31 octubre 2016
Los estudios whedonistas
La crítica televisiva española peca, en ocasiones, de los mismos defectos que la cinematográfica, que siempre se resumen en uno: despreciar por sistema cualquier cosa que huela a entretenimiento popular. Si Denis Villeneuve se hace conocido con un drama desgarrador como "Incendies" y luego se pasa al thriller con estrellas de Hollywood con "Prisioneros" o "Sicario", no será raro encontrar a críticos que ya no lo tomen tan en serio, por mucho que la segunda tuviera un gran recibimiento en el Festival de Cannes. Y menos tras saber que se va a encargar de la secuela de "Blade Runner". Es difícil encontrar críticas de blockbusters que vayan más allá de "Hollywood está infantilizando el cine" (aunque sea cierto en el 85% de los casos), y si trasladamos esa tendencia a televisión, las únicas series que se van a considerar dignas de comentario son las de HBO, las de BBC o el último fenómeno llegado de Escandinavia.
Por eso, todavía se recibe con cierta sorpresa la noticia de que Joss Whedon sea considerado, en las universidades estadounidenses, un autor digno del mismo estudio que Matthew Weiner, David Simon, David Chase, Aaron Sorkin o Charlie Brooker, que es el último añadido al "panteón" de los Autores Televisivos gracias a "Black Mirror". En el Festival Movistar+ de Series de este año, que se celebró este fin de semana en Madrid, se dedicó una charla justo a las series de Joss Whedon y, en concreto, a "Buffy, cazavampiros", y de lo primero que se apuntó fue los centenares de investigaciones académicas sobre el trabajo de este guionista que existen (sobre retórica sexual, por ejemplo). Hasta hay una Asociación de Estudios de Whedon que organiza conferencias cada cierto tiempo.
Los roles de género suelen ser el tema estrella en estos estudios, pero no es lo único. La relevancia de una familia formada, no de sangre, y de cómo esa unión es la clave para la supervivencia de cada uno de los individuos fue otro de los asuntos que se mencionaron en la charla como un nexo de unión de "Buffy" a "Firefly" y, finalmente, "Los Vengadores". Y luego, por supuesto, está la manera en la que se consiguen tratar las experiencias sexuales de los protagonistas adolescentes de "Buffy" sin ser explícitas (que era una network a finales de los 90 y principios de los 2000) pero dejando muy claro lo que estaba pasando ahí.
Whedon, J.J. Abrams, Steven Moffat o Chuck Lorre son tan autores como los que se consideran las "vacas sagradas" del medio. En sus series se aprecian las mismas obsesiones, los mismos temas de interés de unas a otras, y si dan el salto al cine, se trasladan hasta a sus películas. En "Star Wars VII. El despertar de la Fuerza" estaban destiladas todas las series de televisión de Abrams; Sydney Bristow podría haber sido perfectamente Rey.
Música de la semana: Ya hace algún tiempo que se estrenó la tercera temporada de "Transparent", pero ese momento final de Shelly cantando "Hand in my pocket", de Alanis Morissette, está ya en el top del año seriéfilo.
27 octubre 2016
El secreto de Paquita
Probablemente, "Paquita Salas" no podría hacerse en la televisión en abierto en España. No porque sea una serie muy intelectual, o transgresora, sino por su formato. Está más cerca de "The Office" que de "Aída", y la manera en la que "los Javis" la han hecho para Flooxer no podría haberse repetido, seguramente, si hubiera sido Antena 3 la que la hubiera pedido directamente. Los silencios (y esas miradas a cámara de Belén Cuesta), las situaciones ligeramente incómodas, esa manera de Paquita de autoconvencerse de que las cosas están bien, de que todavía es alguien en el mundillo audiovisual español... Todo eso no se habría trasladado igual a televisión. Habría habido público en plató y Magüi habría caído, tal vez, en el cliché de la andaluza graciosa, y como decía Javier Ambrossi en una entrevista, puede que les hubieran pedido que no fuera Brays Efe quien interpretara a Paquita, sino una actriz de mediana edad famosa.
Y habría sido una lástima perderse su estupenda interpretación. Durante los cinco episodios que tiene la temporada, lleva perfectamente a Paquita por ese arco de decepciones, buena cara al mal tiempo, autoengaños y hasta una pequeña redención que la serie traza para ella. No es un personaje fácil porque puede ser egoísta e hiriente y tener delirios de una grandeza que ha perdido (y en el último capítulo hasta es un poco Hannah Horvath), pero acaba resultando entrañable y abrazable porque ninguno nos hemos librado de esatr alguna vez en su situación. No es fácil tener la sensación de que te usan, de que sólo eres una fase intermedia, nunca el objetivo, y más difícil es asumirlo y seguir hacia adelante.
El camino emocional de Paquita nunca se ha perdido de vista, aunque ella se resista a reconocerlo. En medio de los momentos más cómicos, de los cameos locos y estupendos (aún me estoy recuperando de quién interpreta al ex marido de Paquita), late un gran corazón que se mantiene en toda la temporada, hasta cuando se medio parodia la historia de Anna Allen. Ambrossi y Calvo tiran de sus conexiones, de sus actores del musical "La llamada" y de amigos de otros proyectos para llenar la serie de caras conocidas que, además, encajan a la perfección en los papeles que se les reservan, y aunque hay capítulos mejor ensamblados que otros, el tono general que deja "Paquita Salas" es de gran satisfacción. Puede ser un tipo de serie muy habitual en Estados Unidos y el Reino Unido, pero que se haya podido hacer en España es todo un triunfo.
Y, además, está llena de diálogos que pueden citarse constantemente. El momento álgido probablemente sea la queja de Paquita de que no le aceptan a uno de sus representados en "El secreto de Puente Viejo" porque tiene demasiada "pluma" (podéis verlo a partir del minuto 2:06), pero hay grandes frases a puñados. De hecho, ese "momento Puente Viejo" está ya en el top 3 de escenas humorísticas que puedo ver hasta la saciedad, y siempre me río: las otras dos son la cena de la llamada de la madre de Richard Gilmore en "Las chicas Gilmore" y el momento "mis ojos, mis ojos" de "Friends".
26 octubre 2016
El propósito de la violencia
Desde hace un tiempo, se suele analizar mucho el uso que las series hacen de la violencia, en general, y de la violencia hacia las mujeres, en particular. En verano, "Westworld" se vio envuelta en cierta polémica justo por las brutales acciones que sufrían algunos de sus personajes femeninos, como Dolores, y "Juego de tronos" acaba recibiendo siempre reprimendas desde diferentes sectores justo por lo mismo. Es curioso, no obstante, que las dos caras de este debate se encarnaran el domingo en dos series que no pueden tener menos cosas en común como "The Walking Dead" y "Poldark".
La primera de ellas estrenaba su séptima temporada en AMC presentando, ahora sí que de verdad, a Negan, su gran villano para esta entrega, y lo hacía dejándolo sacar su lado más sádico y cruel. Entre las cosas que se vieron, figuraba cómo el propio Negan disolvía a batazos una cabeza humana. Y cuando decimos que la disolvía es que, cuando terminaba, no quedaba de ella más que un charco de sangre en el suelo. La segunda, por su parte, emitía el octavo episodio de su segunda temporada en la BBC, en el que su protagonista (prototipo del héroe romántico del XIX) iba a hablar con su una antigua amante suya y acababa violándola. En The Guardian criticaban que, aunque embellecieran la escena e intentaran hacerla pasar por un momento de pasión, la ex amante de Ross Poldark se había resistido. Que luego todo quedara en un reencuentro apasionado no libraba a la serie de la controversia; por menos se le montó una polémica muy seria a "Juego de tronos" por una escena entre Jaime y Cersei en la quinta temporada.
En cuanto a "The Walking Dead", la controversia tiene dos vertientes. Por un lado, está el hecho de que AMC, aunque es un canal de cable, es de cable básico, es decir, que cualquiera que contrate la televisión por cable lo recibe, no hay que suscribirse para poder verlo. Y por el otro, hay críticos que se preguntan cuál es el propósito de todo esto. En Vulture crucificaban a la serie por utilizar una "violencia vacía", por fantasear con ella y reducir el arco de sus personajes a que pasen por todas las miserias y humillaciones posibles. Su esquema se reduce a presentar un nuevo villano cada cierto tiempo, alguien que cada vez es más cruel y brutal (e histriónico) para que presente un reto mayor para sus protagonistas, pero no se preocupa demasiado por construir a dicho malo. Mata a gente de la manera más salvaje, se comporta como un señor feudal y hace daño porque puede, porque ha decidido que el rey de ese mundo postapocalíptico y es él. Y ya está.
Visto en retrospectiva, el Gobernador ha sido el villano mejor construido que ha tenido la serie, aunque alargaran demasiado su trama. Tenía unas motivaciones y un propósito claro (mantener a salvo a su comunidad), que es algo que todavía no sabemos si veremos también en Negan. Ahí está el quid de la cuestión en las críticas que se le han hecho a su alto factor gore; no es tanto que "The Walking Dead" sea una serie violenta, como que toda esa violencia no tiene más propósito que salpicar de sangre la cámara. Ni siquiera tiene el factor ligeramente irónico de una película de Quentin Tarantino. Y ése ha sido siempre el problema de base de la serie.
24 octubre 2016
El año de la "Hamiltonmanía"
Broadway deja, de vez en cuando, grandes fenómenos que consiguen saltar las barreras geográficas de Nueva York. "Rent", "Wicked", "The Book of Mormon" o "El rey león" lograron el éxito en el teatro y algo todavía más complicado; dar el salto a la cultura popular. Las colas para comprar las entradas, la lista de espera de meses, los Tonys... Todo eso contribuyó a que esas obras les resultaran familiares a los estadounidenses del centro del país, y hasta a los extranjeros que, a lo mejor, sólo pueden acceder a ellas a través de vídeos en YouTube. O, si tienen la oportunidad, que las ven cuando llegan a Londres. Luego ya vienen las referencias en series y películas, pero incluso con todo esto, nadie estaba preparado para el fenómeno que ha sido un musical sobre uno de los "padres fundadores" de Estados Unidos, Alexander Hamilton.
"Hamilton", en realidad, lleva encaramado en la cima del zeitgeist cultural en Estados Unidos desde principios del año pasado, cuando se hacía oficial su mudanza desde el Public Theater al Richard Rodgers de Broadway, y empezaba un dominio que ha producido también un libro, un documental de PBS, portadas en revistas de todo tipo (Rolling Stone incluida), actuaciones especiales en la Casa Blanca, una "sucursal" en Chicago y una versión en el West End para el año que viene, entre otras cosas. Pero fueron todos los Tony que ganó el pasado mes de junio, probablemente, lo que terminaron de propulsarlo hacia la estratosfera, sirviendo de detonante definitivo de un cúmulo de circunstancias que crearon la tormenta perfecta para que 2016 haya sido el año de la "Hamiltonmanía".
Probablemente, ha tenido mucho que ver que sea año electoral con la confirmación en la cima de la historia del hombre que creó el sistema financiero del país, una historia en la que hay tiempo para ver un par de campañas electorales, infidelidades matrimoniales, celos profesionales, historias de amor, tragedias personales y el sueño americano, o cómo un inmigrante de una isla del Caribe consigue acabar de secretario del Tesoro con George Washington. Si a todo esto se le añade una ingeniosa y perfecta mezcla musical de hip-hop (con muchas referencias al rap de los 90), pop del más convencional, estructura de Broadway clásico y hasta jazz, se puede entender un poco que "Hamilton" haya sido todo un soplo de aire fresco es una escena teatral dominada por las adaptaciones de películas y los revival.
Además, todo su reparto (o casi todo) se ha hecho famoso más allá de Lin-Manuel Miranda, su creador y protagonista principal. Él va a estar en la secuela de "Mary Poppins", sí, pero Christopher Jackson, Daveed Diggs, Leslie Odom Jr., Renée Elise Goldsberry y Philippa Soo han pasado de ser nombres conocidos principalmente en Broadway (o para los fans de "Smash" y "The good wife") a llegar hasta Hollywood. Y esto parece ser, todavía, sólo el principio.
23 octubre 2016
El reflejo del espejo negro
La tentación al hablar de "Black Mirror" siempre es la misma: disertar sobre los riesgos de la tecnología y quejarse de la sociedad tan dependiente de ella en la que vivimos, en la que las interacciones a través de las redes sociales amenazan con "suplantar" las relaciones cara a cara. Son unas críticas un poco de "viejo gritándole a las nubes" y se quedan con lo superficial, como las que se empeñan en apuntar las "predicciones" que ha hecho la serie de Charlie Brooker. Ahora que su tercera temporada ha debutado en Netflix, a la que se muda desde su hogar original del Channel 4 británico, esos comentarios vuelven a surgir como ese topillo virtual que se ve en "Playtest", el segundo capítulo de la temporada.
Brooker los ha desmentido constantemente en todas las entrevistas que da, pero seguimos resistiéndonos tozudamente a hacerle caso. La tecnología no es el demonio; no es más que una herramienta. Es nuestra facilidad para entregarnos a ella sin pensar, y para canalizar a través de sus avances nuestras peores cualidades, donde está el verdadero riesgo y donde vive "Black Mirror". Lo hemos comentado ya en muchas ocasiones, pero nunca está de más repetirlo; los capítulos más representativos (y mejores) de esta serie de antología no son los más impactantes, los que buscan el shock por el shock dan un giro final a la trama que cambia lo que hemos visto hasta ahora. Son los que giran alrededor de historias más simples, en apariencia, pero que tocan emociones muy personales. Por eso, "The entire history of you", "Be right back" y, en esta tercera temporada, "Nosedive", de momento, son los que de verdad encapsulan el ADN de "Black Mirror".
Los tres muestran avances tecnológicos con el potencial de entrometerse a fondo en nuestra vida, pero es la obsesión de sus protagonistas con ellos lo que puede dar miedo. Es el reflejo que el "espejo negro" devuelve a esas personas lo que está contando la serie. Y ese reflejo, muchas veces las lleva por espirales de descontrol y, a veces, de autodestrucción que no son capaces de detener. "White Bear", un capítulo de la segunda temporada, conseguía el equilibrio ideal entre las "historias humanas", como quien dice, y los capítulos que buscan más el impacto y la revelación que nos deje boquiabiertos. Pero dejemos de decir que "The Waldo moment" predijo el ascenso de Donald Trump.
Aquel episodio, sobre un grosero y maleducado peresonaje de dibujos animados que se presenta a las elecciones en el Reino Unido, estaba más basado en el humorista italiano Beppe Grillo y su Movimiento 5 Estrellas, creado en 2009. Grillo se presentó a unas elecciones en Italia con un mensaje vacío y populista como una manera de criticar y parodiar a ese tipo de políticos, y se encontró con que una numerosa parte del electorado lo apoyaba con sus votos. Claramente, era un tema que "Black Mirror" no podía dejar pasar.
Música de la semana: A veces, hay canciones que empiezan a aparecer en todo tipo de películas y series durante una temporada. Es el caso de "Electric love", que el año pasado se escuchó en "iZombie" y "Faking it" y que desde este verano ya ha aparecido en la película "Nerve" y como acompañamiento de la primera cita de Barry e Iris en "The Flash". Su intérprete es BØRNS, un cantante de Michigan.
21 octubre 2016
Tus musicales favoritos
Parece que el cine musical va a volver a acaparar bastante atención en la próxima temporada de premios gracias a "La La Land", esa película de Damien Chazelle que todas las críticas dicen que recupera el espíritu de los musicales de la época clásica de Hollywood (o de "Corazonada"). Aquellas películas eran grandes producciones, rodadas en gigantescos platós, que adaptaban en muchas ocasiones éxitos de Broadway y que se regían por la norma número uno de los musicales: los personajes empiezan a cantar cuando no pueden contener la emoción dentro de ellos. O, como explica Anna Kendrick en esta entrevista con Stephen Colbert, los personajes no son conscientes de que están cantando y las canciones avanzan la historia.
Ese tipo de cine musical ya no es tan habitual en Hollywood (incluso "Chicago" vestía sus canciones como si fueran números en un teatro o un cabaret), pero tiene grandes películas y grandes momentos. Así que, por aquello de que hoy es viernes, vamos a hacer un pequeño listado de momentos favoritos de algunos de mis musicales favoritos. Y sí, las películas de Disney encajan perfectamente en esta categoría. Y podría incluir todos los números de "Cantando bajo la lluvia", pero mejor que sea variado.
"Cantando bajo la lluvia": "Good morning"
"Siete novias para siete hermanos": "Barn-rising dance"
"West Side Story": "Tonight"
"La bella y la bestia": "Belle"
"Mary Poppins": "Sister Suffragette"
"Los productores": "Springtime for Hitler"
"Hairspray": "Good morning, Baltimore"
"Frozen": "Do you want to build a snowman"
"Sombrero de copa": "Cheek to cheek"
"Aladdin": "Prince Ali"
"Cabaret": "Mein Herr"
"The Rocky Horror Picture Show": "Sweet Transvestite"
"Pesadilla antes de Navidad": "This is Halloween"
Y porque en alguna parte hay que parar, de "My fair lady", la versión que Jamie Cullum hizo de "I could have danced all night".
20 octubre 2016
Un año de Netflix
¿Recordáis todo lo que hablamos sobre la llegada de Netflix a España, las ideas preconcebidas que había sobre el servicio y la posibilidad de que la piratería se viera muy reducida por ello? Pues la plataforma cumple hoy un año desde su entrada en nuestro país y, teniendo en cuenta que en su política no entra dar cifras de suscriptores internacionales (sí se dan datos globales, pero no por países fuera de Estados Unidos), todo lo que se escriba sobre este tema tiene que basarse más en impresiones personales y en los comentarios de sus usuarios. Sí es posible darse cuenta de que el catálogo se ha hecho bastante más numeroso desde octubre de 2015, y es una ventaja que los estrenos de las producciones originales de Netflix sean al mismo tiempo en todos sus territorios.
La experiencia de cada uno con la plataforma es, después, muy personal. Lo que para uno son inconvenientes, para otro son algunos de sus puntos fuertes, pero sí parece que se mantiene la sensación que daba el servicio en sus inicios en España. Aunque haya más películas en el catálogo, son las series de televisión donde está su principal ventaja. En mi caso, siempre hay alguna temporada completa que quiero ver o retomar (como la novena de "Doctor Who" o "12 Monkeys"), y las originales de Netflix son lo suficientemente interesantes como para que compense la suscripción.
Pero lo que no puede cambiar es la naturaleza de la plataforma. Es cierto que, en el caso de las series, hay algunas de las que se cuelgan sus episodios semanalmente, como "Shadowhunters" o la sexta temporada de "Once upon a time", pero Netflix continúa siendo una buena opción para ponerse al día con temporadas que hemos dejado pasar. No es suficiente para estar a la última, como quien dice, de lo que se va estrenando en Estados Unidos. Para eso, las opciones legales en España no son tantas, de momento, y eso a pesar de los esfuerzos de los canales de pago por traer con rapidez algunos de esos estrenos.
No se le puede pedir peras al olmo. Netflix es un gran videoclub online, un videoclub que favorece los maratones de episodios y que cada usuario pueda personalizar sus visionados, pero no es esa criatura mitológica que muchos espectadores invocaban para acabar con la piratería, plantar cara a Movistar+ y hacer que los usuarios españoles empiecen a ver las cosas en versión original. En mi caso, la experiencia es más que satisfactoria, hasta con sus carencias (que son unas cuantas). Y la curiosidad por ver cómo llega HBO España, todavía es mayor.
18 octubre 2016
Una serie para Misty Knight
Con "Luke Cage" puede haber muchas reservas. Que si la historia no da para trece episodios, que si algunos de sus villanos acaban más desaprovechados de lo que parecían, que si el tercer acto deja qué desear... Lo que sí es cierto es que una de sus principales virtudes es la construcción de sus personajes y, sobre todo, la introducción de Misty Knight, detective de Homicidios en Harlem.
Los lectores de cómics de Marvel saben que llegará un momento en el que Tony Stark le ponga un brazo robótico y llevará un estilismo que ya hubiera querido para sí Pam Grier en los tiempos de la blaxpoitation, pero hasta entonces, vemos a una policía que cree en su trabajo y en el sistema para el que trabaja, y que se resiste a dejarse atrapar por el cinismo o por la corrupción que impera entre unos cuantos de sus compañeros. En varias ocasiones le dicen que Luke Cage y el resto de justicieros con superpoderes imparten la justicia que ella no puede dar; Misty siempre responde que esa no es manera de impartir justicia porque se está haciendo al margen de la ley.
La manera en la que la interpreta Simone Missick, que hasta ahora era semi-desconocida, nos permite comprenderla con bastante rapidez y nos deja con ganas de verla resolviendo casos con su compañero Scarfe, antes de que Luke entre en escena. Las conversaciones entre ambos, la manera en la que se muestra la memoria de ella (parecida a cómo Will Graham se mete en las mentes de los asesinos en serie de "Hannibal"), su sentido del humor y su amor por Harlem construyen un personaje que se ha ganado un puesto entre las revelaciones televisivas de 2016. Misty casi le roba la serie no sólo a Luke, sino a los villanos de la función y hasta a una secundaria ya más establecida en el universo Netflix-Marvel como Claire Temple. Tiene carisma, inteligencia y siempre es entretenido seguirla en pantalla, y todo eso son buenos atributos para un protagonista.
Algunos críticos estadounidenses decían que verían un spin-off de la detective Knight simplemente en el estilo de "Ley y orden: Acción criminal", por ejemplo, porque la química entre Missick y Frank Whaley (Scarfe) podría haber sostenido varios capítulos de casos autoconclusivos sin mayor problema. Si nos fiamos de Imdb, Misty va a volver a aparecer en "Iron Fist" y en "The Defenders", pero lo realmente divertido sería ver a la detective Knight investigando casos en Nueva York, tirando de la ayuda como investigadora privada de Jessica Jones cuando no pudiera acercarse a determinados personajes y, después, siguiendo los juicios que llevara Matt Murdock. La miniserie que reúna a los cuatro superhéroes de Netflix puede ser, cuanto menos, curiosa.
Los lectores de cómics de Marvel saben que llegará un momento en el que Tony Stark le ponga un brazo robótico y llevará un estilismo que ya hubiera querido para sí Pam Grier en los tiempos de la blaxpoitation, pero hasta entonces, vemos a una policía que cree en su trabajo y en el sistema para el que trabaja, y que se resiste a dejarse atrapar por el cinismo o por la corrupción que impera entre unos cuantos de sus compañeros. En varias ocasiones le dicen que Luke Cage y el resto de justicieros con superpoderes imparten la justicia que ella no puede dar; Misty siempre responde que esa no es manera de impartir justicia porque se está haciendo al margen de la ley.
La manera en la que la interpreta Simone Missick, que hasta ahora era semi-desconocida, nos permite comprenderla con bastante rapidez y nos deja con ganas de verla resolviendo casos con su compañero Scarfe, antes de que Luke entre en escena. Las conversaciones entre ambos, la manera en la que se muestra la memoria de ella (parecida a cómo Will Graham se mete en las mentes de los asesinos en serie de "Hannibal"), su sentido del humor y su amor por Harlem construyen un personaje que se ha ganado un puesto entre las revelaciones televisivas de 2016. Misty casi le roba la serie no sólo a Luke, sino a los villanos de la función y hasta a una secundaria ya más establecida en el universo Netflix-Marvel como Claire Temple. Tiene carisma, inteligencia y siempre es entretenido seguirla en pantalla, y todo eso son buenos atributos para un protagonista.
Algunos críticos estadounidenses decían que verían un spin-off de la detective Knight simplemente en el estilo de "Ley y orden: Acción criminal", por ejemplo, porque la química entre Missick y Frank Whaley (Scarfe) podría haber sostenido varios capítulos de casos autoconclusivos sin mayor problema. Si nos fiamos de Imdb, Misty va a volver a aparecer en "Iron Fist" y en "The Defenders", pero lo realmente divertido sería ver a la detective Knight investigando casos en Nueva York, tirando de la ayuda como investigadora privada de Jessica Jones cuando no pudiera acercarse a determinados personajes y, después, siguiendo los juicios que llevara Matt Murdock. La miniserie que reúna a los cuatro superhéroes de Netflix puede ser, cuanto menos, curiosa.
17 octubre 2016
Patrulleros del tiempo
El estreno de "Timeless" tenía el morbo añadido en España de comprobar si había plagiado a "El Ministerio del Tiempo", y por ahí se ha perdido la perspectiva de esa querencia por los viajes temporales que se ha instalado en la televisión estadounidense no ya esta temporada, sino desde hace un par de años. Un título de Syfy como "12 Monkeys" está rodando ya la tercera temporada, por ejemplo, y no olvidemos que "Doctor Who" sigue reportándole buenas audiencias a BBC. Como en todo, la ficción televisiva se mueve también por tendencias, por modas, y si hace algunos años eran los zombies y los futuros post apocalípticos lo que más se llevaba, ahora tienes que tener un viajero temporal en el centro de tu serie para que las cadenas se fijen en ti.
El tipo más habitual de estas series es el del grupo de patrulleros que tiene que impedir que alguien cambie la Historia, así, con mayúsculas. Es lo que hace "El Ministerio del Tiempo", sí, es lo que hace "Timeless" y, por desgracia para ésta última, es lo que ha empezado a hacer, con mayor énfasis, la segunda temporada de "Legends of tomorrow", el spin-off de "Arrow" y "The Flash". Es desgracia porque le sale competencia donde menos lo esperaba, en los superhéroes de The CW, que al no estar sujetos a hechos concretos de la historia estadounidense (por ahora), pueden tomárselo todo con más ligereza. Pero es que hasta "The Flash" está tratando los cambios que Barry puede causar con sus viajes a su pasado, y "Frequency", otra novedad de The CW, tiene a su protagonista y a su padre comunicándose a través de épocas temporales diferentes.
De repente, hay tantas ofertas en este subgénero que resulta difícil destacar por algo. Incluso hoy mismo se estrena en Canadá una serie, "Travelers", cuyos protagonistas son agentes de un futuro distópico que viajan al presente, asumiendo los cuerpos de otras personas, para impedir determinadas catástrofes en su tiempo. Parece una mezcla entre "Continuum" y "Quantum Leap", y demuestra que, demanda de plagio aparte, no es que "El Ministerio del Tiempo" y "Timeless" llegaran en un vacío. Claramente, hay algo ahora mismo en el zeitgeist que lleva a que los guionistas estén ideando nuevas historias que impliquen intentos de alterar la historia, o misiones para mantenerla tal y como está, o exploraciones de las consecuencias que esas alteraciones puedan tener, que es un punto en común entre, por ejemplo, "Timeless", "The Flash" y "Frequency".
Hay gente corriente atrapada en otro tiempo (como en "Outlander") y gente con la capacidad de saltar de uno a otro, y tal vez tenga parte de la culpa en esta tendencia que el mundo actual se vea aterrador y preocupante, y sea tentador preguntarse qué se podría haber cambiado en el pasado para que no haya evolucionado de esta manera. ¿Y si NBC hubiera cancelado "The Apprentice" en la primera temporada?
16 octubre 2016
Si "La bola de cristal" diera miedo
Imaginad por un momento que "La bola de cristal", aquel clásico y peculiar programa infantil de la TVE de los 80, fuera en realidad bastante más oscuro y desconocido, que sólo se hubiera emitido durante un par de meses, en unos horarios un poco extraños, y que ya de mayores, lo único que recordamos de él es que tenía una pinta un cutre y que nos provocaba unas vívidas pesadillas. Y ahora, id un poco más allá e imaginad que, durante aquellos dos meses, la emisión del programa coincidió con la desaparición de cuatro niños en un pequeño pueblo,
Pues ya tenéis "Candle Cove", la primera temporada de la nueva serie de antología de terror de Syfy, "Channel Zero". Su nacimiento es curioso, porque se basa en pequeñas historias de miedo escritas por internautas y conocidas como creepypastas, y en cada temporada adaptará, y utilizará como punto de partida, una de ellas. La historia original de "Candle Cove" es muy breve y está contada como si fuera una conversación en un foro de viejos programas infantiles, y la serie prácticamente la adapta entera en el primer capítulo, añadiendo el lado más siniestro de las desapariciones. En la web Vox decían que es una versión más inquietante de la nostalgia ochentera de "Stranger things", optando por las historias de Stephen King más oscuras. Porque, aquí, se decantan también por otro clásico del terror que siempre suele funcionar: los niños misteriosos y, potencialmente, hasta peligrosos.
Ese primer capítulo de "Channel Zero" consigue una atmósfera ligeramente indie y un poco intrigante con esos flashes, esas imágenes que de repente ve en su cabeza Mike, el protagonista, un psicólogo infantil que vuelve a su pueblo para intentar averiguar algo más sobre aquellas desapariciones. Mike también tiene sus propios problemas y, tal vez, de pequeño supo más cosas sobre aquella época de lo que ahora se atreve a reconocer, y parte de la gracia de la serie es ir desvelándolo poco a poco. Con sólo seis capítulos, no le va a dar tiempo a dar demasiadas vueltas sobre sí misma para escamotear respuestas y alargar el misterio, o es de esperar que ése sea el caso.
De momento, el principio es prometedor. Los flashbacks a los 80 dejan la sensación de que esos niños eran bastante más crueles que los de "Stranger things", y el "Candle Cove" del título está muy logrado. Se puede entender que hubiera quien lo encontrara un poco aterrador. Y lo que es curioso también es ver que uno de sus productores ejecutivos es Max Landis, guionista y enfant terrible de Hollywood, que esta temporada tiene, además, en BBC America "Dirk Gently's Holistic Detective Agency".
Música de la semana: A veces, hay series que ponen a sus episodios títulos de canciones. Y, otras veces, hay series que directamente eligen una canción para que sea su título. Es lo que pasa con "Better things", la comedia de Pamela Adlon para FX, que toma prestado su nombre del tema homónimo de The Kinks.
14 octubre 2016
A Luke Cage le gusta la buena música
Una de las mejores cosas que tiene "Luke Cage" es su sabor local, su ambientación en ese Harlem que rebosa cultura e historia negras por los cuatro costados. No sólo son las referencias al baloncesto neoyorquino, o las charlas en la barbería, o que se mencionen a algunos personajes muy importantes en la lucha por los derechos civiles, sino que la música que se escucha en la serie es fundamental también para que esa ambientación sea más auténtica. Cheo Hodari Coker, su responsable, fue periodista musical especializado en hip-hop, y siempre tuvo una idea muy clara de qué canciones quería que sonaran en los capítulos. Hasta la banda sonora instrumental, obra de Adrian Younge y Ali Shaheed Muhammad, tiene unos tintes setenteros que remiten a la blaxpoitation, a las películas de Shaft y Cleopatra Jones (y al spaghetti western, otro subgénero muy de los 70).
El mimo puesto en el aspecto musical se aprecia en las pequeñas escenas musicales que se ven en el club Harlem's Paradise. A su propietario, Cornell "Cottonmouth" Stokes, le gusta tener a los mejores artistas actuando en su escenario, así que vemos a algunos nombres muy importantes del soul y el hip-hop cantando para él. En The Nerdist recopilaron una playlist con buena parte de las canciones que suenan en "Luke Cage", cuya banda sonora se ha editado en un vinilo amarillo, y lo que vamos a hacer aquí es, simplemente, incluir a los artistas que actúan en vivo en el Harlem's Paradise.
Raphael Saadiq: "Good man" y "Angel"
Faith Evans: "Mesmerized"
Charles Bradley: "Ain't it a sin"
Jidenna: "Long live the chief"
The Delfonics: "Stop and look (and you have found love)"
Method Man: "Bulletproof Love"
Sharon Jones and The Dap Kings: "100 days 100 nights"
12 octubre 2016
Kryptonianos y demás familia
Había curiosidad por ver cómo se estrenaba "Supergirl" en The CW, después de haber emitido su primera temporada en una CBS que no estaba tan interesada en rejuvenecer a su audiencia como parecía. En cuanto a meras cifras de espectadores que han seguido a Kara en su movimiento a otra cadena (aunque manteniendo su horario del lunes a las 20), el debut ha sido todo un éxito, igualando en la demo a "Gotham" y rompiendo el récord de "Gossip Girl" de emisión de The CW más vista, con más de tres millones de espectadores. Es la mitad de la audiencia que tuvo al final de su temporada en CBS, pero es un salto enorme en su paso a un canal mucho menos visto.
Eso, en cuanto a los fríos datos. ¿Pero creativamente? ¿Se ha notado la mudanza? ¿Está "Supergirl" más cwizada? Pues excepto por la aparición de algunos edificios de Vancouver muy clásicos en las series que se ruedan allí, el traslado se ha hecho sin problemas. Incluso con la introducción de su propia versión de Superman.
(A partir de aquí habrá spoilers de ese "The adventures of Supergirl" con el que arranca la segunda temporada. Estáis avisados).
La llegada de Clark Kent a la serie (inicialmente, sólo para sus dos primeros episodios) había centrado casi toda la promoción de la segunda temporada durante el verano. Hasta Tyler Hoechlin se ha encargado de las entrevistas de dicha promoción, así que se podía correr el riesgo de que Kara quedara un poco eclipsada en su propia serie. Pero no ha sido el caso. Y, como han apuntado algunos críticos, este regreso se ha visto mucho más seguro en las cosas que funcionan, incluidos todos esos guiños a la primera película de "Superman" y la decisión de Kara de no continuar (o empezar, más bien) su relación con James Olsen. Aunque vayamos a perder a Cat Grant (que pasa a ser personaje recurrente), es su dinámica con ella y con Alex y Hank Henshaw lo que de verdad funciona en la serie, y no la inexistente tensión romántica entre el fotógrafo y la superheroína.
Siendo el estreno en una nueva cadena, hay un poco de nueva presentación de algunos aspectos para los espectadores que se sumen en The CW, pero lo que se ve es continuidad con lo que "Supergirl" era en CBS. La introducción de Lena Luthor (interpretada por Katie "doble no oficial de Keira Knightley" McGrath) apunta a llenar el hueco de Maxwell Lord bastante bien, y la relación familiar de Clark y Kara está muy bien llevada. Este Superman es un mentor para su prima y alguien muy seguro de su rol como héroe y como persona normal, sin ser arrogante, algo que Kara todavía está intentando dominar, y su aparición elimina esa sensación extraña que dejaba siempre, en la primera temporada, que se mencionara a Clark cada dos por tres pero que nunca lo viéramos (sus botas, como mucho).
Además, los dos elementos presentados en este capítulo que tienen que desarrollarse más a lo largo de esta segunda entrega apuntan bien, por ahora. Está ese misterioso joven kryptoniano que, esperemos, resulte mejor que la trama de Non y Astra, y tenemos a la jefa del Proyecto Cadmus, una Brenda Strong que está especializándose en villanas. Por ahora, "Supergirl" ha debutado en su nueva cadena prometiendo un salto adelante, sin perder sus señas de identidad. Cuando empiecen los crossovers con el resto de superhéroes de The CW podemos tener cosas divertidas, al menos.
09 octubre 2016
Cuando la tele se convirtió en cine
En 2004, la serie "The Shield" sorprendía a todo el mundo al anunciar que el gran fichaje para su cuarta temporada iba a ser Glenn Close. Aunque la actriz ya llevaba un tiempo haciendo más cine independiente y tv movies, se la consideraba una estrella de Hollywood con todas las de la ley (los taquillazos de "101 Dálmatas" y su secuela lo probaban), y que pasara a hacer una temporada completa de una serie de televisión de FX (que entonces no había alcanzado el estatus del que disfruta ahora) era, como mínimo, curioso. Es verdad que había habido otros actores eminentemente de cine que habían hecho miniseries antes, pero el movimiento de "The Shields" era, por entonces, novedoso.
La serie no estaba hecha a la medida de Close, sino que ella iba a entrar a un entorno y un mundo ya establecido, con un protagonista muy claro, e iba a ser, como mucho, una secundaria muy importante. El arco de la capitán Monica Rawling fue relevante, desde luego, y se puede argumentar que fue el principio de esa difuminación entre las series y las películas que lleva dándose ya unos años. La actriz siguió esa participación con "Damages", donde sí que era una de las estrellas, y permitió que actrices que empezaban a tener dificultad en encontrar papeles interesantes en la gran pantalla no vieran como "rebajarse" aceptar trabajos en televisión. De ahí a encontrarse a Viola Davis en "How to get away with murder" no hay tanta distancia, aunque es verdad que protagonizar una serie en una network sigue siendo un paso que no todos están dispuestos a dar.
Y eso que hay bastantes directores que se ganan el pan en las series de las cadenas en abierto (sobre todo, dirigiendo pilotos), para luego poder hacer sus películas con un colchón financiero que no tendrían de otro modo. Neil Marshall, Vincenzo Natali, Juan Carlos Campanella y hasta M. Night Shyamalan han encontrado la manera de alternar unas y otras, y hasta Tarsem Singh se ha refugiado en una serie de network como "Emerald City", una adaptación libre de "El mago de Oz" que ha tenido un par de salidas falsas en NBC, hasta que ya la han rodado y la han colocado para esta midseason. Las líneas divisorias entre ambos medios no son tan rígidas, mucho menos si hablamos de HBO, Netflix o Amazon, y la posibilidad de hacer temporadas cortas o, directamente, miniseries ha atraído a más talento a la pequeña pantalla.
"The people vs O.J. Simpson" es un buen ejemplo de ese trasvase, aún más acrecentado cuando Marvel anunció, en la Comic-Con de Nueva York, que Sigourney Weaver sería la villana de "The Defenders", la miniserie que unirá a Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist en Netflix. En algunos casos, acabar en televisión sigue siendo una degradación (que se lo pregunten al reparto de la saga "Divergente", que va a acabar en la pequeña pantalla ante el fracaso de su última película), pero cada vez más se ve como una oportunidad de hacer cosas que resultan my difíciles en un panorama cinematográfico donde los estudios de Hollywood arriesgan menos que nunca.
Música de la semana: "Westworld" y sus versiones instrumentales de canciones modernas muy conocidas han sido uno de los asuntos que más se ha hablado esta semana. Esa "Paint it black" , de los Rolling Stones, orquestal sonando en el gran tiroteo fue un puntazo, pero casi resultó más divertido reconocer "Black hole sun", de Soundgarden, sonando en la pianola.
07 octubre 2016
El arquero solitario
ALERTA SPOILERS: Esta entrada va a contener spoilers del primer capítulo de la quinta temporada de "Arrow". Ya sabéis lo que pasa a continuación.
Ésta va a ser una temporada interesante para los superhéroes de The CW. La llegada al canal de "Supergirl" y la decisión de que todas las series estén menos separadas entre sí, fomentando decididamente un universo compartido (el Flarrowverso, lo llaman), representa un reto y una gran oportunidad para que puedan destacar en un panorama televisivo cada vez más repleto de tipos con habilidades especiales. No lo tienen fácil, pues hay rivales que se llevan más atención mediática y parabienes críticos (las series de Marvel en Netflix, sin ir más lejos), y su entretenimiento más de serie B lo tiene más complicado para llamar la atención.
Pero dependiendo de cómo desarrollen ese universo (o multiverso) compartido, pueden posicionarse como la opción menos pretenciosa y más entretenida de toda esta recua de justicieros enmascarados. O pueden quedarse como las hermanas pequeñas, eso está aún por ver. El anunciado crossover a cuatro bandas de diciembre será un evento importante en esta estrategia, del mismo que lo será ese inicio en Flashpoint de "The Flash". Los cambios provocados por Barry van a tener también consecuencias en la quinta temporada de "Arrow", o eso se afirmó en su momento, y el curso de acción del superhéroe más veterano de la cadena va a ser igualmente interesante.
Las aventuras de Oliver Queen arrancaron siguiendo el molde de seriedad del Batman de Christopher Nolan, pero conforme aparecieron héroes más alegres como Flash, o un poco más irreverentes (como intenta "Legends of tomorrow"), se quedó enseguida anticuado. Los retos a los que se enfrenta la Flecha Verde son siempre muy serios (Star City parece la versión descafeinada de la ciudad de "Seven"), pero se introdujo cierta levedad en las interacciones entre sus personajes para dejarlos respirar un poco. Los mejores momentos entre Stephen Amell y Emily Bett Rickards llegan cuando pueden meter alguna que otra chanza en sus diálogos, no cuando están discutiendo intensamente sobre si Oliver debería reclutar un nuevo equipo o no.
La quinta temporada de "Arrow" parece que va a presentar una verdadera evolución en el status quo de la serie. La muerte de Laurel arroja aún una larga sombra sobre todos los personajes, y aunque Oliver le prometiera que ella no sería la última Black Canary, se muestra reticente a cumplir esa promesa. No quiere poner a otras personas en peligro, y se aferra a la idea de que John y Thea volverán a trabajar con él, y que las cosas volverán a ser como antes, lo que no es posible. Oliver tiene que reconocer que las cosas ya no son como antes, y que necesita ayuda.
Su tendencia a trabajar solo, y el intento de todos los demás por convencerlo de que tiene que aceptar ayuda, es uno de los temas más recurrentes de "Arrow", y uno que se va a recuperar esta temporada. Su protagonista sigue teniendo dificultad para confiar en otras personas (lo que nunca suele ser bueno para la serie), y mientras la gente a su alrededor continúa con su vida, él se queda anclado en sus viejos hábitos y sus viejas costumbres. ¿Se notarán aquí los cambios que pueda introducir "The Flash"?
05 octubre 2016
Sin tiempo
Máquinas del tiempo, villanos que quieren cambiar la historia y tres héroes que deben impedirlo, acarreando sus propios problemas a cuestas. Esos son los ingredientes de "Timeless", la serie que en España nos suena por esa demanda por plagio que le ha puesto "El ministerio del tiempo", y que en Estados Unidos es más conocida por ser la primera de las tres series sobre viajes temporales que van a estrenarse esta temporada. Las otras dos ("Making history" en FOX y "Time after time" en ABC) llegarán en midseason, y hay que añadir a ellas a los superhéroes de "Legends of tomorrow", que también tienen una máquina del tiempo gracias a Rip Hunter.
Ser la primera en estrenarse puede darle cierta ventaja a esta historia de aventuras, protagonizada por tres personas de lo más variopinto (y de la que ya he hablado en ¡Vaya Tele!), pero es probable que ésa sea su única ventaja. Esta misma semana, The CW empieza a emitir otra serie que, más que sobre viajes al pasado, gira alrededor de una conexión entre presente y pasado, "Frequency", que aunque esté basada en una película, puede aportar algo novedoso, si sus guionistas deciden aprovechar su premisa. Hay un momento en "Timeless" que remite un poco a dicha serie, y que claramente va a aportar el motor emocional para uno de sus protagonistas, y que apunta a ese "frankenstein" de serie que es en realidad.
Ya hemos visto muchas misiones para intentar salvar la historia con anterioridad, así que el reto es conseguir que sus personajes sean interesantes y entretenidos. Porque hay potencial para que podamos pasar, al menos un buen rato todas las semanas. Hasta "Revolution", la anterior serie de Eric Kripke en NBC, tenía sus momentos y una premisa un poco más original. El armazón más procedimental de "Timeless" puede ayudar a que se construya mejor la trama de fondo, y a que ésta no empiece a dar vueltas sin sentido para poder alargarla durante varias temporadas. Es muy pronto para saber si lo hará o no.
03 octubre 2016
Las series de 2006
Todos los años se celebra el aniversario de algo. Siempre hay alguna serie, en este caso, en alguna parte, que tenga un cumpleaños redondo. No sólo la cadena The CW ha celebrado su primera década de vida en estas últimas semanas; también lo han hecho varias series que han dejado huella, de una manera o de otra, en los aficionados a la ficción televisiva. Porque hemos comentado en otras ocasiones que no sólo hay vida antes de "Los Soprano" o de "Perdidos", sino que también hubo cosechas de series más que decentes después de aquella ya mítica temporada 2004/05.
De hecho, con los recordatorios del décimo aniversario del estreno de "Friday Night Lights", resulta que el año 2006 no fue nada malo para el panorama global de la seriefilia. Cadenas en serios apuros de audiencia, como NBC, dejaron dos de las mejores series de los últimos tiempos, la ya mencionada "Friday Night Lights" y la comedia "30 Rock", e intentó traer de vuelta a la televisión a Aaron Sorkin con "Studio 60 on the Sunset Strip", un sonoro fracaso que, sin embargo, sí dejó para la intrahistoria televisiva aquella supuesta rivalidad entre Sorkin y Fey por ver cuál de las dos series (ambientadas ambas en sendos programas de sketches humorísticos, con audiencias bajas y respuestas dispares entre los críticos) acababa eludiendo la cancelación.
Mientras NBC buscaba su sitio tras el final de "Friends" (y el inminente de "Urgencias"), ABC estrenaba una adaptación de una telenovela colombiana que ahora está injustamente olvidada, "Ugly Betty", y que lanzó a la fama a America Ferrera. Su tono, que parodiaba las convenciones de los culebrones, la hizo destacar sobre dramas familiares como "Cinco hermanos", estrenada también por esa cadena ese otoño, y parte de su ADN se nota ahora en "Jane the virgin", producida también por Ben Silverman. Y es curioso, porque hubo otro drama familiar que debutó en 2006 y que ha caído también un poco en el olvido seriéfilo, "Big Love", la serie sobre la familia polígama de HBO.
2006 pudo ser un año que, en general no significó una revolución para la televisión de Estados Unidos, pero sí que fue muy significativo en el Reino Unido. El estreno en BBC de "Life on Mars" metió a la ficción británica en la "pomada" de las tendencias más interesantes de la televisión mundial, y llevó a las islas la mezcla de géneros que estaba ya de moda en Estados Unidos. Y de allí salieron también aquel año dos series tan diferentes como "The IT Crowd" y "Torchwood".
02 octubre 2016
El héroe negro
Cuando una serie arranca con una discusión, entre los clientes de una barbería, sobre los Knicks de la década de los 90, incluye un cuadro de Notorious B.I.G. y su protagonista referencia al novelista Chester Himes, está muy claro que es una serie en la que cultura negra va a ser fundamental. Más todavía si está ambientada en el barrtio neoyorquino de Harlem. Ésos son los códigos con los que trabaja "Luke Cage", la tercera de las series de Marvel en Netflix, y son también los que le dan su individualidad con respecto a "Daredevil" y "Jessica Jones". Que Luke Cage sea negro es importante para la serie porque explora lo que significa ser un hombre negro en los Estados Unidos actuales. Las críticas que se han escrito allí hacen especial hincapié en este aspecto, desde el poder negro al movimiento Black Lives Matter, y a nadie se le escapa lo significativo que es tener un héroe cuyo poder es ser inmune a las balas (un poder defensivo) en un momento en el que se suceden los casos de brutalidad policial y tiroteos contra sospechosos negros desarmados.
Esa circunstancia es lo que le da cierto pase a "Luke Cage" en Estados Unidos, y lo que resulta más extraño a este lado del charco. El hecho de ser negro no sólo le hace pertenecer a otra raza, sino que da a Luke otra cultura y otra historia distintas de la de la América blanca protestante. El país celebra en febrero el Mes de la Historia Negra precisamente para reconocer la importancia que esa comunidad ha tenido para dar forma a los Estados Unidos contemporáneos, y para restituir un poco el gran agravio de la esclavitud del siglo XIX y la segregación racial de la primera mitad del XX. Para los espectadores de allí, todo eso está presente cuando ven "Luke Cage"; a nosotros, probablemente, se nos escape esa relevancia cultural de la serie, más allá de reconocer, a lo mejor, los guiños a la blaxpoitation de los 70 de su banda sonora.
Es una parte fundamental de cómo ha construido Cheo Hodari Coker, su showrunner, la primera aventura independiente del personaje tras su presentación en "Jessica Jones". Los villanos quieren, en parte, luchar contra la gentrificación que avanza inexorable por la isla de Manhattan manteniendo Harlem como un barrio tradicionalmente negro, por ejemplo, y el baloncesto es un aspecto muy importante del pasado de varios personajes, incluida la detective Misty Knight, como es de recibo en un lugar que alberga la cancha de baloncesto callejero más famosa, probablemente, del mundo, Rucker Park. El sabor local es lo más destacable de los primeros episodios de "Luke Cage", eso y su banda sonora, trufada de hip-hop y de soul. También es curioso el tono más dorado que tienen a veces sus imágenes (en contraste con, por ejemplo, el tinte un poco más púrpura que tenían las de "Jessica Jones"), pero la serie apunta a tener el mismo defecto de las otras dos.
Y es que no es capaz de aguantar su historia durante trece capítulos. La estructura que los guionistas creen que demanda el binge-watching de Netflix (serialización extrema) resulta contraproducente para mantener el ritmo y el interés durante toda la temporada, especialmente en la parte intermedia. Es algo que, a lo mejor se notaría menos si se diera más importancia al episodio como unidad principal, en lugar de a la temporada, y que depende de que se haya conseguido tener unos personajes lo suficientemente atrayentes como para sostener la atención de los espectadores.
Música de la semana: Ya que hablábamos de la importancia de la música enm "Luke Cage", vamos a quedarnos con un cantante que aparece en los primeros episodios, Raphael Saadiq, con una canción que justo parece escrita para el protagonista de la serie, "Good man".
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