06 febrero 2015
Es demasiado buena
La crítica que hacía Vulture del episodio de esta semana de "Jane the virgin" apuntaba a algo muy interesante que se suele comentar a menudo sobre los protagonistas de las series. Decía que Jane siempre ha sido una buena chica, siempre ha tomado las decisiones que creía correctas, y su capacidad para el perdón en el capítulo en concreto todavía le dan una mayor estatura moral sobre el resto de personajes. Lo que puede ser un problema porque, si tienes un protagonista sin tacha, buenísimo, y que merecería ser santo subito, es probable que la serie se vuelva un aburrimiento. El drama, el impulso para una historia, está en el conflicto, y alguien tan bueno ni tiene ninguno. Jennie Snyder Urman, la showrunner de la serie, comentaba justo eso en una entrevista también en Vulture (en la que se habla sobre la revelación de la identidad de Sin Rostro), apuntando que la clave estaba en mostrar lo difícil que Jane puede tenerlo a veces para tomar esas decisiones correctas.
En la entrevista se refieren a Jane como "Santa Jane", sobre todo por la imagen que le da su "inmaculada concepción" entre las monjas y los padres de los alumnos del instituto en el que da clase, y ese apodo trae enseguida a la mente otro del mismo estilo en otra serie diferente; "Santa Alicia" en "The good wife". Aquí, Alicia Florrick recibe ese sobrenombre por haberse quedado al lado de su marido después del escándalo con el que se inicia la serie, pero es un personaje cuyo retrato se ha alejado conscientemente de esa aureola de "santidad". En la evolución de Alicia que hemos visto a lo largo de seis temporadas se ha puesto hincapié en su adaptación a su nueva situación personal y laboral, en cómo decide tomar las riendas de su vida en todos los aspectos y decide que, si tiene ambición por mejorar, puede actuar para convertirla en realidad. Alicia es un personaje complejo y con muchas aristas, lo que la entronca en esa "televisión de calidad" que hasta ahora parecía coto exclusivo de los hombres en crisis de la mediana edad que pueblan los títulos del cable.
Jane Villanueva, sin embargo, es otra cosa. "Jane the virgin" es otro tipo de serie, y su mayor proximidad a los códigos de las telenovelas, incluso aunque sea para parodiarlos, dicta que su protagonista tiene que ser buena y de una pieza. Por supuesto, para que ese retrato funcione hace falta un villano realmente malo y despiadado, pero a la serie no le interesan ese tipo de personajes. Prefiere ir matizando las caracterizaciones de todos (o casi todos) para que no haya tanto retrato en blanco y negro, y ese trabajo también alcanza a Jane. Se puede criticar de ella, por ejemplo, cómo maneja el final de su relación con Michael, o lo dura que puede ser juzgando a su madre, o su tendencia a pensar demasiado las cosas. Es cierto que es "una buena chica", pero el truco está en no hacerla demasiado buena, en encontrar los grises en ese dibujo. Y en hacer que Gina Rodríguez y Jaime Camil compartan más escenas juntos, porque están desarrollando una dinámica cómica y emocional al mismo tiempo que resulta sumamente entretenida.
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