22 junio 2016
La Máquina tenía corazón
ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto el final finalísimo de "Person of interest", y no sabéis qué aprendió la Máquina, aparte de que todos morimos solos, no sigáis leyendo.
La quinta temporada de "Person of interest" arrancaba con una voz en off, la de Root, diciéndole a alguien que, si estaba escuchando aquello, estaba solo, pero que le contaría quiénes habían sido ellos y cómo habían contraatacado. Cuando llegó el capítulo 100 descubrimos que esa voz era, en realidad, la de la propia Máquina, que había asumido la de Root para comunicarse con Finch. Y en el último episodio averiguamos una cosa más, y es que el destinatario de ese mensaje es esa versión comprimida de la Máquina que sobrevive al enfrentamiento con Samaritan y que se refugia en un satélite de telecomunicaciones hasta que ha pasado el ciberapocalipsis, como lo llama Fusco.
De algún modo, la Máquina 2.0 continúa con la labor de Finch y su equipo, ayudada ahora sólo por Shaw (y Bear, por supuesto), una Shaw que ya no tiene dudas de que no vive en una simulación y que tiene su oportunidad de despedirse de Root y de vengar su muerte. Porque Shaw no deja de ser quien es. Ninguno de los personajes deja de ser quien es en el final. Pueden haber fraguado unas relaciones más cercanas de lo que nunca habrían imaginado, pero su comportamiento en los últimos momentos es, como dice la propia Máquina, lo que los define. Reese se sacrifica por la misión de Finch y le devuelve esa segunda vida que él le dio al "rescatarlo" al principio de la serie; Fusco demuestra su lealtad por sus compañeros; Finch está dispuesto a asumir toda la responsabilidad del definitivo enfrentamiento contra Samaritan, y Shaw es la que se encarga de proteger a todo el mundo. Y la Máquina (que adopta brevemente la forma corpórea de Root) nos muestra finalmente lo que implicaba que tuviera la capacidad de predecir crímenes violentos.
Para poder predecir los comportamientos de las personas, necesitaba conocerlas casi mejor de lo que ellas se conocen a sí mismas, y necesitaba ver todas las maneras posibles en las que podían morir. Serían simulaciones, sí, pero como dejaron claro episodios como "If-then-else" o "6.741" (desde el punto de vista de Samaritan) eran posibilidades muy reales para ella. La manera en la que "Person of interest" ha dado algo parecido a un corazón, a una consciencia, a la Máquina ha sido de sus mayores logros, y sin traicionar que es una inteligencia artificial. Los últimos episodios giraban casi más sobre la complicada relación entre Finch y su creación que sobre los intentos para destruir Samaritan, un ejemplo de una IA que se comporta realmente como un dios olímpico de "Furia de titanes", para los que los humanos son sólo peones en sus juegos.
Y ese centro, y la certeza de que todos en el Team Machine estaban dispuestos a sacrificar hasta sus propias vidas por acabar con Samaritan, es lo que ha dado un peso emocional a este final "Return 0" que, cuando "Person of interest" comenzó, no parecía probable. No es un secreto que he visto, en esta última temporada, muchos puntos de contacto con "Fringe" (otra serie de Bad Robot), y éste ha sido otro de ellos. Shaw escuchando a la Máquina con la voz de Root, Finch hablando con ella en esa azotea o cómo la vemos al lado de algunas de las personas que ha visto morir sin poder hacer nada por ellas (incluido Reese, al que ayuda hasta el final) han sido detalles que buscaban potenciar esa relevancia mayor de la emoción sobre la lógica del plan para derrotar a Samaritan. Aquí, aunque parezca mentira, se aplica ese "es emocional, no lógico" con el que Paige explica a su madre por qué le gusta "Hospital general" en "The Americans".
El cierre de "Person of interest" es agridulce, muy coherente con el resto de la serie. Reese se une a la lista de pérdidas dolorosas de los protagonistas, pero hasta Finch tiene, a su manera, un final feliz con Grace. La mirada de Shaw contestando el teléfono en plena calle nos permite pensar que ella va a seguir con la misión, recibiendo los números de la Máquina 2.0, y que todos esos "irrelevantes" van a tener una nueva "superheroína" velando por ellos. Es un buen cierre para una serie que ha ido un poco más allá de sus inicios procedimentales. El tratamiento al mismo tiempo de la creación y evolución de una inteligencia artificial omnisciente y todopoderosa y de la sociedad hipervigilada por los gobiernos de la actualidad le permitió trascender la fórmula del caso de la semana, y la evolución y profundización de sus personajes fue la guinda definitiva.
Además, curiosamente, "Person of interest" ha tenido algunas referencias muy curiosas a lo largo de su vida. Entre la querencia de Finch por "Sentido y sensibilidad" (ese "Dashwood") y la creación de la Máquina de una empresa tapadera llamada como el protagonista de "Con la muerte en los talones" (que se pasa todo el rato persiguiendo a un hombre que no existe), no todo eran alusiones a código informático o discusiones filosóficas sobre el valor de la vida humana. O el siempre divertido flirteo de Root con todo el mundo.
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