27 octubre 2016
El secreto de Paquita
Probablemente, "Paquita Salas" no podría hacerse en la televisión en abierto en España. No porque sea una serie muy intelectual, o transgresora, sino por su formato. Está más cerca de "The Office" que de "Aída", y la manera en la que "los Javis" la han hecho para Flooxer no podría haberse repetido, seguramente, si hubiera sido Antena 3 la que la hubiera pedido directamente. Los silencios (y esas miradas a cámara de Belén Cuesta), las situaciones ligeramente incómodas, esa manera de Paquita de autoconvencerse de que las cosas están bien, de que todavía es alguien en el mundillo audiovisual español... Todo eso no se habría trasladado igual a televisión. Habría habido público en plató y Magüi habría caído, tal vez, en el cliché de la andaluza graciosa, y como decía Javier Ambrossi en una entrevista, puede que les hubieran pedido que no fuera Brays Efe quien interpretara a Paquita, sino una actriz de mediana edad famosa.
Y habría sido una lástima perderse su estupenda interpretación. Durante los cinco episodios que tiene la temporada, lleva perfectamente a Paquita por ese arco de decepciones, buena cara al mal tiempo, autoengaños y hasta una pequeña redención que la serie traza para ella. No es un personaje fácil porque puede ser egoísta e hiriente y tener delirios de una grandeza que ha perdido (y en el último capítulo hasta es un poco Hannah Horvath), pero acaba resultando entrañable y abrazable porque ninguno nos hemos librado de esatr alguna vez en su situación. No es fácil tener la sensación de que te usan, de que sólo eres una fase intermedia, nunca el objetivo, y más difícil es asumirlo y seguir hacia adelante.
El camino emocional de Paquita nunca se ha perdido de vista, aunque ella se resista a reconocerlo. En medio de los momentos más cómicos, de los cameos locos y estupendos (aún me estoy recuperando de quién interpreta al ex marido de Paquita), late un gran corazón que se mantiene en toda la temporada, hasta cuando se medio parodia la historia de Anna Allen. Ambrossi y Calvo tiran de sus conexiones, de sus actores del musical "La llamada" y de amigos de otros proyectos para llenar la serie de caras conocidas que, además, encajan a la perfección en los papeles que se les reservan, y aunque hay capítulos mejor ensamblados que otros, el tono general que deja "Paquita Salas" es de gran satisfacción. Puede ser un tipo de serie muy habitual en Estados Unidos y el Reino Unido, pero que se haya podido hacer en España es todo un triunfo.
Y, además, está llena de diálogos que pueden citarse constantemente. El momento álgido probablemente sea la queja de Paquita de que no le aceptan a uno de sus representados en "El secreto de Puente Viejo" porque tiene demasiada "pluma" (podéis verlo a partir del minuto 2:06), pero hay grandes frases a puñados. De hecho, ese "momento Puente Viejo" está ya en el top 3 de escenas humorísticas que puedo ver hasta la saciedad, y siempre me río: las otras dos son la cena de la llamada de la madre de Richard Gilmore en "Las chicas Gilmore" y el momento "mis ojos, mis ojos" de "Friends".
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