Hace unos días, Alan Sepinwall publicaba una interesante reflexión más que sobre la quinta temporada de "Homeland", que arrancó ayer en Showtime, sobre las posturas que a veces asumimos críticos y espectadores ante determinadas series. Sepinwall se refería a que, con esa serie, los periodistas parecen estar divididos en dos bandos; los que creen que los cambios de humor y las paranoias de Carrie son intrínsecas a la serie, y los que prefieren que los guionistas dejen de darle tanta cancha a su trastorno bipolar y opten por una serie un poco más sólida. Él mismo explica esa situación diciendo que "hay una clara división sobre el tipo de serie que nos gustaría que fuera "Homeland"".
Y ahí está el quid de la cuestión, la piedra angular sobre la que descansan incontables debates sobre las series más populares de la televisión: "la serie que nos gustaría que fuera". "Homeland" no es más que el ejemplo utilizado aquí para poder desarrollar esta idea, pero no es el único título alrededor del que las discusiones se arman a partir de ese argumento. No se debate si la trama está bien llevada, o si el protagonismo de Carrie es excesivo, o si los sucesivos reinicios de la serie desde el final de la tercera temporada tienen sentido; lo que se termina debatiendo es si "Homeland" es la serie que nostros queremos que sea. La conversación gira sobre un deseo personal, más que sobre lo que vemos en pantalla todas las semanas.
Que es muy cierto que son facetas que resulta muy difícil separar. La crítica es subjetiva y, como tal, está filtrada por nuestros gustos, nuestras percepciones personales, nuestras ideas preconcebidas. Vemos los episodios desde nuestra óptica de fans, o de haters o de espectadores que practican hope-watching, más que hate-watching, y es complicado dejar de lado todos los "prejuicios" que podemos tener hacia la serie porque forman parte de nuestro punto de vista. Justo por eso, no es posible hacer comentarios "objetivos" sobre una obra artística, porque en esos comentarios es fundamental la interpretación personal e intransferible que hacemos de los capítulos.
"Homeland" ha sido de los títulos en los que el debate crítico ha estado más centrado en los deseos de esos críticos que en lo que se veía en cada una de esas temporadas. Si se leían dos o tres opiniones diferentes sobre la serie, siempre aparecía la misma frase, o podía extraerse leyendo entre líneas: "esto no es lo que yo pensaba". Que es un postura tan legítima como la del fan desatado, pero hay que ser consciente de por qué se está destrozando una serie. A veces, no es porque sea mala, sino porque tú te habías formado una imagen mental que sus capítulos no están siguiendo. "Gravity Falls", de entre todas las series, hizo un curioso metacomentario al respecto, por boca de Soos, en un episodio en el que, básicamente, se desvelaba todo el misterio alrededor del pueblo y del Mystery Shack: "Espero que todo esto se alinee exactamente con mi fanfic, Stan. Si no, me sentiré muy decepcionado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario