28 enero 2016

Aviso de programación

Este blog va a estar en hiato hasta el martes que viene. No voy a estar "trabajando mi queso nocturno", pero sí voy a estar de viaje, así que las actualizaciones y comentarios sobre la nueva temporada de "Los 100", o las nuevas polémicas que surjan alrededor de los próximos Oscar tendrán que esperar. Podéis, si queréis, escuchar los últimos programas de Yo disparé a JR o, simplemente, ver algunos de las series en emisión esta midseason. Y volvemos a leernos el martes. Tened cuidado ahí fuera.

26 enero 2016

Los juguetes miopes


Es probable que, la semana pasada, leyérais un post sobre la polémica por la ausencia de Rey en buena parte del merchandising de "Star Wars. El despertar de la Fuerza" que intentaba mostrar cómo funcionaba la industria juguetera de un tiempo a esta parte. Cuando los primeros muñecos y juguetes de la película fueron saliendo, había una cantidad desproporcionada de mercadotecnia relacionada con Kylo Ren y bastante poco, en comparación, de Rey, algo que se achacó en un principio a la protección a ultranza de la trama de la cinta y a la aversión a que hubiera spoilers de ella circulando por ahí en forma de muñecos Funko Pop. Pero cuando el episodio VII ya llevaba más de un mes en los cines, rompiendo récords de taquilla por doquier, y seguía sin haber merchandising de Rey, las sensaciones empezaron a ser otras.

La gota que colmó el vaso fue el Monopoly de "Star Wars" y que los personajes que incluía fueran Darth Vader y Kylo Ren, por el lado oscuro, y Finn y Luke Skywalker por el de los buenos. El personaje principal de la cinta, Rey, no estaba por ninguna parte, del mismo modo que también era olvidada en el set del Halcón Milenario con Finn, Chewbacca y Han Solo. Los periodistas hasta llegaron a preguntar a J.J. Abrams por estas ausencias durante los encuentros de la TCA, donde estaba presentando un par de series producidas por su compañía, Bad Robot ("11.22.63" y "Roadies"), por si el argumento de los spoilers tenía algún sentido. Cuando el director afirmó que le parecía "ridículo" que la protagonista de la historia no estuviera incluida en los conjuntos de varios muñecos, terminó de cimentarse la narrativa que había perseguido a todo el merchandising de la película desde el principio; que era un poco misógino.

En el post que comentábamos al principio se explica que, desde hace unos años, las jugueteras se dieron cuenta que, si dividían los mismos tipos de juguetes en dos líneas diferentes, una para niños y otra para niñas, podían vender el doble haciendo que los padres compraran el mismo balón, por ejemplo, en azul para sus hijos y en rosa para sus hijas. Esta estrategia de marketing acabó cuajando a niveles mucho más profundos, hasta el punto de que los ejecutivos que deciden el merchandising de las películas más taquilleras no son capaces de comprender que los chicos puedan querer un muñeco de la Viuda Negra, porque consideran que es para chicas. Y se justifican diciendo, por ejemplo, que las princesas Disney ya no venden.

El caso de "El despertar de la Fuerza" es sumamente curioso en todo esto porque lo que demuestra es que esos ejecutivos tienen esa estrategia tan enraizada en sus mentes (y están tan convencidos de que sólo los chicos adolescentes compran estos muñecos), que no fueron capaces de darse cuenta de dónde estaba el potencial de ventas más claro. Aún es más curioso cuando "Star Wars" es ahora propiedad de Disney, que es cierto que ha ignorado todo lo que ha podido a la Viuda Negra en el merchandising de los Vengadores, pero que hace sólo un par de años tuvo un enorme éxito de taquilla, trasladado luego a juguetes, disfraces y demás, con "Frozen". ¿Y quiénes son las protagonistas de esa película y las que más presencia tienen en los productos licenciados? Dos mujeres, Elsa y Anna.

Que Disney y las compañías a las que licencia los derechos del merchandising no hayan aprendido nada de "Frozen" es, realmente, lo más sorprendente de todo. Teniendo a una chica (una "princesa", si queréis) como protagonista de "Star Wars. El despertar de la Fuerza", podrían haber ido a por ese público que no se cansa de las dos princesas de Arendelle, ese público que fue al cine a ver el episodio VII con sus padres precisamente porque había una heroína al frente. La miopía que desplegaron a la hora de elegir a Kylo Ren como gran punto focal de los juguetes demuestra que se han creído su propia estrategia de ventas, y que ésta funcionó demasiado bien. Su intento de sacar doble rendimiento a un mismo producto generó una división por género que, ahora, se ha vuelto contra ellos.

25 enero 2016

Toda la conspiración de los expedientes X

"Expediente X" ha vuelto a televisión, 14 años después de que terminara (y ocho después de su segunda incursión en cines), aprovechando esa ola de nostalgia por la cultura popular de la primera mitad de los 90 que nos ha invadido últimamente. Y la propia nostalgia por la serie, que alcanzó su punto más álgido durante las celebraciones del 20º aniversario de su estreno, en 2013, realizadas en la Comic-Con de San Diego y en otros eventos relacionados con la televisión. La fácil dinámica que David Duchovny y Gillian Anderson han desarrollado con el paso del tiempo, las carreras que ellos han forjado lejos de Mulder y Scully y la larga sombra que la serie arroja aún sobre unas cuantas series hicieron que aquella "fiesta" de cumpleaños hiciera pensar que, si volvían cosas como "Hawai Five-0", ¿por qué no podría regresar "Expediente X"?

Los seis episodios de esta nueva entrega empezaron a verse anoche en Estados Unidos (el segundo se emite hoy), mientras FOX España estrenará los dos primeros mañana por la noche, y ante este regreso, ha habido bastantes espectadores que o han refrescado sus conocimientos sobre la serie o se han animado a verla entera (las nueve temporadas originales) para ponerse al día de cara a las nuevas peripecias de Mulder y Scully. Sin embargo, también hay quien puede querer ver este regreso con unas nociones superficiales de lo que era la serie y de la conspiración que los dos agentes del FBI intentaban desvelar. Parece que uno puede lanzarse de cabeza a esta décima temporada sin haber visto gran cosa del resto, pero para los despistados, vamos a  recordar de qué iba la conspiración de "Expediente X", quién era el Fumador y por qué esos casos inexplicables sin resolver eran tan personales para Mulder.

El último episodio de la serie, "The truth", ya resume la mitología de esas nueve temporadas con la excusa de un juicio, así que esto va a ser un recordatorio de puntos que, probablemente, vayan a tener importancia en estos nuevos seis capítulos. Si, por el contrario, preferís una guía de episodios destacables, también podéis encontrarla aquí. Y para los tiquismiquis, si queréis considerar esto spoilers de una serie que tiene más de veinte años, no sigáis leyendo.

Si empezamos desde el principio, "Expediente X" arranca con la llegada de Dana Scully al departamento con ese nombre en el que trabaja Fox Mulder. Él tenía un brillante futuro haciendo perfiles de asesinos, que tiró por la borda para investigar la desaparición de su hermana cuando él era un niño, una desaparición que está convencido que fue obra de alienígenas y que forma parte de una conspiración, urdida por el gobierno de Estados Unidos, para ocultar la existencia de esas criaturas. Scully, por su parte, tiene formación como médico y es asignada a los expedientes X para aportar el punto de vista científico, aunque sus jefes esperan que espíe a Mulder por ellos y que desacredite su trabajo.

Lo que ambos agentes acaban descubriendo es que, efectivamente, hay una conspiración  (dirigida por una organización llamada el Sindicato, y para la que trabaja el misterio Fumador)  que se remonta a 1947 y al famoso accidente de Roswell. Según se va averiguando, el gobierno contactó con una civilización alienígena que llevaba ya bastante tiempo viniendo a la Tierra, y llegó a un acuerdo con ella para facilitar una invasión del planeta en 2012. Para ello, se experimentaba con humanos (los abducidos) y con ADN extraterrestre con la esperanza de crear unos híbridos que pudieran ser la nueva especie del futuro. Mientras investigan todo esto, Scully es abducida y sufre algunos de esos experimentos, que en el caso de las mujeres estaban relacionados con la fertilidad y la posibilidad de gestar uno de esos híbridos.

Pero esos experimentos tenían efectos secundarios en forma de cáncer, que Scully sufre más o menos a la mitad de la serie. Podríamos hablar aquí también del Cáncer Negro, los clones alienígenas con forma humana que vivían en la Tierra o el cazador extraterrestre cambiaformas, pero ya complicamos demasiado la historia, y no son tan fundamentales. Lo que importa de la conspiración es cómo afecta a Mulder y Scully (que es también, probablemente, lo crucial para los nuevos capítulos), cuya tensión sexual no resuelta parece, en realidad, resolverse fuera de cámara en algún punto de la séptima temporada. Al final de ella, Mulder es también abducido y descubrimos que Scully está embarazada. Pero no puede quedarse con su hijo, William, al que tiene que dar en adopción para protegerlo de las personas que quieren hacerse con él, porque creen que es especial.

Desde el final de la serie, la segunda película nos mostró a unos Mulder y Scully en los que el paso del tiempo había hecho mella. Los veíamos juntos, pero fuera del FBI, y las vivencias de aquellos años los habían cambiado. Es de suponer que eso también se aprecie en su vuelta, porque si algo ha sido Chris Carter en este tiempo es coherente con cómo han evolucionado ambos personajes desde 2002, para bien y para mal.

24 enero 2016

Entre Wanheda y Peridot

"Los 100" ha sido una de las series revelación de los últimos años en la televisión estadounidense. Desde sus inicios como un intento de The CW de subirse al carro de las distopías juveniles de ciencia ficción, ha evolucionado hacia algo bastante más complejo y con su propia personalidad, que queda perfectamente clara en el principio de su tercera temporada. En una serie sobre supervivencia, sobre las decisiones que se toman para conseguirla y sobre las consecuencias que tienen dichas decisiones, y lo difícil que puede ser vivir con ellas. Ningún personaje en la serie se ha librado de ese peso, aunque sea Clarke la que lo haya ejemplificado mejor y la que esté más afectada por él, y aunque el primer episodio de la nueva temporada muestra a Terrestres y habitantes del Arca en una tregua (frágil, pero tregua, al fin y al cabo), el fantasma de lo que hicieron para alcanzarla sigue revoloteando sobre sus cabezas.

Es Clarke quien lo tiene aún más presente, lógicamente, sobre todo porque la ha definido para buena parte del mundo exterior. Cómo evolucione a partir de aquí puede ser un camino interesante para una entrega en la que se nos empieza a dar algo de información sobre cómo ocurrió el holocausto nuclear que forzó al exilio en el Arca, y en la que nuestros conocimientos de los Terrestres también están ampliándose con la introducción de la Nación del Hielo. "Los 100" parece estar manejando dos tramas paralelas que, por ahora, son independientes (la de Jaha y la Ciudad de la Luz y la del resto de personajes), pero en las que da la sensación de que está presente aquella frase tan citada del comandante Adama al principio de "Battlestar Galactica": no puedes huir de las cosas que has creado. Jason Rothenberg, el showrunner de la serie, explica más cosas en esta entrevista.

Otra serie que está adentrándose en un terreno mucho más interesante es "Steven Universe", que aprovecha sus Steven Bomb, o emisiones diarias de capítulos nuevos durante una semana, para contar una única historia. La última de estas "bombas" ha girado en torno a la amenaza que se cierne sobre la Tierra en esta segunda temporada y ha seguido profundizando en uno de los personajes más logrados de la serie, Peridot. La que era una de las villanas al principio ha evolucionado hacia algo más parecido a una aliada, y se ha ganado también el favor de los fans gracias a su peculiar personalidad. Su irritación por estar atrapada en la Tierra, su forma de pensar completamente lógica y literal, la manera en la que se relaciona con Steven... Todo eso ha dejado grandes momentos cómicos en la serie, y ha ido perfilando a un personaje que representa también ese mundo jerarquizado, intransigente y frío del que huyeron las Gemas de Cristal.

Peridot es nuestra ventana a ese planeta original de las Gemas y a su manera de pensar, en la que cualquier cosa que se salga de lo preestablecido es antinatural y totalmente incomprensible. La expansión que ha vivido "Steven Universe" con esta última tanda de capítulos ha sido muy notable porque, de hecho, casi parece una serie diferente de la que era cuando arrancó. Rebecca Sugar, su creadora, ha explicado en varias entrevistas que, como todo está contado desde el punto de vista de Steven, la historia pasada de las Gemas y la naturaleza de los peligros que acechan a la Tierra se van desvelando según las va aprendiendo su protagonista, y él mismo es también un contrapunto muy interesante para la rigidez mental inicial de Peridot. Su frustración y su mentalidad de ingeniero llevada al extremo han sido dos grandes añadidos para la serie.

Música de la semana: El arranque de la tercera temporada de "Los 100" dejó un momento que recordaba a las escenas de "Generation Kill" en las que los soldados pasaban el rato en los todoterrenos cantando, en su caso, las canciones más cursis que se les ocurrían. En la serie de The CW, lo que sonaba era "Add it up", un viejo éxito de una banda ya clásica del rock indie americano como Violent Femmes.

22 enero 2016

Peggy en Los Ángeles

Entre las series de Marvel en Netflix, el universo expandido a partir de "Arrow" y las futuras series de X-Men en FOX (o esa fallida "Heroes reborn"), los títulos de superhéroes están siendo casi tan omnipresentes en la televisión como en el cine, y buena parte de ellos comparten también el tono serio y trascendente de sus aventuras en la gran pantalla. Por eso, cuando llegan series que apuestan por algo más ligero y por la diversión, no es raro que los fans las abracen como si llevaran años esperándolas. O a lo mejor no las acogen exactamente así, pero es innegable que los espectadores que siguen "The Flash" y "Supergirl", por ejemplo, lo hacen en parte porque resulta muy refrescante ver cómo Barry y Kara disfrutan con sus poderes.

Algo similar se puede aplicar a "Agent Carter", uno de los estrenos más simpáticos y con más encanto de la pasada midseason, que la ABC programa en el hiato invernal de "Agents of SHIELD". Su primera temporada nos presentó no sólo a los compañeros de Peggy Carter en la SSR, sino que profundizó y expandió un personaje que se había introducido en "Capitán América. El primer vengador" y lo rodeó de villanos tan entretenidos como Dottie Underwood, una mala que disfruta también siendo mala, lo que igualmente es un bienvenido cambio con respecto a los villanos asaltados por sus demonios personales tan sobreexplotados por las historias recientes de superhéroes. Las aventuras de Peggy se convirtieron en una cita semanal con la diversión sin mayores pretensiones, y con un personaje central fantásticamente interpretado por Hayley Atwell, así que había mucha curiosidad por ver cómo regresaba la serie con, además, mudanza de la trama a Los Ángeles.

Los dos primeros episodios de la segunda temporada de "Agent Carter" despejan cualquier duda que pudiéramos tener sobre ese cambio de escenario. La serie se muestra mucho más segura de sí misma y se anima a adentrarse en una historia mucho más comiquera con una villana que puede dar mucho juego, Whitney "Madame Máscara" Frost, a la que incluso quienes sólo hayan leído los cómics de "Ojo de Halcón" de Matt Fraction reconocerán como una rival más que a la altura para Peggy. Se apunta también a una conspiración al más alto nivel y tenemos de fondo una ciudad que, en 1947, tenía serios problemas con la mafia y la corrupción policial, y a la que llegaban multitud de jóvenes buscando su oportunidad en Hollywood. Ése es también el año del famoso asesinato de la Dalia Negra, así que Michelle Fazekas y Tara Butters tienen mucho material para las nuevas aventuras de Peggy.

Ésta, a todo esto, sigue siendo uno de los mejores personajes femeninos de la televisión estadounidense actual. El dúo cómico que forma con Jarvis, el mayordomo de Howard Stark, está más potenciado en estos nuevos episodios, en los que todo lo que él encuentra extraño de Los Ángeles (y las pequeñas excentricidades de Stark) dan para geniales momentos sólo superados cuando entra en escena Anna, su esposa, que apunta a ser un añadido que puede aportar aún mayor diversión. Lo que hace arrancar la trama es algo que ya hemos visto antes en "Agents of SHIELD", pero la personalización que "Agent Carter" va a darle puede ser bastante más interesante. La soleada California casa perfectamente con el tono de la serie.

21 enero 2016

El color de los premios

 El año pasado, la conversación alrededor de los Oscar casi giró más alrededor de la falta de diversidad racial de sus nominados que de los méritos de los candidatos. La ausencia de "Selma", en la que había puestas grandes esperanzas en su directora, Ava DuVernay, y su actor protagonista, David Oyelowo, fue vista como un ejemplo muy claro de cómo la Academia de Hollywood todavía está dominada por votantes de gustos bastante conservadores, por hombres blancos heterosexuales de edad ya provecta que apenas prestan atención a películas que no hablen de ellos. La victoria de "12 años de esclavitud" en la edición anterior había sido una excepción, como volverían a demostrar las nominaciones de este año.

Había varias cintas con protagonistas negros que sonaban, al principio de la carrera, para conseguir alguna candidatura a estos premios. Estaba "Concussion" (o "La verdad duele") , en la que Will Smith interpreta a un médico que se enfrentó a la NFL por las lesiones cerebrales que la práctica del fútbol americano causa a algunos jugadores; estaba "Beasts of no nation", la película de Netflix sobre los niños de la guerra africanos por la que Idris Elba ha recibido, por ejemplo, una nominación al SAG a mejor secundario; estaba "Straight outta Compton", la cinta sobre el grupo NWA que fue un sorprendente éxito de taquilla en septiembre, y estaba "Creed", la nueva entrega en la saga de Rocky Balboa centrada, esta vez, en el hijo de Apollo Creed, al que da vida Michael B. Jordan. De todas ellas, "Straight outta Compton" logró una nominación al mejor guión y "Creed", al mejor secundario, para Sylvester Stallone.

De varias de estas películas, podría argumentarse que no tenían lo suficiente para conseguir llamar la atención de la Academia. Las críticas de "Concussion" han sido tibias, "Beasts of no nation" no parece haber hecho el ruido mediático que debería, y es posible que NWA todavía sea visto como un grupo "peligroso" cuya película, además, recuerda a los votantes cosas como las revueltas en Los Ángeles que siguieron a la paliza que la policía propinó a Rodney King cuando lo arrestaba por conducir ebrio. Y nos queda "Creed", que vuelve a la historia de Rocky justo 40 años después del éxito de la primera película en los Oscar de 1976 y cuyo protagonista es uno de los actores jóvenes más al alza de Hollywood, y que ya estuvo cerca de lograr una nominación con "Fruitvale Station".

Ha sido, al final, la narrativa del comeback de Stallone (como si no hubiera tenido un gran éxito con las películas de "Los mercenarios") la que ha prevalecido para los Oscar, y ha hecho que los nominados principales vuelvan a verse uniformemente blancos y heteros ("Carol", la historia de amor lésbico de Todd Haynes, no consiguió entrar en mejor película y director, aunque sí tiene candidaturas para sus actrices, por ejemplo). Esto ha propiciado toda una cascada de reacciones, otra vez alrededor del hashtag #OscarsSoWhite, e impulsada en parte por la decisión de Spike Lee, que recibió en noviembre un Oscar honorífico, de no ir a la gala en protesta por esa falta de diversidad. Y aunque es muy criticable que, por segundo año consecutivo, no haya actores no blancos nominados, lo que parece que se está perdiendo es la discusión del problema estructural.

Viola Davis afirmó, cuando recibió el Emmy a mejor actriz de drama por "How to get away with murder", que era imposible ganar premios por papeles que no estaban ahí, y ese discurso se ha mencionado cada vez que se trata el tema de la diversidad en Hollywood. La presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs (curiosamente, una mujer negra), respondió a esta controversia con una carta en la que afirmaba que la solución a este tema estaba en invitar a la Academia a miembros más diversos, en heterogeneizar la composición de los votantes para que sus nominaciones se fueran saliendo de la norma. Y, por otro lado, en los estudios tiene que haber también más diversidad entre los ejecutivos que deciden qué películas se hacen y cuáles no. Si todos son hombres blancos cincuentones, por ejemplo, es más fácil que hagan una película de "Los Soprano" que de "Empire".

20 enero 2016

¡Que vienen los extraterrestres!

Las invasiones alienígenas eran unos clásicos del cine de ciencia ficción de los 50. Permitían tocar temas políticos y sociales que obsesionaban al público de la época sin ser demasiado explícitos, aunque los espectadores que veían "La invasión de los ladrones de cuerpos", en 1956, podían extrapolar sin problemas sus extraterrestres que usurpaban los cuerpos de los habitantes de un pequeño pueblo al "terror rojo" o a la "caza de brujas" del Comité de Actividades Antiamericanas, y quienes se sentaban en el cine a ver "Ultimátum a la Tierra", "Planeta prohibido" o "La guerra de los mundos" sabían que aquellas películas estaban muy enraizadas en los temores de la sociedad de aquella década marcada por la Guerra Fría y el miedo a un ataque nuclear.

Los extraterrestres pueden ser unas metáforas perfectas para muchas cosas, y unos espejos ideales para reflejar algunos de los problemas del mundo contemporáneo. Los visitantes de "V" podían recordar a los nazis, pero estaban alertando sobre las tentaciones de los gobiernos de derechas de los 80, y el estado de ocupación y represión implantado por los alienígenas de "Colony", la nueva serie de USA, remite inevitablemente a dictaduras actuales, aunque sus creadores, Ryan Condal y Carlton Cuse, afirmen que tuvieron la idea al ver fotos de la Francia ocupada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, con gente sentada tranquilamente en las terrazas de los cafés mientras pasaban al lado suyo los soldados alemanes.

Es esa inspiración en la realidad lo que le da algo de interés a la serie. Los personajes hablan sobre la Llegada, sobre el momento en el que los alienígenas aparecieron en la Tierra y, en este caso, aislaron Los Ángeles con un altísimo muro metálico, pero no tenemos ningún vistazo de ellos. Los "malos" son los humanos que trabajan para ellos, los colaboracionistas (que es una terminología muy de la Segunda Guerra Mundial), que son quienes se encargan de hacer cumplir el toque de queda, de buscar y eliminar a la resistencia a la ocupación, de detener aleatoriamente a gente por la calle y llevarlos a una misteriosa fábrica que suena tan ominosa como la expresión "campo de concentración".

La última serie de invasiones extraterrestres que habíamos visto había sido "Falling skies", que era una historia de guerra, y que no se mueve por los mismos derroteros que "Colony". Sí tenía una subtrama, su yo estoy bien informada, que obligaba a replantearse quiénes eran los malos y quiénes los buenos, pero el destino del planeta estaba aún en el aire. En la serie de USA, claramente los humanos han perdido y, al estilo de la tripulación de Galáctica en Nueva Caprica, lo único que les queda es obedecer e intentar pasar desapercibidos, o resistir utilizando tácticas que, en otro contexto, les parecerían reprobables.

Esta historia de invasión, más esa "Homeland" con alienígenas que parece ser "Hunters", próxima serie de Syfy, también está respondiendo a cierta inquietud en la sociedad estadounidense, el miedo a los atentados terroristas extremistas y la desconfianza en las instituciones públicas y, especialmente, en las fuerzas del orden en las grandes ciudades. "Colony" podrá tener algunas imágenes que remiten a la dictadura de Pinochet, pero se dirige a los temores del público norteamericano a través de un envoltorio de ciencia ficción. Con sólo el primer episodio emitido, está por ver hasta dónde se meterán en esos asuntos de lealtad, resistencia y sumisión, pero tienen un material muy amplio con el que jugar.

18 enero 2016

Películas a la vieja usanza

En las nominaciones a los próximos Oscar hay una curiosa mezcla de películas muy modernas y rompedoras con otras bastante más clásicas, que no necesariamente tradicionales. Por cada "Mad Max: Furia en la carretera" o "Sicario" encontramos no ya una "Spotlight", sino películas rodadas siguiendo esos cánones clásicos del cine americano de la época dorada de Hollywood. Los años 50 están muy presentes no sólo como escenario temporal de "Brooklyn", sino que marcan la manera en la que Steven Spielberg y Todd Haynes dirigen dos cintas que, a priori, no tienen nada que ver entre sí como "Carol" y "El puente de los espías", dos títulos que muestran dos lados diferentes de aquella década.

"Carol" es una historia de amor y, como tal, sus códigos pueden ser más los de "Breve encuentro", una de las inspiraciones reconocidas por Haynes para su rodaje. Basada en una novela de Patricia Highsmith, cuenta la relación entre Carol, una mujer adinerada que está separándose de su marido, y Therese, una joven que aún no sabe muy bien qué hacer con su vida y que trabaja de dependienta en unos grandes almacenes para ganarse unos dólares. Las dos se sienten inmediatamente atraídas la una por la otra, pero en la sociedad de principios de los 50, una relación homosexual era ilegal y podía llevarlas, como mínimo, a terapia con un psiquiatra para intentar "curarlas" de su "aflicción". Así que todos sus acercamientos se producen con conversaciones codificadas, miradas y silencios bastante más elocuentes que un apasionado monólogo, y "Carol" se construye de la misma manera.

No tiene prisa, va narrando la historia de una manera elegante y contenida, como los dramas románticos de los 40 antes de que llegara el melodrama desatado y de colores saturados de Douglas Sirk, al que el propio Haynes homenajeó conscientemente en "Lejos del cielo". No es una película de explosiones emocionales, sino que todo transcurre en lo que se insinúa y, a veces, hasta cuesta explicitar en privado. Y la fotografía, apagada e invernal, excepto cuando Therese y Carol están juntas en esos hoteles de su road trip, ayuda a vender esa ambientación a principios de los 50, algo que hace también "El puente de los espías".

Ésta, sin embargo, transcurre ya casi a principios de los 60, en unos Estados Unidos completamente consumidos por la paranoia de la Guerra Fría y el temor a un ataque soviético, y cuenta una historia real: la del intercambio entre el espía ruso Rudolf Abel y el piloto estadounidense Gary Powers, negociado por un abogado especializado en demandas de seguros llamado James Donovan. Spielberg se imbuye ahí de los colores y la manera de rodar de las películas de aquella época y, sobre todo, del género de espías. En Nueva York, los colores se saturan, mientras en el Berlín oriental pasan a estar dominados por el gris de la nieve, del muro recién construido y de los edificios aún en ruinas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

"El puente de los espías" no sólo es clásica en las formas, sino también en el fondo. Donovan (interpretado un Tom Hanks más James Stewart que nunca) representa los valores americanos del juicio justo, de que la ley protege a todos sus habitantes, aunque no nacieran allí, y del hombre corriente íntegro y firme en sus principios, aunque todo el mundo a su alrededor le presione para que ceda y entregue a Abel a un juicio que no sería más que una farsa para poder ejecutarlo tranquilamente. Por eso también es una película a la vieja usanza, libre del cinismo actual. Y por eso lo es también "Carol", que se entrega al romanticismo clásico sin sobreexplotarlo. Ninguno de esos dos géneros se hacen ya de esa manera.

17 enero 2016

Las sorpresas del hombre en el castillo


ALERTA SPOILER: Ha pasado ya un tiempo desde el estreno en Amazon de "The man in the high castle", pero por si acaso, he de avisar que habrá spoilers de toda la primera temporada. Nos vemos en la Zona Neutral.

Cuando salieron las primeras críticas de "The man in the high castle", la adaptación del libro de Philip K. Dick para Amazon, los periodistas estadounidenses mencionaban que se volvía mejor y más interesante en la segunda mitad de la temporada, cuando daba un giro hacia lo "raro". Ellos escribían que se volvía "weirder", que podríamos traducir como "más extraña", pero resulta complicado trasladar, en una sola palabra, lo que ese adjetivo quiere transmitir. Porque es verdad que, a partir del intento de asesinato del príncipe japonés, en el quinto episodio, la serie adquiere otra velocidad y otra urgencia, y casi parece adentrarse en las historias no ya de ucronías, sino directamente de líneas temporales y universos alternativos.

¿Qué son esas películas que y los nazis quieren conseguir tan desesperadamente? Que Hitler las coleccione y las vea en su Nido de las Águilas, ¿lo convierte en el hombre en el alto castillo del título? ¿Qué consecuencias tiene eso si la Resistencia cree estar recibiendo información de él? ¿Y cómo demonios logra el ministro de Comercio marcarse un Olivia Dunham y, aparentemente, acabar en nuestra historia, en un San Francisco de 1962 que no está bajo control japonés ni alemán, en el que ondea la bandera estadounidense y en el que Kennedy es presidente y está lidiando con la crisis de los misiles de Cuba? El lado de ciencia ficción de la serie se potencia en el último episodio, con esa nueva película que muestra otra historia alternativa aún peor. Ha habido también varios artículos que comentan que la serie parece avisar de que ese interés por las películas, por ese "The grasshopper lies heavy", no es más que una coartada para, en realidad, no hacer nada, para aparentar que se está luchando contra el régimen opresor cuando no se sabe qué se está haciendo ni para qué.

Sirven para impulsar a Julianna a hacer algo, y dejan a Joe indeciso de sus lealtades, pero de momento, han ejercido como macguffin de la historia, y como misterio realmente atrayente, y poco más. Donde estaba más el interés de "The man in the high castle" era en sus villanos, en los dos personajes que son nuestros puntos de vista internos al funcionamiento del Gran Reich Nazi y de los Estados Pacíficos japoneses. John Smith, el obergruppenführer de las SS con la idílica vida de los suburbios tan estadounidense, no deja de ser el malo oficial, pero las dobleces que deja ver con el paso de los episodios lo convierten en, tal vez, el personaje más interesante de todos. Está comprometido intelectualmente con el Reich, pero acarrea sentimientos encontrados (cuando no, directamente, culpabilidad) de las cosas que hizo durante la guerra, y la enfermedad degenerativa de su hijo lo pone frente a frente con la realidad de las políticas nazis de pureza de la raza.

Smith pierde poco a poco la sensación de que controla su vida. Se ve en medio de una conspiración por asesinar a Hitler a cargo de oficiales nazis todavía más fanáticos que él, y su situación personal va carcomiéndolo. La segunda temporada se presenta interesante para él porque veremos si refuerza su compromiso con el Führer, o si su determinación empieza a minarse. Y, por otro lado, está el ministro de Comercio Tagomi, un hombre que busca desesperadamente mantener una paz frágil con unos alemanes a los que la victoria ha vuelto aún más codiciosos y rapaces, y ante unos gobernantes japoneses ansiosos de construir su propia bomba atómica para mostrarse fuertes ante sus enemigos al otro lado de esa Guerra Fría. Tagomi intenta ser íntegro, intenta perseguir lo mejor para sus semejantes, pero no lo tiene nada fácil.

"The man in the high castle" tarda en arrancar, y sus protagonistas (Julianna, Frank y Joe) no es que sean los personajes más carismáticos y atractivos. Pero sus secundarios sí presentan cuestiones y matices interesantes, y la evolución de la historia en los últimos episodios da de verdad ganas de ver una segunda temporada ya confirmada por Amazon. Otro crítico estadounidense apuntaba que, en realidad, la serie pregunta cómo es posible que ese mundo opresivo y totalitario se dejara avanzar, cómo se puede asumir que es hasta algo positivo. Ahí es donde aporta algo diferente al panorama televisivo.

Música de la semana:  Si tienes una fiesta en un apartamento en Nueva York, "Gossip Girl" nos enseño que tiene que sonar, casi obligatoriamente, MGMT. Eso hace "The Magicians", por ejemplo, utilizando "Time to pretend".

15 enero 2016

El camino de la magia


Probablemente recordéis aquellos años, poco después de que Warner diera la campanada con "Harry Potter y la Piedra Filosofal", en los que todos los estudios querían su propia saga de fantasía y magia. Luego llegarían "Los juegos del hambre" y la querencia por las distopías, pero a principios de los 2000, era la magia y las historias de chavales solitarios llamados a un gran destino las que más atraían la atención de Hollywood. Curiosamente, la saga literaria que más se parecía a los libros de J.K. Rowling no llegaría hasta 2009, dos años antes de que se estrenara la segunda parte de "Harry Potter y las reliquias de la muerte", y optaría por una universidad mágica, más que un colegio: "Los magos", de Lev Grossman.

En esa trilogía, los lectores siguen a Quentin Coldwater, un joven que siente que no encaja en ninguna parte y que se refugia en unos libros que adoraba cuando era niño, protagonizados por unos hermanos ingleses que viajan a la tierra mágica de Fillory a través de un reloj en su casa. Quentin, además, tiene dotes naturales para la magia y, así, es admitido en Brakebills, una universidad en el norte del estado de Nueva York en el que se enseña a esos futuros magos a controlar y aprovechar sus poderes. Además, la llegada a Quentin es importante porque el mundo mágico está amenazado por un villano llamado la Bestia y, probablemente, él sea la persona indicada para detenerlo. Más o menos, esto es todo lo que se cuenta en el primer episodio de "The magicians", la adaptación a televisión de los libros de Grossman, que Syfy estrena el día 25 en Estados Unidos y, en España, el 3 de febrero.

Ese capítulo inaugural presenta una gran mezcla de influencias, que van bastante más allá de la más manida de Harry Potter universitario. Fillory recuerda a Narnia o a "El jardín secreto" (aunque ahí no hay magia), o incluso al País de las Maravillas, pero Quentin es una Alicia con más problemas e inseguridades. En Brakebills encaja por fin, y prácticamente deja de lado su vida anterior y a su amiga, Julia, que apunta a tener un viaje opuesto al de Quentin, pero con gran potencial. Porque, de momento, parece que tenemos dos maneras de entender la magia y su aprendizaje, y da la sensación de que sólo se podrá derrotar a la Bestia si se combinan las dos. O puede ser que una de ellas sean los villanos de la historia, que nunca se sabe.

La verdad es que el primer capítulo de "The magicians" (dirigido por Mike Cahill, responsable, entre otras películas, de "Otra Tierra") resulta muy efectivo en la presentación del malo, realmente original, y en la caracterización de Quentin como un friki, un geek al que su resistencia por abandonar su afición adolescente por los libros de Fillory puede, literalmente, salvar la vida. Es un lado interesante para el protagonista de esta serie, de la que es difícil hablar con más propiedad si no se ven más capítulos, y no se aprecia por dónde va a moverse la trama. Eso sí, minipunto para ella por presentar Brakebills en el mejor estilo "Diez razones para odiarte".

14 enero 2016

Los Oscar de los taquillazos


Cuando los Oscar ampliaron las nominadas a mejor película a un máximo de diez, lo hicieron para dar opción a que entraran títulos muy comerciales que, de otro modo, no podrían optar a esa categoría. La culpa la tuvo "El caballero oscuro" (aunque era una táctica que ya se había usado durante los años 30), y ha sido este año cuando se ha visto muy claramente el razonamiento detrás de ello. Que los académicos puedan elegir entre cinco y diez películas para la categoría reina permite, por un lado, que entren títulos pequeños que, de este modo, reciben un importante espaldarazo promocional (como "La habitación" este año), y grandes blockbusters con buenas críticas que, de otro modo, se quedarían fuera, caso de "Mad Max: Furia en la carretera", y que así pueden salir del "gueto" de los premios técnicos.

De hecho, en estas nominaciones de la 88ª edición de los Oscar hay unas cuantas cintas que pueden considerarse blockbusters entre las que acumulan más candidaturas. En mejor película también esta "Marte (The Martian)", por ejemplo, y luego hay cintas clásicas y de toda la vida como "El puente de los espías" y "Brooklyn", e historias que cuentan algo importante y relevante, caso de "Spotlight" y "La gran apuesta". "El renacido" encaja también en esta dinámica, además de que los Oscar se dejan llevar también por su amor por Alejandro González Iñárritu, que aparte de haber ganado el año pasado con "Birdman", siempre ha conseguido que sus filmes rasquen algo en los premios de la Academia de Hollywood. Eso sí, no tomemos ahora sus victorias en los Globos de Oro como oráculo de nada. Los favoritos a los Oscar siguen estando muy en el aire.

Si queréis ver la lista completa de nominaciones, podéis hacerlo en su web oficial, y así podéis volver a subiros al carro de Twitter de pedir el galardón a mejor actor para Leonardo Di Caprio, o podéis discutir que Rooney Mara, nominada en secundaria, es tan protagonista como Cate Blanchett en "Carol" (casi más), candidata en principal. O podéis apostar si Hollywood podrá resistirse al comeback de Sylvester Stallone, nominado en secundario por "Creed" cuarenta años después de la victoria de "Rocky", o si se dejará llevar por la clase y la veteranía teatral de Mark Rylance. Por cierto, que la ausencia de Michael B. Jordan entre los actores principales (y la de Idris Elba por "Beasts of no nation") ha desempolvado aquel #OscarsSoWhite del año pasado, así que veremos de nuevo los artículos comparando la situación de las minorías raciales en cine y televisión.

Probablemente, hablaremos mucho más de los Oscar en estas semanas hasta el 28 de febrero. Al final, las nominadas han sido, más o menos, las que más sonaban desde finales del año pasado, Rachel McAddams por "Spotlight" incluida. La actriz, por cierto, cierra así un buen año, en el que fue la única que se salvó de la lapidación a la segunda temporada de "True Detective", y también puede decirse que Netflix ha tenido un buen año, relativamente. No ha podido colar "Beasts of no nation", pero sí ha metido dos de sus producciones entre los documentales, "What happened, miss Simone?" y "Winter on fire". Y del resto de candidaturas, ha sido una sorpresa la inclusión de "Star Wars. El despertar de la fuerza" en montaje, una categoría que suele reservarse a las que también están en mejor película (aunque en 2012 ganó "Los hombres que no amaban a las mujeres"), pero es igualmente una sorpresa relativa.

Por lo demás, y hablando aquí desde un punto de vista personal, son muy merecidas las nominaciones de "Carol" y "Sicario" en fotografía y la de "Ex Machina" en efectos visuales, y es realmente divertido ver, en guión original, a "Del revés" y "Straight outta Compton", que se conforma con esa nominación después de su éxito de taquilla durante los primeros meses del otoño. A partir de esta semana, empezarán a llegar los premios de los críticos y de los gremios, y veremos si intentan adivinar qué ganará el 28 de febrero, o si optan por premiar lo que de verdad les guste. ¿Seguirá siendo la carrera de la incertidumbre?

13 enero 2016

Cuando las cadenas cambian de nombre


El estreno de 'Shadowhunters', el traslado de la saga de libros juveniles "Cazadores de sombras" del cine (donde fracasó) a televisión, marca también una nueva etapa para el canal ABC Family, que a partir de ayer mismo ha pasado a llamarse Freeform. El cambio se oficializó también en las sesiones de su presidente y sus series en la fase invernal de los encuentros de la TCA, donde se explicó que obedecía a una necesidad de renovar la imagen de la cadena, acercándola más a su público objetivo. Hasta se afirmó que ese extraño nombre, #Freeform (con hashtag y todo) se había elegido después de haber hecho varios estudios con los millenials a los que van dirigidas sus series.

Pueden hacerse aún más bromas sobre ese cambio de nombre que las que se hicieron en su momento con la sustitución de Sci Fi Channel por Syfy, sobre todo por la terminología que los ejecutivos del canal han utilizado a la hora de hablar de sus espectadores ("becomers", los llaman), pero es cierto que su programación se ha ido alejando de lo que implicaba el "Family" que llevaba asociado a su nombre. De hecho, la cadena tiene una historia bastante curiosa, pues fue fundada originalmente por el telepredicador evangélico Pat Robertson, luego fue vendida a FOX y, finalmente, acabó en manos de Disney. Robertson todavía mantiene un programa, "The 700 Club", para transmitir sus ideas conservadoras y "familiares", un programa que se va quedando cada vez más como una reliquia extraña en medio de series con una sensibilidad más ajustada a la sociedad real estadounidense como "The Fosters".

El apellido "Family" no terminaba de casar del todo con "Pretty little liars" (la estrella del canal desde hace seis temporadas) o con la nueva "Shadowhunters", pero eso no quiere decir que Freeform sea una denominación que vaya a cuajar. También es verdad que ABC Family dejó de ser ABC Family hace tiempo, y que ese cambio ha sido más gradual que, por ejemplo, el que vivieron UPN y The WB cuando dejaron de existir y se fusionaron como The CW. O como el ya mencionado de Syfy. Freeform tiene una identidad, actualmente, menos ABC/Disney y más cercana la propia The CW o, sobre todo, a MTV, que está apostando con fuerza por series que lleguen al público juvenil.

The CW las ha ganado a ambas, de momento, en el lado de la ciencia ficción YA, pero es en el resto de géneros donde va a verse mejor la competencia entre las dos cadenas. Algunas de sus series podrían intercambiarse ("Shadowhunters" podría haber acabado en MTV sin problema, y "Awkward" no habría desentonado en Freeform) y ése es el reto que va a tener por delante la cadena anteriormente conocida como ABC Family.

12 enero 2016

La fantasía de MTV


La fantasía épica no ha sido nunca un género demasiado popular en televisión. Tener elfos, magos, criaturas de aspecto malvado y elegidos para derrotar al Mal embarcados en una misión peligrosa resulta difícil de trasladar a la pequeña pantalla por cuestiones presupuestarias, de interés de los canales y del público. Nunca ha sido un género mayoritario, y lo más habitual es que sea descartado como infantil y poco creíble. Las series fantásticas más clásicas, las de espada y brujería, como suele decirse, se orientaban generalmente al cachondeo de "Xena, la princesa guerrera" y el resto de producciones de Sam Raimi en ese terreno, y nunca se le ha prestado demasiada atención fuera de los nichos de fans.

Sin embargo, la trilogía cinematográfica de "El Señor de los Anillos", primero, y "Juego de tronos" en HBO, después, han cambiado por completo la manera en la que se ve la fantasía en la actualidad. Hollywood se ha dado cuenta de que puede ser una máquina de hacer dinero si está bien hecha y engancha a un público más amplio del habitual, y aunque todavía persista cierto prejuicio hacia ella (la propia "Juego de tronos" tarda un poco en abrazar totalmente su género, para no alienar a los espectadores más reacios), los proyectos que se enmarcan en el lado más tolkieniano de la fantasía siguen apareciendo. Y no, no todo el mundo quiere tener la nueva "Juego de tronos". A lo que MTV aspira con "Las crónicas de Shannara" es a tener su "El Señor de los Anillos" juvenil.

De hecho, la saga de libros de Terry Brooks que adapta es una de las más vendedoras del género, por detrás de George R.R. Martin y J.K. Rowling (o eso dice la nota de prensa de TNT, que estrena en España esta serie el jueves por la noche), y ese fandom ya preexistente es una de las razones por las que la cadena se ha aventurado a adentrarse en un género que no había tocado hasta ahora ("Teen wolf" es otra cosa). Lo ha hecho, además, gastándose dinero en conseguir un aspecto realmente impresionante para la serie, aprovechando los paisajes de Nueva Zelanda y tirando de unos efectos especiales de gran nivel, algo que ya no hay que descuidar. Si "Las crónicas de Shannara" alcanza a alguien más que a los fieles de la fantasía, ayudará que no se vea cutre.

¿Y de qué va la serie? De la tradicional lucha del Bien contra el Mal, pero ambientada en una Tierra futura, miles de años después de que la humanidad acabara con su propia civilización. La magia, los trolls, los elfos y los gnomos regresan a primer plano, y con ellos vuelven también unos malvados demonios que están dispuestos a exterminarlos a todos. Ni más, ni menos. El arranque promete dar aventuras con cierto toque MTV (actores jóvenes y guapos, potenciales triángulos amorosos) y recuperar la fantasía épica de toda la vida de los intentos de trascendencia, que no siempre le vienen bien. No todo el mundo puede ser "Juego de tronos", y no pasa nada por ello.

11 enero 2016

Más Globos de Oro que nunca


Ay, los Globos de Oro. ¿Qué podemos hacer con ellos? Siempre hemos dicho que la HFPA suele ir por libre, que le encanta premiar a estrellas y que tener una gala en la que se da de cenar, y de beber, permite que sus premios sean más relajados, pero es verdad que, a veces, parece que son los propios votantes los que iban un poco borrachos cuando eligieron a los ganadores. Teniendo eso en cuenta, y que las categorías de televisión nunca han sido demasiado importantes para ellos, se entienden muchas cosas, como ese galardón a mejor actriz de miniserie para Lady Gaga por "American Horror Story: Hotel".

Cuando salieron las nominaciones, ya se vio que las televisivas iban a deparar unas cuantas sorpresas, y así fue. Las rotundas victorias de "Mozart in the jungle", en comedia, y "Mr. Robot" en drama, entraban en la lógica de los Globos de ser los primeros en premiar a los estrenos más llamativos del año, aunque la segunda tiene también candidaturas en los SAG y en los Critics' Choice. No es una ganadora tan excéntrica como la comedia de Amazon, que sucede a "Transparent" como reina de la categoría y que fue sólo la segunda vencedora más sorprendente de la noche, después de que Rachel Bloom también llevara, por segundo año consecutivo, el premio a actriz de comedia a The CW por su poco vista "Crazy ex-girlfriend". Bloom, además, reconoció que el camino que había seguido hasta estar en aquel escenario había sido muy improbable, pues cuando Showtime rechazó inicialmente la serie, no pensaban que fueran a tener otra oportunidad.

Como decimos, los premios de televisión pusieron a prueba la capacidad de sorpresa (e indignación) de bastantes espectadores. Sólo los de Taraji P. Henson, como actriz de drama, y "Wolf Hall" como mejor miniserie entraron en algún tipo de guión, mientras que los de cine sí acabaron siguiendo cierta narrativa. De hecho, puede decirse que la mayor sorpresa la puso Kate Winslet al ganar como secundaria por "Steve Jobs", porque el premio a Brie Larson en actriz de drama no es inesperado, teniendo en cuenta que su trabajo en "La habitación" cada vez gana más inercia de cara a los Oscar. Al final, "El renacido" y "Marte (The martian") dominaron sus respectivas categorías, y eso que Ricky Gervais se quedó a gusto haciendo chistes sobre si realmente la cinta de Ridley Scott era una comedia.

Si queréis ver la lista completa de premiados, podéis echarle un vistazo aquí, pero puedeh resumirse en una completa e imprevisible locura en televisión, y en algo menos arriesgado en cine. Aunque, teniendo en cuenta la volatilidad de esta carrera al Oscar, "riesgo" es un término que no es tan fácil de adjudicar si no hay favoritas claras llevándoselo todo en premios anteriores. Como mucho, se le puede aplicar a Ricky Gervais, pero que aunque tuvo sus momentos con puyas constantes a la HFPA, recordando a los ganadores que no se tomaran tan en serio los galardones, y reeditando su polémica con Mel Gibson, ha perdido ya gran parte del factor sorpresa. Chris Rock es también un cómico muy agitador, pero veremos si en los Oscar supera a Gervais o se queda a medias, como en su anterior entrega de los premios de la Academia, en 2005.

La verdad es que, al final, los Globos no tuvieron una gala especialmente destacable, si descontamos los ganadores inesperados. Sí que hubo, como siempre, parejas de presentadores y asistentes que llamaron la atención, por una razón por otra. Amy Schumer y Jennifer Lawrence se dedicaron a hacer el ganso mientras presentaban un premio (consiguieron sentarse juntas en la misma mesa), consolidando la obsesión de los medios estadounidenses por su amistad, mientras Will Ferrell y Mark Wahlberg aparecieron con gafas de Nochevieja. Fue habitual que los presentadores se quejaran del teleprompter, como hicieron Jaime Alexander y Amber Heard, y Eva Longoria y America Ferrera satirizaron la confusión de la segunda con Gina Rodríguez durante la lectura de las nominaciones,m hace un mes.

También se vio por allí a los recién prometidos Sam Esmail y Emmy Rossum (que fue quien le recomendó a Rami Malek a Esmail para protagonizar "Mr. Robot"), a otros prometidos como Jaime Alexander y Peter Facinelli, a Olivia Wilde y Jason Sudeikis, que llevaba unas Jordan XI, a Harrison Ford y Calista Flockhart, a Denis O'Hare con unas plataformas de infarto, a Regina King con capa blanca, a Gina Rodríguez con su padre (a quien le dedicó su victoria del año pasado), a Mark Rylance con su hija Juliet (que es Cornelia en "The Knick") y su mujer, la dramaturga y compositora Claire Van Kampen, y tuvimos en el escenario el crossover superheroico que aún no hemos visto en pantalla cuando Melissa Benoist y Grant Gustin presentaron juntos un premio. Y todo el mundo quería sacarse fotos con Oscar Isaac, mejor actor en miniserie por "Show me a hero", sobre todo, Gina Rodríguez.

10 enero 2016

En campaña

Una foto publicada por Golden Globes (@goldenglobes) el


El jueves se conocerán las nominaciones a los Oscar, cuya 88ª edición se celebrará el próximo 28 de febrero, y ahí finalizará una parte importante de la campaña en la que Hollywood lleva sumido casi desde octubre. La Carrera, como se la denomina coloquialmente, por ganar una de esas preciadas estatuillas se ha convertido en un género en sí misma, en un negocio que depende de las películas, sí, pero en el que entran en juego muchas otras variables. Es una campaña de relaciones públicas, al fin y al cabo, por lo que lo que se "vende" a la Academia de Hollywood es un paquete completo: una película con algo interesante (si es buenísima, mejor que mejor), un/a protagonista con carisma y talento (y que se le dé bien recorrerse los visionados con sesión de preguntas para los académicos, los talk shows y las diversas entregas de premios menores), una narrativa atractiva (sobre el tema de la película, sobre la historia de personal de su director, lo que sea)...

Las campañas a los Oscar se han sofisticado y encarecido enormemente desde los 90, y han ido fagocitando también el periodismo cinematográfico y la crítica de determinado tipo de películas. Con el cine más comercial dedicado casi exclusivamente a las superproducciones, y los títulos con posibilidades de ganar un Oscar "encerrados" dentro de los proyectos de prestigio (aunque tengan alma de crowdpleaser, como "The Imitation Game" el año pasado), es lógico que la oscarología haya ido ganando cada vez más terreno, sobre todo en internet, para poder hablar de más estrenos que no sean los superhéroes de turno de Marvel y DC. Sin embargo, esto tiene, como todo, sus pros y sus contras.

La máquina nunca puede detenerse, ni siquiera cuando los Oscar se acaban de entregar, y al día siguiente ya hay que ir lanzando una previa de los posibles favoritos para la edición de esos premios del año siguiente. En una cultura cinematográfica en la que las películas casi sólo interesan cuando se ven trailers y primeras fotos de ellas, y se deja de hablar sobre muchas al minuto después de que hayan llegado a los cines, se alarga todo lo posible la discusión sobre esas posibles nominadas. Como nadie ha podido ver nada de ellas, ducha condición se adjudica basándose en sus responsables, o en su temática, o en la fecha tentativa de estreno dada por el estudio (si es en noviembre-diciembre, todavía quiere decir que hay esperanzas de Oscar a su alrededor), o en su participación en festivales como Telluride, Toronto, Nueva York o, un poco, Cannes y Venecia. Es difícil, en otoño, no dejarse llevar por el arranque de las campañas de bastantes de esas películas y pensar que son "fijas" para la Academia. Es un poco el efecto "Dreamgirls", y no es raro que les termine pasando como a aquel musical con Beyoncé y se desinflen en el momento de la verdad, en enero.

La manera en la que funciona la Carrera actualmente lleva a que, a partir de esos primeros festivales del otoño y, sobre todo, de las primeras listas de los círculos de críticos, surjan rápidamente un par de favoritas que van concentrando toda la atención. También va surgiendo una narrativa, algo así como un común denominador que va uniendo los diferentes reconocimientos que se entregan en diciembre, y así se va despejando el panorama de la lucha por el Oscar final, en forma de duelo a dos: "Titanic" contra "L.A. Confidential", "Avatar" contra "En tierra hostil", "La red social" contra "El discurso del rey", "Birdman" contra "Boyhood"... Este año, sin embargo, se ha dado una circunstancia muy curiosa, y es que, hasta que no se han visto las películas, no se ha podido empezar a asignar favoritismos.

En uno de los programas de La sexta nominada, el podcast de Premios Oscar, comentaban que esa incertidumbre, el hecho de que se haya empezado a hablar de posibles nominadas una vez se han visto las películas, y no asumiendo antes su condición, ha vuelto mucho más entretenida una Carrera que, si no, puede llegar con todo el pescado vendido a las nominaciones a los Oscar (cuando lo más divertido es, justo, la especulación previa). Dejando a un lado que se ha entrado en otro bucle, el de criticar las cintas sólo en base a sus posibilidades de llevarse un premio de la Academia., que haya sido a partir de las críticas post-estreno cuando se han perfilado las favoritas ha abierto muchas más posibilidades para títulos, a priori, poco oscarizables como "Mad Max: Furia en la carretera" (que podría ser la más nominada de todas, según el Los Ángeles Times), o para cintas muy independientes como "45 años".

Sí, otras que sonaban desde el otoño han aguantado el tirón, tipo "Spotlight", "Carol" y "El renacido", pero es el ascenso de las películas que más han gustado a los críticos lo que puede dar cierta mordiente a los próximos Oscar. Es probable que, el jueves, toda esta parrafada se haya quedado anticuada, pero sí parece que la narrativa de esta Carrera es que no ha habido una narrativa clara.

Música de la semana: No se sabe si "Marte (The Martian)" será de las que se mantengan hasta los Oscar, pero merece la pena recordar una de sus bromas recurrentes más simpáticas; la afición de la comandante de la misión por la música disco. Y, ahí, es difícil resistirse a ABBA y "Waterloo".

07 enero 2016

El cine serial

Hace unas semanas, el crítico televisivo del New York Times, James Poniewozik, apuntaba en Twitter que "Star Wars. El despertar de la Fuerza", "funciona (de una buena manera) como un piloto de televisión: plantea preguntas, prepara dinámicas, une el próximo episodio". Es una idea que ya lleva revoloteando sobre las críticas de blockbusters desde que Marvel se lanzó a sus diferentes Fases en el cine. Las películas independientes de la Fase 1 de Iron Man, Thor y el Capitán América terminaban confluyendo en la primera de los Vengadores, y esa misma cinta lanzaba la Fase 2, también con las respectivas secuelas y la confluencia en la segunda de los Vengadores.

Cada una de esas películas funcionaba como historia independiente y, al mismo tiempo, como un episodio más en la historia global del MCU. Hasta "Guardianes de la Galaxia" encajaba en ese engranaje aunque, a priori, no tuviera nada que ver con las demás. La presencia de Thanos y, sobre todo, de esas Gemas del Infinito que han ido apareciendo puntualmente en todas las películas, sirven como enlace de todas ellas y establecen un camino que, teóricamente, concluirá en "Avengers. Infinity War", la tercera parte (en dos películas) de los superhéroes reunidos. Resultado, que quien haya estado viendo religiosamente todas las piezas de las tres fases del plan de Marvel, habrá sido como si viera una larga serie de televisión en pantalla grande.

Habitualmente, no todas las películas se hacen pensando en las secuelas. Éstas surgen si la cinta original ha sido un éxito, como "Dando la nota", que va a tener una tercera parte el año que viene, o como "A todo gas". La saga "Fast & Furious" sólo fue posible porque la primera película fue un taquillazo completamente inesperado, y porque el resto de entregas han funcionado igualmente bien en los cines. Estrenar una cinta teniendo en cuenta ya directamente una trilogía puede ser un arma de doble filo. Por cada "El Señor de los Anillos" hay dos "Cazadores de sombras" (que va a continuar en televisión, en ABC Family), pero eso no impide que las majors sigan con esa estrategia de buscar una saga de éxito que les garantice buenas taquillas durante más de una década, si se puede.

La consecuencia de todo esto es que ha llegado un punto en el que casi hay que enfrentarse a la primera película de una potencial saga como si fuera, realmente, un capítulo piloto de una serie de televisión. "El despertar de la Fuerza" tiene que lanzar dos secuelas, así que se dejan en el aire bastantes aspectos que, de otro modo, probablemente se habrían resuelto al final de sus dos horas y poco de duración. El cine comercial de Hollywood ya casi funciona más como una serie de HBO.

04 enero 2016

Los falsos culpables



Uno de los estrenos más comentados y debatidos de las últimas semanas de 2015 ha sido "Making a murderer", la docuserie de Netflix sobre Steven Avery, un hombre que pasó 18 años en prisión por un crimen que no cometió y que, dos años después de haber sido liberado, fue acusado de nuevo de otro delito, esta vez, del asesinato de una mujer. En los medios estadounidenses se ha analizado cada capítulo, cada teoría, se ha intentado averiguar si Avery es realmente inocente o si asesinó de verdad a Theresa Halbach, si "Making a murderer" oculta información para hacer más "simpático" a su protagonista o no, y hay también unas cuantas entrevistas con Moira Demos y Laura Ricciardi, las directoras de la serie, que parece haberse apropiado del lugar que ocupó "Serial" a finales de 2014.

Las historias de injusticias y posibles falsos culpables suelen ser muy atractivas para el público porque presentan no sólo un adictivo elemento de misterio, sino porque queremos llegar al final para comprobar si esa injusticia se ha resuelto o si persiste, si nuestra primera impresión del caso era acertada, o si estábamos equivocados por completo. "Making a murderer", que no tiene un narrador y que se construye con grabaciones de los juicios y los interrogatorios de la policía, más entrevistas con la familia Avery, parece retratar un sistema judicial cuyos defectos se vuelven cada vez más enormes y difíciles de solventar, un sistema del que resulta casi imposible salir una vez que has caído en él, pero no es la única obra de este estilo que ha habido en los últimos tiempos.

El caso de los tres de West Memphis, tres chavales acusados de los brutales asesinatos de los tres niños, quizás sea el más famoso de todos justo por esos documentales sobre él, y por las webs que han proliferado para contrarrestarlos. La trilogía "Paradise Lost" es el documental más conocido sobre esa historia, y un ejemplo muy utilizado al hablar de este tipo de películas que cuentan casos en los que no está muy claro que se hiciera justicia. Sobre ese mismo caso está también "West of Memphis", producido por Peter Jackson, y ha inspirado, de manera más o menos directa, unos cuantos capítulos de series y películas.

Si nos gusta este subgénero, también tenemos "The Central Park five", sobre cinco chicos negros acusados de violar a una chica blanca que corría por ese parque neoyorquino en 1989, o dos títulos dirigidos por Andrew Jarecki, "Capturing the Friedmans" y "The Jinx", su inquietante serie sobre Robert Durst y los crímenes con los que está relacionado. Está igualmente "The thin blue line", una exhaustiva reinvestigación de Errol Morris del caso de un hombre ejecutado por un asesinato que no cometió. Aunque uno de los ejemplos más exitosos, y más copiados después, es "The staircase", que siguió muy de cerca un muy mediático juicio por asesinato. El true crime es un subgénero muy dado al sensacionalismo, pero también hay opciones realmente interesantes en él.

03 enero 2016

Las detectives abominables


Los nuevos capítulos de "Sherlock" podrían entrar en las listas de especies en peligro de extinción. Desde su estreno, en 2010, cada entrega de la serie ha llegado precedida de una enorme expectación y del perfil cada vez más elevado internacionalmente de sus dos estrellas, Martin Freeman y, sobre todo, Benedict Cumberbatch. Entre los compromisos cinematográficos (y con "Fargo") de sus actores y que Steven Moffat tiene otro trabajo aparte llamado "Doctor Who", cuando se anuncia que habrá, al menos, un especial de Año Nuevo, los fans se desatan hasta niveles exagerados. Y cuando Moffat y su colaborador, Mark Gatiss, desvelan que dicho especial estará ambientado en la época victoriana, los seguidores más dados al sobreanálisis de vuelven locos intentando averiguar qué quiere decir todo eso, si hay algún sentido oculto detrás de "The abominable bride".

"Sherlock" es mucho más ligera, y sus responsables se la toman menos en serio, de lo que podría parecer. Este especial pre-cuarta temporada sigue esas directrices, aunque avance también parte de la trama. A Gatiss y a Moffat les encantan las metarreferencias, los juegos, los homenajes, los giros de guión y los juegos de palabras ingeniosos, y en "The abominable bride" hay referencias no sólo a Arthur Conan Doyle y la publicación original de sus historias en The Strand, sino a Monty Python y "El sentido de la vida", a "Origen", a Wilkie Collins y "La dama de blanco", a las clásicas ghost stories inglesas que se cuentan en Navidad y al gótico cinematográfico de los 70. "Sherlock" funciona con una ligereza y un sentido de la diversión que impregnan todo "The abominable bride".


Una de las funciones que tiene Netflix es la de acercar al público series que, en su momento, pudieron pasar desapercibidas, y que nunca llegaron a determinados países. "Miss Fisher's murder mysteries" es una de ellas, y la otra bien puede ser una corta producción de ITV que aborda una época, curiosamente, no tan explotada por la ficción televisiva británica. "The Bletchley Circle" está ambientada en el Londres de 1951, seis años después del final de la Segunda Guerra Mundial, y un tiempo en el que todavía hay partes de la ciudad arrasadas por los bombardeos alemanes y cupones de racionamiento de comida. En ese panorama encontramos a las cuatro protagonistas, cuatro mujeres que, durante la guerra, trabajaron descifrando los mensajes encriptados nazis en Bletchley Park y que, al acabar la contienda, tienen que regresar a vidas mundanas en las que su valía nunca va a verse reconocida.

Es como si sus mentes estuvieran atrapadas en cuerpos inválidos. No pueden evitar seguir trabajando, aunque no puedan hacer nada para convertir ese trabajo en algo real. Susan, por ejemplo, se dedica a seguir las noticias sobre un asesino en serie en Londres y a intentar solucionar ese caso desde el salón de su casa, donde cuida a dos niños y espera a que su marido vuelva del trabajo. De manera fortuita, y porque estar atrapada como un ama de casa no es para lo que Susan está llamada, empieza a investigar el asunto más en serio, y "recluta" a tres antiguas compañeras suyas en Bletchley. La primera temporada, de sólo tres episodios, narra justo esa investigación, y cómo las cuatro mujeres buscan la manera de no dejarse caer en lo ordinario, en lo "normal", de aprovechar realmente sus capacidades para algo más que para estar en casa o para trabajar detrás de escritorios aburridos. La manera en la que la historia pasada de las cuatro se termina integrando en el caso, y cómo se retrata la relación entre todas ellas, ayuda a elevar la serie hacia algo más que sólo una historia de detectives aficionados.

Música de la semana: "The Expanse" utiliza de vez en cuando canciones más o menos conocidas para ambientar sus capítulos. Por ejemplo, se decantó por "Tighten up", de The Black Keys, para mostrar cómo se extrae hielo de los asteroides del cinturón principal.