08 mayo 2008

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Está muy bien que los creadores de "House" decidieran darle un giro en la cuarta temporada, prescindir de casi todos sus ayudantes anteriores y contratar un nuevo equipo para introducir un poco de sangre fresca. El proceso de selección de esos tres ayudantes, de entre los 40 iniciales, fue divertido y permitió que House sacara a pasear su lado aún más retorcido. Podemos vivir sin Cameron y Chase si los personajes nuevos aportan algo más una vez que se pasa el efecto de su novedad. Pero lo que parece estar sufriendo "House" es asfixia por superpoblación.

Ya cuando teníamos cinco personajes principales, había siempre alguno cuya presencia en cada capítulo era meramente testimonial (Wilson, casi siempre), así que ahora que hay tres más, ya os podéis hacer una idea de lo que pasa. Ya comentamos que, al contrario que "Anatomía de Grey" o "Urgencias", a "House" no se le da bien manejar a tanta gente (la gran Maureen Ryan tiene su propia teoría de quién debería quedarse y quién debería irse), más que nada porque hay un personaje central que acapara toda la acción, y el resto aparece en función de lo que tengan que hacer con él. Lógicamente, sus tres ayudantes tienen, por fuerza, que salir mucho, pero últimamente noto una ausencia que echo de menos: la de la doctora Cuddy.

Por mucho que Cameron intente enseñar a Trece, Taub y Kutner a plantar cara a House, es Cuddy la única que sabe hacerlo bien, poniéndolo en su sitio a la vez que le da un poco de cuerda (o como dice Ryan, "¿quién más puede gritarle a House mientras también flirtea?"). Los tres nuevos son juguetes a los que les falta algo para terminar de conectar, y con el paso al banquillo de Cameron y Chase, realmente esperaba que Cuddy tuviera más protagonismo. Es el "sexto hombre" (mujer, en este caso) más fiable de la serie, con el permiso de Wilson, el personaje que puede añadirle más drama a las acciones de House, y más diversión a costa de todos los demás.

Ignoro si David Shore está planeando otra limpia a final de temporada (no he querido leer ningún spoiler al respecto, pero sospecho que algo hay), una limpia que deje a los personajes de cuya relación con House se puede sacar más partido (como demostró el capítulo del martes en Cuatro, "Congelados", a Cameron todavía se la puede rescatar, pero Chase...). Y denle algo más que hacer a Lisa Edelstein.

7 comentarios:

Diego del Pozo dijo...

No he visto nada de la cuarta temporada de house, me quede llegando al final de la tercera pero lo deje por saturacion (aun asi se como acaba la temporada).

Pero House es mucho House y tendré que volver a por él y asi comprobar lo que has leido. Eso de la superpoblacion en las erie me ha llamado la atencion y mas porque soy de los que pienso que en esa serie estan de relleno todos (o casi todos) a la sombra del doctor con mas mala leche d ela TV.

Y como no he visto los nuevos capis poco mas puedo contarte MacG. Saludos!!!

Anónimo dijo...

Yo propongo que Cuddy y Wilson se enfaden con él de verdad. Me aburre un poco esa actitud paternalista que tienen. Lo tratan como si House fuera un niño grande así que pido que lleguen hasta el final y que le castiguen.

Unknown dijo...

Cuando castigan a House, además, es mucho más divertido. Qué grande el secuestro de la guitarra por parte de Wilson...

Anónimo dijo...

La relación Cuddy/House es de lo mejor de la serie y es una pena que no lo expriman un poquito más.

Antes Cuddy y Wilson se repartían las apariciones, pero ahora que Wilson tiene su propia trama (el lío con la Cutthroat Bitch), Cuddy se queda en el banquillo muchas veces.

Y a mí que el que me sobra ahora es Foreman... No sé, he perdido el gustillo por él.

Unknown dijo...

Es que Foreman es demasiado House Junior últimamente. Y Trece se parece demasiado a Cameron, aunque parezca más fría.

SABINA dijo...

no os parece que últimamente House se ha convertido en una serie basada únicamente en dar vueltas una y otra vez al propio personaje. El último capítulo me pareció totalmente gratuito.

Unknown dijo...

House siempre se ha dedicado a dar vueltas al mismo personaje, la verdad, a veces con más tino y otras menos.