18 septiembre 2008

La tribu

La deformación profesional, es lo que tiene. Película ambientada en el mundillo periodístico, película que veo casi con seguridad. Incluso aunque las redacciones no se parezcan a ésas ni en la pintura de las paredes (y mucho menos en la rapidez y eficacia de los ordenadores, que nunca se cuelgan), y aunque luego prometan más de lo que en realidad dan. Una de las razones por las que "State of Play" me pareció tan interesante fue, precisamente, por contarlo todo desde el punto de vista de los reporteros que investigan la historia, si bien reconozco que eso puede ser cosa mía. Y algo tendrá que ver el tema reporteril para que "Todos los hombres del presidente" esté en mi lista de favoritas.

Las películas de periodistas dan para un amplio abanico de temáticas. Pueden abordarse como cintas corales que cuentan un día en la vida no sólo del periódico (o de la televisión, o de la radio) sino de sus trabajadores, con sus líos, sus problemas y sus conspiraciones. Al fin y al cabo, son muchas horas las que se pasan viendo todos los días las caras de las mismas personas, con lo que hay material para marcarse un "Anatomía de Grey" en "The Seattle Times", en lugar de en el hospital Seattle Grace (algo así hizo "The paper" en los 90). También se pueden hacer thrillers, por supuesto, o cintas que reflexionan sobre el grado de implicación que un periodista puede tener con la historia que sigue o cómo debe relacionarse con sus fuentes, tema que se trata bastante bien en "Ausencia de malicia", con Sally Field y Paul Newman.

Sin embargo, de toda la pléyade de títulos con esta temática, mis favoritos son dos que adaptan una obra de teatro de Ben Hecht y Charles McArthur, dos ex periodistas que después se dedicarían a escribir guiones con Billy Wilder, por ejemplo, y que cuentan las peripecias de un reportero y el editor de su periódico en la cobertura de la ejecución de un condenado a muerte. Por orden cronólogico, el primero es "Luna nueva", que Howard Hawks dirigió en 1940, y que llevó los diálogos veloces e ingeniosos de la comedias de la época dorada de Hollywood a nuevas cotas. Todo ese ingenio se transformaba en "Primera plana", de Billy Wilder, en una mala uva marca de la casa e igualmente desternillante.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

me suelen gustar las de periodistas

Tharasia dijo...

¡Qué grande es "Primera Plana"! Y eso de la deformación profesional... no siempre va a ser malo :P

Álex dijo...

Shonda Rhimes, creadora de Anatomía de Grey tenía por ahí un proyecto de serie sobre periodistas protagonizado por Jeffrey Dean Morgan. Pero al final no sé que ha sido de él, supongo que la huelga de guionistas se lo llevaría por delante.

ramelot dijo...

2 grandes peliculas. De hecho, 2 grandes peliculas de la misma pelicula XDDDD

Sunne dijo...

no las conocía. vaya.

DuP dijo...

¿Y qué te pareció la redacción del Baltimore Sun en la ultima temporada de The Wire? ¿También consiguieron que pareciera real?

Tengo una gran depresión postthewire. No creo que pueda recuperarme facilmente.

Unknown dijo...

Es que voy muy retrasada con The Wire, estoy a punto de empezar la segunda temporada. Pero visto cómo pintan a todo el mundo, no creo que el Baltimore Sun vaya a salir de rositas :-)

Anónimo dijo...

Yo no soy de la profesión, pero también me gustan las pelis que has citado. Igual es que has hecho una gran selección. Luna nueva es fresca y dinámica como corresponde a un arte aún joven (y con la simpatía de un Cary Grant en plenitud). De su remake, Primera plana , el propio Wilder se mostraba escéptico y decía, con una honradez sorprendente, que su recreación no aportaba nada a la primera versión. Muy sorprendente que lo dijera él, porque yo sí creo que da una visión totalmente distinta, convirtiendo la vieja comedia romántica en un ácido cuadro lleno de crítica, ironía, inteligencia y mala leche. Todos los hombres del presidente es la que más se me desdibuja, ya que sólo la vi en su estreno y ya ha llovido. (Y yo era demasiado joven entonces para valorarla, me temo). Y The paper fue una agradable sorpresa cuando la descubrí. No es una obra genial, pero desde luego sí muy agradable y más que correcta. De cuando el cine comercial aún contaba cosas.