29 abril 2010

Los 80 nunca se fueron

Va a resultar que "Galáctica" (y "Peter Pan") llevaba razón en aquello de "todo esto ha pasado antes y volverá a pasar otra vez". Parece mentira que me dé cuenta ahora de esto cuando las modas, como todo, van por ciclos, y nunca hay que tirar los zapatos de tacón de carrete, los vestidos hippies o las chaquetas con (¡horror!) hombreras porque siempre acaban volviendo. En el cine y la televisión, por supuesto, también pasa esto, y si hace unos años Hollywood bebía y se inspiraba mucho en el cine comprometido de los 70 (películas como "Zodiac" o "Michael Clayton" ejemplificaban esa tendencia), ahora ha optado por abrazar la década de los 80 y trasladar a nuestra época algunas de aquellas películas y series. Lo cual da pánico porque algunas daban bastante penita ya en su momento.

Tomemos "El equipo A". Muchos la tenemos mitificada porque la veíamos cuando éramos pequeños, y que la banda de Hannibal todo lo pudiera nos parecía lo más grande del mundo mundial. Pero la serie, en sí, era una caspa (vista ahora, aguanta muy mal el paso del tiempo). Afrontémoslo. Pocas de las cosas de las que éramos devotos de niños (y de adolescentes) nos siguen gustando más adelante, y los años suelen ser muy poco misericordiosos con ellas. Pero es innegable que determinados títulos aún tienen ese aura de nostalgia del que tanto tiran en Hollywood cuando deciden hacer un remake, ya sea para la tele o para el cine. Las nuevas versiones dominan gran parte de los pilotos desarrollados por la cadenas para la temporada que viene, que buscan una "Galáctica" que redima de las "Bionic Woman", "V" (cuya renovación pinta muy negra) y "El coche fantástico".

¿Qué tenían aquellos títulos de los 80 para que los tengamos puestos en un pedestal? ¿Es sólo nostalgia por nuestra infancia? Porque cosas como "Teen Wolf" tenían delito. Es cierto que en aquella época se hicieron algunas cosas desenfadadas y políticamente incorrectas, para nuestro punto de vista actual, que no podrían repetirse ahora, y tal vez sea mejor dejar algunas cosas como están. Luego, cuando se estrene alguno de estos remakes, igual tengo que comerme mis palabras, pero las posibilidades no son tan altas. Y eso que, teniendo en cuenta que empecé a tener edad para recordar todas estas cosas a finales de los 80, yo también caigo presa de la trampa de nostalgia, pensando que algunas de ellas eran mejores de lo que se hace ahora. No necesariamente. De todos modos, el día que alguien haga un remake de "Regreso al futuro" sí que habremos llegado a la decadencia definitiva de la civilización occidental. A Marty McFly no se le toca.

28 abril 2010

En modo aleatorio

1.- A raíz de los comentarios sobre los últimos episodios de "Glee" (como éste), me da la sensación que la serie tiene dos actores muy expresivos todavía infrautilizados y de los que se destacan otros aspectos en lugar de lo efectivas que son sus interpretaciones sin abrir la boca. Uno es Chris Colfer, que pone unas caras sensacionales cada vez que Kurt se emboba viendo cantar a Finn (las que puso durante el "Hello I love you" de hace dos semanas fueron de premio. Kurt se derretía literalmente, por no decir una grosería), y la otra es Dianna Agron, que no necesita hablar para que los pensamientos y las emociones de Quinn se le transparenten en la cara. Siempre dejan pequeños momentos estupendos, y cuando la trama se centra más en ellos, también pueden manejar los aspectos más trascendentales.

2.- Esta semana, ha habido una serie de la que yo no suelo hablar (porque la tengo en mi lista de pendientes) que creo que ha avanzado en cierto aspecto de su trama en un tren, un lugar donde no sólo ha habido asesinatos, conspiraciones y misterios clásicos tipo "cuarto cerrado", sino que ha protagonizado algunos grandes momentos románticos en la historia del cine. Si utilizamos a nuestro querido Alfred Hitchcock de referencia, montó un bonito misterio (además con espías, género clásico en lo de montar intrigas sobre raíles) en un tren en "Alarma en el expreso", y lo utilizó en la elipsis más explícita que yo recuerdo para dejarnos caer a qué se dedican Cary Grant y Eva Marie Saint al final de "Con la muerte en los talones". Si alguien no pilla ese final, es que no estaba prestando mucha atención, o su mente aún es inocente y tierna.

3.- Para la cuarta y última película de la saga "Crepúsculo", se habían barajado los nombres de directores de bastante peso, entre ellos, Gus Van Sant y Sofia Coppola. La especulación llegó a tal punto, que por Twitter llegamos a bromear que habría estado bien ver qué habría hecho Pedro Almodóvar con "Amanecer", y si incluiría algunos de sus hits de los 80 en la banda sonora, como "Voy a ser mamá". Finalmente, el elegido para cerrar en el cine las peripecias de Bella y Edward es Bill Condon, conocido por "Dioses y monstruos" (muy recomendable) y "Dreamgirls", y que sucede a un director más curtido en el terror y el thriller como David Slade, que ha dirigido "Eclipse". Lo que no se ha confirmado es si seguirán el ejemplo de Harry Potter y harán dos películas del último libro. Que, por cierto, las fans de Rupert Grint andan un poco revolucionadas por el trailer de "Cherrybomb", su nueva película. Grint ya tiene 21 años, y verlo en plan "Skins" en esta cinta va a romper definitivamente su imagen de Ron Weasley. O no.

4.- Por último, una elección musical para el departamento de las versiones peculiares. Las teloneras de She & Him (y sus coristas) en Madrid fueron las Chapin Sisters, con un rollo folk hippie muy californiano, y que nos dejaron sin escuchar esta versión de "Toxic", de Britney Spears, con la que el local se habría venido abajo seguro. Desde luego, es mucho más curiosa que las que Travis y Fountains of Wayne hicieron en su momento de "Baby one more time". Claro, que Travis también ha versionado a Katy Perry. ¿Y She & Him? Una grata sorpresa que se resume aquí.

27 abril 2010

Esto nunca fue la realidad

Más o menos desde el parón seriéfilo navideño, y últimamente cada vez más intensamente, la blogosfera se ha llenado de adictos a los realities. No me estoy refiriendo a los nacionales, en los que el concepto de "la vida en directo" y el voto del público hace que, muchas veces, se resienta el espectáculo, sino a los estadounidenses, que salvo contadas excepciones suelen estar ya grabados meses antes, y editados y emitidos como si fueran una serie cualquiera. Fans de "The amazing race", o "El gran reto", como se llama en España, siempre había habido (es de los programas que te enganchan con sólo ver cinco minutos), pero esta proliferación de seguidores acérrimos de "Survivor" y, en los últimos meses, "American Idol" es más que notable.

Con el concurso musical, comprendo que la proliferación de artículos, entradas en blogs tras cada programa y exposición mediática de sus concursantes tienen que acabar espoleando nuestra curiosidad por comprobar de primera mano qué tiene para que fuera apodado "la Estrella de la Muerte de las audiencias". Las críticas de Simon Cowell, las labores de presentación de Ryan Seacrest, los concursantes que apuntan a estrellas y los que están ahí sólo para convertirse en objeto de las iras del público, que vota por teléfono quién quiere que se marche... Es normal que, de tanto leer sobre todo eso todos los años entre enero y mayo, queramos verlo. Eso sí, no es rara la edición, entre las últimas, en la que no aparece el clásico artículo que apunta que el formato está gastado (ya van nueve temporadas) y que la audiencia no deja de caer, pero el de este año se desmarca apuntando que es "Glee", que se emite después del concurso los martes, la que le saca los colores y acentúa sus defectos, sobre todo de casting (como curiosidad, Amber Riley se presentó a uno de esos castings de "American Idol", pero fue rechazada).

En cuanto a "Survivor", no tenéis más que pasaros por alguno de estos blogs para daros cuenta de la pasión con la que es seguido. Sus fans apuntan que la sensación de imprevisibilidad y la libertad para la estrategia y la manipulación que da a los concursantes no depender del voto del público son las principales razones para engancharse a este veteranísimo reality, culpable de extender el formato en Estados Unidos a principios de la década de 2000. Cuando los guionistas se sientan a preparar cada episodio (porque todos los realities tienen guionistas, hasta "Gran Hermano"), juegan con la ventaja de que todo el programa se ha grabado meses antes y, conforme ven el material, van presentando la información, dosificando las grandes revelaciones como si de verdad fuera una serie, contando con sus buenos y sus malos, sus personajes revelación y sus sorpresas, sus tramas principales y secundarias.

Veo el tirón que tienen estos programas, pero confieso que no son para mí. Y eso que, si pillo "The amazing race" en la próximamente extinta SET, me quedo a verlo sin remedio (y que también confieso haber visto mi parte de "Gran Hermano", "Operación Triunfo", "Fama, ¡a bailar!" y una de las primeras ediciones de "Supervivientes", cuando sus jugadores aún eran anónimos). Pero no me acaban de enganchar. Incluso "Ace of cakes", que es más tipo docu-reality y que me entretiene cosa mala, lo tengo abandonadísimo. Supongo que mi capacidad de enganche tiene un límite.

26 abril 2010

Las semanas temáticas

Las cadenas de televisión siempre están buscando nuevos modos de promocionar sus series o de construirse ellas mismas una imagen determinada. En esos esfuerzos se encuadran lo que podríamos llamar las semanas temáticas, en las que gran parte de la programación gira alrededor de un mismo asunto. En Estados Unidos, la Semana Verde (Green Week) es una de las más conocidas (y recientes), una iniciativa que siguen todos los canales para apoyar la conservación del medio ambiente y la adopción de conductas menos agresivas con el planeta. Es un poco chufla, la verdad, y como pista no hay más que ver "Greenzo", el capítulo de la segunda temporada de "30 Rock" (con David Schwimmer y Al Gore de invitados especiales) emitido durante la Green Week en la que se cachondean de ella.

Esta temporada, Fox está de lo más creativo en este aspecto de las semanas temáticas. Ya comentamos que, para celebrar el 20º aniversario de "Los Simpson", organizó una "caza del tesoro" de referencias a la serie en varios de sus títulos de prime time, y ahora ha decidido aprovechar el éxito de la vertiente musical de su parrilla para hacer una semana de capítulos musicales, bajo el título aglutinador (y original a tope) de "Fox Rocks". Ya tienen su versión con guión de "American Idol" en "Glee", pero eso no es suficiente a la luz del gran éxito de la serie, y de cómo aguanta el reality a pesar del desgaste en audiencia que acarrea estar ya en la novena temporada. Así que se han sacado de la manga esta iniciativa en la que son las dos series del jueves, "Bones" y "Fringe", las que abren el fuego.

En la primera no sorprende que puedan colar una trama musical y, de hecho, la excusa va a ser una muerte en un campamento de rock 'n' roll. En la segunda, yo tenía serias dudas de que pudieran hacerlo (más después de lo que pasa en el último episodio), y el recurso de que todo sea una historia que Walter le cuenta a la sobrina de Olivia no me termina de convencer, pero que toda la historia vaya a estar situada en los años 40, como si fuera una película de cine negro, ha hecho que tenga mucha curiosidad por ver ese "Brown Betty". No sé si, por los colores de las fotos promocionales, tendremos un "Dick Tracy" de 42 minutos o un "Bugsy Malone", pero puede ser muy curioso. Por otro lado, que "Los Simpson" y especialmente "Padre de familia" tomen esa ruta tampoco sorprende a nadie, pero veremos cómo se las apañan para incluir el lado musical en "House", el próximo 3 de mayo. Hugh Laurie tiene probadas habilidades musicales (ya ha tocado el piano al final de más de un capítulo), eso sí, y Jesse Spencer ha tocado de vez en cuando el violín con su Band from TV (hasta Jorge García ha cantado con ellos). Como remate de todo esto, los protagonistas de "Glee", "Bones" y "Fringe", por lo menos, sehan sentado entre el público en "American Idol" a lo largo del último mes.

Estaría bien que la ABC decidiera celebrar el final de "Perdidos" haciendo que los repartos de todas sus series se embarcaran en una aventura tipo "Survivor", o que toda la parrilla de la CBS dedicara un episodio a resolver un asesinato. Oh, wait a minute...

23 abril 2010

Los libros de Jueves

Igual que hay series sobre la televisión y películas sobre el cine, también hay libros sobre los libros. Carlos Ruiz Zafón se ha convertido en todo un escritor de best-sellers gracias a esos personajes que viven entre libros, pero su Cementerio de los Libros Olvidados no es lo más peculiar que podemos encontrar. Ahí, el que gana es Jasper Fforde y su serie de historias sobre Thursday Next. Ya hablamos sobre ella hace algún tiempo, pero como se encuadra en un género (la literatura fantástica metaliteraria) que en España sigue siendo de unos pocos entusiastas, nunca está de más repescarla, más aprovechando que por fin se ha editado el cuarto volumen de sus aventuras, "Algo huele a podrido".

En la década de los 80 alternativa en la que vive Thursday es posible viajar en el tiempo (aunque tiene unos riesgos muy serios y está muy vigilado), Inglaterra y Rusia siguen enzarzadas en la guerra de Crimea, hay una enorme empresa que lo domina todo en la mejor (o peor) línea orwelliana y los libros tienen sus propios hooligans, un estatus prácticamente de devoción religiosa y su propio cuerpo de policías, que velan porque su integridad se mantenga tal y como está. Porque el gran hallazgo de Fforde es todo el universo paralelo que habita dentro de los libros, y que ni voy a explicar para que, si os decidís a leerlo, sea una sorpresa. Next trabaja precisamente en ese departamento especial de detectives literarios, que le lleva originalmente a un caso relacionado con "Jane Eyre" que es el inicio de todas sus aventuras, desdichas y también alguna que otra alegría desmedida.

Fforde construye sus historias como grandes homenajes a los clásicos de la literatura y, a la vez, no se olvida de construir personajes estupendos (y de reconstruir algunos ya muy conocidos), añadir ritmo, ingenio y mucho sentido del humor (muy inglés) a todas esas aventuras detectivescas y armar también pequeños puzzles de intriga con sus misterios, sus malos y su heroína luchando, sobre todo, por seguir con su vida. Como Phillip Pullman (autor de la trilogía de "La materia oscura"), Fforde no pasa de España de un estatus de culto que es muy poco para lo que ha conseguido en el Reino Unido y para la gran diversión que proporcionan sus libros. Nunca hay poca Thursday Next en nuestras vidas.

Música de la semana: Como este fin de semana va a ser de desconexión hasta el lunes, más o menos (cosas de quedadas en sitios sin Internet), adelantaremos esta sección y, además, nos saldremos un poco de las canciones de series o películas. Aunque tampoco mucho, que una de las integrantes de She & Him es Zooey Deschanel (que he leído que había rodado un piloto para un canal por cable sobre una groupie). Como el dúo (la otra mitad es M. Ward) está de gira por España este fin de semana, vamos a quedarnos con uno de sus nuevos temas, "In the sun", la única canción, para mí, con más capacidad de enganche que la banda sonora de "Glee".

22 abril 2010

Las vidas de los otros

En este país nuestro tenemos cierta tendencia a la obsesión televisiva. Cuando algo gusta y funciona, nos lanzamos a exprimirlo hasta la última gota cuanto antes, matando a veces la gallina de los huevos de oro antes incluso de que empiece a ponerlos. A Telecinco le funciona "Sálvame" y prácticamente es el único programa de su parrilla entre las 17 y las 21 de la noche (y los viernes, hasta las 2 de la madrugada). Cuando La 1 tenía publicidad, "Mira quién baila" encadenaba una edición detrás de otra para no perder los millones de espectadores que les permitía plantar cara a "CSI" los lunes. Y cuando "Callejeros" empezó a funcionarle a Cuatro, la parrilla se llenó de copias, imitaciones y derivados que ahondaban aún más en el formato.

La última moda son las tv movies basadas en hechos reales, y cuanto más recientes, mejor. Empezamos con las centradas en la Transición, el 20-N y el 23-F, y de ahí, en vista del éxito, se ha pasado a cosas más cercanas y, en parte, más truculentas, como si fueran especiales de "La huella del crimen": el crimen de Fago, de la niña Mari Luz, el caso Wanninkof o el secuestro del Alakrana (ésa está en rodaje). Tenemos, por otro lado, las de crónica rosa con aspiraciones serias, en las que se encuadran la de Paquirri, la recién emitida sobre la Duquesa de Alba o la que está rodándose sobre los primeros años de los Reyes ("Sofía", se va a llamar, y en "Telepatrulla" cuentan un poco de qué va). El proyecto más marciano, a priori, es el que cuenta con Amaia Salamanca y Fernando Gil para interpretar a los Príncipes de Asturias. No sé si es que Antena 3 quiere convertirse en el Lifetime (o el Hallmark) patrio por lo de las tv movies, aunque para eso deberían optar más por las comedias románticas y pastelosas.

Las teles se han dado cuenta de que pueden dedicar lo que la ley les obliga a invertir en cine español a estas películas o miniseries que pueden estrenar con mucha mayor rapidez y en las que los beneficios son todos para ellas, y se han lanzado alegremente a la piscina. De algunas de ellas, creo que no hay suficiente distancia temporal con el tema tratado para que de ahí salga algo mínimamente interesante (de lo del Alakrana ni siquiera ha pasado un año), y otras parecen un mero intento de subirse al carro y de alimentar luego tertulias insustanciales varias en los magazines (como pasará con la que están planteándose sobre Isabel Pantoja. ¿Cuándo se atreverán con una sobre Encarna Sánchez?). Es muy probable que este furor por las tv movies se pase en cuanto se sature el mercado, que acabará pasando. Si no, ya veo a Telecinco utilizando "Aquí hay tomate" para rodar un telefilm de reencuentros navideños.

21 abril 2010

Los árboles no dejan ver el bosque

Hace ya algún tiempo, divagamos un poco sobre esos dos conceptos tan traídos, llevados, denostados y utilizados como la sobrevaloración y la infravaloración. En última instancia, son una cuestión de gusto personal y, como tal, nadie está obligado a comulgar con lo que a uno le parezca mejor o peor. Dicho esto, siempre acaban saliendo las inevitables listas sobre las series que uno considera sobrevaloradas, que en "Freak's City" han transformado en un meme que, inevitablemente, genera cierta polémica a pequeña escala. Porque, ¿a qué se puede considerar sobrevalorado? ¿Coincide siempre con cosas que a tí no te gustan? Últimamente, he pensado que, más que sobrevaloradas, habría que hablar de series sobredimensionadas, elevadas por fans, críticos y premios a unas alturas que impiden que las veamos por lo que realmente son y que a muchos echan para atrás a la hora de decidir verlas (ése es mi problema aún con "Studio 60", lo reconozco). Así que mi lista va a ir más por ese lado, por títulos que generan un excesivo ruido a su alrededor (y no, no voy a incluir ni "Glee" ni "Perdidos", que ya están muy vistas).

- "Sobrenatural": Sé que con ésta me podéis contraatacar perfectamente con la paliza que yo doy con "Bones" (lo cual me parece justo), pero creo que alrededor de los Winchester hay demasiada devoción. Nunca la he visto muy de seguido, es cierto, también porque nunca noté que fuera nada más que una diversión que, sin embargo, a mí no me enganchaba. Fue la inclusión en la famosa lista de "¡Vaya Tele!" con la que yo tuve más problemas porque me parece que no tiene tanta enjundia.

- "The Big Bang Theory": Mis desencuentros con esta serie ya son bien conocidos. Tengo la sensación de que se toma la parte por el todo y se magnifica el impacto de algo suyo que sí está muy bien, como es el personaje de Sheldon, y se traslada al resto de la serie, que no deja de ser una sitcom tradicional protagonizada por frikis y empollones (así dicho mal y pronto). Tiene su mérito, pero no tanto como parece y, desde luego, no el mismo que "Cómo conocí a vuestra madre", que a pesar de sus altibajos arriesga más ya sólo narrativamente que ella (lo que la hace también más propensa al fracaso).

- "House": Aquí tengo que explicar bien una cosa; "House" es una buena serie con un personaje central interesante y dos secundarios estupendos, que yo sigo viendo sin perderme un episodio seis temporadas más tarde. Sí, hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero eso no quita para que me entretenga mucho gracias, principalmente, al trío House-Wilson-Cuddy. Que figure aquí obedece a la excesiva sobredimensión que tuvo cuando llegó a España (reflejada en este alegato anti-"House" de entonces), que ocultó su estructura de procedimental médico y sus deudas con las aventuras de Sherlock Holmes, y que hizo pensar que estábamos ante otra cosa mucho más trascendental. Sí, hablaban mucho de ética y psicología y filosofía mientras diagnosticaban a los pacientes, pero no era "El banquete" de Platón.

- "True Blood": Pura y dura pereza hizo que no pasara del primer capítulo de la segunda temporada. De hecho, su presencia aquí igual no está muy justificada, porque recibe los mismos elogios que desprecios. No obstante, seguramente por emitirse en la HBO y estar creada por Alan Ball, sí que se sacan de quicio los logros que pueda tener, obviando que es un entretenimiento bizarro de verano que no tiene más pretensiones. No, no las tiene, no me intentéis convencer de lo contrario aunque incluyan esas tramas con fanáticos religiosos anti-vampiros.

- "Dollhouse": Con Joss Whedon siempre hay mucho riesgo de sobredimensión. Sus fans son muy ruidosos y pueden alcanzar unos niveles de anticipación ante cualquier obra suya a veces un poco exagerados. Confieso que aún no he visto los últimos cuatro episodios de la serie, pero no deja de sorprenderme cómo suele afirmarse que es una maravilla totalmente incomprendida por el público y por Fox, que directamente se la cargó (aquí se obvia que la renovó por una segunda temporada en el movimiento más sorprendente de la tele yanqui en los últimos tiempos). Ni tanto, ni tan calvo. "Dollhouse" tenía algunas cosas que estaban bien y sí, tuvo algunos episodios con un gran nivel. Pero, en general, nunca consiguió despegar del todo. Su fracaso no se encuentra sólo en que Fox la desterrara al viernes por la noche.

Como siempre, el punto de vista es clave para decidir qué está sobredimensionado y qué recibe menos atención de la que merece, y en estas cosas también juegan un importante papel las modas, que igual encumbran a una serie que la entierran al año siguiente sólo porque hemos encontrado otra nueva de la que mola más decir que somos fans.

20 abril 2010

Cabeceras por fascículos (XI)

Que las cabeceras de las series están en peligro de extinción es algo que sabemos hace tiempo. También lo están las sintonías compuestas expresamente para las series, razón por la que los Emmy las eliminarán de sus nominaciones el año que viene. Encontrarse con una secuencia de títulos de crédito que sea algo más que 10 segundos del rótulo con el título empieza a ser complicado, pero sigue habiendo programas que aún apuestan por ellas. Algunos, además, se han estrenado este año.

"Treme"



Canción: "The Treme song"
Artista: John Boutte

La nueva serie de David Simon para HBO, al estar centrada en Nueva Orleans, tenía que apostar por una banda sonora potente. Al fin y al cabo, se dice que la música popular americana del siglo XX nació en esa ciudad. El responsable de la canción de los créditos es un cantante de jazz y R&B oriundo de allí, con una larga carrera a sus espaldas, y que lo mismo se atreve con clásicos que con versiones realmente curiosas como ésta de "Why", de Annie Lennox.

"Justified"



Canción: "Long hard times to come"
Artista: Gangstagrass

Otro estreno del cable, en este caso en FX, se escora hacia una curiosa mezcla de bluegrass y rap que va bastante bien a ese western del siglo XXI que es el serie. Forma parte de un proyecto del grupo Rench de mezclar esa música tan americana con raperos y hiphoperos neoyorquinos. Rench ya son de por sí bastante particulares, como puede verse en esta actuación.

"The Big Bang Theory"



Canción: "The Big Bang Theory"
Artista: Barenaked Ladies

Los veteranos rockeros canadienses comprimen en menos de dos minutos toda la historia del Universo y de la Tierra, razón por la que es normal que esta canción (compuesta para la serie, si yo no estoy mal informada) sea la sintonía de esta sitcom. El grupo no es ningún extraño de las bandas sonoras de series y películas y tiene unos cuantos éxitos que les han permitido aguantar tanto tiempo. Por ejemplo, este "One week" que yo no puedo sacarme de la cabeza desde que lo escuché en "Verónica Mars".

"The Pacific"



Canción: Main theme
Artista: Hans Zimmer

Siendo la continuación de algún modo de "Hermanos de sangre", sus créditos tenían que seguir a la fuerza la misma línea. Éstos juegan con el carboncillo que dibuja a los soldados de un modo muy logrado, y aunque la música de esta secuencia a veces peque de grandilocuente, la banda sonora de la serie, más ambiental que otra cosa, está realmente muy bien (obra de los ayudantes de Zimmer).

19 abril 2010

Universos paralelos y futuros

Últimamente, siempre que me propongo no hablar de una serie hasta cierto capítulo o punto especial, ésta se saca de la manga algo que me obliga a hacerlo. Con "Perdidos" lo estoy siguiendo más o menos al pie de la letra (excepto por ocasionales comentarios breves), y pretendía hacerlo con "Fringe" después de haber comentado hace unos días "Peter". Pero mis planes de no daros la lata con ella hasta el final de temporada se han ido al traste después de "White tulip", una muy bien hilada historia de viajes temporales que a más de uno le recordará a la cuarta temporada de "Perdidos", y que también tiene sus ecos de, cómo no, "Expediente X".

Lo interesante de ese episodio, que contaba con la aparición especial de Peter "Robocop" Weller, es cómo sigue mostrándonos el estado emocional de Walter, que todavía no se ha recuperado de su charla con Olivia sobre si debe contarle la verdad a Peter. Llevamos varios episodios centrados más en el doctor Bishop, lidiando con sus demonios y con su relación tanto con su hijo, Peter, como con Olivia, hacia la que él siente ciertas obligaciones. La fragilidad e inseguridad emocionales de Walter están anclando la serie en su camino hacia el final de temporada, y eso ha conseguido que todos los capítulos tengan cierta resonancia y que, aunque sean "monstruos de la semana", estén más relacionados con la mitología de la serie, principalmente porque, a nivel emocional, están más unidos a Walter. Y cada vez parece más claro que él es la clave de todo.

Con "FlashForward", acabo hablando tanto de ella como si aún estuviera viéndola, pero toda la especulación sobre si renovará o no termina llevando a ello. Supongo que os acordáis que, cuando "Héroes" finalizó su cuarta temporada, se dijo que las ventas internacionales podían ser un punto a su favor a la hora de conseguir una quinta, y parece que el rendimiento fuera de Estados Unidos de "FlashForward" podría constituir también su tabla de salvación. Desde luego, si la ABC sólo tuviera en cuenta las audiencias locales, lo tendría muy complicado, porque la semana pasada cayó por debajo de los cinco millones de espectadores y, lo que es peor, no sólo la superaron "Survivor" y "Bones" (como ya viene siendo habitual), sino que, en las demográficas, hasta "The vampire diaries" tuvo mejores cifras (por muy poco, sí).

Eso no pinta nada bien para "FlashForward", que no consigue detener la hemorragia de espectadores ante dos series que, muy probablemente, irán más al alza conforme se acerquen sus finales de temporada. La excusa de que internacionalmente funciona mejor que en Estados Unidos puede unirse a que parece que sus costes son relativamente bajos para evitar que la cadena la apuntille ya mismo y todavía tenga a sus fans moderadamente optimistas sobre sus opciones de volver. Hay quien cree que, probablemente, esa hipotética segunda temporada podría ser más corta y, a lo mejor, incluso para emitirse en verano, lo que tampoco es que sea una bendición para el que probablemente fuera el estreno más publicitado del otoño, en competencia con "Glee".

18 abril 2010

La moda del 'backlash'

1.- En cuanto algo se pone de moda, también se convierte en tendencia atacarlo por todas partes. A "Glee" le está pasando eso y no porque haya gente que esté saturada o que considere que está sobrevalorada, sino por un chiste sobre Sarah Palin. Los conservadores estadounidenses han decidido que "Glee" es propaganda izquierdista de Hollywood (del mismo modo que decían que "Avatar" era antiamericana), lo que no deja de ser muy divertido si vemos que se emite en Fox, cuyas noticias (y cuyo canal de noticias 24 horas, Fox News) a veces dejan a Intereconomía como meros aprendices en cuanto a atacar al gobierno con literalmente cualquier cosa que se les ocurra. Pero es que esa bipolaridad es muy característica de Fox. Lo mismo tiene un mastodonte representativo del establishment más establecido, como "American Idol", que una serie reconocida por Dick Cheney por ser "representativa de la guerra contra el terrorismo" como "24", que emite sitcoms animadas bastante irreverentes e irrespetuosas, que tiene en su parrilla series para las que, por ejemplo, la opción sexual de sus protagonistas no sólo no es demasiado importante, sino que se trata como si fuera lo más normal del mundo, sea cual sea. Con Fox puedes esperarte cualquier cosa.

2.- "Life unexpected" también ha sufrido una extraña ciclotimia, alternando capítulos muy pastelosos con otros en los que todo el mundo estaba cabreado con todo el mundo, y la repetición de los patrones de enfados, pataletas y amagos de reconciliaciones estaba ya bastante vista. Al final, decidieron reconducir un poco el tema y los últimos episodios han estado un poco mejor, presentando una relación entre sus protagonistas un poco más interesante, aunque aún tenga sus aspectos cargantes. The CW no sabe si renovarla u optar, otra vez, por "One Tree Hill", y yo tampoco sé muy bien si merece la pena continuar con ella. Se esforzaron mucho en el tramo intermedio por lograr que todos los personajes nos cayeran mal, y cuesta un poco recuperarse de eso.

3.- Como hemos dicho al principio, el backlash, que dicen los yanquis, es una cosa muy curiosa. Algo se pone de moda, a todo el mundo le encanta, y es inevitable que surja el movimiento contrario que empieza a meterse con ese algo. Le pasa a todas las series de televisión que alcanzan cierta repercusión. Le está pasando a Tina Fey después de la gran sobreexposición mediática de estos últimos dos años, le está pasando a "Glee" tras cuatro meses de casi histeria del fandom, y ya sabéis que en esta burbuja blogueril nuestra hace tiempo que le pasa a "Cómo conocí a vuestra madre" (ya no mola decir que mola, no sé si me entendéis), le está pasando a "Perdidos" mucho antes de que se acabe y, en estas últimas semanas, creo que empieza a pasarle a "Bones" (ya hubo algo de esto en el final de la cuarta temporada, pero creo que va a ser peor). Preparaos para leer muchos ataques contra Brennan de aquí a mayo.

4.- Y ya que hablamos de "Bones", (y esto igual es un spoiler de otra serie, de "Perdidos") me parece un puntazo que la teoría de las almas gemelas que Brennan contó hace tres capítulos, o así, sea una de las claves de "Perdidos" (y sus constantes y sus reflejos en los espejos). Si no recuerdo mal, según esa teoría, no sé si de Platón, los seres humanos fueron creados originalmente con cuatro ojos, cuatro brazos y cuatro piernas, y los dioses los separaron en dos mitades por miedo al poder que podían alcanzar. Así, se pasan toda la vida buscando a su "alma gemela", a la persona que vuelva a completarlos. "Fringe" no es la única serie de Fox con pistas de la de la ABC.

Música de la semana: Aprovechando que hablábamos de "Glee", sus selecciones musicales van a volver a ser comunes por aquí, ahora que ya ha vuelto a la parrilla. Finn, desde luego, no es Jim Morrison ni en el blanco de los ojos, pero ese "Hello, I love you" de The Doors será nuestra elección.

16 abril 2010

De vuelta en el club

La curiosidad por ver cómo manejará "Glee", en sus nueve últimos capítulos de la primera temporada, toda la repercusión que alcanzó durante el otoño empezó a tener cierta respuesta esta semana, cuando regresó a la parrilla aprovechando el horario más codiciado de la televisión estadounidense, después del posterior a la Super Bowl, que es el que sigue a "American Idol". El resultado inmediato fue saltar de menos de ocho millones de espectadores a algo más de trece, y también se notó que estos cuatro meses de hiato, y la seguridad de tener la renovación por una segunda temporada en el bolsillo, han servido para recalibrar un poco la serie. No con las canciones, ahí no hay de qué preocuparse porque, según ha dicho Ryan Murphy, aún van a incluir más por episodio (ya veremos cómo funciona eso. Por aquí tienen algunas dudas).

El tono se ha rebajado y las tramas han dejado de atropellarse y darse codazos por salir más de dos minutos en cada capítulo. Ya no hay que escribirlos como si no hubiera mañana, por lo que se permiten que la incipiente relación entre Will y Emma, por ejemplo, se desarrolle de un modo más natural, incluso a pesar de Terri y de todos los traumas de Emma. La introducción de Vocal Adrenaline, competidores de New Directions en los regionales, y sus dobleces y arrogancia promete dejar buenos momentos, más si explotan el lado de estar encantados de haberse conocido de Jesse St. James (Jonathan Groff, co-protagonista con Lea Michele de "Spring awakening" en Broadway) y de la directora del coro (Idina Menzel, otra estrella de los escenarios gracias a "Wicked").

Lógicamente, Sue Sylvester sigue en su línea, y sigue habiendo pequeños detalles aquí y allá realmente geniales (la cara de Kurt viendo cantar a Finn, por ejemplo. Impagable). Los guionistas tampoco han perdido el tiempo en explotar más a conciencia el potencial cómico de Brittany, y ahora sólo falta que veamos por dónde deciden llevar la historia de Quinn, que ha tenido muy poco qué hacer en este primer episodio. Resulta difícil abstraerse de todo el hype para ver "Glee" como una serie de televisión, y no la heredera de "Gossip girl" en cuanto a fenómeno en las tendencias y en sobreexposición mediática con la mitad de audiencia que "Anatomía de Grey" (el título de The CW incluso tiene mucha menos audiencia que "Sálvame" en Telecinco). La experiencia de ver "Glee" continúa estando dominada por la diversión.

15 abril 2010

Las cuatro Taras

ALERTA SPOILERS: Ahora que ya estoy al día con la segunda temporada de "United States of Tara", igual puedo destripar algo para los que todavía no lo hayáis hecho. Avisados quedáis.

Tara Gregson es una persona feliz. O eso parece cuando nos la reencontramos, meses después de abandonar el hospital donde pasó el final de la primera temporada de "United States of Tara", y después de descubrir que T ya estaba presente durante la orgía en la universidad con Tripp Johanssen y otro compañero, y que fue otro trauma anterior el que causó su trastorno disociativo de personalidad. Todo marcha perfectamente para la familia, con un ambiente relajado y tranquilo, cuando su vecino se suicida en su casa. Y así, de golpe y porrazo, todo se va al traste.

Éste es el punto de partida de los nuevos capítulos de la serie de Showtime, que se van como más seguros de sus posibilidades y mejor conjuntados que los primeros. Pasamos casi todo el tiempo con Tara, y no con sus alters, y además empieza a ver algunos de ellos (a Buck, por ahora) y a recordar también flashes de su infancia, con una tal Mimi que lleva el mismo vestido de flores que suele llevar Alice, y habla del mismo modo. Esos flashbacks son bastante inquietantes e intrigantes. ¿Estarán más cerca del momento que causó el trastorno de Tara? Sin embargo, el que de verdad está creando problemas es Buck. Algo vio Tara en la casa del vecino (o algo pasó allí) para que él salga a la luz y empiece a hacer de las suyas, como liarse con una camarera con dos niños y muchos problemas (interpretada por Joey Lauren Adams, a quien yo recuerdo, mucho más joven, en "Persiguiendo a Amy"). Lo peor no es que Buck tenga una aventura, sino que Tara se lo oculta a su marido para que no sepa que está volviendo a tener esas transiciones. Y, por supuesto, se acabará volviendo en su contra.

La aparición, al final del cuarto capítulo, de un nuevo alter, la psiquiatra Shosana, promete. Tara necesita ayuda y, presionada por Max, agobiada por "ver" físicamente a Buck y no poder controlar lo que hace, desarrolla esa personalidad influenciada por la recomendación de su vecino gay de su terapeuta de Nueva York. Este intento de autorreparación no puede acabar bien, pero quizás así veamos más flashes de la infancia de Tara, donde es casi seguro que está el origen de todo. El comportamiento de Gimme la temporada anterior con sus padres me llevó a sospechar que ellos tenían algo que ver (Charmaine le dice a Tara que su madre las crió para conformarse con "mierda de perro"), y aunque ella, seguramente, va a pasarlo mal, me intrigan mucho las revelaciones que Shosana puede traer.

Por otro lado, el pobre Marshal está hecho un lío (aunque ahora, por lo menos, ya ha confirmado que es gay. Grande la reacción de su padre al saberlo: "Bien. ¿Te traigo algo de comer?"), y Kate entra en contacto con una pintora (una interesante Viola Davis) muy bohemia que tiene un punto realmente peculiar. Sólo tiene, de momento, una escena con Tara y, como bien dice Alan Sepinwall, esperemos que haya más porque sólo esa escena apuntaba grandes cosas. El humor está también mejor conseguido (o yo, por lo menos, me estoy riendo bastante), y esta segunda temporada apunta a ser más consistente y a ofrecer un retrato más completo de Tara y del resto de su familia.

14 abril 2010

Mueve tu cucu

Esto no es un meme, pero últimamente parezco estar rodeada de entradas musicales. Entre el creciente enganche a "American Idol" que hay por media blogosfera (yo creo que soy inmune a las "artes" de Simon Cowell), el regreso anoche de "Glee", esa "semana musical" que se ha sacado Fox de la manga (y en la que sólo falta Jack Bauer a lo Val Kilmer en "Top Secret"), esta entrada de "ByTheWay" sobre grandes momentos musicales y esta lista de Thursnext con 25 secuencias cantoras memorables, no podía hacer otra cosa que tirarme de cabeza a la piscina de los gorgoritos en televisión. Ser original está francamente complicado, porque todos los grandes momentos están vistos y revistos, pero por lo menos será una lista divertida, y sin un orden particular.

- Verónica Mars: "Bad day"



Las venganzas de Verónica siempre fueron unos de los puntos álgidos de la serie. Éste es el segundo momento en el que Kristen Bell cantó en la serie (después de ese "One way or another" de la primera temporada), y fue ya en el último capítulo, y sólo un par de versos de la canción de Daniel Powter. Hay muchos vídeos de Bell cantando en YouTube, por ejemplo, como éste que demuestra que necesitan ficharla en "Glee" ipso facto.

- Pushing daisies: "Morning has broken"



"Pushing daisies" era cada semana como un musical sin canciones, pero de vez en cuando había alguna, casi siempre una que no te esperabas que apareciera. Olive (Kristin Chenoweth) protagonizó muchos de esos momentos musicales (este "Hello" es tremendo porque me pilló por spresa que usaran a Lionel Ritchie), pero me quedo con éste porque es la primera vez que las tías de Chuck salen un poco de su melancolía habitual, y porque Ellen Greene también canta muy bien. ¡Otra para "Glee"!

- El príncipe de Bel-Air: "It's not unusual"



Carlton, Tom Jones y una vela. No hacen falta más comentarios. Bueno, que luego, en "Mars attacks!", Tom Jones tuvo un coro "de lujo" para esta canción.

- Bones: "Love is a many splendored thing"



La imagen es un poco mala, pero lo que cuenta es escuchar a Eric Millegan arrasando con todo lo que se le pone por delante. Ya que Zack tarda en volver a "Bones", le podrían buscar un puesto de profesor de ciencias en el William McKinley High School, porque este vozarrón no se puede desaprovechar.

- Expediente X: "Joy to the world"



Si ya era raro ver a Scully sonreír, oírla cantar esta canción de Three Dog Night en medio de un bosque lleno de depredadores invisibles, intentando confortar a Mulder, no tiene precio. Tampoco lo tiene aquel gran diálogo de "el mejor modo de mantenerse caliente es meterse desnudo en un saco de dormir con otra persona que también esté desnuda - Si llueven sacos de dormir, estarás de suerte".

P.D.: Lo sé, no tengo perdón por usar de título la que quizás sea la peor canción del verano de los últimos años, perpetrada encima por el hijo de Betty Missiego. Pero no me he podido resistir.

13 abril 2010

El último caso de Patty Hewes

DirecTV no es la panacea universal para las series en riesgo de cancelación. Lo que funcionó para "Friday Night Lights" no tiene por qué hacerlo para "Damages" y, desde luego, no lo ha hecho. Si nada lo remedia, en "Variety" apuntan que la tercera será la última temporada en la que veremos las maquinaciones de Patty Hewes. Las audiencias han ido decayendo desde el estreno en enero y lo cierto es que, aunque en su momento le reportó un gran éxito a FX, ahora no entra en la línea de programación de la cadena, que sigue estrenando series más orientadas al público masculino.

Con DirecTV pasan tres cuartas partes de lo mismo. Una de las razones que se apuntan para que su trasvase a ese canal haya fracasado es que, con las reposiciones de "The Wire" empezando en julio, simplemente no tienen hueco para más series, pues también están recuperando, entre otras, "Oz" y "Brotherhood", y tienen la quinta temporada de "Friday Night Lights" como gran estreno del otoño. El resultado es que las peripecias de Hewes & Asociados han llegado a su final de un modo natural en televisión; porque los espectadores las han abandonado.

Lo cierto es que no puedo decir si esta tercera temporada, al parecer muy influenciada por el caso Madoff, está bien o no. Me quedé a cuatro capítulos de acabar la segunda, que intentaba mantener la sorpresa del puzzle desordenado de la primera aunando un caso contra una empresa contaminante en el estilo de "Erin Brockovich" y la revelación de algunos de los demonios personales de Patty, a la vez que veíamos a Ellen seguir su propio camino hacia la maldad. En algún momento de todas aquellas traiciones me perdieron, y ya no logré volver a conectar con ella. Y eso que el talento manipulador de Patty (y su lucha por unos principios muy claros) era fascinante, pero igual estaba rodeada de demasiados tiburones, y tanta bilis al final me pasó factura.

No puede negarse que la primera temporada se salió del molde con ese caso en el que nunca estamos en el tribunal, con un villano tan memorable y conseguido como Arthur Frobisher, y en el que nos dosificaban y nos escondían la información de un modo aún más experto que en "Perdidos". Esos 13 episodios son una de las experiencias más entretenidas y con capacidad de enganche de los últimos años, con la figura de Patty emergiendo como la de la marquesa de Merteuil de "Las amistades peligrosas", como se comentó muchas veces en su momento. Cuando acabó aquella primera temporada, FX renovó la serie directamente para dos temporadas, y tal vez ha sido excesivo para tanto maquiavelismo.

12 abril 2010

La historia de los dos marshalls

Cuando acabó la segunda temporada de "In plain sight", el pasado verano, se anunciaron varios cambios entre sus productores ejecutivos y guionistas para "potenciar la narrativa" de la serie, fuera lo que fuera eso. La narrativa no sé, pero lo que sí se ha potenciado aún más es el centro real de la serie; la pareja Marshall-Mary. Hace unos días, en "ByTheWay" repasaban algunas parejas de series policíacas con una gran dinámica, que justificaban que viéramos capítulo tras capítulo, y la que forman Mary McCormack y Fred Weller debería estar en uno de los puestos más altos de esa lista. Por su relación y los diálogos llenos de puyas soportamos una primera temporada un poco más floja, y en la segunda se asentaron todavía más como el verdadero enganche y el motor de todo.

Si nunca habéis visto "In plain sight", el resumen se hace fácilmente: sigue a dos U.S. marshalls (sí, como Raylan Givens en "Justified") que trabajan en el Programa Federal de Protección de Testigos (o WITSEC) en Albuquerque (Nuevo México). Mary tiene una personalidad bastante arrogante, de las de "o a mi manera, o carretera", con una familia muy disfuncional que es la fuente de su inestabilidad emocional y su miedo al compromiso. Su padre, que era un ladrón, las abandonó a ella y a su hermana cuando eran niñas, y su madre es una alcohólica tampoco muy estable. Marshall, por su parte, es el tranquilo y calmado, siempre con un axioma filosófico a punto para lo que sea, y con puntos de vista diferentes a los de Mary sobre el destino, la familia, el amor... La vida, en general. Entre los dos, siguen una dinámica más cercana a la de Crews y Reese en "Life" que a la de Booth y Brennan, aunque los sentimientos de Marshall sobre su compañera quizá no sean tan de colegas y amigos.

De la tercera temporada se han emitido dos episodios y parece que los casos van a mantenerse en la línea que hizo mejorar la segunda entrega, que es ver cómo los testigos tienen dificultades para adaptarse a su nueva vida, incluso aunque lleven años en ella. El segundo, además, nos ofreció un vistazo al primer caso en el que Mary y Marshall trabajaron juntos y nos presentó a un nuevo personaje que parece que, en lugar de chocar con Mary, como suele ser habitual, a a intentar colaborar con ella (y al que da vida Allison Janney, en reunión de veteranos de "El ala oeste de la Casa Blanca" con la propia McCormack y Joshua Malina, que tiene un pequeño papel). Da la sensación que la familia de ella va a ser un poco más secundaria, aunque supongo que la historia sobre su padre dará juego en algún momento (hay algunas teorías al respecto circulando por ahí), y se nota también un ligero cambio en el modo en el que se presenta el capítulo, como buscando algo más de inmediatez en los casos.

Veremos qué tal va "In plain sight" esta primavera, teniendo en cuenta que su audiencia es bastante modesta para los estándares que ha marcado USA últimamente. Mary y Marshall nunca son aburridos de ver (sus referencias pop están últimamente siguiendo la línea de las que hacía "Verónica Mars"), así que si mantienen el nivel de los casos de este arranque de temporada, podemos estar ante algo más que un divertido procedimental primaveral.

P.D.: La foto la he sacado de "In Plain Sight Fan", que tiene de todo sobre la serie.

11 abril 2010

El sombrero de Raylan

Los críticos estadounidenses llevan bastante tiempo esperando una adaptación decente de los libros de Elmore Leonard. Está considerado uno de los mejores escritores de diálogos del país, y un tipo cuyas historias de género negro figuran al nivel de las de clásicos como Dashiell Hammet y Raymond Chandler. Pero la mezcla de géneros de esas historias, su humor negro, su tratamiento de la violencia, sus citas de la cultura pop y, por supuesto, sus diálogos, no son tan fáciles de trasladar a la pantalla. Apenas "Cómo conquistar Hollywood", "Out of sight" y "Jackie Brown" captan bien todo ese mundo y, por ahora, la nueva serie de FX, "Justified", entra en esa categoría.

"Justified" (en la que el propio Leonard es productor) sigue al U.S. marshall Raylan Givens, un tipo que se rige por un código de conducta que no lo haría desentonar en "Sólo ante el peligro". Si desenfunda el arma, la utilizará, y si la utiliza, disparará a matar. El western es un género que se ha metamorfoseado de diferentes formas a lo largo de los años. Una cinta en teoría bélica como "Enemigo a las puertas" era, un realidad, una del Oeste sobre el duelo entre dos pistoleros, y una serie adscrita a priori a la ciencia ficción como "Firefly" debía mucho más a "Centauros del desierto" que a "2001, una odisea del espacio". "Justified" se trae el western, encima en el estado de Kentucky, al siglo XXI, porque su personaje lleva un sombrero de cowboy y sigue el código de los pistoleros, pero siempre va con el móvil y el GPS a cuestas. Además, tener a Timothy Oliphant de protagonista, después de sus tres temporadas en "Deadwood", aún refuerza más esa impresión.

Raylan se dedica a perseguir a fugitivos de la justicia, y parte de la gracia de los capítulos es ver también a esos fugitivos, que muchas veces hablan como salidos de una película de Quentin Tarantino (que es un gran fan de Leonard, por lo que en realidad es al revés). A veces son un poco torpes, bastante brutales y divertidos, y no es raro que tengan una historia pasada con Raylan. Como Boyd, el neonazi del piloto con el que Raylan trabajó en las minas de Harlan cuando era más joven, y al que persigue porque se dedica a volar iglesias y robar bancos. Boyd es uno de esos grandes villanos que no se pueden desperdiciar, y por su historia pasada con Raylan, menos todavía. Es ese bandido que antes era amigo del sheriff es un clásico de las películas del Oeste y siempre deja buenos momentos, así que Boyd volverá para no gastar todas las balas de su relación con Givens en un solo capítulo.

De momento, "Justified" es una serie autoconclusiva, cierto, pero que funciona bastante bien cuando logra esa mezcla exacta entre el western y el cine negro, y logra capturar el espíritu de las historias de Leonard. Está centrada toda en Raylan, con unos secundarios muy secundarios de momento, pero él es algo así como si Humphrey Bogart y John Wayne se encontraran, de pocas palabras y un hombre de acción.

Música de la semana: A veces, me resultan muy curiosas las canciones que algunas cadenas utilizan para sus promociones. Perdonad el monotema, pero en laSexta tienen esas peculiares elecciones con sus promos de "Bones". Si la primera que recuerdo usaba "Huesos", de Pedro Guerra, en la última se han descolgado con algo un poco más indie, pero ya asentado, como "Mr. Tough", de Yo La Tengo.

10 abril 2010

Cien huesos y un corazón roto

ALERTA SPOILERS: He incluido este aviso sólo por si me voy de la lengua más de la cuenta sobre el capítulo número 100 de "Bones". Para los que aún no lo hayáis visto, sólo diré que está muy bien llevado, y bien pensado.

Hay una norma no escrita que toda comedia romántica debe seguir al pie de la letra: los protagonistas no pueden estar juntos hasta el final. Las que no entran exactamente en ese género pero lo tocan tangencialmente, con una pareja protagonista que están hechos evidentemente el uno para el otro, aunque ellos se pongan en plan personaje de Jane Austen y no lo reconozcan y lo repriman, también han de seguir esa norma para mantener el interés. Como bien dijeron los responsables de "Castle" no hace mucho, "there's nothing sexier than swordplay". El preludio, el flirteo, el "ahora sí, pero no", el jugar con la química entre los personajes da para mucho y puede conseguir que enganches a una buena porción de fans durante mucho tiempo.

Luego está el dilema de qué hacer si tienes una serie de televisión basada en una pareja así, y llevas ya cinco temporadas dando vueltas alrededor de la cuestión. El sentido común dice (o las leyendas urbanas) que el chiringuito se acaba en cuanto esa pareja empieza a serlo de verdad. Mis recuerdos de "Luz de luna" son muy vagos, pero sí tengo la sensación de que ver a David y Maddie juntos, y peleando sin parar, no era precisamente una experiencia agradable. En "Bones" (cuyos responsables son más listos de lo que parece detrás de todos esos cadáveres gore), saben perfectamente que tienen que hacer frente a ese dilema. Tuvimos beso bajo el muérdago (y por chantaje) en la tercera temporada, fantasía en la que Booth y Brennan estaban casados para acabar la cuarta y ahora, en la quinta, un capítulo número 100 que se las ha ingeniado para recalibrar el centro de la serie sin cargárselo.

Usando como excusa el libro que Sweets tiene listo para publicar sobre Booth y Brennan (grandes las caras de frustración de Sweets cada vez que le tiran por tierra algunas de sus ideas), vemos el primer caso en el que los dos trabajan juntos, algo así como un segundo piloto cinco años después. Vemos cómo sólo Zack trabaja con Brennan (echaba de menos a Naomi de Palentología), cómo Hodgins empieza a colaborar con ellos (grandes los momentos de la goma para controlar la ira y el primer experimento de Hodgins y Zack, con éste disfrazado casi de luchador de sumo de Halloween), cómo Ángela entra en el equipo y su trabajo anterior dibujando caricaturas en la calle, y cómo Cam, que todavía es forense en Nueva York, dirige a Booth al Jeffersonian para que le ayuden a resolver un caso que lleva cuatro años abierto.

Lo que igual sorprende un poco es ver cómo Brennan y Booth se caen bien y, de hecho, se dedican al flirteo más evidente en este primer caso. Sorprende porque, en el inicio de la serie, están más tiempo discutiendo que pensando si deberían irse a la cama juntos, pero no debería hacerlo tanto. Ya hemos visto otras veces que no es raro que Brennan acabe ligando con algún compañero (ahí está Sully, y hasta el jefe de Booth en el FBI), pero han hecho falta cinco años para que lleguen a este punto. Todo el episodio, incluyendo unos estupendos guiños a que el despacho de Booth era el que ocupaba Caroline y ese vistazo a un primitivo "Angelator", gira alrededor de la relación entre Booth y Brennan, entre la posibilidad de que, como se viene sugiriendo desde el principio de la quinta temporada, estén enamorados el uno del otro y que se dén una oportunidad a estar juntos.

Y es aquí donde le dan un giro interesante al corazón de "Bones". Porque, aunque Booth toma la iniciativa y se decide a declararse a Brennan, como muy bien vio siempre Gordon Gordon, ella es la clave de todo, es la que debe querer dar el paso. Y no está preparada para ello, no porque no quiera, sino porque no puede cambiar, no sabe cómo hacerlo, y no quiere hacerle daño a Booth. Sí, el discurso de él es muy romántico, pero el que cuenta aquí es el de Brennan. Solamente el modo en el que le pregunta a Booth si pueden seguir trabajando juntos es suficiente para partir el corazón de cualquiera. Porque es el de ella el que de verdad está roto (aunque es un músculo y no se puede romper, pero eso son tecnicismos), a pesar de que es Booth el rechazado, es Brennan por la que sientes más lástima al final (todos los actores están muy bien en este capítulo, pero lo de Emily Deschanel es especialmente notable, sobre todo manejando su voz al final).

Las cosas pintan interesantes hacia el final de la temporada. Con ese reconocimiento de que entre ellos hay algo pero que, por ahora, lo van a dejar pasar (puede ser que perdieran el tren del momento, como les dice Sweets), veremos cómo evoluciona su relación y, también, cómo lo hacen el resto de personajes con respecto a ella. Con esa recalibración del centro, las partes en la suma del todo, como se titulaba este episodio 100, están preparadas para aguantar más tiempo otorgándole un toque ligeramente diferente. El último capítulo de esta temporada se llamará "The beginning in the end" (interesante reflejo del de la cuarta temporada, analizado aquí). ¿Qué empezará entonces?

09 abril 2010

Casi famosos (XXVII)

Si es viernes, tiene que ser día de bucear en los pasados de actores que ahora gozan de fama o cierto reconocimiento, y que hasta llegar a este punto pasaron por otros trabajos. No siempre se puede conseguir joyas kitsch como los inicios de Paul Newman en "El cáliz de plata", pero se puede intentar.

A este adorable elfo de Santa Claus igual la tenéis ahora más vista de morena y como ese inicio de los cylones en "Caprica". Es Alessandra Torresani en la tercera temporada de "Bones", justo antes de encontrar uno de esos cadáveres asquerosos marca de la casa (éste es de un Papá Noel que, por un momento, hace dudar a los descreídos cerebritos de que tal figura no exista). Torresani tiene un montón de pequeños papeles en televisión, incluyendo un paso que debe ser obligatorio por "JAG" y por "Urgencias".

Donald Glover no se fue muy lejos para empezar a hacerse conocido en la tele estadounidense, ni siquiera se movió de cadena. Antes de "Community", Glover fue editor de guiones y guionista de "30 Rock", e hizo algún cameo en algún capítulo, como en éste de la primera temporada en el que es un asistente de producción llevándose al "jefe de Jack" (o Jenna cree que lo es) al plató.

Hace algún tiempo, recuperamos a un jovenzuelo Robert Sean Leonard en aquel memorable papel de "El club de los poetas muertos", pero con él había muchos más jóvenes actores que ahora se han hecho cierto nombre. Detrás de Leonard, con un jersey rojo con una gran W blanca, está Josh Charles, que encadenó varias películas juveniles después y que ahora triunfa en "The good wife" previo paso por "Sports night" y "En terapia". Habría sido más divertido una foto de su primera película, "Hairspray", pero no se puede tener siempre todo. Y sí, también anda por ahí Ethan Hawke.

Finalmente, éste último lo leí en alguna parte, pero no recuerdo dónde. Sí, es Leighton Meester de rubia, y con cara más angelical que en "Gossip girl", pero os engañéis, porque en la tercera temporada de "House" se dedicaba a acosar al bueno del doctor, hasta que él descubría que su comportamiento se debía a no sé qué alergia que le afectaba el cerebro. Por lo menos permitió a House citar todo el diálogo final de Bogart a Bergman en "Casablanca". Inclusi antes de "House", Meester pasó por "Surface", por "Verónica Mars", "24" y hasta "Siete en el paraíso".

08 abril 2010

Cicatrices de guerra

Es cierto que "The Pacific" es diferente a "Hermanos de sangre", y en lo que se nota es en el tratamiento de la psique de los soldados. La primera no podía detenerse mucho en ello porque seguía a toda una compañía, y había demasiada gente para detallar su retrato demasiado. Sí es verdad que, en los capítulos dedicados al asedio del bosque de Bastoña, vemos cómo Buck Compton pierde la poca lucidez que le quedaba al ver a dos de sus amigos malheridos, y que varios soldados lo pasan realmente mal en medio del frío, los agujeros en el suelo y los bombardeos alemanes. En "The Pacific" sólo nos centramos en tres marines, y resulta más fácil profundizar en su caracterización y en cómo la guerra les afectó. Lo que vimos en el último episodio, en el que el grupo de Leckie entra en combate en cabo Gloucester, en una isla cerca de Papúa-Nueva Guinea, no estuvo demasiado lejos de "Apocalypse Now".

Los ataques feroces y nocturnos de los japoneses, la selva, la lluvia constante, los largos periodos de espera, todo lleva a que los marines alcancen un estado mental rayano en la psicopatía y las tendencias suicidas. No es de extrañar que pocos soldados quisieran hablar de aquello al volver a casa, más teniendo en cuenta que el ejército no se preocupaba de su estado mental. ¿Has sobrevivido? Pues reintégrate a la vida que llevabas antes de alistarte. ¿Estás como las maracas de Machín? Básicamente, te aguantas. Y el género bélico tampoco se preocupó demasiado de las consecuencias no físicas, sino psicológicas de los soldados hasta yo diría que la guerra de Vietnam, que cambió muchas cosas en la mentalidad colectiva de los estadounidenses (creo que antes hay alguna que otra excepción, como "Los mejores años de nuestra vida").

A veces, viendo el precio emocional que los marines pagan en esas batallas en la selva de "The Pacific", recordaba "Scar", un capítulo de la segunda temporada de "Galáctica" en el que, a través de las grietas en la armadura de piloto sin miedo de Starbuck, vemos cómo la persecución incesante de los cylones afecta a los pilotos, en concreto. Los guionistas reconocen que se basaron en viejos informes sobre los aviadores estadounidenses en la guerra de Vietnam, todos completamente alcoholizados, para retratar a Starbuck y a sus compañeros a los mandos de los Vipers. También en "Playa de China" se mostraba más de un soldado que perdía la chaveta en medio del combate.

Lo que resulta interesante es leer este reportaje de "The Guardian" sobre las razones por la que la campaña del Pacífico está mucho menos tratada en el cine y la televisión que otros frentes de la Segunda Guerra Mundial, como el europeo o el del norte de África. El padre de Tom Hanks, por ejemplo, fue mecánico de la Marina durante esa campaña, y el actor dice que nunca hablaba de ello, más que para quejarse y decir que odiaba a la Marina. El reportaje apunta que hay un componente de odio racial subyacente que no debe subestimarse, y que se une a que las batallas eran sobre islas pequeñas de las que nadie había oído hablar nunca y que no había un objetivo tan claro en el horizonte como en la campaña europea tras el Día D (liberar París y llegar a Berlín). Estadounidenses y japoneses pertenecían a mundos completamente distintos y se odiaban. Ambas partes cometieron atrocidades de todo tipo sobre su enemigo (la mayor, por supuesto, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki a cargo de la aviación estadounidense), y el componente racial pasó inadvertido durante mucho tiempo, por los motivos que fueran.

07 abril 2010

Los intocables

El último debate del podcast de "La caja de spoilers", centrado en la figura de Joss Whedon y la gran admiración que le profesan sus fans, lleva a pensar en esos guionistas, creadores de series, cuyo nombre está considerado marchamo de calidad y su sola mencióvisivan hace salivar a multitud de espectadores, que los siguen y ven cualquiera cosa que hagan. Son los intocables, los popes de la ficción televisiva, aquéllos que, a ojos de sus seguidores, no pueden hacer nada mal y, cuando lo hacen, es culpa de la cadena. Whedon quizás es el más geek de todos, el que tiene una legión de fans más joven, ruidosa e interneterizada, y a los que no es raro que otros teléfilos los miren a veces por encima del hombro, considerando las series de Whedon como menores por ser juveniles o de ciencia ficción.

En el apartado de las obras de género, J.J. Abrams es un nombre a tener en cuenta, con una posición ganada gracias al éxito de "Alias" y "Perdidos" (aunque sólo estuvo involucrado en la primera temporada de la segunda), hasta el punto que a veces se olvida que su primera creación fue "Felicity". Es uno de los niños mimados de Hollywood al que le encargan la resurrección de franquicias venerables como "Star Trek", pero no es raro que, en la televisión, lance la serie y luego la deje en manos de algún colaborador de confianza. No es el método de trabajo de Aaron Sorkin, uno de los nombres más asociados al concepto de televisión de calidad, que supervisa sus creaciones al mínimo detalle, escribiendo él mismo muchos de sus guiones. Y algo similar hacía David Milch en "Deadwood", hasta el punto que no era raro que los actores recibieran por fax correcciones del guión que iban a rodar ese mismo día. Milch es uno de los Tres David en los que todo el mundo piensa cuando se habla de guionistas estrella en la tele, y tal vez sea también el más peculiar de todos. Los otros dos son David Simon ("The Wire") y David Chase ("Los Soprano").

Alan Ball iba por el mismo camino de ser considerado un intelectual del medio gracias a "A dos metros bajo tierra", pero ya se ha encargado con "True Blood" de que no lo encorseten tan rápido en los dramas profundos y existencialistas. Todos ellos son los sucesores de gente como Steven Bochco, que era el rey del mambo en los 80 con sus series de policías y abogados (muchas con música de otro gran nombre de aquella época como Mike Post), y son los que no sería raro que su nombre figurara más grande que el título de la serie en algún póster, o en la carátula de algún DVD.

Es inevitable que, si una serie te gusta, sigas a su creador en otros programas suyos. No garantiza que siempre vaya a convencerte y, desde luego, creo que no hay que pensar, automáticamente, que todo lo que hagan va a ser el segundo advenimiento del salvador de la televisión. Pero es interesante ver a qué se dedican.

06 abril 2010

Visiones de lagarto

A estas alturas de la temporada, con los upfronts casi a la vuelta de la esquina, las especulaciones sobre qué series fracasarán en lograr una nueva temporada se vuelven muy insistentes. Las campañas y las apuestas para salvar aquéllas "en la burbuja" se ponen en marcha, y de todas partes surgen voces que intentan discernir con cuáles se quedarán las cadenas. El nivel de los pilotos que cada una tenga en desarrollo influye también a la hora de tomar esas decisiones, pero eso es algo en lo que el común de los mortales no tenemos información, por lo que nos conformamos con especular con lo que tenemos, que son los datos de audiencia. En este particular, una de las historias más traídas y llevadas de la temporada es el cambio de época en la ABC con el final de "Perdidos".

Prácticamente se ha convertido en un cliché hablar de las dos apuestas de la cadena para suceder a los náufragos, "FlashForward" y "V", y preguntarse cuál de las dos vivirá para ver una segunda temporada. De momento, las cosas no pintan bien para la primera. Después de un montón de cambios entre bambalinas (que si hay showrunners nuevos para elegir, que si paramos un par de semanas para replantearnos los guiones), su regreso del hiato se ha visto con el mismo panorama que tenía antes, que es que, entre "Survivor" y "Bones", el horario del jueves a las 8 es un vía crucis para la ABC. La campaña publicitaria y el empuje que tenía en septiembre tardaron en diluirse lo que un caramelo a la puerta de un colegio, y sería raro que, por mucha gran apuesta que fuera, "FlashForward" pasara del próximo 29 de abril, cuando creo que está fijada su season finale. El dejà vú hacia la fracasada nueva "Bionic Woman" es demasiado fuerte.

Así las cosas, "V" debería tener más posibilidades de lograr la renovación, pero ir detrás de "Perdidos" da mal agüero, y habrá que ver si su largo parón desde noviembre no le pasa la factura. Aquí también ha habido caómbio de showrunner, pero sólo uno y da la sensación de que su continuidad será mayor que todos los que han pasado por el timón de "FlashForward". Del regreso de ésta no puedo opinar, pero "V" ha vuelto potenciando el duelo Erica-Anna, aunque sea en la distancia, y ésa es la mejor noticia para la serie. Sin embargo, la supervivencia de uno de estos seriales de ciencia ficción no se encuadra sólo dentro de la búsqueda de la heredera de "Perdidos", sino de un cambio de estrategia más amplio de la cadena.

Como muy bien indicaba "Crítico en serie", el éxito de "Castle" (ya renovada para una tercera temporada) apunta a una "cbsización" de la ABC, que entre los pilotos que considera para el próximo año tiene "Body of evidence", con Dana Delaney de forense (esperemos que más línea Kay Scarpetta que "Crossing Jordan"), y "Boston's finest", otro intento de Katee Sackhoff en las series de policías tras el fallido piloto de "Lost & found" el año pasado para la NBC. El desgaste de la audiencia de "Mujeres desesperadas" obliga a ir buscando un nuevo modelo, aunque con esa sólida noche de comedia de los miércoles ya están dando los pasos en la dirección correcta. Y no os extrañéis si la CBS empieza también su propia renovación, porque muchos de sus éxitos son series ya venerables que pasan de la sexta temporada, y los costes de ellas empiezan a pesar casi tanto, o más, que su audiencia.

05 abril 2010

El Doctor dinámico

ALERTA SPOILERS: La espera ha terminado. La era Moffat de "Doctor Who" empezó oficialmente en la BBC el pasado sábado y, si aún no habéis visto ese nuevo capítulo, y no queréis estropearos la diversión, no sigáis leyendo.

Es lo mismo, pero no es igual. Ése podría ser el resumen de "The eleventh hour", un título muy apropiado para presentar al Undécimo Doctor (que lanzará al estrellato a Matt Smith, que curiosamente iba para futbolista profesional) y su primera aventura, en la que vuelve a salvar el mundo prácticamente en la prórroga. Tenemos nuevo Doctor, nueva acompañante, nuevo Tardis y hasta nueva cabecera, pero la sensación de continuidad está ahí, y no sólo en el recordatorio final a monstruos pretéritos y a los diez Doctores precedentes (o en la recuperación de ese mítico wibbly-wobbly timey-wimey). Si David Tennant ya aportó un mayor sentido de la diversión al sustituir a Christopher Ecclestone al frente de la venerada franquicia, Smith sube el nivel un poco más. Bien pueden ser los efectos residuales de la regeneración, pero en ese primer capítulo tenemos un Doctor más energético, con más sentido aventurero, una dinamo que no puede detenerse si quiere mantener el impulso.

Junto a él, su nueva acompañante, Amy Pond, entra en el Tardis con una personalidad fuerte y decidida y con una situación personal-familiar que, para no romper la costumbre, jugará un importante papel en la temporada (si no, ¿para qué nos muestran ese vestido de boda en su cuarto?). Lo curioso ha sido ver que el Doctor visitó a Amy cuando era niña pero, igual que le ocurrió con Madame de Pompadour en "The girl in the fireplace", siempre que regresa a verla han pasado años en lugar de sólo cinco minutos. Veremos cómo se desarrolla la relación entre los dos partiendo de ese "el Doctor era mi amigo imaginario", y si la familia de Pond acaba siendo tan "entrometida" como las de las acompañantes anteriores (y si acaba sufriendo igual que ellas. Ya advirtió Martha que el Doctor era maravilloso, pero peligroso).

A Steve Moffat se le da muy bien crear una atmósfera inquietante y sacarse de la manga monstruos ingeniosos y atemorizadores. En las entrevistas dice que el "Doctor Who" que recuerda de niño daba miedo, así que es posible que, bajo su mando, la serie derive más hacia ese lado, mientras la de Russell T. Davies siempre incluía algún momento cómico totalmente loco, como aquellas canciones "clásicos" de la Tierra que, sin pasar de detalles, eran detalles estupendos. Once todavía tiene un largo camino por delante para mostrar si mantiene el nivel de energía y de velocidad al hablar o si de vez en cuando cae también preso de esa melancolía mucho más presente en Nueve, y en el tramo final de Diez. Por ahora, y por lo visto en el trailer, Moffat va a recuperar algunas de sus creaciones anteriores (como los Ángeles Llorones y River Song, porque nunca hay suficiente Alex Kingston en nuestras teles), y va a haber aventura a raudales.

Al final, lo que cuenta de "Doctor Who" no es muy diferente de los libros de Harry Potter, que es hacerte sentir otra vez como un niño maravillado dispuesto a pasar un buen rato cuando te enfrentas a ellos. Moffat, Smith y Karen Gillan (Amy Pond) tienen tras de sí una larga tradición que infunde respeto, confianza y un poco de temor. En 12 semanas, aproximadamente, sabremos si confirman las buenas impresiones de su debut.