Disidentes chinos, puñaladas por la espalda en el gobierno australiano y una periodista política que se encuentra, de repente, con lo que parece una historia sensacional. Esos son los ingredientes de "Secret City", miniserie australiana que se ha emitido este verano y que ha sido uno de los proyectos que más han llamado la atención de estos meses. Es un thriller político que no es la respuesta de las antípodas a "House of cards", sino que apuesta decididamente por el misterio y por las conspiraciones al más alto nivel. Toda esa madeja tiene que desenredarla la periodista Harriet Dunkley, que ha tenido algún que otro encontronazo, con juicios y todo, con el ministro de Defensa, que se convierte en el centro de todas las maniobras.
Basada en unos libros de Chris Uhlmann y Steve Lewis, lo mejor de "Secret City" es cómo maneja la tensión y, especialmente, cómo integra una conspiración que puede parecer muy loca con los tejemanejes internos más habituales entre los miembros de un gobierno que quieren arañar una parcelita más de poder personal. La guerra fría entre el ministro de Defensa, un tipo corrupto y resolutivo, lleno de contradicciones, y la calculadora fiscal general, cuya verdadera cara se va revelando poco a poco, es de lo más interesante de la miniserie. El contraste entre los grandes ventanales de la sede del gobierno y las maniobras secretas para fastidiarse unos a otros resulta efectivo, y remite inevitablemente a la atmósfera de las series policiacas escandinavas (o Scandi-noir, como lo han bautizado los anglos).
También es una clásica historia de conspiraciones gubernamentales que podría remontarse hasta el cine de los 70, con una única persona empeñada en sacar a la luz los trapos más sucios imaginables (y son realmente sucios). Lo interesante es que Harriet Dunkley tampoco es una heroína tan libre de culpa. Es de las que vendería a su abuela por una historia, como la acusan en un momento, pero en cuanto el asunto empieza a volverse muy personal para ella, se convierte en un perro de presa, y uno que reconoce que no le importan los daños colaterales; está dispuesta a todo con tal de exponer esa conspiración.
Casi es mejor no ser demasiado específicos porque la gracia de "Secret City" es ir descubriendo poco a poco las relaciones entre todos los personajes (sobre todo, entre Harriet y una analista de inteligencia llamada Kim Gordon) y unir las piezas del puzzle de relaciones internacionales entre Australia, Estados Unidos y China que proporciona el fondo sobre el que se desarrolla la historia. Son seis episodios que enganchan, que nos dejan ver una ciudad poco habitual en los dramas como Canberra, y que nos traen de vuelta a algunos actores muy conocidos por su participación en series en Estados Unidos, como Anna Torv, Alan Dale, Jacki Weaver o Damon "Dewey Crowe" Herriman.
Música de la semana: El capítulo de esta semana de "Steven Universe", "Last one out of Beach City", tenía a Steven, Pearl y Amethyst yendo a un concierto de rock de un músico conocido, Mike Krol, cuyo rock garagero encaja perfectamente con la fase "rebelde" de Pearl. La canción que suena al final del episodio es "Fifteen minutes".
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