y, muy especialmente, de Daisy las convirtió en el centro de la serie. El camino de la segunda para aceptar su herencia, y sus poderes, inhumanos ha sido una parte fundamental de la serie desde el principio, mientras dejarnos ver que ser la Caballería conlleva pagar un alto precio emocional resultó en algunos de los mejores momentos de la serie. Sn embargo, ha sido Jemma Simmons el personaje que se ha desvelado como el arma secreta real de "Agents of SHIELD". Su relación con Fitz tiene muchos fans, pero no es de lo que mejor funciona. Simmons da su verdadera talla cuando actúa sola o cuando trabaja con Bobbi o Daisy. Su breve arco infiltrada en Hydra ya apuntó en esa dirección, y su fase "The Martian" ha terminado por confirmar su valía.
La tercera temporada de "Agents of SHIELD" arrancaba con Simmons atrapada en esa roca extraterrestre, y sin que nadie supiera qué hacer para poder recuperarla. En el típico estilo de la serie, los cuatro primeros episodios van desenrollando tres tramas al mismo tiempo: la venganza de Hunter, la reconstrucción de Hydra a cargo de Ward, esa nueva agencia secreta que va detrás de los mismos Inhumanos que Coulson y Daisy quieren incorporar a su equipo (y que está asesinando un gigantesco puercoespín azul) y, además de todo eso, está Fitz buscando desesperadamente información sobre el monolito rocoso que le permita traer a Simmons de vuelta. No pocos críticos estadounidenses han achacado siempre a la serie el defecto de que tiene demasiadas partes, demasiados personajes, demasiadas líneas argumentales que incluir en cada episodio, y que ese déficit de atención no redunda en su beneficio.
Con "4,722 hours", el episodio que nos cuenta qué estuvo haciendo Simmons en esos seis meses que pasó en un extraño planeta, "Agents of SHIELD" se centra sólo en un personaje y en una trama, y resulta ser una serie mucho más sólida (y eso que ha mejorado bastante desde sus inicios). El guionista y el director de ese capítulo han dado varias entrevistas en las que explican cómo decidieron hacer su propia versión de la clásica historia del astronauta varado en otro planeta, incluyendo la paleta de colores de "Mad Max: Furia en la carretera" y dando a Simmons todo el protagonismo (hasta el nombre de Elizabeth Henstridge aparece el primero en los créditos). Es una historia de supervivencia extrema que se sale de las traiciones y las persecuciones en las que SHIELD está envuelta habitualmente, y que deja que dé un paso el frente uno de los personajes mejor dibujados, con el tiempo, de la serie.
"Agents of SHIELD" no sería lo que es ahora sin la propia Simmons, que es mucho más complicada e interesante de lo que parecía en un principio, sin Bobbi y su constante atracción por las operaciones de campo y la acción, sin Melinda y su sentido del deber (y su sentimiento de culpa) y sin Daisy y su asunción de su verdadera identidad. Al otorgar mayor profundidad y protagonismo a sus mujeres, la serie ha ganado, al mismo tiempo, en interés. También porque tiene mucho mejor ojo eligiendo actrices que actores; tener a Constance Zimmer como la jefa de esa nueva agencia secreta da inmediatamente puntos extra.
Música de la semana: "The Leftovers" puede ser una serie que trata sobre temas bastante serios emocionalmente, pero también se permite toques de humor, sobre todom a través de sus elecciones musicales. La semana pasada, por ejemplo, tuvimos una sorprendente referencia a "Never gonna give you up", de Rick Astley y, para seguir con las versiones curiosas, el episodio acabó con una relectura de "You're the one that I want" a cargo de Lo-Fang, alter ego del músico Matthew Jordan Hemerlein. Esta canción se hizo conocida gracias a un anuncio de Chanel Nº 5 dirigido por Baz Luhrmann.
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