30 septiembre 2013

En el final y en el principio

Las expectativas y las sensaciones con las que uno se enfrenta al final de su serie favorita van a colorear su opinión sobre el mismo. Está viéndose a lo largo del día de hoy, conforme más fans de "Breaking Bad" se enfrentan a su cierre definitivo y expresan sus opiniones al respecto. Por cada tres "me ha gustado mucho" hay al menos un "esperaba algo más", y en ambos casos hay que tener muy en cuenta la experiencia de los episodios anteriores y la idea que los fans se habían formado en la cabeza más que sobre cómo podía terminar la serie, sobre cómo querían ellos que terminara. De este asunto hemos hablado ya en muchas ocasiones, así que no merece la pena seguir dando vueltas sobre lo mismo, pero sí es verdad que, en Twitter, James Poniewozik, el crítico de "Time" expresaba una de las tendencias más extendidas en las reacciones ante los finales de series, la que los americanos describen con la expresión "stick the landing", clavar el aterrizaje.

Poniewozik utilizaba como ejemplo una crítica del blog Monkey See, de la NPR, que ya desde el titular adopta el enfoque de ver si Vince Gilligan lo ha clavado, pero que para él ejemplifica la tendencia de que sólo nos gustan los finales que se ajustan a lo que nosotros queremos que pase, en lugar de que intentemos valorar si el capítulo es coherente con lo que hemos visto antes. Además, sitúa sobre el último capítulo una serie de expectativas probablemente demasiado altas, y que van en la línea de "si esto no termina bien, ninguna de las anteriores temporadas tendrá ningún valor". Es, quizás, una actitud un poco radical con la que ver una serie, y una que, en el 90% de los casos, tiene que llevar a la decepción.

Y mientras unas terminan, otras comienzan, y también lo hacen rodeadas de expectativas, igualmente demasiado altas. El caso de "Agents of SHIELD" es bastante claro en ese aspecto porque ABC quiere desesperadamente que funcione ya que su compañía madre, Disney (que es la propietaria de Marvel), quiere desesperadamente que funcione. El estudio tiene todo un plan que ríete tú de los quinquenales de Stalin para las películas de sus superhéroes y sus secuelas, y la serie es el siguiente paso natural dentro de la sinergia empresarial que han organizado. Desde ese aspecto, "Agents of SHIELD" se presenta como demasiado teledirigida, intentando sacar provecho del éxito de "Los Vengadores" en cine, y ofrece un curioso dilema entre los objetivos empresariales tras ella y el hecho de que sean Joss Whedon y dos colaboradores cercanos sus responsables creativos.

En Domingo de cine lo explican apuntando que es un caso de un nerd contra la industria, pero con la industria, acordándose de que Whedon se ganó un cierto nombre haciendo series sobre personas que viven en los márgenes, pero que hacen cosas dignas de héroes, y que mientras las hizo él mismo estaba un poco en los márgenes de la industria. No hay que olvidar que, en realidad, su única serie realmente de éxito fue "Buffy, la cazavampiros", y se emitió en dos cadenas pequeñas como The WB y UPN. Esta nueva posición suya de director taquillero es nueva, y también lo es el hecho de que sus seguidores de siempre no lo hayan abandonado, acusándolo de venderse al oro de Moscú. De todos modos, "Agents of SHIELD" es una serie que lleva su sello por todas partes, desde tener un piloto más bien cumplidor que espectacular, a reunir a un grupo de gente que, en teoría, no tiene nada en común pero que acabarán trabajando juntos y preocupándose los unos por los otros al mejor estilo "Scooby Gang". Lo interesante será ver cómo sigue la serie a partir de aquí.

P.D. podcastero: Esta vez, en Yo disparé a JR no hablamos de "Breaking Bad" (todavía), pero echamos un vistazo a otra batería de estrenos y algún regreso también esperado:

- 0’: Emmys, "What Remains" y "Back in the Game".
- 9’: "Agents of SHIELD" - 26’: "The Crazy Ones".
- 37’: "The Blacklist".
- 48’: "Mom"
- 57’: "Cómo conocí a vuestra madre" (spoilers hasta el 9x02). 


29 septiembre 2013

La familia moderna de Mike Henry

Antes de convertirse en una estrella de Hollywood gracias a Marty McFly y "Regreso al futuro", Michael J. Fox era una estrella de la televisión gracias a una comedia familiar tan clásica de los 80 como "Enredos de familia". Años más tarde, volvería al medio con "Spin City", otra comedia de formato muy clásico, aunque fuera de las ambientadas en el lugar de trabajo, y con "The Michael J. Fox Show", el círculo se cierra al encontrarse protagonizando, otra vez, una comedia familiar, pero una que sigue la forma de las series grabadas con una cámara, y sin público en el plató, que "Modern family" popularizó hace cuatro temporadas. Hasta tenemos monólogos a cámara, pero sin el componente de falso documental de "The Office". El modelo del éxito de ABC es, claramente, el que sigue la serie de NBC, pero de momento no alcanza también los chistes redondos que "Modern family" presentó desde el principio.

Lo cierto es que, al igual que la comedia de Steve Levitan y Christopher Lloyd, "The Michael J. Fox" es igualmente una sitcom familiar muy clásica; tenemos a los padres, a la hermana un poco alocada del padre, a los hijos (cada uno con sus peculiaridades) y a los compañeros de trabajo del padre, y la nota diferenciadora es que él tiene Parkinson. Pero es diferenciadora sólo en lo externo. Sí, hay chistes sobre el Parkinson (algunos bastante inspirados, de hecho), pero la enfermedad de Fox no es la fuente del humor, sino las situaciones en las que se ven envueltos los personajes, y ésas pueden ser tan de siempre como que Mike Henry está un poquito "colgado" de su vecina de arriba (a la que interpreta, por cierto, Tracy Pollan, la esposa en la vida real de Michael J. Fox). Evidentemente, el formato aleja a la serie de que parezca un título sacado de una cápsula del tiempo de 1998 (como "Mom"), pero el esquema es ése.

Luego, evidentemente, depende de lo que sus responsables hagan con dicho esquema. Lo cierto es que los dos episodios emitidos hasta ahora de "The Michael J. Fox Show" prometen. Han ido más hacia el lado simpático que hacia el hilarante, y sí han mostrado una buena dinámica entre todos los implicados. Fox se conoce los ritmos de las sitcom del derecho y del revés,  y Betsy Brandt y Wendell Pierce (que no son famosos precisamente por haber participado en series ligeras) mantienen el tipo, con Katie Finneran (otra veterana de Broadway) poniendo el toque excéntrico que estas sitcom siempre añaden. Cuando lleven más episodios, y el engranaje esté más rodado, veremos hasta dónde pueden llevarla, pero por ahora resulta una actualización simpática de aquella vehículos estelares de los 80 y los 90.

Música de la semana: Pues sí, "Glee" inició su quinta temporada con un homenaje a los Beatles, y entre las canciones que interpretaron figura una de las que menos suelen cantarse de su repertorio, "Got to get you into my life", de la que se publicó una versión bastante más "desnuda" en "Anthology", aquel recopilatorio que recorría toda la carrera del grupo.

27 septiembre 2013

La "rata" y el playboy

Niki Lauda y James Hunt representan dos maneras no ya de entender el deporte, en general, y la Fórmula 1, en particular, sino toda la vida. Lauda era el profesional obsesionado con los detalles y con la preparación máxima en todos los aspectos, incluida la toma de los riesgos sólo imprescindibles. Hunt, por su parte, era el vividor, el tipo con talento al que, simplemente, le gustaba correr y ganar y que quería disfrutar al máximo de lo que la vida le ofreciera en todo momento. Cuando Lauda ganaba, todavía trabajaba más duro para demostrar que merecía esa victoria, que nadie se la había regalado; cuando Hunt, se iba a celebrarlo. Esta dualidad, que hacía además que Hunt le cayera bien a todo el mundo en el paddock, sostiene "Rush", la película que Ron Howard ha dirigido sobre la rivalidad entre ambos pilotos y, en concreto, sobre la temporada de 1976, que resultó crucial para Lauda.

Los fans de la Fórmula 1 conocen de sobra la historia del piloto austríaco pero, por si acaso, no vamos a desvelar nada más, porque la película también juega un poco al "misterio". Y, de todos modos, no es una cinta sobre Lauda, sino sobre la rivalidad entre él y Hunt y la diferente forma que tenían de enfrentarse a las carreras y a sus vidas. Esas diferencias se muestran con el fondo de una Fórmula 1 que, en los 70, era un deporte de alto riesgo, con circuitos que iban quedándose anticuados y volviéndose muy peligrosos ante la potencia y velocidad cada vez mayores de los coches. Los pilotos se subían a ellos siendo muy conscientes de que la posibilidad de que sufrieran un accidente mortal era real, pero jamás se habrían planteado abandonar. Esa adicción al subidón de adrenalina, a la velocidad, a la pelea por ganar carreras era lo que motivaba a Lauda y Hunt (de este último vemos varios planos de sus movimientos nerviosos de rodilla o jugueteando con un mechero), y la película se contagia de ese espíritu.

"Rush" es ágil, con muy buen ritmo, consiguiendo que quienes no sean seguidores de la Fórmula 1 se interesen igual por las mejoras de Lauda en el coche o por el deseo de Hunt de llamar la atención de algún equipo importante, y la película transcurre en un suspiro.Se preocupa por presentar dos protagonistas que sean igualmente atractivos, pues el riesgo de que Hunt (un Chris Hemsworth al que el papel le va como anillo al dedo) se "coma" a Lauda (un Daniel Brühl estupendo) está ahí. Se les dedica la misma atención a los dos, y se procura que comprendamos cómo eran los dos y qué cosas les impulsaban en la vida, y termina resultando todo un acierto. "Rush" es muy entretenida hasta para quienes no les gusten las carreras de coches, y tiene un reparto y una ambientación de primera. Peter Morgan, su guionista, está especializado en sacar cintas muy estimables, como mínimo, a partir de hechos reales de todo tipo.

26 septiembre 2013

Tus temporadas preferidas de tus series favoritas

Rotten Tomatoes, esa web de crítica cinematográfica comunitaria que para muchos es un medidor bastante fiable de si una película merece la pena o no, ha lanzado una sección de televisión, de momento en beta, para ir haciendo lo propio con las series. Aprovechan el arranque de la temporada otoñal en Estados Unidos, y además de las noticias tienen, evidentemente, su "tomatómetro" en las páginas individuales de cada serie, el termómetro en el que tienen en cuenta todas las críticas hechas hacia ella y en el que sabemos de un vistazo si la serie está "certificada fresca" o, por el contrario, está considerada un horror. Sin embargo, lo curioso es que ese "tomatómetro" se divide por temporadas; es decir, el análisis crítico de una serie no se hace en su conjunto, o por capítulos, sino por temporadas, que es la división más lógica para ello.

Como señalaba The Guardian, así se puede ver la evolución de la opinión de críticos y fans sobre una serie como, por ejemplo, "Parks & Recreation", que en su primera temporada se quedó en el 57% de buenas opiniones, subió hasta el 83% en la segunda y ya en la tercera alcanzó el pleno, el 100% de críticas positivas. Sí, es similar al funcionamiento de Metacritic, que también tiene su propia sección de televisión, pero al final para lo que interesa es para lanzar esa propuesta que hace el diario británico, y es la de elegir nuestras temporadas favoritas de nuestras series de cabecera. Ellos se quedan con la segunda de "Community", la tercera de "Breaking Bad", la sexta de "Mad Men", la primera de "Juego de tronos" y la sexta de "Doctor Who", y a riesgo de que se acabe pareciendo mucho a un meme que circuló por aquí hace algunos años, es difícil resistirse a hacer nuestra propia lista.

Por ejemplo, de la lista de The Guardian, yo me quedaría con la tercera temporada de "Juego de tronos" (y por bastante más que "Las lluvias de Castamere" y el revuelo generado a su alrededor) y con la tercera de "Doctor Who", y del meme lanzado por Day Zero en su momento recuperaría la tercera de "Perdidos", la segunda de "Battlestar Galactica" y de "Cómo conocí a vuestra madre", la primera de "Verónica Mars", ahora me quedaría también con la primera de "The Wire", pero seguiría prefiriendo la segunda de "The good wife" y la tercera de "Expediente X". De "30 Rock", me quedaría con la séptima y última, y tendría que añadir la tercera de "Bones", la segunda de "Treme" (aunque sólo sea por Antoine Batiste y sus Soul Apostles), la segunda de "Burn notice", la segunda de "Life", la primera de "Pushing daisies", las terceras de "The Closer" y "Medium", la primera de "Roma", la segunda de "Torchwood"...

Al final, he puesto más bien una lista de las temporadas con las que más he disfrutado (y de las que me acuerdo ahora mismo) que de mis preferidas de mis series favoritas, pero puede servir igualmente. Hay otras series que se disfrutan más en su conjunto, y otras de las que recordamos más capítulos sueltos que el conjunto de una temporada, ¿pero serías vosotros capaces de hacer una lista con las temporadas que más os gustan de vuestras series favoritas?

25 septiembre 2013

Cómo conocimos a la Madre

ALERTA SPOILERS: Por si el título no era suficiente para avisaros, reitero aquí que lo que sigue es un comentario sobre el principio de la novena temporada de "Cómo conocí a vuestra madre". Ya sabéis qué debéis hacer.

Una cosa queda meridianamente clara del estreno doble de la última temporada de "Cómo conocí a vuestra madre", y es que Cristin Milioti ha sido todo un acierto como la célebre Madre (sí, así con mayúsculas). Lo verdaderamente importante de estos capítulos finales no es tanto el experimento de situarlos en el fin de semana de la boda de Barney y Robin, sino el hecho de que, una vez que decides presentar a la Madre y convertirla en parte integrante de la serie, tienes que hacerle justicia y conseguir que, de algún modo, cumpla las expectativas que tú mismo has creado sobre ella. Carter Bays y Craig Thomas afirmaron en verano que los amigos de Ted la conocerían antes que él, y que la veríamos bastante hasta entonces, y en el estreno de la entrega se desvela la hoja de ruta que llevan de aquí al próximo mes de mayo.

Lily ha sido la primera en encontrarse con ella, y su conversación en el tren es también nuestra toma de contacto con la Madre y con Milioti, y se puede decir que sale airosa de la situación. La culminación es la escena final de la premiere, uno de esos juegos temporales que tanto les gustan, en el que Ted comparte mesa, virtualmente, con su yo y la Madre de dentro de un año, cuando ambos regresan al hotel de la boda para pasar allí el fin de semana. Es nuestro primer vistazo a esa vida que Ted ansía tener y que lleva ocho años persiguiendo, y es otro acierto. Si la Madre no funcionara, toda la última temporada de "Cómo conocí a vuestra madre" se desmoronaría, pero ese aspecto lo tienen bien cubierto. Ahora sólo falta que funcione el experimento narrativo, y para comprobarlo habrá que esperar hasta el final de la serie. Evidentemente, los juegos temporales y los chistes con alusiones al futuro, y a hechos pasados que quedaron sin explicar, son el fuerte de la comedia, así que pueden terminar con una temporada, al menos, bastante decente.

Sí, se tienen que resolver los sentimientos que Ted aún tiene por Robin, Marshall tiene que llegar a la boda desde Minnesota (me pasé todo el capítulo esperando que su compañera de viaje dijera esto) y tenemos que averiguar si Barney de verdad está preparado para abandonar sus viejas costumbres de mujeriego y casarse, pero es precisamente la introducción de la Madre lo que apunta a ser el principal hallazgo de la temporada (y eso que yo casi prefería que nunca la viéramos). Al parecer, en algún momento tendremos también su punto de vista sobre esos momentos en los que Ted ha estado a punto de conocerla (como la fiesta del famoso paraguas amarillo), y como comentaban algunos críticos estadounidenses, puede ser muy curioso ver cómo todos sus amigos se enamoran de ella antes de que lo haga Ted. "Cómo conocí a vuestra madre" tiene los inevitables tics de una comedia que lleva ya mucho tiempo en antena, pero pueden haber dado con la clave para entregar una temporada final entretenida.

24 septiembre 2013

Apetito por la vida

ALERTA SPOILERS: Fiel a su costumbre de volver el mismo día en el que se entregan los Emmy, "Downton Abbey" ha estrenado una cuarta temporada en la que si no sabes qué pintan en todo esto "Lust for life" y "Trainspotting", es mejor que no sigas leyendo. 

"Elige tu futuro. Elige la vida, ¿pero por qué querría yo hacer algo así?" Salvando mucho las distancias, ese monólogo de Renton al inicio de "Trainspotting" encapsula la elección que se le presenta a Lady Mary en el primer capítulo de la cuarta temporada de "Downton Abbey". Sí, es cierto que lo que la arrastra a ella hacia el "lado oscuro" no es la heroína sino el recuerdo de su marido, fallecido hace ya seis meses, pero la tentación de abandonarse en su propio mundo, en este caso el de la melancolía, el luto riguroso y el recuerdo de Matthew, es tan fuerte como si fuera una droga. A Mary no la ayuda nada la actitud paternalista de Lord Grantham, que tiene la idea, muy decimonónica, de que hay que protegerla, aislarla del resto del mundo y casi encerrarla en una burbuja de tés y descansos en la biblioteca. No es de extrañar que hubiera tanto adicto al láudano en la época victoriana.

Los intentos de Branson, con la connivencia de Carson, y de la Condesa Viuda por sacar a Mary de su tristeza son la columna vertebral de ese capítulo inicial, un capítulo inicial en el que no sólo se nota la onda expansiva de la muerte de Matthew, sino también la precipitada marcha de O'Brien, que deja a Thomas solo como el villano oficial de la casa. Esto ayuda a sacudir un poco la serie, a darle algo de brío y energía y no sólo por las escapadas de Edith al Londres de las reuniones de literatos y las cenas elegantes. Las tramas entre el servicio están un poco estancadas desde hace ya tiempo, pero por lo menos siguen explotando el dúo que forman el mayordomo y el ama de llaves, un dúo que explicita una de las cosas más curiosas de la serie, y es que son las mujeres las que solucionan los problemas y las que toman la iniciativa cada vez que hay alguna crisis en el horizonte. Se vio ya con los problemas económicos de la finca en la temporada pasada y con todos los momentos en los que la señora Hughes parece ser una antepasada del Señor Lobo y va arreglando todas las situaciones complicadas en las que se meten los sirvientes a su cargo.

Por supuesto, no vamos a librarnos del culebroneo de la doncella que intentó ligarse a Branson (¡lagarta!), de lo pastelosos que pueden ser Anna y Bates y de las caras de lánguida de Cora, pero a cambio promete mucho el emparejamiento de Mary y Branson a la hora de dirigir los designios de la casa (aunque Mary sólo lo haga como tutora de su hijo George, el heredero real de todo), y cualquier cosa que le dé un poco de felicidad a Edith será siempre bienvenida. "Downton Abbey" no ha perdido ligereza ni factor de disfrute (ni sentido del humor, y no sólo gracias a las pullas de la Condesa Viuda), y además continúa ofreciendo un retrato bastante interesante de Mary, que desde la segunda temporada se ha mostrado como uno de los personajes más conscientes de quién es y cuál es su lugar en el mundo (y a qué cosas puede aspirar, y cuáles le están negadas). Ese reconocimiento ante su abuela de que no está segura de poseer la dulzura que Matthew veía en ella marca una de las escenas mejor logradas del capítulo.

La vida sigue tras las muertes de Sybil y Matthew, y los personajes deben encontrar sus propósitos en sus nuevas situaciones vitales. Veremos qué nos deparan las nuevas incorporaciones que conoceremos más adelante, y si "Downton Abbey" mantiene las tramas moviéndose con la fluidez que hemos visto en este primer episodio. ¿Y podríamos ver algún flashback a los tiempos de la farándula de Carson?

P.D. podcastero: La semana pasada empezaron a llegar los estrenos a la televisión estadounidense, como avanzadilla de la verdadera avalancha de los próximos días, y en "Yo disparé a JR" comentamos algunos de ellos, además del final de temporada de "Under the dome". El menú:

- 0': "Brooklyn Nine-Nine"
- 15': "Welcome to the family"
- 26': "Sleepy Hollow"
- 42': "Ironside"
- 52': "Under the dome" (spoilers de la primera temporada)

23 septiembre 2013

Breaking Emmy

De vez en cuando, los Emmy se abonan a las sorpresas, hasta en las categorías de comedia, que llevan tres o cuatro años como congeladas en carbonita. Ahora, a toro pasado, a nadie le sorprende que "Breaking Bad" se coronara como el mejor drama, después de su ascenso lento pero seguro a base de nominaciones y premios para sus actores, pero hasta hace unas semanas se pensaba que su año sería el próximo, cuando competiría por los ocho episodios finales, que están emitiéndose ahora en AMC. Sin embargo, la expectación y los elogios alrededor de ellos son tales, que la serie ha sucedido finalmente a "Homeland" en lo más alto del podio en el año en el que ha estado a la altura de la tercera temporada de "Juego de tronos" en cuando a ruido mediático. La duda ahora es saber si en 2014 podrá repetir la jugada; la lógica dice que sí, pero la lógica no casa muchas veces  con el modo de operar de los Emmy, y no sería la primera ganadora que es ignorada al año siguiente.

Unos cuantos de los galardones de la noche se saltaron lo que creemos que sabemos sobre los Emmy. Merrit Weaver como secundaria de comedia no entraba en ninguna quiniela (ni en la de ella; su "Muchas gracias, me tengo que ir" fue lo más comentado de la gala), y menos aún lo hacía un Jeff Daniels que se marcó un James Spader en toda regla. Su discurso en la secuencia inicial de "The Newsroom" sobre por qué Estados Unidos no es el mejor país del mundo, pero podría serlo, le reportó el Emmy del mismo modo que los alegatos que Spader soltaba en "Boston Legal" le hicieron llevarse hasta el premio que toda la crítica pensaba que era de James Gandolfini por la última temporada de "Los Soprano". Esta vez, se considera que Daniels le "robó" la estatuilla a Kevin Spacey, favorito por "House of cards", más que a un Bryan Cranston que fue el primero de "Breaking Bad" en llevarse Emmys, y al que deben pensar que ya han reconocido lo suficiente con dos tres estatuillas seguidas.

Un aspecto muy interesante de todo esto es, de todos modos, el cuarto premio a mejor comedia consecutivo de "Modern family", y es interesante no porque su victoria casi ya no despierte más que indiferencia, sino porque ninguno de sus actores consiguió el galardón, algo que había sido lo habitual en los tres años anteriores. ¿Quiere esto decir que el reinado de la comedia está cerca de su final, como le pasó a "Mad Men" en la edición en la que perdió los premios de guión y dirección pero logró llevarse su último Emmy al mejor drama? El año que viene lo comprobaremos, del mismo modo que veremos si lo de Netflix con "House of Cards" (que le ha pasado lo mismo que a "Downton Abbey" en 2012) se queda en flor de un día o si se confirma el cambio en la próxima edición con nominaciones para "Orange is the new black".

No vamos a ponernos a listar a los ganadores porque ya debéis de estar hartos de leerlos por todas partes (pero si queréis verlos igualmente, aquí están todos), y es más entretenido comentar las cosas que más han llamado la atención, como ese número musical en medio de la gala muy a lo ceremonia de los Tony, o Kevin Spacey, Tina Fey y Amy Poehler en el monólogo inicial de Neil Patrick Harris, o la "intervención" que le hicieron sus compañeros de "Cómo conocí a vuestra madre" por su afición a presentarlo todo. Fueron los tres puntos en los que los críticos afirman que Harris tuvo momentos más inspirados en una gala que han descrito como sosa, pero rápida a la hora de entregar los galardones, y en la que los segmentos de homenajes e In Memoriam han acabado en las listas de los puntos bajos, aunque se salvan los dedicados a James Gandolfini y Henry Brommell, que ganó el Emmy a mejor guión de drama por "Homeland".

Por supuesto, en las parejas de presentadores hubo emparejamientos curiosos, como siempre, como el de Malin Akerman y LL Cool J (y su gorra de señor que juega al dominó en sus ratos libres), las hermanas Deschanel, el pelazo de Connie Britton y el bigotillo de Blair Underwood,  unos muy conjuntados Dylan McDermott y Julianna Margulies, el peculiar dúo Mindy Kaling-Stephen Amell, los ganadores a mejores invitados en drama Carrie Preston y Dan Bucatinsky, otra pareja curiosa con Dean Norris y Emilia Clarke, Claire Danes y Bryan Cranston, o Will Ferrell y sus tres hijos, bromeando con que acaban de avisarle de que tenía que ir a presentar los premios gordos de la noche.

22 septiembre 2013

Donde no hay cabeza

"Donde no hay cabeza, todo son patas". Era un dicho que mi abuela decía a menudo y que podría aplicarse perfectamente a "Sleepy Hollow" con su revisión pasada de esteroides del cuento del jinete sin cabeza escrito por Washington Irving, una revisión a la que se ha añadido toques de Rip Van Winkle, aquellas películas sobre el fin del mundo que se estrenaban entre 1997 y 2000, "El código Da Vinci", las brujas de Salem y hasta "Expediente X". Pero, por otro lado, semejante pastiche está asumido tan por completo por la serie, están tan entregados a él, que esto puede acabar saliendo bien. O, al menos, resultando en algo entretenido. Que Ichabod Crane sea de repente una especie de enviado del Bien es exactamente tan pillado por los pelos y loco como parece, pero de algún modo extraño la relación entre Crane y la policía de Sleepy Hollow con un misterioso pasado familiar tiene las bases para conseguir que todo ese sinsentido propio de Dan Brown cuaje decentemente.

Lo más curioso de todo esto no es tanto la mezcla alucinada de cosas en el piloto de "Sleepy Hollow" (y que al mismo tiempo no se la tomen demasiado en serio), sino que aglutina a la perfección algo que Damon Lindelof explicó este verano para New York Magazine, y que recoge Time en su crítica de la serie, y es el hecho de que, ahora mismo, el guión de un blockbuster de Hollywood no puede ser una historia más o menos simple, sino que tiene que implicar enormes riesgos, los protagonistas tienen que jugarse más que la vida para lograr sus propósitos, que no pueden ser nada por debajo de la salvación del mundo de una destrucción total y completa, y ya no puede hacerse un aspirante a taquillazo del verano que sea una mera feel good movie. Tiene que estar envuelta en explosiones, villanos megalómanos y una producción que haga que Michael Bay parezca Mike Leigh.

Lindelof lo ejemplificaba en un caso concreto sobre una hipotética película acerca de John Henry, un esclavo negro liberado que, en el siglo XIX, ganó a una locomotora a vapor en una carrera a través de un túnel de montaña, sólo para morir nada más llegar a la meta. El guionista afirmaba que ese argumento no sería suficiente para una película de verano de un gran estudio; habría que añadir un interés amoroso que estuviera en peligro y por cuya salvación tuviera que correr Henry, y que el tipo que construye la locomotra fuera el hijo del dueño de la plantación en la que Henry vivió como esclavo. Los estudios hasta querrían cambiar el final de la historia y hacer que viviera, en lugar de presentarlo como el primer mártir de la lucha del hombre contra la máquina. Es una entrevista muy interesante con Lindelof porque disecciona el momento actual de Hollywood a la perfección, y nos enseña que ese modelo se traslada también a televisión en cosas como "Sleepy Hollow", en la que no basta con que Ichabod Crane "duerma" hasta despertarse en el siglo XXI, sino que tiene que tener en sus manos la salvación de la humanidad.

A pesar de todo, la serie puede funcionar porque tiene algo más de chispa que "Grimm", por ejemplo, pero siempre correrá el riesgo de estar demasiado arriba, demasiado sobredimensionada e hinchada en su trama y su mitología. Va a ser interesante ver si aguanta el tirón o si se desinfla a las primeras de cambio.

Música de la semana: De "What remains" ya hablamos hace unos días, pero no comentamos nada de su música, que reúne una curiosa colección de canciones de grupos como The Leisure Society, unos británicos que aportaban el tema "Al I have seen" al tercer episodio.

20 septiembre 2013

Un policía en silla de ruedas

A finales de los 60, Raymond Burr era toda una estrella gracias a los años que había pasado como protagonista de la serie "Perry Mason". El papel le reportó dos Emmy, una gran fama y hasta lo repetiría en varias películas para televisión en los 80, pero no sería la única serie de éxito en la Burr participaría. A principios de los 70 volvería a repetir la jugada con "Ironside", un policiaco en el que la principal novedad estaba en que su protagonista estaba en una silla de ruedas por culpa de un disparo. Y que tenía una sintonía compuesta por Quincy Jones, y que a Quentin Tarantino le encanta. La serie fue uno de los mayores éxitos de NBC, así que no es nada extraño, después de intentar hacer nuevas versiones de "La mujer biónica", "El coche fantástico" y "Principal sospechoso" sin demasiada suerte, que se animaran a estrenar un remake de "Ironside" situando esta vez a un actor negro como Blair Underwood en la silla.

Esas dos circunstancias, que ahora Ironside sea negro y que siga yendo en silla de ruedas, son las dos únicas novedades de una serie que, por lo visto en el piloto, es exactamente lo que parece; una de polis. Ironside logra que sus jefes lo pongan al mando de un equipo de detectives elegido especialmente por él en el que tenemos al experto en asuntos económicos (porque fue asesor financiero antes de hacerse policía), al clásico policía macarra (un Pablo Schreiber que puede resultar muy divertido), y a una detective que parece tener lazos familiares con la mafia italiana (Spencer Grammer, una de las muy rubias hijas de Kelsey Grammer), y la dinámica entre todos ellos es lo más entretenido de un capítulo inaugural que carga demasiado las tintas cuando introduce el otro elemento de la serie, el ex compañero de Ironside y la razón por la que él acabó parapléjico.

En estas series, la relacion entre los protagonistas es lo que determinará si merecen la pena o no, porque los espectadores saben perfectamente lo que van a tener en cuanto a tramas. Underwood puede ser un buen protagonista central (sobre todo cuando se rebaje un poco la aceleración con la que transcurre todo en el piloto) y NBC puede encontrarse este año con un nuevo "Chicago Fire", en cuanto a serie de toda la vida que acaba funcionando un poco por sorpresa. "Ironside" no va a reinventar el género y tampoco lo pretende, y que le demos una oportunidad depende de si nos gustan los títulos de detectives, como me pasa a mí. Sí, es un procedimental, ese calificativo que causa terrores nocturnos e intentos de exorcismos en el 90% de los seriéfilos interneteriles, pero aún es pronto para saber si será un buen procedimental.

19 septiembre 2013

La muerte de Miss Corazón Solitario

En "La ventana indiscreta", uno de los vecinos de ese patio de manzana a los que James Stewart espía es una mujer ya de una cierta edad, que vive sola, y a la que él y Grace Kelly apodan Miss Corazón Solitario porque casi nunca la ven llegar a casa acompañada y, cuando lo hace, ese hombre no suele aparecer mucho más allí. A la pobre mujer le rompen constantemente el corazón, y aunque lo intenta, no consigue salir de esa soledad que la hace destacar entre unos vecinos que o viven en familia, o tienen gente saliendo y entrando constantemente de sus apartamentos. Melissa Young, la joven que lleva dos años muerta, sin que nadie la echara en falta, al principio de "What remains", parece ajustarse a ese esquema de Miss Corazón Solitario. Lleva una vida tranquila y solitaria, y sus intentos por conocer gente casi siempre fracasan. Una de las principales razones es porque sus vecinos son todos una panda de sociópatas vengativos, borrachos, rencorosos y llenos de odio y malos sentimientos, y la serie se esfuerza en que los conozcamos más o menos bien a todos para, cuando llegue la resolución final, que no nos parezca salida de la nada.

Las pistas para ese final están ahí desde el primer episodio, y siguen plantándose y desarrollándose delante mismo de nuestras narices, pero los últimos cinco minutos de la miniserie no son lo más interesante de ella. Lo que realmente consigue llegar al espectador es su tratamiento de la soledad tanto de Melissa como del detective Len Harper o incluso de Joe Sellers, el profesor con un inquietante secreto. Al ir investigando más la vida de Melissa que su muerte, Harper se hace, al mismo tiempo que nosotros, las mismas preguntas: ¿es posible pasar por la vida sin dejar ninguna huella? ¿Puedes desaparecer un día y que nadie te eche en falta? La vida seguirá sin tí, por supuesto, ¿pero no es terrible que, a lo mejor, nadie te dedique ni siquiera un pensamiento perdido? Ahí está el hallazgo principal de "What remains", en esa reflexión sobre la soledad no buscada.

En la película "Familia", uno de sus personajes decía que era mejor estar mal acompañado que solo, y que quien dijera lo contrario es que nunca había estado solo, y varios de los vecinos de la casa de "What remains" lo llevan a extremos perturbadores. La revelación final, como decimos, es sorpresa pero no lo es tanto porque se ha preparado a lo largo de los cuatro episodios de la miniserie, pero aunque ofrece un clímax para Len, y una resolución a la historia y a la investigación del asesinato, no es lo interesante. De hecho, puede haber quien la encuentre un poco salida del tono general que ha tenido la historia (y marcando demasiado las tintas sobre caracterizaciones de personajes demasiado obvias), pero lo que queda al final de "What remains" es la reflexión de Harper cuando decide ponerse a investigar un caso que sus compañeros no creen que merezca la pena ni mirar por encima: ¿cómo puede alguien desaparecer de la faz de la tierra durante dos años y que nadie se dé cuenta? ¿Tan efímero es nuestro legado?

18 septiembre 2013

Está lleno de estrellas (rosas)

ALERTA SPOILERS: Monarcas, estrellas rosas, huevos a lo monolito de "2001, una odisea del espacio", propano... Si todas estas cosas os suenan, pero no habéis llegado aún al final de la primera temporada de "Under the dome", quizás es mejor que no sigáis leyendo.

En "Vulture" publicaban hace unos días una selección de teorías sobre lo que era la cúpula en "Under the dome", y quién la había dejado caer sobre Chester's Mill, que parecen haber dado en el blanco sobre parte del misterio que sustenta la serie. En el último capítulo de la primera temporada tenemos confirmación de que alguien, un ente misterioso (muy probablemente alienígena), encerró al pueblo bajo la cúpula para protegerlo de algo que aún está por venir. ¿El impacto de un meteorito, un holocausto nuclear, la llegada del Apocalipsis maya? Eso es parte del misterio, pero al menos nos han ofrecido alguan que otra respuesta, y una ascensión de líneas rosas hacia el cielo bastante impresionante, la verdad (parecía una versión rosa del skyline de la Ciudad Esmeralda de "El mago de Oz"). Ya tenemos a Julia "coronada" definitivamente como Monarca, a Big Jim con otra razón más para aumentar su megalomanía y a Barbie pendiendo, literalmente, de un hilo, o de una soga, más bien, y al menos la trama da la sensación de haber dado un paso hacia algún sitio.

¿Adónde? Eso ya está por ver. "Under the dome" no se ha caracterizado precisamente por llevar una progresión más o menos lógica de los acontecimientos. Casi todo lo que ha pasado ahí ha dado la sensación de ser arbitrario, y no sólo porque la cúpula puede controlar el clima a su antojo. Los diálogos eran muy obvios y explicativos (saltándose ese principio del "no lo cuentes, muéstralo") y ha habido muy pocos personajes a los que les pudiéramos encontrar algo interesante. Algunos han mostrado detalles, como que Angie de repente fuera la más resolutiva en los dos últimos episodios o que Linda, antes de creerse a pies juntillas todo lo que decía Big Jim, podía hacerle la competencia a Raylan Givens; hablaba mucho de no aplicar la violencia y de buscar soluciones pacíficas, pero caundo sacaba la pistola y disparaba, siempre se cargaba a alguien. Hasta la ingenuidad y el entusiasmo sincero de Joe tenían sus momentos, pero eran eso, detalles, nada llevado con cierta consistencia.

"Under the dome" ha acabado encuadrándose en esa tendencia de series de ciencia ficción de los últimos tiempos que se quedan a medias, tipo "Falling Skies" y "Revolution" (hasta "Defiance" acaba funcionando algo mejor), que no acaban de presentar personajes con el suficiente interés y que a veces parecen estar dejándose llevar, pero que pueden entretener en determinados momentos. Los elementos mitológicos de la adaptación de Stephen King sí pueden sonar más a cachondeo que los de las demás (las estrellas rosas y el huevo no ayudan mucho), algo que probablemente influya en que todos los implicados tengan sus propias reticencias antes de aceptarlos del todo. Lo que no puede discutirse es que CBS se ha encontrado con todo un éxito veraniego, por encima de los diez millones de espectadores, que probablemente no esperaban, así que veremos si la serie cambia algo en su segunda temporada o si sigue básicamente igual. Las revelaciones del último capítulo apuntan a que surja algún nuevo tipo de status quo en Chester's Mill, ¿pero decidirám aprovecharlo?

17 septiembre 2013

El curioso caso del hype de "Breaking Bad"

Faltan dos semanas para el final definitivo de "Breaking Bad", y casi puede decirse ya que el nivel de expectación, los elogios hiperbolizados y las declaraciones de que es la mejor serie de la historia han superado ampliamente el nivel de ruido en redes sociales generado en su momento por la tercera temporada de "Juego de tronos". Ahora mismo, lo único que existe en el universo interneteril es Walter White (y "Grand Theft Auto V"), y todos los que no se hayan subido al carro han de armarse de paciencia hasta el 29 de septiembre para capear este ambiente de hype desmedido (los fans aseguran que merecido, pero si lo es no es el tema que nos interesa ahora).

Dejando de lado si no es un poco prematuro situar ya a "Breaking Bad" en lo más alto del podio de las más grandes (y si le funcionará a AMC la táctica de estirar el chicle con el spin-off de "Better call Saul"), lo que es muy interesante con esta serie es el efecto de bola de nieve que ha vivido a partir de, más o  menos, su tercera temporada. Lo comentamos cuando estrenó sus últimos capítulos, en los que se acercó a una barrera de los seis millones de espectadores que ya ha superado, y que son impresionantes si se tienen en cuenta sus audiencias en los años anteriores. De hecho, entre la segunda y la cuarta entrega, se mantuvieron más o menos entre algo más de un millón de espectadores y cerca de dos, y explotaron de un modo inaudito con el comienzo de la quinta y última. Los primeros ocho capítulos rozaron casi siempre los tres millones, pero los ocho últimos no han bajado de los 4,7, con picos de casi seis (y más de seis en el antepenúltimo, "Ozymandias"). Las razones detrás de semejante crecimiento exponencial están en todos los rezagados que se pusieron al día durante el hiato para poder ver la recta final "en directo", pero lo más curioso está en intentar ver quiénes son esos rezagados.

En esto de la afición a las series, como en cualquier hobby, están los obsesos (culpable) y los amateur, como quien dice, aquellos que les gusta ver series pero no siguen tantas al mismo tiempo y son más de ir viendo títulos ya terminados cuando salen en DVD o de ver al día unas pocas que alguien les ha recomendado. Entre esas series que ve la gente que no suele ver series siempre se repiten los mismos títulos: "Cómo conocí a vuestra madre", "Dexter" (otra que está a punto de acabarse), "The Walking Dead", "Juego de tronos" y "Breaking Bad". El caso de esta última es peculiar porque, a priori, no debería haber sido capaz de dar ese salto hacia un público más masivo y menos "ombliguista". Su cadena, AMC, era minoritaria y de nicho hasta que los zombies de Robert Kirkman explotaron, y su otro éxito inicial, "Mad Men", nunca ha logrado disfrutar del nivel de aceptación entre el gran público que tiene Walter White. Es una serie con un ritmo muy lento y que deja que las cosas transcurran a su velocidad natural, cuando tienen que pasar, lo que a priori está reñido con las audiencias millonarias, que suelen demandar el "quiero acción y respuestas y las quiero ya", y que los críticos consideren que eres una gran serie no es sinónimo de que la masa, por llamarlo de algún modo, te va a aceptar igual.

Sin embargo, con "Breaking Bad" ha pasado. El público ha adoptado a Walt de un modo similar como adoptó a Tony Soprano, y es una serie que se recomienda habitualmente y sin que tengas que preguntar a la otra persona qué tipo de series le gustan. Era un título que tenía el cartel de "delicatessen", de ser un gusto adquirido, desde el principio, pero al final ha acabado estallando como todo un fenómeno en cosas tan de "Perdidos" como el merchandising, las parodias, las teorías más o menos locas sobre su final o los mashups con otras series. Tal vez ver los capítulos en modo maratón ha contribuido a que "Breaking Bad" esté en lo más alto de la ola justo cuando está llegando a su final, porque ya sabemos que los atracones diluyen muchas veces las sensaciones de lentitud, por ejemplo, que podríamos tener con el seguimiento semanal. Su caso es, desde luego, digno de estudio, porque desafía buena parte de lo que creemos saber sobre el comportamiento de la audiencia con determinadas series. Y en cuanto a si es o no la mejor serie de la historia, habrá que esperar un poco para poder afirmarlo con propiedad.

16 septiembre 2013

Los otros Emmy

Una semana antes de que se entreguen los Emmy, todas aquellas categorías que no tienen hueco en esa gala principal disponen de su pequeño momento bajo el sol con lo que se denomina los Creative Emmy Awards, unos premios que engloban tanto categorías técnicas (tipo efectos especiales, maquillaje, montaje y fotografía para series de una hora o de media, y para series multicámara o de una sola cámara) como programas de variedades, realities, bandas sonoras y los actores invitados, entre otras. Se podría decir que, salvando las distancias, son el equivalente televisivo de los Oscars técnicos y científicos que se entregan días antes de la gala de los Oscar propiamente dicha, con la salvedad de que estos Creative Emmy tienen sus nominaciones y sus presentadores igual que en la ceremonia principal, aunque sea un evento un poco más de "segunda".

Sin embargo, no hay que despreciar los premios que se entregan ahí. Sin ir más lejos, el cuarteto de ganadores a actores invitados en comedia (Bob Newhart y Melissa Leo) y drama (Dan Bucatinsky  y Carrie Preston) es realmente interesante, y se las apaña para reconocer a uno de los fenómenos del año como ha sido "Scandal". En las categorías musicales y de variedades, los Tony ganan prácticamente por costumbre de hace un par de años, pero el reconocimiento al compositor Bear McCreary (aunque sea sólo por la sintonía de "Da Vinci's Demons") está muy merecido (su anterior nominación fue por otra sintonía, la de "Human target". Sí, su música para "Battlestar Galactica" nunca llamó la atención de la academia). Como en la ceremonia principal, aquí también hay ganadores y nominados por inercia y elecciones realmente marcianas, pero a veces sus candidatos, ignorados en las categorías "gordas", se reivindican de algún modo aquí. Melissa Leo, por ejemplo, merece mucho más el Emmy por "Treme" que el Oscar que ganó por "The Fighter", pero que se reconozca su participación en "Louie" ya es algo.

Y a "The Good Wife" le está pasando una cosa curiosa en los últimos años, y es que conforme va perdiendo apoyo en las nominaciones importantes, se adueña de las de los actores invitados. Carrie Preston y Elsbeth Tascioni han sucedido como ganadoras a Martha Plimpton y Patti Nyholm, y veremos qué nuevos personajes se sacan de la manga en la quinta temporada para seguir monopolizando estas categorías. En este aspecto, se han convertido, como ya se preveía, en la nueva "Ley y orden", la serie rodada en Nueva York por la que acaban pasando casi todos los actores afincados allí. Además, salir en "The Good Wife" les da como cierta pátina de prestigio (aunque sea CBS), así que todo el mundo sale ganando. El próximo domingo, cuando tenga lugar la entrega de los Emmy ya propiamente dicha, veremos si los premios a mejor casting de "Homeland" y "30 Rock" se traducen en victorias como mejores drama o comedia o no.

P.D. podcastero: "Yo disparé a JR" también inicia nueva temporada y lo hace hablando, entre otras cosas, de algunas de las nuevas comedias que llegarán en las próximas semanas. El menú es éste:

- 0’: Introducción de la temporada.
- 7’: "Trophy Wife’" "Back in the Game" y "Welcome to the Family’"
- 17’: "What Remains"
- 30’: "Breaking Bad"
- 49’: "Boardwalk Empire"
- 60’: "Homeland"

15 septiembre 2013

Una nueva revolución

ALERTA SPOILERS: Es cierto que la primera temporada de "Revolution" terminó hace ya meses, y que la segunda está a pocos días de su estreno, pero justo es avisar por si alguien la llevaba con tanto retraso como yo.

Hay algo de lo que no se puede acusar a "Revolution", y eso es de quedarse quieta, de estar dando vueltas soibre sí misma sin ir a ninguna parte sólo para mantener su premisa inicial durante el mayor tiempo posible. Cuando la serie se estrenó, nos encontrábamos quince años después de un gran apagón que dejó a todo el mundo sin electricidad, y con el apagón surgió un mundo regido por nuevas reglas y dominado por milicias paramilitares como las del general Monroe. Lo más que sabíamos acerca de esa electricidad desaparecida es que había por ahí unos misteriosos colgantes que la llevaban consigo, y que había gente que, tal vez, supiera  de qué iba todo el asunto y que hasta podrían volver a encender las luces. Lo que al principio parecía un señuelo para mantener cierta mitología de fondo en movimiento ha acabado siendo, en realidad, lo que ha centrado el final de la primera temporada, y colocando en el centro de todo a un personaje que ha ido volviéndose cada vez más frío y más despiadado; Rachel Matheson.

Es curioso cómo desde el piloto, cuando parecía que Charlie iba a ser la gran protagonista de la serie, ésta ha ido variando su enfoque y girando en realidad sobre su tío Miles y sobre su madre, y sobre las cosas que ellos están dispuestos a hacer, y la gente a la que están dispuestos a dejar atrás, por cumplir sus propósitos. Curiosamente, Miles ha ido humanizándose y "ablandándose" más con el paso de los episodios, mientras Rachel seguía el camino opuesto; cegada por los sentimientos de venganza de la muerte de su hijo, va volviéndose mucho más hostil y pétrea, y no se da cuenta de que puede haber seguido un camino incorrecto hasta el final, cuando Randall aprovecha que ha encendido de nuevo las luces para disparar dos misiles que arrasan los territorios de la República de Monroe, en Filadelfia, y de la República de Georgia, dejando el camino libre al regreso del presidente de Estados Unidos.

Esa imagen final del presidente en su exilio de la bahía de Guantánamo apunta a una segunda temporada en la que "Revolution" va a cambiar otra vez, y en la que quizás todos los personajes se unan para luchar contra ese Ozymandias misterioso que regresa a un país arrasado por las peleas territoriales. ¿Qué pretende Eric Kripke? Desde el debut de la serie dijo que lo que estaban haciendo era una historia de aventuras, y ahora ha introducido a un nuevo malo potencial, además de tener a Tom Neville asumiendo el papel de villano trastornado que tenía Monroe. Eso sí, aunque es loable que la trama avance y se renueven las situaciones de los personajes (la relación entre Charlie y Rachel no parece que vaya a ser fácil), "Revolution" no ha acabado de encontrar esa chispa, ese algo extra que la convierta en una serie entretenida y que los espectadores esperen con, al menos, curiosidad semana a semana.

Curiosamente, de las series de ciencia ficción y aventuras varias que se han estrenado esta temporada, "Defiance" funciona mejor que "Revolution", y eso que tampoco ha terminado de cuajar del todo en su temporada inaugural. A la serie de la NBC le pierde que, la mayoría de las veces, es demasiado seria, pretende hablar de cosas importantes (como ese propósito de venganza de Rachel, o todas esas barbaridades que se hacen en nombre de la patria), pero le falta cierto sentido de la diversión que, en una serie de aventuras, ayuda mucho a que conecte con el público. ¿Le concederá el toque extra esa especie de segunda revolución que vamos a ver en la nueva temporada?

Música de la semana: Esta semana hemos tenido nuestro primer vistazo a "True Detective", una serie que HBO estrenará en enero y que seguirá a dos detectives persiguiendo durante 17 años a un asesino en serie en Louisiana. El trailer está ambientado por la canción "Whispering", del cantante británico Alex Clare.

13 septiembre 2013

Casi famosos (LI)

¿Qué sería de esta sección sin Internet Movie Database y sin los vídeos relacionados de YouTube? Algunos de los "casi famosos" de hoy han sido encontrados de ese modo, que es una mina para casi cualquier cosa.

El primer caso es un dos por uno bastante curioso, aunque la calidad de la imagen deje qué desear. La rubia de la derecha es Katee Sackhoff, que últimamente está subiéndose a unas cuantas películas de género, entre "Riddick" y "Oculus", una de terror presentada en el festival de Toronto y que también protagoniza Karen Gillan. En la foto la vemos junto a Paul Wesley, al que ahora conocemos por Stefan en "The vampire diaries", y que se cambió el nombre para entrar en Hollywood porque su apellido real es el muy polaco Wasilewski, y ambos compartieron pantalla en "The education of Max Bickford", una curiosa serie de CBS en la que Richard Dreyfus era profesor en una universidad femenina a la que asistía su hija. Por allí andaba también Marcia Gay Harden, pero sólo duró una temporada en 2001/02. Así Sackhoff quedó libre para poder ser después Starbuck en "Battlestar Galactica".

Esta sonrisa tan grande no puede pertenecer a otra que no sea Tracy Spiridakos, aunque no sea habitual verla en "Revolution". Spiridakos tiene en su currículum bastante televisión, incluyendo la versión americana de "Being human" y hasta un capítulo del remake de "Bionic Woman". La foto, no obstante, corresponde a "Majority rules!", una peculiar comedia de adolescentes en la que interpreta a una chica de 15 años que, por error, acaba como candidata a la alcaldía de su pueblo y hasta terminaba ganando. Sólo tuvo una temporada en 2009, y luego tuvo tiempo de aparecer en una cinta de terror llamada "Goblin" antes de caer en los brazos de Bad Robot. Ya os podéis hacer una idea de cómo debía ser.

No hace mucho tuvimos por España a William Fichtner, que venía a promocionar "Crossing Lines", y casi todos los asistentes al encuentro que hubo con él preguntaban lo mismo: ¿de qué me suena su cara? No es extraño, porque ha participado en multitud de películas y series desde finales de los 80, casi siempre en personajes secundarios y casi siempre haciendo de malo. Ya lo fue en el capitulo que grabó de "Los vigilantes de la playa", y al que pertenece la foto. Ese conjunto de chaqueta y camisa grita principios de los 90 por todas partes. Oh, y antes de terminar, justo es aprovechar el éxito de "Orange is the new black" para dejar una foto de Kate Mulgrew como la capitana Janeway de "Star Trek: Voyager"... con su café.


12 septiembre 2013

Entre Hannibal Smith y MacGyver

Durante siete temporadas (que hoy llegan a su fin), "Burn notice" trajo de vuelta un pedacito de las series de acción de los 80 a USA. También fue, durante unas pocas temporadas, su serie veraniega más exitosa, y una cuya fórmula siguieron después otros títulos del canal como "White Collar" o la más reciente "Graceland". Era un título de entretenimiento ligero, con un grupo de personajes que desplegaba una gran dinámica entre ellos y que, ocasionalmente, se enfrentaban a un arco serializado que solía conllevar algún tipo de riesgo para ellos. Tenía, también, un particular sentido del humor, irónico y que iba más a por la sonrisa cómplice y sarcástica que a por las carcajadas, y consiguió encapsular todo lo que la convertía en una máquina de diversión en su segunda temporada.

En aquella segunda entrega, "Burn notice" consiguió el equilibrio perfecto entre su trama horizontal (los intentos de Michael Westen, ex espía, por averiguar quién lo despidió y lo "quemó") y los casos episódicos en los que Michael, su amigo Sam, su ex novia (y antigua terrorista del IRA) Fiona y su madre se dedicaba  a ayudar a gente que se veía en problemas con malvados narcotraficantes, o con bandas de delincuentes de todo pelaje. En ambos casos, Michael ponía en funcionamiento los conocimientos que había adquirido durante sus años como agente de la CIA, y la serie se lo pasaba en grande mostrándonos como todos ellos podían convertir un viejo almacén en una cárcel secreta (y falsa) de alguna agencia de inteligencia, o cómo adoptaban diferentes identidades para poder realizar sus propósitos (Michael y Sam, o Chuck Finley, eran verdaderos maestros del disfraz), o cómo podían construir una antena que creara interferencias en un transmisor inalámbrico con poco más que un envase de Pringles y una percha metálica.

La segunda temporada tuvo a sus mejores villanos (interpretados por dos veteranos de las series de ciencia ficción como Tricia Helfer y Michael Shanks), villanos que intentaron después emular sin conseguirlo, y empezó a encontrar oro al emparejar en muchas escenas a Sam y Fiona, descubriendo que Bruce Campbell y Gabrielle Amwar funcionaban a la perfección como dúo cómico. En aquellos capítulos, "Burn notice" se quedaba con lo mejor y más divertido de "MacGyver" y de "El equipo A" y le añadía unos toquecitos un poco más oscuros por cortesía de los misteriosos tipos que habían "quemado" a Michael, y que aún iban detrás de él. Entre eso y el hecho de que sacaran todo el partido posible a sus localizaciones por Miami (donde se ambientaba), era inevitable que desprendiera muchas veces un aroma ochentero muy entretenido.

11 septiembre 2013

Los 18 Emmy de Susan Lucci

El 21 de mayo de 1999, la ceremonia de entrega de los Daytime Emmy (los premios que reconocen a los programas que se emiten por la mañana y a primera hora de la tarde, como talk shows y culebrones) escribía una particular página de su historia al entregar el premio a mejor actriz protagonista a Susan Lucci, una de las actrices de soap operas más famosas del género, que llevaba interpretando a la malvada Erica Kane de "All my children" desde 1970. El anuncio de su nombre como ganadora llevó a que el presentador, Shemar Moore, diera un grito de alegría, a que todo el público se pusiera en pie para aplaudirle, a que sus compañeros en la serie fueran captados por las cámaras llorando abiertamente y a que ella misma apenas pudiera contener las lágrimas al llegar al escenario. Y Lucci suscitó esa reacción no porque fuera la reencarnación de Greta Garbo, sino porque llevaba perdiendo 18 años seguidos.

El vídeo de ese momento de la ceremonia no tiene desperdicio, y es parte indiscutible de la historia de los Emmy, en general. Aquella era ya la 19º nominación como mejor actriz de Lucci, que había participado en "All my children" desde su estreno y que había sido saludada por las revistas del gremio como la gran protagonista del daytime, pero que siempre veía desde su asiento como sus competidoras se levantaban y subían al escenario a recoger una estatuilla que la evitaba. Por supuesto, semejante racha perdedora era objeto de chistes y parodias, que incluyeron hasta su presentación de "Saturday Night Live" en 1990, y daba la sensación de que iba camino de convertirse en la nueva Randy Newman, que necesitó 15 nominaciones al Oscar a la mejor canción para llevarse finalmente el premio. La actriz lo consiguió en la 19ª, y después aún fue candidata un par de veces más, y siguió dando vida a Erica Kane hasta 2011, cuando ABC decidió cancelar "All my children". La historia de Lucci (que ahora mismo está en "Devious maids") es realmente curiosa por esa encadenación de nominaciones sin premio casi inaudita y porque representa algo muy común en las telenovelas estadounidenses, que era cómo mantenían a unos cuantos de sus actores originales durante las décadas y décadas que estuvieron en antena. Unas cuantas de ellas, además, han sido cantera de actores que ahora son famosos por otros asuntos, y muchos de ellos reconocen que en las soap operas aprendieron más de lo que nunca habrían pensado (ahí está esa clásica explicación de Nathan Fillion de "las tres caras de la toma culebronera").

Ahora, la mala suerte de Lucci se ha trasladado al que, oficialmente, es el mayor perdedor de la historia de los Emmy, Bill Maher. Lo de este presentador y humorista es mucho más curioso porque, con las tres candidaturas que tiene este año, suma la friolera de 32 nominaciones a estos premios, y en las 29 anteriores se ha ido de vacío. Su late night en HBO, "Real time with Bill Maher", ha caído víctima del idilio de los Emmy con Jon Stewart y su "The Daily Show" en los últimos diez años, y por mucho que lo intente en otras categorías, con sus especiales de comedia o como productor de la serie de documentales "Vice", nunca logra ablandar el corazón de los académicos. También es cierto que no parece probable que los fans de Maher vayan a ir a la alfombra roja con pancartas pidiendo el premio para él, como hicieron los de Lucci, pero tampoco es lo mismo un comentarista muy respondón políticamente que una actriz de culebrones que lleva cuarenta años con el mismo personaje.

10 septiembre 2013

Recuerdos de Mulder y Scully

La culpa de esta afición mía por las series la tiene "Expediente X". Esto es así. Fue asomarse al primer episodio en el que aparece Eugene Victor Tooms, un lunes por la noche a principios de los 90 en Telecinco, y ya estaba enganchada. Probablemente fuera la conjunción del misterio inicial de la conspiración, los imaginativos "monstruos de la semana", su sentido del humor y la relación entre Mulder y Scully lo que me hiciera serle fiel durante toda la emisión en la televisión en abierto en España (recordemos que Telecinco no emitió en su momento las dos últimas temporadas), y después consiguió que fuera su último episodio lo primero que vi gracias a Internet. El recuerdo de la serie es inseparable del recuerdo de la experiencia de verla (hasta cuando repetían episodios, lo que era bastante a menudo), de leer todo lo que caía en mis manos concerniente a la serie (esto era en los inicios de Internet, sus listas de correo y sus webs de Geocities) y de las discusiones con una amiga del instituto a la mañana siguiente de que viéramos el capítulo correspondiente.

Cualquier serie que, veinte años más tarde, me recuerde aunque sea un poco a "Expediente X" va a merecer siempre una oportunidad por mi parte, y su legado puede encontrarse en los sitios más insospechados, y no sólo porque sus creadores trabajaran previamente a las órdenes de Chris Carter. La mezcla de capítulos autoconclusivos y arco serializado se convirtió en algo normal a partir de las aventuras de Mulder y Scully, y aquella tensión sexual no resuelta entre los dos, que burbujeaba bajo su relación de respeto y amistad, ha servido de molde para parejas posteriores que lo mismo son los hermanos Winchester que Booth y Brennan (las conversaciones en el coche son un buen indicativo de si los agentes del FBI se utilizan de referencia o no). En "Expediente X" se reciclaban viejas películas de terror y thrillers de los 70, se mezclaban con un poco del temor a lo que podía traer el nuevo milenio o con la desconfianza que el ciudadano americano sentía entonces hacia su gobierno, y se cocinaban entretenidísimos capítulos en los que, además, se foguearon guionistas como Howard Gordon y Vince Gilligan, que ahora mismo son más conocidos por supervisar los destinos de "Homeland" y "Breaking Bad".

Desde que este blog comenzó su andadura, allá por noviembre de 2005, "Expediente X" ha sido un tema recurrente, ya fuera porque alguna serie la homenajeaba, o porque yo hacía revisionado (que fue de la primera temporada a la quinta) o porque se estrenaba su segunda película, pero Mulder y Scully han terminado estando ahí, de fondo, en una parte muy importante de las entradas publicadas por aquí. En parte es porque su sombra aún se nota dos décadas después, y en parte porque que sea tu serie favorita hace que no vayas a olvidarla así como así. Después de ella llegaron otros títulos que también figuran entre mis favoritos (de "The Wire" a "30 Rock", "Veronica Mars" o "Battlestar Galactica"), pero ninguno igualará el estatus que "Expediente X" tenía para mí a mediados de los 90. Es inevitable, por descontado, que dé un poco de vértigo pensar que han pasado veinte años desde su estreno (y once desde su final), pero así es la vida.

09 septiembre 2013

Una lanza a favor de "Perdidos"

Este año se van a suceder dos aniversarios curiosos, de ésos que para este blog son citas importantes; el primero llega mañana, cuando se cumplirán 20 años del estreno de "Expediente X" en FOX, y el segundo se celebrará el 8 de diciembre, día en el que hará diez años desde que Syfy emitió la primera parte de la miniserie que sirvió como piloto para "Battlestar Galactica". Sin embargo, probablemente, el aniversario que puede causarnos más vértigo llegará el año que viene, el 22 de septiembre de 2014, cuando se cumplirá una década desde que el vuelo Oceanic 815, de Sydney a Los Ángeles, se estrellaba en una isla misteriosa y daba pie al inicio de "Perdidos". Ahora, tres años después de su final, puede resultar un poco difícil acordarnos del ruido enorme que esa serie generó en Internet (verdadero precedente del que ahora está causando, por ejemplo, "Breaking Bad") y del entusiasmo que llegó a generar, sobre todo teniendo en cuenta que aún estamos inmersos en la tendencia de "el final fue una basura que invalida automáticamente toda la serie en su conjunto".

Dejando de lado que es una sentencia que yo no comparto, al mismo tiempo es verdad que como mejor se disfrutaba "Perdidos" era viéndola semana a semana y aprovechando esos siete días entre capítulos, o los meses entre temporadas, para especular como locos sobre lo que creíamos que estaba pasando ahí. La comunidad interneteril que se creó a su alrededor era parte muy importante de la experiencia de seguir la serie, y aunque probablemente contribuyó a generar un nivel de escrutinio que terminó siendo perjudicial, no dejaba de ser divertido leer todas aquellas teorías locas sobre qué era el humo negro o cuál era el verdadero propósito de Desmond. La mirada desde el interior de la escotilla que cerró su primera temporada fue el primer cliffhanger del nuevo modo de ver televisión, un modo en el que ya no somos meros espectadores pasivos desde el sofá, sino en el que nos preocupamos de que nuestra voz se deje oír en Internet.

Pero todo esto puede distraer de lo que importa, que es que "Perdidos" era una serie tremendamente entretenida, una hábil mezcla de géneros que consiguió hacer que una audiencia masiva se enganchara a historias de viajes en el tiempo, por ejemplo, o que convirtiera en famosos libros como "El tercer policía" o "La invención de Morey" sólo porque Sawyer los leía. Su piloto es uno de los más espectaculares y efectivos de la ficción reciente, construyendo desde el principio no tanto un misterio atrayente, sino unos personajes de los que querías saber quiénes eran. Ésa fue siempre su nota distintiva (incluso aunque, con el correr de las temporadas, algunos de ellos se diluyeran demasiado), sus personajes. El misterio se creaba tanto en ellos como en la isla, y no hay más que ver a todas esas imitadoras que quisieron seguir su camino después para comprobar dónde estaba buena parte del éxito de la creación de J.J. Abrams y Damon Lindelof (sí, "FlashForward", estoy mirándote sobre todo a tí).

Si ahora tenemos curiosidad por ver "Perdidos" por primera vez, lo mejor es que nos dejemos llevar por su viaje (algo que deberíamos haber puesto en práctica en su momento, pero que tozudamente resistimos), que disfrutemos de sus toques de humor y aventura, de sus gotas de ciencia ficción y de drama casi familiar, y que no vayamos condicionados por lo que otros nos cuenten sobre su final. No, no fue perfecto, pero no fue horrible, y aunque es cierto que toda la última temporada estuvo por debajo del resto de la serie, lo que es innegable es que la serie proporciona una enorme diversión. Y que, a su manera, también cambió la televisión.

08 septiembre 2013

A la sombra de los superhéroes

"Agents of SHIELD" es, por motivos obvios, uno de los estrenos esperados con mayor curiosidad de la próxima temporada televisiva. Su relación con el universo Marvel y, sobre todo, con "Los Vengadores" es la principal razón, pues hay quien se pregunta si el taquillazo de esa película puede trasladarse a una serie de televisión en la que no vamos a ver a Thor, ni a Iron Man, ni al Capitán América. Los protagonistas son los agentes de esa organización que han de luchar contra las amenazas hacia nuestro planeta sin que los superhéroes se vean involucrados, y esos agentes no tienen habilidades especiales ni superpoderes. Son personas normales entrenadas para trabajar en circunstancias extraordinarias, con la sombra de los Vengadores siempre rondándoles. Es un concepto que puede dar mucho juego en televisión, pero que también puede ahuyentar a quienes se acerquen a ella esperando ver la versión ABC-Marvel de "Arrow" (que es la respuesta Warner-The CW-DC), y aunque puede ser original en televisión, en los cómics ya se ha tocado en varias ocasiones.

De hecho, hay un par de títulos que han estado bastante cerca de convertirse de serie de televisión, pero sin haber logrado dar el paso de producir siquiera un piloto antes de que los descartaran, como ocurrió con "Powers" en FX. Uno de ellos puede ser el que mejor representa ese mundo de agentes del orden que han de hacer su trabajo a la sombra constante de los superhéroes de turno, "Gotham Central", una serie de cuatro volúmenes creada por Ed Brubaker y Greg Rucka y que se centra en las vidas de un grupo de detectives de la policía de Gotham City, y en cuyo trabajo diario se les cruzan a menudo tanto Batman (presentado como distante y al que los policías tienen un poco de manía) como los supervillanos que intentan hacerle daño a él y destruir la ciudad (o dominarla). Según se cuenta aquí, The WB estuvo muy interesada en producir una serie basada en "Gotham Central" en 2006, pero para entonces estaban descansando de producciones alrededor del mundo de Batman después del fracaso de "Birds of prey".

Es una lástima, porque este cómic es un cruce casi perfecto entre una historia de superhéroes y "Ley y orden", u "Homicidio", y tiene las semillas para convertirse en una serie muy interesante, a caballo entre el procedimental y "Arrow", por ejemplo. El modo en el que retrata a todos los detectives de esa unidad especial de crímenes prioritarios recuerda también a veces a cómo veíamos a menudo a los integrantes de Homicidios en la policía de Baltimore en "The Wire", y aunque parece que el proyecto ha quedado bastante descartado, tiene bastantes puntos de interés. También los tiene "Alias", un cómic de Marvel que Brian Michael Bendis creó al principio de su carrera y que sigue a Jessica Jones, una ex superheroína que solía trabajar con los Vengadores y que, después de sufrir un serio trauma, lo dejó todo para acabar convertida en detective privado. Pero aunque ella quiere apartarse de ese mundo, siempre acaba regresando de algún modo a él, pues los casos que investiga terminan relacionados tangencialmente con los superhéroes.

Jones es una clásica detective noir hasta en su afición por el alcohol y sus relaciones con hombres que sabe que no le convienen, y después de tener aventuras en solitario en dos volúmenes, se integró en las historias de los Vengadores como un personaje secundario. Su adaptación a televisión, a cargo de Melissa Rosenberg, tenía el título de "AKA Jessica Jones" y fue una de las primeras que Marvel puso en pie después de que la comprara Disney (que ya sabéis que es la propietaria de ABC). Sin embargo, el proyecto fue descartado en favor de "Agents of SHIELD", y aunque el estudio afirma que están buscándole un nuevo hogar, probablemente en el cable, por ahora se ha quedado en el limbo. "Alias" no lidia tanto con los problemas de gente común en un mundo de superhéroes como "Gotham Central", pero la sombra de los Vengadores es allí muy alargada, lo que no le gusta nada a Jones. Si la serie producida por Joss Whedon tiene éxito, a lo mejor vemos algunos de estos proyectos en televisión, pero lo mejor es no hacerse demasiadas ilusiones. Primero, esperemos a ver qué hace finalmente The CW con Flash.

Música de la semana: Que unos cuantos actores tienen algo así como una carrera paralela como cantantes no es nada nuevo, aunque sí puede resultar muy curioso acercarse a esa faceta de Katey Sagal, protagonista de "Matrimonio con hijos" y "Sons of Anarchy", que grabó hace tiempo un disco de versiones y que ha visto como un par de ellas han acabado en esa última serie, aprovechando que su marido es el creador. En la segunda temporada, por ejemplo, se escuchó "Son of a preacher man", canción popularizada por Dusty Springfield y que erlla grabó bajo el nombre de Katey Sagal & The Forest Rangers.

06 septiembre 2013

La mujer que no fue biónica

La temporada 2007/08 fue bastante curiosa en la NBC. Era la primera en la que Ben Silverman sucedía como presidente a Kevin Reilly, que ahora está en FOX y que el año anterior había estrenado, entre otras cosas, "30 Rock" y "Friday Night Lights", y tenía el objetivo de intentar sacarla del pozo de las audiencias en el que sigue aún metida. La era de Silverman es, para los críticos, una de las peores que atravesó la cadena, no tanto por sus resultados, como por los proyectos que se intentaban sacar adelante para reflotarla. Es curioso que Silverman, que tenía como productor "Ugly Betty" en ABC, resultara tan nefasto como ejecutivo, y entre las peores decisiones de sus dos años al frente de NBC hay que mencionar "Bionic Woman", el remake de la serie del mismo título de los 70. No era el único estreno de la cadena en aquella temporada, que quedaría marcada por la huelga de guionistas, pues entonces vieron también la luz "Chuck", "Life" u otra cancelada prematuramente, "Journeyman", pero su caso ejemplifica perfectamente la enorme confusión que reinaba en NBC, y que en parte parece que reina todavía.

"Bionic Woman" era la historia de Jaime Sommers, una joven que sufre un grave accidente de tráfico y a la que una división gubernamental implanta unos carísimos impantes biónicos en sus piernas, su brazo y en uno de sus ojos, implantes que le permiten ser más rápida y más fuerte. De este modo, puede trabajar para ellos como una suerte de "superheroína" (o Sydney Bristow mejorada quirúrgicamente) llevando a cabo diferentes misiones. Pero Sommers no es la primera mujer biónica; antes que ella, esta división ya intentó algo similar con Sarah Corvus, sin darse cuenta de que no era una persona demasiado estable y de que abrazaría con demasiado entusiasmo su lado mecánico, además de que considera de que sus jefes no son trigo limpio y que debe vengarse de ellos. Más o menos, ésa era la trama principal de "Bionic Woman", que también nos mostraba la vida familiar de Sommers con su hermana sorda, y en teoría debería haber sido una puesta al día de la vieja serie de los 70, por supuesto con mayor "oscuridad" y toques de acción.

El remake se le encargó a David Eick, que por entonces estaba terminando su participación en "Battlestar Galactica", y éste eligió a una desconocida actriz inglesa (Michelle Ryan) para interpretar a Jaime, además de utilizar a Katee Sackhoff, cuando estuviera disponible, para ser la malvada Sarah y de rodearlas de actores veteranos de la televisión como Molly Price, Miguel Ferrer o Isaiah Washington, en el que era su primer papel en una serie después de que lo echaran de "Anatomía de Grey". Expectativas había muchas por las credenciales en el título de Syfy de buena parte de los implicados, y porque el que haría las labores de showrunner sería Glen Morgan, que se había fogueado en su caso en "Expediente X". Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse ya antes de que se estrenara siquiera el piloto. Morgan se iría por diferencias creativas, abriendo la puerta a que, en los sólo nueve episodios que duró la serie, se sucedieran en su puesto Jason Katims (que la compaginaba con "Friday Night Lights") y, después, Jason Cahill, que había escrito para series tan variopintas como "Los Soprano" y "Surface".

Todos esos cambios no auguraban nada bueno para "Bionic Woman". Como ocurriría años más tarde con "Smash", al parecer había demasiada gente opinando sobre cómo debía ser la serie, que Michelle Ryan tuviera que esconder su acento británico no ayudaba nada a su interpretación y lo único que aportaba chispa y energía al asunto, que era Corvus, no podían utilizarlo a menudo porque Sackhoff tenía que seguir rodando la última temporada de "Battlestar Galactica". Aquellos nueve capítulos eran la prueba de una serie que no lograba encontrarse, y que no tenía tiempo de hacerlo con tanto drama detrás de las cámaras. Se tomaba a sí misma demasiado en serio y, la mitad de las veces, parecía más una fotocopia alicaída de "Alias". Para "Bionic Woman", la huelga de guionistas fue el golpe de gracia en medio de unas audiencias que no dejaban de caer y lo que debía ser una producción bastante accidentada con las interferencias de la NBC. Así que lo que podría haber sido un título al menos entretenido de ciencia ficción, se quedó en un apunte al pie de página de la temporada 2007/08.

05 septiembre 2013

El arte de elegir al mejor actor

Si sois asiduos de las series de HBO (y de la saga "Star Trek", y de varios títulos de AMC), seguramente habréis visto ya en bastantes sitios ese cartel en los títulos de crédito de "Casting by Junie Lowry-Johnson & Libby Goldstein". Deben ser dos de las directoras de casting más ubicuas de Hollywood, que además han ganado varios Emmy por su trabajo en "A dos metros bajo tierra", "Ugly Betty", "Homeland", "Policías de Nueva York", "Deadwood" y "Mujeres desesperadas", pero lo más normal es que sus nombres no les suenen más que al escaso porcentaje del público que se fija realmente en los nombres que aparecen durante los créditos de una serie o una película. Ambas comparten varias de las características que parecen definir a las personas encargadas de buscar a los actores más apropiados para cada uno de los papeles de un proyecto; trabajan tanto en televisión como en cine, son mujeres, sus nombres son poco conocidos fuera de los círculos de la industria y sólo nos falta por saber si en algún momento fueron discípulas de Marion Dougherty o Lynn Stalmaster, las dos personas que cambiaron para siempre la manera en la que se reunía a los repartos.

En esos trabajadores de Hollywood se centra "Casting by", un documental que HBO estrenó en Estados Unidos el pasado mes de agosto y que TCM trae a España el próximo día 13. Su objetivo es poner cara y nombre a esas personas que ayudan al director, o al showrunner, a buscar a los actores que han de dar vida a los personajes de su serie o su película, y lo hace utilizando como percha la figura de Marion Dougherty, una mujer que cambió el modo en el que se llevaba a cabo esta búsqueda aprovechando el nacimiento de la televisión y la pujanza de la ficción en ella en el Nueva York de finales de los años 50. Dougherty proponía a los directores los que ella creía que eran los actores más adecuados para cada papel, que muchas veces eran jóvenes todavía desconocidos que trabajaban, principalmente, sobre las tablas de Broadway. Se salía de la estereotipación imperante en los estudios de Hollywood hasta ese momento, y se hacía teniendo siempre en cuenta el tipo de historia que se iba a contar.

Dougherty fue instrumental en dar el primer empujón a las carreras de gente como Al Pacino, Robert De Niro, Jon Voight, Robert Duvall, Diane Lane o Glenn Close, y mientras ella trabajaba en Nueva York (utilizando como trampolín una serie de policías llamada "Naked City", el primer precedente de lo que franquicia "Ley y orden" haría después a partir de los 90), en Los Ángeles aparecía Lynn Stalmaster para revolucionar allí la figura del director de casting. Él descubrió a gente como John Travolta o Jeff Bridges, y el modo en el que se cuenta como algunos de ellos consiguieron algunos de los papeles más famosos de la historia del cine (como Dustin Hoffman con "El graduado", a través de Dougherty) resulta de lo más entretenido de la película. Siguiendo la vida profesional de Dougherty, y su salto de Nueva York a los despachos de Warner Bros. en Hollywood, se habla también del proceso del casting y de cómo tiene mucho  menos reconocimiento del que debería. La polémica con el DGA (el sindicato de directores) por esa denominación de "director" de casting es muy conocida, explicada aquí por uno de sus antiguos presidentes, Taylor Hackford, y también el hecho de que casi sólo los Emmy premian todos los años su labor.

"Casting by" es un pedazo de historia del cine, porque muestra un modo de hacer películas que se perdió con la irrupción de los grandes conglomerados empresariales en los 90, un retrato del trabajo de esas personas que entran en escena bastante antes de que las cámaras echen a rodar y, al mismo tiempo, un interesante perfil de Marion Dougherty, que era todo un personaje. Todos sus asistentes eran mujeres, y entre ellas figuran, por ejemplo, Juliet Taylor, que ha hecho el casting de las películas de Woody Allen desde los 70. Era una persona de opiniones fuertes que no se callaba si creía que llevaba razón, y que peleaba por su elección para un determinado papel. Todos los actores que Tom Donahue, el director del documental, entrevista hablan de ella siempre con mucho afecto, reconociendo algunos de ellos, como Glenn Close, que no estarían ahí si no hubiera sido por ella. Es una película muy interesante y recomendable para cualquier aficionado al cine.