30 septiembre 2015

Las vidas modernas de Mary y Edith

ALERTA SPOILERS: ¿Cómo vais con la sexta temporada de "Downton Abbey"? ¿Habéis visto lo que le parece a Lady Mary que la llamen "tiíta"?

Sí, "Downton Abbey" puede ser una serie coral y se le puede dar la misma importancia a las tramas de los señores y a las del servicio, pero desde hace tres temporadas, como mínimo, cada vez parece más claro que son las hijas de los Grantham y las mujeres, en general, las que impulsan las historias. Es cierto que, después de la Primera Guerra Mundial, el papel de las mujeres en la sociedad fue cambiando con rapidez (liberarse del corsé fue mucho más importante de lo que parece), y aunque todavía persistían ciertos comportamientos muy tradicionales y, en realidad, en algunas cosas no se ha avanzado gran cosa desde 1900, sí se abrían más oportunidades para que las mujeres de Downton hicieran algo más en la vida que casarse y tener hijos.

La posibilidad de obtener una educación de Daisy, y dejar así de ser una ayudante de cocina, es una de esas oportunidades, y luego están Mary y Edith asumiendo posiciones tradicionalmente reservadas para los hombres. Es cierto que ambas las ocupan porque los hombres que las desempeñaban antes ya no están, pero eso no impide que se las tomen en serio y que quieran que los demás las tomen en serio. Las discusiones de Edith con el editor de la revista que "heredó" de Michael Gregson van por esa línea, aunque ahí también entran consideraciones de clase. Él cree que la hija mediana de un noble rural no tiene la experiencia del mundo ni la visión para dirigir una revista, y Edith intenta que sus ideas se tomen en cuenta. Al menos, estamos viendo a una Edith resuelta, más decidida a tomar las riendas de su propio destino y a no dejarse amilanar por las desgracias. También es que el cupo de las desgracias, por ahora, ya lo llenan los Bates.

En cuanto a Mary, "Downton Abbey" la situó más en el centro de la historia en la segunda temporada, y se ha mantenido más o menos ahí desde entonces. Casi puede decirse que una parte importante de la serie es la educación de Lady Mary, su evolución desde la heredera que no podía heredar si no conseguía un marido que también fuera un Crawley, a la mujer moderna de los últimos episodios. Sin Branson (que se marcha a Boston), ella asume en solitario la gestión de la hacienda de su familia, y lo hace también dispuesta a afrontar las tormentas en forma de escándalos que pueden azotarla. A veces toma decisiones sin pensarlas bien y sin darse cuenta de lo que está pasando a su alrededor, y otras es mucho más consciente de su entorno. Pero lo que está claro es que el resto de su familia no puede mantenerla por más tiempo sin saber que Marigold es hija de Edith, o se van a suceder los malentendidos.

Es una lástima que Mary y Edith no se pongan de acuerdo para trabajar juntas, porque serían un dúo temible, mucho más si de verdad la serie se aproxima a un final "devastador", como han afirmado algunos medios a través de declaraciones de los actores. Es bastante probable que asistamos a la muerte de la Condesa Viuda (Maggie Smith ya ha dicho en varias ocasiones que le sorprende haber llegado tan lejos), y no sería raro que los destinos de Mary y Edith no sean los que podría parecer ahora mismo (que Mary encuentre otro pretendiente y que Edith se quede soltera, por ejemplo). Es cierto que, con la subtrama de la compra del hospital del pueblo por otro más grande y la de esa otra familia noble que se ve obligada a vender su casa y sus tierras, "Downton Abbey" está acentuando aún más ese tema del cambio, del progreso que se lleva por delante la forma de vida a la que estaban acostumbrados los Crawley. ¿Acabará la serie con el cierre de la casa, como lo hizo "Arriba y abajo"?

29 septiembre 2015

Los zombies y el huracán Katrina

En septiembre de 2005, el golfo de México se vio sacudido por la acción de dos fuertes huracanes de categoría 5 seguidos, Rita y Katrina. La acción del segundo sobre Nueva Orleans, sumada al desbordamiento de los diques que protegen la ciudad de las aguas del lago Pontchartrain, causaron una de las mayores catástrofes naturales en la historia reciente de Estados Unidos, con barrios enteros de la ciudad inundados, miles de personas evacuadas y otras tantas casi abandonadas a su suerte sobre los tejados de sus casas o encerradas en el Superdome, un pabellón deportivo que se convirtió, por las historias que se cuentan, en una versión real de "Fear the Walking Dead". En sólo cinco días, la civilización implosionó por completo dentro del estadio de los New Orleans Saints, y las imágenes que se hicieron públicas del lugar pintaban un panorama ciertamente post-apocalíptico.

Ya sabemos que es "Treme" la serie que ha contado el proceso de reconstrucción de Nueva Orleans después del paso de la tormenta, pero está siendo muy curioso ver "Fear the Walking Dead" y darse cuenta de los dejà vú a la actuación de la Guardia Nacional y la agencia federal de emergencias hace diez años que puntean sus capítulos desde el cuarto, cuando vemos al ejército tomar el control de la situación. Bueno, "tomar el control" puede ser una expresión poco acertada, porque en realidad es más una cuestión de fachada y de mantener las apariencias que otra cosa. Como bien sabe Daniel, cuando los militares asumen el mando es que la situación ya no puede arreglarse.

En ese cuarto episodio ya vemos a los soldados hacer marcas en las casas muy similares a las que los equipos de emergencia hacían en las casas de Nueva Orleans cuando las inspeccionaban en busca de supervivientes (el significado de esas marcas se explican aquí), y se cuenta una historia sobre un estadio lleno de gente en el quinto episodio que convoca invetables imágenes del Superdome. La manera en la que empieza a insinuarse que no hay ningún tipo de autoridad y que, si la hay, sólo se está preocupando de su propia supervivencia es uno de los aspectos más interesantes de "Fear the Walking Dead", en la que no hace falta ver muchos zombies para darse cuenta de que los personajes están en un serio peligro.

Los responsables de la serie han reconocido que se han basado en algunas noticias recientes para crear algunas tramas, como la respuesta a la epidemia de ébola del año pasado o aquella "droga caníbal" que hizo aparecer en internet multitud de memes sonre la inminencia del apocalipsis zombie. "Fear the Walking Dead" está aún con un pie y medio en nuestro mundo, no como "The Walking Dead", en la que los muertos son los reyes de la tierra desde hace tiempo, y esa circunstancia permite que toque asuntos y temas más de actualidad, como si dijéramos. Desde luego, algún título post-apocalíptico tenía que acabar haciendo alguna referencia al paso del Katrina.

28 septiembre 2015

El éxito nuevo y el éxito viejo de FOX

La cadena FOX no está en una situación envidiable en Estados Unidos. Durante la premiere week, la semana loca de estrenos que da arranque a la temporada 2015/16, muy pocas de sus series han tenido debuts especialmente optimistas, con "Minority report" apuntando a ser una de las cancelaciones tempranas del otoño y "Gotham" dejándose a casi la mitad de sus espectadores en el estreno de su segunda temporada. En invierno se despedirá definitivamente "American Idol", que durante más de una década fue la tabla de salvación de la cadena en cuanto a las audiencias del año, y sus éxitos son escasos y más bien relativos. O lo eran hasta la pasada midseason.

El aterrizaje de "Empire" fue todo un impacto. No sólo atrapó a más espectadores con cada episodio, sino que se convirtió en el fenómeno del año, en la serie de la que todo el mundo hablaba y que todo el mundo veía para poder comentarla al día siguiente con sus amigos y sus compañeros de trabajo. Los one-liners de Cookie Lyon sustituyeron a los giros locos de guión de "Scandal" entre las obsesiones del público estadounidense, y no parece que el globo se haya desinflado con el debut de la segunda temporada. Unos 16 millones de espectadores vieron el episodio, con un impresionante 6,7 en la demográfica entre 18 y 49 años, y FOX puede respirar un poco. "Empire" es un éxito de la vieja escuela, de los de reunir a un montón de gente delante del televisor, y aunque los comentarios en las redes sociales sean ya indisociables del consumo televisivo, nadie quiere arriesgarse a quedarse fuera de la conversación por ver el capítulo de la semana unos días más tarde.

Pero lo de "Empire" era una segunda temporada y, además, estrenada pocos meses después del final de la primera. Aunque sea una serie en la que la interacción de sus fans en internet sea muy importante, es todavía, como decimos, un éxito de los de antes. Y, curiosamente, FOX puede tener en su parrilla también un éxito de los de ahora, de los que no se miden en la audiencia en directo sino en visionados en diferido y en visibilidad. Ése puede ser "Scream Queens", una serie que la cadena lleva promocionando desde hace casi un año y que, aunque debutó con cuatro millones de espectadores y un 1,7 en la demo que no son demasiado esperanzadores, su guerra puede estar en otro sitio; en el de los visionados en otras plataformas y en otros días.

Los primeros datos que la cadena tenía al respecto apuntaban a que "Scream Queens" había superado a "The Muppets" en un 28% en el sector de las mujeres entre 18 y 34 años, y mejoró bastante los datos que FOX obtuvo en la noche del martes en la primera semana de la temporada del año pasado. Sí, los fans de la comedia de terror de Ryan Murphy también la comentan a través de las redes sociales, pero están más acostumbrados a ver sus series en la web, o en Hulu, y muy pocas veces en el día de su emisión. Han asumido con mayor naturalidad esos cambios en el modo de consumo de series de los que se lleva años hablando sin parar. Curiosamente, en una misma cadena, "Empire" y "Scream Queens" pueden representar a la perfección el cambio de modelo.

Música de la semana: Como no podía ser de otro modo en una serie de Ryan Murphy, "Scream Queens" tiene un montón de canciones en cada episodio. Probablemente, "Waterfalls", de TLC, sea la más destacada del estreno, por razones obvias, pero también se escucha, muy al principio, un tema de la británica Bat for Lashes, "What's a girl to do?"

25 septiembre 2015

Los nuevos héroes


En 2006, NBC se encontró con un verdadero exitazo con 'Héroes', una serie que se adelantó varios años a la fiebre superheroica de la actualidad al presentar a un grupo de personas con habilidades especiales cuyos destinos empiezan a cruzarse. Sus 13 primeros episodios fueron todo un fenómeno aquel otoño, con los espectadores obsesionados por saber cómo era posible que aquel pintor drogadicto dibujara el futuro, por conocer más a Hiro y por averiguar si realmente sería capaz de salvar a la animadora y salvar el mundo. 'Héroes' no era una historia nueva (al fin y al cabo, parecía una adaptación no oficial de los temas de "X-Men"), pero se veía original e imaginativa aquella temporada, con personajes que enseguida atraparon al público y un gran villano para mantener la intriga.

Y no nos estamos refiriendo sólo a Sylar, sino al señor Bennett, al que inicialmente se conocía como HRG por sus gafas (horned-rimmed glasses). Bennett era la figura más misteriosa al principio de la serie, alguien que perseguía a estas personas evolucionadas ("evos" las llaman ahora) y que parecía estudiarlas y experimentar con ellas, aunque su propia hija tuviera también habilidades especiales. No es extraño, por lo tanto, que sea uno de los personajes de la original (que aguantó cuatro temporadas en antena, pero fue perdiendo cada vez más interés) que aparezca en "Heroes Reborn", la continuación que NBC ha estrenado justo para aprovechar esa ola a la que se adelantaron (Syfy empieza a emitirla esta noche en España). Tim Kring vuelve a estar al frente de la serie, y ésta realmente es una continuación del final de "Héroes", aunque puede verse teniendo sólo un concepto muy general de ella.

Los evos ya no son un secreto para la población, pero después de un grave hecho que lo cambia todo, se ven vistos con recelo por el resto de los humanos y, lo que es más importante, perseguidos por las autoridades. Todo el mundo sabe que existen, pero ellos no pueden mostrarse. Un tema muy clásico de los X-Men, como vemos. En medio de esa situación, Bennett se pone de nuevo en marcha ante las advertencias de que "algo se acerca", y al mismo tiempo que hay alguien buscando a los evos para asesinarlos y algunos de ellos intentan adaptarse a ese clima social. Algunas tramas recuerdan inevitablemente a "Héroes", como la del adolescente y la de los dos japoneses, que por ahora presenta la habilidad más original de todas, y todo el arranque de la serie da más la sensación de ir por el camino de la primera temporada de su primera encarnación.

Le faltan, eso sí, unos personajes que tengan tanto tirón desde el principio como tenían en su momento Hiro o Claire. La novedad ya no puede ser un factor para "Heroes Reborn", pero eso también puede significar que, de verdad, Kring y compañía han aprendido de los errores de "Héroes", como ampliar el número de personas con habilidades hasta tal número, que parecía que las repartían en una tómbola, o un terrible manejo de los villanos. No es que esta serie vaya a ser borrón y cuenta nueva, pero puede devolvernos algo parecido a aquello que vimos en el otoño de 2006.

24 septiembre 2015

Reinas cómicas del grito



A Ryan Murphy le encanta el pastiche. Cualquiera que viera no ya "American Horror Story", sino el metarreferencial final de la primera temporada de "Popular" lo sabe perfectamente, y ese gusto se vuelve a notar en "Scream Queens", su comedia slasher del otoño en FOX. De hecho, son esas dos anteriores series suyas, y no tanto "Glee", las principales referencias de este estreno, y no sólo porque la casa de Kappa Kappa Tau es la misma en la que vivían las brujas de "American Horror Story: Coven". La batidora de referencias del cine de terror quedan muy claras ya en los títulos de crédito, que hacen homenajes explícitos, como mínimo, a "La noche de Halloween", "Pesadilla en Elm Street" y "Scream", y es de suponer que todavía haya más a lo largo de la temporada.

El arranque, doble, en FOX tuvo un seguimiento flojito ("The Muppets" le ganó la partida en ABC) y será cuestión de ver cómo reacciona el público a sus siguientes episodios. En esos dos primeros se establece rápidamente la premisa de la serie: las KKT son una hermandad femenina universitaria en la que murió una chica veinte años atrás, y que sólo aceptan a las chicas más ricas, más populares, más blancas y más dispuestas a hacer todo lo que diga Chanel, la presidenta de la hermandad. Sin embargo, la decano de la universidad (Jaime Lee Curtis, primera referencia al género) decide que este curso va a ser diferente, y obliga a KKT a aceptar a cualquier chica que se presente, desde una chica con un corsé metálico impagable, a una chica negra o una rubia que podría ser perfectamente una KKT, si no fuera porque su objetivo es derrocar a Chanel.

Ésta, además, toma todos los clichés de las "chicas malas" y los lleva todavía más alto gracias a una entregada Emma Roberts. Es como si su personaje de "Coven" hubiera evolucionado hacia alguien realmente malvado y sin ningún filtro a la hora de decir lo que piensa. En teoría, gran parte del humor debería venir de todas las exageradas humillaciones a las que somete a sus "minions", como las llama ella, pero en realidad es un personaje muy extremo. Los momentos paródicos que mejor funcionan son el primer asesinato y algún detalle (como que Chanel #2 lleve constantemente unas absurdas orejeras rosas). "Scream Queens" no se toma nada en serio a sí misma, y aspira a que el espectador participe de su cachondeo.

Eso puede hacer difícil que haya tanta gente dispuesta a reírse de unos personajes que, en el arranque, son unos arquetipos muy bidimensionales, y de los que casi resulta más entretenido apostar sobre quiénes no van a llegar vivos al cuarto episodio. Hacer un slasher que, en realidad, es una comedia en la que casi todo vale no es tan sencillo. Aunque es verdad que lo mejor de "Glee" fue siempre su lado de sátira ácida (que era más acentuado al principio), en "Scream Queens", Murphy corre el riesgo de ser demasiado cruel en sus chistes. La clave para verla es no tomarse en serio nada de lo que veamos en pantalla. ¿Aguantará ese tipo de visionado toda la temporada?

22 septiembre 2015

El Doctor y los daleks

ALERTA SPOILERS: "Doctor Who" ha regresado con su novena temporada, la segunda con el 12º Doctor. ¿Habéis visto ya cómo vuelve Clara a viajar en la TARDIS?

En algo más de 50 años de historia, el Doctor ha tenido muchos enemigos y ha luchado contra villanos de todo pelaje y condición, pero ningunos han igualado nunca a los daleks. Incluso cuando Steven Moffat empezó a introducir sus imaginativos monstruos, esos adorables, pero letales, saleros continuaron estando en lo más alto de los peores enemigos del Doctor. En parte, porque lo conocen mucho mejor de lo que a él le gustaría admitir. La Guerra del Tiempo cuyo trauma lo persigue  en esta nueva era fue, justo, contra los daleks, y no han sido pocas las veces en las que alguno de ellos ha intentado convencerlo de que no son tan diferentes. El Doctor también es capaz de exterminar civilizaciones enteras, pero no es su objetivo principal en la vida.

Arrancar la novena temporada de "Doctor Who" con los daleks y, sobre todo, con Davros, su creador, es toda una declaración de intenciones de Moffat. Desde el 50º aniversario, la serie ha mirado cada vez más hacia sus orígenes, hacia los villanos clásicos y hacia un Doctor un poco más parecido a aquellas primeras encarnaciones. Incluso aunque haya aceptado plenamente a Clara como su amiga y su compañera de pleno derecho en la TARDIS, el Doctor sigue teniendo un lado arisco y solitario, y sigue acarreando un enorme sentimiento de culpa. Su vida es demasiado larga como para no sentirse culpable y avergonzado por nada.

También se vuelve al viejo dilema de "si pudieras viajar en el tiempo y matar a Hitler, ¿lo harías?", que la serie ya exploró, más o menos, en la sexta temporada. El Doctor tiene la oportunidad de eliminar a Davros cuando no es más que un niño asustado en un planeta en guerra continua, ¿pero lo hará? ¿Salvará así a Clara y a Missy, u optará por otro camino? Los daleks siempre han sacado la cara menos amable del Doctor, la que se plantea que es necesario hacer cosas muy extremas para mantener el universo a salvo, la que cree, por un momento, que el fin justifica los medios. Por eso, seguramente, ningún guionista de "Doctor Who" se resiste a jubilarlos. Ya no dan tanto repelús como en los 60, cuando sus acciones aún recordaban bastante a los nazis, pero sigue habiendo vida en esas carcasas metálicas.

Por otro lado, la temporada ha arrancado con la noticia de que Jenna Coleman dejará "Doctor Who" en el especial de Navidad, probablemente, y ya han empezado las apuestas por ver cómo se irá Clara de la TARDIS, y quién la sustituirá (bueno, ésas aún están muy tranquilas). Su personaje es uno de los que más división parece haber causado entre el fandom, más aún que Martha Jones. Ambas tenían la difícil tarea de suplir a acompañantes muy queridas por los fans (Rose y Amy), y lo hicieron siguiendo un camino, y mostrando una personalidad, que dejaba fríos a algunos espectadores, cuando no los volvía directamente hostiles a ellas. Desde luego, la animadversión hacia Clara es bastante sorprendente, no porque la haya, sino por su intensidad. Se la ha acusado de mandona, por ejemplo, por hacer frente al Doctor, que es algo que todos los acompañantes hacen, y se pasa alto la genial pareja cómica que forman Coleman y Peter Capaldi.

Quizá sea que la elevación (exagerada) a los altares de Amy Pond y Rory todavía continúa vigente, o que hay espectadores muy resistentes al cambio, lo que es paradójico si se ve una serie como "Doctor Who", que sobrevive gracias, precisamente, a su habilidad para cambiar. De todos modos, la medida de Clara como acompañante la dará su despedida de la serie. Ahí es donde se ve de verdad cuáles son las mejores.

21 septiembre 2015

La gran noche de HBO


"Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche". Alex de la Iglesia no es el único al que esta canción de Raphael ha inspirado. O que podría haberlo hecho, si los ejecutivos de HBO la conocieran, porque tal y como arrancó la gala de la 67ª edición de los Emmy, parecía que iba a ser la sintonía no oficial de la noche para ellos. Los primeros galardones que se entregaron, secundaria de comedia y guión de comedia, cayeron ambos de lado de "Veep", y no fueron más que el preludio de la lluvia torrencial de estatuillas que se llevó la cadena de cable. Después de años y años de decir que HBO había perdido el mojo en los Emmy, sobre todo en drama, y de que no conseguía dar con la tecla para arrebatar a AMC la posición de preminencia, anoche lo logró por todo lo alto. With a vengeance.

Habría que apuntar que, en esta edición, ha habido cambios en las normas de votación para elegir a los ganadores. En lugar de que lo hiciera un comité de expertos en cada categoría, lo hacían todos los académicos en sus apartados correspondientes, y no se les pedía ninguna confirmación de que hubieran visto los episodios enviados por los nominados. Es probable que eso se haya traducido no tanto en el signo de los premios, sino en que sólo tres títulos los hayan dominado con mano de hierro. "Veep", la miniserie "Olive Kitteridge" y, por supuesto, "Juego de tronos" no han dejado más que las migajas para otras series, incluido el merecido premio para Jon Hamm como mejor actor de drama (el primero, increíblemente, después de siete temporadas), que ha terminado siendo el único reconocimiento para la última temporada de "Mad Men".

Entre críticos y fans había, curiosamente, un convencimiento un poco extraño de que los Emmy iban a acordarse de la serie de Matthew Weiner en su despedida, y después de haberse pasado las cuatro últimas entregas de premios ignorándola sistemáticamente. En su momento ya dijimos que los académicos dejaron de reconocerla porque, seguramente, ya pensaron que la habían premiado lo suficiente, y llegaron otros dramas que les parecían más merecedores del Emmy o, simplemente, más cool, como "Homeland" y "Breaking Bad". A sus actores les ha perseguido siempre la preconcepción de que, como Weiner exige un seguimiento tan férreo de sus guiones, no actúan, sino que se dedican sólo a repetir los diálogos y las indicaciones incluidas en el libreto, y por eso Hamm no había logrado hasta ahora que un personaje tan irónico como Don Draper fuera galardonado con un Emmy (Hamm , por cierto, subió al escenario rodando, literalmente, y salió de él recibiendo un cariñoso abrazo de Tina Fey, que entregaba el galardón).

El derrocamiento de "Modern Family" a manos de "Veep" fue sorprendente sólo porque la comedia de HBO sacó el rodillo, como quien dice, y aunque el ruido de las plataformas de streaming fue menor del esperado, Amazon se apuntó un par de importantes tantos con los Emmys para Jill Soloway, en dirección, y el cantadísimo de Jeffrey Tambor por "Transparent". Y Uzo Aduba hizo historia siendo sólo la segunda persona que se lleva dos premios seguidos por el mismo papel, en la misma serie ("Orange is the new black"), pero como invitada de comedia y, después, secundaria de drama. Los otros ganadores que se salieron del guión fueron Regina King, que confirma que ABC acertó de pleno con "American crime", una Viola Davis que reivindicó más oportunidades para las actrices de color y hasta Peter Dinklage (porque lo de Allison Janney sí estaba previsto). Jonathan Banks era el gran favorito como secundario de drama, pero "Better call Saul" tendrá que esperar su momento.

Los Emmy fueron la consagración de Amy Schumer (que se llevó el premio de guión de programa de variedades, de lo poco que no ganó "The Daily Show") pero, sobre todo, fueron el momento "El retorno del rey" de "Juego de tronos". ¿Debería haber ganado el Emmy a mejor drama antes? Muy probablemente, como ocurrió en los Oscar con "Una mente maravillosa" y "La comunidad del anillo", pero esta estatuilla a mejor drama es muy merecida. El gran fenómeno de los últimos años se iba casi siempre sorprendentemente de vacío, con premios técnicos y nada en la gala principal, y eso parecía un correctivo demasiado duro para un título que siempre tenía un montón de nominaciones. Al final, "Juego de tronos" ha ejemplificado el cambio de régimen en los Emmy, un cambio en el que no han asaltado el escenario Amazon y Netflix, sino que se ha vuelto a una vieja conocida, a la que inició este frenesí por las series de televisión, a HBO.

20 septiembre 2015

La chica de los tatuajes

No es fácil resistir el impulso de hacer comparaciones cuando se ven algunos capítulos piloto. En la presentación de una serie se recurre a veces a algunos trucos que muchas otras han utilizado antes porque funcionan, y si esas otras eran en su momento bastante originales, todavía con más razón. "Blindspot", el gran estreno de la NBC para el otoño, no puede evitar recordar a otros títulos porque, por ejemplo, ya se ha hecho antes lo del complicado tatuaje que cubre todo el cuerpo. Michael Scofield se tatúa la manera de escapar de la cárcel y sacar de allí a su hermano en "Prison Break", y Guy Pierce se "escribe" en la piel los recuerdos que olvidará enseguida en "Memento". Los tatuajes son muy socorridos para generar un misterio, más todavía si la persona que los lleva no se acuerda de nada.

Como si fuera Jason Bourne o el protagonista de "XIII", la chica que sale de una bolsa de viaje en Times Square sólo tiene esa tinta en su piel para averiguar quién es y por qué es ahora un catálogo ambulante de "Miami Ink". En su espalda está escrito el nombre de un agente del FBI, y ya tenemos el punto de partida de una serie que parece estar moviéndose en la línea de "The Blacklist", el último éxito reciente de NBC, en el que también arranca la trama con un personaje de intenciones poco claras entregándose al FBI. Ambas series comparten un estilo que parece estar gritando constantemente que son series de acción trepidantes, que parece temer que, si un plano dura más de un minuto, nos vamos a aburrir.

Teóricamente, el centro de todo tiene que ser esa Jane Doe, esa Juana Nadie desorientada, amnésica, pero cuyos instintos y memoria muscular son los de una agente de campo altamente entrenada y peligrosa. Es divertido que sea Jaime Alexander la encargada de darle vida porque buena parte del público empezó a conocerla siendo también una chica sin memoria, sin ombligo, y con habilidades especiales en "Kyle XY". En el piloto, Jane recuerda a veces a aquel personaje con sus miradas de incomprensión e indefensión, pero ella tiene un lado letal que tiene que aportar buena parte del misterio. "Blindspot" ya va dándonos alguna pista sobre dónde estaba metida Jane, pero no demasiadas, que la intriga tiene que durar aún bastante.

El primer capítulo es mucho ruido y pocas nueces, establece el funcionamiento de la serie para los siguientes episodios (a tatuaje por semana) y planta un par de semillas que, probablemente, irán germinando durante varios capítulos, si no para toda la temporada. Alexander da el pego de esa Jane Doe, pero el protagonista masculino, Sullivan Stapleton, está demasiado intenso. Estos agentes especiales del FBI que parecen ir perdonando la vida a todos sus compañeros son un cliché demasiado utilizado. ¿Evolucionará "Blindspot" hacia algo más interesante?

Música de la semana:  Otro de los estrenos de mañana en la televisión estadounidense es "Minority report", en FOX, que continúa la trama de la película del mismo título. Ya la comentaremos en más detalle (sobre todo si su pareja protagonista busca seguir el camino de la de "Sleepy Hollow", que es lo que parece), pero nos quedaremos con la canción que cierra su piloto, "It was a good day", de Ice Cube. El rapero está de nuevo de moda en Estados Unidos por "Straight outta Compton", la película que cuenta el ascenso de su ex grupo, N.W.A.

18 septiembre 2015

Los zombies como excusa

 "Todo mejora con zombis". Ésa es la idea detrás del libro sobre "The Walking Dead" que ha escrito Mon Suárez,  y que repasa no sólo la serie, sino la historia del subgénero de zombies desde el punto de vista, además, de uno de esos muertos caminantes. Para presentarlo, se organizó un Birraseries en el que, más que hablar sobre el libro, se acabó hablando sobre si los zombies son de verdad tan importantes para el título de AMC, y si algún día los espectadores se darán cuenta de que están viendo una serie de personajes. El propio Mon Suárez señalaba que, en realidad, "The Walking Dead" es una serie post-apocalíptica, y que los muertos vivientes son sólo un añadido. Podrían ser sustituidos por otra cosa (un holocausto nuclear, el virus de la rabia, unos cylones genocidas...), y el núcleo de la historia no cambiaría.

Éste es los límites a los que llegarían personas normales y corrientes por sobrevivir en una situación mucho más desesperada y oscura de lo que jamás podríamos imaginar. Una y otra vez, hemos visto cómo los peores enemigos de Rick y los suyos son otros supervivientes, gente que da rienda suelta a sus peores instintos o que se comporta como si ellos fueran la ley en un lugar en el que ya no hay ninguna. La única manera de salir vivo es no confiar en nadie y creer, de inicio, que quienes te encuentres en la carretera van a intentar robarte o algo peor. Es una terrible manera de seguir adelante, pero es la que Rick ha descubierto que funciona. En "Fear the Walking Dead" estamos empezando a ver cómo va surgiendo esa mentalidad de superviviencia a toda costa, y también podríamos estar viendo un comentario sobre el peligro de que las fuerzas del orden tengan demasiadas prerrogativas en medio de un apocalipsis.

Ese abuso de autoridad era uno de los aspectos que diferenciaron, en su momento, "28 días después" de otras propuestas de zombies, o infectados. Las personas que estaban al mando de la protección de los supervivientes se emborrachaban de ese poder, y era una sensación muy peligrosa cuando el mundo se desmorona a tu alrededor y te das cuenta de que tú tienes, de algún modo, las llaves de lo que queda de civilización. En "Fear the Walking Dead" se aprecia la desconexión entre cómo percibe la actuación de la policía la gente corriente, que no tiene ni idea de lo que está pasando, y los espectadores, que sabemos que esos tipos desarmados a los que acribillan a balazos son zombies peligrosos. La brutalidad de las fuerzas del orden, sobre todo hacia determinados colectivos, está demasiado presente.

Pero utilizar a los zombies con ciertos tintes sociales (que no es lo que busca "The Walking Dead") no es nada nuevo. George A. Romero ya incluyó un subtexto social, que los críticos han analizado hasta la saciedad, en "La noche de los muertos vivientes", entregando el protagonismo de la cinta, rodada en 1968, a un hombre negro, y mostrando el colapso del orden social estadounidense a través de una invasión de zombies. Las obras de género, como el terror, pueden ser unos vehículos estupendos para hacer crítica de todo lo que los cineastas creen que no funciona a su alrededor, porque el espectador estará distraído viendo a monstruos variados persiguiendo a los protagonistas, sin pararase a pensar, de primeras, lo que esos monstruos pueden estar queriendo decir en realidad.

17 septiembre 2015

Bienvenidos a la Máquina

ALERTA SPOILERS: Vale, ha pasado ya cierto tiempo desde el final de la cuarta temporada de "Person of interest", pero como os conozco, no sigáis leyendo si no sabéis qué pinta Pink Floyd con Harold Finch. Y no veais tampoco este estupendo fanart del último capítulo.

"Welcome to the Machine". Jonathan Nolan y Greg Plageman, los showrunners de "Person of interest" afirman que estaban reservándose esa canción para prácticamente el final de la serie, para el momento en el que Finch y compañía encontraran físicamente a la Máquina. Pero el enfrentamiento entre ella y Samaritan precipita las cosas. Que Finch, Root y Reese logren dar con la creación del primero antes de que Samaritan la estrangule es vital para que ella pueda sobrevivir, aunque sea en una versión miniaturizada y metida dentro de un maletín a prueba de balas. Y sólo después de tener un momento de reconocimiento y vulnerabilidad con su creador, de reconocer que, a lo mejor, se desvió del camino marcado por él y que quizás no merezca sobrevivir. Ese diálogo entre Finch y la Máquina es, probablemente, de los momentos más emocionales de la serie porque entronca directamente con su heurística nuclear, que diría Root.

Y es también muy emocional porque, en el episodio anterior, vemos a la Máquina adoptar un papel mucho más activo en el trabajo de sus activos. Se sacrifica para salvar la vida a Root y Finch y, por primera vez, le habla a Reese para ayudarlo a salir del aprieto en el que lo meten Dominic y Elias. Se sabe acorralada, y también es consciente de que sólo así tiene una posibilidad de que ellos puedan garantizar su supervivencia, aunque sea en esa versión latente. Nolan también ha comentado en otras ocasiones que toda "Person of interest" está contada desde el punto de vista de la Máquina, así que es lógico que, al final de una entrega en la que Samaritan ha hecho todo lo posible (y lo imposible) por encontrarla y destruirla, dejara de ser una entidad un poco nebulosa y pasara a ser algo más tangible, algo que demuestra ser más que un ser ominisciente que todo lo ve.

Por supuesto, la manera en la que Finch decida reconstruirla (y lo que Root pueda influir en ello) va a ser, probablemente, lo más interesante de ver de una quinta temporada que no se verá hasta midseason, y que sus guionistas están escribiendo como si fuera la última, aunque no tengan confirmación oficial por parte de CBS. Su disponibilidad, por primera vez, en Netflix y su emisión sindicada en WGN están siendo aprovechadas para hacer lo que parece una re-promoción de "Person of interest", con artículos sobre las razones por las que los clientes de la plataforma deberían maratonearla y anuncios variados que buscan no sólo promocionar ese "Prime Crime" de WGN, sino mantener la serie en la conversación en estos meses.

Lo curioso de ver la serie en un pseudo-maratón es que, de repente, aparecen puntos de conexión con otras series producidas también por Bad Robot y, especialmente, con "Fringe". Ambas introducen un elemento que, al principio, no parece que vaya a ser tan clave para su evolución (el Otro Lado y Samaritan), crean un grupo de personajes que va creciendo, y sufriendo enormemente, con el paso de los episodios (y para los que la trama cada vez es más personal), con un pasado del que nunca pueden librarse del todo, y tienen en su centro a dos hombres brillantes a los que les asalta un gran sentimiento de culpa por las cosas que han creado. Harold Finch y Walter Bishop se parecen más de lo que podría darse a entender si nos quedamos sólo en los pilotos de "Person of interest" y "Fringe". Y sus quintas temporadas se van a meter de lleno en un mundo controlado por entes e individuos totalitarios que quieren acabar con los protagonistas.

16 septiembre 2015

El contenido (propio) lo es todo

 
"No tienes ningún futuro como canal que sólo agregue contenidos de terceros". Ésa ha sido una de las declaraciones más destacadas de la presentación de la nueva temporada en España del canal TNT, una presentación en la que se ha comentado cómo la cadena en Estados Unidos está redoblando su apuesta por las series propias, a través de TNT Originals, de tal manera que controle todos los derechos para su explotación internacional y a través de servicios de VOD (vídeo bajo demanda). Esa declaración apunta a la táctica que muchas cadenas están siguiendo en una época tan convulsa como la que está viviendo la industria televisiva no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, una época en la que los espectadores ya no consumen tanta televisión del modo tradicional y hay que buscar otras maneras de rentabilizar las inversiones.

Por todas partes se repite que ésta es la era del contenido, que el público ya no es tanto de seguir canales, como programas completos, ¿pero en qué se traduce eso? Netflix, por ejemplo, se animó a la producción propia al ver cómo las distribuidoras iban quitando sus títulos de su catálogo, deseosas de sacarles un beneficio en streaming por su parte. El único problema de Netflix es que, hasta ahora, esas series suyas no son en realidad "suyas". Son de un estudio que se las vende a la plataforma, lo que quiere decir que, aunque Netflix las utilice para atraer nuevos suscriptores, Lionsgate es quien se lleva el dinero con los DVDs de "Orange is the new black", por ejemplo, o explotando sus derechos de emisión en el extranjero. Esto acaba siendo un problema en la expansión internacional de Netflix, porque en algunos países, como España, no puede contar con algunas de sus series con mayor tirón porque otras cadenas compraron en su momento sus derechos.

La compañía está empezando a cambiar esa situación y a tener todos los derechos de sus series (aunque no se sabe exactamente cuáles), y la importancia de la consecución de una marca global está moviendo a otros proveedores de contenido a hacer lo mismo. Por ejemplo, no mucha gente comprendía por qué AMC quería hacer un spin-off de "The Walking Dead", más allá de seguir exprimiendo a su gallina de los huevos de oro. Creativamente, ¿qué podía aportar a la cadena? Ya hemos visto que ha sido un enorme éxito de audiencia, pero hay otras razones empresariales detrás de "Fear the Walking Dead". La principal de ella era tener una serie de verdad propia.

"The Walking Dead" es propiedad de Fox International Channels, razón por la que son sus canales (como FOX España) los que la emiten fuera de Estados Unidos. "Breaking Bad" era de Sony y "Mad Men", de Lionsgate. Sí, "Halt and catch fire" es de AMC, pero no es un título lo suficientemente potente como para lanzar la marca a nivel global y potenciar la llegada del canal a otros mercados (como España). Sin embargo, "Fear the Walking Dead" sí tiene esa capacidad y ese potencial. Su estreno mejoró exponencialmente las audiencias de los canales AMC en Europa y Sudamérica (en España, aumentó el rating del lunes por la noche en un 376%), y todas las ventas asociadas a la serie se van directamente a AMC.

No hay futuro agregando sólo contenido de terceros porque tú no puedes controlarlo. Lo emites, pero no puedes determinar su salida en DVD, no puedes decidir con libertad cuándo lo estrenas, no puedes tenerlo también en VOD cuando tú quieras... Tus manos están más atadas. Pero si el contenido es tuyo, puedes llevarlo a esta nueva era del consumo televisivo del modo que mejor te cuadre.

15 septiembre 2015

El Hollywood del norte

A estas alturas del partido, todos somos conscientes de que las series (y las películas) pocas veces se ruedan en los sitios donde transcurre su trama. Bien puede ser porque es un sitio de difícil acceso y condiciones aún más complicadas, o porque puede resultar muy caro rodar allí, o porque no hay infraestructuras... Hay multitud de razones por las que se puede optar por construir un gigantesco tanque de agua en México para simular allí el hundimiento del Titanic, y casi todas se resumen en los ruegos de todo el mundo a Francis Ford Coppola para que no rodara "Apocalypse Now" en Filipinas (y que se cuentan en el estupendo documental "Hearts of darkness"). Y también multitud de razones, de cercanía geográfica y beneficio económico, por el que muchas producciones estadounidenses se graban en Canadá, en Vancouver.

A la ciudad se la denomina "el Hollywood del norte", y su camaleónica capacidad para simular ser otros lugares (o que sea demasiado genérica) la ha llevado a ser la tercera ciudad en Norteamérica que acoge más rodajes, por detrás de Los Ángeles y Nueva York. Esa circunstancia también centra un curioso ensayo en vídeo titulado "Vancouver never plays itself", obra de Tony Zhou, un nativo de Vancouver que tiene un interesante canal de YouTube en el que disecciona la obra de diferentes cineastas, o películas, con un fin divulgativo. En el vídeo referido, de menos de diez minutos de duración, Zhou muestra varias escenas de películas y series rodadas en la ciudad, y explica cómo se consigue disfrazar sus calles para que puedan ser tanto la India como Filadelfia o Seattle.

La labor de los efectos especiales, de los encuadres, del "vestuario" de una calle y de los edificios... Todo eso influye a la hora de hacer creer a los espectadores que Oliver Queen se mueve por la estadounidense Starling City, o que los X-Men están en Washington DC intentando evitar que se apruebe una ley que prohíba su existencia. El vídeo-ensayo de Zhou es, en ese aspecto, muy interesante, además de incluir algo así como una llamada a la acción a la comunidad cinematográfica de Vancouver para que permitan que la ciudad pueda ser ella misma en la pantalla. Series como "Continuum", que transcurre en versiones presentes y futuras de ese lugar, son menos habituales  de lo que podríamos pensar.

El vídeo está, a su vez, inspirado en "Los Angeles plays itself", un documental de 2003 de Thom Andersen que exploraba la manera en la que las películas habían mostrado esa ciudad. Utilizaba sólo material de dichas cintas, y mostraba cómo habían contribuido a perpetuar un determinado arquetipo de lo que es Hollywood, y habían convertido en Hollywood en sinónimo de toda Los Ángeles. Por supuesto, la última ironía es que series como "Fear the Walking Dead" o "The L Word" también utilicen Vancouver como doble de acción de la capital californiana.

14 septiembre 2015

Cienciólogos, "gafes" y cuentos de hadas


El sábado se entregaron los Creative Arts Emmy Awards, que sí que marcan la cuenta atrás definitiva para la gala principal del próximo domingo por la noche. En esa ceremonia se dan lo que se denomina "Emmys técnicos", es decir, las categorías de efectos especiales, vestuario, montaje, diseño de producción... Al final, dos títulos, "Juego de tronos" y "American Horror Story: Freak Show", se repartieron buena parte de los premios (la segunda compite como miniserie), y HBO fue la cadena que se llevó a casa más estatuillas, y no sólo por los galardones de su serie de fantasía. Como suele ser habitual, arrasó en los apartados de tv movie (con "Bessie", la historia de la cantante de blues Bessie Smith) y en los de documentales, donde ganaron las opciones más evidentes.

Aunque fueran vencedoras predecibles, no quiere decir que no merezcan la pena. "Going clear", el documental de Alex Gibney sobre la Cienciología, es una película potente y directa al mentón que traslada a la pantalla un libro de Lawrence Wright sobre la trastienda de este culto. Cuenta su ascenso desde su creación por parte de L. Ron Hubbard hasta su reconocimiento como religión en Estados Unidos (lo que les libra de pagar impuestos), y el dominio con puño de hierro del sucesor de Hubbard, David Miscavige. Se construye con testimonios de antiguos miembros de la iglesia, como el director Paul Haggis, y parece estar soportando mejor que bien la previsible, y dura, campaña de la Cienciología por impedir que llegue al público masivo. Por supuesto, es el papel de Tom Cruise y John Travolta en la visibilidad de la iglesia lo que ha atraído mayor atención, pero hay mucho más ahí dentro.

El otro premio previsible para HBO era el de 'The Jinx' como mejor serie documental. Dirigida por Andrew Jarecki, se centra con la controvertida figura de Robert Durst, heredero de una rica familia de Nueva York cuya esposa desapareció misteriosamente en los años 80, y que desde entonces ha estado relacionado en un par de asesinatos sin resolver. Bueno, uno de ellos se resuelve, pero Durst logra irse de rositas. La serie se vio rodeada de una enorme atención mediática en su momento por cómo la realidad acabó superando a la ficción, y lo que resulta fascinante es el retrato de Durst. Es inquietante, extraño, y nunca estamos seguros de si de verdad es peligroso. Lo único que sí es cierto es que hace las cosas porque está convencido de no va a pasarle nada, de que la fuerza de su dinero y del nombre de su familia, aunque no se lleve bien con nadie de ella, lo van a proteger.

El Emmy más sorprendente, y más merecido de la noche, fue el de "Over the garden wall" (o "Más allá del jardín" en español) como mejor programa animado por encima de "South Park", "Archer", "Los Simpson" y "Bob's burgers". No sólo era merecido porque sea una buena miniserie, sino porque es una apuesta original y diferente hasta para un canal como Cartoon Network. La mezcla de canciones de principios del siglo XX, cuentos tradicionales estadounidenses, historias de Halloween y la relación entre Wirt y Greg, los dos hermanos protagonistas, cuaja en una obra con una gran personalidad propia y hasta algún que otro giro de guión. Sí, Reg E. Cathey, Margo Martindale, Bradley Whitford y Joan Cusack ganaron como mejores actores invitados (por "House of cards", "The Americans", "Transparent" y "Shameless"), pero estas cuatro victorias fueron de lo más destacado de estos Emmys técnicos.

13 septiembre 2015

Por Branch

ALERTA SPOILERS: "Longmire" ha arrancado ya su cuarta temporada en Netflix, lo que quiere decir que están disponibles todos sus capítulos para su visionado. Sin embargo, aquí sólo vamos a hablar de los dos primeros.

La tercera temporada de "Longmire", que fue la última que se emitió en A&E, ya inició la deriva más serializada que vamos a ver en la cuarta. La investigación de la muerte de la mujer de Walt centró aquellos episodios, con el pasado de Vic en Filadelfia adquiriendo también su relevancia y con Branch perdiendo poco a poco el contacto con la realidad en su búsqueda de David Ridges, el matón a sueldo de Jacob Nighthorse. Los tres se iban metiendo en sus propias espirales autodestructivas, pero el único que acabó pagándolo con su vida fue Branch. Así que la investigación de su muerte va a ser el hilo conductor de estos nuevos diez episodios, una investigación que, probablemente, también resuelva el asesinato de la esposa de Walt.

A lo que va encaminada la temporada, o eso parece, es a un enfrentamiento final entre Nighthorse y Longmire. El primero se escuda en la lucha por los derechos de los indios para dirigir una banda de crimen organizado, básicamente, y justo porque nadie más se preocupa por ellos, es una figura respetada en la comunidad y con buenas conexiones, lo que siempre ha dificultado los intentos del sheriff por acercarse a él. El asesinato de Branch puede ser la gota que finalmente colme el vaso, pero al principio de la temporada, Walt y compañía aún tiene que reunir las pruebas suficientes para ir de verdad a por él. Lo que sí está claro es que el fantasma del joven Connelly va a sobrevolar todo lo que hagan sus ex compañeros.

Y eso que ellos tienen sus propios traumas con los que lidiar. En otras ocasiones hemos comentado que el drama muy serio no se le termina de dar bien a "Longmire", tendiendo a cargar demasiado las tintas, pero parece que estos primeros capítulos apuntan a un manejo mejor de los problemas de Vic, sobre todo. Su ex compañero de Filadelfia ya no está por ahí, pero todo lo que vivió en la temporada anterior vuelve a ella de vez en cuando, y eso complica también su relación con Walt, que sigue siendo sumamente entretenida de ver. Incluso con esas cosas sin decir que empiezan a flotar entre ellos (quienes hayan leído los libros de Craig Johnson saben por dónde van los tiros). Lo que también parece es que la serie no va a dejar de lado los casos autoconclusivos, lo que es destacable por los temas que tocan en algunos de ellos.

El segundo episodio, por ejemplo, se mete en un hecho histórico por el que la ficción estadounidense tiende a pasar de puntillas; el establecimiento, después del ataque a Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial, de campos de concentración para japoneses-americanos. Es decir, para ciudadanos estadounidenses de origen japonés, con la excusa de que cualquiera podía ser un espía del enemigo. En el capítulo se muestra la cruel ironía de que el ejército de Estados Unidos pudiera llamar a filas a algunos de los hombres internados en dicho campo, y se exploran sentimientos de culpa, de heridas históricas que no están sanadas, y se establece un claro paralelismo con la situación de los indios en las reservas. Y es un paralelismo que, teniendo en cuenta la investigación que Walt hará de Nighthorse, va a traer cola.

Música de la semana: Anoche se entregaron los Creative Arts Emmy, es decir, los Emmy técnicos, y una de las categorías que incluyen es la de mejor música y letra, o lo que es lo mismo, mejor canción. Allí ganó una acertada parodia de One Direction, "Girl, you don't need makeup", que ha sido uno de los sketches más celebrados de la tercera temporada de "Inside Amy Schumer".

11 septiembre 2015

Cyborgs en Japón

Uno de los clásicos recientes del cine de animación es "Ghost in the shell", la película de 1995 dirigida por Mamoru Oshii, que adaptaba un manga del mismo título y que fue una notable influencia en "Matrix". Aquella película nos llevaba a un Japón futuro donde los cyborgs eran algo normal y donde había gente que se implantaba partes del cuerpo cibernéticas, y cuyas mentes  estaban conectadas a través de una especie de nube. Tuvo tanto éxito que, en el clásico estilo japonés, hubo después varias series, más mangas y películas, aunque quizás la más conocida de todas ellas sea "Ghost in the shell: Stand Alone Complex", de 2002, un anime que nos llevaba al trabajo diario de la Sección 9 y de la mayor Motoko Kusanagi, la cyborg protagonista de aquella primera cinta.

La existencia de un alma en las máquinas, de una espiritualidad, era lo que centraba buena parte de la trama de la película, pues Kusanagi perseguía a un hacker, el Marionetista, que pretendía averiguar exactamente eso. "Stand Alone Complex" no entra tanto en ese terreno, al menos al principio, y explora el otro lado de la cinta, uno que entonces quedaba un poco más al fondo y que le da a la serie un toque muy interesante: el espionaje industrial y la corrupción institucional. De hecho, una de las tramas de la serie involucra a otro hacker, el Hombre que Ríe, que parece sacado más de "V de Vendetta" y que presenta una crítica social bastante curiosa.

Eso es lo que le confiere su toque particular a este anime. Sí, la mayor Kusanagi se conecta a redes neuronales para extraer información y seguir la pista a sospechosos variados, y hay capítulos que giran alrededor de crímenes relacionados con partes del cuerpo sintéticas y con copias cibernéticas. Pero la Sección 9 se topa de vez en cuando con maniobras políticas clandestinas o con empresas que se extralimitan en el poder que pueden ejercer en la sociedad. En los 90, por ejemplo, Japón se vio sacudido por una serie de escándalos de corrupción que no sólo salpicaban a los políticos, sino también a los burócratas encargados de mantener el gobierno en funcionamiento, y que causaron un gran impacto en la sociedad.

La corrupción no era algo nuevo para los japoneses, pero su extensión más allá de los políticos sí que los pilló desprevenidos, y no es raro que "Ghost in the Shell: Stand Alone Complex" refleje toda esa sensación. Gran parte de las personas a las que investigan Kusanagi y los suyos son hombres poderosos que siempre tienen un lado oscuro de sobornos, malversaciones variadas y complejos de superioridad, así que no es nada extraño que haya hackers y activistas que quieran atacarlos directamente. Y tampoco es raro que algunos de esos ataques estén envueltos en cierto aire conspiratorio que todavía refuerza más ese tema en cada episodio de la serie.

10 septiembre 2015

Jessica Jones en el castillo

El 20 de noviembre no sólo es el día que la última película de "Los juegos del hambre" llega a los cines, o que en España tendremos el estreno de "Ocho apellidos catalanes"; también será el día en el que se oficializará la rivalidad entre Netflix y Amazon por el dominio de los suscriptores de VOD porque ambas han decidido lanzar dos de sus series más esperadas: "Jessica Jones" y "The man in the high castle". En realidad, la vitola de "gran apuesta" y "serie más esperada" se adscribe más para la segunda, la producción más ambiciosa de Amazon en su corta vida produciendo sus propias series, pero "Jessica Jones" no es ningún descarte para Netfllix. Después de la buena acogida de "Daredevil", hay cierta presión por saber si el segundo título de la colaboración con Marvel, y con un personaje mucho menos conocido, mantiene el nivel.

Que Netflix acabe de anunciar el 20 de noviembre para su debut, coincidiendo con el de "The man in the high castle" (que hizo su correspondiente promoción en Comic-Con), no es ninguna casualidad, y es una maniobra de contraprogramación, seguramente, muy calculada por parte del gigante del streaming. Publicitariamente, va a conseguir robarle parte de la atención en los medios a la serie de Amazon, y las webs y periódicos estadounidenses utilizarán esta competencia directa para publicar multitud de artículos sobre las maniobras de Amazon para comerle algo de terreno de Netflix, y como ésta va a aprender en sus propias carnes lo que quiere decir ser la HBO del vídeo bajo demanda (que todo el mundo quiere superarte, básicamente). Probablemente, ése es el objetivo de que ambas series lleguen el mismo día, que ninguna disfrute de la atención exclusiva de los críticos.

¿Pero y la de los espectadores? Ahí, las cosas están un poco más difusas. Con las cadenas de televisión, sabemos lo que se busca cuando se programa un estreno potente para hacer frente a otro del canal rival: arañarle toda la audiencia posible e, idealmente, tener más. Pero con dos plataformas de streaming que, además, no divulgan los datos de visionado de sus series, todo se vuelve un poco más complejo. ¿Se buscará una mayor repercusión en redes sociales? ¿Ver cuál de las dos va acumulando más menciones en Twitter conforme transcurra el fin de semana, cuál dicen los usuarios que han maratoneado antes? Es posible. Eso da también visibilidad y puede crear la sensación de que una de las dos ha ganado la partida. Si "The man in the high castle" es trending topic por encima de "Jessica Jones", por ejemplo, Amazon puede utilizarlo para sacar pecho.

Sin embargo, teniendo en cuenta el modelo en el que Amazon y Netflix se basan, estrenar las dos series el mismo día no es tan crucial (o no lo parece, a priori). Sí, las dos temporadss se pondrán completas a disposición de los usuarios, pero está viéndose que este tipo de series tienen una vida media un poco más larga de lo habitual. Unos cuantos espectadores se las verán en dos días, pero los demás podrían tardar semanas en echarles un vistazo, o meses. Acaba siendo más una carrera de fondo que el sprint de los 100 metros lisos que afrontan muchos títulos emitidos de manera tradicional en televisión. Eso sí, como maniobra publicitaria, esta colisión de estrenos es todo un acierto.

09 septiembre 2015

Si - Entonces - Si no

ALERTA SPOILERS: Unos meses tarde, finalmente he visto "If-then-else", para muchos fans, EL capítulo de la cuarta temporada de "Person of interest". Si no habéis visto esa especie de "día de la marmota" dentro de la Máquina, no sigáis leyendo. Ah, no confundais el título de este capítulo con "If/then", un musical que también trataba diferentes posibilidades a partir un único hecho.

"Person of interest" empezó a mostrar sus verdaderas cartas, más allá del "número de la semana", en cuanto nos dejó ver algunos detalles del aprendizaje de la Máquina a cargo de Finch. El arranque de la segunda temporada, por ejemplo, nos enseñaba una de esas lecciones, realizada en un casino, al final de la que la Máquina salvaba a Finch de ser atropellado con un mensaje de texto al móvil que le hacía esperar en la acera, en lugar de cruzar la calle. Poco a poco, hemos ido viendo que, mientras Finch sigue sin estar muy seguro de si deberían confiar ciegamente en ella, la Máquina hace todo lo que está en su mano no sólo por su autoconservación, sino para garantizar la supervivencia de su administrador, de su padre, y por seguir todo lo que él le enseñó.

El flashback de la partida de ajedrez es clave. Continúa explorando el tema de la cuarta entrega, la necesidad de tener ciertos principios éticos, de no creerse por encima de nadie y de dar ciertas guías a esos dioses virtuales para que no se conviertan, en esencia, en Skynet, pero lo hace de una manera más personal y cercana. La relación que Finch tiene con la Máquina es mucho más paternofilial de lo que a él le gustaría admitir, y lo que le enseña en esa partida (que no hay que mirar el mundo, y la vida, como un juego en el que hay piezas importantes y otras que se pueden sacrificar) es aplicado en esa evaluación de escenarios para sacar a sus operativos del aprieto mortal en el que están metidos.

En el aspecto formal, "If-then-else" (que toma su nombre de una instrucción del lenguaje de programación Visual Basic) resulta imaginativo y fresco, dentro de la estructura de la serie, porque nos mete dentro de la Máquina, nos deja ver cómo piensa y cómo percibe a Finch, Reese y el resto del equipo (los diálogos genéricos de la última simulación son hilarantes y muy metarreferenciales), y también nos da una pista del sistema de valores por el que se rige. Ese sistema, en realidad, se aprecia mucho más al ver este episodio en conjunto con el siguiente, "Control-Alt-Delete", en el que vemos a Samaritan en una de sus eliminaciones de los peones que dejan de serle útil. La confrontación entre ambas inteligencias artificiales es una lucha de diferentes principios y objetivos: la Máquina está al servicio del bien común; Samaritan sólo se mueve por su propio beneficio.

Cualquier comentario sobre este episodio estaría incompleto si ignoráramos el sacrificio de Shaw. Probablemente, debe ser el embarazo de una actriz mejor aprovechado desde el de Gillian Anderson en la segunda temporada de "Expediente X", porque el efecto que tiene en Root es sumamente destacable. La propia Amy Acker ha comentado en varias ocasiones que la pérdida de Shaw completa la transformación de Root desde esa hacker despiadada, pero con carisma, cuyo único objetivo es liberar a la Máquina, caiga quien caiga, a la persona que es ahora, alguien que se preocupa enormemente por el bienestar de Finch y que tiene fuertes sentimientos por Shaw. La manera en la que el capítulo juega con el subtexto y con los shippers de esa pareja es también de lo más divertido, y emocional, de la serie.

Las pérdidas de integrantes del equipo siempre son duras en "Person of interest". La de Carter casi destruye a Reese, y la de Shaw todavía puede ser más devastadora, especialmente para Root. Pero como suele pasar en estos casos, lo que es malo para los personajes, tiende a ser bueno para la serie.

08 septiembre 2015

Amigas, novias falsas y ligues de instituto

Las series de instituto giran, inevitablemente, siempre las mismas cosas; el chico que le gusta a la protagonista pero que no puede tener, el baile de fin de curso en el que todos deciden perder la virginidad, los amigos que empiezan a distanciarse, la necesidad de que los protagonistas empiecen a decidir qué quieren hacer con sus vidas cuando vayan a la universidad, si es que van, las fiestas, la presión de la familia... Los temas siempre son los mismos porque, francamente, son también los únicos que nos importaban cuando éramos adolescentes y estábamos en el instituto. Quizás por eso resulta tan complicado que haya películas o series que cuenten algo original en este género, o que lo hagan de una manera distinta, y quizás por eso las comedias teen de MTV pasan más desapercibidas.

Nadie en su sano juicio piensa que merece la pena echarles un vistazo. ¿Qué pueden aportar que no hayamos visto ya cientos de veces? Pero "Awkward" destacó en su momento por apostar por el humor ácido e, inicialmente, potenciar el lado de comedia, y en su momento ya comentamos que "Faking it" optaba por desenredar la madeja emocional de todos sus personajes, antes que lanzarse al culebrón adolescente puro y duro o a la comedia más burra de "Popular", que al fin y al cabo es la que abrió el camino. Y en ésas sigue con el regreso de su segunda temporada, un regreso que se dedica a explorar las consecuencias de que se revelaran todos los secretos con los que los personajes habían arrancado la entrega.

La honestidad consigo mismo, sobre todo, es el tema central de estos nuevos episodios, pero si leéis esto, igual pensáis que "Faking it" es un rollo, y no es el caso. MTV España va a retomar su emisión el jueves, así que puede ser una buena excusa para que los indecisos le deis una oportunidad. Lo que hace falta saber de la serie es sencillo: Karma y Amy son amigas desde que eran pequeñas, y por accidente, un chico de su instituto cree que son novias y decide presentarlas a reinas del baile de principio de curso. La farsa no dura demasiado, pero lo que sí se mantienen son los complicados sentimientos de Amy, que se da cuenta de que, tal vez, ella quiere algo más que amistad con Karma.

Las cosas se complican con posibles ligues, hermanas con comportamientos pasivo-agresivos, tonterías hechas por despecho y el miedo a perder su amistad, pero en lo básico, "Faking it" es una serie muy entretenida y ligera. Termina girando más alrededor de Amy y sus dudas (aprovechando también que a su actriz, Rita Volk, se le da un poco mejor darse trompazos, disfrazarse de cosas humillantes y transmitir el lío emocional de Amy), pero se acuerda de construir dos secundarios que funcionan muy bien como Shane y Lauren. Tiene cosas sacadas de madre, capítulos desafortunados y momentos muy divertidos e inspirados, y por su modo de tratar muchas cosas (no sólo la orientación sexual) como algo de lo que nadie debería escandalizarse, resulta una opción fresca.

07 septiembre 2015

La última misión de Kiera Cameron

ALERTA SPOILERS: No sé cuántos seguís viendo "Continuum", pero si aún lo hacéis, y no habéis visto todavía el principio de su cuarta y última temporada, dejad de leer aquí.

No se puede viajar al pasado y pensar que o no se va a ejercer ningún tipo de influencia en el futuro, o la que se va a ejercer es exactamente la que nos proponíamos al hacer ese viaje. Liber8 y la propia agente Kiera Cameron lo descubren por las malas al final de la tercera temporada de "Continuum", una temporada en la que la mitología de la serie, y el manejo de varios viajeros de diferentes líneas temporales futuras, se enredaba hasta un punto en el que parece complicado que se pueda alcanzar un final en sólo los seis capítulos que tendrá la cuarta, y última, entrega. Pero el arranque de ese sexteto simplifica bastante las cosas: hay un comando venido del futuro con unos objetivos que aún desconocemos, aparte de querer matar a Cameron, y ella, Alec y lo que queda de Liber8 intentan parar los pies a Kellogg, nuevo dueño y señor de Piron y, por tanto, de la policía de Vancouver.

Además, el objetivo de Keira vuelve a ser regresar a su tiempo y, para ello, se recupera el viejo método de colaboración con Alec que vimos al principio de la serie. Cuando estos dos personajes trabajan juntos, son bastante más entretenidos. Los dos son el centro de "Continuum", así que es normal que vuelvan a su dinámica de siempre, incluso aunque no sea exactamente la de siempre. No olvidemos que fue Alec, en su intento cegado por el dolor de cambiar el pasado, lo que provocó el desaguisado de la temporada anterior, dobles de otras líneas temporales incluidos. Que Keira le pida que, esta vez sí, la ayude a volver a 2077 es lo menos que él debería hacer.

Por supuesto, las cosas no van a ser sencillas. "Continuum" ha mantenido en todo momento que nadie sabe nada sobre viajes en el tiempo. Se pueden expresar todas las teorías que se quieran, pero es muy posible que, como decía Werner Heisenberg en sus relaciones de indeterminación cuánticas, el observador influya sobre el sistema observado. Es decir, que un viajero temporal está afectando el continuo del tiempo sólo con ir al pasado, y que la única manera que tiene de averiguar si su viaje ha tenido alguna consecuancia, es observando el futuro. Con lo que afecta, a su vez, al futuro. Sí, es complejo. Por eso Alec Sadler dice que nadie tiene ni idea sobre ello.

El caso es que "Continuum" apunta a cerrarse con una lucha entre dos futuros que no sabemos si tienen aún oportunidad de suceder; el de Kiera y Liber8 contra el de los supersoldados de Kellogg. De ese futuro sabemos poco, por ejemplo. ¿Qué papel juega el ex terrorista reconvertido a empresario? Y la agente Cameron, aunque pretenda volver a su tiempo, sabe que entonces estaba del lado de los "malos", que la postura de Liber8 es la correcta, pese a que sus métodos de pelea no lo son. No nos dejamos por ahí ese misterioso personaje que aparece de repente con Curtis Chen, el único freelancer que queda. ¿Cuál es u juego? ¿Es una especie de Observador Supremo como los de "Fringe"?

06 septiembre 2015

Cocaína, racismo y la medicina moderna

ALERTA SPOILERS: Si visteis en su momento la primera temporada de "The Knick", o si habéis hecho un maratón tardío como yo, podéis seguir leyendo. Si no, id a verla. Y después, leed el intercambio de notas entre Steven Soderbergh y Cinemax porque no tiene precio.

Lo más interesante de "The Knick" es, claramente, la manera en la que está rodada. Esa cámara en mano, esa sensación de haber dado un salto en el tiempo a 1900 y estar viendo una obra contemporánea, y no una pieza de época, es lo que más destaca del principio de la serie, y sigue haciéndolo al final. Pero a lo largo de sus inaugurales diez episodios, y conforme nos acostumbramos a la música electrónica de Cliff Martínez, van surgiendo otras cosas igualmente interesantes. Thackeray es, básicamente, otra versión del doctor House, es muy cierto, con su misma exclusiva dedicación a la resolución de problemas médicos, pero son los secundarios los que se van ganando nuestro respeto y van adquiriendo tanta relevancia como el cirujano estrella del Hospital Knickerbocker.

Desde la amistad reticente entre Cleary y la hermana Harriet (y la subtrama abortista de ella), a la caída en el laberinto de la enfermera Elkins o los intentos de Bertie por ser independiente de lo que su padre quiera para él, todos los personajes han tenido sus momentos y su evolución a lo largo de la temporada, aunque bien pueden ser tres los que han mostrado lados más interesantes de la época. Barrow, por ejemplo, con su constante búsqueda de dinero tanto para el hospital como para pagar sus propias deudas, es alguien embarcado en una huida hacia adelante constante que le lleva a hacer muchas tonterías, y tonterías peligrosas, además. Cornelia y el doctor Edwards, por su parte, son los amantes trágicos de la temporada, la pareja que no puede estar junta porque un matrimonio interracial en la época era impensable, y un niño mulato en una familia de bien, todavía más.

Ambos, además, intentan pelear contra las discriminaciones de principios de siglo hacia las mujeres y hacia todo aquél que no fuera blanco (y protestante). Ellas podían trabajar y tener una bicicleta (que les daba más independencia de la que podríamos pensar) hasta que se casaban, y después, quedaban anuladas totalmente y a merced de los intereses sociales de su marido, y ya hemos visto para qué quería el mundo de 1900 a los negros. Que no se acercaran a profesiones con cierta consideración social como la medicina, porque no sólo no serían aceptados por los blancos; su propia gente los consideraría unos vendidos. Neely y Algie se mueven entre dos mundos y no encajan en ninguno, más que entre sí.

Es verdad que los temas que trata "The Knick" ya hemos podido verlos en otros sitios, pero es la manera en los que los presenta lo que resulta fascinante. La dirección de Soderbergh le saca todo el jugo a la revuelta racial del séptimo episodio, "Get the rope", y los guiones de Jack Amiel y Michael Begler exploran de un modo muy fácil de seguir el estado de invención continua que estaba viviendo la medicina en aquellos tiempos, y que convivía con tratamientos completamente bárbaros de, por ejemplo, las enfermedades mentales. Ahora nos puede hacer gracia ver que al heroína fue desarrollada por los laboratorios Bayer como un fármaco casi milagroso, pero entonces era todo un descubrimiento. Y ese énfasis en los avances científicos también hace destacar "The Knick", aunque el año pasado hubo más series que se encuadraron en esa tendencia. Una serie de época más preocupada por el desarrollo tecnológico y médico siempre se va a salir un poco del molde.

Música de la semana: "Mr. Robot" vuelve a aportar la canción para esta sección. En este caso, es el tema de Alabama Shakes que cierra su primera temporada, "Sound & color".

04 septiembre 2015

La revolución de Fsociety


ALERTA SPOILERS: Si habéis visto el final de la primera temporada de "Mr. Robot", podéis seguir leyendo. Si no, vedlo, y después, echad un vistazo al documental "We are Legion".

La serie del verano, por el nivel de comentarios en Internet, ha sido claramente "Mr. Robot". El thriller tecno-conspiranoico-psicológico de USA Network (creado por un desconocido como Sam Esmail) ha ido ganando adeptos poco a poco, desde su muy celebrado piloto hasta su sorprendente final, y las revelaciones de su trama han hecho que Twitter y las redes sociales estuvieran ardiendo como sólo pueden hacerlo en otoño con la última locura salida del cerebro de Shonda Rhimes. Aunque Esmail ha asegurado en varias entrevistas que esas revelaciones no eran tales, que su objetivo era que el público pudiera adivinarlas antes que Elliot (porque lo que le interesaba era el impacto que tenían en él, y no tanto sorprender a la audiencia), también era inevitable que no generaran horas de conversaciones en internet.

De hecho, el descubrimiento de que la influencia de "El club de la lucha" era mucho más literal de lo que pensábamos, y que Mr. Robot no es más que una parte disociada de la personalidad de Elliot, es muy efectiva justo por la espiral de inseguridad e incertidumbre en la que sume al protagonista De repente, no está seguro de nada, no sabe si nada de lo que ha hecho ha pasado de verdad, y se pasa los últimos capítulos como en una neblina de irrealidad. No es capaz de reaccionar ante casi nada de lo que está pasando, y cuando finalmente estalla la revolución, cuando Fsociety logra destruir en la práctica todas las bases de datos de Evil Corp, él ni siquiera guarda recuerdos de lo que estaba haciendo en ese momento. Hasta se puede decir que toda la primera temporada de "Mr. Robot" es el viaje de Elliot hacia la locura y, por el camino, hacia el redescubrimiento de su identidad.

Las comparaciones con "Rubicon" también están muy bien traídas, y no sólo porque Michael Cristofer esté en un puesto de mando y parezca saber mucho más de lo que deja entrever; hay una trama mayor en marcha, una de la que Elliot no tiene ni idea de momento, y en la que parecen estar involucrados todos los agentes de esta primera temporada; tanto el CEO de E Corp como Whiterose, y quién sabe cuántos más. ¿Han forzado la caída del sistema para sacar adelante otro que les sea más beneficioso? ¿Ha sido Fsociety nada más que un instrumento, un ignorante peón en todo este juego? Desde luego, el mensaje social de la serie parece apuntar a que, hagan lo que hagan los ciudadanos, por mucho que se rebelen y que lo hagan saltar todo por los aires, siempre habrá gente con poder que se las apañe para continuar en lo más alto, para seguir sacando provecho de la situación.

Desde luego, el último capítulo es muy notable porque, aunque nos enseña que Mr. Robot ha tenido éxito y ha conseguido destruir a Evil Corp, lo deja casi todo en el aire. Se preocupa en mostrar que las consecuencias llegan bastante más allá de acabar con una sociedad basada en la deuda, y aunque muestra al pueblo manifestándose y protestando, no aclara si esta revolución es algo bueno o algo malo. Sólo nos presenta un vistazo a la siguiente etapa de la historia, al momento en el que, suponemos, Elliot asumirá finalmente quién es. Pero es que es el quid de toda la serie: ¿Quién es Elliot?

P.D.: En Vulture, por cierto, hay un análisis muy interesante de la manera en la que "Mr. Robot" encuadra sus escenas, con los personajes ocupando un extremo del cuadro y un montón de aire en la pare superior, como simbolizando el peso del sistema sobre ellos. Es sólo uno de los muchos detalles destacables de la serie, junto con su utilización de la música. En el último episodio, se animan con una versión electrónica del vals más famoso de Shostakovich que acerca la serie hasta al terreno de "La naranja mecánica" y su particular "Himno de la alegría".

03 septiembre 2015

Netflix mató a la serie maratoneable


"Netflix popularizó el binge-watching, así que, ¿por qué está intentando matarlo?" Con este titular, Screen Crush publicaba hace unos días una reflexión sobre el nuevo modo de narrar que estaban poniendo las series de Netflix, principalmente, y que se deriva del hecho de que los espectadores tienen a su disposición toda la temporada de golpe el día de su estreno. Esta táctica responde a las costumbres de los usuarios del servicio, que como sólo tiene series o temporadas completas en su catálogo, lleva a que, si alguien se engancha a ver, por ejemplo, "Breaking Bad", se la vea de una sentada, en cómodos bloques de cinco o seis episodios. Era lógico que, cuando se estrenó "House of cards", lo hiciera de esa manera, y en aquellas primeras semanas, los medios estadounidenses no hablaban más que de si este maratón de capítulos, este binge-watching, iba a cambiar la manera en la que se veía y en la que se producía televisión.

Dos años más tarde, el "método Netflix" se ha utilizado incluso por cadenas tradicionales como NBC (que lo hizo este verano con "Aquarius"), pero esa nueva forma de presentar las series al público está influyendo en los guionistas de un modo que, paradójicamente, puede hacer que no se sienta esa comezón que te hace decir "necesito ver cómo sigue esto" cuando se acaba un episodio. Esa sensación que dejan los primeros capítulos de "Perdidos", por ejemplo, o de "24", o incluso de "Alias", esas ganas de ver más que hacen que te tragues más de 20 episodios en una tarde, están fomentadas en parte por el uso de cliffhangers y de giros de guión que buscan enganchar al espectador para que regrese a la semana siguiente, para que no se olvide de su cita con la serie los martes por la noche. Cuando se ve una temporada completa de estos títulos, esa táctica se transforma en la base del maratón; si los usuarios de Netflix devoraron "Breaking Bad", fue exactamente por eso, porque Vince Gilligan y compañía ya se preocupaban de organizar los capítulos de tal modo que no te quedara más remedio que ver el siguiente.

Es cierto que la cuenta atrás de diez segundos de Netflix, por la que el nuevo episodio comienza automáticamente si no haces nada por impedirlo, fomenta el binge-watching, pero sus series están alejándose del esquema tradicional de los capítulos para favorecer tramas de más largo despliegue, que necesitan más horas para ir apareciendo ante nuestros ojos. ¿Quién no ha escuchado la frase "hasta el quinto capítulo no te das cuenta de lo que está pasando ahí" referida a "Sense8", por ejemplo? La unión de los Wachowski con J. Michael Straczynski (otro obseso de la planificación a largo plazo) dio a luz el que, probablemente, sea el caso más claro de lo que Vox denominó "una nueva forma artística", una que no es del todo televisión y que va más allá del cine. "Sense8" o "Bloodline" son historias de doce horas, no doce historias que se unen en una, o una de dos horas y media. Conocedores de que la temporada se lanzará completa el mismo día, los creadores se permiten el lujo de jugar con la estructuración de la trama, de reservarse algunas revelaciones para el cuarto episodio y dedicar los tres primeros a afianzar los cimientos de los personajes, sin tener la presión de tener que enganchar a la audiencia ya en el primer corte para publicidad.

Es una nueva manera de narrar que, desde luego, da mucha libertad a los guionistas, pero que es verdad que puede acabar siendo contraproducente para esos maratones de episodios sobre los que Netflix ha construido su imperio seriéfilo. Es curioso, por ejemplo, que "Orange is the new black" no adoptara ese método hasta la segunda temporada, una vez que la fase experimental del debut en Netflix ya había pasado. Por las primeras críticas que han ido apareciendo, parece que "Narcos" también es de cocción lenta, pero "Daredevil", por ejemplo, no seguía tanto ese esquema. Sí, su trama era serializada, con esa persecución de Matt Murdock de Wilson Fisk, pero en cada capítulo había algún problema que debía solucionarse. Tal vez en la segunda entrega opte por abrazar ese nuevo modelo narrativo de Netflix, un modelo que también es consciente de que, actualmente, las series tardan más en encontrar su público que antes. Y Netflix lo sabe mejor que nadie.