El próximo mes de septiembre, "Xena, la princesa guerrera" cumple veinte años, y aparte de hacernos sentir un poco más viejos, este aniversario llega en un momento muy interesante para los personajes femeninos en la ficción televisiva. No hace mucho comentamos que cada vez es más habitual ver mujeres al frente de sus propias series, y que esa mayor visibilidad está alcanzando también las temáticas que protagonizan, el color de su piel y su orientación sexual, pero aunque algunas se animan a entrar en ese arquetipo del antihéroe que, hasta ahora, estaba reservado para los hombres, es verdad que el estereotipo que más perdura cuando se coloca a una mujer al frente de su serie es el del personaje femenino fuerte.
En Al final de la escapada tocan este asunto apuntando que, aunque es un gran paso tener heroínas perfectamente capaces de salvar al mundo ellas solas, se corre el riesgo de que terminen siendo juzgadas con unos estándares imposibles, de que se las ponga como ejemplo para todo el género femenino, y tampoco es eso. De hecho, el arquetipo al que se refieren en ese blog es el de la Mary Sue, un ideal de personaje femenino tan perfecto, que termina resultando sumamente aburrido y predecible. Es un poco una reacción a las mujeres que en las series, en este caso, no son más que satélites del protagonista masculino, pero acaba siendo una sobre-reacción y haciendo un pobre servicio a ese personaje femenino.
¿Qué tiene que ver la Mary Sue con Xena? Casi puede decirse que la heroína creada por Richard Talpert y la productora de Sam Raimi es un poco la "madre" de buena parte de las heroínas de acción televisivas de la actualidad. Es cierto que no hay demasiadas, pero sin la existencia previa de la "santísima trinidad" de Xena, Sydney Bristow y Buffy, quizás ahora no tendríamos a Sarah Manning, Clarke, Kiera Cameron o hasta Korra. Además, aunque son perfectamente capaces de salvarse ellas mismas de las situaciones de peligro, y de salvar a quien haga falta por el camino, no son perfectas. Todas tienen algo que las expone a ser cuestionadas, a que las veamos más como personas normales que como a versiones de Supergirl. Las decisiones que Clarke está tomando en "Los 100", o el modo en el que Korra se enfrenta a un gran trauma personal, incluso la manera en la que Laurel Lance decide entrar en otra etapa en su vida se tratan como si ellas fueran no tanto heroínas, sino personas reales que tienen que asumir que son algo más.
Ése es siempre el truco para que el héroe de un relato no se vea demasiado distanciado del espectador. El estrés postraumático de Katniss la humaniza, del mismo modo que lo hacen las dudas de Sarah sobre si seguir investigando el pasado de sus "hermanas", o la familia disfuncional de Sydney, hasta el complicado pasado de Olivia Dunham. Todas ellas pueden ser heroínas y pueden estar siempre peligrosamente cerca de caer en ese "personaje femenino fuerte" derivado de Xena, pero lo interesante es que sus caracterizaciones buscan darles más matices. Ahora lo interesante sería, efectivamente, que hubiera más variedad de personajes femeninos en las series, que no todos fueran heroínas de acción. Que hubiera más "hijas" de Alicia Florrick.
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