13 agosto 2014

El médico

El médico arrogante es ya un clásico de las series ambientadas en un hospital. Desde el doctor Benton de "Urgencias" a Gregory House o Bill Masters, casi se ha vuelto inevitable que el protagonista de gran parte de estos títulos sea alguin realmente muy bueno en su trabajo, pero completamente insoportable. "The Knick" es la última en seguir esta tendencia, pero es cierto que estar ambientada en un hospital neoyorquino en 1900 le da su toque de originalidad. De hecho, había despertado bastante curiosidad y no sólo porque es un proyecto dirigido por Steven Soderbergh y que él se empeñó en llevarse a Cinemax, en lugar de a su hermana mayor y más respetable, HBO. El contenido del canal le granjeó el mote de "Skinemax", y "Banshee" y "Strike back" no han contribuido a cambiarlo del todo. "The Knick" podría ser su particular "Mad Men" porque le da una vuelta de tuerca formal interesante a lo que es una serie de época con todas las de la ley.

Entre la música sintética de Cliff Martínez y la dirección de Soderbergh (como si fuera una película indie contemporánea), es inevitable pensar que la serie puede representar en Estados Unidos algo parecido a lo que "Bleak House" y "The crimson petal and the white" fueron en el Reino Unido, renovadoras en la manera de mostrar una historia ambientada hace más de un siglo. La segunda, sobre todo, no se cortaba a la hora de mostrar las perversiones que latían bajo la apariencia de respetabilidad de la sociedad victoriana, y "The Knick" aboga por algo similar. El negocio de las ambulancias, la corrupción presente en las inspecciones sanitarias de los edificios habitados por inmigrantes europeos pobres e ignorantes y la necesidad del hospital Knickerbocker de atraer fondos de donde sea son el fondo en el que vemos actuar al doctor John Thackeray, un cirujano de la época en la que realmente eran "matasanos".

Thackeray está obsesionado con innovar, con hacer avanzar la medicina y probar nuevos tratamientos que permitan una mayor supervivencia de los pacientes, y no permite que nadie se interponga en su camino. A su lado conocemos también a la señora Robertson, hija del principal benefactor del hospital, a su administrador, a un conductor de ambulancias (que se lleva un dinero por cada enfermo que lleve al Knick), a una enfermera novata y a un preparado cirujano que se encuentra con problemas para poder trabajar allí porque es negro. El primer capítulo muestra todas las líneas principales de un plumazo, nos presenta perfectamente a Thack, como lo llama todo el mundo, y tiene esa atmósfera de tratar 1900 como si fuera la actualidad, como si estuviéramos viendo "Urgencias", pero con los problemas inherentes a la época.

Está claro que ese toque posmoderno es lo que hacía encajar mejor "The Knick" en Cinemax que en HBO, donde "Boardwalk Empire" es un ejemplo de una manera más tradicional de rodar las series de época (incluso a pesar de los detalles gangsteriles de Martin Scorsese). La cadena ya la ha renovado por una segunda temporada y la recepción entre los críticos ha sido, en general entusiasta, así que parece que Soderbergh hizo bien retirándose del cine, por ahora, y pasándose a la televisión.

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