05 diciembre 2016
El centro del laberinto
ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto el final de temporada de "Westworld", mejor hacedlo y volved aquí después. No me obliguéis a enviar a Wyatt a por vosotros.
"El laberinto nunca fue para ti". Esa frase que Robert Ford le dice al Hombre de Negro en su primer encuentro en aquella tabernucha en el parque adquiere su pleno significado al final, cuando llega la hora de las respuestas. William (sí, los fans acertaron con otra de sus teorías, intrascendentes para lo que la serie busca contar) nunca ha comprendido cuál es el verdadero juego. Sí, sabe que Westworld saca a la luz la verdadera naturaleza de los visitantes, y también que él lo salvó de la quiebra tras la muerte de Arnold, pero se le escapa el verdadero sentido de todo. No sólo el laberinto no era para él, sino que el propio parque no era para los huéspedes humanos: era para que los robots anfitriones pudiesen despertar.
Eso ha mostrado toda la primera temporada de "Westworld", y la explicación que Ford le da a Dolores sobre las intenciones de Arnold, y las suyas propias, se puede adjudicar a esos diez episodios inaugurales. Hacían falta tiempo y sufrimientos (y la capacidad para recordarlos y aprender de ellos) para que los robots pudieran adquirir consciencia. Unos han ido más rápido que otros (como Maeve, que se resiste a pensar que hasta su despertar esté controlado de algún modo), pero al final la clave de todo estaba en Dolores. El laberinto era para ella, era una prueba que debía determinar si había adquirido ese plano superior de pensamiento. Para Arnold, confirma que está viva y que están a punto de cometer un terrible y monumental acto de crueldad si abren el parque. Para Dolores, es el ejemplo de que, como diría Oliver Queen, tiene que convertirse en alguien diferente, en algo diferente, si de verdad pretende escapar del bucle y ser su propia dueña.
No parece que el giro de que Dolores era Wyatt fuera de las teorías más populares sobre la serie, pero lo cierto es que tampoco importa. "Westworld" ha estado explorando lo que significa llegar a ese plano superior de razonamiento, el dolor y las equivocaciones que eso implica, y lo ha hecho utilizando como estructura de su narrativa la misma manera entremezclada con la que Dolores, Maeve y Teddy experimentan sus recuerdos (y Bernard, en cuanto se pone a explorar su verdadera identidad). Para Dolores, el pasado y el presente son indistinguibles, porque su yo del pasado, esa Alicia convertida en el Conejo Blanco, es la que ha guiado siempre sus pasos hacia el centro del laberinto, hacia el cerebro humano escondido en la pintura de Miguel Ángel sobre la creación de Adán. Y teniendo en cuenta que la violencia es la que domina Westworld, tiene sentido que sea un acto de violencia el que represente el final de su camino. "Estas delicias violentas tienen violentos finales".
Jonathan Nolan, Lisa Joy y J.J. Abrams han explicado que el caos será lo que rija la segunda temporada de la serie, el caos y la respuesta a las preguntas que asedian a Maeve durante toda la temporada. ¿Realmente está controlando sus decisiones y acciones? ¿Son parte de su programación? ¿O de verdad han despertado? ¿Y qué implica estar "despierto"?
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