Pocas veces una serie que sólo tuvo 14 capítulos (de los que apenas se emitieron once, y desordenados) ha terminado teniendo un impacto tan duradero entre sus fans y entre buena parte de los críticos. Aún es más raro que las ventas de su DVD hicieran posible una película, algunos años después de su cancelación, que mostraba cómo podría haber sido el futuro de los personajes. Pero "Firefly" es una serie especial. Para muchos, es el culmen de la obra de Joss Whedon, ahora tan de moda por el exitazo de taquilla de "Los Vengadores", con una mezcla de géneros que se adelantó un par de años a "Perdidos" y "Mujeres desesperadas", que pondrían esa habilidad de mezclar de moda, y que cayó en una cadena (Fox) que en 2002 no sabía muy bien qué hacer con ella. Las aventuras del capitán Malcolm Reynolds y su tripulación de outsiders de la sociedad consiguieron, de todos modos, cimentar un estatus de culto a su alrededor, estatus que permitirá que se celebre en Comic-Con el décimo aniversario de su estreno.
Science Channel es quien organiza el homenaje, con una charla con Joss Whedon y varios de los actores, y al parecer, hasta se van a mostrar escenas y vídeos inéditos hasta el momento. Teniendo en cuenta lo apasionados que son los whedonistas en general, y los browncoats en particular, no será extraño que sea uno de los eventos más solicitados de una Comic-Con en la que, como el año pasado, las películas vuelven a cederle protagonismo a las series. Pero volvamos a "Firefly". Sólo la definición de western espacial ya indicaba que era una excentricidad de Whedon, algo que tenía todas las papeletas para darse el gran castañazo (como efectivamente se lo dío), pero todo el mundo futurista creado a su alrededor sobrevivía porque estaba habitado por grandes personajes muy bien definidos desde el principio, personajes de los que íbamos descubriendo poco a poco las cosas que les importaban. La cancelación de la serie llegó justo se comenzaba a levantar el velo del misterio alrededor de River, la extraña joven que Reynolds recoge, junto con su hermano, y cuando la mitología de fondo iba a empezar a adquirir más fuerza. Es decir, el hacha cayó precisamente en el mejor momento.
Si tuviéramos que resumir de qué iba "Firefly", para alguien que nunca la hubiera visto, habría que decir que estaba ambientada en un sistema solar del futuro en el que los planetas exteriores perdieron una guerra contra los interiores y, a consecuencia de ello, éstos gobiernan el sistema con mano de hierro. La tripulación de la nave Serenity está comandada por veteranos de esa guerra que lucharon en el bando perdedor, y que ahora se dedican al contrabando para salir adelante. Cuando la serie comienza, han recogido a un grupo variado de personas en la nave, desde un misterioso pastor a una cortesana o una pizpireta mecánica, y acogen también a dos hermanos que huyen de unos extraños personajes de la Alianza, que realizaron experimentos sin aclarar en ella. Todos vivían diversas aventuras que los llevaban a encontrarse con una pléyade de personajes clásicos del Oeste y de las space operas, y hasta hablaban en un lenguaje propio, con mezcla de expresiones en chino y cierta jerga inventada.
Como decimos, "Firefly" no funcionó, pero la vida que ha tenido después es realmente digna de mención, y resiste los visionados muchos años más tarde de su estreno original. Los diálogos y la interacción entre los personajes se adueñan enseguida de la función, y hasta se vuelve divertido encontrar todos los homenajes a las cosas típicas de los westerns (Mal, de hecho, suele ir vestido igual que el personaje de John Wayne en "Centauros del desierto"). Son sólo 14 episodios y la promesa de que podría haber sido todavía mejor de lo que ya era.
P.D. podcastero: Hace algunos días, nos pedían por Twitter si nos animábamos a hacer una quiniela personal con nuestros favoritos para ser nominados a los Emmy, y allá que nos hemos lanzado. Este programa de "Yo disparé a JR" está dedicado por completo a esas especulaciones y divagaciones, con la colaboración de Daniel Martínez Mantilla. Tocamos sólo algunas de las categorías principales, pero están garantizados los debates sobre si Madeleine Stowe tiene posibilidades de ser nominada o no.
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-0': Cómo se elige a los nominados a los Emmy.
- 4'30": Drama.
- 13'30": Actor drama.
- 21': Actriz drama.
- 36'45": Secundario drama.
- 44'50": Secundaria drama.
- 55'45": Comedia.
- 64': Actor comedia.
- 67': Actriz comedia.
- 72': Secundario comedia.
- 89': Secundaria comedia.
29 junio 2012
28 junio 2012
Pon un actor en tu videoclip (2)
Lo de encontrarse actores más o menos famosos en videoclips no es ninguna novedad, la verdad. De hecho, a veces da la sensación que un grupo no "mola" hasta que no logra que alguno haga un cameo (aunque, si eres Rihanna y Eminem, puedes tener a Dominic Monaghan y Megan Fox). Hace algún tiempo repasamos muy brevemente algunos casos recientes de estas apariciones especiales, pero siempre se quedan muchas en el tintero, como las siguientes.
Lo que The Black Keys hicieron para "Howlin' for you" es más el trailer de una película al más puro estilo Robert Rodríguez que un videoclip tradicional, con Tricia Helfer de asesina sensual y letal y un Sean Patrick Flannery (con parche) al que protagonizar "Las aventuras del joven Indiana Jones" no le ayudó demasiado en su carrera. De todos modos, al grupo de Akron le gusta esto de los vídeos más o menos originales; si no, fijaos en el de "Lonely boy".
Aunque, si vamos a hablar de vídeos extraños y experimentales, los campeones son Sigur Rós, que se marcaron algo así como una instalación de videoarte de ocho minutos para "Fjögur píanó". Probablemente, el videoclip no habría pasado de una curiosidad de no ser porque tiene a Shia LaBeouf paseándose desnudo en varios momentos, y con un peinado un poco de hippie trasnochado.
La combinación Rufus Wainwright-Helena Bonham-Carter es demasiado buena para que no se hubiera producido hasta "Out of the game", pero así es. La actriz interpreta a una bibliotecaria muy arquetípica, mientras Wainwright se disfraza de todo lo que se le ocurre.
El vídeo que The Shoes hizo para "Time to dance" también es tipo cortometraje, porque se va más allá de los ocho minutos y se centra en un asesino en serie, lo que no deja de ser un tema peculiar para un videoclip. El asesino está interpretado por Jake Gyllenhaal, que no es la primera vez que aparece en un vídeo musical, porque también se le veía, junto a Joe Jonas, en "Giving up the gun", de Vampire Weekend.
Lo que The Black Keys hicieron para "Howlin' for you" es más el trailer de una película al más puro estilo Robert Rodríguez que un videoclip tradicional, con Tricia Helfer de asesina sensual y letal y un Sean Patrick Flannery (con parche) al que protagonizar "Las aventuras del joven Indiana Jones" no le ayudó demasiado en su carrera. De todos modos, al grupo de Akron le gusta esto de los vídeos más o menos originales; si no, fijaos en el de "Lonely boy".
Aunque, si vamos a hablar de vídeos extraños y experimentales, los campeones son Sigur Rós, que se marcaron algo así como una instalación de videoarte de ocho minutos para "Fjögur píanó". Probablemente, el videoclip no habría pasado de una curiosidad de no ser porque tiene a Shia LaBeouf paseándose desnudo en varios momentos, y con un peinado un poco de hippie trasnochado.
La combinación Rufus Wainwright-Helena Bonham-Carter es demasiado buena para que no se hubiera producido hasta "Out of the game", pero así es. La actriz interpreta a una bibliotecaria muy arquetípica, mientras Wainwright se disfraza de todo lo que se le ocurre.
El vídeo que The Shoes hizo para "Time to dance" también es tipo cortometraje, porque se va más allá de los ocho minutos y se centra en un asesino en serie, lo que no deja de ser un tema peculiar para un videoclip. El asesino está interpretado por Jake Gyllenhaal, que no es la primera vez que aparece en un vídeo musical, porque también se le veía, junto a Joe Jonas, en "Giving up the gun", de Vampire Weekend.
27 junio 2012
Los Quijotes de las noticias
A estas alturas, no descubrimos nada si decimos que Aaron Sorkin es un idealista, un nostálgico de otra época en la que la sociedad estadounidense era "la mejor del mundo", como se dice en el piloto de "The Newsroom", su nueva serie para HBO. O, como se apunta en este perfil de The Globe and Mail, en la que el Gran Hombre Blanco era el faro que guiaba los destinos de una América (cómo les gusta apropiarse de ese genérico a los estadounidenses) que era más justa y hacía lo que era correcto (una época que se acabó con el escándalo Watergate, más o menos). Su Administración Bartlett de "El ala oeste de la Casa Blanca" era una visión idealista del funcionamiento de un gobierno demócrata, y el News Night que presenta "The Newsroom" es una representación idealizada de cómo deberían trabajar los periodistas de un canal de cable de noticias las 24 horas: siempre buscando la verdad y contándola, sin importar a quién pueda molestarle.
Los títulos de crédito son, de entrada, una declaración de intenciones de las opiniones de Sorkin sobre el estado actual del periodismo y su pérdida de influencia, mostrándonos a anchors tan definitorios en la historia como Edward Murrow (por su oposición ael Comité de Actividades Antiamericanas la "caza de brujas" del senador McCarthy) y Walter Cronkite (por su oposición a la guerra de Vietnam), que son los espejos en los que se mira Will McAvoy, el presentador en plena crisis al que interpreta Jeff Daniels. Esa declaración de intenciones, por otro lado, es justo el principal caballo de Troya de la serie, y el que le ha granjeado la mayoría de las críticas negativas que se le han hecho al otro lado del Atlántico. El gran riesgo de Sorkin siempre es su tendencia al paternalismo ideológico, como si dijéramos, a tener a sus personajes diciéndonos constantemente que ellos tienen siempre la razón y que todos los demás están muy equivocados, a sermonear e intentar imponer al público sus opiniones. En el piloto de "The Newsroom" hay un par de monólogos en los que se atisba esa deriva, pero el ritmo del capítulo (que se pasa en un suspiro) y los inspirados diálogos, trufados de momentos realmente divertidos, hacen que lo pasemos por alto.
Así es la "esencia Sorkin", y depende de lo que comulguemos con ella para que la serie nos atraiga o no. Me da la sensación de que, en cuanto a retrato del trabajo periodístico, probablemente no pueda superar a "State of Play", pero si "The Newsroom" nos da más escenas como la trepidante emisión del informativo, ya puede valer la pena. No está mal, de todos modos, ser cautos con las expectativas. Mackenzie McHale, la nueva y apasionada productora del programa de Will, autodenomina a los personajes Quijotes por su intento por mostrar la verdad de las noticias sin plegarse a presiones comerciales o de la audiencia, pero Cervantes incluyó en el Quijote también una llamada de atención; la de no descuidar el mundo real mientras vas en pos de tus ideales. Los gigantes siempre acaban transformándose en molinos.
Los títulos de crédito son, de entrada, una declaración de intenciones de las opiniones de Sorkin sobre el estado actual del periodismo y su pérdida de influencia, mostrándonos a anchors tan definitorios en la historia como Edward Murrow (por su oposición a
Así es la "esencia Sorkin", y depende de lo que comulguemos con ella para que la serie nos atraiga o no. Me da la sensación de que, en cuanto a retrato del trabajo periodístico, probablemente no pueda superar a "State of Play", pero si "The Newsroom" nos da más escenas como la trepidante emisión del informativo, ya puede valer la pena. No está mal, de todos modos, ser cautos con las expectativas. Mackenzie McHale, la nueva y apasionada productora del programa de Will, autodenomina a los personajes Quijotes por su intento por mostrar la verdad de las noticias sin plegarse a presiones comerciales o de la audiencia, pero Cervantes incluyó en el Quijote también una llamada de atención; la de no descuidar el mundo real mientras vas en pos de tus ideales. Los gigantes siempre acaban transformándose en molinos.
25 junio 2012
El reino de Wes Anderson
Cuando tenemos cineastas con puntos de vista tan personales como los de Wes Anderson, es inevitable que surja la expresión de que "o entras en su mundo, o no hay modo de que te guste". Desde "Academia Rushmore", la película que lo dio a conocer, quedó muy claro que era un director muy personal, con una sensibilidad peculiar y cierta querencia por los inadaptados sociales que creaban todo tipo de problemas porque se tomaban muy en serio todo lo que les pasaba. Suzy y Sam, los dos niños preadolescentes que protagonizan "Moonrise Kingdom", son también así. Se sienten incomprendidos y aislados (un sentimiento muy típico de cualquier adolescente) y están dispuestos a tomar hasta las decisiones más dramáticas para escapar de sus situaciones vitales, así que no es raro que, cuando se encuentran, reconozcan en el otro algo así como un alma gemela.
La huida de Suzy y Sam (interpretados muy convincentemente por dos debutantes como Jared Gilman y Kara Hayward) es la columna vertebral de la película, una huida que está pasada por el tamiz de las ganas de ambos de vivir aventuras (no creo que sea casualidad que la isla de Nueva Inglaterra donde se ambienta la película se llame Nueva Penzance, recordando a esta opereta de Gilbert y Sullivan) y por la situación en 1965, lo que les permite algo más de inocencia e ingenuidad. Un crítico decía que, mientras los niños toman todas las decisiones en la cinta, los adultos se muestran indecisos y balbuceantes durante gran parte del tiempo, y la seriedad con la que Sam se toma la planificación de su escapada (aplicando todo lo que ha aprendido como scout) no deja de ser tierna.
No obstante, en "Moonrise Kingdom" hay cierta melancolía, presente en esos adultos que se saben atrapados en una vida que no es como esperaban, una melancolía que se contrarresta con esos toques de humor deadpan, como dicen los anglos, y con unos gags visuales construidos a partir de movimientos de cámara y de unos encuadres muy geométricos, además de una divertida parodia de las películas de indios y vaqueros a través de todo lo relacionado con los scouts. El tono de la película está perfectamente encapsulado en la canción de François Hardy que le gusta a Suzy, y esa sensación de recuerdo, casi de fantasía que Anderson ha expresado en alguna que otra entrevista.
"Moonrise Kingdom" está llena de detalles graciosos (como el megáfono que el personaje de Frances McDorman usa para llamar a sus hijos en casa), y buena parte de la comedia viene de cómo algunos personajes se toman muy en serio cosas que no son tan relevantes. Desde luego, los fans de Anderson la van a disfrutar mucho.
La huida de Suzy y Sam (interpretados muy convincentemente por dos debutantes como Jared Gilman y Kara Hayward) es la columna vertebral de la película, una huida que está pasada por el tamiz de las ganas de ambos de vivir aventuras (no creo que sea casualidad que la isla de Nueva Inglaterra donde se ambienta la película se llame Nueva Penzance, recordando a esta opereta de Gilbert y Sullivan) y por la situación en 1965, lo que les permite algo más de inocencia e ingenuidad. Un crítico decía que, mientras los niños toman todas las decisiones en la cinta, los adultos se muestran indecisos y balbuceantes durante gran parte del tiempo, y la seriedad con la que Sam se toma la planificación de su escapada (aplicando todo lo que ha aprendido como scout) no deja de ser tierna.
No obstante, en "Moonrise Kingdom" hay cierta melancolía, presente en esos adultos que se saben atrapados en una vida que no es como esperaban, una melancolía que se contrarresta con esos toques de humor deadpan, como dicen los anglos, y con unos gags visuales construidos a partir de movimientos de cámara y de unos encuadres muy geométricos, además de una divertida parodia de las películas de indios y vaqueros a través de todo lo relacionado con los scouts. El tono de la película está perfectamente encapsulado en la canción de François Hardy que le gusta a Suzy, y esa sensación de recuerdo, casi de fantasía que Anderson ha expresado en alguna que otra entrevista.
"Moonrise Kingdom" está llena de detalles graciosos (como el megáfono que el personaje de Frances McDorman usa para llamar a sus hijos en casa), y buena parte de la comedia viene de cómo algunos personajes se toman muy en serio cosas que no son tan relevantes. Desde luego, los fans de Anderson la van a disfrutar mucho.
24 junio 2012
El 'Sweet Sixteen' de las series
Hay una cosa que nunca falla si se quiere crear conversación (y polémica) entre la blogosfera aficionada a las series: hacer una lista con las mejores de la década (o de todos los tiempos, o de lo que se os ocurra). Está garantizada la indignación, el trolleo y el debate sobre si las elegidas merecen estar ahí, sobre si el orden es el adecuado y sobre si tal o cual serie ha sido obviada por completo. El País se ha lanzado a una de esas iniciativas con su #guerradeseries, un clásico brackett a lo March Madness de la NCAA con 16 títulos, que compiten entre sí hasta que sólo quede un ganador. Por supuesto, están las habituales de estas listas (que suelen ser las únicas de las que hablan los grandes medios cuando se meten en estos tetmas) como "Mad Men", "Los Soprano", "The Wire" o "A dos metros bajo tierra", y se permiten incluir opciones más viejas como "Canción triste de Hill Street", "Twin Peaks" o la "The Office" original de la BBC.
Por supuesto, se podría hacer otro brackett de 16 con las series que se quedan fuera, desde "Expediente X" y "Doctor en Alaska" a "Battlestar Galactica", "Buffy" o, yo que sé, "MASH". "Vulture", de hecho, ya hizo una competición de este estilo el pasado mes de marzo, entre 25 series de los últimos 25 años, una competición que terminó ganando "The Wire", y en la que también había emparejamientos peculiares, como el de "The Wire" y "Es mi vida" en la primera ronda. Por supuesto, también suscitó polémicas y debates varios a través de Twitter y los blogs, y logró el principal objetivo para el que se había hecho: generar conversación y dar visibilidad a la web que lo albergaba.
Quejarse de que siempre se mencionan las mismas series en estos artículos y de que siempre se ignoran las mismas ya es, a su vez, un cliché. Las listas de las mejores series suelen pecar, en no pocas ocasiones, de una visión siempre un poco snob, en la que sólo se consideran aquellos títulos con aspiraciones trascendentales y que no sean ni comedias ni obras de género. Es inevitable que se queden fuera algunas cosas que otras personas considerarían imprescindibles, y también que, se haga lo que se haga, siempre se va a generar polémica. Después de haber participado en la confección de esta lista de "¡Vaya Tele!", y de haber sufrido a comentaristas enfurecidos por todo lo que figuraba en ella, una aprende a relativizar estas cosas y a darse cuenta de sus verdaderos propósitos. Y si descubren algunosn títulos a determinados espectadores, y llevan a otros a hablar sobre las que merecen más estar en el brackett o hasta ganar, estas listas ya hablan cumplido su misión.
Música de la semana: Una de las revelaciones del verano pasado, "Awkward", regresa con su segunda temporada a MTV el próximo jueves, y para celebrarlo, vamos a quedarnos con una de las canciones que sonó en su final de la primera entrega, "Hot summer night", de Grace Potter and The Nocturnals.
Por supuesto, se podría hacer otro brackett de 16 con las series que se quedan fuera, desde "Expediente X" y "Doctor en Alaska" a "Battlestar Galactica", "Buffy" o, yo que sé, "MASH". "Vulture", de hecho, ya hizo una competición de este estilo el pasado mes de marzo, entre 25 series de los últimos 25 años, una competición que terminó ganando "The Wire", y en la que también había emparejamientos peculiares, como el de "The Wire" y "Es mi vida" en la primera ronda. Por supuesto, también suscitó polémicas y debates varios a través de Twitter y los blogs, y logró el principal objetivo para el que se había hecho: generar conversación y dar visibilidad a la web que lo albergaba.
Quejarse de que siempre se mencionan las mismas series en estos artículos y de que siempre se ignoran las mismas ya es, a su vez, un cliché. Las listas de las mejores series suelen pecar, en no pocas ocasiones, de una visión siempre un poco snob, en la que sólo se consideran aquellos títulos con aspiraciones trascendentales y que no sean ni comedias ni obras de género. Es inevitable que se queden fuera algunas cosas que otras personas considerarían imprescindibles, y también que, se haga lo que se haga, siempre se va a generar polémica. Después de haber participado en la confección de esta lista de "¡Vaya Tele!", y de haber sufrido a comentaristas enfurecidos por todo lo que figuraba en ella, una aprende a relativizar estas cosas y a darse cuenta de sus verdaderos propósitos. Y si descubren algunosn títulos a determinados espectadores, y llevan a otros a hablar sobre las que merecen más estar en el brackett o hasta ganar, estas listas ya hablan cumplido su misión.
Música de la semana: Una de las revelaciones del verano pasado, "Awkward", regresa con su segunda temporada a MTV el próximo jueves, y para celebrarlo, vamos a quedarnos con una de las canciones que sonó en su final de la primera entrega, "Hot summer night", de Grace Potter and The Nocturnals.
23 junio 2012
Pares de policías
Tanto leer sobre Linden (Mireille Enos) y Holder (Joel Kinnaman) en las entradas sobre el final de "The Killing", ha provocado una inevitable (en mi caso) asociación de ideas: una lista sobre mis parejas de policías favoritas. Y digo policías, no agente del FBI y antropóloga forense, o detective y escritor, o ex agente de la CIA y ex terrorista del IRA, o cualquier otro emparejamiento tipo Holmes y Watson que se os pueda ocurrir. Esto son dúos en los que los dos son policías, y no siempre son hombre-mujer, aunque es el modo más habitual en el que se construyen estas series con dos detectives en su centro. Sin ningún orden especial, allá vamos:
Charlie Crews y Dani Reese ("Life")
Si mencionamos parejas de policías, hay que nombrar una de las mejor compenetradas y más entretenidas de ver de los últimos tiempos, la que formaban Sarah Shahi y Damian Lewis en "Life". Su relación tenía el mismo humor irónico del resto de la serie, y tenían unas conversaciones en el coche herederas directas de los mejores momentos de Mulder y Scully (otra gran pareja de policías que no voy a incluir esta vez, para variar un poco). Crews era muy peculiar, por supuesto, por todo eso de haber estado 12 años en la cárcel por un crimen que no cometió, pero el equipo que formaba con Reese era estupendo.
Mary Shannon y Marshall Mann ("In plain sight")
Mary y Marshall son US marshalls del Programa de Protección de Testigos en Albuquerque, que han de lidiar con gente que entra a regañadientes en el programa, con los mafiosos que quieren matarlos y hasta con las actividades no muy legales de los propios testigos. Mary McCormack y Frederick Weller tenían una gran dinámica y le daban a "In plain sight" un simpático toque muy entretenido de ver, y no sólo porque Mary pareciera al principio una Verónica Mars con 30 años más. La segunda temporada fue su mejor momento; luego empezaron a darles tramas separadas, y la cosa perdió interés.
Bunk y McNulty ("The Wire")
¿Qué se puede decir de estos detectives de Homicidios desencantados, borrachuzos, eficaces y con unos principios que siempre acaban creándoles problemas? McNulty podía ser muy egocéntrico y Bunk podía estar a veces demasiado de vuelta de todo, pero en la primera temporada de "The Wire", Dominic West y Wendell Pierce formaban una pareja insuperable. Sus borracheras bebiendo cerveza encima del capó del coche, aparcado en unas vías de tren abandonadas, son tan historia de la televisión como aquella hilarante reconstrucción de un crimen en la que sólo se pronuncian variaciones de fuck.
Janet Scott y Rachel Bailey ("Scott & Bailey")
En cuanto a desastres, Bailey es una seria aspirante a convertirse en McNulty, pero tiene siempre ahí a Scott para echarle una mano, cuando se deja. La relación entre las dos policías, interpretadas por Suranne Jones y Lesley Sharp, y entre ellas y su jefa (una gran Amelia Bullmore) es el fuerte de "Scott & Bailey", en la que es el desarrollo y los problemas de sus personajes lo que importa de verdad, más que los casos (aunque en la segunda temporada mejoraron bastante con respecto a la primera). Las dos amigas discuten, se apoyan, critican a quienes les molestan y se mantienen leales la una con la otra. Y son unas hachas en los interrogatorios.
Gene Hunt y Sam Tyler ("Life on Mars")
Gene "Genie" Hunt es el primero con el que Sam se topa nada más "viajar" de 2006 a 1973, y el shock de toparse con un tipo agresivo, faltón y lleno de prejuicios es verdaderamente tremendo para Tyler. Pero la gracia de "Life on Mars" no sólo estaba en averiguar qué le había pasado a su protagonista, sino en ver cómo John Simm y Philip Glennister desarrollaban una gran química y mostraban a Gene y Sam empezando a soportarse y hasta a caerse bien. Si decimos que Hunt es uno de los mejores personajes de la televisión británica en los últimos años no estamos exagerando un ápice.
Charlie Crews y Dani Reese ("Life")
Si mencionamos parejas de policías, hay que nombrar una de las mejor compenetradas y más entretenidas de ver de los últimos tiempos, la que formaban Sarah Shahi y Damian Lewis en "Life". Su relación tenía el mismo humor irónico del resto de la serie, y tenían unas conversaciones en el coche herederas directas de los mejores momentos de Mulder y Scully (otra gran pareja de policías que no voy a incluir esta vez, para variar un poco). Crews era muy peculiar, por supuesto, por todo eso de haber estado 12 años en la cárcel por un crimen que no cometió, pero el equipo que formaba con Reese era estupendo.
Mary Shannon y Marshall Mann ("In plain sight")
Mary y Marshall son US marshalls del Programa de Protección de Testigos en Albuquerque, que han de lidiar con gente que entra a regañadientes en el programa, con los mafiosos que quieren matarlos y hasta con las actividades no muy legales de los propios testigos. Mary McCormack y Frederick Weller tenían una gran dinámica y le daban a "In plain sight" un simpático toque muy entretenido de ver, y no sólo porque Mary pareciera al principio una Verónica Mars con 30 años más. La segunda temporada fue su mejor momento; luego empezaron a darles tramas separadas, y la cosa perdió interés.
Bunk y McNulty ("The Wire")
¿Qué se puede decir de estos detectives de Homicidios desencantados, borrachuzos, eficaces y con unos principios que siempre acaban creándoles problemas? McNulty podía ser muy egocéntrico y Bunk podía estar a veces demasiado de vuelta de todo, pero en la primera temporada de "The Wire", Dominic West y Wendell Pierce formaban una pareja insuperable. Sus borracheras bebiendo cerveza encima del capó del coche, aparcado en unas vías de tren abandonadas, son tan historia de la televisión como aquella hilarante reconstrucción de un crimen en la que sólo se pronuncian variaciones de fuck.
Janet Scott y Rachel Bailey ("Scott & Bailey")
En cuanto a desastres, Bailey es una seria aspirante a convertirse en McNulty, pero tiene siempre ahí a Scott para echarle una mano, cuando se deja. La relación entre las dos policías, interpretadas por Suranne Jones y Lesley Sharp, y entre ellas y su jefa (una gran Amelia Bullmore) es el fuerte de "Scott & Bailey", en la que es el desarrollo y los problemas de sus personajes lo que importa de verdad, más que los casos (aunque en la segunda temporada mejoraron bastante con respecto a la primera). Las dos amigas discuten, se apoyan, critican a quienes les molestan y se mantienen leales la una con la otra. Y son unas hachas en los interrogatorios.
Gene Hunt y Sam Tyler ("Life on Mars")
Gene "Genie" Hunt es el primero con el que Sam se topa nada más "viajar" de 2006 a 1973, y el shock de toparse con un tipo agresivo, faltón y lleno de prejuicios es verdaderamente tremendo para Tyler. Pero la gracia de "Life on Mars" no sólo estaba en averiguar qué le había pasado a su protagonista, sino en ver cómo John Simm y Philip Glennister desarrollaban una gran química y mostraban a Gene y Sam empezando a soportarse y hasta a caerse bien. Si decimos que Hunt es uno de los mejores personajes de la televisión británica en los últimos años no estamos exagerando un ápice.
21 junio 2012
Quinielas y tapados
Es mucho más divertido hacer una quiniela sobre los Emmy antes de que se anuncien las nominaciones, que este año leerán, el próximo 19 de julio, Kerry Washington y Nick Offerman. Una vez que se hacen públicas, y vemos que básicamente son las mismas de todos los años, intentar predecir quién gana tiene menos gracia. Pero especular sobre quién puede estar nominado es mucho más divertido, porque podemos optar por opciones locas sin ninguna posibilidad y creernos que, realmente, son factibles. Los medios estadounidenses llevan ya unos días (y hasta semanas) haciendo esto, bien en formato de quiniela más o menos convencional (como la de Robert Bianco, crítico del USA Today) o, como ha hecho The Hollywood Reporter (que es un filón en estas semanas), en plan chat entre seis críticos, más o menos moderados por Tim Goodman.
Todos ellos mezclan en sus predicciones candidatos posibles y hasta seguros (como "Mad Men", "Modern family", "Homeland" o Jim Parsons) con brindis al sol y deseos personales (que es la categoría donde entran siempre John Noble o "Community"), y también ofrecen opciones sobre candidatos que se consideran "tapados" que, sin embargo, podrían entrar sin problema dentro del radar de lo que les gusta a los Emmy (y que causa a los críticos un ataque al corazón del disgusto de verlos nominados). Si el año pasado "The Killing" consiguió varias candidaturas gracias a su piloto, empieza a surgir el runrún de que, igual, "Smash" podría repetir hazaña. De hecho, su aura de estrella de cine podría darle a Anjelica Huston posibilidades de colarse entre las mejores secundarias, y el amor de los Emmy por Debra Messing (que llegó a ser candidata por "The starter wife") obliga a no descartarla de cara a las mejores de drama.
Sobre las posibilidades de "Girls" se está hablando también mucho, aunque quizás tenga que comformarse con entrar en las categorías de guión, y entre las comedias, se da casi por seguro que "New Girl" va a dar alguna campanada. ¿Nominación a mejor comedia, por ejemplo, desbancando a "Glee"? Luego está, claro, el tema de siempre por estas fechas, el de las opciones de "Mad Men" de reeditar victoria a mejor drama, pero no vamos a repetir lo que comentamos ya por aquí. Sí que se extiende la idea de que "Downton Abbey" puede hacer más pupa de lo que parece al mudarse de miniseries a drama, y de que tal vez Kelly Macdonald y Steve Buscemi sean las únicas posibilidades de "Boardwalk Empire" de figurar en estos premios, ya que el drama de HBO parece haber perdido fuelle entre académicos y críticos en la segunda temporada. También hay quien se anima a aumentar las expectativas de los dos dramas de estreno en las network que han tenido más éxito, "Once upon a time" y "Revenge", pero sus opciones no son muchas.
Si queréis tiraros el pisto con vuestros colegas (si es que a vuestros colegas les interesan estas cosas), podéis apropiaros de las posibilidades que los expertos dan como casi seguras no ya para estar nominadas, sino para ganar, como "Mad Men" en drama, Bryan Cranston y Claire Danes como actores de drama, "Modern family" en comedia y Jim Parson como actor cómico. El resto de carreras (excepto los secundarios de comedia, que seguro que vuelven a irse a la sitcom de la ABC) están un poco más abiertas. O eso dicen los "oráculos".
P.D.: Si no reconocéis al señor de la foto, ya os digo yo que es Jason Katims recogiendo el Emmy al mejor guión por el último capítulo de "Friday Night Lights", una de las grandes sorpresas en la gala del año pasado.
Todos ellos mezclan en sus predicciones candidatos posibles y hasta seguros (como "Mad Men", "Modern family", "Homeland" o Jim Parsons) con brindis al sol y deseos personales (que es la categoría donde entran siempre John Noble o "Community"), y también ofrecen opciones sobre candidatos que se consideran "tapados" que, sin embargo, podrían entrar sin problema dentro del radar de lo que les gusta a los Emmy (y que causa a los críticos un ataque al corazón del disgusto de verlos nominados). Si el año pasado "The Killing" consiguió varias candidaturas gracias a su piloto, empieza a surgir el runrún de que, igual, "Smash" podría repetir hazaña. De hecho, su aura de estrella de cine podría darle a Anjelica Huston posibilidades de colarse entre las mejores secundarias, y el amor de los Emmy por Debra Messing (que llegó a ser candidata por "The starter wife") obliga a no descartarla de cara a las mejores de drama.
Sobre las posibilidades de "Girls" se está hablando también mucho, aunque quizás tenga que comformarse con entrar en las categorías de guión, y entre las comedias, se da casi por seguro que "New Girl" va a dar alguna campanada. ¿Nominación a mejor comedia, por ejemplo, desbancando a "Glee"? Luego está, claro, el tema de siempre por estas fechas, el de las opciones de "Mad Men" de reeditar victoria a mejor drama, pero no vamos a repetir lo que comentamos ya por aquí. Sí que se extiende la idea de que "Downton Abbey" puede hacer más pupa de lo que parece al mudarse de miniseries a drama, y de que tal vez Kelly Macdonald y Steve Buscemi sean las únicas posibilidades de "Boardwalk Empire" de figurar en estos premios, ya que el drama de HBO parece haber perdido fuelle entre académicos y críticos en la segunda temporada. También hay quien se anima a aumentar las expectativas de los dos dramas de estreno en las network que han tenido más éxito, "Once upon a time" y "Revenge", pero sus opciones no son muchas.
Si queréis tiraros el pisto con vuestros colegas (si es que a vuestros colegas les interesan estas cosas), podéis apropiaros de las posibilidades que los expertos dan como casi seguras no ya para estar nominadas, sino para ganar, como "Mad Men" en drama, Bryan Cranston y Claire Danes como actores de drama, "Modern family" en comedia y Jim Parson como actor cómico. El resto de carreras (excepto los secundarios de comedia, que seguro que vuelven a irse a la sitcom de la ABC) están un poco más abiertas. O eso dicen los "oráculos".
P.D.: Si no reconocéis al señor de la foto, ya os digo yo que es Jason Katims recogiendo el Emmy al mejor guión por el último capítulo de "Friday Night Lights", una de las grandes sorpresas en la gala del año pasado.
20 junio 2012
Sorkin no tiene quien le quiera
Cuando se estrenó "Girls", ya hablamos de los riesgos del exceso de hype alrededor del estreno de cualquier cosa y, especialmente, de cualquier cosa que venga de HBO. Si le añadimos que Aaron Sorkin está involucrado, ya tenemos un casi equivalente televisivo al hype alrededor de "El caballero oscuro. La leyenda renace" (de cuya promoción incesante desde el año pasado estoy mucho más que harta). Más o menos, y salvando mucho las distancias, es la situación en la que se encuentra la nueva serie de este guionista, "The Newsroom", una mirada a los periodistas detrás de un canal de noticias 24 horas y al presentador de su informativo estrella, un hombre que sufre un día un momento "Network" que llevará a que su telediario cambie su modo de mostrar la actualidad.
La conjunción de periodismo, Sorkin y HBO ha llevado a que haya muchos fans salivando con la anticipación desde que anunció el proyecto, allá por el pasado verano, una anticipación que no ha hecho más crecer ante el estreno de la serie el domingo. Sin embargo, las primeras críticas que están apareciendo en Estados Unidos dan la sensación de que podemos encontrarnos ante otro "Studio 60", en la que sus personajes parecían estar dando sermones sobre lo que la sociedad de ese país debe hacer para mejorar y sobre lo que son conceptos tan elevados e importantes como la verdad o la ética. El hype desmedido siempre acaba encontrándose, como hemos visto muchas veces, con su inevitable backlash.
No obstante, con Sorkin da también otra sensación, una no tan sencilla de explicitar. En el último podcast de "Yo disparé a J.R.", Crítico en serie se quejaba de que, por las entrevistas que daba, Amy Sherman-Palladino le parecía alguien sumamente arrogante, a lo que yo le respondía que había, al menos, otras dos personas que dieran entrevistas aún más arrogantes que ella; Matthew Weiner y Aaron Sorkin. A veces, al leer sus declaraciones, dan la sensación de estar encantados de haberse conocido y de creerse en posesión de algún tipo de verdad secreta (aunque también hay que reconocer que Weiner puede resultar, al mismo tiempo, muy divertido), y eso puede llevar a que se generen animadversiones varias entre la crítica y el público. Si esa sensación se traslada, además, a su trabajo, y ese trabajo no se considera a la altura del estándar fijado para ellos, llegan los problemas.
Los críticos estadounidenses suelen decir que uno de los riesgos de las obras de Sorkin es que sean demasiado ex catedra, de que parezca que están dándonos una lección sobre lo que está bien y lo que no, de que ocupen un terreno moral más alto y lo sepan. Serían, en sus peores momentos, como esos chicos que van por las discotecas, o las playas, con la actitud de "estoy bueno, y lo sé". Apuntan que, en una serie como "El ala oeste de la Casa Blanca", no chocaban tanto esas conversaciones gran altura intelectual, pero que en sus series centradas entre las bambalinas de la televisión en directo, sí pueden hacerlo. Lo que parece es que Sorkin no tiene carta blanca con la crítica estadounidense, que no le pasan ni una, por muchos Emmys y Oscar que tenga. Hasta que no veamos el piloto de "The Newsroom" no sabemos si está justificado o si no es más que envidia, pero que vaya preparándose Matthew Weiner para cualquier otra cosa que haga que no sea "Mad Men".
P.D.: Creo que debería puntualizar que no tengo nada contra Sorkin. "El ala oeste" me parece un clásico de la televisión y creo que "La red social" merecía mucho más ganar el Oscar a mejor película que "El discurso del rey". Pero a veces se le va un poco la mano.
La conjunción de periodismo, Sorkin y HBO ha llevado a que haya muchos fans salivando con la anticipación desde que anunció el proyecto, allá por el pasado verano, una anticipación que no ha hecho más crecer ante el estreno de la serie el domingo. Sin embargo, las primeras críticas que están apareciendo en Estados Unidos dan la sensación de que podemos encontrarnos ante otro "Studio 60", en la que sus personajes parecían estar dando sermones sobre lo que la sociedad de ese país debe hacer para mejorar y sobre lo que son conceptos tan elevados e importantes como la verdad o la ética. El hype desmedido siempre acaba encontrándose, como hemos visto muchas veces, con su inevitable backlash.
No obstante, con Sorkin da también otra sensación, una no tan sencilla de explicitar. En el último podcast de "Yo disparé a J.R.", Crítico en serie se quejaba de que, por las entrevistas que daba, Amy Sherman-Palladino le parecía alguien sumamente arrogante, a lo que yo le respondía que había, al menos, otras dos personas que dieran entrevistas aún más arrogantes que ella; Matthew Weiner y Aaron Sorkin. A veces, al leer sus declaraciones, dan la sensación de estar encantados de haberse conocido y de creerse en posesión de algún tipo de verdad secreta (aunque también hay que reconocer que Weiner puede resultar, al mismo tiempo, muy divertido), y eso puede llevar a que se generen animadversiones varias entre la crítica y el público. Si esa sensación se traslada, además, a su trabajo, y ese trabajo no se considera a la altura del estándar fijado para ellos, llegan los problemas.
Los críticos estadounidenses suelen decir que uno de los riesgos de las obras de Sorkin es que sean demasiado ex catedra, de que parezca que están dándonos una lección sobre lo que está bien y lo que no, de que ocupen un terreno moral más alto y lo sepan. Serían, en sus peores momentos, como esos chicos que van por las discotecas, o las playas, con la actitud de "estoy bueno, y lo sé". Apuntan que, en una serie como "El ala oeste de la Casa Blanca", no chocaban tanto esas conversaciones gran altura intelectual, pero que en sus series centradas entre las bambalinas de la televisión en directo, sí pueden hacerlo. Lo que parece es que Sorkin no tiene carta blanca con la crítica estadounidense, que no le pasan ni una, por muchos Emmys y Oscar que tenga. Hasta que no veamos el piloto de "The Newsroom" no sabemos si está justificado o si no es más que envidia, pero que vaya preparándose Matthew Weiner para cualquier otra cosa que haga que no sea "Mad Men".
P.D.: Creo que debería puntualizar que no tengo nada contra Sorkin. "El ala oeste" me parece un clásico de la televisión y creo que "La red social" merecía mucho más ganar el Oscar a mejor película que "El discurso del rey". Pero a veces se le va un poco la mano.
19 junio 2012
Los críticos y Rosie Larsen
¿Jugamos a adivinar si los Critics Choice Awards pueden servir para predecir los próximos Emmy? "Homeland" fue la gran triunfadora de la segunda edición de estos galardones, con premio al mejor drama y a la mejor actriz para Claire Danes. Este galardón sí puede convertirse en realidad de cara a los premios grandes de la televisión estadounidense, del mismo modo que que Bryan Cranston y Giancarlo Esposito se repartieran los premios de actores de drama para "Breaking Bad" podría presagiar el fin del reinado de "Mad Men" (que tuvo que conformarse con el reconocimiento de Christina Hendricks como mejor secundaria de drama). Pero esto luego no quiere decir nada. En los Critics Choice es normal que se den empates (como el de Amy Poehler y Zooey Deschanel como actrices de comedia) y que se reconozca a favoritas de culto como "Community" que son demasiado de nicho para los Emmy.
De todos modos, hay que reconocer que optan por elecciones, cuanto menos, refrescantes, como premiar a "Sherlock" en los apartados de miniseries por encima de la todopoderosa HBO y sus tv movies, o darle un galardón como mejores presentadores de reality a Tom Bergeron ("Dancing with the stars") y Cat Deeley ("So you think you can dance"), que suelen pasar bastante desapercibidos para el establishment que sólo reconoce a Jeff Probst y Ryan Seacrest. O elegir a Lucy Liu como mejor actriz invitada en un drama por "Southland". Ya llegarán los Emmy y se quedarán en su sota, caballo y rey de siempre.
Ya he hablado bastante sobre el final de la segunda temporada de "The Killing" en "¡Vaya Tele!", y no quiero repetir otra vez los mismos argumentos, pero hay algunas cosas que es inevitable volver a repasar al comentarlo. Por ejemplo, que su última escena es un perfecto broche para toda la serie y que, si vuelve para una tercera temporada, será muy bienvenida la oportunidad de seguir viendo interactuar a Linden y Holder. Sus dos intérpretes, Mireille Enos y Joel Kinnaman, explicaban en una entrevista al Los Ángeles Times su modo de trabajar juntos y cómo había evolucionado la relación de los dos detectives, cada vez más aislados y acosados en su intento por resolver el asesinato de Rosie Larsen caiga quien caiga, aunque sean ellos mismos (o aunque sea Linden misma, que siempre ha sido la que más se ha lanzado sin pensar en las consecuencias).
Las motivaciones detrás de la muerte de Rosie se podían intuir casi desde la mitad de la segunda temporada, y la última revelación resulta bastante efectiva y otorga un toque de, cómo decirlo, mala suerte que termina estando muy logrado. No sé si esto puede considerarse un spoiler, pero al final ha sido interesante ver cómo no había ningún gran plan tras el asesinato; sólo las acciones de gente movida por el miedo a perder lo que tenían, gente que, como dice Holder, estaba en el sitio equivocado en el momento más inapropiado. Es cierto que, en comparación, "Forbrydelsen" se vea quizás más compacta como un todo (lejos de ser perfecta), pero ese toque final de "The Killing" ha sido un acierto por su parte. Y sí, podríamos estar todo el día haciendo una lista de las cosas que no les han funcionado. Pero eso no me parece interesante.
De todos modos, hay que reconocer que optan por elecciones, cuanto menos, refrescantes, como premiar a "Sherlock" en los apartados de miniseries por encima de la todopoderosa HBO y sus tv movies, o darle un galardón como mejores presentadores de reality a Tom Bergeron ("Dancing with the stars") y Cat Deeley ("So you think you can dance"), que suelen pasar bastante desapercibidos para el establishment que sólo reconoce a Jeff Probst y Ryan Seacrest. O elegir a Lucy Liu como mejor actriz invitada en un drama por "Southland". Ya llegarán los Emmy y se quedarán en su sota, caballo y rey de siempre.
Ya he hablado bastante sobre el final de la segunda temporada de "The Killing" en "¡Vaya Tele!", y no quiero repetir otra vez los mismos argumentos, pero hay algunas cosas que es inevitable volver a repasar al comentarlo. Por ejemplo, que su última escena es un perfecto broche para toda la serie y que, si vuelve para una tercera temporada, será muy bienvenida la oportunidad de seguir viendo interactuar a Linden y Holder. Sus dos intérpretes, Mireille Enos y Joel Kinnaman, explicaban en una entrevista al Los Ángeles Times su modo de trabajar juntos y cómo había evolucionado la relación de los dos detectives, cada vez más aislados y acosados en su intento por resolver el asesinato de Rosie Larsen caiga quien caiga, aunque sean ellos mismos (o aunque sea Linden misma, que siempre ha sido la que más se ha lanzado sin pensar en las consecuencias).
Las motivaciones detrás de la muerte de Rosie se podían intuir casi desde la mitad de la segunda temporada, y la última revelación resulta bastante efectiva y otorga un toque de, cómo decirlo, mala suerte que termina estando muy logrado. No sé si esto puede considerarse un spoiler, pero al final ha sido interesante ver cómo no había ningún gran plan tras el asesinato; sólo las acciones de gente movida por el miedo a perder lo que tenían, gente que, como dice Holder, estaba en el sitio equivocado en el momento más inapropiado. Es cierto que, en comparación, "Forbrydelsen" se vea quizás más compacta como un todo (lejos de ser perfecta), pero ese toque final de "The Killing" ha sido un acierto por su parte. Y sí, podríamos estar todo el día haciendo una lista de las cosas que no les han funcionado. Pero eso no me parece interesante.
18 junio 2012
De niña a mujer
"Not a girl, not yet a woman". Con ese verso de una canción de Britney Spears ha estado explicando Lena Dunham por todas partes el estado vital en el que se encuentran las cuatro protagonistas de "Girls" (lo que me da carta blanca para usar como título, a su vez, una canción de Julio Iglesias). Esa encrucijada personal en la que todo universitario se halla cuando se gradúa, con la duda de qué hacer con su vida tanto personal como profesionalmente, es el caldo de cultivo para que Hannah y sus amigas hagan muchas tonterías, sean responsables en algunas circunstancias y se comporten aún como adolescentes en otras, para que se vean forzadas a decidir si las personas con las que comparten su vida merecen o no la pena.
En estos últimos meses, de pocas series se ha escrito más que de "Girls"; que si no hay diversidad racial en su reparto, que si hay demasiado nepotismo en la contratación de las actrices (ya sabéis que Allison Williams y Zosia Mamet tienen padres famosos, y que los de Dunham son artistas), que si los personajes masculinos son odiosos, que si nadie puede sentirse identificado con las cosas que les pasan a las chicas... Al final, llega un punto en que semejante ruido distrae de lo que importa, que es el mérito (o el demérito) de la propia serie, algo en lo que parece que poca gente se ha parado a pensar antes de lanzar todas esas críticas. De hecho, es bastante fácil saber si muchos de esos críticos han pasado del piloto sólo con comprobar cuántas veces dicen que Adam es repugnante y que el retrato de Hannah y Marnie es mucho más compasivo.
Porque "Girls" no tiene ninguna compasión por sus cuatro protagonistas. A lo largo de su primera temporada, ha ido cambiando los puntos de vista desde los que veíamos no sólo a Hannah y Marnie, sino también a Jessa y, en menor medida, a Shoshanna, y ha hecho que varios personajes les arrojara a la cara sus defectos y sus peores comportamientos. Esa recalibración del modo en el que se mostraba a los personajes ha alcanzado también a los chicos (Adam, Ray y Charlie), y ha terminado construyendo una panorámica mucho más equilibrada de las personalidades de todos, hasta el punto de que, a veces, Adam ha parecido mejor persona que Hannah. Esa evolución de la serie ha motivado artículos como éste de "The A.V. Club" que se pregunta si todo el backlash hacia "Girls" no estará motivado por su resistencia a encajar en la idea preconcebida que los críticos masculinos han instaurado sobre lo que se supone que es buena televisión.
Dunham, Jenni Konner y Judd Apatow no se han molestado en buscar al clásico protagonista con el que puedas identificarte (aunque sí han usado a Shoshanna como un más clásico alivio cómico, y Zosia Mamet lo ha clavado siempre), no han buscado nada más que presentar personajes de un modo lo más tridimensional posible y que hicieran cosas que resultaran divertidas y en consonancia con sus situaciones vitales, y los han mantenido evolucionando y enseñando aspectos diferentes de su personalidad. "Girls" ha resultado un soplo de aire fresco en la parrilla televisiva de esta temporada, una serie con una voz clara y personal y que, desde luego, si conseguía cierta identificación con el espectador, podía tocarle bastante.
P.D. podcastero: Esta semana, "Yo disparé a JR" llega con menos temas de lo habitual, pero no por eso menos intensos, como si dijéramos. El invitado esta vez es Daniel López, de "Freak's City" y "Del sofá a la cocina", con el que comentamos la quinta temporada de "Mad Men", pero no es el único asunto que tratamos.
Ir a descargar
- 0': "Dallas".
- 17': "Bunheads".
- 27': "Mad Men".
- 62': "True Blood".
En estos últimos meses, de pocas series se ha escrito más que de "Girls"; que si no hay diversidad racial en su reparto, que si hay demasiado nepotismo en la contratación de las actrices (ya sabéis que Allison Williams y Zosia Mamet tienen padres famosos, y que los de Dunham son artistas), que si los personajes masculinos son odiosos, que si nadie puede sentirse identificado con las cosas que les pasan a las chicas... Al final, llega un punto en que semejante ruido distrae de lo que importa, que es el mérito (o el demérito) de la propia serie, algo en lo que parece que poca gente se ha parado a pensar antes de lanzar todas esas críticas. De hecho, es bastante fácil saber si muchos de esos críticos han pasado del piloto sólo con comprobar cuántas veces dicen que Adam es repugnante y que el retrato de Hannah y Marnie es mucho más compasivo.
Porque "Girls" no tiene ninguna compasión por sus cuatro protagonistas. A lo largo de su primera temporada, ha ido cambiando los puntos de vista desde los que veíamos no sólo a Hannah y Marnie, sino también a Jessa y, en menor medida, a Shoshanna, y ha hecho que varios personajes les arrojara a la cara sus defectos y sus peores comportamientos. Esa recalibración del modo en el que se mostraba a los personajes ha alcanzado también a los chicos (Adam, Ray y Charlie), y ha terminado construyendo una panorámica mucho más equilibrada de las personalidades de todos, hasta el punto de que, a veces, Adam ha parecido mejor persona que Hannah. Esa evolución de la serie ha motivado artículos como éste de "The A.V. Club" que se pregunta si todo el backlash hacia "Girls" no estará motivado por su resistencia a encajar en la idea preconcebida que los críticos masculinos han instaurado sobre lo que se supone que es buena televisión.
Dunham, Jenni Konner y Judd Apatow no se han molestado en buscar al clásico protagonista con el que puedas identificarte (aunque sí han usado a Shoshanna como un más clásico alivio cómico, y Zosia Mamet lo ha clavado siempre), no han buscado nada más que presentar personajes de un modo lo más tridimensional posible y que hicieran cosas que resultaran divertidas y en consonancia con sus situaciones vitales, y los han mantenido evolucionando y enseñando aspectos diferentes de su personalidad. "Girls" ha resultado un soplo de aire fresco en la parrilla televisiva de esta temporada, una serie con una voz clara y personal y que, desde luego, si conseguía cierta identificación con el espectador, podía tocarle bastante.
P.D. podcastero: Esta semana, "Yo disparé a JR" llega con menos temas de lo habitual, pero no por eso menos intensos, como si dijéramos. El invitado esta vez es Daniel López, de "Freak's City" y "Del sofá a la cocina", con el que comentamos la quinta temporada de "Mad Men", pero no es el único asunto que tratamos.
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- 0': "Dallas".
- 17': "Bunheads".
- 27': "Mad Men".
- 62': "True Blood".
17 junio 2012
Quien tuvo, retuvo
Seguro que muchos de vosotros ya habéis visto la nueva versión, o más bien la continuación, de "Dallas" que ha pergeñado TNT, y que se estrena en España esta noche. Me ha sorprendido un poco la recepción que ha tenido entre quienes creen que todas las soap operas de prime time son como "Revenge", lo que no es una comparación válida. Tampoco lo es "Mujeres desesperadas". La única comparación posible es con las telenovelas nocturnas originales de los 80, desde la "Dallas" original a "Falcon Crest", "Dinastía" o su spin off, "Los Colby". Aquí no hay giro posmoderno, ni autoparodia, ni mezcla de géneros ni nada que permita a los espectadores cool creer que participan de la broma; la nueva "Dallas" bebe directamente de la antigua y utiliza sus mismos recursos narrativos, de los primeros planos de reacciones exageradas a los contraplanos locos de miradas, pasando por las escenas cortas y rápidas, las dobles y triples traiciones, unos personajes movidos sólo por la medida de su ambición y unos actores, en general, guapos pero caracartonianos.
Recuperar a los JR, Sue Ellen y Bobby originales, y hacer que la trama continúe donde podía haberse quedado 20 años después, es un acierto y, al mismo tiempo, un problema, porque desde el momento en el que JR, a lo Darth Vader en "La venganza de los sith", abre los ojos en la residencia de ancianos y se pone el sombrero, queda claro que "Dallas" le pertenece a él, otra vez. John Ross, su hijo, no es más que una caricatura, un aprendiz que intenta transmitir maldad y ambición desnuda, pero que no llega ni al último pelo de las cejas imposibles de Larry Hagman. Como decían en "Tuned In", Hagman muestra cómo disfruta JR de todas esas manipulaciones y puñaladas traperas, y esa chispa está muy ausente de todo el resto de la serie.
En la "Dallas" original, JR era un poco como Amanda en "Melrose Place"; no era el protagonista, pero su villanía "robó" el show a todos los demás (en el caso de Amanda, además, salvó la serie de la cancelación), y con esta continuación en TNT parece que va a pasar lo mismo. Ninguno de los tres personajes originales está la margen de la trama, sino que están totalmente interconectados con las peripecias de las nuevos protagonistas, y eso ayudará a que pueda haber gente a la que la mera presencia de JR le justifique dedicarle algo de tiempo a "Dallas". Porque lo que está claro es que podrían haberle cambiado el título a "El show de Larry Hagman", y nos estarían diciendo exactamente lo que es la serie.
Música de la semana: El momento que más representa en el piloto lo que puede ser "Bunheads" más adelante es el de la falsa audición que Michelle hace para las niñas. La canción que suena en ese momento es, en realidad, un viejo éxito de los años 20, "Ain't she sweet", que se hizo famoso más tarde gracias a la versión de The Beatles.
Recuperar a los JR, Sue Ellen y Bobby originales, y hacer que la trama continúe donde podía haberse quedado 20 años después, es un acierto y, al mismo tiempo, un problema, porque desde el momento en el que JR, a lo Darth Vader en "La venganza de los sith", abre los ojos en la residencia de ancianos y se pone el sombrero, queda claro que "Dallas" le pertenece a él, otra vez. John Ross, su hijo, no es más que una caricatura, un aprendiz que intenta transmitir maldad y ambición desnuda, pero que no llega ni al último pelo de las cejas imposibles de Larry Hagman. Como decían en "Tuned In", Hagman muestra cómo disfruta JR de todas esas manipulaciones y puñaladas traperas, y esa chispa está muy ausente de todo el resto de la serie.
En la "Dallas" original, JR era un poco como Amanda en "Melrose Place"; no era el protagonista, pero su villanía "robó" el show a todos los demás (en el caso de Amanda, además, salvó la serie de la cancelación), y con esta continuación en TNT parece que va a pasar lo mismo. Ninguno de los tres personajes originales está la margen de la trama, sino que están totalmente interconectados con las peripecias de las nuevos protagonistas, y eso ayudará a que pueda haber gente a la que la mera presencia de JR le justifique dedicarle algo de tiempo a "Dallas". Porque lo que está claro es que podrían haberle cambiado el título a "El show de Larry Hagman", y nos estarían diciendo exactamente lo que es la serie.
Música de la semana: El momento que más representa en el piloto lo que puede ser "Bunheads" más adelante es el de la falsa audición que Michelle hace para las niñas. La canción que suena en ese momento es, en realidad, un viejo éxito de los años 20, "Ain't she sweet", que se hizo famoso más tarde gracias a la versión de The Beatles.
15 junio 2012
Las olvidadas de 2004
2004 es el año que se pone como inicio oficial de esta Segunda Edad de Oro de la Televisión (sí, con mayúsculas). Aquel otoño, una network hundida en las audiencias como ABC revolucionaba el panorama con dos éxitos tan peculiares para la época como "Perdidos" y "Mujeres desesperadas", e intentaba así que las cadenas en abierto no perdieran el paso del cable, donde HBO volvía a dar en el clavo con el debut de "Deadwood". El virus del fandom de las series se extendió por todo el mundo como nunca antes lo había hecho, y proliferaron los blogs que se dedicaban a hablar sólo sobre ese tema, o que diseccionaban cada fotograma de "Perdidos" hasta el más mínimo detalle. La sitcom clásica podía estar en franca regresión, pero los dramas que picoteaban de seis géneros al mismo tiempo se convirtieron en la "salvación" de la televisión, en las series que hicieron que pasarse horas discutiendo sobre ellas "molara".
Por supuesto, en la temporada 2004/05 se estrenaron muchos títulos, algunos de los cuales no pasaron de la primera temporada mientras otros pasaban a engrosar todas las listas de las series más importantes de la década. Además de las tres ya mencionadas, cosas como "House", "Entourage" o hasta "The L Word" alcanzaron el éxito y el estatus que les permite ser recordadas todavía cuando se habla de la cosecha de ficción de aquel año, pero luego hay otras compañeras de promoción, igualmente merecedoras de parabienes, que parecen haber caído un poco en el olvido. Una de ellas puede ser "Rescue me", que siempre generó opiniones encontradas alrededor de su protagonista mientras estuvo en antena, y las otras dos, en mi opinión, son "Verónica Mars" y "Battlestar Galactica".
A la primera siempre le hizo cierto daño su temática juvenil, del mismo modo que los responsables de la segunda reconocían que su título era al mismo tiempo una bendición y una maldición. Ambas fueron tan merecedoras de nominaciones a los Emmy, o más, como "Todo el mundo quiere a Raymond" (que ganó en 2005 a mejor comedia), "24" o hasta "A dos metros bajo tierra" (lo eran, no me seais snobs), pero emitirse en UPN y Syfy, respectivamente, siempre jugó en su contra. Esta mañana, haciendo un poco de campaña pro-BSG así porque sí (y porque la banda sonora de Bear MCreary es estupenda), justo alguien preguntaba que si merecía la pena ver la serie, y esa es una pregunta que mucha gente hace, además con cara extrañada, cuando se les recomienda el título. Especialmente si quien pide nuevas recomendaciones te dice que acaba de empezar a introducirse en esto de las series, que ha visto "El ala oeste de la Casa Blanca" y está viendo "Los Soprano" y le encantan. En cuanto mencionas que una serie ambientada en el espacio y con unos robots exterminadores a lo "Blade Runner" puede estar a la altura de esas dos, las miradas son peores que si recomendaras "Ringer".
Quizás porque ninguna de las dos pasó de ser un título "de culto" en su momento, figuran entre las injustamente olvidadas de la promoción de 2004 (y eso que "Battlestar Galactica" llegó a celebrar una conferencia en la ONU), series que quienes las vimos entonces disfrutamos mucho y que aún recordamos con mucho cariño. Reconozco sin problema que todavía echo de menos escuchar todas las semanas a los Dandy Warhols o aquellos tambores japoneses, y muy pocas series posteriores han logrado igualar los buenos ratos que aquellas dos me hacían pasar.
14 junio 2012
La corona de Shakespeare
La BBC ha querido aprovechar la celebración de los Juegos Olímpicos en Londres, en agosto, para lanzar una peculiar olimpiada cultural que celebra, entre otras cosas, la obra y el legado de William Shakespeare. Ese "Shakespeare Unlocked" empezó en marzo, con la emisión de diferentes documentales, y tendrá su plato fuerte, en teoría, en las próximas semanas, cuando BBC 2 estrene las adaptaciones, supervisadas por Sam Mendes, de tres de las obras del Bardo centradas en reyes ingleses: "Ricardo II", "Enrique IV" y "Enrique V". Con ver el trailer de esa serie de adaptaciones, agrupadas bajo el título de "The hollow crown", se aprecia, por lo menos, el poderío actoral que hay en ellas, contando con todo tipo de actores desde Jeremy Irons y Patrick Stewart a Tom Hiddleston, Ben Whishaw o Michelle Dockery, y da la sensación de que va a ser uno de los acontecimientos del verano televisivo.
Para cualquier actor británico, además, estar en una obra de Shakespeare debe ser casi un ritual de iniciación. Hay unos cuantos que empezaron a foguearse con la Royal Shakespeare Company, y otros han participado en todo tipo de adaptaciones al cine y la televisión. Gente como Laurence Olivier y Kenneth Branagh deben su fama a las películas que hicieron de obras shakespearianas ("Hamlet" para Olivier, "Enrique V" para Branagh), y si quieres reconocimiento, participar en una es lo máximo a lo que puedes aspirar. Ian McKellen empezó a llamar la atención de Hollywood en una polémica adaptación al cine de "Ricardo III", y Patrick Stewart era un reconocido intérprete shakespeariano antes de ser el capitán Picard de "Star Trek: La nueva generación". Sobre un montaje de "Ricardo III", por cierto, versa la película con la que Al Pacino debutó en la dirección, "Looking for Richard", que casi es más un documental y que es muy interesante.
De todos estos, no obstante, está claro que el que más fama ha logrado con sus trabajos sobre el Bardo es Branagh, por supuesto, al que siempre se menciona como el heredero de Laurence Olivier (razón por la que su casting en "Mi semana con Marilyn" era un acierto). De aquella inicial "Enrique V", que le reportó varias nominaciones al Oscar, ha pasado luego por una divertida "Mucho ruido y pocas nueces", una monumental "Hamlet" (con una Kate Winslet que estaba muy bien como Ofelia, por cierto), una desaparecibida "Trabajos de amor perdidos" y hasta una pequeña cinta muy independiente sobre una compañía que pretende montar "Hamlet" ("En lo más crudo del crudo invierno"). Por supuesto, ponerse a buscar homenajes, adaptaciones muy libres y parodias de Shakespeare es no acabar en la vida, pero ya que la BBC va a emitir una nueva versión de "Enrique V", justo es recordar ese discurso del día de San Crispín que inspiró el título de la miniserie "Band of brothers": "We few, we happy few, we band of brothers".
13 junio 2012
Bailarinas en el Paraíso
Que levante la mano quien no tuviera un claro dejà vú a "Las chicas Gilmore" al ver el piloto de "Bunheads", la serie que Amy Sherman-Palladino ha creado para ABC Family. No es sólo ver cómo su protagonista, Michelle, habla casi igual de rápido que Lorelai, o que se mude a Paradise, un pueblo de California que se podría parecer peligrosamente a Stars Hollow, sino que la banda sonora usa las mismas músicas de guitarra en los comienzos de la escenas y que, claro, está por ahí Kelly Bishop. El mundo de Sherman-Palladino es así, es el mundo de los secundarios excéntricos (aunque en el piloto sólo vemos a Truly, interpretada por Stacie "Mindy Riggins" Oristano), de los diálogos veloces como los de una comedia de los años 40 y de las referencias pop de todo tipo, y de las protagonistas que todavía no han encontrado su lugar en la vida.
Michelle no tiene una hija adolescente, pero se va a convertir en la profesora de danza de cuatro adolescentes menos inteligentes que Rory, pero igualmente con sus inseguridades y sus peculiaridades. Lo bueno que tiene "Bunheads" es que, desde el principio, queda muy claro cómo son los seis personajes principales, y queda claro que Michelle sabe que tiró su vida por la borda y que puede encontrarse ante una gran oportunidad para hacer algo de provecho. A mí no molestó el dejà vú Gilmore y, de hecho, hasta vi algunas cosas diferentes (aparte de ese inesperado giro final). O como dicen en la crítica del Los Ángeles Times, "Bunheads" es más una hija natural, una evolución de "Las chicas Gilmore" que un paso atrás o un autoplagio.
El primer capítulo es divertido, aunque las cuatro chicas están todavía muy encorsetadas en los clichés de "la perfecta amargada", "la imperfecta que ama bailar", "la resignada a no triunfar", etc., y Sutton Foster despliega el encanto suficiente para llevar la serie, además de apuntar a tener una buena dinámica con Kelly Bishop. Desde luego, es muy probable que las representaciones de la escuela de danza se acaben pareciendo mucho a aquellos locos festivales que se sacaban de la manga en Stars Hollow, pero también puede ser que los habitantes de Paradise rebajen un poco el nivel de excentricidad (Truly aún no parece estar igual de tocada del ala que Kirk, por ejemplo).
Una cosa curiosa que ha surgido a raíz del estreno de la serie es, de nuevo, el debate sobre la falta de diversidad racial en la televisión estadounidense. En este caso, saltó por un tuit de Shonda Rhimes, quejándose de que cómo era posible que "Bunheads" no tuviera ni una sola bailarina que no fuera blanca, pero lleva meses dando vueltas por los blogs de televisión yanquies a raíz de "Girls", que debe ser la serie más escrutada y analizada que no se emite en AMC. Lo cierto es que es una cuestión interesante que no da para comentarla en profundidad aquí y ahora, pero creo que muchos de esos comentaristas deberían ver "Doctor Who" para comprobar cómo puede hacerse una serie sin ningún tipo de prejuicio ni complejo.
Michelle no tiene una hija adolescente, pero se va a convertir en la profesora de danza de cuatro adolescentes menos inteligentes que Rory, pero igualmente con sus inseguridades y sus peculiaridades. Lo bueno que tiene "Bunheads" es que, desde el principio, queda muy claro cómo son los seis personajes principales, y queda claro que Michelle sabe que tiró su vida por la borda y que puede encontrarse ante una gran oportunidad para hacer algo de provecho. A mí no molestó el dejà vú Gilmore y, de hecho, hasta vi algunas cosas diferentes (aparte de ese inesperado giro final). O como dicen en la crítica del Los Ángeles Times, "Bunheads" es más una hija natural, una evolución de "Las chicas Gilmore" que un paso atrás o un autoplagio.
El primer capítulo es divertido, aunque las cuatro chicas están todavía muy encorsetadas en los clichés de "la perfecta amargada", "la imperfecta que ama bailar", "la resignada a no triunfar", etc., y Sutton Foster despliega el encanto suficiente para llevar la serie, además de apuntar a tener una buena dinámica con Kelly Bishop. Desde luego, es muy probable que las representaciones de la escuela de danza se acaben pareciendo mucho a aquellos locos festivales que se sacaban de la manga en Stars Hollow, pero también puede ser que los habitantes de Paradise rebajen un poco el nivel de excentricidad (Truly aún no parece estar igual de tocada del ala que Kirk, por ejemplo).
Una cosa curiosa que ha surgido a raíz del estreno de la serie es, de nuevo, el debate sobre la falta de diversidad racial en la televisión estadounidense. En este caso, saltó por un tuit de Shonda Rhimes, quejándose de que cómo era posible que "Bunheads" no tuviera ni una sola bailarina que no fuera blanca, pero lleva meses dando vueltas por los blogs de televisión yanquies a raíz de "Girls", que debe ser la serie más escrutada y analizada que no se emite en AMC. Lo cierto es que es una cuestión interesante que no da para comentarla en profundidad aquí y ahora, pero creo que muchos de esos comentaristas deberían ver "Doctor Who" para comprobar cómo puede hacerse una serie sin ningún tipo de prejuicio ni complejo.
12 junio 2012
Casi famosos: Edición Broadway
El domingo se entregaron los Tony, los premios que reconocen a lo más granado que se representa en las tablas de Broadway. Por tercera vez, su presentador fue Neil Patrick Harris, que dejó para la posteridad otro memorable número inicial repleto de cameos (precedido por "Hello", la canción que da inicio a "The Book of Mormon", ganador del premio al mejor musical el año pasado), y entre los nominados y los ganadores no era raro encontrar gente que tanto trabaja en teatro como en cine o televisión (y no sólo era Andrew Garfield, que estaba nominado por su trabajo en "Muerte de un viajante"). Esa circunstancia ha hecho, por supuesto, que sea casi inevitable resucitar esta sección, aunque de actores que dieron el salto de Broadway a las series ya hemos hablado varias veces (aquí, aquí y hasta aquí).
Empecemos por Sutton Foster, la protagonista de "Bunheads", la nueva serie de Amy Sherman-Palladino. Foster es una estrella contrastada de Broadway, con dos Tonys bajo el brazo, y que fue lanzada al estrellato tras sustituir a la que iba a ser la protagonista de "Millie, una chica moderna" durante sus representaciones en San Diego, justo antes de llegar a Nueva York. Acabó llevándose su primer Tony, en 2002. Foster, después, fue parte del reparto original del musical de "Shrek", y tiene cierta relación con el siguiente actor en nuestra lista.
No, no es David Hyde Pierce, fácilmente reconocible en su atuendo de "Spamalot", sino el actor a su derecha, Christian Borle, con el que Foster estuvo casada cuatro años. Borle, que ganó el domingo el Tony a mejor secundario en un musical por hacer de un trasunto del Capitán Garfio en "Peter and the starcatcher", la precuela no oficial de "Peter Pan", en "Spamalot" tenía varios papeles, desde bufón hasta princesa. Más tarde, protagonizaría también el musical de "Una rubia muy legal", hasta llegar a "Smash".
Alguna vez ya comentamos que Matthew Morrison se había fogueado en los musicales antes de dar el salto a "Glee", pero dudo que en alguno llevara las pintas que lucía en "Hairspray", donde fue el intérprete original del papel que luego haría Zac Efron en el cine. Hay una actuación en los Tonys de 2003 donde se puede ver a Morrison en todo su esplendor, y donde los avispados pueden también distinguir a Corey Reynolds, el sargento Gabriel en "The Closer".
Y terminamos con una foto que no tiene desperdicio. Pertenece a "25th Annual Putnam County Spelling Bee", un musical sobre, evidentemente, uno de esos concursos de deletreo que tanto gustan a los estadounidenses. Ahí, a la derecha, el pelirrojo con el número 17 es Jesse Tyler Ferguson bastante antes de que le cayera en el regazo "Modern Family". Fue la obra que empezó a hacerlo más o menos conocido en los círculos teatrales, con uno de esos movimientos del Off-Broadway a Broadway que tanto les gusta seguir a los aficionados a las tablas neoyorquinas.
P.D. podcastero: En "Yo disparé a JR" no se habla de teatro, sino de series de televisión. Una de ellas es "Juego de tronos", para cuyo comentario nos acompaña Begoña V. Álvarez, de "(A)ficciones", pero hay más, por supuesto.
Ir a descargar
- 0': Critics' Choice Awards.
- 9': "Hit & Miss".
- 23': "Longmire" .
- 32': La segunda temporada de "Juego de tronos" (con spoilers).
- 64': "Continuum".
Empecemos por Sutton Foster, la protagonista de "Bunheads", la nueva serie de Amy Sherman-Palladino. Foster es una estrella contrastada de Broadway, con dos Tonys bajo el brazo, y que fue lanzada al estrellato tras sustituir a la que iba a ser la protagonista de "Millie, una chica moderna" durante sus representaciones en San Diego, justo antes de llegar a Nueva York. Acabó llevándose su primer Tony, en 2002. Foster, después, fue parte del reparto original del musical de "Shrek", y tiene cierta relación con el siguiente actor en nuestra lista.
No, no es David Hyde Pierce, fácilmente reconocible en su atuendo de "Spamalot", sino el actor a su derecha, Christian Borle, con el que Foster estuvo casada cuatro años. Borle, que ganó el domingo el Tony a mejor secundario en un musical por hacer de un trasunto del Capitán Garfio en "Peter and the starcatcher", la precuela no oficial de "Peter Pan", en "Spamalot" tenía varios papeles, desde bufón hasta princesa. Más tarde, protagonizaría también el musical de "Una rubia muy legal", hasta llegar a "Smash".
Alguna vez ya comentamos que Matthew Morrison se había fogueado en los musicales antes de dar el salto a "Glee", pero dudo que en alguno llevara las pintas que lucía en "Hairspray", donde fue el intérprete original del papel que luego haría Zac Efron en el cine. Hay una actuación en los Tonys de 2003 donde se puede ver a Morrison en todo su esplendor, y donde los avispados pueden también distinguir a Corey Reynolds, el sargento Gabriel en "The Closer".
Y terminamos con una foto que no tiene desperdicio. Pertenece a "25th Annual Putnam County Spelling Bee", un musical sobre, evidentemente, uno de esos concursos de deletreo que tanto gustan a los estadounidenses. Ahí, a la derecha, el pelirrojo con el número 17 es Jesse Tyler Ferguson bastante antes de que le cayera en el regazo "Modern Family". Fue la obra que empezó a hacerlo más o menos conocido en los círculos teatrales, con uno de esos movimientos del Off-Broadway a Broadway que tanto les gusta seguir a los aficionados a las tablas neoyorquinas.
P.D. podcastero: En "Yo disparé a JR" no se habla de teatro, sino de series de televisión. Una de ellas es "Juego de tronos", para cuyo comentario nos acompaña Begoña V. Álvarez, de "(A)ficciones", pero hay más, por supuesto.
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- 0': Critics' Choice Awards.
- 9': "Hit & Miss".
- 23': "Longmire" .
- 32': La segunda temporada de "Juego de tronos" (con spoilers).
- 64': "Continuum".
10 junio 2012
Los "hate-watchers"
Hace unos meses ya surgió este debate por aquí: ¿merece la pena ver una serie sólo para criticarla sin compasión? Yo siempre he pensado que no, que si sigues viéndola, es porque te gusta un poco, por mucho que te justifiques diciendo que sólo quieres reírte de ella, mientras en "TV killed the movie star" defendían la postura contraria. El debate lleva ya unas semanas apareciendo por varios blogs estadounidenses sobre todo a raíz de dos series, "Girls" y "Smash", que mucha gente ha visto sólo para luego irse a Twitter y declarar un odio tan incondicional hacia ellas, que les lleva a no perderse ni un sólo capítulo. No es algo nuevo (Internet, en general, es terreno abonado para que mucha gente sólo ofrezca su lado más negativo. Echad un vistazo a cualquier entrada con más de 10 comentarios en "¡Vaya Tele!"), pero por las razones que sean, el fenómeno se ha vuelto un poco más visible en lo relacionado con la televisión, y Twitter le ha dado una dimensión tal vez algo mayor.
En "The A.V. Club" publicaron un par de artículos a este respecto que, además, se relacionan con uno de esos casos de "hate-watching", como dicen los anglos. Primero, se preguntaban si ser un hater era algo esencial para ser un fan; si, por ejemplo, el único modo de demostrar que eras un seguidor acérrimo de los Cleveland Cavaliers era odiar cervalmente a LeBron James. Después, afirmaban que no pasaba nada por ser un hater, al menos en términos relacionados con la cultura popular y el deporte (dejan fuera la política y la religión, que son asuntos más serios), y recordaban lo que motivó todo ese debate; los comentarios abiertamente misóginos y ofensivos que se dejan en las críticas semanales que esa página hace de "Girls". Uno de esos comentarios (que ya no puede leerse en la página, pero que probablemente fuera del tipo "Lena Dunham es gorda y por eso no es divertida, yo no me la tiraría" o algo así) motivó que el autor de esas críticas, Todd VanDerWeff, publicara esta larga respuesta en la expresaba, más que su enfado, su sensación de derrota e impotencia ante todos los haters maleducados que se meten con la serie sólo porque su protagonista y creadora es una chica gordita.
Porque, cuando hablamos de hate-watching, no se habla sólo de "esta serie es tan mala que la veo para echarme unas risas", sino de algo que va un poco más allá, un tipo de cerrazón mental que puede llevar a ese tipo de comentarios ofensivos, muchas veces más contra otros espectadores a los que sí les gusta la serie que contra la serie en sí. Esos célebres "no tienes criterio" o "yo pensé que esto era una crítica objetiva" son los ejemplos más light, por supuesto, pero van un poco en esa línea de desprecio. En "The A.V. Club", de todos modos, buscan el modo de darle la vuelta a la situación y apuntan que, si algo beneficioso ha tenido el hate-watching de "Girls" es el hecho de haber puesto sobre la mesa cuestiones sobre sexismo, racismo y clase social que no suelen discutirse, aunque probablemente sea una equivocación darle tanta trascendencia a una serie que no pretende retratar a toda una generación de jóvenes. Es como creer que "Sexo en Nueva York" era representativa de todas las mujeres profesionales de éxito de más de 30 años que viven en grandes ciudades.
Ya sabéis de sobra cuál es mi postura en todo esto; no me cabe en la cabeza ver una serie sólo para destrozarla. Puedo hacerlo en un par de episodios, pero no más. Después, ni siquiera soy capaz de hacer el esfuerzo de buscar cuándo se emite el siguiente capítulo.
Música de la semana: Mañana por la noche, Amy Sherman-Palladino vuelve a televisión con "Bunheads", una serie de ABC Family sobre una corista de Las Vegas que se muda a una pequeña y aburrida población costera de California, donde empieza a enseñar ballet en la escuela de su suegra (interpretada por Kelly Bishop). La serie no ha hecho demasiado ruido por la blogosfera, pero confieso que yo tengo curiosidad, y para celebrarlo, nos quedamos justo con una canción con sonaba en "Las chicas Gilmore", "It's alright baby", del grupo sueco Komeda.
En "The A.V. Club" publicaron un par de artículos a este respecto que, además, se relacionan con uno de esos casos de "hate-watching", como dicen los anglos. Primero, se preguntaban si ser un hater era algo esencial para ser un fan; si, por ejemplo, el único modo de demostrar que eras un seguidor acérrimo de los Cleveland Cavaliers era odiar cervalmente a LeBron James. Después, afirmaban que no pasaba nada por ser un hater, al menos en términos relacionados con la cultura popular y el deporte (dejan fuera la política y la religión, que son asuntos más serios), y recordaban lo que motivó todo ese debate; los comentarios abiertamente misóginos y ofensivos que se dejan en las críticas semanales que esa página hace de "Girls". Uno de esos comentarios (que ya no puede leerse en la página, pero que probablemente fuera del tipo "Lena Dunham es gorda y por eso no es divertida, yo no me la tiraría" o algo así) motivó que el autor de esas críticas, Todd VanDerWeff, publicara esta larga respuesta en la expresaba, más que su enfado, su sensación de derrota e impotencia ante todos los haters maleducados que se meten con la serie sólo porque su protagonista y creadora es una chica gordita.
Porque, cuando hablamos de hate-watching, no se habla sólo de "esta serie es tan mala que la veo para echarme unas risas", sino de algo que va un poco más allá, un tipo de cerrazón mental que puede llevar a ese tipo de comentarios ofensivos, muchas veces más contra otros espectadores a los que sí les gusta la serie que contra la serie en sí. Esos célebres "no tienes criterio" o "yo pensé que esto era una crítica objetiva" son los ejemplos más light, por supuesto, pero van un poco en esa línea de desprecio. En "The A.V. Club", de todos modos, buscan el modo de darle la vuelta a la situación y apuntan que, si algo beneficioso ha tenido el hate-watching de "Girls" es el hecho de haber puesto sobre la mesa cuestiones sobre sexismo, racismo y clase social que no suelen discutirse, aunque probablemente sea una equivocación darle tanta trascendencia a una serie que no pretende retratar a toda una generación de jóvenes. Es como creer que "Sexo en Nueva York" era representativa de todas las mujeres profesionales de éxito de más de 30 años que viven en grandes ciudades.
Ya sabéis de sobra cuál es mi postura en todo esto; no me cabe en la cabeza ver una serie sólo para destrozarla. Puedo hacerlo en un par de episodios, pero no más. Después, ni siquiera soy capaz de hacer el esfuerzo de buscar cuándo se emite el siguiente capítulo.
Música de la semana: Mañana por la noche, Amy Sherman-Palladino vuelve a televisión con "Bunheads", una serie de ABC Family sobre una corista de Las Vegas que se muda a una pequeña y aburrida población costera de California, donde empieza a enseñar ballet en la escuela de su suegra (interpretada por Kelly Bishop). La serie no ha hecho demasiado ruido por la blogosfera, pero confieso que yo tengo curiosidad, y para celebrarlo, nos quedamos justo con una canción con sonaba en "Las chicas Gilmore", "It's alright baby", del grupo sueco Komeda.
08 junio 2012
Cable, networks y Emmys
Scott Feinberg, el experto de "The Hollywood Reporter" en lo referente a los Oscars y demás premios de cine, se ha lanzado a cubrir cada vez más los Emmy y sus campañas pre-nominaciones, que ya sabemos que están echando ahora a rodar. Desde ese punto de vista casi foráneo, Feinberg se ha animado a hacer una primera predicción de nominadas a las principales categorías que viene con unas consideraciones previas muy interesantes sobre por qué es mucho más complicado predecir por dónde van a tirar los Emmy cada año que hacerlo con los Oscars. Las peculiaridades del sistema de votación, con los académicos decidiendo sus votos en base a unos pocos episodios seleccionados de cada serie, y el hecho de que no haya otros premios anteriores que ayuden a hacerse una idea de quiénes pueden ser los favoritos, dificultan el trabajo de estos expertos en premios. Pero justo por eso pueden resultar infinitamente más interesantes y entretenidos. Hasta que se anuncian las nominaciones.
Dejando de lado que sí hay algunos modos de ir advirtiendo ciertas tendencias que, tal vez, pueden indicar las posibles preferencias de los Emmy (nunca hay que perder de vista las series que salten de los medios especializados a las revistas de moda, y aunque se entreguen a principios de año, Globos de Oro y SAG pueden filtrar un poco las posibles candidatas), y que unas cuantas de esas consideraciones previas de Feinberg pueden resultar bastante obvias para alguien que lleve tiempo siguiendo estos premios, sí apunta algo muy interesante y que lleva ya cierto tiempo discutiéndose en los trades, que es como se conoce a "Variety" y "The Hollywood Reporter"; la posibilidad de que series de cable y de network compitan por separado por los Emmy (los Saturn lo hacen. No os ríais).
Hasta 1988, estos galardones sólo reconocían series de cadenas en abierto, y el cable tenía sus propios premios, fundados en 1978, y que dejaron de entregarse en 1997 en cuanto los Emmy fueron incluyendo más y más programas de esas cadenas entre sus nominados. Sin embargo, desde la llegada de "Los Soprano" y, sobre todo, con el monopolio de "Mad Men" en los últimos años, han vuelto a surgir las voces que consideran que, tal vez, las series de cable deberían tener su propia categoría separada en los Emmy, sobre la base de que no pueden compararse en igual de condiciones con sus hermanas de NBC, CBS, ABC o Fox. Ya hemos comentado esto en más ocasiones, cada vez que se dice que tal o cual serie de una network "parece de cable".
Feinberg recuerda, muy acertadamente, que el ecosistema en el que surgen estas series es muy diferente en un sitio y en el otro. En el cable, las cadenas pueden programar hacia nichos de público muy pequeños, y su cliente es el espectador abonado, y no los anunciantes (algo que explicó muy bien Miguel Salvat, director de Canal+, en un BirraSeries). Pueden decantarse por temporadas más cortas, a veces hasta a la inglesa, de sólo seis u ocho episodios, y pueden meterse en "jardines" que las networks evitan para no alienar a gran parte de su público. Éstas, por su parte, tienen series que suelen rodar entre 22 y 24 capítulos por temporada, con mayores constricciones acerca de lo que pueden mostrar, y cómo pueden hacerlo. Los creadores de unas y otras trabajan dentro de los límites que les imponen, que no sólo son los que marcan los departamentos de Standards & Practices, sino también los calendarios y los tiempos de producción.
Por otro lado, sin embargo, ¿podría separar las series del cable significar un agravio comparativo con las de las networks? ¿Podría verse como un signo de arrogancia, en plan "somos demasiado buenas y demasiado cool para mezclarnos con la chusma"? Es un debate que puede resultar interesante para todos los locos a los que les encantan estas cosas, pero no parece que lo sea para los Emmy, que no creo que se vayan a poner a dividir sus categorías de drama y comedia. Además, estas últimas están siendo territorio network casi en exclusiva en los últimos tiempos. Eso sí, a mí no me parece bien endiosar al cable y mirar por encima del hombro a las networks. En todas partes hay obras maestrar y horrores que nunca debieron ver la luz del día.
Dejando de lado que sí hay algunos modos de ir advirtiendo ciertas tendencias que, tal vez, pueden indicar las posibles preferencias de los Emmy (nunca hay que perder de vista las series que salten de los medios especializados a las revistas de moda, y aunque se entreguen a principios de año, Globos de Oro y SAG pueden filtrar un poco las posibles candidatas), y que unas cuantas de esas consideraciones previas de Feinberg pueden resultar bastante obvias para alguien que lleve tiempo siguiendo estos premios, sí apunta algo muy interesante y que lleva ya cierto tiempo discutiéndose en los trades, que es como se conoce a "Variety" y "The Hollywood Reporter"; la posibilidad de que series de cable y de network compitan por separado por los Emmy (los Saturn lo hacen. No os ríais).
Hasta 1988, estos galardones sólo reconocían series de cadenas en abierto, y el cable tenía sus propios premios, fundados en 1978, y que dejaron de entregarse en 1997 en cuanto los Emmy fueron incluyendo más y más programas de esas cadenas entre sus nominados. Sin embargo, desde la llegada de "Los Soprano" y, sobre todo, con el monopolio de "Mad Men" en los últimos años, han vuelto a surgir las voces que consideran que, tal vez, las series de cable deberían tener su propia categoría separada en los Emmy, sobre la base de que no pueden compararse en igual de condiciones con sus hermanas de NBC, CBS, ABC o Fox. Ya hemos comentado esto en más ocasiones, cada vez que se dice que tal o cual serie de una network "parece de cable".
Feinberg recuerda, muy acertadamente, que el ecosistema en el que surgen estas series es muy diferente en un sitio y en el otro. En el cable, las cadenas pueden programar hacia nichos de público muy pequeños, y su cliente es el espectador abonado, y no los anunciantes (algo que explicó muy bien Miguel Salvat, director de Canal+, en un BirraSeries). Pueden decantarse por temporadas más cortas, a veces hasta a la inglesa, de sólo seis u ocho episodios, y pueden meterse en "jardines" que las networks evitan para no alienar a gran parte de su público. Éstas, por su parte, tienen series que suelen rodar entre 22 y 24 capítulos por temporada, con mayores constricciones acerca de lo que pueden mostrar, y cómo pueden hacerlo. Los creadores de unas y otras trabajan dentro de los límites que les imponen, que no sólo son los que marcan los departamentos de Standards & Practices, sino también los calendarios y los tiempos de producción.
Por otro lado, sin embargo, ¿podría separar las series del cable significar un agravio comparativo con las de las networks? ¿Podría verse como un signo de arrogancia, en plan "somos demasiado buenas y demasiado cool para mezclarnos con la chusma"? Es un debate que puede resultar interesante para todos los locos a los que les encantan estas cosas, pero no parece que lo sea para los Emmy, que no creo que se vayan a poner a dividir sus categorías de drama y comedia. Además, estas últimas están siendo territorio network casi en exclusiva en los últimos tiempos. Eso sí, a mí no me parece bien endiosar al cable y mirar por encima del hombro a las networks. En todas partes hay obras maestrar y horrores que nunca debieron ver la luz del día.
07 junio 2012
Un sheriff de pocas palabras
El sheriff lacónico, que no desperdicia las palabras y que gusta más de actuar que de hablar, es una de las figuras más clásicas de los westerns. Esos grandes espacios abiertos y esa sensación de frontera, de territorio complicado, terminan provocando que los hombres que vivan en ellos se endurezcan y se acostumbren a pasar mucho tiempo solos, a ir al grano en lo que quieren y casi a alienar al resto de la gente de su alrededor. Un poco así es el protagonista de "Longmire", una serie de la cadena A&E que adapta una saga de novelas protagonizada por Walt Longmire, un sheriff de un condado remoto del estado de Wyoming. Longmire perdió a su esposa hace ya un año y, desde entonces, se ha abandonado, descuidando su trabajo y las relaciones con su hija y con sus subordinados. Un asesinato en las montañas lo sacará de su letargo, y da el punto de partida para esta serie que mezcla, de un modo muy convencional, el policiaco y el western.
La figura sobre la que gira todo, la del sheriff Longmire, está encarnada en el actor australiano Robert Taylor, alguien que fuera de su país quizás sea más conocido por ser uno de los secuaces del malvado agente Smith de "Matrix", y que físicamente da el tipo de esos hombres grandes y taciturnos del Oeste. Tampoco es que tenga un gran carisma, pero no resulta odioso verlo moverse por esas carreteras rectas con las montañas al fondo, o hablando con su amigo cheyenne, o discutiendo con su ayudante, Vic, una antigua detective de homicidios de Filadelfia reubicada en Wyoming, a la que interpreta Katee Sackhoff. Esa relación entre Walt y Vic deja los mejores momentos del piloto y apunta, de hecho, a ser lo más divertido de la serie. Además, cerca del pueblo hay una reserva india, algo que puede dar mucho juego si logran llevarlo más allá de los clichés.
Con estos mimbres, "Longmire" podría derivar hacia "Justified" (los condados de Absaroka y Harlan parecen tener bastantes puntos en común), pero no da la sensación de que la serie quiera hacerlo. Hay que ver más episodios para saber si los casos serán menos genéricos que el resuelto en el primero, y si tendrán consecuencias en algunos de los protagonistas, pero la comparación que hicieron un en un blog estadounidenses con las tv movies sobre Jesse Stone. protagonizadas por Tom Selleck, no va desencaminada. Son historias a la antigua usanza, con detectives con una gran tristeza a cuestas a los que les cuesta salir de su concha, y con desarrollos tirando a lo convencional. En esta serie es todavía más cierto eso de que son los personajes los que acaban enganchando en los títulos de policías.
En este caso, como decimos, es la relación y las discusiones entre Walt y Vic las que pintan mejor, porque el otro ayudante que se presenta contra Longmire en las elecciones a sheriff tiene, de momento, muy pocos matices. Las series que A&E ha hecho hasta ahora no destacan por ser rompedoras ni controvertidas; sólo buscan hacer bien una historia con un punto de partida familiar para el gran público. Oh, y la secretaria de Walt es Louanne Stephens, o lo que es lo mismo, la abuela de Matt Saracen en "Friday Night Lights".
La figura sobre la que gira todo, la del sheriff Longmire, está encarnada en el actor australiano Robert Taylor, alguien que fuera de su país quizás sea más conocido por ser uno de los secuaces del malvado agente Smith de "Matrix", y que físicamente da el tipo de esos hombres grandes y taciturnos del Oeste. Tampoco es que tenga un gran carisma, pero no resulta odioso verlo moverse por esas carreteras rectas con las montañas al fondo, o hablando con su amigo cheyenne, o discutiendo con su ayudante, Vic, una antigua detective de homicidios de Filadelfia reubicada en Wyoming, a la que interpreta Katee Sackhoff. Esa relación entre Walt y Vic deja los mejores momentos del piloto y apunta, de hecho, a ser lo más divertido de la serie. Además, cerca del pueblo hay una reserva india, algo que puede dar mucho juego si logran llevarlo más allá de los clichés.
Con estos mimbres, "Longmire" podría derivar hacia "Justified" (los condados de Absaroka y Harlan parecen tener bastantes puntos en común), pero no da la sensación de que la serie quiera hacerlo. Hay que ver más episodios para saber si los casos serán menos genéricos que el resuelto en el primero, y si tendrán consecuencias en algunos de los protagonistas, pero la comparación que hicieron un en un blog estadounidenses con las tv movies sobre Jesse Stone. protagonizadas por Tom Selleck, no va desencaminada. Son historias a la antigua usanza, con detectives con una gran tristeza a cuestas a los que les cuesta salir de su concha, y con desarrollos tirando a lo convencional. En esta serie es todavía más cierto eso de que son los personajes los que acaban enganchando en los títulos de policías.
En este caso, como decimos, es la relación y las discusiones entre Walt y Vic las que pintan mejor, porque el otro ayudante que se presenta contra Longmire en las elecciones a sheriff tiene, de momento, muy pocos matices. Las series que A&E ha hecho hasta ahora no destacan por ser rompedoras ni controvertidas; sólo buscan hacer bien una historia con un punto de partida familiar para el gran público. Oh, y la secretaria de Walt es Louanne Stephens, o lo que es lo mismo, la abuela de Matt Saracen en "Friday Night Lights".
06 junio 2012
El ¿oráculo? de los críticos
En cine, los Critics' Choice Awards se jactan de predecir con bastante posibilidades de acierto las ganadoras de los siguientes Oscars; o, al menos, con mayor acierto que los Globos de Oro. En televisión, sin embargo, aún está por ver si sus premios, que celebran este año su segunda edición, servirán como bola de cristal de las nominaciones a los Emmy o no. Por lo general, los académicos y los críticos no suelen coincidir en sus favoritos, pero sí es verdad que los Critics' Choice igual pueden adelantar alguna tendencia que merezca la pena seguir en los galardones de la estatuilla alada.
No que "Community" vaya a estar incluida en las categorías de comedia, eso no. Tiene seis nominaciones, pero es que es la comedia preferida por la crítica, y los Emmy la han ignorado siempre por completo. La que sí tiene posibilidades es "New Girl", que también tiene nominados a Zooey Deschanel y a Max Greenfield, y veremos si los tempranos reconocimientos a "Girls" (con candidatura para Lena Dunham incluida) se trasladan a los Emmy (la marca HBO pesa, pero su humor igual escapa a los gustos de los académicos). En las categorías de comedia, los Critics' Choice reparten también su amor para "Modern family", "Parks & Recreation" y hasta "Happy Endings", y se fijan sobre todo en series de network, una tendencia que también empezó a verse el año pasado en los Emmy. La nominación más sorprendente aquí (pero no menos merecida) es la de Ashley Rickards como mejor actriz por "Awkward".
En los dramas hay muchas menos sorpresas y, de hecho, sus nominados sí que da la sensación de que pueden repetirse en julio, porque que "Downton Abbey" y "Homeland" se cuelen entre las mejores series en los Emmy es una posibilidad con muchos visos de convertirse en realidad. Lo que es un poco más sorprendente es que sea Michelle Dockery, y no Maggie Smith, la única representante de la serie de ITV/PBS en las categorías de actuación (de nuevo, Dockery lo merece), pero los Critics' Choice a veces logran ver más allá del nombre a la hora de elegir a un actor. Por cierto, que John Noble vuelve a ser candidato a mejor secundario por "Fringe".
Hay bastantes series incluidas en esta lista (completa, la tenéis en TV Line) que se caerán de la carrera a los Emmy porque, en realidad, nunca han contado demasiado para ellos. "Southland", "Community", "The Middle", "Sons of Anarchy", probablemente hasta "Shameless" se verán en julio compuestas y sin novio, y lo que destaca es que "Boardwalk Empire" sólo tenga a Kelly Macdonald como candidata. Y que "Once upon a time" no esté tampoco por ningún sitio, ni "Revenge", no son buenos augurios para ellas. El 18 de junio se conocerán a los ganadores, que el año pasado fueron finalmente más convencionales, en general, de lo que apuntaban sus nominaciones.
No que "Community" vaya a estar incluida en las categorías de comedia, eso no. Tiene seis nominaciones, pero es que es la comedia preferida por la crítica, y los Emmy la han ignorado siempre por completo. La que sí tiene posibilidades es "New Girl", que también tiene nominados a Zooey Deschanel y a Max Greenfield, y veremos si los tempranos reconocimientos a "Girls" (con candidatura para Lena Dunham incluida) se trasladan a los Emmy (la marca HBO pesa, pero su humor igual escapa a los gustos de los académicos). En las categorías de comedia, los Critics' Choice reparten también su amor para "Modern family", "Parks & Recreation" y hasta "Happy Endings", y se fijan sobre todo en series de network, una tendencia que también empezó a verse el año pasado en los Emmy. La nominación más sorprendente aquí (pero no menos merecida) es la de Ashley Rickards como mejor actriz por "Awkward".
En los dramas hay muchas menos sorpresas y, de hecho, sus nominados sí que da la sensación de que pueden repetirse en julio, porque que "Downton Abbey" y "Homeland" se cuelen entre las mejores series en los Emmy es una posibilidad con muchos visos de convertirse en realidad. Lo que es un poco más sorprendente es que sea Michelle Dockery, y no Maggie Smith, la única representante de la serie de ITV/PBS en las categorías de actuación (de nuevo, Dockery lo merece), pero los Critics' Choice a veces logran ver más allá del nombre a la hora de elegir a un actor. Por cierto, que John Noble vuelve a ser candidato a mejor secundario por "Fringe".
Hay bastantes series incluidas en esta lista (completa, la tenéis en TV Line) que se caerán de la carrera a los Emmy porque, en realidad, nunca han contado demasiado para ellos. "Southland", "Community", "The Middle", "Sons of Anarchy", probablemente hasta "Shameless" se verán en julio compuestas y sin novio, y lo que destaca es que "Boardwalk Empire" sólo tenga a Kelly Macdonald como candidata. Y que "Once upon a time" no esté tampoco por ningún sitio, ni "Revenge", no son buenos augurios para ellas. El 18 de junio se conocerán a los ganadores, que el año pasado fueron finalmente más convencionales, en general, de lo que apuntaban sus nominaciones.
05 junio 2012
Oscura y llena de terrores
ALERTA SPOILERS: La segunda temporada de "Juego de tronos" ya se ha terminado. Si no sabéis qué quiere decir eso de "Valar morghulis", no sigáis leyendo.
"Todos los hombres deben morir". Eso es lo que quiere decir ese Valar morghulis con el que Jaqen se despide de Arya, en uno de los momentos en los que comprobamos que no es que la magia desapareciera de Poniente cuando se extinguieran los dragones, sino que sus habitantes están tan preocupados peleando entre sí por el amasijo de espadas que es el trono del rey, que ignoran las muy reales amenazas que se ciernen sobre ellos al norte del Muro y al este del mar Angosto. En el último episodio de la segunda temporada de "Juego de tronos" podemos ver las dos tomando cada vez más fuerza; Daenerys no sólo tiene unos dragones que ya pueden ser bastante letales, sino que la legión de zombies helados de los Otros que acude a masacrar a los "cuervos" del comandante Mormont en el Puño de los Primeros Hombres apunta por primera vez el verdadero peligro que esconde el lema de los Stark, "se acerca el invierno". El invierno es oscuro y está lleno de terrores, como no se cansa de repetir Melissandre al hablar de la noche que ilumina su Dios Rojo, y los que no estén preparados para él, no vivirán para ver otro verano.
Podríamos hablar sobre si la temporada ha sido mejor o peor que la primera, sobre si los cambios con respecto al libro han estado bien o no, sobre si la gran cantidad de personajes y escenarios juega en contra o favor de la serie, pero eso ya lo han tocado otros (aquí y aquí, por ejemplo), y no es cuestión de andar repitiendo siempre lo mismo. A sí me ha parecido que la serie estaba más confiada en sí misma en esta entrega, incluso a pesar de sus fallos (la caída de Invernalia), y que sin más pretensión que servir a la historia de Martin y a los personajes, resulta sumamente entretenida y da interesantes pinceladas sobre cómo los hombres luchan, sufren o intentan agarrarse al poder. Pero lo que de verdad me resulta más interesante (y también me lo parece en los libros) es justo como los cinco reyes enfrentados en la guerra son incapaces de ver nada más que los detalles de su pelea por el Trono de Hierro, permaneciendo ciegos a esas amenazas que surgen sobre el horizonte. Como Tyrion le replica a Varys antes del ataque de Stannis a Desembarco del Rey, cuando éste le habla de los rumores sobre los dragones de Dany, una guerra cada vez.
Las historias de Jon y Daenerys están desconectadas geográficamente del resto, pero su propósito es más a largo plazo. Son las que dan título global a la saga de George R.R. Martin, "Canción de Hielo y Fuego", las que irán adquiriendo mayor importancia conforme se vaya acercando el final, las que se mueven en la panorámica más amplia de lo que ocurre en Poniente, que el resto de personajes está demasiado obcecado para siquiera intuir. Muchos fans abogan por que Jon y Dany acaben de algún modo juntos, o colaborando juntos, teniendo en cuenta su importancia en ese esquema superior de las cosas, pero no adelantemos acontecimientos. Mientras ellos dos deben sobrevivir y crecer lejos de la acción que por ahora es la principal, los demás sufren las consecuencias de esa Guerra de los Cinco Reyes, unas consecuencias que aún quedarán más claras en la tercera temporada (que sólo contará una parte del tercer libro. Lo van a dividir en dos entregas).
En esta segunda temporada hay que destacar emparejamientos muy inspirados como los Arya y Tywin y, especialmente, Brienne y Jaime, el modo en el que Jack Gleeson (Joffrey) y Sophie Turner (Sansa) se han convertido un poco en las revelaciones de la entrega, y la espectacularidad con la que, dentro de los constricciones que impone la televisión, reprodujeron la batalla del Aguasnegras. "Juego de tronos" tiene el problema de que los libros no paran de crecer, mientras cada temporada se mantiene en diez capítulos, pero si logran mantener el espíritu y el corazón emocional de muchos personajes, la tercera temporada será hasta mejor.
"Todos los hombres deben morir". Eso es lo que quiere decir ese Valar morghulis con el que Jaqen se despide de Arya, en uno de los momentos en los que comprobamos que no es que la magia desapareciera de Poniente cuando se extinguieran los dragones, sino que sus habitantes están tan preocupados peleando entre sí por el amasijo de espadas que es el trono del rey, que ignoran las muy reales amenazas que se ciernen sobre ellos al norte del Muro y al este del mar Angosto. En el último episodio de la segunda temporada de "Juego de tronos" podemos ver las dos tomando cada vez más fuerza; Daenerys no sólo tiene unos dragones que ya pueden ser bastante letales, sino que la legión de zombies helados de los Otros que acude a masacrar a los "cuervos" del comandante Mormont en el Puño de los Primeros Hombres apunta por primera vez el verdadero peligro que esconde el lema de los Stark, "se acerca el invierno". El invierno es oscuro y está lleno de terrores, como no se cansa de repetir Melissandre al hablar de la noche que ilumina su Dios Rojo, y los que no estén preparados para él, no vivirán para ver otro verano.
Podríamos hablar sobre si la temporada ha sido mejor o peor que la primera, sobre si los cambios con respecto al libro han estado bien o no, sobre si la gran cantidad de personajes y escenarios juega en contra o favor de la serie, pero eso ya lo han tocado otros (aquí y aquí, por ejemplo), y no es cuestión de andar repitiendo siempre lo mismo. A sí me ha parecido que la serie estaba más confiada en sí misma en esta entrega, incluso a pesar de sus fallos (la caída de Invernalia), y que sin más pretensión que servir a la historia de Martin y a los personajes, resulta sumamente entretenida y da interesantes pinceladas sobre cómo los hombres luchan, sufren o intentan agarrarse al poder. Pero lo que de verdad me resulta más interesante (y también me lo parece en los libros) es justo como los cinco reyes enfrentados en la guerra son incapaces de ver nada más que los detalles de su pelea por el Trono de Hierro, permaneciendo ciegos a esas amenazas que surgen sobre el horizonte. Como Tyrion le replica a Varys antes del ataque de Stannis a Desembarco del Rey, cuando éste le habla de los rumores sobre los dragones de Dany, una guerra cada vez.
Las historias de Jon y Daenerys están desconectadas geográficamente del resto, pero su propósito es más a largo plazo. Son las que dan título global a la saga de George R.R. Martin, "Canción de Hielo y Fuego", las que irán adquiriendo mayor importancia conforme se vaya acercando el final, las que se mueven en la panorámica más amplia de lo que ocurre en Poniente, que el resto de personajes está demasiado obcecado para siquiera intuir. Muchos fans abogan por que Jon y Dany acaben de algún modo juntos, o colaborando juntos, teniendo en cuenta su importancia en ese esquema superior de las cosas, pero no adelantemos acontecimientos. Mientras ellos dos deben sobrevivir y crecer lejos de la acción que por ahora es la principal, los demás sufren las consecuencias de esa Guerra de los Cinco Reyes, unas consecuencias que aún quedarán más claras en la tercera temporada (que sólo contará una parte del tercer libro. Lo van a dividir en dos entregas).
En esta segunda temporada hay que destacar emparejamientos muy inspirados como los Arya y Tywin y, especialmente, Brienne y Jaime, el modo en el que Jack Gleeson (Joffrey) y Sophie Turner (Sansa) se han convertido un poco en las revelaciones de la entrega, y la espectacularidad con la que, dentro de los constricciones que impone la televisión, reprodujeron la batalla del Aguasnegras. "Juego de tronos" tiene el problema de que los libros no paran de crecer, mientras cada temporada se mantiene en diez capítulos, pero si logran mantener el espíritu y el corazón emocional de muchos personajes, la tercera temporada será hasta mejor.
04 junio 2012
"Bombshell", el musical
Durante los tres primeros capítulos de "Smash", un par de críticos teatrales se turnaron para comentar en "Vulture" no los capítulos de la serie, sino lo que se veía en ellos del musical cuyo montaje se mostraba (básicamente, comentaban las canciones, poniendo el énfasis en las composiciones originales de March Shaiman y Scott Wittman). Es una lástima que no siguieran haciéndolo más allá de ese tercer episodio, porque habría sido interesante leer sus puntos de vista sobre esa primera representación muy básica para atraer inversores y, especialmente, sobre los números plenamente montados que la serie mostró ya al final, y si podían formar un musical, o el esqueleto de un musical, que realmente pudiera trasladarse a Broadway.
En las entradas sobre el final de la primera temporada, era bastante habitual que de lo poco que salvaban los críticos de la quema fueran Jack Davenport, Megan Hilty y las canciones de "Bombshell", y acerca de estas últimas, ha habido sus quejas de que el disco con la banda sonora de la serie, publicado a principios de mayo, incluye demasiadas versiones y se deja fuera algunas de esas composiciones exclusivas para el show. Buscando cosas en YouTube para la entrada sobre "Smash" que me toca hacer en "¡Vaya Tele!", he encontrado un vídeo realmente útil para quien tenga curiosidad por saber en qué orden irían esas canciones, y cómo sonaría "Bombshell". No obstante, dicho orden parece que no es exactamente el correcto, que sí se encuentra en este wiki sobre la serie. Por simple y pura curiosidad, así sería "Bombshell":
Primer acto
1.- "Let me be your star"
2.- "The 20th Century Fox mambo"
3.- "The national pastime"
4.- "History is made at night"
5.- "Don't say yes until I finish talking"
6.- "Smash!"
7.- "Mr. & Mrs. Smith"
8.- "I never met a wolf who didn't love to howl"
Segundo acto
1.- "Dig deep"
2.- "On Lexington and 52nd Street"
3.- "Second hand white baby grand"
4.- "Let's be bad"
5.- "Happy birthday, Mr. President"
6.- "Never give all the heart"
7.- "Don't forget me"
Música de la semana: Como vamos una semana tarde, lo haremos rápido; nos quedamos con la adaptación que la banda The National ha hecho para "Juego de tronos" de "The rains of Castamere", una de las canciones más famosas de "Canción de hielo y fuego".
En las entradas sobre el final de la primera temporada, era bastante habitual que de lo poco que salvaban los críticos de la quema fueran Jack Davenport, Megan Hilty y las canciones de "Bombshell", y acerca de estas últimas, ha habido sus quejas de que el disco con la banda sonora de la serie, publicado a principios de mayo, incluye demasiadas versiones y se deja fuera algunas de esas composiciones exclusivas para el show. Buscando cosas en YouTube para la entrada sobre "Smash" que me toca hacer en "¡Vaya Tele!", he encontrado un vídeo realmente útil para quien tenga curiosidad por saber en qué orden irían esas canciones, y cómo sonaría "Bombshell". No obstante, dicho orden parece que no es exactamente el correcto, que sí se encuentra en este wiki sobre la serie. Por simple y pura curiosidad, así sería "Bombshell":
Primer acto
1.- "Let me be your star"
2.- "The 20th Century Fox mambo"
3.- "The national pastime"
4.- "History is made at night"
5.- "Don't say yes until I finish talking"
6.- "Smash!"
7.- "Mr. & Mrs. Smith"
8.- "I never met a wolf who didn't love to howl"
Segundo acto
1.- "Dig deep"
2.- "On Lexington and 52nd Street"
3.- "Second hand white baby grand"
4.- "Let's be bad"
5.- "Happy birthday, Mr. President"
6.- "Never give all the heart"
7.- "Don't forget me"
Música de la semana: Como vamos una semana tarde, lo haremos rápido; nos quedamos con la adaptación que la banda The National ha hecho para "Juego de tronos" de "The rains of Castamere", una de las canciones más famosas de "Canción de hielo y fuego".
01 junio 2012
Canciones de finales
Los viernes son un día que se presta a las listas de canciones, ¿no os parece? Como, además, este blog va a estar en standby hasta el lunes (cosas de irse a sitios sin conexión a Internet), os propongo un pequeño jueguecito, la verdad, bastante sencillo. Las ocho canciones que podéis ver a continuación sonaron al final de los últimos capítulos de otras ocho series, es decir, que son las últimas canciones que sonaron en dichas series. ¿Seríais capaces de recordar qué series eran esas, sin tener que recurrir a Google? Hay varias inclusiones muy obvias y otras, a lo mejor, no tanto, pero no es un mal modo de pasar el fin de semana. El lunes veremos cuántas habéis acertado.
- Journey: "Don't stop believing"
- Albert Hammond: "It never rains in Southern California"
- Louis Prima: "Enjoy yourself (it's later than you think)"
- Sia: "Breath me"
- Johnny Mathis: "Wonderful, wonderful"
- Jimi Hendrix: "All along the watchtower"
- Supertramp: "The logical song"
- The Blind Boys of Alabama: "Way down in the hole"
P.D.: El vídeo de arriba corresponde a otra escena final, la de "One Tree Hill", en la que contaron con Gavin DeGraw, intérprete de la canción de sus créditos, tocando en un bar con todos los personajes supervivientes de la serie. No es un mal homenaje para los fans.
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