ALERTA SPOILERS: Esta entrada sólo es segura para quienes hayáis visto toda la primera temporada de "Jessica Jones". ¿Lo habéis hecho? Pues podéis seguir leyendo.
En una entrevista con el diario Los Angeles Times, Melissa Rosenberg, showrunner de "Jessica Jones", explicaba por qué Kilgrave, su villano, demostraba estar ejerciendo su mayor control sobre Jessica cuando le ordenaba que sonriera. Esa orden, "sonríe", ha sido analizada por unos cuantos medios como la prueba de que la serie está tratando el clima sexista en el que puede moverse una mujer joven como su protagonista, un clima en el que hombres que no la conocen de nada pueden decirle que sonría, que así está más guapa, quizás sin darse cuenta del tono de superioridad que implica esa frase. Realmente, "Jessica Jones" es una serie sobre una relación abusiva, presentada en el envoltorio de un giro noir a los superhéroes, y llevada al extremo por el poder de Kilgrave de hacer que el resto de la gente cumpla literalmente todas sus órdenes.
El control y el poder, más el respeto a la autonomía individual de cada uno, son, de ese modo, los temas sobre los que gira la primera temporada. Desde Jeri Hogarth y su lado Patty Hewes a Trish Walker y su necesidad de ganar control sobre su vida y arrebatárselo, por tanto, a su madre, "Jessica Jones" ha explorado variaciones del poder de Kilgrave en otros personajes y otras circunstancias. Y, al mismo tiempo, no se ha olvidado del viejo dilema al que se enfrentan todos estos personajes con grandes dones: ser responsables con ellos. ¿Es importante ayudar a la gente? ¿O es mejor que cada uno siga su camino, que no se entrometa en los asuntos de otros porque nunca se lo agradecerán? Es interesante que Jessica se pase toda la temporada lidiando con esas dudas y que, al final, siga sin estar segura de si quiere ser una heroína o seguir viviendo el arquetipo del detective privado acabado.
"Jessica Jones" ha sido una muestra más de que lo mejor que Marvel está haciendo, se está viendo en Netflix, y no en el cine ni en ABC. No tanto porque se atreva a adentrarse en terrenos muy perturbadores, o porque no sea tímida en las escenas sexuales, sino porque explora todos los lados de sus personajes. Ya comentamos en su momento que la amenaza muy personal y directa de Kilgrave diferenciaba automáticamente a Jessica del resto de propiedades del estudio. Ahí es donde se encuentra la oscuridad, y no tanto en tener un villano dispuesto a arrasar un continente entero. Jessica se ve obligada a luchar por ser su propia salvadora, por recuperar su identidad. Por eso, uno de los mejores momentos de la temporada es la sonrisa (ésta sí muy real) de ella cuando se da cuenta que Kilgrave ya no puede controlarla nunca más.
En ese aspecto, el enfrentamiento final entre heroína y villano es un cierre a gran altura para "Jessica Jones". Toda la historia gira alrededor de ellos, de los malsanos intentos de Kilgrave por "convencerla" para que vuelva a su lado y de la lenta asunción de Jessica de que tiene que hacer algo totalmente en contra de su carácter (matar) para librarse de él. Parace que no, pero ella siempre ha tenido la sartén por el mango, sólo que no se daba cuenta. Kilgrave se ofusca pensando que tiene que recuperarla, que tiene derecho a recuperarla, y eso es su perdición. El enfrentamiento en el puerto es personal, y no una gran batalla, y también sirve para enfatizar la otra gran relación de la serie; la de Jessica con Trish, su mejor amiga y casi hermanastra.
La amistad de las dos ha dejado los momentos más entretenidos de toda la temporada. Krysten Ritter y Rachael Taylor tienen una gran química, y tanto cuando intercambian puyas diversas como cuando mantienen conversaciones más íntimas, construyen una dinámica muy creíble. El "te quiero" que Jessica dirige a Trish justo antes de matar a Kilgrave puede ser código para indicarle que sabe perfectamente lo que hace, pero también apunta al centro de esa amistad. No sabemos si "Jessica Jones" tendrá segunda temporada antes de que llegue "The Defenders", el proyecto que unirá a Daredevil, Jessica, Luke Cage y Puño de Hierro, pero está claro que ha sido una de las grandes revelaciones del año.
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