04 enero 2015

John Blacksad, detective privado

El protagonista arquetípico del género negro es el veterano de la Segunda Guerra Mundial que, cuando regresa a casa, no tiene oficio ni beneficio, que intenta ser policía, sin suerte (o abandona el cuerpo) y que termina trabajando como detective privado para los ricos del lugar. moviéndose en los barrios donde ellos no quieren entrar. Son tipos solitarios, desconfiados, que sólo quieren ganar el suficiente dinero con sus casos para poder pagar el alquiler de su oficina, que a veces se dejan llevar por la lealtad a un viejo amigo, por la indignación de ver una injusticia o por ala tracción de una mujer que saben que no les conviene. Variaciones de ese arquetipo hay muchas entre los ejemplos clásicos de Chandler, Hammett y Ross McDonald y los más recientes de Michael Donnelly o James Ellroy; hasta hay un oficial del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial (Martin Bora, creado por la escritora Ben Pastor). Pero puede que una de esas variaciones más originales sea John Blacksad, el detective de cómic creado por Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido.

Blacksad fue soldado, lleva una gabardina, fuma sin parar y trabaja en Nueva York en los 50. Sería el detective noir más típico si no fuera porque es un gato negro y lo idearon dos españoles, antiguos animadores en Disney, que publican sus álbumes en Francia. Asomarse a las páginas de cualquiera de los cinco tomos publicados hasta el momento es entrar en un mundo realmente curioso. Las historias que leemos están impregnadas de esos perdedores que protagonizaban las películas de Humphrey Bogart, perdedores que tenían la mala suerte de involucrarse con gente sin escrúpulos dispuestos a exprimirlos hasta la última gota. Hay también artistas malditos, músicos de jazz cuyo talento se va por el desagüe de las drogas, supremacistas blancos que aterrorizan barrios pobres y mujeres guapas a las que persigue la fatalidad (que ambos autores explican que es indispensable para cualquier historia noir).

El dibujo de los animales no puede negar la experiencia de Disney, porque sus expresiones y movimientos los dotan de más vida de la que se encuentra a veces en personajes animados convencionales. Los policías suelen ser pastores alemanos o sabuesos, los supremacistas blancos son osos polares, hay un reportero de sucesos que es un zorro y los hombres ricos y poderosos pueden ser leones. Las características que suelen asociarse a cada animal se ajustan al tipo de personaje que es cada uno, y todas las viétas están siempre repletas de detalle; si hay una escena en un bar, éste siempre esta lleno de clientes, cada uno haciendo una cosa diferente, y si Blacksad va caminando por una bulliciosa calle de Nueva York, vemos coches, familias de compras, agentes de policía... Hasta los secundarios más secundarios tienen su propia personalidad. Y, por supuesto, los casos que investiga Blacksad no pueden acabar del todo bien. Como le ocurre a todo buen detective, la resolución nunca es satisfactoria porque la vida nunca lo es.

Música de la semana: Una de las cosas que no comentamos al hablar de "Pride" es que sus similitudes con "Billy Elliot" no sólo estaban en la huelga de los mineros británicos a mediados de los 80, sino también en la inclusión en su banda sonora de una canción de The Style Council, una de las bandas de Paul Weller. En este caso, el tema en concreto es "Walls come tumbling down!".

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