12 enero 2015

El brillo de lo nuevo

A los Globos de Oro les gustan las novedades, pero tal vez no se esperaba que se aplicaran con tanta fruición a dar rienda suelta a ese gusto este año. Los ganadores en televisión eran todos primerizos y, en buena parte de los casos, se veían reconocidos por estrenos de 2014, y en los apartados de cine hubo bastantes sorpresas, aunque teniendo en cuenta la incertidumbre que había hasta ahora en la carrera hacia el Oscar, tampoco puede decirse que sorprendieran demasiado. Para los oscarólogos sí que han saltado casi todas las alarmas ante la escasa tracción que está teniendo “Selma” en la temporada hollywoodiense. Entre los envíos tardíos de screeners que les costaron nominaciones en los SAG y los PGA, y que en los Globos de Oro sólo se llevó el de mejor canción, hay quien empieza a pensar que, pese a tratar un episodio importante de la historia reciente de Estados Unidos y a ser una de las películas mejor recibidas por los críticos, no tiene la suficiente fuerza detrás de ella como para poder hacer ruido de verdad en los Oscars.

Como decimos, las victorias de “Boyhood” a película, director y actriz secundaria (Patricia Arquette) hace tiempo que figuran entre algunas de las cosas seguras en estos meses de galas de entregas de premios, y lo mismo ocurre con los galardones a Julianne Moore (“Siempre Alice”) y Eddie Redmayne como actores dramáticos. Sin embargo, la división entre dramas y comedias sí que permite a los Globos tomarse licencias y dar sorpresas a la hora de reconocer a personas que luego no consiguen llamar la atención de los Oscars. “Birdman” se quedó sin el premio en esa categoría porque le adelantó “El gran hotel Budapest”, pero sí que hizo buena la candidatura de Michael Keaton (y la de su guión), mientras Amy Adams le dio una pequeña alegría a “Big Eyes”. En los secundarios, además de Arquette ganó el otro favorito, J.K. Simmons por “Whiplash”. Simmons, Keaton y Redmayne se estrenaban en esto de los premios de Hollywood (el último tiene un Tony por la obra “Red”), uniéndose a la pérdida de la virginidad en este sentido de todos los reconocidos en los apartados televisivos.

“The Affair” fue la gran sorpresa, pues casi nadie esperaba que le arrebatara el premio a mejor drama a “The good wife”, “House of cards” o “Juego de tronos”, pero la combinación de estreno de cable y truco narrativo original fue demasiado irresistible para la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood. También era difícil que no premiaran a Gina Rodríguez, que culmina así un año realmente interesante para The CW, o que dejaran escapar la posibilidad de reconocer a “Transparent” y a Jeffrey Tambor en una noche en la que las plataformas de streaming hicieron el mayor ruido con el premio a mejor actor dramático para Kevin Spacey. Quien lo acompañó en las fotos de la sala de prensa fue otra sorpresa, Ruth Wilson, una de las integrantes del nutrido contingente británico que llenó el salón del hotel Beverly Hilton. La otra fue una muy sorprendida Joanne Froggatt, que aquí hizo valer su trabajo en aquel trauma para Anna que todavía colea en “Downton Abbey”. Matt Bomer fue el otro premiado como secundario por “The normal heart” (sí, los Globos mezclan aquí todo lo mezclable. No preguntéis).

Aparte de la lista de premiados, la ceremonia suscitó bastante interés porque era la última que presentaban Tina Fey y Amy Poehler, que este año se mojaron en temas espinosos como las acusaciones de violación contra Bill Cosby o la ofensiva interneteril de Corea del Norte contra “The interview”. Sobre esos dos temas, por cierto, Fey ya hizo chistes de todo tipo en “30 Rock”, en la que Margaret Cho (que en los Globos fue esa norcoreana seria) parodiaba a Kim Jong-Il sin compasión. De todos modos, el mejor comentario que hicieron, y el más destacado, fue el que resumía algunos de los puntos álgidos del currículum de Amal Clooney como abogada especializada en derechos humanos, sólo para añadir que el premiado era su marido, no ella. El humor a costa de los dobles raseros entre hombres y mujeres siempre ha sido el punto fuerte de Fey y Poehler. Eso y terminar las galas vestidas de esmoquin.

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