Los estrenos estivales de Syfy han pasado más bien desapercibidos en medio de toda la vorágine de series de verano, los artículos sobre si no se están produciendo demasiadas series en Estados Unidos, el récord de audiencia de "Fear the Walking Dead" y las obsesiones conjuntas por los giros de guión en "Mr. Robot" y "UnReal". Y lo cierto es han sido de lo más digno de la oferta seriéfila veraniega y, en el caso de "Dark Matter", hasta ha resultado siendo una pequeña revelación, una serie que se ha movido por caminos que rara vez seguían las ideas preconcebidas que podíamos tener sobre ella. A falta de ver el último capítulo, la primera temporada ha dejado con ganas de ver más de los tripulantes de la Raza, sobre todo en cuanto los pasados de todos empiezan a desvelarse y a volverse contra ellos.
Estos trece capítulos inaugurales se han dedicado más a eso, a contarnos quiénes son esos seis personajes al mismo tiempo que ellos van averiguando algunos de esos recuerdos que han perdido al inicio de la serie. Sobre todo, los seis tienen que hacer un esfuerzo por reconciliar, con la imagen que tienen ahora de sí mismos, esa leyenda a su alrededor de ser muy eficaces en su trabajo porque, principalmente, no tienen problema en ser brutales y sanguinarios si hace falta. Lo que sabemos del pasado como mercenario sin escrúpulos de Tres, de la venganza que mueve a Uno, del peso familiar de Cuatro, de las actividades rebeldes de Cinco y, sobre todo, de la verdadera identidad de Dos va impulsando la trama porque todos los personajes con los que se relacionaron, y a los que perjudicaron, en el pasado, vuelven con la intención de vengarse. Y es un poco difícil saber cómo defenderte si no te acuerdas de por qué quieren vengarse de ti.
Lo cierto es que la revelación sobre Dos estaba muy telegrafiada desde la primera estación espacial en el que se detiene la Raza, cuando Cuatro va al médico y, de fondo, escuchamos una retahíla de anuncios sobre cosas como clonación para viajar o la obligación de registrar a todos los androides. Que centre el tramo final de "Dark Matter" es interesante porque entronca la serie con una larga tradición de la ciencia ficción que explora la identidad humana, y ayuda a mostrar que esos seis personajes, más la Androide, son un equipo ya en todo. También ha sido un buen movimiento no dejar en el aire muchos de los enigmas de la temporada, incluso aunque la resolución de uno llevaba, inevitablemente, a que surgiera otro.
"Dark Matter" ha sido un buen entretenimiento veraniego, y una serie que, si es renovada para una segunda temporada, puede dar un salto adelante digno de mención. Los tripulantes de la Raza se ven constantemente puestos a prueba por sus propios secretos, pero apenas hemos visto pinceladas del mundo más amplio en el que se mueven, de esas corporaciones que hacen y deshacen a su antojo y que son capaces de destruir planetas enteros. También hemos visto con cuentagotas de lo que la Androide es capaz, y teniendo en cuenta el déficit de series ambientadas en el espacio que los fans han tenido en los últimos años, "Dark Matter" merece una oportunidad para seguir mostrando esa voluntad por salirse de lo esperado. Al final, ha sido una pequeña y agradable sorpresa.
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